Resuena la música, la vida y la esperanza en las catacumbas! [Priv. Soren]

por **Mina Wayne** Dom Ago 12, 2012 8:43 pm

Una vez alguien me dijo: "No hay mascara mas pesada que el rostro de uno mismo!" en aquel entonces me había parecido un comentario demasiado cruel, mas propio de la experiencia amarga de uno, que una verdad autentica pero hoy, por hoy... mientras doblaba con cuidado el atuendo religioso que debía llevar diario mientras fungía de Monja ayudante en Notre Dame y a la vez la mensajera revolucionaria, mientras delineaba la sombra alrededor de mis ojos para atenuar la dulzura de una mirada que debía verse mas madura, mas eficiente, mientras veía como la falda de tafetán verde oscuro y un poco de maquillaje iban poco a poco ocultando, una vez mas, al rostro verdadero, a la campesina de Auvernia... no pude negar una verdad absoluta. Sentí un pinchazo en el pecho, como una pequeña aguja que atravesaba el corazón delicadamente, sin hacerlo sangrar... Ya antes le habían extraído hasta la ultima gota. El rostro de uno mismo era la mascara mas difícil de conseguir, de reconocer... y la mas pesada de mantener... Mi mano comenzó a sentirse mas pesada y cayo sobre la superficie del tocador, bajando la brocha que ensombrecía los parpados. Me obligue a mirarme a mi misma hasta que me reconociera, no me importaba estar ahí toda la noche, pero no iba a aceptar el reflejo... ¿donde estaba yo?

Tocaron abruptamente a mi puerta para apresurarme.... --- Ya voy! --- Grite frunciendo el ceño y deslizo mis dedos por mi cabello, esponjándolo de forma natural, sujetando apenas un broche hecho de oro que relucía una delicada y solitaria perla. Las perlas eran la única joya en el mundo que me gustaba, su existencia era un milagro delicado y aunque me parecía un sacrilegio extraerla de los mares para colocarla en un adorno, aquel broche era especial. Salte de la silla y tomando la capucha apresuradamente para encaminarnos hacia el carruaje. Eramos un grupo pequeño de cuatro personas, burlonamente algunos nos llamaban "Los embajadores". Era intimidante estar con ellos, personas instruidas, negociantes, políticos... pero tenia que estar ahí, la orden de Milo era clara: "Vigilalos" Menudo equipo! desconfiando siempre unos de otros!

El carruaje se detuvo tras un callejón de mala muerte, haciéndonos bajar a pasos apresurados, como los ratoncitos que salen de sus escondites a robar el migajon y correr nuevamente a la madriguera... solo que esta vez no íbamos a una madriguera cualquiera.... Nos introducimos a un pasadizo por las catacumbas hasta llegar a un patiecito muy elegante, lleno de personas que pasaban un rato agradable en aquel club privado, Le Rayon Vert pasaba de boca en boca en halagos, en risas jubilosas... era uno de los antros privados mas populares en la clandestinidad, los "embajadores" como si ya estuviesen en su casa se apresuraron a entablar conversación con el conocido y aunque mis ojos se esforzaron en perseguirlos mis pasos se rezagaron en la entrada... Tenia que encontrar a Soren antes de ellos, pero con tanta gente, tantos rostros, tantas risas.... era como buscar una aguja en un pajar!

El escenario se ilumino, un nuevo show estaba por comenzar...

por **Soren Makelyne** Miér Ago 29, 2012 11:43 am

Risas, chismes, conversaciones, copas entrechoncando hasta que se hizo la oscuridad. Y le siguió el silencio.

-¡Nobles damas y caballeros de la Ciudad de París y agradecidos visitantes de más acá o allá de la frontera de Francia!- Pronunció una grave, potente y clara voz que resonó por toda la sala.- Me complace anunciarles, sin más dilación... ¡Le Rayon Vert!

Las linternas de espejos enfocaron directamente hacia el escenario, proyectando la luz de las llamas enfocando a un hombre de aspecto joven, casi adolescente, elegantemente vestido y con los brazos extendidos en cruz, mientras el telón tras él subía y un grupo de bailarinas de can can surgían para iniciar el espectáculo.

-¡Sean bienvenidos, disrfuten del espectáculo y no se olviden de dejarse en aquella barra- Gritó alegremente, señalando el bar.- todo el dinero que trajeron!

Y en un grácil salto, Soren descendió al patio de bucatas, dejando el escenario por completo a las bailarinas, mientras los espectadores lo despedían con fuertes aplausos y una sarta de carcajadas. Empezaba una nueva noche en el próspero negocio escocés.

Las cosas iban bien. Muy bien.

Resuena la música, la vida y la esperanza en las catacumbas! [Priv. Soren]

Resuena la música, la vida y la esperanza en las catacumbas! [Priv. Soren]

Re: Resuena la música, la vida y la esperanza en las catacumbas! [Priv. Soren]