Leslie McKeltar

Nombre del Personaje: Leslie McKeltar
Edad: 20 años.
Especie: Humana.
Tipo, Clase Social o Cargo: Clase media.
Orientación Sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: Escocia.

Sin lugar a dudas, Leslie es una joven de una belleza llamativa, todos sus rasgos reflejan inocencia pero a la vez, poseen una sensualidad que sin pudor se deja ver en cada expresión de su dueña. Unos ojos de un intenso color verde, manchados de pequeñas pinceladas de diferentes tonos azules y del mismo color principal; un brillo dorado vivo en estos, convirtiendo la mirada de la joven en una ligeramente inocente. El marco de estos, es una fila de largas y oscuras pestañas que no hacen más que perfeccionarla.
Sus labios son carnosos sin exceso, y de forma bastante peculiar; generalmente suelen estar rosados, contrastando con la piel de la misma, como si de sangre estuvieran manchados.
Sus cabellos son oscuros como la noche, largos y muy lacios, como la misma seda; sanos y fuertes, brillan con intensidad bajo cualquier luz. Su piel, a contraste de estos, es blanca como la nieve, lo cual ayuda a destacar el bello de sus perfectas cejas, las pestañas, los mismos ojos y el cabello.

Es bastante baja, no supera el metro sesenta y su contextura es delgada. Sin embargo, no carece de curvas, estas bien marcadas y llamativas como las de sus generosos senos, sus perfectos glúteos, o la que dibujan su estrecha y pequeña cintura con la ayuda de las femeninas caderas. Su cuerpo no es perfecto, pero si lo suficientemente atractivo como para ser del agrado de cualquier hombre que se cruce con ella.

En el lado izquierdo del viente bajo, tiene una pequeña marca de nacimiento en forma de hoja, según su padre, es heredada de su madre.

Es una chica educada, refinada, elegante, madura y tranquila la mayor parte del tiempo. Suele ser buena con todos quienes se encuentra aun que no con exceso puesto que la vida le enseñó a no confiar demasiado. A veces suele ser "infantil", pero esto solo ocurre cuando una persona la conoce demasiado, puesto que con aquellos quienes no, solo muestra su lado "elegante" combinado con una frialdad que realmente no posee, solo es una marcara tras la que se oculta.

Es un poco maniática con algunas pequeñas cosas, pero no con exceso, no hasta el punto de incomodar al resto. No le gusta que toquen sus cosas o que invadan demasiado su privacidad, puesto que considera eso algo muy intimo, algo que solo dejaría hacer a quien considerara parte de su vida.
Suele saber aconsejar a los demás, sin embargo, cuando se trata de algo de su propia vida, no es capaz de hacerlo. Tiene el don de hacer sentir bien a quienes la rodean, no así si estos no le agradan, pues de lo contrario, tratará de hacer lo posible por incomodarlos.

En ocasiones, es ingenua y crédula, aun que no es fácil engañarla, es muy inteligente y observadora, lo cual la hace bastante callada. Tiene muchos miedos, como cualquier otro humano, pero cuando no tiene escapatoria, se arma de valor y enfrenta lo que sea, incluso sabiendo que podría empeorar, no le gusta mostrar un lado cobarde de si misma.
Odia con demasía sentir que tratan de burlarse de ella, aquello la pone de los nervios. Algunas veces puede llegar a ser muy terca, algo que forma parte de su lado "infantil" puesto que tal y como es ella, no es propio mostrar tal rostro.
Es amante de la música y de la noche, son lo único que logra tranquilizarla cuando lo necesita, calmándola y desnudando su lado más sensible, aquel que constantemente oculta por miedo a ser dañada.

El frío inundaba el ambiente convirtiéndolo en algo que ahuyentaba cualquier alma de las calles de aquel pueblo situado al sur de Escocia. La misma noche, nació una niña cuya familia había esperado mucho por su llegada, para su desgracia, tras aquello, la señora Keltar de origen Parisino los despidió tras traer al mundo a su pequeña hija, la cual nombraron como Leslie. La familia Keltar era muy adinerada, fueron conocidos por sus riquezas, sus tierras, a los ojos del resto, eran como de la realeza.

La pequeña Leslie, creció sin su progenitora, entre sus tres primas, su padre y su único tío, quien se encargaba de instruccionarla sobre el piano y la danza. Por otra parte, su mayordomo era el que se dedicaba a su enseñanza incluidos los idiomas extranjeros como el original de su difunda madre, haciendo de ella una joven muy inteligente. La mayor de sus primas, la ayudaba con la costura, y algunos detalles, aportándole el toque de señorita que debía tener. En general, gracias a algunos de su familia, Leslie se convirtió en una princesa sin trono, era la muchacha que cualquier hombre desearía como esposa. Había solo una cosa que hacía que su personalidad fuera un tanto extraña, y es que desde muy pequeña veía personas que otros no eran capaz. Al tiempo, dejó de decírselo a los de su alrededor, pues pensaban que estaba loca, y comprendió que eran espíritus, las almas de personas que se habían quedado allí en el mundo, algo con lo cual se acostumbró con el tiempo.
No tardó en comenzar a tener sus primeros pretendientes, claro que su padre los rechazaba a todos, pues le parecía demasiado joven para cualquier tipo de relación.
A la edad de los dieciséis, Leslie conoció a su primer amor, el hijo de un costurero del pueblo. Era atractivo tanto físicamente como psicológicamente, un joven que a pesar de su edad, era maduro y sumamente educado. Él compartía la misma admiración por la pequeña señorita Keltar, pero la diferencia de clases sociales obviamente hizo su mala jugada, y al final, el joven acabó esposando a una doncella del pueblo, destrozando por primera vez los sentimientos de Leslie.
Aquella no iba a ser la última vez, obviamente, pero al ser la primera, fue bastante dura para ella. Su padre entonces decidió "hacer algo por su hija", y esposó a una mujer de clase mediana, dueña de algunos negocios de una ciudad cercana a donde vivían. La misma, tenía dos hijas, bastante poco agraciadas a decir verdad, y estas a primera vista, odiaron la perfección que derrochaba Leslie. La mujer al comienzo era dulce y buena, pero poco a poco fue rompiendo esa imagen falsa que había dado, y acabó por echar de la casa Keltar a todos los familiares, a excepción de la pequeña y su padre, obviamente.
Ella solía ignorar los acosos por parte de sus hermanastras, pues no le importaba lo que ellas hicieran, por naturaleza era una joven que soportaba y no se quejaba. Su padre al comienzo no sabía de lo que ocurría, pero incluso después de saberlo, su amor por aquella bruja lo cegaba y no le permitía ver más allá, ver la verdad.

A la edad de los diecinueve, a la ciudad, se trasladaron unos nuevos vecinos, estos de el mismo estatus social que los Keltar. Venían de las Highlands, y solo tenían un hijo, un joven mayor que Leslie, atractivo, arrogante y egocéntrico. Sin embargo, la primera vez que vio a la joven, pareció quedar enamorado, pues desde aquella marcada que su propia familia había organizado, no pudo sacársela de la mente. Leslie se había fijado también en él, pero al comienzo su personalidad no era algo del agrado de la pequeña princesa, así que lo ignoró por mucho tiempo. Tras muchos intentos, esta acabó por ser cautivada por todo lo que poseía aquel hombre, y logró ver un lado más amable, sincero y romántico del mismo. A esto, sus hermanastras no se conformaron con solo mirar, así que comenzaron a tratar de estropearlo todo, no querían que fuera feliz simplemente.

Tres días antes de su boda con aquel joven que se había convertido en su prometido, Leslie descubrió algo que la destrozó, pero también abrió sus ojos ante el mundo, y armó de valor para escapar de esa vida. Su prometido, cuando "quedaba" con sus amigos no siempre eran franco, a veces se encontraba con sus hermanastras, y obviamente no era para hablar precisamente; los tres habían olvidado lo inteligente que era ella, y que si se despistaban un poco y dejaban alguna pista, no tardarían en tenerla tras ellos.
Leslie comenzó a investigar sobre alguna forma de marcharse de aquel país, fue entonces cuando comenzó a hurgar sobre la vida de su difunta madre, descubriendo que en el país natal de la misma, Francia, tenía una tía. Contactó con esta en carta y antes de recibir respuesta alguna, partió hacia París, donde esta se encontraba. No tuvo problemas teniendo en cuenta que llevaba el dinero suficiente y hablaba el idioma ajeno a la perfección.
Su tía se sorprendió mucho de la llegada de su sobrina, pero no rechazó su oferta de quedarse allí y ayudarla a cambio de que la protegiera de su antigua vida, pues tras lo que aquella pequeña ya convertida en una mujer de veinte años le contó, no pudo hacer aquello, y decidió cuidar de la hija de su hermana como si fuera la suya propia. La mujer era de clase media, lograba tener lo suficiente como para vivir bien con el negocio que tenía; una pequeña tienda de ropas cosidas a mano. Así que Lesli se quedó en París, conformándose con una vida algo más pobre a la anterior, pero también más agradable que la misma.

-Leslie aprendió a coser de joven, así que no le cuesta ayudar a su tía, de hecho, le resulta muy entretenido e incluso divertido. Hacen ropa a medida, así que aún aprende algunas cosas, pero es bastante buena en ello.
-Desde muy joven, ve espíritus, así que ya no le da miedo ese tipo de cosas, pues se acostumbró.
-Adora la noche, sobre todo las frías, y la música.
-La lectura es algo que le fascina, así que si no está tocando el piano, paseando de noche, o ayudando en algo, estará leyendo sin duda.