Si te acercas, te muerdo [Privado]

por **Maike Gottshalk** Mar Nov 20, 2012 2:23 pm

"¿No lo entiendes? Lárgate
No provoques una guerra física hasta el amanecer."

Un par de semanas habían pasado desde aquel encuentro no muy grato, o quizás un poco grato, el placer que había experimentado de cierta manera no lo podía olvidar, pero todo había sido en contra de su voluntad. En ocasiones lo soñaba, y lo relacionaba con alucinaciones y el miedo de volver a verlo, otras veces simplemente se descubría pensando en lo que pasaba. Pocas veces lloró después de lo sucedido, no es que fuera algo completamente traumático para ella, de hecho era cómo si siempre lo hubiera sabido, que le pasaría algo así. Toda su vida había pensado en violaciones por la que había visto de pequeña, y le había parecido mucho más horrible cuando la vio que cuando la experimento, extraño pero muy cierto. ¿Cuánto tiempo más tendría que pensar en eso? Esperaba que no fuera mucho más.

Desde ese encuentro no había salido de su habitación. Se limitaba apararse de la cama, darse un buen baño, tomar desayuno, tener entre sus manos un libro, y leer hasta que su instinto animal le pedía volverse por momentos un pequeño gatito, y trepar las ramas cercanas a su ventana. Era era su rutina, esa se había convertido su vida desde su encuentro con Kurt. De cierta manera no es que hubiera cambiado mucho, pero antes al menos salía a platicar con sus nanas, y eso las alarmaba a tal grado de querer enviarle cartas a su padre para que la fuera a visitar, y volviera a revivir su mecha interna.

Esa mañana en particular no se había levantado para nada temprano. De hecho había tenido el sueño muy pesado, y ya siendo las doce del medio día sus ojos se dignaron a abrirse, su cuerpo estaba cubierto apenas por una bata transparente, con tonalidades negras, no le gustaba dormir con mucha ropa encima, le parecía bastante estorbosa. Después de dar varias vueltas en la cama, por fin se decidió en pararse, y caminar un poco por su habitación, intentando despegar un poco su mente, y levantarse por completo, no le gustaba permanecer mucho tiempo modorra, pues eso le alentaba las actividades del día. Necesitaba activarse porqué había decidido que después del encierro momentáneo, necesitaba un poco de aire fresco, y caminar por el bosque, sería lo mejor para quitarse el miedo.

Cuando se detuvo, todo le dio vueltas, y sintió el impulso de correr al baño, estaba asqueada, y con ganas inmensas de vomitar. Lo hizo, al cabo nadie la escucharía, las empleadas no estaban en casa. Así estuvo un rato hasta que salió del baño, se sentía débil, y cansada, sin importar lo mucho que había dormido. Caminó por otro lapso de tiempo pero después sin querer, notó su figura frente al espejo, no es que tuviera algo extraño, algún cuerpo, o un ojo demás, pero se sentía extraña, cómo si estuviera cambiando. Frente al espejo empezó a dar vueltas para poder notar las formas de su figura, y notó que estaba ligeramente hinchada. Bajó las manos hasta el estomago, y al palparlo notó el endurecimiento que tenía, aquello era demasiado raro, mucho, quizás algo le había caído mal de sus alimentos, el vomitarlo la haría sentir mejor.

Se sentía extraña, las cosas en su vida habían cambiado demasiado, y aunque no quisiera aceptarlo, en ocasiones se descubría pensando en Kurt. ¿Por qué se había portado tan extraño en el beso? Eso era para pensar, pero a pesar del daño que había tenido a causa de él, quería averiguar un poco más al respecto, y quería conocer otros lados de él. Caminó un poco hasta estar de espaldas en la cama, se dejó caer en ella y enrolló su cuerpo en las sabanas, estaba abrumada, y estaba pensando en cancelar sus planes hasta sentirse mucho mejor. Bostezó un par de veces, y cerró los ojos, no había mucho que pensar, tampoco que hacer, se quedaría perdiendo el tiempo en la cama, cómo nunca antes, pues no se daba tales lujos.

- ¿Qué haré ahora? - Se dijo bastante aburrida. Maike la mayor parte de su vida la había pasado sin sus padres, mientras su mamá había muerto, su papá se la pasaba trabajando. Nunca tuvo figuras que la hicieran guiarse, y quizás por esa razón no sabía con quien recurrir. Se puso de pie de un brinco, cómo un resorte y abrió los grandes ventanales de su casa, invitando a la frescura del día que se colora por su ventana, intentando que el aire le relajara un poco el momento. Maike parecía un felino enjaulado, se sentía fastidiada, aburrida, enojada, incluso ansiosa. Refunfuñó y se sentó dejando las piernas al aire en aquel ventanal, el aire pegó sobre sus mejillas, y ella se sentía contenta, menos alterada.

Maike había sensibilizado algunas de sus habilidades desde aquel encuentro, se dijo que de sentir algún olor extraño se mantenía escondida para que nadie más pudiera molestarla, no tenía intención de cambiar, le gustaba ser cómo era, pues le hacía sentir más en contacto con su familia, aunque no la tuviera. Esos últimos días olisqueaba el ambiente simplemente para intentar descifrar si Kurt cumplía o no su cometido, el seguir acercándola, para su buena suerte no lo había percibido, o quizás él era demasiado listo y no se hacía sentir. ¿Lo extrañaba? No lo sabía, pero si le pensaba, pues le daba pavor tener hijos con esa criatura tan… natural, ella siempre había creído que los hijos merecían ser consentidos.

De repente, sintió n efluvio extraño pero al mismo tiempo conocido, la mirada de Maike viajaba de un lado a otro, intentando descifrar de quién podría ser ese olor. Se mordisqueó su labio inferior, de manera disimulada dobló sus piernas atrayéndolas, buscando que se metieran al cuarto. Cerró con rapidez las ventajas, incluso las cortinas, y se escondió entre las sabanas, no podía ser él, no podía ser nadie, ella no estaba preparada para verlo, no a él, de cierta manera le tenía mucho miedo, por sus arranques, por su fuerza, por su manera tan ruda de tratarla y no aceptar.a Maike le tenía miedo a Kurt.