Un minuto después de la caza [Zillah]

por **Jade Somerhalder** Sáb Oct 27, 2012 7:58 am

Siendo realista, no es que me gustaran precisamente las tabernas, pero allí me encontaba. A veces eran el mejor lugar para pasar desapercibido... Además, necesitaba un trago para asimilar la cacería de aquella noche. Los vampiros asesinos no caían solos y me sentía un tanto exhausto tras esa extraña travesía que había tenido que emprender durante días.

Pedí una cerveza y, cuando me la tendieron, con un suspiro caí en una de las sillas, alejado de los hombros que causaban semejante alboroto. Me gustaba muchísimo más los sitios tranquilos, lugares donde podría cerrar los ojos y escuchar la tranquilidad de la naturalza, del universo conectado en nuestro pequeño planeta. Adoraba esa sensación, pero no era momento para ella. Necesitaba algo de una persona normal.

Entonces recordé, con una pequeña imagen, el rostro de aquella pequeña mujer que había conseguido volverme completamente loco. No sabía que había sido de ella, ni como estaba, ni donde... Me sentía débil pensando en ella y no debía permitírmelo. Era un cazador, uno de los mejores de mi país y no podía permitirme estar triste por algo que jamás recuperaría. Bebí de mi jarra, suspirando y relajándome levemente. Estaba claro que necesitaba aquel día de tranquilidad y persona normal.

por **Zillah L. Dihmes** Vie Nov 30, 2012 9:14 am

- Que los demonios te abracen en esta oscura noche,velarán tus sueños como guardianes del mal y los ángeles blancos desaparecerán - susurré lascivamente a Sylvio mientras poco a poco iba cerrando los ojos para adentrarse en un profundo sueño. Me aparté cuando su respiración empezó a regular y los demonios habían abrazado al pequeño en un mar de pesadillas . Sonreí de medio lado al verle dormido profundamente. Su crecimiento era increíble y su inteligencia no tenía límites. Me sentía orgullosa de la criatura que crecía bajo mi maldad, convirtiéndose poco a poco en el hijo del mal. Un pequeño gemido de placer bastaba para dilatar el futuro que había creado en mi sucia mente.
Me arrastré hacía la salida,en un silencio pulido de pasos cuidadosos. Tenía pensado ir a la taberna antes de vislumbrar víctimas. Estaba vestida con un vestido ajustado a mi cintura ,negro y largo hasta los pies pero con un corte de los tobillos hasta, aproximadamente,los muslos. Mi estilo de vestir era etiquetado como extravagante y oscuro,peor que una cortesana y a veces confundida con un ser nocturno. Los tirantes colgaban más abajo del hombro y mi cabello estaba suelto ,escondiendo la blancura de mis hombros.

Tras unos minutos ya estaba respirando el aire peligroso de las calles. Cerré mis parpados por unos segundos, respirando la maldad que acechaba de las calles oscuras. Eso era lo único que traía paz a mi ser, tranquilidad y prosperidad. Los volví a abrir ,dejando a la luz aquellas dos gemas brillantes que me permitía visualizar demonios . A cada paso que daba presentía la apariencia de varios seres nocturnos, diferentes entre ellos por la personalidad pero idénticos en la apariencia bella y sádica. Solo fue cuestión de segundos llegar a mi destino. Los murmullos, las risas demenciales y las voces esporádicas se podían divisar desde la calle. Eso significaba que estaba más llena de lo normal. Fruncí mis labios en señal de molestia . Siempre había optado por la opción de la soledad y los jaleos los había desperdiciado en todo momento. Aun así, abrí la puerta provocando que varias cabezas se girasen ante mi presencia. ¿Cuál fue la causa de sus intereses?. Mi belleza excéntrica, mi apariencia tétrica y mis andares sensuales. El ego se hizo presente, sonreía de oreja a oreja con cada tacon que marcaba mi camino hacia la barra de la taberna. Una vez llegada a mi destino sonreí al tabernero con la misma lascividad que siempre y con una pizca de maldad que me hacía única – Lo mismo de siempre ,guapo – fueron las únicas palabras que sisee con descaro.

El tabernero me tendió una copa de whisky bien cargada y sin esperar ni un segundo, levanté la copa de la barra ,deleitándome con tan fuerte elixir. Mis ojos estaban inquietos, moviéndose de una mesa a otra . Todas parecían llenas menos una, que solo estaba un joven un tanto conocido. Tal vez eran suposiciones mías, pero su rostro me era bien conocido. Decidí adentrarme en aquel oscuro rincón, lejos de los jaleos y sin pedir permiso alguno. La educación nunca había envuelto mis sílabas – ¿Estás aquí porque odias los jaleos y prefieres la soledad o porque…esperas a alguien? – atrevidas eran mis palabras por emplear semejante pregunta personal. Aun así,con total naturalidad, me senté en la silla del frente con total elegancia mientras mis ojos no dejaban de observar su rostro.

{perdona la tardanza,espero que te agrade mi respuesta (:}

por **Jade Somerhalder** Jue Dic 27, 2012 8:53 am

Cerré los ojos, intentando hacer oidos sordos al ruido que causaban los hombres en la otra punta del bar. Necesitaba paz y sabía perfectamente como conseguirla aun cuando había tanto alboroto a mi alrededor. Intenté dejar la mente en blanco, llevando mis sentidos y mis oidos a un lugar de paz y tranquilidad. Imaginé un bosque, una cascada que caía con fuerza, creando con su hermosa un pequeño río que seguía hacía delante sin detenerse. Imaginé el sonido del agua caer, de los pájaros volando sobre mi cabeza y cantando como cuando son felices.

Suspiré y, cuando sentí mi cuerpo más relajado, abrí los ojos. La gente seguía en sus trece, pero yo casi ni los escuchaba ya. Entonces entró una mujer a la cual contemplé de pasada, pues tenía que admitir que llamaba muchísimo la atención. Los hombres no le quitaban los ojos de encima y yo no pude evitar soltar una leve carcajada ante aquel comportamiento tan sumamente neandertal. ¿Acaso ya no había caballeros que supieran comportarse? Negué con la cabeza y volví a lo mío, bebiendo levemente de la jarra de cerveza.

Fue en esos instantes cuando noté una voz femenina dirigiéndose hacia mi persona. Alcé la mirada y la contemplé con tranquilidad. Era la misma mujer que había entrado hacía unos segundos, llevándose la atención de todos los hombres cuantos ahí había. Sonríe divertido ante su respuesta y dejé que se sentara enfrente de mí, después de todo la compañía resultaba agradable. Y aun más cuando llevaba una vida un tanto solitaria debido a mi trabajo. Pero, ¿qué mal podía hacer relacionarme durante un tiempo? Además, aquella mujer me resultaba un tanto familiar y no sabía del todo el motivo.

-Imagino que, si esperara a alguien, acabaría poniéndome en algún sitio en el que se me viera mejor.- volví a beber de la jarra y luego la dejé en la mesa.- No suelo llevarme del todo bien con la gente ruidosa, llámame raro.- La miré con tranquilidad y calma, lo que, probablemente, más destacaba de mi personalidad.- ¿Y usted? ¿Ha venido a buscar compañía o tampoco le gusta el comportamiento de ciertos hombres de por aquí?

por **Zillah L. Dihmes** Vie Ene 18, 2013 8:12 am

- Depende a la clase de persona esperas. La taberna no es el lugar adecuado para un encuentro familiar o amoroso - comenté con descaro ante sus primeras palabras. Poseía una voz masculina,atrayente y sin embargo solitaria. Me sentía identificada con el sujeto,amando la soledad del alma oscura. Llevé la copa a los labios, primero tuve la necesidad de oler aquel elixir que tanto adormecían a los humanos. Fuerte, con un sabor a especias. Lo probé como los vampiros sedientos prueban la sangre. Su aroma ,su fuerte esencia invadió al instante mi paladar cambiando el color de mis mejillas blancas por unas rosadas. Cierto era que aquella apariencia resultaba de lo más dulce , pero todos sabían que yo, Zillah, era la maldad personificada. Dejé el vaso por un rato, con la intención de posar todos mis instintos a la compañía que tenía delante - Ah- comencé con un gemido placentero al escuchar sus palabras. No era raro, le agradaba la soledad - La soledad es la única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos - solté la frase pausadamente , apenas moviendo mis labios.

- No sufres de rareza, amamos la soledad - un comentario más y un trago tras las palabras fueron suficientes para hacerme sonreír con maldad.
Me vi obligada en soltar unas cuantas carcajadas malévolas pero con una sinfonía única - Cuando cae la noche ,la compañía de estos animales enfermiza a cualquier mujer de mi clase - guiñé el ojo de una manera divertida pero sosteniendo aquella seriedad y lejanía hacía el sujeto - Llámame Zillah, tutéame, las formalidades no me gustan - le arrojé una mirada amenazadora ,algo típico en mis pupilas - Si tu supieras mis intenciones , mis pensamientos o mis deseos..- solté unas carcajadas más ,negando con la cabeza elegantemente . Ciertamente, quedaría petrificado ante mis pensamientos o deseos así que prefería no decirle el motivo por el cual me encontraba allí . Callé mis carcajadas con el aroma del whisky, que poco a poco, invadía mi cuerpo con calor sin llegar a sentir su efecto.

Lyuba se mantenía callada pero sus pensamientos eran fuertes y molestos. Fruncí las cejas de tal manera que se juntaron al instante. Sus pensamientos estaban formados por unos recuerdos viejos que ella había guardado en la taberna, encuentros fortuitos con personas queridas a ella e incluso odiadas .

"¿No te atormentan mis recuerdos, Zillah? ¿O acaso quieres parecer una persona normal ante este pobre hombre ?" susurros que solo mi cabeza escuchaba , malditas palabras que intentaban atormentarme con cada segundo que la vida nos brindaba.

Levanté la barbilla alta, en señal de egocentrismo, ignorando del todo sus palabras . A veces ,al ignorarla, atragantaba sus palabras y dejaba mi mente descansar en paz. Pero esos momentos eran escasos.

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