Filippa Vittoria Tumminelli Rosellini

por **Filippa Tumminelli** Mar Nov 06, 2012 12:48 am

Nombre del Personaje: Filippa ~~Vittoria~~ Tumminelli Rosellini
Edad: 24 años.
Especie: Humano
Tipo y Clase Social: Clase Alta
Orientación Sexual: Heterosexual
Lugar de Origen: Nápoles, Italia

Filippa

Con una estatura de 1.65. Posee unas piernas largas, gruesas, y bien trabajadas. De caderas pronunciadas, pero no exageradas, a pesar de ser alta no es muy exuberante. De cintura reducida. Abdomen plano, posee dos pechos de tamaño promedio, pues no son muy grandes pero llegan a llamar la atención, pues la forma de su escote es llamativa. Los brazos son largos, delgados. Las formas de sus manos son delicadas, con dedos largos, y siempre procura tener las uñas largas, prefiere portarlas así pues le parecen de ayuda en momentos para defenderse.

El rostro de Filippa es ligeramente largo y cuadrado. Sus pómulos están la mayor parte del tiempo sonrosados. De nariz pequeña, ligeramente respingara, la punta es rechoncha. Sus ojos son grandes, expresivos, de color verde. Sus labios son de tamaño promedio, siempre le acompañan los colores pálidos, muy pocas veces utiliza el rojo, sólo en fiestas, y no es que frecuente ir mucho. De pestañas y cejas pronunciadas. Orejas acorde a su tamaño. Su color de piel es ligeramente aperlado. El cabello castaño oscuro, que cae en ondas más abajo de los hombros.

No se puede saber con exactitud la realidad de lo que ella es. ¿Seducción? ¿Peligro? ¿Confusión? ¿Bondad? Todo en uno, uno en todo, diferentes matices que len dependiendo del lugar, el momento, las personas, y el provecho que se obtenga. Su mente vuela, imagina, sueña y busca volver a la realidad. Por un momento puede ser, y por otro no. La estabilidad en su vida sólo existe en momentos esporádicos, pero duran poco, pues es una especie de títere, quien es utilizado a antojo de alguien más, de una caprichosa mente retorcida. La maldad existe sin tener alguna explicación, surge por placer, o simple poder. Al vivir en una burbuja oscura, parte de su lienzo blanco (alma), se ha pintado de negro en diversas zonas. Quizás para bien, pues de la maldad existe su misma protección, la supervivencia.

Quién le tiende la mano, siempre será ayudado. Si algo ha sabido ser a lo largo de su vida, es ser siempre agradecida. No la ha tenido para nada fácil, y sabe que llevarla a esa edad, y esos momentos que tiene ahora la hicieron fuerte, pero fueron posibles por los demás, por los pescadores, por las mujeres de ellos, incluso por aquel viejo que buscaba tocar su figura. No se volvió insegura, por el contrario, tomó el carácter firme para poder sobre pasar todos sus males, pero también hablando sus maneras, sus formas, y descongeló su corazón para pagar lo recibido, con intereses. "Ayúdate que yo te ayudaré", Dice el dicho, y lo pone en marcha.

La madre modelo: Los momentos en los cuales tiene lucidez, se comporta cómo una madre modelo, no sólo con su pequeño, también con aquel misterioso niño que llegó a su vida. Atendiendo, dando mimos, y comportándose cómo pocas veces. Siempre sonriendo, siempre jugando, siempre dando aquel amor y comprensión que ella no recibió después de la muerte de su padre, pero ese siempre sólo se resume a cuando llega ser Filippa sin ataduras, o quizás Filippa con ataduras y mascaras, nadie sabe, incluso ella misma no conoce cuando está en la realidad. Aunque ¿Quién sabe cuál es la realidad?

La amnesia en las relaciones a su alrededor: Filippa tiene una mirada perdida, sus ojos siempre están opacos, o en ocasiones cristalinos, casi pareciendo está a punto de llorar. Su mirada busca de un lado a otro una salida, sin ni siquiera estar en un encierro, siempre tiene ansias, y vértigo. Sintiendo se encuentra al borde de un edificio. Busca respiró pues el ansia invade su cuerpo, busca ayuda aunque nadie escuche sus suplicas, se contradice cuando habla, y en ocasiones creen llega a buscar la locura, o vivir en la locura. Cuando no reconoce a nadie llega a maltratar, Roderick y Freddy sufren los estragos, sufriendo la visión de una mujer que enferma y se entorpece, con una mujer maliciosa que sólo busca dinero, poder, y venganza, una que ni siquiera sabe de dónde a nacido.

El títere: Cuerdas invisibles son las que la mueven, su sueño perdido es la que le ha cambiado las conductas. La mente de Filippa tiene un intruso, quien sus acciones, pensamientos y recuerdos controla a su antojo, ella es un juguete, un experimento, la venganza marchita de una vida feliz ajena, pues la felicidad la envidian muchos. Ella habla porqué se lo ordenan, llora porqué la obligan, maltrata porqué la esclavizan, y no hay nada que pueda hacer al respecto, nunca nadie le enseñó. En éste estado ella no come, no duerme, y no respira sino se le orejean, siempre escuchando a lo lejos una voz que le hace sentir perdida, y la guía, confusión que recorre su cuerpo, y la hace seguir en ese camino que se le ha impuesto.

Letalidad: Una mujer hermosa siempre tiene lo que se proponga, siempre y cuando sepa sus ventajas, conozca lo que puede llegar a obtener con una simple mirada. Ella lo sabe, después que se ve en el espejo sabe cómo moverse. Cuando se encuentra de está manera es caprichosa, berrinchuda, altanera, egocéntrica. Sus palabras son una especie de apuñalada, sin importar las consecuencias, ha incluso mandado a matar, por ordenes, y en ocasiones se contradice pues cree que también es por placer. Burlona, cizañas y malintencionada. Más de una vez ha soñado que a bebido sangre humana, deseando cuerpo adentrar en su cama. Es fría, cruda, no le duele el dolor ajeno, y denigra cuando lo cree necesario, en éste estado humilla, incluso se vuelve racista.

En el fondo no es mala, tiene un carácter pacifico, y busca la aceptación, el cariño y la comprensión… Quizás.

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que,
cansada de descubrir las vergüenzas del mundo,
ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.

Hija de una prostituta y un marinero. La vida de su madre no fue nada fácil, a decir verdad, de nadie lo es. Nadie tiene el destino arreglado, pero cuando se cae, lo único que queda es volverse a levantar. Desde que tenía 14 años, Marina, la madre de Filippa, había sido secuestrada por un grupo de maleantes que se dedicaban a negocios turbios en Venecia. Había pertenecido a una poderosa familia, su apellido resonaba por todo el país, pues sus padres se dedicaron a la compra y venta de joyería fina, en un principio sus secuestradores planearon sólo cobrar por devolver la cabeza, pero al tener el dinero solicitado, cambiaron por completo el rumbo de la vida de la jovencita. Al año de tenerla con ellos, la vendieron a un burdel en Nápoles, dónde se pagaban grandes cantidades por jovencitas vírgenes. La mente depravaba de la sociedad está oculta cuando cae la noche, y la oscuridad se hace presente. Incluso personas con altos cargos en la realeza iban a deleitarse al desvirgar a una jovencita. Era cómo un deporte, pues incluso cada tiempo creaban apuestas para ver quien podía quitarles la pureza a más vírgenes.

Marina había crecido en un mundo turbio, dónde aprendió al poco tiempo a abrir sus piernas y crear su buena cantidad de dinero a base de sexo, placer, y orgasmos mutuos. No pudo despreciar su vida todo el tiempo, pues disfrutaba de los encuentros que se le ponían enfrente, así hasta alcanzar una edad considerable para dejarla tener ciertas libertades. Ya podía vivir fuera del burdel, pasear por el día, y comprar aquello que quisiera con sus ganancias, y los pagos adicionales que obtenía por sus buenas rondas sexuales. Siempre, incluso con aquellos métodos tan contemporáneos supo cuidarse, y no corría riesgos de embarazo o enfermedades que pudieran romper su negocio y ritmo de vida. Era lo único que sabía hacer bien, así que no perdería el tiempo cayendo en tales desgracias.

Cumplió 19 años. Cómo cualquier mujer se encontraba en el deseo ferviente de encontrar el amor, ese que pudiera sacarla de esa vida, y ayudarla a encontrar otras cosas en las cuales pudiera ser buena. Primero se creyó enamorada del dueño del burdel, quien tenía ciertos favoritismos para con ella, pero a los pocos meses siguientes, con la nueva ronda de chicas (mucho más jóvenes), se le hizo muy fácil cambiarla, y Marina sin poder decir nada, siguió con su camino. Así tuvo varios encuentros fallidos hasta que encontró a Fabricio, un marino que frecuentaba aquel burdel cada tres meses, tiempo que pasaba en alta mar, y que al regresar a tierra tenía al menos quince días para darse la buena vida de un hombre; en un principio la relación de ambos se baso en el sexo de cualquier cliente-cortesana, pero Fabricio veía más en ella. Siempre al terminar de copular le contaba historias fantásticas sobre el mar, las criaturas marinas, entre ellas las sirenas. Marina se había convertido en su sirena personal, esa que estaba en la tierra, y que podía tocar. El tiempo ayudaba, las separaciones también, extrañarse siempre es bueno, y esperarlo hizo que las cosas dieran frutos. Se enamoraron, y Marina pidió su retiro del burdel, siéndole concedido al ya pasar el rango de edad solicitado para trabajar ahí.

En una humilde casa formaron su pequeña familia, Marina al poco tiempo quedó embarazada de él, y el amor perduraba, crecía, y se fortalecía. Ambos eran muy felices, y encantados estaban por la llegada del nuevo miembro.

Filippa Vittoria Tumminelli Rosellini nace un 20 de febrero. El parto fue realizado en su misma casa. La partera felicito a la madre por haber aguantado más de un día con las contracciones y traer a la vida a una niña sana, y preciosa. Para la buena suerte de ambos, Fabricio tenía sus tiempos de descanso cuando la pequeña nació. Todo el puerto había hecho una gran celebración por el nacimiento de la pequeña bendición. Pues todos creían que la niña sería el inicio de las mejores temporadas de pesca, y de transportación de mercancías, llegando a darles prosperidad y abundancia; así fue, Filippa era la alegría de todos, siempre buscando estar cerca del mar, metiendo sus pies a la arena, aprendiendo a nadar con facilidad. Los marineros siempre le daban pequeños regalos, collares, pulseras, todo de tierras lejanas. Desde que había pisado la tierra, la pesca era más rápida, y los precios incrementaban. Todo era perfecto, pero no podía permanecer así, no por siempre.

Fue en su cumpleaños nuevo cinco la última vez que vio a su padre. El hombre después de la celebración tuvo que zarpar para traer riquezas a la casa, pero una tormenta fue la que dio un giro por completo a su vida. Destruyendo el barco en que su padre iba, matando a todos los marineros de aquel navío. La noticia llego semanas después. Marina explicó todo con mucho cuidado y amor a su pequeña, pero por más tranquilidad que buscaron por la perdida, el dolor hizo estragos, más en la madre que en la pequeña.

La cortesana cayó en una gran depresión, perdiéndose al poco tiempo en el alcohol, dejando a su hija sola largas horas de tiempo, y cayendo en lo único que según ella sabía hacer bien. Primero comenzó a venderse con los marinos, intentando que así podía sentir un poco más a su ex amor, pero conforme pasaron los días, su deseo era más grande, y volvió a meterse con cualquiera que pagara aunque fuera un franco por ella. Regresó al burdel, ignorando a la pequeña, aunque en momentos de lucidez daba todo el cariño que podía al estar aún cegada por la depresión.

Filippa comenzó a crecer en el puerto, rodeada de marinos que muy gustosos la protegían, y le enseñaban los pocos modales que tenían entendidos de la sociedad. Gracias a ellos y sus mujeres tenía alimento, una cama caliente, y ropajes. Las mujeres de aquellos marineros la trataban cómo la hija que no tenían, así que amor nunca le faltó, al principio, pues en realidad le hacía falta aquella vida que en algún momento tuvo. Sus conductas cambiaron, mantenía su sonrisa, pero se alejaba de todos. Hubo un tiempo en que al menos durante dos semanas no supieron de ella, Alondra, una de las mujeres con las que Filippa convivía, la descubrió en casa, sucia, sin comer, y bastante descuidada. La llevó consigo, tratándola, alimentándola e incluso llevándola al medico. Lo que todos creían ser una bendición, ella misma se creía maldita. Poco sabía de su madre, en realidad nada, sabía la verdad del burdel, pero no se atrevía a buscarla, aunque ciertas cosas de aquel lugar le daban curiosidad.

Ya con 18 años, una tarde cuando Filippa volvía de hacer grandes proporciones de alimento para los marinos. Encontró a su madre con finos ropajes esperándola en la mesa de su humilde morada. Le pidió perdón, hablaron, y le contó su nuevo negocio. Un hombre de entrada edad, quizás unos 70 años, le ofrecía su fortuna con tal de casarse con él, la mujer aceptó adquiriendo su apellido, y llevándose a la fuerza a Filippa, por eso había ido a hablar con ella, para cumplir una de las cláusulas. La ahora joven Tumminelli estaba negada, pero dado que el hombre tenía grandes influencias no pudo hacer más que negarse, dejando de lado su gran amor por el puerto, y todos aquellos que habían hecho un poco más llevadera su vida.

Los primeros días fueron tranquilos para ella, todos se acostumbran a la buena vida, y Filippa después de todo, había aceptado aquello, y los buenos tratos la hicieron sentirse contenta, pero las cosas siempre se salen de lo bueno. El viejo rabo verde, buscaba a la joven y siempre intentaba abrazarla, rozarle, y en ocasiones acariciarle algunas partes del cuerpo. Ella siempre terminaba huyendo, lo hacía muy bien, pero si sumamos todo aquello que había vivido, aquellas impresiones y acercamientos del hombre la llevaron a cambiar sus conductas. Ya no era la joven sonriente, con esperanzas, la forma retraída volvía a aparecer, ahora sus pensamientos iban ligados a muerte, venganza, desesperación, finales. Todo aquello fatalista iba dando vueltas en su cabeza. Hasta que después no sólo fueron pensamientos, sino aquello fue real; Una tarde cuando la servidumbre no estaba en casa, y su madre salía de compras por la zona comercial, Filippa privó de la vida a aquel hombre, pues cuando estaba dormido, le colocó una almohada sobre el rostro impidiendo que respirara. Todos creyeron que su muerte había sido natural por su entrada edad y también por enfermedades que lo habían tachado.

Cambió, toda ella tenía algo diferente. Sabiendo toda la vida de su madre, de su madre, y al tener en cuenta todos los años que había vivido, decidió que también quería probar un poco de ese mundo "oscuro". Al poco tiempo ya era parte de un grupo de mujeres que tenían peleas clandestinas. Ella era una de las peleadoras que más apuestas tenía a su favor, pues a ella no le importaban los golpes, siempre se arriesgaba y terminaba victoriosa. Después entro al contrabando de joyas, encontrando a la verdadera familia de su madre, quienes al poco tiempo las aceptaron de vuelta, pero con ciertas condiciones, pues para ellos no podía ser manchado su apellido. Tanta era la falta de claridad que ella tenía en la cabeza, que después trafico niños, esclavos. Estaba metida en toda clase de tonterías, hasta incluso meterse una vez a trabajar al burdel, simplemente para ponerse en los zapatos de su madre; primera y última vez, pues con eso le bastó para quedar embarazada, pero Filippa no se lo reprochaba, estaba segura que si el pequeño había llegado a su vida era por algo, y era suyo, lo haría feliz, y nunca lo dejaría sólo cómo su madre lo había hecho con ella.

Pero todo acto malo también tiene consecuencias. Filippa estaba al tope de sus malos trabajos, y aunque hubiese querido apartar a su pequeño de esa vida, no podía, pues ella ya era parte de esa vida.

La noche del 25 de marzo, eran las doce de la noche exactamente cuando un pequeño paquete llegó a su casa. Su madre ya dormitaba en esa gran mansión, su pequeño también estaba ya profundamente dormido. Y ella fue quien decidió abrir la puerta. Un paquete estaba en la puerta. Lo abrió y rápidamente leyó aquellas instrucciones, dónde le daban pasajes para ir directamente a otro país. No se negó, pues buscaba salir de aquel pasado que la atormentaría siempre. En una semana sus cosas ya estaban zarpando, incluso dos de sus fieles trabajadores ya habían hecho compras de propiedades e inmuebles. Todo para la llegaba de ella y su pequeño Roderick.

París sería ahora su nuevo hogar. A los pocos días de su arribo, un pequeño de ojos rojos y llorosos llegó a la puerta de su casa, el niño tenía un paquete, cartas, y todas ellas iban dirigidas a ella, quien lo acepto, dio cobijo, y lo consintió como si su pequeño mismo fuera, pero poco a poco Filippa fue cambiando de nuevo. Ahora era diferente, no recordaba su pasado, ni su presente, ni siquiera a su pequeño hijo, lo único que sabia era su nombre, y algunos detalles que le fueron dejados para torturarla un poco más.

# .. - Desde que su madre y ella recibieron la fortuna de aquel viejo, fueron maltratadas por algunas mujeres de sociedad.
# .. - La persona de la cual quedó embarazada le pasa una manutención para su pequeño, pues es una persona casada.
# .. - Los dos niños que cuida son Freddy Whigham y Roderick Tumminelli, su pequeño, aunque no recuerda a ninguno.
# .. - Pocas veces recuerda quien es en realidad, pero rápidamente su mente le bloquea aquello impidiendo que gane la batalla.
# .. - Alguien juega con su cabeza, con sus memorias, las controla a su antojo, y le hace creer cosas distintas a las que es.
# .. - Su sabor favorito es el chocolate, los pequeños cada semana le dejan chocolates en la habitación esperanzados en que recordará.
# .. - Freddy aprendió a quererla cómo una madre, sabe todo lo que Roderick le ha contado de su vida, y lo acepta, pues piensa no volverá a ver a sus madres.
# .. - Al ser tan hermosa, todos dudan que su padre verdaderamente haya sido Fabricio, pero la mamá jura aquello.
# .. - Su abuela materna en ocasiones la va a visitar, en esos momentos es cuando el hechizo se le es anulado.
# .. Le gusta la equitación.

por **Tarik Pattakie** Mar Nov 06, 2012 7:24 pm

FICHA APROBADA
BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES

Filippa Vittoria Tumminelli Rosellini

Filippa Vittoria Tumminelli Rosellini

Re: Filippa Vittoria Tumminelli Rosellini