La muerte acecha en cada esquina(Libre)

Serpent, organización de asesinos que se despliega por toda Francia cuyos miembros son tanto vampiros cómo brujos de alto nivel. La estructura de la organización es bastante eficiente desde el momento en el que son ellos los mismos los que reclutan a los jóvenes que están dotados de capacidades mágicas y los adiestran. El proceso de aprendizaje es bastante dispar, desde centralización en el aprovechamiento del potencial oculto de la magia hasta en el ensalzamiento de los instintos primitivos y primarios con la intención de promover los impulsos asesinos. Por otra parte los jóvenes reclutados son entrenados en la mayor parte de las artes de combate tanto en el terreno armado cómo en el de las artes físicas. Los miembros de distinguen por tener tatuada una serpiente en alguna parte de su cuerpo y todas sus víctimas reciben esta misma señal en forma de herida.

Nada más abandonar Serpent, lo primero que hice fue coger una daga y arrancarme el trozo de piel de mi brazo derecho en el que tenía la marca de la organización. La herida tardó en cicatrizar sin embargo la mancha que me dejó el haber sido forzado a asesinar a personas inocentes jamás podrá ser borrada. En aquel tiempo no era consciente de lo que hacía, me pedían que matara a un determinado objetivo y yo lo hacía sin realizar preguntas, sin embargo todo cambió cuando conocí a Elizabeth. Regresé a mi Brest natal para liquidar a un mercader cuyo nombre estaba haciéndose demasiado famoso por toda Francia, cuando tenía todo preparado para realizar el trabajo un encuentro fortuito con una joven de melena castaña y sonrisa encandiladora cambió mis planes. No se si fue su bondad, su inocencia o su perspectiva de vida, pero junto a ella estaba bien, tranquilo, en paz. Retrasé el cumplimiento del trabajo día tras días hasta que de repente, ya no quise hacerlo. Elizabeth me hacía creer que podía ser mejor, alguien diferente, jamás me preguntó por mi pasado ni tampoco lo necesitaba para quererme, juntos eramos felices. Los años que pasé a su lado han sido los únicos en los que he conseguido ser feliz, sin embargo todo se volvió contra mi cuando Serpent decidió arrebatármela cómo venganza por haber abandonado la organización. Desde entonces algo dentro de mi pereció, tan sólo encuentro desahogo en el alcohol y las efímeras noches de pasión que consiguen hacerme sentir vivo, aunque sea un sentimiento poco nítido.

Detengo mi paseo por los oscuros callejones de París y ladeo levemente la cabeza hacía la derecha.

-¿Crees que vas a conseguir asesinarme?

Me doy la vuelta lentamente y encaro al individuo que me lleva persiguiendo toda la noche con las intenciones claras de asesinarme. El individuo tiene su cabeza cubierta por una capucha negra, sin embargo puedo sentir que su mente está intoxicada por la serpiente que durante tantos años apresó mi ser. Observo que el tipo porta una daga en su mano derecha, pero no tengo intención de darle oportunidad a usarla. Levanto la palma de mi mano derecha y la sitúo en la trayectoria de los ojos de mi perseguidor. Pasados unos segundos pronuncio unas palabras.

-Mereces ser devorado por el horror.

Me apodero de su mente, y haciendo uso de mis ilusiones, provoco que el individuo crea que tiene, primero, brazos y piernas mutilados, después, introduzco en su mente la idea de que no puede respirar, y finalmente, le hago imaginar que su cuerpo está ardiendo por el fragor de las llamas. No lo disfruto, tampoco me divierte verlo sufrir, pero es lo que merecen, el y todos aquellos pertenecientes al grupo que me arrebato aquello que amaba. Su vida no dura más de unos segundos, pasado ese tiempo, el silencio vuelve a los callejones de París, aunque esta vez con el deber de salvaguardar un nuevo cadáver inerte. En ese momento vuelvo a ladear la cabeza y observo que una figura me está observando atentamente...

Gwen caminaba entre los callejones, sabia que tenía que comprar todo tipo de cosas, cuando en la lejanía podía ver a un hombre extremadamente apuesto hacer uso de...¿la magia?, ¿Un don?...

Era dificil adivinarlo y mucho más por la distancia a la que Gwen se encontraba, aquellos hombre que miraba.... Una escena extraña.

Gwen pudo notar dos figuras masculinas en las lejanias uno frente al otro, de pronto uno gritando y aullando de dolor, y de pronto desplomandose, el otro seguia manteniendo su postura de pie.

Gwen sintió la mirada de aquel caballero, pero no supo si lo mejor sería correr y salir de ahi, o tan simple com todo, ¿enfrentarlo acaso?