La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

por **Nyx Capuleto** Sáb Nov 10, 2012 9:55 am

Su audaz espíritu ha subido al cielo,
menospreciando el mundo antes de tiempo

Cada noche podías encontrarte con una historia nueva. Eso era lo mejor de actuar en un teatro, o más concretamente en aquel teatro en especial. Cada día representabas algo nuevo, una historia nueva o una canción que no se había oído jamás, por eso para mí era una delicia cantar cada noche en aquel teatro, lo que muchas veces yo misma escribía, antes de dar cuenta de una víctima en medio de alguna obra. Eso de beber durante una obra no era algo que soliera hacer...prefería reservar mi cena para después de la actuación.
El teatro de los vampiros estaba lleno aquella noche. Abarrotado completamente. No pude evitar llevarme por un momento la mano a la garganta. Tanta gente, tantos olores...me mareaban un poco, sobre todo porque aún no habúia bebido aquella noche. Pero no importaba. Ya tenía escogida a mi víctima aquella noche. No iba a cambiarla ahora.
Me movía de un lado a otro del escenario, mientras la obra en cuestión transcurría y se iba acercando a su cénit, al final. Algunos me miraban, otros miraban a los actores. Yo miraba al cielo mismo, dónde se veían algunas estrellas, y de vez en cuando miraba al escenario. Sonreía delicadamente y me concentraba en lo que estaba haciendo. Era fácil, demasiado fácil incluso.
Y delicioso. Casi tanto como probar la sangre misma.
No iba a ocurrir nada más aquella noche. Terminaría la obra, recogería la parte que me correspondía del dinero, la guardaría dónde tendría mis ahorros, daría cuenta de la víctima que había escogido aquella noche y luego saldría a la ciudad para divertirme un rato, leer alguna cosa o quizás buscar algún refugio nuevo, pues el que tenía ya me aburría un poco. Me habían ofrecido refugio varias veces en el mismo teatro, pero yo siempre rehusaba. No me gustaba quedarme en un sitio durante demasiado tiempo. Y más cuando se iba acercando con tanta rapidez el momento del final, en el que al fin podría tener el dinero suficiente para comenzar a poner en marcha mi proyecto...o más bien a irlo planeando.
Pero no. El Destino es certero, y al parecer decidió que la noche tendría que transcurrir de otra forma. Una sensación extraña invadió el ambiente. Me sentí extrañamente inquieta, como si mis instintos se estuvieran despertando de un modo salvaje. Eso no era normal. Así que miré con cuidado a mi alrededor, entre los presentes. Pero no vi nada. Y seguí concentrándome en lo mío, mientras mi voz cristalina subía al cielo de la noche y la música aumentaba, acercándose con más rapidez al final de la obra.
¡Ahí seguía! Algo que me instaba a dos cosa; a huir o a atacar. A atajar el peligro. Lo sentía correr por mis venas, por la sangre. Como si algo fuera a ocurrir. Me mantuve alerta mirando entre los presentes.
Y lo vi. Ahí estaba.

por **Sean O'Rouke** Miér Nov 28, 2012 6:45 pm

El atardecer había caído sobre París, y el cielo se teñía poco a poco de un manto negro impuro por las tenues nubes que avisaban de la futura lluvia venidera, en pocas horas estaría plomizo, luego los vientos del sur llegarían para esparcir mas nubes en el firmamento y luego la lluvia nos daría un magnifico espectáculo. Esto era lo que pensaba el vampiro mientras observaba desde la ventana de su habitación los tejados llenos de hojas.

A menudo tenia alguna que otra obra en el teatro, pero esta semana solo habían sido ensayos no mas que ensayos para la nueva obra a estrenar, un guion de un joven vampiro algo deprimido por sufrimientos personales que lo proveían de una imaginación terrible, una inspiración envidiable como para escribir una buena obra de teatro. Los directores le tenían fe, lo mismo el resto de los actores. A Chris particularmente solo le interesaba la parte donde se volvía mas musical. Igualmente como era fin de semana siempre aprovechaba a distraer su mente con algo de cultura teatral y cuando la situación así no lo disponía, disfrutaba de algún otro espectáculo en el teatro habitual. Nada igualaba el encanto del Teatre de Vampires, nada se comparaba con la arquitectura y obras que allí se mostraban, llenas de encanto.

Vistió con pocas ganas, estaba algo cansado por no haber consumido mucha sangre la noche anterior. La cena había sido difícil de digerir y era como estar a dieta, por la cantidad, claro esta. Salió a la puerta del departamento y subió al carruaje no sin antes disfrutar del espectáculo de las farolas que empezaban a alumbrar las calles adoquinadas y de pronto su nariz percibió el aroma a lluvia que traían los vientos. Viajó por unos minutos mientras se dedicaba a observar a los transeúntes y a la concurrida entrada al teatro.

Bajó, compró un boleto para la función que iba a empezar en pocos minutos y se dirigió al centro a unas cuatro filas del escenario, un lugar mas que privilegiado. Tomó el volante que suelen dejarse en las butacas y se dispuso a observar los nombres de los actores buscando algún nombre conocido. La obra era de su agrado y entre los nombres logró reconocer uno de ellos pero... no podía ser posible.
Estaba teniendo muchos encuentros con el pasado desde su llegada a París, pero este no seria de los mas agraciados de seguro. Se tomó la cabeza y esbozó una leve sonrisa apenas audible por los allí presentes y se acomodó en el asiento sintiéndose algo nervioso.

La obra empezó, la escenografía era espectacular como se acostumbraba, la iluminación tenue hasta que una aroma a rosas inundó la sala. Reconoció primero su voz, esa voz tan especial, luego reconoció su figura y por último como una ráfaga contemplo sus cabellos rojos. Justo aquí te vengo a encontrar cherie.... y se quedó observándola con una mezcla de lujuria y nerviosismo desde la butaca central a apenas 4 filas del escenario. Obviamente buscaría encontrarla luego en camarines, pero había tiempo aun porque la obra apenas tenía unos escasos minutos de empezada.

por **Nyx Capuleto** Sáb Dic 01, 2012 5:32 pm

¡Desesperado timonel, arroja
contra las rocas tu extenuada barca!

La obra podía terminar en cualquier momento. Nunca se sabía cuando iba a terminar, o cuando iba a comenzar de nuevo, pero era como la muerte. De repente encendía la parte final, o el éxtasis, para luego apagarse y quedarse sumido en esa paz lóbrega que luego darían paso a los ensercedores aplausos de todos aquellos mortales que no sabían lo que allí se cocían de verdad, que eran inconscientes de que la muerte se paseaba por allí cómo si nada. Era algo tan encantador...un secreto que no hacía falta que fuera desvelado; ya se encargaría la muerte de desvelar su secreto a aquellos a quiénes hubiese elegido.
Dejando a sus mensajeros seguir su camino, a sus hijos, que tan a menudo le entregaban nuevas víctimas.
Mis ojos se clavaron en él cuando comenzaba a llegar esa paz lóbrega en la que pronto se sumiría el fin de la obra. No aparté la vista de él en ningún momento mientras los segundos pasaban, y supe que debía actuar, y deprisa. Apenas me daba cuenta de lo que sucedía a mi alrededor...o más bien me había olvidado casi por completo de los mortales que no observaban.
Me moví por detrás del escenario mientras la obra iba avanzando, mientras iba llegando al final, cantando lo que ya me sabía de de memoria desde hacía bastante tiempo.
Y entonces, terminó la obra. Tras el cénit no pasaba mucho tiempo hasta el final. La víctima que se contaba para esa noche, tras la muerte, era arrojada por detrás del escenario, para que la obra pudiera terminar al fin.
Cuando el telón se cerró, yo terminé las notas de mi canción. Y terminó. La paz lóbrega se cernió sobre el lugar como si la muerte se llevara a esa víctima mortal, mientras el resto de los mortales se levantaban y aplaudían de forma ensordecedora nuestra actuación. Los actores comenzaron a hacer reverencias, algunas exageradas, otras no, pero yo apenas me daba cuenta de ello...mi propia reverencia fue casi algo automático.
Y me adelanté un poco. Todo lo que había presentido, aquel peligro, aquella posibilidad...algo me decía que venía de él, que tenía la mirada clavada en mí, con esos ojos que brillaban de un modo sobrenatural. Así que hice lo que tenía que hacer...por lo que entrecerré los ojos, sonreí de un modo peligroso, y como si fuera una invitación para coquetear con la muerte o con algo más peligroso aún, me di la vuelta y me dirigí hacia los camerinos.

por **Sean O'Rouke** Dom Dic 02, 2012 9:10 pm

Amo los espectáculos que son acompañados por una buena voz, son realmente mis preferidos y sí que me dejo llevar por ellos, mi mente vuela de manera estrepitosa por los altibajos. En este caso, la obra no solo tenía eso sino que ademas se le aderezaba un sabor especial por la presencia de la bella Nyx, como olvidar ese cabello rojo fuego, como si del mismismo diablo se tratara. Mis sospechas eran que posiblemente podía tratarse de una de las amantes del mismo Lucifer. Reunía las cualidades al menos. Su presencia era mas que angelical a la vista de cualquier mortal, pero su mirada solo inspiraba miedo y muerte, respiraba y hasta olía a muerte. Era increíble, esa mezcla amalgamada en una sola persona. Un ángel y diablo a la vez, creado a la perfección.

El vampiro se debatía mientras contemplaba la obra, se magnificaba con las actuaciones, los tonos, la voces, los cantos, el vestuario y el maquillaje y mientras pensaba este tipo de cosas acerca de la allí presente Nyx.

Vaya lugar donde iba a encontrarla, en la mismísima guarida de vampiros en París. Seguramente va a estar mas que encantada de verme teniendo en cuenta que no deja de observarme desde allí arriba. Me temo que no se cual será su respuesta a mi presencia, posiblemente escaparía como lo haría cualquier otra o quizá no... tengo que tener en cuenta que ella no es como el resto.

Tenia fascinación por ella, desde que era vampiro su fascinación por los seres sobrenaturales aumento notablemente. Ademas, los vampiros tenían ese "no se que" que los hacia gráciles, seductores y altamente sensuales. A Nyx en el pasado se le había insinuado en uno de sus encuentros pero nada había pasado entre ellos, lo que genero en el vampiro el deseo. Un deseo similar al deseo de un niño por un dulce. La competencia era moneda corriente en su vida, siempre compitió, su sangre en parte nórdica así se lo indicaba. La fuerza ante todo. Esta noche la emplearía de ser necesario. Le daría persecución como si de una presa se tratase, no lo era por supuesto pero así se lo había planteado durante el transcurso de la función. Su aroma llegaba hasta la cuarta fila y seguramente mas también.

La función acabó, los cantos dejaron de retumbar en el auditorio, las luces del escenario se apagaron y lentamente se fueron encendiendo las farolas del lugar, el lugar se desconcentraría luego de los habituales saludos. Ella seguía ahí cuando todos los demás salieron, obviamente ejercía algún tipo de magnetismo porque su mirada no se despegaba una de otra creando una tensión insoportable para cualquiera que lo notase. Por suerte nadie tomo cuenta de ello.

El telón cerró y aguardó a que la gente de la fila se fuera de allí, cuando todos se habían retirado comenzó su caminata hasta los camarines que bien conocidos los tenia. Eran varios, pero generalmente contaban con los nombres de los que allí estaban, o al menos citaban su función en la obra. El vampiro cruzó los pasillos con paso decidido y descontracturandose el cuello mientras gente de escenografía corría de aquí para allá. Saludo a alguno de ellos y leyó los carteles hasta encontrar el nombre de ella como si de una guía de personas se tratara.

Nyx... que sera de ti?

Abrió levemente la puerta hasta dejarla de par en par, no era necesario tocar cuando de un vampiro se trata. Ella ya sabia de su presencia.

-Un placer el tenerte aquí mademoiselle, tiempo sin verte y mira donde vengo a cruzarme con tu grata compañía!-

por **Nyx Capuleto** Dom Dic 16, 2012 2:45 pm

Pero él ha de implorar a una enemiga
y ella hurtar al anzuelo el dulce cebo

Llegó. Era inevitable que lo hiciera. Él me siguió, se presentó ante mi presencia tal como lo había hecho la última vez que lo había visto. Y aún recordaba esa última vez tal como si hubiera sido ayer. Le miraba y lo recordaba todo como si hubiera sido hace poco. Y quizás hubiera sido así. Me giré lentamente al oír su voz y cuando le vi frente a mí, apreté los labios con fuerza y me incliné hacia él. Durante unos minutos que bien se nos podrían haber antojado interminables no dije nada. Absolutamente nada. Me limité a mirarle y a entrecerrar los ojos como si fuera un monstruo a punto de atacar a su presa, recordando aquella vez que le había visto, trescientos años después de mi conversión. Aquella noche memorable en la que podría haber pasado algo que no llegó a pasar. Me relamí los labios al recordarlo. Por aquel entonces andaba en una especie de tête a tête con mi creador...fueron unos tiempos extraños. Y ahora tuve la sensación de que podría venir con las mismas intenciones que la otra vez.
-Cuánto tiempo...por supuesto...¿Cuántos? Creo que casi van ya trescientos años...¿o me equivoco? O más...-Trescientos. Seiscientos. Tenía trescientos años más que él, y no nos habíamos visto desde hace casi trescientos años, aunque no llevaba la cuenta clara. Cuando eres un vampiro no tienes en cuenta el tiempo. Cien años pueden parecerte diez años, y cuando eres un vampiro aún más viejo, pueden parecerte muchos más años. El tiempo era algo que se podía contar en miles de formas. Y él..Chris...recordaba que aquella noche memorable había sentido algo extraño. Rabia y un extraño anhelo mezclado con otro deseo de venganza, mezclado con algo más que bien podría considerarse como algo bastante agradable...y ésto él lo sabía. Lo sabía incluso mejor que yo misma, lo cual ya era decir.
Caminé a su alrededor con una leve sonrisa, pero con la misma expresión acechante de antes.
-Has cambiado...desde la última vez que nos vimos.

por **Sean O'Rouke** Lun Dic 24, 2012 3:55 pm

-Nyx... tan radiante y llena de sangre como siempre ma cherie...-
La observaba con deseo mientras ella caminaba disconforme seguramente porque la había seguido, no se notaba conforme con mi presencia, lo que se me hacia normal, generalmente por mis acciones nadie me esperaba, nadie adoraba mis visitas, a nadie le apetecía contar con mi presencia. Estaba acostumbrándome bastante a ello aquí en París, la ciudad del encuentro.

Ella caminaba a mi alrededor, acechándome, ambos sabíamos que estábamos en riesgo, pero poco me tenia de cuidado, estábamos en el Teathe, eramos sin saberlo ni quererlo compañeros, posiblemente las obras que allí se suscitaban iba a unirnos en esta suerte de sátira de vampiros expuestas al publico.
Todo era arte, un arte mas que especial.

-Si, muchos años han pasado, pensé que ya me habías olvidado por completo, pero veo que no es así. La verdad que los años ya no los cuento, ni los festejo tampoco. Cuando me divierto, se pasan mas que rápido, vuelan como las estaciones del año. Pero... que es de ti? Te luces en el escenario cherie...-

Me apoyé en la ´puerta mientras ella formulaba otra de las preguntas o afirmaciones. Había cambiado? Yo? si, quizá tenia razón, era mucho mas sanguinario antes, quizá por ser neófito y necesitar la destrucción como medio para la satisfacción completa de mis deseos de sangre, eso ya había pasado, me entretenía hacerlo pero era algo que podía evitar, mas estando en tierras ajenas, debía pasar desapercibido a mi modo, ocultarme de eventos extraños, ya eran suficientes las muertes ocasionadas por neófitos inexpertos, las marcas eran de lo mas notorias, íbamos a morir de no ser por sus descuidos. Para eso también servíamos nosotros, el teatro sometía a condena a varios de los vampiros de Francia que cometían errores de lo mas garrafales.

-Posiblemente me notes algo mas cambiado, si, igual que tu, estas mucho mas tranquila. Que te trajo aquí?- señalé el entorno mientras no la perdía de vista.

por Contenido patrocinado

La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)

Re: La muerte acecha en cada esquina, pero no es más rápida que sus propios hijos (LIBRE)