Alea iacta est

por **Julio César Gaius** Miér Oct 24, 2012 3:22 am

La noche había caído con singular rapidez anunciando los pasos de aquel que ha caminado en las sombras mirando el horizonte y recordando aquellos viejos tiempos , hijo de las tinieblas que nublan los recuerdos de aquel que hizo grande a una nación y dejo una leyenda escrita tan apasionada como su vida, pariente de terror y la desolación de los pueblos que cayeron bajo su yugo y su inmenso poder que lo hizo grande entre los grandes, el pronunciar su nombre inunda de respeto, hacia la historia de la humanidad que dejo uno de los mas nobles y apasionados romanos que llevaron la historia en sus pasos.

Han pasado siglos desde que los ojos de aquel que vio caer a Pompeyo el grande desde la cúpula de los dioses, caminando con aquella pesada armadura, llena de recuerdos, de una época donde la sangre derramada por aquellos nobles guerreros era un honor, ser bañado por ella como el dulce botín de la victoria; siglos siguen pasando, donde el tiempo se pasa abrazando las historias y dejando solo los recuerdos de los grandes nobles guerreros de la historia que con el tiempo han creado su propia historia en el tiempo.

Ahora el tiempo deja ver a uno de esos nobles guerreros caminar de nuevo en entre sus ríos de la historia para que el noble nombre de aquel que lo conquisto todo, sea de nuevo un símbolo de temor y respeto, Julio César Gaius, camina de nuevos los senderos de la vida, usando el velo noche como su campo de batalla, y la luz de la bella luna como el sol de la vida que le hace desear contemplar la grandeza del nuevo mundo, recorriendo aquellos viejos senderos que llevan hacia un mismo destino, la gloria perdida en tiempos lejanos, donde la traición es la madre de la cruel ingratitud, que lleva a la desolación y al querer vivir, cuando la muerte es la única compañera.

-He aquí al gran cesar caminando por estos abandonados senderos, donde la tristeza y la desolación se han apoderado, de este viejo bosque donde un viejo camina dejando solo las huellas del pasado detrás de él, mis ojos solo pueden ver la tristes del bosque que se refleja en la muerte de estos grandes y alguna vez frondosos arboles, que en su juventud deslumbraban con su hermosos follaje, cesar has caminado tanto tiempo, que la muerte se te ha adelantado, a tu camino, has vencido una ves, una mas y serás mas grande que el mismo júpiter.

El caminos se divide al paso de aquel que vieja solo por la noche, que camino tomar, hacia donde ir, que hacer, preguntas que inundad la cabeza de aquel que fue conocido por su decisiones acertadas, pero esta vez la soledad confunde el andar del noble romo, parado frente a los caminos de su nueva vida, deja pasar los minutos para reflexionar y dejarse llevar por aquel viento que sopla aires de cambio, y poder tomar esa decisión.

por **Orland** Miér Oct 24, 2012 4:53 pm

[justify] Sobre la desfundada soledad del tiempo y el espacio, sobre el despecho y la soledad, no puedo decir que soy una humana normal, pero siento como una. Los espiritus giraban alrededor mio como unos soldados justo detras de su capitan, y solo el viejo Maximus, caminaba a mi ritmo y a mi altura. Que digo caminaba, el flotaba. Aquel ancestro orgulloso, fundador de mi linaje, fuerte, tanto que aun su magia trasgredia el mundo de los vivos, me atravezaba a mi. Envidiaba en secreto su fuerza, que yo sentia que en mi menguaba. Mucho poder sin ningun sentido, o tal vez uno, que habia olvidado vengar la muerte de mi padre. Pero me sentia desvalida en mi humanidad. Muchas decepciones. Instintivamente toque el collar en que reposaba el centauro de bronce, el linaje que terminaba en mi...

Mis cavilaciones eran como un martilleo en mi cabeza, como si los recuerdos de todos mis espiritus estuvieran comprimiendo mi cabeza, hasta que Maximus quedo quieto, con una expresion circunspecta. me sorprendi ¿ que habia visto que yo no para quedar asi... Murmuro algo en latin... y sus recuerdos se depositaron sin permiso en mi mente... Roma, no la que yo conoci, ni siquiera parecida a la Florencia de mis amores... un circo, sangre, guerras, laureles... senti que colapsaba... ¿ hasta cuando aprenderia a no estar por alli sola? no tenia ni idea aun de la capacidad de mi poder... ni que los espiritus pudiesen hacer eso conmigo. Pero Maximus era diferente... entre las sombras de sus recuerdos una figura, que parecia tan real, tan vivida, tan corporea, un temblor que me hizo sudar la espalda... un nombre que pàra mi no decia nada, pero no era yo la que me obligaba a decirlo.

- Julius...- en mi imperfecto latin, murmure esperando que todo fuese una vision, pero con la terrible certeza que no lo era.

Alea iacta est

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Re: Alea iacta est