La tristeza del arbol solitario [Privado]

por **Juan de la Cruz** Mar Ago 07, 2012 1:13 am

You can get addicted to a certain kind of sadness
Like resignation to the end
Always the end

Las ramas del árbol en flor se abrazaban al cielo como un par de manos que intentaba alcanzar la luna, estirándose para abrazar aquel melancólico astro que brillaba expuesto en el cielo rodeado de estrellas, siendo iluminado por el sol gobernaba el cielo con su belleza a tal grado que el pobre árbol no podía aspirar a nada más que mirarlo desde abajo, Juan de La Cruz rio divertido ante la plegaria de las ramas que anhelaban su luz, seguro como el inferno que sus flores eran mucho más hermosas y brillantes con la tenue luz de la luna cayendo sobre sus pétalos que siendo regadas por el fulgor rojo que el sol lanzaba indiscriminadamente sobre ella alimentándola y matándola al mismo tiempo con su calor, sin embargo enseguida su mueca se tornó amarga pues la sensación que causaba aquel árbol sobre él le sobrecogía, sus estomago no podía soportar cada vez que aparecía en aquel lugar sentía ganas de vomitar ante las sensaciones que le invadían, aquel no era un árbol común y corriente como la mayoría de la gente se podía imaginar, al contrario estaba lleno de la magia de un alma atrapada en este plano que insistía en perseguir a su amor a pesar de todo.

Él se sentía completamente inconforme con el tiempo del árbol sobre la tierra, su poder de necromancia le permitía usar a los muertos a su antojo sin embargo aquel árbol no podía ser controlado, el deseo que aun quemaba dentro de él lo había vuelto casi inmune a cualquier tipo de control que los brujos intentase ejercer sobre sus ramas, muchos intentaron separar al alma del tronco sin embargo sus asuntos en este mundo no podían ser resueltos debido a que la razón por la que aquel espíritu aun poseía al árbol era el deseo de alcanzar aquella triste luna, ningún mago podía enviar al espíritu a ese lugar, si hubiese sido Juan de La Cruz no tendría que soportar la presencia molesta de aquel ser en uno de sus sitios preferidos de parís, claro durante la noche que era cuando las manifestaciones se hacían más tangibles de lo normal, las flores comenzaban a brillar iluminando la cabeza de Juan de La Cruz quien lo que más deseaba era mantenerse algunos minutos en la completa oscuridad, aquel árbol debía darle una sombra perfecta para que ninguna luz le atravesara, había buscado de todos en todos lados pero este era su favorito, sin embargo precisamente este término siendo poseído por un muerto.

- Porque no simplemente cruzas y ya??-Grito enfurecido mientras la sombra a sus pies se burlaba de la mala suerte que le estaba siguiendo últimamente, la deidad que se ocultaba en su figura se había como siempre separado de sus pies para andarse lejos observando y analizando la manera de actuar de su usuario, esperando a que bajase la guardia para devorarse su alma, cosa que por muy enojado que estuviese Juan de La Cruz jamás permitiría- Te diviertes estando ahí??!! Nunca vas alcanzarla ya ríndete!! Ya muérete completamente de una vez!!-El nunca perdía el control de sus emociones pero el tope de su cordura se veía siempre afectado por pequeñeces sin importancia, en este caso su preciado momento de meditación fue interrumpido por algo que el debería controlar a la perfección sin embargo el carecía de la habilidad para dar el descanso eterno, frunció el ceño haciendo la única cosa que en ese momento se le ocurrió, bajo la vista mirado a sus pies carecientes de sombra y trono los dedos mientras sus parpados se cerraban. En ese momento la sombra que le veía de lejos, el demonio al que le vendió su alma hacia años atrás se arremolino sobre la planta cubriéndola por completo hasta que la corteza comenzó a secarse, en cuestión de segundos el árbol estaba muerto, sin ningún ápice del brillo que le había proporcionado el fantasma enamorado, todas las hojas cayeron al suelo junto con los pétalos ya teñidos de color café, sin embargo Juan de La Cruz se sentía liberado y dejándose caer sobre el suelo recargo su espalda en el tronco, a menos se sentía calmado nuevamente

por Invitado Lun Ago 27, 2012 11:44 pm

Como era la costumbre no había logrado conciliar el sueño, había estado mas de cuatro horas tendido sobre la cama pero Morfeo o el dios de mierda que fuera no le daba el descanso que su mente necesitaba, pues bien entonces, si el sueño no venia a él, tendría que salir a buscarlo yo en algún rincón de esta ciudad, si tenia suerte algún ladrón lo asaltaria y le daria un golpe en la cabeza y al menos en estado de inconsciencia lograría descansar. No espero ni un segundo más y se alisto para salir a recorrer la sucia oscuridad de Paris, que ni tan maravillosa ni tan vanidosa era, en el fondo era como una ramera sin mucho futuro que engatusaba a cualquiera con promesas falsas para luego engañarlo y robarle su dinero.

Aun en primavera el ambiente era un tanto húmedo y lograba que las personas buscaran su refugio a temprana hora, menos el moscovita que vagaba como uno más de tantos en las calles. Con el semblante de siempre, el de pocos amigos y muchos enemigos, el moscovita pronto había llegado hasta una de las tantas plazas de la ciudad, no se tomo la molestia de averiguar su nombre pues tampoco le interesaba realmente y como quien es dueño del mundo se fue a sentar al banco más apartado que encontró, uno que le ofrecía la seguridad de pasar inadvertido y le daba la confianza suficiente como para espiar con disimulo a su alrededor.

Por fin luego de mirar como pasaba carretas con grandes cargas, como una pareja de putas eran espantadas casi a palos por la guardia nocturna y ver como un hombre ebrio se ponía a orinar cerca de la entrada de un café cercano a la esquina el cansancio lo comenzaba a dominar y el sueño que había sido nulo horas atrás ahora se mostraba con facilidad pero todo eso cambio cuando comenzó a escuchar unos gritos contra algo o alguien a unos cuantos pasa de donde se encontraba cómodamente echado sobre la banca “Te diviertes estando ahí??!! Nunca vas alcanzarla ya ríndete!! Ya muérete completamente de una vez!” quien fuera el que propinaba semejantes gritos o estaba completamente ebrio o estaba loco, cualquiera de los dos casos para el ruso era un pobre diablo. Pero su curiosidad era tan o más fuerte que su sueño y guiada por esta se levanto de su comodidad para sin quererlo presenciar el acto de magia más extraño jamás presenciado por sus azules.-A eso yo le llamo….brujeria pero no podría aseverarlo..-.

por **Juan de la Cruz** Lun Sep 03, 2012 10:25 pm

Suspiro dejándose caer cerca del árbol, observando la nada con una expresión meditabunda en su rostro, casi nunca entraba en conflicto con su propio control pero había días, nadie podía predecir cuándo, en los cuales simplemente se perdía en sus instintos más básicos, después de un arranque como el de hacia segundos tendía calmarse quedándose completamente quieto y relajado en cualquier tío que escogiese para su descanso, ahora mismo aquel árbol, su favorito, estaba siendo víctima de su mal humor, como si el tuviese la culpa de que los humanos no gustasen del sentimiento de morir, la gran mayoría de las situaciones de ese tipo tenían un detonante bastante especifico pero Juan de La Cruz no lograba encontrarlo en ese instante, al menos no sabía a ciencia cierta qué fue lo que causó su disgusto muy a pesar de que tenía una idea borrosa en su cabeza.

La presencia de una extraño lo alerto, por esa razón no gustaba de perderse en sentimientos demasiado fuertes, para él estaba bien querer a alguien, que algo le desagradase o sentirse decaído pero todo con medida era mejor, perderse en algún sentimiento banal podía llevarlo a ser imprudente como lo estaba siendo justo en ese instante, levanto el rostro tratando de distinguir correctamente la figura en la oscuridad pero ladeo el rostro confundido, el extraño era una sombra realmente difusa en su cabeza que le hacía preguntarse ¿Es un hombre o una mujer? Quizá no sería educado preguntar y Juan de La Cruz era muy educado con la gente…casi la mayoría del tiempo, pero en ese momento el sexo de su acompañante era precisamente lo de menos

- Creo que en mi país le llaman atentado contra la naturaleza-contesto sonriendo mientras recargaba su rostro sobre una de sus manos adoptando una posición de desenfado total, sinceramente hablando a Juan de La Cruz jamás le importo demasiado que los demás se enterasen de su condición mágica pero siempre fue más que cuidadoso en ese sentido, el ser perseguido por la inquisición no era algo que quisiese tender permanentemente en su agenda sin embargo no quería adelantarse a los hechos nada le decía que la persona delante suyo fuese a correr inmediatamente en busca de algún cazador para que le cortase el cuello o que el mismo lo fuese, sin embargo tampoco había algo que le dijese lo contrario de modo que aplicaría aquella estrategia que le sirvió durante mucho tiempo mientras vivía en Nueva Orleans- Pero si, podría decirse que la definición más correcta es esa…Magia!!-exclamo en un tono bajo aun sin borrar la sonrisa de su cara.

Juan de La Cruz esperaba, esperaba pacientemente a lo que vendría, las siguientes palabras simplemente determinarían la clase de persona con la que se había encontrado, para su buena suerte comúnmente aquellos que descubrían su don también lo poseían de modo que jamás tuvo problema con ello, pero ahora era diferente, esa persona delante suyo no parecía despedir ningún tipo de vestigio mágico, era un nulo, era un hombre o mujer con suerte.

por Invitado Vie Sep 21, 2012 6:14 pm

Durante el tiempo que había ejercido la docencia, entre los muchos libros que había analizado y estudiado estaban unos que particularmente me habían llamado la atención, pero hasta un punto netamente pedagógico: el arte de la magia u oscurantismo según el enfoque que se le diera era una de las tantas ramas que a ciencia cierta me eran completamente llamativas para saciar me curiosidad pero no al punto de volverme un fanático por ella. Había conocido hace tiempo ya a muchos compañeros de oficios que segados por el conocimiento burdo o fácil habían caído en un círculo vicioso en pro de conocimientos másallá del entendimiento humano, si bien el estudio de la magia podía parecer algo fascinante lo cierto era que podía ser completamente acaparente al momento de socializar con el resto del mundo y el entorno académico; este había si el principal motivo por el cual había sido borrada completamente de las mallas anuales de miles de jóvenes en diversas universidades de Europa.

Solo podía acceder a tal conocimiento de dos formas: el estudio de la materia por la vía ilegal o aprendiendo directamente de alguien que tuviera el don pero esto último era realmente extraño de ver puesto que la magia-hasta esa noche para el moscovita- no era más que una invención de los gitanos, ambulantes o forasteros para capturar la atención de las mentes más ingenuas y débiles. Simplemente su intelecto se negaba a creer que dicha fuerza cósmica existiera realmente y esta fluyera libremente entre las personas, ¡Es que carecía de toda conciencia lógica! Y no respondía a una fuerza mayor o regla mecánica que lo regularizara, era en cierta forma un libre albedria de la esencia misma de la vida y esa sola idea le parecía realmente irreal al ruso que no creía en nada que no fuera empíricamente comprobable. Pero esa noche- es maldita noche de insomnio- fue la prueba necesaria para destrozar los argumentos que por muchos años había albergado a modo de verdad en su conciencia. Era la prueba necesaria que en el fondo de su raciocinio necesitaba para darle cuerda floja a todas las creencias paganas existentes en este mundo; brujos, bestias mitologías e inclusive demonios cobraron sentido en la cabeza de Vaslav llegando a un sola conclusión posible: La magia existe y es real.

A eso yo le llamo….brujeria pero no podría aseverarlo..-era tan poco creíble verbalmente pero tan poderosa interiormente que le tomo unos cuantos minutos volver a recobrar su compostura de siempre, su interlocutor ahora le sostenía la mirada pero no había nada más allá de eso -nada que más que el ruso lograra captara en una primera instancia- y sus palabras eran extrañas aunque frente a semejante escena todo era extraño e irreal.-Estoy acaso bajo un sueño macabro o mis ojos y sentidos han sido engañados con algún especie de brebaje?..creía que todo “esto” era solo pura fantasía…falacias de viejos poco seniles ¿Cómo es posible!?.-más que una orden como las que estaba acostumbrado a dar su voz sonó como una pregunta abierta, esperando entre ansioso y temeroso la respuesta de su interlocutor que lo miraba con cierto brillo en los ojos.-¿Que pasa?..¿Por qué me vez con tanta insistencia?..¿Acaso he hecho algo extraño?.-¿Lo había hecho realmente? O era que el simple acto de presenciar semejante demostración irreal lo volvía el blanco de miradas perspicaces?

por **Juan de la Cruz** Jue Oct 18, 2012 6:50 pm

Quizá debería estar escandalizado, debería, sin embargo actualmente una cosa muy peculiar le pasaba, tantos desfigures ocurrían en Francia que un brujo secando arboles era lo de menos, y para ese brujo entre todas las cosas que ocurrían a su alrededor probablemente el que le hubiesen descubierto no era algo TAN dramático, sin embargo las enseñanzas de su padre eran claras en ese aspecto, por ello en cuanto escucho la voz proveniente de aquella persona su mente maquino miles de planes que probablemente nunca serian realmente consumados, en noches como esa su vena “sensible” le ganaba y si al barón no le molestaba la presencia de alguien mas mucho menos a él, comportarse como un cobarde nunca fue parte de su naturaleza, quizá nunca lo seria, sin embargo nadie podía culparle por ser bastante reticente a la hora de tratar a las personas aunque su boca se negase a cooperar con su misión de ser un cortes caballero. Sin embargo, a plena luz de la luna no nadie esperaba que el anduviese por ahí teniendo los modales de un noble siendo que se encontraba en su faceta de brujo malo, pobre y huraño.

- Lo que acaba de ver…-se quedó en silencio sin poder decir Madeimoselle o Monsieur, así que solamente sonrió ladeando la cabeza con una mueca de diversión negra en el rostro, de esa que a veces solamente en entendía cuando hablaba, aquella que el resto no podía descifrar pues la gracia no se encontraba en el hecho sino en la mente del brujo- No es más que el modo de liberar la ira de un pobre y desafortunado hombre- refiriéndose a él se pintó como un desvalido vagabundo según el tono en que las palabras salieron de su rostro, su manera de expresarse como siempre se mostró demasiado ambigua, pronunciando palabras de más sin decir una cosa concreta o real, era esa la manera en la que Juan de La Cruz se expresaba y también la manera en la que Juan de La Cruz se comportaba

La mente del extranjero frente a el –del cual reconoció el acento apenas- parecía centrada en un mar de ideas de las que el brujo probablemente no tendría no idea aunque se las explicase, una persona simple es lo que él es, algo que nadie sabía de él era que se dedicó desde pequeño a estudiar las artes oscuras, la magia de su país se volvió el centro de su universo cuando los años comenzaron a pasar, además de su fuente de ingresos, por lo que nunca se preocupó por aprender a escribir o a leer, además de que su padre en el pasado le hablo sobre una cualidad importante en los de su clan, la lengua de brujo, el don de la hechicería de palabra, de modo que aunque quisiese, según las normas de su familia el letrearse era pecado.

- Esto puede ser un sueño si usted lo desea Madei-Monsieur, sin embargo depende de lo que usted entienda por la palabras, sueño, engaño o fantasía, aunque hablando literalmente puede que se equivoque al pensar de ese modo-El brujo seguía recostado sobre el árbol, con los pies apoyados en el suelo y las manos apoyadas en las rodillas, mirando hacia arriba con una expresión de confianza que jamás le abandona, la sombra comenzó a moverse en los alrededores, cubriéndose con los arbustos para que nadie pudiese encontrarse con ella pero lo suficientemente descubierta para que el resto notase su presencia-No se preocupe Madei-Monsieur, solo me deleito con su presencia-podría decirse que él era una especie extraña de perro que podía oler a kilómetros de distancia un divertido encuentro o una interesante despedida.

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