Cajas de música [Libre]

por **Emhyr Van Emreys** Lun Ene 10, 2011 4:26 pm

Desde un rincón escondido en aquel psiquiátrico en ruinas, una pequeña luz podía apreciar en situación de agonía. La luz de la luna llena, era aquella que le recordaba que aun no había perdido la conciencia, y el dolor del costado, que aun continuaba con vida, que había sobrevivido a la mordida de la loba, pero que aun no estaba seguro. Mientras aquella mancha oscura se pintaba bajo su cuerpo débil y moribundo, los aullidos en el exterior de la loba, le recordaban que aquel escondrijo tal vez no fuese seguro.

La oscuridad se cernía, mientras sentía cercano el aliento de la muerte, por una vez en la vida sintió miedo a ella, ¿y por qué? No por él, sino por ella... Que tal vez nunca supiera, como había muerto, y tal vez no viese su rostro, nunca más... Él se lo había buscado, no había machar atrás.

Pero aquello había ocurrido, tan solo hacía 5 días...

Ahora estaba, en aquella zona de verde, podía ver pequeños grupos haciendo picnic y paseando simplemente, en aquella mañana extrañamente soleada para ser invierno.
Sentado con su la pulcra camisa abierta, se movía con dificultad a causa de la herida del costado vendada mientras distraído creaba surcos con la navaja en aquel cilindro de metal. Distraído del mundo, solo pensaba con extrañeza en que aun no sentía ningún cambio en su cuerpo ni su humor desde que le había mordido la licántropa, lo único raro ocurrido era que su herida, se estaba curando demasiado rápido, y aquello no era normal.

Rodeado por sus única pertenecía: una guitarra española cubierta por su enorme y viejo abrigo, con aquello bordado orientales, unas cajitas de madera, y diferentes materiales sueltos como era, el metal, lata y madera. De vez en cuando en su rostro se dibujaba un mueca dolorosa o sus labios soltaban un quejido por la incomodidad de la herida, o simplemente, se detenía pensativo a mirar a al nada y recordar aquella melodía que intentaba dibujar en el cilindro de metal.

por **Luther Bauer** Lun Ene 10, 2011 6:27 pm

(Permiso =D)

Muy contrario a su naturaleza, como cualquiera pudiese pensar, como humano su sentido más desarrollado no era el oído, ni tampoco el olfato. El gusto lo tenía apenas en el promedio, apenas pudiendo distinguir una comida mediocre de una asquerosa, acostumbrado como estaba de comer lo que se pudiera siemplemente.

No, su sentido más desarrollado era la vista. Podía observar un bulto que indicaba billetera a media cuadra de distancia. Podía distinguir un pendiente de fantasía de uno auténtico con tan solo una mirada, y saber cuando alguien andaba con la cartera demasiado cargada tan solo viendo la actitud de las personas.

Sin lugar su 'profesión', por decirlo de alguna manera, había desarrollado sus habilidades al máximo. La velocidad, la perspicacia, la pericia para descubrir cosas que la gente ocultaba, todas ellas eran sumamente útiles para conseguir aquello que le daba de comer a él y al resto de su pandilla. Sin embargo a veces servía para otras cosas...

Como en esa ocasión.

Iba pasando tan solamente por la Plaza Tertre, su objetivo era observar si había alguien en apariencia 'interesante' para sus fines, sin embargo se topó con otra cosa.

Un hombre. Un hombre que intentaba caminar derecho, pero que inevitablemente solía renquear hacia su costado mientras lo sujetaba aparentemente de forma disimulada. Para él no lo era.

El olor a sangre llegaba hasta él.

Pasó por su lado, justo cuando le escuchó gemir suavemente, como si nadie quisiese escucharle, y no pudo resistirse. Se giró.

- Disculpe, ¿está bien? - preguntó con una ceja arqueada, rodeándolo para mirarle a la cara. No tenía idea como alguien podía caminar cargando tanto, cuando se notaba que realmente debía tener una herida de gravedad. Irresponsabilidad o pobreza, Luther no lo sabía. Pero si era lo segundo definitivamente debía ayudarlo, tan solo por el pensamiento de que en algún momento por diversas circunstancias, aquel hombre que intentaba ocultar su dolencia podría ser él mismo -No se ve bien, ¿quiere un poco de ayuda? - preguntó serio y con aquella típica indiferencia aparente que siempre le reclamaba Józs, cuando en el fondo solo estaba preocupado.

por **Emhyr Van Emreys** Miér Ene 12, 2011 4:43 pm

Concentrado en su tarea, bastante completa, seguía creando aquellos pequeños surcos con su navaja, ajeno al mundo y aquello que le rodeaba.
La melodía continuaba en su cabeza, debía de sacar las notas con tan solo haberla escuchado unas cuantas veces, y luego debía de plasmarla en el surco.

Sentado sobre aquel verde céped, seguía de vez en cuando sus pensamiento el rostro de ella, ¿por qué temía tanto un encuentro y a la vez lo anhelaba de un modo obsesivo? Ella había desaparecido de su refugio en el mausoleo, no estaba alli... ¿se habría asustado al darse cuenta de que se convetiría tal vez en un monstruo? ¿O le habría ofendido su egoísmo?
Si, Emhyr había sido egoísta, pero había terminado en París porque buscaba respuestas, y quería hallar la inmortalidad. No la había obtenido como había creído, pero al menos poseía longevidad suficiente para poder llevar a cabo sus objetivos y aquella venganza personal. Pero... ¿a qué precio?

De repente sus pensamientos se vieron interrumpido por una voz que preguntaba, de un modo preocupado. Su labor ceso, y sus ojos pardos se alzarond desde donde estaba para ver quien le hablaba, al moverse sintió un pinchazo en el costado, y rápidamente vigilo sus cosas, que a su lado yacían inertes.

No se fiaba mucho de la gente, podían robarle lo poco que poseía, a pesar de que tal vez no tuviese valor para nadie sino para sí.

-No necesito ayuda, estoy bien. ¿Tan mal se me ve? -Bromeo, sonriendo por educación. -¿Necesita algo?

Por el aspecto mucho más jóven que él, era. ¿Le habría atraído la curiosidad? Eso sería bueno para ganar un cliente.

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