AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La vida sin música, es un error - Libre.
2 participantes
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La vida sin música, es un error - Libre.
Aquella mañana del dieciséis de marzo me desperté demasiado temprano pese a que la noche anterior había llegado a casa bien entrada la madrugada. Algo me inquietaba en la cabeza, algo que producía que morfeo se hubiese desvanecido y estuviese despierta, boca arriba y sin dejar de mirar a la infinita oscuridad que había en la habitación. ¿Qué hora sería? No tenía el cuerpo cansado ni tampoco pesado, estaba como si hubiese dormido diez horas seguidas, aunque quizás, no hubiese dormido ni la mitad de ellas. Decidí que en vez de perder el tiempo mirando a la nada, era mejor hacer algo productivo aquella mañana, por lo que salí de la cama, abrí las cortinas que mantenían la habitación a oscuras y dejé entrar la tenue luz que caía sobre la mañana. El día se veía frío, pero al menos no había nubes de tormenta. Me di la vuelta con rapidez y entré en el cuarto de baño, llenando una bañera enorme hasta casi la mitad de su contenido. Me desnudé poco a poco, dejando el camisón que utilizaba para dormir en un pequeño taburete que tenía y me introduje en el agua caliente. Cerré los ojos y comencé a pensar en lo que haría hoy... No pensaba ir a trabajar y tampoco esperaba noticias de mi familia, por lo que era libre -Como siempre- Para hacer lo que se me antojase.
Salí de la bañera, me sequé y paseé por la casa desnuda, sin ningún tipo de pudor por que me viesen los vecinos a través de las ventanas. Si me veían, mejor para ellos. Un bonito recuerdo de par de mañana. Abrí el armario tras ponerme ropa interior y seleccioné uno de los vestidos que tenía dentro del armario, de color negro con toques morados. Hice un recogido con mi pelo y desistí en intentar algo más laborioso, no tenía la paciencia para hacerlo... ¿Para qué? El viento me iba a despeinar en la calle. Cogí un bolso de color negro en el que llevaba todo y salí, tras cerrar la puerta para evitar hurtos. Tenía claro a donde quería ir, pero tenía tiempo para hacerlo, aunque antes iba a hacer una parada para desayunar algo, ya que nunca cocinaba y había sido tajante a las órdenes de mi madre de contratar a alguna sirvienta. No quería que nadie pudiera decirle la verdad de mi trabajo... Aunque no me hiciese ninguna falta el dinero.
Paseé por las calles de París en dirección al centro, el cual lo tenía a diez minutos si caminaba lento, como era este el caso del día de hoy. Una vez en el centro, me acerqué a una de las cafeterías más populares, a la que solía ir, pues hacían un excelente café. Pedí y esperé con tranquilidad a que me trajese el café de siempre con una magdalena de arándanos. Me quité los guantes una vez me trajeron el pedido y di un sorbo al café, cerrando los ojos. Estaba exquisito y tenía unas buenas vistas a una de las plazas mayores de París. Me terminé la magdalena y el café, pagué dejando una pequeña propina y proseguí mi camino, estaba ya cerca.
Tan cerca que me costó otros diez minutos llegar al conservatorio de música. Era un edificio enorme, blanco y con las puertas siempre abiertas, se podía escuchar una leve música salir de su interior. Sonreí levemente y atravesé sus puertas. Sabía tocar desde pequeña el piano, aunque hacía tiempo que no lo tocaba, tenía en mente retomar mis clases y poder hacer algo de provecho mientras estaba aquí en París... Y no que todo fuesen mentiras.
Salí de la bañera, me sequé y paseé por la casa desnuda, sin ningún tipo de pudor por que me viesen los vecinos a través de las ventanas. Si me veían, mejor para ellos. Un bonito recuerdo de par de mañana. Abrí el armario tras ponerme ropa interior y seleccioné uno de los vestidos que tenía dentro del armario, de color negro con toques morados. Hice un recogido con mi pelo y desistí en intentar algo más laborioso, no tenía la paciencia para hacerlo... ¿Para qué? El viento me iba a despeinar en la calle. Cogí un bolso de color negro en el que llevaba todo y salí, tras cerrar la puerta para evitar hurtos. Tenía claro a donde quería ir, pero tenía tiempo para hacerlo, aunque antes iba a hacer una parada para desayunar algo, ya que nunca cocinaba y había sido tajante a las órdenes de mi madre de contratar a alguna sirvienta. No quería que nadie pudiera decirle la verdad de mi trabajo... Aunque no me hiciese ninguna falta el dinero.
Paseé por las calles de París en dirección al centro, el cual lo tenía a diez minutos si caminaba lento, como era este el caso del día de hoy. Una vez en el centro, me acerqué a una de las cafeterías más populares, a la que solía ir, pues hacían un excelente café. Pedí y esperé con tranquilidad a que me trajese el café de siempre con una magdalena de arándanos. Me quité los guantes una vez me trajeron el pedido y di un sorbo al café, cerrando los ojos. Estaba exquisito y tenía unas buenas vistas a una de las plazas mayores de París. Me terminé la magdalena y el café, pagué dejando una pequeña propina y proseguí mi camino, estaba ya cerca.
Tan cerca que me costó otros diez minutos llegar al conservatorio de música. Era un edificio enorme, blanco y con las puertas siempre abiertas, se podía escuchar una leve música salir de su interior. Sonreí levemente y atravesé sus puertas. Sabía tocar desde pequeña el piano, aunque hacía tiempo que no lo tocaba, tenía en mente retomar mis clases y poder hacer algo de provecho mientras estaba aquí en París... Y no que todo fuesen mentiras.
Laetitia Voclain- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 14/03/2016
Re: La vida sin música, es un error - Libre.
Conservatorio de Música || 10:00 horas || Soleado
-¿Es en serio? No quiero ir, por Dios, ya no necesito estar yendo a todos esos eventos, yo les doy el dinero sin demasiado interés porque me tengan que invitar a todo, si siguen así tendré que desistir de las donaciones, en verdad la agenda no me alcanza para poder hacer acto de presencia.- No parecía un Duque de pasados treinta años, parecía un adolescente con poder que se negaba a cumplir con sus obligaciones, pero Esteban realmente estaba harto que por haber comprado un par de instrumentos musicales para el conservatorio se le invitara cada que una nueva persona se graduaba y terminaba su carrera, no era para él aquello, hacía las obras por gusto, no por ganar el reconocimiento de nadie, pero después de todo esto quizá se lo replanteara de nuevo.
Salió de la casa sin quitarse el traje y recorrió las calles a toda prisa, agradecía que nadie le podría reconocer y que de hacerlo seguramente nadie se le acercaría, llevaba el ceño fruncido, mientras iba hablando consigo mismo, hacía gestos con las manos, moviendo los dedos, pensando en todo lo que tenía que hacer después de perder un poco de tiempo. Prefería siempre dar dinero a otorgar más tiempo del debido, todos sabían que llegaría para cuando las cosas iniciaran, pero no calculó bien los tiempos y terminó por llegar un poco tarde. Hizo un gesto con la cabeza a la Directora, que seguro que estaba dispuesta a interrumpir la interpretación de la joven solamente para anunciar la llegada. -No se moleste, señora Renaud, de verdad, ha sido mi culpa, estaba un poco lejos y llegar a tiempo se me ha dificultado, pero al final de la presentación podemos hacer los protocolos, ahora sólo escucharé con atención.- Por su impuntualidad, cosa que detestaba, ahora tendría que quedarse hasta que el evento finalizara.
Se mantuvo de pie, pues los asientos se habían acabado, se iba acercando a la salida y casi en la puerta miró a una joven de cabellos rubios que se acercaba a paso lento. -Buen día, señorita.- Comentó en un leve susurro, seguramente lo confundiría con la persona que cuida la puerta y aquello le causó gracia, se retiró de la puerta para que la mujer pudiera pasar, mientras la chica en el escenario seguía interpretando la melodía con un sentimiento único, al menos había valido la pena ir, aquello era arte en su estado más puro.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
Re: La vida sin música, es un error - Libre.
Conforme me iba acercando a las puertas del conservatorio, la música iba siendo mucho más audible, seguramente alguien estuviese dando un recital o un concierto en su interior. Algún alumno que acababa su carrera como profesional de la música o incluso alguien famoso. Nunca había asistido a ningún evento de este tipo, pero siempre había una primera vez para todo.
En la puerta había un caballero con un traje elegante, al que le contesté el saludo con una sonrisa. ―Buenos días Sir. ¿Hay algún concierto? ¿Sabes si se puede pasar a ver? Me encantaría verlo.― Pasé hacía dentro para no molestar a la gente que pudiese llegar a entrar. Miré a mi al rededor, había una sala abierta, de la cual salía la bella música, y otras salas más apartadas en las que no se oía ningún ruido, quizás no hubiese nadie en ellas tocando algún instrumento. ¿Cuánto costaría tomar clases de piano aquí? Tenía dinero suficiente para hacerlo, claro, pero era mejor saber cuanta cantidad podía llegar a gastarme en un año cursando aquí, no me gustaba tirar el dinero a lo loco. Quizás el hombre de la puerta lo supiera, quizás trabajase aquí... ―¿Sabe cuánto cuesta cursar aquí un año? Me interesa aprender a tocar mejor de lo que ya se el piano.― De repente me di cuenta de que no me había presentado, algo que no solía olvidarme de hacer. ―Mi nombre es Laetitia, Sir.― Le ofrecí mi mano con una sonrisa, parecía un caballero simpático.
En la puerta había un caballero con un traje elegante, al que le contesté el saludo con una sonrisa. ―Buenos días Sir. ¿Hay algún concierto? ¿Sabes si se puede pasar a ver? Me encantaría verlo.― Pasé hacía dentro para no molestar a la gente que pudiese llegar a entrar. Miré a mi al rededor, había una sala abierta, de la cual salía la bella música, y otras salas más apartadas en las que no se oía ningún ruido, quizás no hubiese nadie en ellas tocando algún instrumento. ¿Cuánto costaría tomar clases de piano aquí? Tenía dinero suficiente para hacerlo, claro, pero era mejor saber cuanta cantidad podía llegar a gastarme en un año cursando aquí, no me gustaba tirar el dinero a lo loco. Quizás el hombre de la puerta lo supiera, quizás trabajase aquí... ―¿Sabe cuánto cuesta cursar aquí un año? Me interesa aprender a tocar mejor de lo que ya se el piano.― De repente me di cuenta de que no me había presentado, algo que no solía olvidarme de hacer. ―Mi nombre es Laetitia, Sir.― Le ofrecí mi mano con una sonrisa, parecía un caballero simpático.
Laetitia Voclain- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 14/03/2016
Re: La vida sin música, es un error - Libre.
Conservatorio de Música || 10:00 horas || Soleado
En ese momento tal vez se puede llegar a arrepentir de no ir más seguido a aquellas escenas, pero el trabajo se lo impide, además el hecho de no querer lucir ante la sociedad como el hombre que dona dinero, lo hace porque le da la gana, no por el reconocimiento ajeno, sin embargo, la interpretación de la muchacha se ha vuelto fantástica, tiene un sentimiento que la sala se ha quedado callada, no existen los murmullos y eso es difícil en cualquier lugar, pero ahí está sucediendo justo ahora, todos están a la expectativa de lo que pueda pasar, de cuál será la siguiente nota y de que emociones vienen con esto.
Esteban escucha a la chica de cabellos rubios y la lleva un poco más adentro en la sala, haciendo que uno de los hombres se levante para que le ceda el asiento y él se queda al lado, tiene un par de respuestas pendientes que darle, pero no interrumpirá lo que está sucediendo por ser el único que se ponga a cuchichear. En cuanto la interpretación termina y todos se levantan para aplaudir él hace lo propio, para después acercarse a la muchacha -Mire, venga y podrá obtener la información que me solicita- tiende el brazo hacia la mujer para que lo tome y así conducirla con la directora de aquél lugar.
-Señora Renaud, le presento a una conocida, está interesada en tomar clases en este lugar y quisiera saber los precios, su nombre es Laetitia y toca el piano bastante bien- sabía que con eso tal vez la mujer fuera más benévola con la rubia, aunque él en estricto sentido no tenía porque andar pidiendo favores para nadie, a veces estaba de buen humor, esa era una de esas ocasiones -Claro que sí, Duque, nosotros le daremos las mejores atenciones, si gusta incluso una de las becas que tan amablemente hace el favor de patrocinar- vaya, ahora resultaba que había dicho algo que Esteban no quería o tal vez muchas cosas, pero ya estaba.
Le tendieron un ramo de rosas -Para la señorita Johnstone- claro ahora él tenía que subir a entregar aquello para que supiera que su examen había sido aprobado -Aquí tiene, señorita, ha sido un gusto escucharle- la niña se sonroja, toma las rosas y después de dar un abrazo al Duque esta saliendo corriendo escaleras abajo, ha dejado a su nueva conocida con la directora, espera que nada se haya salido de balance.
Aunque cuando vuelve ya no están juntas -¿Todo bien?- le pregunta a la rubia -Mi nombre es Esteban Valenzuela, espero que la hayan atendido como es debido- menciona con un gesto de absoluta seriedad.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
Re: La vida sin música, es un error - Libre.
El caballero de la puerta me llevó un poco más adentro de la sala, donde pude observar todo desde la entrada sin ningún tipo de impedimento. La pieza que interpretaba ahora la muchacha llenaba mis oídos y todo mi ser, haciéndome sentir algo que no era capaz de explicar ni siquiera con palabras. Un caballero se levantó de su asiento, cediéndomelo. Me acomodé en el asiento y miré a la mujer que tenía al lado, la cual me dedicó una fría mirada, no le había hecho gracia que su esposo me cediese el asiento. Me encogí de hombros y dediqué toda mi atención a la muchacha, la cual, estaba apunto de terminar la pieza.
Cuando la joven termina de interpretar, me levanto como todo el público que la ha visto y aplaudo con una sonrisa en el rostro. Tras eso, veo al caballero de la puerta que me tiende el brazo, el cual cojo con gusto. Asiento a las palabras que me dice, quizás él pueda ayudarme a encontrar a la persona indicada para poder realizar los estudios que preciso. Me llevó hasta la directora del conservatorio y le dijo unas palabras para que me ayudasen a convencerla para tomar clases. ¿Debería de pasar alguna prueba? Miré al caballero cuando la mujer le llamó "Duque" ¿Era de la realeza? Al menos no era de la francesa... No lo conocía.
El Duque se marchó a entregar el premio a la joven del escenario y me quedé con la directora. Le expliqué rápidamente quién era mi familia, una familia bien acomodada de la clase alta, por lo que no era necesario ningún tipo de descuento, eso se lo cedía a la gente que tuviese más dificultades para obtener dinero. Acordamos un examen previo para ver si era digna de entrar aquí y volteé hacía el duque, del cual desconocía su nombre.
Sonrío al duque y hago una leve reverencia con mi cabeza a la vez que con mi cuerpo, pero nada exagerado. ―Todo correcto, Sir. Muchas gracias por su ayuda.― Me acerqué a él, dejando el espacio personal para otras personas. ―¿Cómo puedo complacerle? Ha sido demasiado amable conmigo...― Le guiño un ojo pícara y divertida.
Cuando la joven termina de interpretar, me levanto como todo el público que la ha visto y aplaudo con una sonrisa en el rostro. Tras eso, veo al caballero de la puerta que me tiende el brazo, el cual cojo con gusto. Asiento a las palabras que me dice, quizás él pueda ayudarme a encontrar a la persona indicada para poder realizar los estudios que preciso. Me llevó hasta la directora del conservatorio y le dijo unas palabras para que me ayudasen a convencerla para tomar clases. ¿Debería de pasar alguna prueba? Miré al caballero cuando la mujer le llamó "Duque" ¿Era de la realeza? Al menos no era de la francesa... No lo conocía.
El Duque se marchó a entregar el premio a la joven del escenario y me quedé con la directora. Le expliqué rápidamente quién era mi familia, una familia bien acomodada de la clase alta, por lo que no era necesario ningún tipo de descuento, eso se lo cedía a la gente que tuviese más dificultades para obtener dinero. Acordamos un examen previo para ver si era digna de entrar aquí y volteé hacía el duque, del cual desconocía su nombre.
Sonrío al duque y hago una leve reverencia con mi cabeza a la vez que con mi cuerpo, pero nada exagerado. ―Todo correcto, Sir. Muchas gracias por su ayuda.― Me acerqué a él, dejando el espacio personal para otras personas. ―¿Cómo puedo complacerle? Ha sido demasiado amable conmigo...― Le guiño un ojo pícara y divertida.
Laetitia Voclain- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 14/03/2016
Re: La vida sin música, es un error - Libre.
Conservatorio de Música || 10:00 horas || Soleado
Esteban quiere salir de ahí corriendo, ya ha escuchado la interpretación, entregado los premios y todo lo que por protocolo tiene que hacer, en estricto sentido ya no hay nada que impida que se vaya, muestra una sonrisa al acercarse a la mujer de cabellos rubios, aunque antes de que él pueda hablar alguien le interrumpe -Duque, gracias por ayudar a mi hija, estamos sumamente agradecidos con usted, sin su ayuda ella no estaría el día de hoy aquí, no sabemos cómo pagarle, podría ir a comer a la casa, aunque es humilde, si usted gusta, además mi hija...- justo en ese momento Esteban le interrumpió, más al ver como los ojos de la señorita se movían con cierta coquetería, no, definitivamente no -No tiene nada que agradecer, usted puede festejar con su hija sin ningún problema es ella la que ha logrado estar aquí y perdón si me marcho a toda prisa, pero hay una señorita que me aguarda- señala con su diestra a Laetitia, a quien toma del brazo para conducirla a una de las salas contiguas, no hay gente, es lo que necesita, no sabe como hay gente que puede aprovechar cualquier momento para intentar "ganar" cualquier cosa.
-Pues señorita, creo que me ha salvado usted de algo demasiado embarazoso, pero no tiene por qué pagar absolutamente nada- le muestra una sonrisa, casi la había remolcado hasta ahí. En ese momento le observa con detenimiento, es bastante joven, muy bonita también, con agraciadas facciones y algunas curvas que se notan a través de aquél vestido -Ahora que si usted quiere compensarme de alguna forma le dejaré la elección a su libre albedrío, usted decide cuanto vale mi ayuda o no ayuda- contesta con una sonrisa cuando logra ver a su sirviente, a pesar de no haber pedido el servicio ahí está, por esas cosas es que tiene a Gastón, él sabe exactamente cuando aparecer porque Valenzuela le necesite.
-Han venido por mí, ¿Quiere que le lleve a algún lado mientras piensa cómo me compensará?- pregunta mientras camina hacia la salida, por el lado menos poblado, no quiere que nadie le intercepte de nuevo, ayuda a la mujer a que se suba al carruaje y se sienta delante de ella, terminando por quitarse el saco y desatarse el corbatín -La realidad es que no me agrada demasiado esto de las formalidades- se disculpa de alguna forma, sin hacerlo de la manera adecuada, pero ya no soporta un rato más estar todo apretado, nunca ha podido, ni siquiera en el ejército.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
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