AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
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Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Había pasado la tarde con mi mejor amiga. Si mis padres supieran lo que estuvimos haciendo. Magia, no figuradamente, sino literal. MUY literal. Leslie y yo llevamos semanas tratando de entender como esto funciona. Siempre pudo hacerlo y siempre me resulto normal. Estúpido quizá, pero para nuestra adolescencia, era perfecto. Un secreto íntimo y personal. Algo nuevo, único, asombroso y extraordinario que vivir. Mi madre me dio alma aventurera y todo lo que la rubia y yo pudiéramos vivir en secreto de su familia, era mucho más. Nuestra amistad era una hermandad sin sangre, pero de almas vinculadas a puntos indescriptibles. Ella es sólo más de un año mayor que yo, la menor de sus hermanos y la única mujer. ¡Almas gemelas he dicho!
Recuerdo las risas que compartimos hasta la que hora fue mucho más que inapropiada cuando me subí al carruaje de vuelta. Arribaba a mi hogar, esperando que pronto amaneciera para compartir tiempo con ella otra vez cuando la puerta semi abierta, y las manchas de sangre, me despertaron de mi perfecta vida infantil. Ese día perdí toda inocencia, toda virtud, mi madre y mi vida. Entre corriendo y vuelvo a ver en mi mente a mi madre muerta. El olor, la sangre, el horror. Despierto de un sobresalto, esperando que no sea cierto, pero lo es. Cubro mi rostro con mis manos. Me desbordo en llanto ¿Qué tanto puedo seguir soportando esto? Vivir así. Mi mente quebrada. Kendrick… *Ya basta, por favor. Dios, acuérdate de mí. Sé que me das peso en vida para que logre superarme y ganarme la eternidad a tu lado, pero ya basta por favor…* Vivir así es imposible.
Mi vida es un remolino. Un tornado. Y mientras el techo de mi habitación parece lo más interesante del mundo, ya que no tengo las fuerzas emocionales para levantarme, y los rayos del sol que comienzo a detestar, no me dejan retomar el sueño; escucho los pasos acercarse cada vez más firmes hacia mi habitación. *No más molestias por amor de Dios, ¿Tan difícil es que pueda vivir un día en paz?* La verdad es que sin paz interior, jamás podré vivir así. Poca relación tienen mis actividades con mi estado en este momento. Seco las lágrimas de mis ojos. No sé cuánto tiempo he desperdiciado deshidratando mi cuerpo a través de ellas. La puerta se abre con delicadeza, y levanto la mirada. Agotada, sin fuerzas, bastante herida. No es lo mismo continuar sola que en equipo. Doble de esfuerzo, doble de trabajo, muchos más problemas.
- “Visitas, mi señora. Le esperan en la sala.” – Las palabras me resultan incluso molesta. Parece que resonaran molestamente en mi mente. Y la respuesta que doy es menos que amable – “Quien sea puede venir en otro momento. No quiero visitas, ¡y mucho menos a estas horas!” – caprichosa, incordiosa… grosera. No debí actuar así. – “Lo siento. Bajaré en un momento.”
Con pocas fuerzas y menos ganas me levanto. Elijo el primer vestido que veo. No quiero pasarme los próximos 40 minutos vistiéndome. No me preocupa que mi cuerpo se vea esbelto o adecuo. Sólo quiero hacer lo que se necesite y seguir sumida en mi depresión y mis problemas. Necesito encontrar una solución, sólo que… no sé cuál. Bajo las escaleras y la imagen me sorprende. A pesar de todo, sin importar las peleas de antes su mera figura me cambia el estado de ánimo, pero potencia mis sentimientos. Corro hacia ella y la abrazado aferrándome a lo único que me queda de mi pasado. – “Leslie, ¿qué haces aquí?”
Recuerdo las risas que compartimos hasta la que hora fue mucho más que inapropiada cuando me subí al carruaje de vuelta. Arribaba a mi hogar, esperando que pronto amaneciera para compartir tiempo con ella otra vez cuando la puerta semi abierta, y las manchas de sangre, me despertaron de mi perfecta vida infantil. Ese día perdí toda inocencia, toda virtud, mi madre y mi vida. Entre corriendo y vuelvo a ver en mi mente a mi madre muerta. El olor, la sangre, el horror. Despierto de un sobresalto, esperando que no sea cierto, pero lo es. Cubro mi rostro con mis manos. Me desbordo en llanto ¿Qué tanto puedo seguir soportando esto? Vivir así. Mi mente quebrada. Kendrick… *Ya basta, por favor. Dios, acuérdate de mí. Sé que me das peso en vida para que logre superarme y ganarme la eternidad a tu lado, pero ya basta por favor…* Vivir así es imposible.
Mi vida es un remolino. Un tornado. Y mientras el techo de mi habitación parece lo más interesante del mundo, ya que no tengo las fuerzas emocionales para levantarme, y los rayos del sol que comienzo a detestar, no me dejan retomar el sueño; escucho los pasos acercarse cada vez más firmes hacia mi habitación. *No más molestias por amor de Dios, ¿Tan difícil es que pueda vivir un día en paz?* La verdad es que sin paz interior, jamás podré vivir así. Poca relación tienen mis actividades con mi estado en este momento. Seco las lágrimas de mis ojos. No sé cuánto tiempo he desperdiciado deshidratando mi cuerpo a través de ellas. La puerta se abre con delicadeza, y levanto la mirada. Agotada, sin fuerzas, bastante herida. No es lo mismo continuar sola que en equipo. Doble de esfuerzo, doble de trabajo, muchos más problemas.
- “Visitas, mi señora. Le esperan en la sala.” – Las palabras me resultan incluso molesta. Parece que resonaran molestamente en mi mente. Y la respuesta que doy es menos que amable – “Quien sea puede venir en otro momento. No quiero visitas, ¡y mucho menos a estas horas!” – caprichosa, incordiosa… grosera. No debí actuar así. – “Lo siento. Bajaré en un momento.”
Con pocas fuerzas y menos ganas me levanto. Elijo el primer vestido que veo. No quiero pasarme los próximos 40 minutos vistiéndome. No me preocupa que mi cuerpo se vea esbelto o adecuo. Sólo quiero hacer lo que se necesite y seguir sumida en mi depresión y mis problemas. Necesito encontrar una solución, sólo que… no sé cuál. Bajo las escaleras y la imagen me sorprende. A pesar de todo, sin importar las peleas de antes su mera figura me cambia el estado de ánimo, pero potencia mis sentimientos. Corro hacia ella y la abrazado aferrándome a lo único que me queda de mi pasado. – “Leslie, ¿qué haces aquí?”
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Con una gran expectativa llego a París, mientras los sirvientes bajan mis maletas y las acomodan en el carruaje, busco entre mi libreta la dirección de Arden, se la doy al cochero y mientras me ayudan a subir con tal delicadeza, cual dama, al carruaje. Avanza hacia la dirección, voy admirando el camino, gran ciudad, distinta gente, “muy distinta” pienso – esto será interesante - con forme avanza recuerdo los tantos momentos gratos que pasamos juntas mientras experimentábamos con los hechizos, los secretos buenos o malos, y me pregunto “¿Cómo me recibirá, se alegrará de verme?”
En ese momento me informan que estamos llegando a la dirección indicada, al llegar, uno de los sirvientes toma mi mano para bajar del mismo, en la puerta uno de los sirvientes que al escuchar el carruaje se apresura a estar en la puerta y a la defensiva pregunta - buen día señorita, me puede indicar que la trae a esta casa - como era de esperarse son muy desconfiados, por lo tanto me adelanto y pregunto por la nana de Arden, indicándole quien soy, el sirviente entra a la casa cerrando la puerta detrás de él de un portazo y después de unos minutos sale nana con una gran sonrisa en la boca y me abraza, me da la bienvenida y se disculpa por tan mala atención, de antemano sé que esa desconfianza es natural por los misterios que encierra la casa y en vez de enojarme me provoca risa, le pregunto por Arden y manda a una de las sirvientas a decirle que tenía una visita.
Mientras ella bajaba, comencé a platicar con nana y escuchando, lamentablemente lo sola que habías estado en estos días y por la diversas situaciones que en tu vida nocturna en ocasiones no le contabas, quizá por las escenas de horror que en cada una de ellas experimentabas o por no preocuparla más.
Veo como los sirvientes comienzan a bajar mi equipaje, "que era bastante" ya más tranquilos, y nana les indica a que recamara deberán de llevarlas, pido que tengan cuidado con mis libros, más que con mis ropas, una vez dadas las indicaciones, nana me dice - creo que mi niña estará un poco más tranquila si tu estas aquí -. En mi mente recuerdo aquellos lindos días de adolescencia en donde nos divertíamos y todas aquellas confidencias que nos hacíamos. Sin embargo, esperaba de todo corazón que así fuera, poder contribuir un poco en que estés más tranquila.
De pronto escucho como los rechinidos de las escaleras indican que alguien viene bajando, mi corazón se acelera, de la emoción y la incertidumbre de como reaccionaras al verme, en el momento en que me ves y veo que te emociona, me deja tranquila, nos fundimos en un fuerte abrazo y cuando me preguntas que haces aquí? Solo atinó a decir - vine a quedarme - con una gran sonrisa “para tu mala suerte por tiempo indefinido”.
Tomo tu mano y te jalo, ¿tan emocionada estas que ni una taza de té me invitaras? me diriges por un pasillo hasta una pequeña sala en donde ordenas que nos traigan el té. - Vine para quedarme, la situación con mis padres es insostenible, ¿Alguna duda? Espero que no me digas que tendré que volver - sonrío traviesamente, - para hacer que mis padres desistieran de su interés, por ello pensaron que había algo mal en mí y no encontraban la manera de revertirlo y me presionaban demasiado al igual que mis hermanos, así que por ello decidí venir a París en busca de un remedio para mi mala suerte. Seguí con el gusto de la lectura y en busca de nuevos libros los cuales leía la mayor parte del tiempo en mi cuarto a solas y practicaba continuamente, cosa que me ayudo a perfeccionar como ya verás algunas de mis habilidades - te confieso satisfecha.
Tú me miras y a pesar de la alegría que te da de verme, tus ojos muestran tristeza, cansancio, tu cuerpo más delgado y marcado, muestra lo mucho que te has esforzado por hacerlo más fuerte.
Mientras tomamos el té recordamos aquellos momentos que pasamos juntas, reímos, lloramos y te pregunto - ¿cómo vas con ese amor que te atormentaba? - tu mirada me lo dice todo - Aún no lo superas - tuerzo los ojos y tú abriendo más lo ojos ante mi comentario, sin decir nada, - perdón lo dije sin pensar - me disculpo.
En ese momento me informan que estamos llegando a la dirección indicada, al llegar, uno de los sirvientes toma mi mano para bajar del mismo, en la puerta uno de los sirvientes que al escuchar el carruaje se apresura a estar en la puerta y a la defensiva pregunta - buen día señorita, me puede indicar que la trae a esta casa - como era de esperarse son muy desconfiados, por lo tanto me adelanto y pregunto por la nana de Arden, indicándole quien soy, el sirviente entra a la casa cerrando la puerta detrás de él de un portazo y después de unos minutos sale nana con una gran sonrisa en la boca y me abraza, me da la bienvenida y se disculpa por tan mala atención, de antemano sé que esa desconfianza es natural por los misterios que encierra la casa y en vez de enojarme me provoca risa, le pregunto por Arden y manda a una de las sirvientas a decirle que tenía una visita.
Mientras ella bajaba, comencé a platicar con nana y escuchando, lamentablemente lo sola que habías estado en estos días y por la diversas situaciones que en tu vida nocturna en ocasiones no le contabas, quizá por las escenas de horror que en cada una de ellas experimentabas o por no preocuparla más.
Veo como los sirvientes comienzan a bajar mi equipaje, "que era bastante" ya más tranquilos, y nana les indica a que recamara deberán de llevarlas, pido que tengan cuidado con mis libros, más que con mis ropas, una vez dadas las indicaciones, nana me dice - creo que mi niña estará un poco más tranquila si tu estas aquí -. En mi mente recuerdo aquellos lindos días de adolescencia en donde nos divertíamos y todas aquellas confidencias que nos hacíamos. Sin embargo, esperaba de todo corazón que así fuera, poder contribuir un poco en que estés más tranquila.
De pronto escucho como los rechinidos de las escaleras indican que alguien viene bajando, mi corazón se acelera, de la emoción y la incertidumbre de como reaccionaras al verme, en el momento en que me ves y veo que te emociona, me deja tranquila, nos fundimos en un fuerte abrazo y cuando me preguntas que haces aquí? Solo atinó a decir - vine a quedarme - con una gran sonrisa “para tu mala suerte por tiempo indefinido”.
Tomo tu mano y te jalo, ¿tan emocionada estas que ni una taza de té me invitaras? me diriges por un pasillo hasta una pequeña sala en donde ordenas que nos traigan el té. - Vine para quedarme, la situación con mis padres es insostenible, ¿Alguna duda? Espero que no me digas que tendré que volver - sonrío traviesamente, - para hacer que mis padres desistieran de su interés, por ello pensaron que había algo mal en mí y no encontraban la manera de revertirlo y me presionaban demasiado al igual que mis hermanos, así que por ello decidí venir a París en busca de un remedio para mi mala suerte. Seguí con el gusto de la lectura y en busca de nuevos libros los cuales leía la mayor parte del tiempo en mi cuarto a solas y practicaba continuamente, cosa que me ayudo a perfeccionar como ya verás algunas de mis habilidades - te confieso satisfecha.
Tú me miras y a pesar de la alegría que te da de verme, tus ojos muestran tristeza, cansancio, tu cuerpo más delgado y marcado, muestra lo mucho que te has esforzado por hacerlo más fuerte.
Mientras tomamos el té recordamos aquellos momentos que pasamos juntas, reímos, lloramos y te pregunto - ¿cómo vas con ese amor que te atormentaba? - tu mirada me lo dice todo - Aún no lo superas - tuerzo los ojos y tú abriendo más lo ojos ante mi comentario, sin decir nada, - perdón lo dije sin pensar - me disculpo.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 11/06/2018
Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
La abrazo con tal intensidad, me aferro a ella, la única esperanza de mi cordura; y cuando siento que sus brazos ceden, me veo en la obligación de hacerlo también. No tengo la capacidad de explicar, todo el dolor que siento; tampoco tendría el tiempo suficiente en sólo unos segundos; así que cuando toma mi mano solo me dejo llevar, dócil y cansada. Las palabras empiezan a sonar en mi mente. – “¿A quedarte? ¿Aquí?” – digo casi con terror, y completamente confundida; pero el rostro de mi nana que miro de reojo, hace que lo cambie a una voz muy poco convincente y sonrisa forzada. – “Que… maravilloso…” – Muestro los dientes y espero que sea una sonrisa. Gracias a Dios todopoderoso que no me estás viendo con mucho detenimiento porque dudo haberlo hecho bien.
Conoce el lugar tan bien como se lo enseñé. Ya nos hemos hospedado juntas aquí y sabe que rumbo tomar para llegar al objetivo. Muero de sueño, pero no quiero defraudarla. Solicito el servicio de té completo, si acaba de llega, ha de tener hambre. Tomamos asiento y las dudas en mi mente se forman sin expresarse *¿Sola? ¿Ha traído maletas? Algo va mal. Sus padres, nunca le dejarían que se aventurara en una osadía semejante.* Rápidamente las dudas en mi mente se despejan en cuanto comienza a hablar y con avidez, o al menos toda la que puedo aportar, asiento con la cabeza y escucho sus palabras. A veces la envidio. Por nada buscaría alejarme de mi familia, mi situación es una infortuna; y cambiaria mi suerte sin pensar que debo otorgar a cambio. Por otro lado, la entiendo. Esta cosa del matrimonio forzado, es una carga insoportable. Cuando la humanidad aprenda a ser libre, el emparejamiento sólo será por amor, puesto que no habrá nada más conveniente que la felicidad eterna. Y mientras tanto, henos aquí. Me pregunto qué puedo aportarle. En lugar de una sola tonta, somos dos. Y nada de lo que me rodea es bueno. No quiero meterla en la oscuridad, Leslie es demasiado buena para este mundo y lo merece todo; este dolor que llevo a cuestas, o mentiras para proteger quién soy.
- “Estoy tan contenta, amiga mía, de que hayas seguido practicando. Y superándote, mejor aún.” – No pienso defraudarla, mucho menos en este momento. Estaba rogando por un poco de cordura. Si Dios ha respondido a mis plegarias, ¿Quién soy yo para cuestionar el envase en que lo envía? Me regodeo en viejas añoranzas, y una sola jarra de té no es suficiente para tantas andanzas pasadas. No estoy comiendo mucho. Siento que mi cuerpo se debilita, pero también siento una horrible aversión a la comida, como si fuera a envenenarme con ella. Nervios, depresión, frustración. Un poco de todo, y mucho de nada. Es el vacío lo que me mata. Pero antes de llenarlo con galletas y scones, necesito llenar el hueco de mi alma con ganas. No quiero dejar los recuerdos, los momentos que me hicieron feliz, la luz que me mantiene en pie, esperando eventualmente volver ahí; y entonces pregunta de Kendrick y ni siquiera sé, por dónde empezar.
Le sonrío forzadamente y tomo su mano. – “Esta bien.” – Dos años. Esa es mi cuenta, él sabía hasta los minutos y segundos. Esto es complicado. – “He… crecido mucho. Déjame comenzar desde el principio. Luego de tanto tiempo… necesito decirte todo y toda la verdad, en especial, si vas a quedarte aquí. Vamos a tener que inventar una buena mentira a tus padres, que asumo creen, que mi padre y mi hermano están aquí; y no es así. Hace ya más de un año, mi padre creyó tener una pista segura sobre quién asesino a mi madre. Viajo a España, desde entonces, nada más supimos de él. Erik y yo esperamos pacientemente, buscamos contactos, que alguien dijera que lo había visto, finalmente, una pista indicaba Paris. Erik me dejo con mi nana, con la promesa que no le llevaría más de dos semanas. Hace más de medio año que no sé nada de él tampoco. Estoy…” Niego levemente con la cabeza y contengo mis lágrimas. – “Mucho más ha pasado. Incluyendo a Kendrick y que posiblemente e vaya al infierno por mis osadías; pero eso es… aún más complicado.”
Mi garganta esta terrosa. Seca como el desierto al punto que duele el tracto al respirar. Mi glotis se hincha, ahí está; todas las sensaciones se conjugan en el mismo lugar y a pesar de que hace unos momentos reía, por fin encuentro los brazos en los que quiero llorar. Me apoyo contra la rubia, y empiezo a soltar toda la congoja que llevo dentro. Meses y meses de soportar en silencio. Sí, he hablado. Con Charles, con Kendrick, incluso con algunos de mis cercanos contactos en burdeles; pero también podría entenderse, que ellos son parte del problema. Nada fue como esto. Esto es fuerte, es real, no contengo nada. El llanto, es un torrente explosivo que no puedo detener. Mi cuerpo tiembla de la ansiedad con la que expreso mi aflicción. Acomodada como una niña contra su regazo. Sé que no es la bienvenida que esperaba, pero yo, llevo semanas buscando dejar esto salir. Me tortura por dentro y nadie mejor, que una verdadera amiga, para entender que el desahogo no es debilidad; es la catarsis que te ayuda a continuar.
Conoce el lugar tan bien como se lo enseñé. Ya nos hemos hospedado juntas aquí y sabe que rumbo tomar para llegar al objetivo. Muero de sueño, pero no quiero defraudarla. Solicito el servicio de té completo, si acaba de llega, ha de tener hambre. Tomamos asiento y las dudas en mi mente se forman sin expresarse *¿Sola? ¿Ha traído maletas? Algo va mal. Sus padres, nunca le dejarían que se aventurara en una osadía semejante.* Rápidamente las dudas en mi mente se despejan en cuanto comienza a hablar y con avidez, o al menos toda la que puedo aportar, asiento con la cabeza y escucho sus palabras. A veces la envidio. Por nada buscaría alejarme de mi familia, mi situación es una infortuna; y cambiaria mi suerte sin pensar que debo otorgar a cambio. Por otro lado, la entiendo. Esta cosa del matrimonio forzado, es una carga insoportable. Cuando la humanidad aprenda a ser libre, el emparejamiento sólo será por amor, puesto que no habrá nada más conveniente que la felicidad eterna. Y mientras tanto, henos aquí. Me pregunto qué puedo aportarle. En lugar de una sola tonta, somos dos. Y nada de lo que me rodea es bueno. No quiero meterla en la oscuridad, Leslie es demasiado buena para este mundo y lo merece todo; este dolor que llevo a cuestas, o mentiras para proteger quién soy.
- “Estoy tan contenta, amiga mía, de que hayas seguido practicando. Y superándote, mejor aún.” – No pienso defraudarla, mucho menos en este momento. Estaba rogando por un poco de cordura. Si Dios ha respondido a mis plegarias, ¿Quién soy yo para cuestionar el envase en que lo envía? Me regodeo en viejas añoranzas, y una sola jarra de té no es suficiente para tantas andanzas pasadas. No estoy comiendo mucho. Siento que mi cuerpo se debilita, pero también siento una horrible aversión a la comida, como si fuera a envenenarme con ella. Nervios, depresión, frustración. Un poco de todo, y mucho de nada. Es el vacío lo que me mata. Pero antes de llenarlo con galletas y scones, necesito llenar el hueco de mi alma con ganas. No quiero dejar los recuerdos, los momentos que me hicieron feliz, la luz que me mantiene en pie, esperando eventualmente volver ahí; y entonces pregunta de Kendrick y ni siquiera sé, por dónde empezar.
Le sonrío forzadamente y tomo su mano. – “Esta bien.” – Dos años. Esa es mi cuenta, él sabía hasta los minutos y segundos. Esto es complicado. – “He… crecido mucho. Déjame comenzar desde el principio. Luego de tanto tiempo… necesito decirte todo y toda la verdad, en especial, si vas a quedarte aquí. Vamos a tener que inventar una buena mentira a tus padres, que asumo creen, que mi padre y mi hermano están aquí; y no es así. Hace ya más de un año, mi padre creyó tener una pista segura sobre quién asesino a mi madre. Viajo a España, desde entonces, nada más supimos de él. Erik y yo esperamos pacientemente, buscamos contactos, que alguien dijera que lo había visto, finalmente, una pista indicaba Paris. Erik me dejo con mi nana, con la promesa que no le llevaría más de dos semanas. Hace más de medio año que no sé nada de él tampoco. Estoy…” Niego levemente con la cabeza y contengo mis lágrimas. – “Mucho más ha pasado. Incluyendo a Kendrick y que posiblemente e vaya al infierno por mis osadías; pero eso es… aún más complicado.”
Mi garganta esta terrosa. Seca como el desierto al punto que duele el tracto al respirar. Mi glotis se hincha, ahí está; todas las sensaciones se conjugan en el mismo lugar y a pesar de que hace unos momentos reía, por fin encuentro los brazos en los que quiero llorar. Me apoyo contra la rubia, y empiezo a soltar toda la congoja que llevo dentro. Meses y meses de soportar en silencio. Sí, he hablado. Con Charles, con Kendrick, incluso con algunos de mis cercanos contactos en burdeles; pero también podría entenderse, que ellos son parte del problema. Nada fue como esto. Esto es fuerte, es real, no contengo nada. El llanto, es un torrente explosivo que no puedo detener. Mi cuerpo tiembla de la ansiedad con la que expreso mi aflicción. Acomodada como una niña contra su regazo. Sé que no es la bienvenida que esperaba, pero yo, llevo semanas buscando dejar esto salir. Me tortura por dentro y nadie mejor, que una verdadera amiga, para entender que el desahogo no es debilidad; es la catarsis que te ayuda a continuar.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Escucho atenta su relato de los acontecimientos de estos dos años que no nos hemos visto y cuando veo que el sentimiento se desborda la abrazo con dulzura y dejo que llore - Arden – mi voz entrecortada solo atina a decir su nombre. Dejo que se desahogue mientras pienso en lo difícil que ha de haber sido cargar con tal situación.
Después de un rato te calmas y volviendo a tu compostura comienzo a hablar – Arden, porqué nunca me dijiste nada, ni una carta, si me lo hubieras contado habría venido enseguida – veo como con dificultad comienzas a respirar y cada vez más normal, se hace un pequeño silencio, sentadas en la pequeña sala donde el silencio se apodera de aquel lugar, el cual antes era uno de los lugares que disfrutábamos cuando venía.
Me tomo unos segundo y tomando tu mano digo – Sé que con nada puedo quitar el dolor por el que estás pasando, pero quiero que sepas que aquí estoy a tu lado y que en mi puedes confiar, sea lo que sea – tú, medio sonríes. Te miro y con una sonrisa un poco forzada te digo – Quiero que me cuentes todo, cuando digo todo es todo, quiero que veas en mi a esa amiga en la que puedas confiar y te desahogues – y pienso “quiero que no te sientas tan sola”
Unos minutos después ya más tranquilas, te digo – sé que casi no has dormido, es mejor que vayas a dormir, por mi ni te apures, ya conozco el lugar y ya tendremos mucho tiempo para platicar, además tengo que acomodar mis cosas y mis libros, así tu descansas y yo aprovecho el tiempo – tu no muy convencida accedes y te vas a tu habitación. Mientras camino hacía mi habitación veo como el lugar ha cambiado un poco, al llegar, comienzo a desempacar mis cosas, una de las sirvientas llega y me pregunta - ¿desea que la ayude a desempacar señorita Leslie? – al escuchar su voz me sorprendo y volteo hacía donde escucho la voz, ya que cuando venía caminando no había nadie – Gracias, me seria de mucha ayuda – sonrió nerviosa y la invito a pasar, ambas comenzamos a sacar de los baúles las cosas, le pido que ella se encargue de mi ropa y yo me encargo de los libros, mientras ella acomoda de manera ordenada y paciente mis cosas en el ropero, yo comienzo a sacar los libros y acomodarlos por tema, en el fondo de la habitación en un pequeño librero comienzo a acomodarlos de manera que para mí sea fácil encontrarlos, por orden, por tamaño. Pasamos la mayor parte del día en las labores, mientras acomodamos comienzo a platicar con ella de cualquier cosa para que el tiempo se nos vaya más rápido, sobre el clima, la vida en la ciudad, que le gusta a ella hacer y demás temas, al terminar de ordenar le doy las gracias – te agradezco por ayudarme - ya que no me acordaba de su nombre sonriendo pienso “tengo que aprenderme los nombre si pienso quedarme aquí, no creo que sea muy grato andar por ahí cambiando nombres” veo como sale de la habitación.
Cansada me siento en la orilla de la cama, mientras observo la habitación, volteo y veo la cama y me dejo de espalda caer, tengo la mala costumbre de hablar sola – como será la relación de Arden y Kendrick digo ya que él es un, un.. - por miedo a ser escuchada digo – un hombre difícil de llevar – levanto los hombros y cierro mis ojos, sin más me quedo dormida, muerta de cansancio, esperando que mi estadía sea de gran ayuda para ambas.
Después de un rato te calmas y volviendo a tu compostura comienzo a hablar – Arden, porqué nunca me dijiste nada, ni una carta, si me lo hubieras contado habría venido enseguida – veo como con dificultad comienzas a respirar y cada vez más normal, se hace un pequeño silencio, sentadas en la pequeña sala donde el silencio se apodera de aquel lugar, el cual antes era uno de los lugares que disfrutábamos cuando venía.
Me tomo unos segundo y tomando tu mano digo – Sé que con nada puedo quitar el dolor por el que estás pasando, pero quiero que sepas que aquí estoy a tu lado y que en mi puedes confiar, sea lo que sea – tú, medio sonríes. Te miro y con una sonrisa un poco forzada te digo – Quiero que me cuentes todo, cuando digo todo es todo, quiero que veas en mi a esa amiga en la que puedas confiar y te desahogues – y pienso “quiero que no te sientas tan sola”
Unos minutos después ya más tranquilas, te digo – sé que casi no has dormido, es mejor que vayas a dormir, por mi ni te apures, ya conozco el lugar y ya tendremos mucho tiempo para platicar, además tengo que acomodar mis cosas y mis libros, así tu descansas y yo aprovecho el tiempo – tu no muy convencida accedes y te vas a tu habitación. Mientras camino hacía mi habitación veo como el lugar ha cambiado un poco, al llegar, comienzo a desempacar mis cosas, una de las sirvientas llega y me pregunta - ¿desea que la ayude a desempacar señorita Leslie? – al escuchar su voz me sorprendo y volteo hacía donde escucho la voz, ya que cuando venía caminando no había nadie – Gracias, me seria de mucha ayuda – sonrió nerviosa y la invito a pasar, ambas comenzamos a sacar de los baúles las cosas, le pido que ella se encargue de mi ropa y yo me encargo de los libros, mientras ella acomoda de manera ordenada y paciente mis cosas en el ropero, yo comienzo a sacar los libros y acomodarlos por tema, en el fondo de la habitación en un pequeño librero comienzo a acomodarlos de manera que para mí sea fácil encontrarlos, por orden, por tamaño. Pasamos la mayor parte del día en las labores, mientras acomodamos comienzo a platicar con ella de cualquier cosa para que el tiempo se nos vaya más rápido, sobre el clima, la vida en la ciudad, que le gusta a ella hacer y demás temas, al terminar de ordenar le doy las gracias – te agradezco por ayudarme - ya que no me acordaba de su nombre sonriendo pienso “tengo que aprenderme los nombre si pienso quedarme aquí, no creo que sea muy grato andar por ahí cambiando nombres” veo como sale de la habitación.
Cansada me siento en la orilla de la cama, mientras observo la habitación, volteo y veo la cama y me dejo de espalda caer, tengo la mala costumbre de hablar sola – como será la relación de Arden y Kendrick digo ya que él es un, un.. - por miedo a ser escuchada digo – un hombre difícil de llevar – levanto los hombros y cierro mis ojos, sin más me quedo dormida, muerta de cansancio, esperando que mi estadía sea de gran ayuda para ambas.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/06/2018
Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Siento que pase horas y horas llorando. Para cuando me reincorporo de su regazo, realmente me he quitado un peso de encima tan grande, que no puedo contener los suspiros de alivio que abandonan mi boca. La escucho hablar, pero realmente no tengo nada que contestar. *¿Una carta? Y que podría decir en ella. “Querida amiga, sé qué hace mucho que no halamos porque he sido una exigente desconsiderada, pero mi vida da asco y estoy al borde de un colapso nervioso. Ven a Rescatarme, Arden.”- No. Llorar a terceros, rogar por ayuda, no es mi estilo. Primero muerta. Si yo sola, no sé salirme de los líos en los que me meto, entonces no merezco salir de ellos. Además no es como que de hecho, pudieras hacer algo* Pero siendo que es tan dulce y compasiva, prefiero cerrar la boca y sólo sonreír amargamente. Me obliga a ir a descansar. Debería intentarlo aunque la idea me disgusta. Tengo tanto más que confesar, pero aún no sé por dónde comenzar.
Prefiero levantarme y dejar que me guíen a mi habitación como si no supiera el camino a ella. Mi hermano y yo jugábamos este retorcido juego de niños. Nos vendábamos los ojos y debíamos llegar a nuestras habitaciones desde diversos puntos de la casa. Jugábamos a ‘estar ciegos’ y entrenarnos a vivir así, por si algún día sucedía. La inocencia de los niños, al pensar que eso no podía ser tan malo, como ahora imagino que sería mi vida, sin el maravilloso sentido de la vista. Pero aunque sé cómo llegar a destino, me siento tan pesada y cansada que dejo que me asistan. Mis sirvientes tienen las indicaciones. La asistirán en todo lo que necesite. Nada ha de faltarle, y aunque no lo hubiese dicho, mi nana se ocuparía de que así fuera. Una pobre santa, que cuide ya no de una, sino de dos incorregibles tarambanas. Madurar como es esperado, no creo que sea nuestro talento natural. Respiro profundo mientras me acurruco entre las sábanas, y las criadas cierran las cortinas. Tengo miedo de soñar, tengo miedo de saber que me espera en los brazos de Morfeo, que me acarician tan dulce e intensamente que…
Para cuando despierto, me sobresalta el silencio. Juro que oí un gruñido. Mi cuerpo me duele. El eco de noches pasadas ¿Qué estoy haciendo de mi vida? Ya no hay espacio para dudas. Me levanto y me higienizo. Un leve baño. Quiero sentirme fresca, aunque la podredumbre que llevo por dentro es la que no me deja sentirme así. Me miro frente al espejo, mientras me acomodan el corsett. La impresión que llevo por dentro es que he envejecido cerca de 20 años, en sólo 6 meses. No creo haberme hecho más fuerte con cada herida. Estoy desgastada y posiblemente más huraña y mañosa. Malhumorada y hostil. *Esta no soy yo.* Ese es el problema, si no comienzo a aceptar lo que soy, ¿Cómo lograré que alguien más lo haga? No voy a ponerme un vestido. Esta es mi casa, mi lugar, mi dominio y aquí ya no tengo a nadie a quién engañar. Y si alguien viene de sorpresa, cosa que no creo que pase, el imbécil va a esperarme a que me vista. Sé que no me miran con agrado, pero es como si un segundo aire hubiese llegado a mi vida. No necesito un hombre que vele por mi seguridad. Necesito lo único que yo misma me puedo aportar: Paz. Me observo complacida en mi imagen, perdida en lo que muestra de mi. Me siento más confianda y segura, pero aún temo perderme en ese reflejo; para eso esta Leslie aquí, me traerá de vuelta a quién soy, será mi cabo a tierra para no dejarme llevar por los horrores de mi mente.
Coloco el cinturón de dagas al rededor de mis muslos. Ya no necesito llorar, necesito saciar la sed de furia y violencia contenido que llevo dentro, por intentar ser una dama. Bebo un jugo exprimido de naranja mientras como una manzana. Cosas que yo misma fui a buscar a la cocina. Si, se dónde queda, y no le temo a buscar a las cosas por mí misma. Termino la bebida mientras veo como Leslie está prácticamente desmayada sobre la cama, silenciosa y analítica. Puedo quedarme unas noches, pero no lo haré todas. Habrá, eventualmente, lunas llenas y mi lugar no es aquí. Hora de aprender sobre su nueva vida. Dejo el vaso sin hacer ruido sobre una mesa cercana y desde el marco de la puerta tomo una de mis dagas, y tras hacerla girar en mi mano la lanzo directo sobre su cabeza. Es de plata pura. Bañada en agua bendita con forma de cruz. Y sé que el ruido clavándose sobre su cabeza la despertará. – “Arriba. Te daré y galletas. Pero es hora de que aprendas.” – Doy otra mordida a la roja manzana, con brillo desafiante. – “Ya estoy comiendo, ¿No querías que comiera? Esta es quién soy. Ya no voy a temerle, ni a esconderme de mi misma. Me enseñarás magia y te enseñaré a defenderte.”- Voy jugando con una daga en la mano, y cuando termino la manzana y sólo queda un corazón desprotegido lo lanzo para atravesarla con el arma que llevaba en la mano; clavándola justo a un lado de su hermosa y envidiable cabellera color de sol. – “Te enseñaré en lo que soy buena. No es práctico, pero te gustará.” Le sonrío de lado y le llamo con mi dedo índice de la mano derecha.
Prefiero levantarme y dejar que me guíen a mi habitación como si no supiera el camino a ella. Mi hermano y yo jugábamos este retorcido juego de niños. Nos vendábamos los ojos y debíamos llegar a nuestras habitaciones desde diversos puntos de la casa. Jugábamos a ‘estar ciegos’ y entrenarnos a vivir así, por si algún día sucedía. La inocencia de los niños, al pensar que eso no podía ser tan malo, como ahora imagino que sería mi vida, sin el maravilloso sentido de la vista. Pero aunque sé cómo llegar a destino, me siento tan pesada y cansada que dejo que me asistan. Mis sirvientes tienen las indicaciones. La asistirán en todo lo que necesite. Nada ha de faltarle, y aunque no lo hubiese dicho, mi nana se ocuparía de que así fuera. Una pobre santa, que cuide ya no de una, sino de dos incorregibles tarambanas. Madurar como es esperado, no creo que sea nuestro talento natural. Respiro profundo mientras me acurruco entre las sábanas, y las criadas cierran las cortinas. Tengo miedo de soñar, tengo miedo de saber que me espera en los brazos de Morfeo, que me acarician tan dulce e intensamente que…
Para cuando despierto, me sobresalta el silencio. Juro que oí un gruñido. Mi cuerpo me duele. El eco de noches pasadas ¿Qué estoy haciendo de mi vida? Ya no hay espacio para dudas. Me levanto y me higienizo. Un leve baño. Quiero sentirme fresca, aunque la podredumbre que llevo por dentro es la que no me deja sentirme así. Me miro frente al espejo, mientras me acomodan el corsett. La impresión que llevo por dentro es que he envejecido cerca de 20 años, en sólo 6 meses. No creo haberme hecho más fuerte con cada herida. Estoy desgastada y posiblemente más huraña y mañosa. Malhumorada y hostil. *Esta no soy yo.* Ese es el problema, si no comienzo a aceptar lo que soy, ¿Cómo lograré que alguien más lo haga? No voy a ponerme un vestido. Esta es mi casa, mi lugar, mi dominio y aquí ya no tengo a nadie a quién engañar. Y si alguien viene de sorpresa, cosa que no creo que pase, el imbécil va a esperarme a que me vista. Sé que no me miran con agrado, pero es como si un segundo aire hubiese llegado a mi vida. No necesito un hombre que vele por mi seguridad. Necesito lo único que yo misma me puedo aportar: Paz. Me observo complacida en mi imagen, perdida en lo que muestra de mi. Me siento más confianda y segura, pero aún temo perderme en ese reflejo; para eso esta Leslie aquí, me traerá de vuelta a quién soy, será mi cabo a tierra para no dejarme llevar por los horrores de mi mente.
Coloco el cinturón de dagas al rededor de mis muslos. Ya no necesito llorar, necesito saciar la sed de furia y violencia contenido que llevo dentro, por intentar ser una dama. Bebo un jugo exprimido de naranja mientras como una manzana. Cosas que yo misma fui a buscar a la cocina. Si, se dónde queda, y no le temo a buscar a las cosas por mí misma. Termino la bebida mientras veo como Leslie está prácticamente desmayada sobre la cama, silenciosa y analítica. Puedo quedarme unas noches, pero no lo haré todas. Habrá, eventualmente, lunas llenas y mi lugar no es aquí. Hora de aprender sobre su nueva vida. Dejo el vaso sin hacer ruido sobre una mesa cercana y desde el marco de la puerta tomo una de mis dagas, y tras hacerla girar en mi mano la lanzo directo sobre su cabeza. Es de plata pura. Bañada en agua bendita con forma de cruz. Y sé que el ruido clavándose sobre su cabeza la despertará. – “Arriba. Te daré y galletas. Pero es hora de que aprendas.” – Doy otra mordida a la roja manzana, con brillo desafiante. – “Ya estoy comiendo, ¿No querías que comiera? Esta es quién soy. Ya no voy a temerle, ni a esconderme de mi misma. Me enseñarás magia y te enseñaré a defenderte.”- Voy jugando con una daga en la mano, y cuando termino la manzana y sólo queda un corazón desprotegido lo lanzo para atravesarla con el arma que llevaba en la mano; clavándola justo a un lado de su hermosa y envidiable cabellera color de sol. – “Te enseñaré en lo que soy buena. No es práctico, pero te gustará.” Le sonrío de lado y le llamo con mi dedo índice de la mano derecha.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
El sonido que produjo la daga clavándose a un costado de mi cabeza me hace despertar de golpe, con los ojos bien abiertos y al inicio de desconcierto y sorpresa, me quedo paralizada tratando de entender lo que está pasando, en un momento reconozco la voz y la silueta de Arden, al identificarla me incorporo levemente sobre mis codos y me le quedo viendo fijamente, con voz entrecortada le digo – ¿enseñarme? ¿Qué eres buena? De que hablas en verdad me enseñaras como es tu vida de verdad?- mi cabeza comienza a dar vueltas tratando de entender cuál sería el panorama dentro de ese cuestionamiento.
Me pongo de pie y miro como a medias sonríe y con su postura me lo dice todo. Me gustaría poner en práctica lo aprendido y ver de qué manera le podría ayudar, sin embargo, no estoy tan segura de ser de mucha ayuda, ya que aunque me gusta y disfruto lo que hago, nunca lo he intentado en la vida real, no sé si seré buena, mala, adecuada, miles de pensamientos abordan mi cabeza mientras veo a Arden acercarse a mí, el cuarto está iluminado de manera adecuada, yo aún sigo junto a la cama de pie, mirando eh intentando entender, trato de acomodar mi postura ya que un inicio pareciera la de un muñeco de trapo tratando de ponerse de pie.
Mi cabeza no logra imaginar la magnitud de lo que implica estar dentro del mundo de Arden, la manera en la cual ella ha tenido que aprender a sobrellevar las situaciones de su vida actual y los cambios que ha tenido que hacer, tanto física como emocionalmente, su cuerpo cambio y su esencia también, es más fuerte y tiene su metas planteadas, yo por el contrario a pesar de que estoy en busca de comenzar, de aventurarme, no me siento tan segura de lograrlo, de poder entender lo que implica todo aquello y de lograr entender por lo que pasa y sufre su alma, que parece fuerte y capaz de conquistar lo que desea, sin embrago, con anhelos y sueños como todas nosotras.
Cuando logro medio acomodar mis ideas puedo decir – Arden, estas segura de lo que me estás diciendo, de verdad crees que podría conocer tu mundo y ser de ayuda? - jamás había imaginado poder introducirme a ese mundo tan místico, pero a la vez tan oscuro y salvaje, sin más preámbulos y segura de mi misma le digo – pero necesitare ropa adecuada para esto, no traigo nada pertinente, solo mis vestidos que no creo que sean adecuados para eso – mi postura cambia dejando la postura de muñeco de trapo y me incorporo derecha ante ella, tratando de que note mi preocupación, mantengo las manos a mi espalda, traigo un vestido largo de color oscuro con toques de violeta, estiro mi falda en señal de que ella vea que no será un atuendo indicado para lo que ella propone, regularmente como rebeldía traigo el cabello suelto y en ocasiones uso sombrero cosa que no me agrada del todo, mis lentes y siempre traigo con migo un libro con hechizos básicos.
La habitación tan linda y cálida como aquellos tiempos, ahora me muestra un panorama totalmente diferente a aquellos tiempos en la niñez en donde todo era diversión y alegría, los colores de la habitación cálidos y serenos, que por el momento me parecen diferentes, sonrío a Arden y con mi mejor postura asiento y le indico estar dispuesta a que me enseñe y aprender de su mundo, ambas dentro de la habitación que ante eso pareciera ampliarse y darnos un lugar más confortante.
Me pongo de pie y miro como a medias sonríe y con su postura me lo dice todo. Me gustaría poner en práctica lo aprendido y ver de qué manera le podría ayudar, sin embargo, no estoy tan segura de ser de mucha ayuda, ya que aunque me gusta y disfruto lo que hago, nunca lo he intentado en la vida real, no sé si seré buena, mala, adecuada, miles de pensamientos abordan mi cabeza mientras veo a Arden acercarse a mí, el cuarto está iluminado de manera adecuada, yo aún sigo junto a la cama de pie, mirando eh intentando entender, trato de acomodar mi postura ya que un inicio pareciera la de un muñeco de trapo tratando de ponerse de pie.
Mi cabeza no logra imaginar la magnitud de lo que implica estar dentro del mundo de Arden, la manera en la cual ella ha tenido que aprender a sobrellevar las situaciones de su vida actual y los cambios que ha tenido que hacer, tanto física como emocionalmente, su cuerpo cambio y su esencia también, es más fuerte y tiene su metas planteadas, yo por el contrario a pesar de que estoy en busca de comenzar, de aventurarme, no me siento tan segura de lograrlo, de poder entender lo que implica todo aquello y de lograr entender por lo que pasa y sufre su alma, que parece fuerte y capaz de conquistar lo que desea, sin embrago, con anhelos y sueños como todas nosotras.
Cuando logro medio acomodar mis ideas puedo decir – Arden, estas segura de lo que me estás diciendo, de verdad crees que podría conocer tu mundo y ser de ayuda? - jamás había imaginado poder introducirme a ese mundo tan místico, pero a la vez tan oscuro y salvaje, sin más preámbulos y segura de mi misma le digo – pero necesitare ropa adecuada para esto, no traigo nada pertinente, solo mis vestidos que no creo que sean adecuados para eso – mi postura cambia dejando la postura de muñeco de trapo y me incorporo derecha ante ella, tratando de que note mi preocupación, mantengo las manos a mi espalda, traigo un vestido largo de color oscuro con toques de violeta, estiro mi falda en señal de que ella vea que no será un atuendo indicado para lo que ella propone, regularmente como rebeldía traigo el cabello suelto y en ocasiones uso sombrero cosa que no me agrada del todo, mis lentes y siempre traigo con migo un libro con hechizos básicos.
La habitación tan linda y cálida como aquellos tiempos, ahora me muestra un panorama totalmente diferente a aquellos tiempos en la niñez en donde todo era diversión y alegría, los colores de la habitación cálidos y serenos, que por el momento me parecen diferentes, sonrío a Arden y con mi mejor postura asiento y le indico estar dispuesta a que me enseñe y aprender de su mundo, ambas dentro de la habitación que ante eso pareciera ampliarse y darnos un lugar más confortante.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Leslie es, por mucho, la persona más dulce y encantadora que jamás conocí. Dejando de lado todos los hombres que intentaron hacerse pasar por galanes para intentar conquistarme, de forma honesta, ella se lleva todos los premios. Un verdadero amigo, es aquel que se acerca a ti; cuando el resto del mundo se aleja. Por eso sé, que no hay nada más sincero que nuestra amistad. No podría estar en peor situación. Cualquier otro hubiese salido huyendo al escuchar toda la desesperación que guardo en mi interior. Ni mencionar como la angustia me transforma en un ser que me cuesta soportar incluso a mí misma. Y si todo eso no alcanzara para ahuyentarlos, que un loco te lance una daga por encima de la cabeza, estoy segura de que terminaría por convencerlos. Y aun así, ahí está parada, mostrando lo bella que es, y ofreciéndose a meterse en lío aún más grandes. Pero pensándolo bien, no está nada mal. Mentiría si digo que no necesito ayuda. Me equivoco al pensar que he perdido a toda mi familia: Leslie y Kendrick son mi familia. De una forma extraña y retorcida, quizás, pero aquí están. Sólo necesito agrandarla. Mi mente se adelante mucho más allá de lo que puedo racionalizar y una imagen se forma en mi mente con rostros que aún no conozco. Le sonrío, es un hermoso vestido; su cabello rubio hace que los colores oscuros resalten sus ojos y su piel. – “No, no creo que sea adecuado. Aguarda.”
Me asomo al pasillo y solicito el té y galletas prometido. Es lo mínimo que puedo hacer luego del exabrupto de demencia que me lleva a hacer locuras, y aun así se mantiene a mi lado. Si había algo que adorábamos cuando éramos niñas, era jugar a las muñecas. A as que teníamos tan costosas con todos sus cambios de vestidos, tanto como a las muñecas reales. Ella me peinaba y yo la peinaba. Nos probábamos todos los vestidos posibles la una de la otra y volvíamos a empezar. Esto no va a ser muy distinto, sólo que no serán vestidos. En el lado oculto del guardarropa, llevo varias prendas que no son dignas de una dama, sino la parte interna de trajes que llevan armaduras para protegerme en la cacería. Algunos, los iniciales, eran distintos. Ropa, protección, más incómoda ropa. Pero de momento y para empezar, está más que bien. Buscamos la practicidad aquí, no la elegancia. Eso, puede venir más tarde. Es después de todo una hechicera, no espero que este rodeada de sangre y tripas; ese es mi incomodo trabajo. Tome de mi habitación, todo lo que pude, y solicité ayuda a la criada más cercana para trasladar el resto. – “Vamos a jugar a las muñecas otra vez.” – Digo con ese tono animoso de niña divertida, y suelto la pila de ropaje sobre la cama. – “Hay diversidad, nos vamos a divertir.” Es tan tonto, pero una tarde de normalidad, de ser una niña otra vez, me resulta la actividad más reconfortante del mundo, pero no olvido mi objetivo. – “Les, hay una razón por la cual quiero que aprendas. Nunca sé que puede pasar, ni cuándo; por eso, necesito que sepas defenderte, en caso de que yo no este. Hasta que mejoremos este tema de la magia, ¿está bien?”
Ya me encuentro esculcando entre las prendas. Sé exactamente lo que busco, y combina con lo que deseo que aprenda. – “El arco. Ese es mi fuerte. Corto rango, largo rango, tu dilo y lo alcanzaré. Pero no es práctico en el campo. Servía cuando era el respaldo, pero ahora…” La observo un minuto, quiero que esas palabras sean más que suficientes, el resto ya lo sabe; y después de todo, para eso es mi amiga. No se necesitan palabras cuando sabes sentir lo que el otro expresa con su mirada. Sólo unos segundos cuando regreso a mi búsqueda para dar con lo que busco. – “¡Este!” – El libro aún no ha sido escrito, pero la historia es como una leyenda urbana. Había una vez, hace mucho tiempo, un buen rey que debió dejar su reino, para apoyar a sus cruzados en las guerras santas; en su lugar, su hermano, el príncipe tomo el mando. Era un hombre vil y codicioso que sólo velaba por sí mismo; y siempre que el mal se alza, el bien le sigue para derrocarlo. – “Ten pruébatelo. Robin de Locksley, protector de los indefensos y rey del tiro con arco.” – No puedo evitar la risa, pero de solo imaginarlo en mi cabeza, todo me parece un acto risueño. La merienda llega caliente y deliciosa justo a tiempo. No es perfecto, pero ese traje siempre me recordó a Robin Hood. Espero paciente mientras mis ilusiones se convierten en realidad. Quitar un vestido no es algo sencillo, y debe deshacerse de al menos la mitad de las prendas interiores. Pero al verla, sé que es perfecto para ella. – “Bella y audaz” – Mejor imposible. Mi arquera, mi amiga, mi confidente y ahora, mi compañera de aventuras en la vida real. No recuerdo cuando fue la última vez, que sonreí tanto como ahora.
Me asomo al pasillo y solicito el té y galletas prometido. Es lo mínimo que puedo hacer luego del exabrupto de demencia que me lleva a hacer locuras, y aun así se mantiene a mi lado. Si había algo que adorábamos cuando éramos niñas, era jugar a las muñecas. A as que teníamos tan costosas con todos sus cambios de vestidos, tanto como a las muñecas reales. Ella me peinaba y yo la peinaba. Nos probábamos todos los vestidos posibles la una de la otra y volvíamos a empezar. Esto no va a ser muy distinto, sólo que no serán vestidos. En el lado oculto del guardarropa, llevo varias prendas que no son dignas de una dama, sino la parte interna de trajes que llevan armaduras para protegerme en la cacería. Algunos, los iniciales, eran distintos. Ropa, protección, más incómoda ropa. Pero de momento y para empezar, está más que bien. Buscamos la practicidad aquí, no la elegancia. Eso, puede venir más tarde. Es después de todo una hechicera, no espero que este rodeada de sangre y tripas; ese es mi incomodo trabajo. Tome de mi habitación, todo lo que pude, y solicité ayuda a la criada más cercana para trasladar el resto. – “Vamos a jugar a las muñecas otra vez.” – Digo con ese tono animoso de niña divertida, y suelto la pila de ropaje sobre la cama. – “Hay diversidad, nos vamos a divertir.” Es tan tonto, pero una tarde de normalidad, de ser una niña otra vez, me resulta la actividad más reconfortante del mundo, pero no olvido mi objetivo. – “Les, hay una razón por la cual quiero que aprendas. Nunca sé que puede pasar, ni cuándo; por eso, necesito que sepas defenderte, en caso de que yo no este. Hasta que mejoremos este tema de la magia, ¿está bien?”
Ya me encuentro esculcando entre las prendas. Sé exactamente lo que busco, y combina con lo que deseo que aprenda. – “El arco. Ese es mi fuerte. Corto rango, largo rango, tu dilo y lo alcanzaré. Pero no es práctico en el campo. Servía cuando era el respaldo, pero ahora…” La observo un minuto, quiero que esas palabras sean más que suficientes, el resto ya lo sabe; y después de todo, para eso es mi amiga. No se necesitan palabras cuando sabes sentir lo que el otro expresa con su mirada. Sólo unos segundos cuando regreso a mi búsqueda para dar con lo que busco. – “¡Este!” – El libro aún no ha sido escrito, pero la historia es como una leyenda urbana. Había una vez, hace mucho tiempo, un buen rey que debió dejar su reino, para apoyar a sus cruzados en las guerras santas; en su lugar, su hermano, el príncipe tomo el mando. Era un hombre vil y codicioso que sólo velaba por sí mismo; y siempre que el mal se alza, el bien le sigue para derrocarlo. – “Ten pruébatelo. Robin de Locksley, protector de los indefensos y rey del tiro con arco.” – No puedo evitar la risa, pero de solo imaginarlo en mi cabeza, todo me parece un acto risueño. La merienda llega caliente y deliciosa justo a tiempo. No es perfecto, pero ese traje siempre me recordó a Robin Hood. Espero paciente mientras mis ilusiones se convierten en realidad. Quitar un vestido no es algo sencillo, y debe deshacerse de al menos la mitad de las prendas interiores. Pero al verla, sé que es perfecto para ella. – “Bella y audaz” – Mejor imposible. Mi arquera, mi amiga, mi confidente y ahora, mi compañera de aventuras en la vida real. No recuerdo cuando fue la última vez, que sonreí tanto como ahora.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Extrañada veo a Arden salir de la habitación, mientras me pregunto “que estará tramando” una risa sale de mi boca, después de un rato veo como entras a la habitación junto con uno de los sirvientes con la ropa, que para mí ver algo rara ya que es algo a lo que no estoy acostumbrada, prendas de vestir que solo las había visto para hombres, y cuando alegremente me dice que volveremos a jugar a vestir muñecas el corazón me late deprisa y siento una alegría inmensa al escuchar eso, ya que desde pequeñas que no jugábamos a vestirnos, sin embargo, estas vestimentas serian diferentes, serían las vestimentas que utilizaría para entrar en su mundo, un mundo, que sería mío también.
Entre risas y modelaje de las vestimentas, elegimos por votación unánime aquel el cual me quedaba perfecto, aquel que nos recordaba a Robín Hood, al verlo reímos y me lo pruebo, me doy cuenta que me queda muy bien, y entre sonrisas te digo - ahora solo me faltará que me enseñes a usar el arco, ya que soy algo carente, es una de las tantas habilidades que me falto aprender – sin más suelto la carcajada, tú me miras alegre, sonriente y eso me hace sentir tranquila, saber que ante tanta tempestad por la que has pasado hay algo de paz dentro de ti, aun cuando sea momentánea.
Una vez elegido el vestuario y mi arma, nos sentamos a disfrutar del té y lo bocadillos, después de un rato de risa y de recordar viejos tiempos, el cuarto lleno de ropa por todos lado, el piso, la cama, las sillas, el ambiente es agradable y con una atmosfera de satisfacción, de diversión en donde después de mucho tiempo volvimos a ser niñas, mi mente no tiene la capacidad de imaginar por todo lo que tuviste que pasar para lograr lo que eres ahora, y ante eso de mis labios salen las preguntas - ¿Te fue fácil conseguir tooodaaas estas cosas? ¿Dónde las conseguiste? ¿Quién te ayuda?- ante mis preguntas, sonríes y me miras con alegría, mi rostro muestra curiosidad por saber más, saber cosas que para mí son desconocidas, mi rostro parece el de una niña emocionada por saber, conocer y descubrir.
Al pasar la horas llenas de satisfacción, sin pensar en el mañana, de pronto entra Nana a la habitación y solo grita del susto al ver como dejamos la habitación, nosotras al ver su expresión nos soltamos a reír, a pesar de tanta alegría del momento, en mi mente recorre un pensamiento “espero poder cumplir con las expectativas de Arden y lograr ser tan fuerte y audaz como ella”. Nana como era de esperar nos pide que acomodemos las cosas y nos preparemos para ir a cenar, sale de la habitación con la charola de té que terminamos y los bocadillos y nosotras nos miramos fijamente sabiendo que el día había acabado y a partir de mañana comenzaría una nueva etapa de nuestras vidas, “ una en la que tendrás que tener mucha paciencia para enseñarme”, sonrió al decir en mi mente esas palabras, sin más comenzamos a recoger las cosas y acomodarlas en su lugar, tú le pides a uno de tus sirvientes que lleven la ropa a tu habitación y las acomoden, y nos disponemos a bajar al comedor para cenar.
Durante la cena me das un panorama del itinerario que tendremos durante los días posteriores y me informas quienes serán las personas que nos ayudaran a lograrlo, de antemano me adviertes que será algo difícil y peligroso, por lo cual yo te contesto – Ya lo sé, ya lo habíamos hablado y estoy dispuesta a manejar las situaciones, solo espero aprender lo antes posible por si se necesita - tú me miras alegremente y compartimos la cena entre pláticas sobre lo que en la actualidad nos gusta y lo que no toleramos tanto, una conversación de amigas tan placentera que hace que la cena pase de manera tranquila, una mesa grande con todos los platillos deliciosos que nos gustan, un buen vino y entre velas y aroma a rosas que nos llega del centro de mesa, que uno de los sirvientes acomodo en el centro, disfrutamos del placer de estar juntas.
Entre risas y modelaje de las vestimentas, elegimos por votación unánime aquel el cual me quedaba perfecto, aquel que nos recordaba a Robín Hood, al verlo reímos y me lo pruebo, me doy cuenta que me queda muy bien, y entre sonrisas te digo - ahora solo me faltará que me enseñes a usar el arco, ya que soy algo carente, es una de las tantas habilidades que me falto aprender – sin más suelto la carcajada, tú me miras alegre, sonriente y eso me hace sentir tranquila, saber que ante tanta tempestad por la que has pasado hay algo de paz dentro de ti, aun cuando sea momentánea.
Una vez elegido el vestuario y mi arma, nos sentamos a disfrutar del té y lo bocadillos, después de un rato de risa y de recordar viejos tiempos, el cuarto lleno de ropa por todos lado, el piso, la cama, las sillas, el ambiente es agradable y con una atmosfera de satisfacción, de diversión en donde después de mucho tiempo volvimos a ser niñas, mi mente no tiene la capacidad de imaginar por todo lo que tuviste que pasar para lograr lo que eres ahora, y ante eso de mis labios salen las preguntas - ¿Te fue fácil conseguir tooodaaas estas cosas? ¿Dónde las conseguiste? ¿Quién te ayuda?- ante mis preguntas, sonríes y me miras con alegría, mi rostro muestra curiosidad por saber más, saber cosas que para mí son desconocidas, mi rostro parece el de una niña emocionada por saber, conocer y descubrir.
Al pasar la horas llenas de satisfacción, sin pensar en el mañana, de pronto entra Nana a la habitación y solo grita del susto al ver como dejamos la habitación, nosotras al ver su expresión nos soltamos a reír, a pesar de tanta alegría del momento, en mi mente recorre un pensamiento “espero poder cumplir con las expectativas de Arden y lograr ser tan fuerte y audaz como ella”. Nana como era de esperar nos pide que acomodemos las cosas y nos preparemos para ir a cenar, sale de la habitación con la charola de té que terminamos y los bocadillos y nosotras nos miramos fijamente sabiendo que el día había acabado y a partir de mañana comenzaría una nueva etapa de nuestras vidas, “ una en la que tendrás que tener mucha paciencia para enseñarme”, sonrió al decir en mi mente esas palabras, sin más comenzamos a recoger las cosas y acomodarlas en su lugar, tú le pides a uno de tus sirvientes que lleven la ropa a tu habitación y las acomoden, y nos disponemos a bajar al comedor para cenar.
Durante la cena me das un panorama del itinerario que tendremos durante los días posteriores y me informas quienes serán las personas que nos ayudaran a lograrlo, de antemano me adviertes que será algo difícil y peligroso, por lo cual yo te contesto – Ya lo sé, ya lo habíamos hablado y estoy dispuesta a manejar las situaciones, solo espero aprender lo antes posible por si se necesita - tú me miras alegremente y compartimos la cena entre pláticas sobre lo que en la actualidad nos gusta y lo que no toleramos tanto, una conversación de amigas tan placentera que hace que la cena pase de manera tranquila, una mesa grande con todos los platillos deliciosos que nos gustan, un buen vino y entre velas y aroma a rosas que nos llega del centro de mesa, que uno de los sirvientes acomodo en el centro, disfrutamos del placer de estar juntas.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Mi mente se inunda de recuerdos pequeños, e infantiles. Un rayo de sol intenso que calienta la piel, guía el camino por un sendero de flores dispersas, en la pradera de algún montecillo. Las risas, los juegos, las rodadas por la ladera hasta llegar a la base. Es curioso como la mente, en las situaciones más tensas, busca una manera de alejarnos de eso. ¿Será esa la razón de porque a tanta gente le cuesta concentrarse en tareas difíciles o no deseadas? Lo que debía ser el principio de una cruzada, acaba de convertirse en un juego de dos. No sólo aliviana la carga de la oscuridad y adversidad que aquí se inicia hoy, sino, que también se presenta como el comienzo de una gran aventura. Y no hay mayor aventura, que aquella que llevamos a cabo por conviccion junto a los únicos en quienes confiamos, nuestros más leales amigos. Quizá no seamos Sir Robin de Locksley y el pequeño John. Definitivamente no soy Juana de Arco, por más que crea en lo sagrado de mi misión. Nada de eso, reduce la aventura, ni disminuye nuestra valentía. Si quieres un mundo mejor, hazlo tú mismo; ¿no?
Tiro al arco, no está exactamente entre las habilidades ara una dama de sociedad. No sabría decir si esa clase debería ir entre costura y piano; o lectura y escritura y caminar con un libro en la cabeza. Sin embargo de mayor utilidad. Que lo último al menos. Es ligero, no requiere más que de concentración y motricidad. Te mantiene en la batalla pero fuera de ella. Es de hecho, muy útil y práctico. Por eso elegí esta arma para alguien que aún, no comprende la totalidad del mundo en el que se está metiendo. Por eso, de momento, elijo compensar. Un poco de batalla y otro poco de té y galletas. Me llena de pregunta. Me sonrío pensando que yo le hacía a mi padre más o menos mil más y tenía la misma ansia y curiosidad por todo, cuando nosotros comenzamos. “Si sabes dónde estás, es cuestión de buscar. En todas las grandes ciudades puedes conseguir armas, de toda clase. Sólo que con diferentes excusas, o la misma, ir de cacería; sólo que sin mencionar específicamente el que. El detalle, está en enviar a los criados y nunca ir tu misma. Siempre pueden ser para una gran Lord, cuyo nombre olvidarán fácilmente. Una vez resuelto eso, cualquier joyero o buen herrero, puede bañarlas en plata; y con unas monedas más, también compras su silencio.” Todo tiene su precio, TODO. Sólo que no cualquiera puede pagarlo, en especial, lo que no se compra con dinero.
Hacia tanto que nada estaba fuera de su lugar, que es normal que los sirvientes se sobresalten. La obsesión por el orden de las cosas era de mi padre, pero bien lo heredo a sus hijos en las lecciones diarias de cada batalla. *”Si un vampiro aparece en cuanto cae el sol por la ventana del segundo piso, no puedes perder 15 minutos buscando dónde dejaste tu espada, ¿o sí?” Lección reforzada para Erik.*
La cena siempre fue un momento sagrado. Mi padre trabajaba asistiendo enfermos la mayor parte del día. Erik y yo con nuestras diversas lecciones… Mi madre pasaba más que nada, tiempo conmigo. Pero la cena, era el único momento donde todos volvíamos a recordar que éramos familia, uno junto a otro, sin abandonar la conversación. Mi madre se esmeraba tanto para eso, que cuando ella ya no estuvo para hacerlo, incuso el comer perdió sentido. Ya van varias veces que vuelvo a compartir la mesa con alguien. CASI, se está convirtiendo en un hábito otra vez. Quizá no sea e tema más adecuado, pero en cuanto cae el sol, también mi humor de juegos. Aún sigo debatiéndome en mi cabeza, si debería o no salir. Dejar a Leslie sola, no es algo que me emocione. Hay un refugio antinaturales, y los sirvientes saben bien que hacer pero… Es intuitivo como sentimos una responsabilidad, sobre aquellos a quienes amamos. La necesidad de protegerlos. – “Les, por más divertido que esto sea ahora, ahí afuera no lo es.” Quizá es diferente con Lexa, pero ella, al igual que yo, ha sido criada para esto y lleva años regresando a casa con golpes, rasguños y sangre ajena. – “Esto es, sin reservas, literalmente poner tu vida en peligro, con la esperanza de que Dios estará de nuestro lado. No hay garantías, y… es bastante cruel.”
Su seguridad es inigualable. La confianza de quién aún no se ha golpeado. Pero su positivismo siempre fue característica de su personalidad, y pasa el resto de la velada, llevando los comentarios a las situaciones más ocurrentes. Aún no se me antoja comer mucho, incluso cuando el apetito quiere regresar a mí, no es lo suficientemente fuerte como para convencerme a terminar el plato. – “Sabes que tarde que temprano volveré a salir en las noches. Quiero mostrarte algo. Ven conmigo.” Me levante de la mesa y a través de la casa, la guíe por un pasaje de piedra, iluminadas por una linterna de aceite. – “Sé que no es exactamente el lugar más maravilloso en la tierra. Pero mi tátara, tátara abuelo, parece ser, era una persona en extremo paranoica, por lo cual, construyo, básicamente una casa subterránea. Lo importante es esta primera sala. De afuera no es muy importante, pero si alguna vez, algo llegara a suceder y yo no estoy aquí, olvídalo…” – Niego con la cabeza. – “Incluso si YO estoy aquí, quiero que corras aquí.” La puerta con vista de madera, no demuestra mucho, por fuera, sólo piedra; pero por dentro… Al abrir la puerta, la plata resplandeciente, ilumina el lugar. – “Eran las mazmorras, pero mi padre lo reformo. No hay manera que pueda llegar aquí. Hay 3 entradas. Una desde el exterior. La que te mostré y otra desde el primer piso, dónde están las habitaciones. Si atacaran la casa. Todo lo que tienes que hacer es entrar y aguardar a que salga el sol. No podrán entrar. De todos modos, esta provista.” Armas de todo tipo. Agua y escasos alimentos. El sol, como a todas las pesadillas de la niñez, ahuyenta a los monstruos. – “¿Qué te parece?”
Tiro al arco, no está exactamente entre las habilidades ara una dama de sociedad. No sabría decir si esa clase debería ir entre costura y piano; o lectura y escritura y caminar con un libro en la cabeza. Sin embargo de mayor utilidad. Que lo último al menos. Es ligero, no requiere más que de concentración y motricidad. Te mantiene en la batalla pero fuera de ella. Es de hecho, muy útil y práctico. Por eso elegí esta arma para alguien que aún, no comprende la totalidad del mundo en el que se está metiendo. Por eso, de momento, elijo compensar. Un poco de batalla y otro poco de té y galletas. Me llena de pregunta. Me sonrío pensando que yo le hacía a mi padre más o menos mil más y tenía la misma ansia y curiosidad por todo, cuando nosotros comenzamos. “Si sabes dónde estás, es cuestión de buscar. En todas las grandes ciudades puedes conseguir armas, de toda clase. Sólo que con diferentes excusas, o la misma, ir de cacería; sólo que sin mencionar específicamente el que. El detalle, está en enviar a los criados y nunca ir tu misma. Siempre pueden ser para una gran Lord, cuyo nombre olvidarán fácilmente. Una vez resuelto eso, cualquier joyero o buen herrero, puede bañarlas en plata; y con unas monedas más, también compras su silencio.” Todo tiene su precio, TODO. Sólo que no cualquiera puede pagarlo, en especial, lo que no se compra con dinero.
Hacia tanto que nada estaba fuera de su lugar, que es normal que los sirvientes se sobresalten. La obsesión por el orden de las cosas era de mi padre, pero bien lo heredo a sus hijos en las lecciones diarias de cada batalla. *”Si un vampiro aparece en cuanto cae el sol por la ventana del segundo piso, no puedes perder 15 minutos buscando dónde dejaste tu espada, ¿o sí?” Lección reforzada para Erik.*
La cena siempre fue un momento sagrado. Mi padre trabajaba asistiendo enfermos la mayor parte del día. Erik y yo con nuestras diversas lecciones… Mi madre pasaba más que nada, tiempo conmigo. Pero la cena, era el único momento donde todos volvíamos a recordar que éramos familia, uno junto a otro, sin abandonar la conversación. Mi madre se esmeraba tanto para eso, que cuando ella ya no estuvo para hacerlo, incuso el comer perdió sentido. Ya van varias veces que vuelvo a compartir la mesa con alguien. CASI, se está convirtiendo en un hábito otra vez. Quizá no sea e tema más adecuado, pero en cuanto cae el sol, también mi humor de juegos. Aún sigo debatiéndome en mi cabeza, si debería o no salir. Dejar a Leslie sola, no es algo que me emocione. Hay un refugio antinaturales, y los sirvientes saben bien que hacer pero… Es intuitivo como sentimos una responsabilidad, sobre aquellos a quienes amamos. La necesidad de protegerlos. – “Les, por más divertido que esto sea ahora, ahí afuera no lo es.” Quizá es diferente con Lexa, pero ella, al igual que yo, ha sido criada para esto y lleva años regresando a casa con golpes, rasguños y sangre ajena. – “Esto es, sin reservas, literalmente poner tu vida en peligro, con la esperanza de que Dios estará de nuestro lado. No hay garantías, y… es bastante cruel.”
Su seguridad es inigualable. La confianza de quién aún no se ha golpeado. Pero su positivismo siempre fue característica de su personalidad, y pasa el resto de la velada, llevando los comentarios a las situaciones más ocurrentes. Aún no se me antoja comer mucho, incluso cuando el apetito quiere regresar a mí, no es lo suficientemente fuerte como para convencerme a terminar el plato. – “Sabes que tarde que temprano volveré a salir en las noches. Quiero mostrarte algo. Ven conmigo.” Me levante de la mesa y a través de la casa, la guíe por un pasaje de piedra, iluminadas por una linterna de aceite. – “Sé que no es exactamente el lugar más maravilloso en la tierra. Pero mi tátara, tátara abuelo, parece ser, era una persona en extremo paranoica, por lo cual, construyo, básicamente una casa subterránea. Lo importante es esta primera sala. De afuera no es muy importante, pero si alguna vez, algo llegara a suceder y yo no estoy aquí, olvídalo…” – Niego con la cabeza. – “Incluso si YO estoy aquí, quiero que corras aquí.” La puerta con vista de madera, no demuestra mucho, por fuera, sólo piedra; pero por dentro… Al abrir la puerta, la plata resplandeciente, ilumina el lugar. – “Eran las mazmorras, pero mi padre lo reformo. No hay manera que pueda llegar aquí. Hay 3 entradas. Una desde el exterior. La que te mostré y otra desde el primer piso, dónde están las habitaciones. Si atacaran la casa. Todo lo que tienes que hacer es entrar y aguardar a que salga el sol. No podrán entrar. De todos modos, esta provista.” Armas de todo tipo. Agua y escasos alimentos. El sol, como a todas las pesadillas de la niñez, ahuyenta a los monstruos. – “¿Qué te parece?”
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Pasamos momentos agradables y divertidos recordando viejos tiempos y jugando como cuando éramos niñas, pero todo empieza a cambiar, la alegría de estar con ella y poder estar juntas, cambia su rostro y me comienza a describir el panorama en el cual, pretendo adentrarme, por mi mente pasa las imágenes más terroríficas pero a la vez difíciles de creer, y el saber y reconocer que yo estoy dispuesta a entrar a ese mundo, lo cual en momentos me aterra, sin embargo, me alienta el poder estar con Arden nuevamente y poder ser parte de su vida y de su familia, poder saber y ver de lo que soy capaz de hacer, por algo tengo estas habilidades y me doy cuenta de que la tengo que utilizar y que mejor junto a ella.
Por mi mente pasa un resto de nostalgia el de darme cuenta de que aquellos bellos tiempos de la infancia ya pasaron y no volverán a ser, más que eso unos hermosos recuerdos, y debemos dar paso a las nuevas experiencias que si bien no se les ve buena pinta, tengo el buen presentimiento de que a pesar de la adversidades serán lindos. Mientras caminamos y ella sigue diciendo las mil y una razones por las cuales no debería de aceptar estar en el lugar que estoy, mi mente da una y mil razones para seguir, con aquella persona que desde la infancia demostró ser la persona más cercana a mí y nunca me juzgo por lo que hice o deje de hacer.
En un momento la interrumpo y le digo – Arden entiendo que todo esto que me dices es para que cambie de manera de pensar y diga que me voy, pero te digo que no cambiare de parecer, sé que será difícil y en ocasiones doloroso, sin embargo, estoy consciente de ello y deseo hacerlo, claro está que tendré que aprender muchas cosas, pero espero que puedas confiar en mi para estar a tu lado y ayudar en lo que este a mi alcance - La seguridad de mis palabras me tranquilizan el corazón y me hacen confiar aún más en mi misma. Me invita a conocer una parte de la casa que en todo este tiempo no sabía que existía, dejo que me guié por aquel pequeño pasillo de ladrillo el cual es alumbrado por linternas de aceite, observo con mucha curiosidad, cuando ella abre la puerta y me muestra el interior, mis ojos se agrandaron y mi boca se abrió sin que yo me diera cuenta.
Comencé a escuchar lo que Arden me decía, las 3 puertas que conducían a este sitio el cual era el lugar de resguardo, mientras ella me explicaba lo que tendría que hacer en caso de que se presentara alguna situación. Observe aquel lugar iluminado cubierto de plata, e una parte de la habitación las diferentes armas a utilizar, al otro extremo alimento y agua para poder sobrevivir si se requieren, los cuales los sirvientes se encargaban de cambiarlos cada cierto tiempo, cuando me preguntaste ¿qué te parece? Mi respuesta fue – creo que tu tátara tátara abuelo sabía lo que hacia dentro de su paranoia, esto es fabuloso, jamás lo había visto y me parece de lo más práctico - ambas reímos y salimos del lugar.
Después de que Arden me diera todas las indicaciones pertinentes mientras comenzara mi entrenamiento debería tenerlos presentes, Muy presentes. Arden de vez en vez me preguntaba si había entendido lo que me decía, a los cual le contestaba – Si entendí, no soy una niña para que me lo repitas tantas veces, bueno de vez en cuando me lo recuerdas, ya que algunas veces mi memoria no es la mejor - tú te sonríes y asientas con la cabeza. Después del recorrido, regresamos a la casa, en mi mente repito “ Arden te entiendo y sé que estas preocupada por mí pero prometo poner de mi parte para no ser un estorbo, sino una ayuda”
Por mi mente pasa un resto de nostalgia el de darme cuenta de que aquellos bellos tiempos de la infancia ya pasaron y no volverán a ser, más que eso unos hermosos recuerdos, y debemos dar paso a las nuevas experiencias que si bien no se les ve buena pinta, tengo el buen presentimiento de que a pesar de la adversidades serán lindos. Mientras caminamos y ella sigue diciendo las mil y una razones por las cuales no debería de aceptar estar en el lugar que estoy, mi mente da una y mil razones para seguir, con aquella persona que desde la infancia demostró ser la persona más cercana a mí y nunca me juzgo por lo que hice o deje de hacer.
En un momento la interrumpo y le digo – Arden entiendo que todo esto que me dices es para que cambie de manera de pensar y diga que me voy, pero te digo que no cambiare de parecer, sé que será difícil y en ocasiones doloroso, sin embargo, estoy consciente de ello y deseo hacerlo, claro está que tendré que aprender muchas cosas, pero espero que puedas confiar en mi para estar a tu lado y ayudar en lo que este a mi alcance - La seguridad de mis palabras me tranquilizan el corazón y me hacen confiar aún más en mi misma. Me invita a conocer una parte de la casa que en todo este tiempo no sabía que existía, dejo que me guié por aquel pequeño pasillo de ladrillo el cual es alumbrado por linternas de aceite, observo con mucha curiosidad, cuando ella abre la puerta y me muestra el interior, mis ojos se agrandaron y mi boca se abrió sin que yo me diera cuenta.
Comencé a escuchar lo que Arden me decía, las 3 puertas que conducían a este sitio el cual era el lugar de resguardo, mientras ella me explicaba lo que tendría que hacer en caso de que se presentara alguna situación. Observe aquel lugar iluminado cubierto de plata, e una parte de la habitación las diferentes armas a utilizar, al otro extremo alimento y agua para poder sobrevivir si se requieren, los cuales los sirvientes se encargaban de cambiarlos cada cierto tiempo, cuando me preguntaste ¿qué te parece? Mi respuesta fue – creo que tu tátara tátara abuelo sabía lo que hacia dentro de su paranoia, esto es fabuloso, jamás lo había visto y me parece de lo más práctico - ambas reímos y salimos del lugar.
Después de que Arden me diera todas las indicaciones pertinentes mientras comenzara mi entrenamiento debería tenerlos presentes, Muy presentes. Arden de vez en vez me preguntaba si había entendido lo que me decía, a los cual le contestaba – Si entendí, no soy una niña para que me lo repitas tantas veces, bueno de vez en cuando me lo recuerdas, ya que algunas veces mi memoria no es la mejor - tú te sonríes y asientas con la cabeza. Después del recorrido, regresamos a la casa, en mi mente repito “ Arden te entiendo y sé que estas preocupada por mí pero prometo poner de mi parte para no ser un estorbo, sino una ayuda”
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/06/2018
Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
El mundo fue hecho tal y como es hoy, con héroes y villanos. La asignación de cada una de las categorías, no se da por lo que pensamos de nosotros mismos, sino por quién cuenta la historia. A veces en la lucha contra los monstruos, terminas convirtiéndote en uno, tú mismo. Llevamos más demonios en la mente de los que jamás pueda llegar a cazar para acallar las voces de los que están dentro de mí. Al final, termino ser, que tantos años de lucha contra los sobrenaturales, para terminar en la cama cálida y pasiva, entregándome a uno de ellos. Es entonces cierto, que tu mejor amigo, termina siendo el monstruo debajo de tu cama, después de todo, ¿Con quién has compartido más miedo y desvelos que con él?
A pesar de que las precauciones nunca son suficientes, creo que es imposible más resguardo, que el que esta morada puede ofrecer. Mis sirvientes, mis criados, mis amigos; esos que dedican su tiempo a atender mis necesidades, también saben que siendo conscientes del peligro en el que nos hemos envuelto los afecta, están más que preparados para tomar las medidas adecuadas. Incluso si Leslie dudará, ellos se encargarían de su seguridad. Pero mentiría si no pienso que mi corazón, traiciona a mi razón. Ya he perdido demasiado y ahora que comienzo a recuperar piezas en el gran rompecabezas de la vida, me niego a comprometerlas. Me niego a ceder. Y aunque las decisiones de Dios sean mucho más sabias y exentas a mis deseos, tampoco pienso dejar las fichas al azar. Todo lo que pueda manejar en mi control, lo haré; y sin dudar. A estas alturas, luego de la desaparición de mi familia, expertos cazadores, con años de educación y experiencia; comprendo que nada es suficiente.
- “Te lo recordaré.” – Sonrío de lado. El ‘despiste’ es, por excelencia, la cualidad principal de la genialidad de mi amiga. Todas las grandes personalidades y mentes brillantes, se ven afectadas por el descuido de una u otra manera. – “Debes entender, Les…” – Comienzo hablando algo lejana, para evitar en sentimentalismo que esto aviva en mi perturbado corazón. – “… que no me siento cómoda con la idea de exponerte al peligro. No desconfío de ti, no lo mal intérpretes.” Avanzo hacia las escaleras, para dirigirme a una sección de la casa, que sé que apreciará más que nadie. – “He perdido mucho, y el miedo, genera… bueno, esto.” Paranoia es la palabra que busco, pero en mi dignidad personal, me niego a pronunciarlo.
Dejo que una sonrisa suave y algo boba se apodere de mí al pensar en la idea que pronuncio. – “Si yo pude hacerlo, también tú. Dejar las muñecas por una espada, no fue fácil; pero sé que tú también puedes lograrlo. Es sólo que, bueno, también eso…” – Ideas que no se expresan pero quedan impresas en el aire de mis pensamientos… ¿Cómo decirlo? – “Desde que Kendrick está aquí, paso más tiempo pensando en sus ojos azules que en lo que de hecho debería hacer. Algo no positivo para el bienestar de mi persona. Pero es tan… aaaggggrrrr… Tan Kendrick.” Los miran al cielo como si los viejos cimientos pudieran dar una explicación fugaz al compás de mi pasajera mirada. Cómo si algo o alguien, pudiera plasmar en palabras, lo que mis propios sentimientos no tiene la capacidad de explicar. Respiro profundo y la puerta de madera gigante, pesada y labrada, es la antesala del paraíso. – “Y mientras tanto, espero que esto te agrade. Es definitivamente uno de los mejores tesoros de este lugar.”
El sonido de la madera pesada desgastando las vigas al moverse, es el anuncio de la puerta abrirse. – “La biblioteca tiene libros sobre todas las temáticas, en todos los idiomas. O la mayoría, al menos. Los más antiguos son del siglo 15 y claro, están escritos a mano. Seguro encontrarás algo de tu interés.” La interminable sala de madera tiene 108 estanterías. Conservada, pero con los años desde su creación, es un ambiente maduro, con ese olor a madera gastada tan reconocible. El papel, con olor a húmedo, pero intacto, guarda silenciosos secretos por toda la habitación.
A pesar de que las precauciones nunca son suficientes, creo que es imposible más resguardo, que el que esta morada puede ofrecer. Mis sirvientes, mis criados, mis amigos; esos que dedican su tiempo a atender mis necesidades, también saben que siendo conscientes del peligro en el que nos hemos envuelto los afecta, están más que preparados para tomar las medidas adecuadas. Incluso si Leslie dudará, ellos se encargarían de su seguridad. Pero mentiría si no pienso que mi corazón, traiciona a mi razón. Ya he perdido demasiado y ahora que comienzo a recuperar piezas en el gran rompecabezas de la vida, me niego a comprometerlas. Me niego a ceder. Y aunque las decisiones de Dios sean mucho más sabias y exentas a mis deseos, tampoco pienso dejar las fichas al azar. Todo lo que pueda manejar en mi control, lo haré; y sin dudar. A estas alturas, luego de la desaparición de mi familia, expertos cazadores, con años de educación y experiencia; comprendo que nada es suficiente.
- “Te lo recordaré.” – Sonrío de lado. El ‘despiste’ es, por excelencia, la cualidad principal de la genialidad de mi amiga. Todas las grandes personalidades y mentes brillantes, se ven afectadas por el descuido de una u otra manera. – “Debes entender, Les…” – Comienzo hablando algo lejana, para evitar en sentimentalismo que esto aviva en mi perturbado corazón. – “… que no me siento cómoda con la idea de exponerte al peligro. No desconfío de ti, no lo mal intérpretes.” Avanzo hacia las escaleras, para dirigirme a una sección de la casa, que sé que apreciará más que nadie. – “He perdido mucho, y el miedo, genera… bueno, esto.” Paranoia es la palabra que busco, pero en mi dignidad personal, me niego a pronunciarlo.
Dejo que una sonrisa suave y algo boba se apodere de mí al pensar en la idea que pronuncio. – “Si yo pude hacerlo, también tú. Dejar las muñecas por una espada, no fue fácil; pero sé que tú también puedes lograrlo. Es sólo que, bueno, también eso…” – Ideas que no se expresan pero quedan impresas en el aire de mis pensamientos… ¿Cómo decirlo? – “Desde que Kendrick está aquí, paso más tiempo pensando en sus ojos azules que en lo que de hecho debería hacer. Algo no positivo para el bienestar de mi persona. Pero es tan… aaaggggrrrr… Tan Kendrick.” Los miran al cielo como si los viejos cimientos pudieran dar una explicación fugaz al compás de mi pasajera mirada. Cómo si algo o alguien, pudiera plasmar en palabras, lo que mis propios sentimientos no tiene la capacidad de explicar. Respiro profundo y la puerta de madera gigante, pesada y labrada, es la antesala del paraíso. – “Y mientras tanto, espero que esto te agrade. Es definitivamente uno de los mejores tesoros de este lugar.”
El sonido de la madera pesada desgastando las vigas al moverse, es el anuncio de la puerta abrirse. – “La biblioteca tiene libros sobre todas las temáticas, en todos los idiomas. O la mayoría, al menos. Los más antiguos son del siglo 15 y claro, están escritos a mano. Seguro encontrarás algo de tu interés.” La interminable sala de madera tiene 108 estanterías. Conservada, pero con los años desde su creación, es un ambiente maduro, con ese olor a madera gastada tan reconocible. El papel, con olor a húmedo, pero intacto, guarda silenciosos secretos por toda la habitación.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
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Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
No me llamaría a mi misma despistada, pero bueno, en realidad si lo soy. Hay cosas, muchas cosas que me llaman demasiado la atención y siempre es difícil concentrarse en tanto tan interesante. Como todo esto, este nuevo mundo que se abre para mi, tan emocionante y excitante lleno de sensaciones nueva que explorar. ¡Claro que tengo miedo! Pero si tienes miedo a algo, lo mejor que puedes hacer es enfrentarlo, y después de todo, nadie me obliga, esta es una aventura de verdad, una que aunque peligrosa, como toda buena aventura, vale la pena vivir. Es una aventura, mía y para mi. Pero que viviré junto a una gran amiga; una que me da seguridad. Sé que podré hacerlo. *Arden confía en mi como yo confío en ti*
- "Arden, se que tienes miedo. Has vivido demasiadas perdidas y muy intensas. Pero yo he venido a sumar a tu vida, no a restar. Estoy segura que lograremos salir adelante. Entiendo tu preocupación y sé que temes perderme, pero con un poco de práctica y confianza, creo que ambas podremos salir adelante. Juntas. Como amigas. Como siempre."
La charla sobre su ex- o su actual, no estoy muy segura y creo que ella tampoco; llena el silencio de la enorme morada mientras avanzamos.
- "¿A dónde me llevas? ¿Acaso no me lo piensas decir?"
Creo que eso es un tema mucho más alegre que Kendrick en este momento. El licantropo Kendrick, vaya problema. No me imagino como ella siendo una cazadora, esta sufriendo entre su deber y su deseo. Creo que prefiero no averiguarlo, aunque admito que la situación es tan emocionante.
Finalmente arribamos a nuestro destino, y mis ojos no salen del asombro. Las estanterías son interminables llenas de libros algunos antiguos, otros más recientes, es como un paraíso de papel, madera y sabiduría.
- "¡Oh, Arden! ¡Esto es increíble!"
No puedo decidirme por donde empezar, y escucho a mi amiga habar mientras recorro los pasillo deleitándome con interminables títulos, y unas cuantos libros, que no encontraras en ninguna biblioteca, pública o privada.
- "Arden, se que tienes miedo. Has vivido demasiadas perdidas y muy intensas. Pero yo he venido a sumar a tu vida, no a restar. Estoy segura que lograremos salir adelante. Entiendo tu preocupación y sé que temes perderme, pero con un poco de práctica y confianza, creo que ambas podremos salir adelante. Juntas. Como amigas. Como siempre."
La charla sobre su ex- o su actual, no estoy muy segura y creo que ella tampoco; llena el silencio de la enorme morada mientras avanzamos.
- "¿A dónde me llevas? ¿Acaso no me lo piensas decir?"
Creo que eso es un tema mucho más alegre que Kendrick en este momento. El licantropo Kendrick, vaya problema. No me imagino como ella siendo una cazadora, esta sufriendo entre su deber y su deseo. Creo que prefiero no averiguarlo, aunque admito que la situación es tan emocionante.
Finalmente arribamos a nuestro destino, y mis ojos no salen del asombro. Las estanterías son interminables llenas de libros algunos antiguos, otros más recientes, es como un paraíso de papel, madera y sabiduría.
- "¡Oh, Arden! ¡Esto es increíble!"
No puedo decidirme por donde empezar, y escucho a mi amiga habar mientras recorro los pasillo deleitándome con interminables títulos, y unas cuantos libros, que no encontraras en ninguna biblioteca, pública o privada.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/06/2018
Re: Viejas amistades, nuevas aventuras (Priv. Leslie Hampton)
Mis ojos se abren cual niña al ver el regalo más hermoso que haya deseado, majestuosa habitación llena de aquello que disfruto y me apasiona “ libros”. El conocimiento es algo que me maravilla, es la ventana hacia un mundo infinito, aquel mundo en dónde encuentro un refugio que me llena de satisfacción.
Alegremente y con el corazón agitado, recorro rápidamente por los estantes, tocando con la llena de mis dedos cada uno de los lomos de los libros y con una vista rápida leo sobre sus lomos los títulos de ellos, algunos tan conocidos y otros de los cuales jamás había escuchado, esto para mí es uno de los placeres que más disfruto, la lectura, aquel lugar en donde podría estar horas interminables rescatando cada uno de los conocimientos que ellos envuelve.
Alegre volteo y miró a Arden, Ella sonríe al ver mis expresiones, tal cual una niña con juguete nuevo – Arden esto es fascinante, jamás había visto tantos libros a la ves, es algo…… impresionante, creo que aquí pasaré la mayor parte del tiempo…. Bueno aparte de las horas que dediquemos a mi entrenamiento, esto será algo que disfrutare- para mí el poder leer un libro, conocer, aprender y embriagarme de conocimiento, es algo que no puedo evitar, además por ser hechicera debo de saber lo más que pueda, para poder ayudar, ya que no sería de gran ayuda a nadie una hechicera que carece de lo primordial.-
Mas aún cuando he decidido adentrarme en aquel mundo en el cual Arden está sumergida, aquel que para los ojos de la mayoría no ve o se niega a verlo, aquel mundo oscuro que solo creemos que existe en los cuentos y leyendas de las personas, aquel mundo tan oscuro y misterioso, que jamás hallamos visto.
Y para estar a la altura de Arden debo de aprender, conocer, ser más fuerte, ya nos es momento de jugar a los pequeños hechizos, manipular la mente de mis prospectos, esto es el mundo real, aquel que jamás pensé conocer y estar inmerso en él.
-Arden, espero que al mostrarme tan hermoso habitación no sea para dejarme de lado, sino, en verdad quiero ayudarte….. sé qué piensas que soy alguien tan frágil, que quizá no pueda con ese mundo tan lleno de horror y misterio, pero igual que yo eras tú, y la vida te sumergió en situaciones que te orillaron hacia un mundo el cual quizá no imaginabas, un mundo que dentro del dolor te hizo sacar la mujer más fuerte que jamás pensaste ser, aquella mujer que logró resurgir a pesar de las adversidades-
Sin esperar, a que Arden conteste, sigo caminando por aquellos estantes, y para que no se llene el ambiente de sentimientos encontrados me adelantó a hablar y pedirle a Arden si puedo poner un pequeño sofá y una mesa para poder leer y tomar té, junto a una ventana que da su vista al jardín de la casa.
Desde que llegue, ha sido una gran experiencia, se abrió una ventana a un mundo que jamás pensé conocer, aún cuando siendo hechicera, me negaba a ver, ya que en mi vida había tenido la oportunidad de experimentar tales situaciones.
Alegremente y con el corazón agitado, recorro rápidamente por los estantes, tocando con la llena de mis dedos cada uno de los lomos de los libros y con una vista rápida leo sobre sus lomos los títulos de ellos, algunos tan conocidos y otros de los cuales jamás había escuchado, esto para mí es uno de los placeres que más disfruto, la lectura, aquel lugar en donde podría estar horas interminables rescatando cada uno de los conocimientos que ellos envuelve.
Alegre volteo y miró a Arden, Ella sonríe al ver mis expresiones, tal cual una niña con juguete nuevo – Arden esto es fascinante, jamás había visto tantos libros a la ves, es algo…… impresionante, creo que aquí pasaré la mayor parte del tiempo…. Bueno aparte de las horas que dediquemos a mi entrenamiento, esto será algo que disfrutare- para mí el poder leer un libro, conocer, aprender y embriagarme de conocimiento, es algo que no puedo evitar, además por ser hechicera debo de saber lo más que pueda, para poder ayudar, ya que no sería de gran ayuda a nadie una hechicera que carece de lo primordial.-
Mas aún cuando he decidido adentrarme en aquel mundo en el cual Arden está sumergida, aquel que para los ojos de la mayoría no ve o se niega a verlo, aquel mundo oscuro que solo creemos que existe en los cuentos y leyendas de las personas, aquel mundo tan oscuro y misterioso, que jamás hallamos visto.
Y para estar a la altura de Arden debo de aprender, conocer, ser más fuerte, ya nos es momento de jugar a los pequeños hechizos, manipular la mente de mis prospectos, esto es el mundo real, aquel que jamás pensé conocer y estar inmerso en él.
-Arden, espero que al mostrarme tan hermoso habitación no sea para dejarme de lado, sino, en verdad quiero ayudarte….. sé qué piensas que soy alguien tan frágil, que quizá no pueda con ese mundo tan lleno de horror y misterio, pero igual que yo eras tú, y la vida te sumergió en situaciones que te orillaron hacia un mundo el cual quizá no imaginabas, un mundo que dentro del dolor te hizo sacar la mujer más fuerte que jamás pensaste ser, aquella mujer que logró resurgir a pesar de las adversidades-
Sin esperar, a que Arden conteste, sigo caminando por aquellos estantes, y para que no se llene el ambiente de sentimientos encontrados me adelantó a hablar y pedirle a Arden si puedo poner un pequeño sofá y una mesa para poder leer y tomar té, junto a una ventana que da su vista al jardín de la casa.
Desde que llegue, ha sido una gran experiencia, se abrió una ventana a un mundo que jamás pensé conocer, aún cuando siendo hechicera, me negaba a ver, ya que en mi vida había tenido la oportunidad de experimentar tales situaciones.
Leslie Hampton- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/06/2018
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