AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Continua persecución. [Privado]
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Continua persecución. [Privado]
Respiré. Llevaban dos horas o más persiguiéndome unos malditos borrachos. Maldigo el momento en el que entré a la taberna para pedir un mísero vaso de agua. Aquel día no me encontraba muy bien, seguramente la sangre de los pobres conejos me resultaba insuficiente y le añadimos a eso que el calor era sofocante ( aunque yo siempre estuviera fría ). Todo empezó cuando entré y se acercaron a mi unos jóvenes de mediana edad muy borrachos que empezaron a decirme obscenidades. - Para ser una niña no estás nada mal..., ven a divertirte con nosotros- no paraban de repetir esa frase y mi paciencia se estaba agotando. Entonces, seguí ignorándolos y agradecí al mesero el vaso de agua que me ofreció, seguidamente salí de la taberna.
Pero, la pesadilla no hizo nada más que comenzar. Giré un poco la cabeza pudiendo ver perfectamente que esos jóvenes me perseguían, parecían ser de la clase media pero no estaba segura. Empecé a acelerar el paso porque esas personas no estaban por la labor de darse la vuelta y ya, querían algo de mí y más o menos sabía por donde iban los tiros. Si hubiera sido otro día hubiese podido utilizar mis habilidades y deshacerme de ellos (de la manera más pacífica posible) pero me habían pillado en un mal día. La verdad es que últimamente no llevaba una buena racha. Ya no andaba rápido, sino que empecé a correr; los borrachos empezaron a decirme insultos innombrables y a tirarme piedras, intentando que dejase de correr. - ¡Maldita niña! Ahora sí que te vas a enterar...- me gritó el que iba en el medio, el que más miedo me daba.
No sé cuánto tiempo llevaba corriendo pero lo que sabía es que los había despistado por ahora. Llegué a una calle y me senté en un banco para reposar lo que pudiera.
- Por fin se han ido - pensé aunque en verdad sabía que no tardarían en volver. Me dediqué un buen rato a observar las flores que decoraban las calles y cogí una entre una multitud. Exactamente una azucena y me la coloqué en el pelo, ignorando la posibilidad de que tuviera una araña dentro.
- Adiós a la paz - murmuré cuando vi de nuevo a esos borrachos. - ¿Es que no se van a rendir nunca? -
Oí un fuerte estruendo. No sé lo que pasó pero cuando recobré la conciencia estaba atada a una silla, pero no con cuerdas sino con cadenas. Miré hacia el alrededor y pude adivinar que estaba en una de las calles más alejadas de París. Estaba rodeada de los borrachos pero esta vez estaban durmiendo. No podía apenas moverme y no lograba alcanzar a la llave. Estaba atrapada y por primera vez angustiada por culpa de unos humanos.
Miré mi ropaje para asegurar de que no me habían hecho nada y por suerte no. Sólo me habían roto un poco el vestido blanco que llevaba, pero parece ser que me defendí y éstos quedaron tendidos en el suelo o simplemente el alcohol y el sueño se apoderaron de ellos. Tosí. Notaba la garganta seca, tenía sed.
De repente, un joven que no había visto antes se acerco a donde estaba y su presencia despertó a los borrachos quiénes empezaron a pegarle, pero parecía que éste sabía defenderse.
Pero, la pesadilla no hizo nada más que comenzar. Giré un poco la cabeza pudiendo ver perfectamente que esos jóvenes me perseguían, parecían ser de la clase media pero no estaba segura. Empecé a acelerar el paso porque esas personas no estaban por la labor de darse la vuelta y ya, querían algo de mí y más o menos sabía por donde iban los tiros. Si hubiera sido otro día hubiese podido utilizar mis habilidades y deshacerme de ellos (de la manera más pacífica posible) pero me habían pillado en un mal día. La verdad es que últimamente no llevaba una buena racha. Ya no andaba rápido, sino que empecé a correr; los borrachos empezaron a decirme insultos innombrables y a tirarme piedras, intentando que dejase de correr. - ¡Maldita niña! Ahora sí que te vas a enterar...- me gritó el que iba en el medio, el que más miedo me daba.
No sé cuánto tiempo llevaba corriendo pero lo que sabía es que los había despistado por ahora. Llegué a una calle y me senté en un banco para reposar lo que pudiera.
- Por fin se han ido - pensé aunque en verdad sabía que no tardarían en volver. Me dediqué un buen rato a observar las flores que decoraban las calles y cogí una entre una multitud. Exactamente una azucena y me la coloqué en el pelo, ignorando la posibilidad de que tuviera una araña dentro.
- Adiós a la paz - murmuré cuando vi de nuevo a esos borrachos. - ¿Es que no se van a rendir nunca? -
Oí un fuerte estruendo. No sé lo que pasó pero cuando recobré la conciencia estaba atada a una silla, pero no con cuerdas sino con cadenas. Miré hacia el alrededor y pude adivinar que estaba en una de las calles más alejadas de París. Estaba rodeada de los borrachos pero esta vez estaban durmiendo. No podía apenas moverme y no lograba alcanzar a la llave. Estaba atrapada y por primera vez angustiada por culpa de unos humanos.
Miré mi ropaje para asegurar de que no me habían hecho nada y por suerte no. Sólo me habían roto un poco el vestido blanco que llevaba, pero parece ser que me defendí y éstos quedaron tendidos en el suelo o simplemente el alcohol y el sueño se apoderaron de ellos. Tosí. Notaba la garganta seca, tenía sed.
De repente, un joven que no había visto antes se acerco a donde estaba y su presencia despertó a los borrachos quiénes empezaron a pegarle, pero parecía que éste sabía defenderse.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
Madame se enfadaría si supiera que había ido él en lugar de Betrice a comprar el pescado. El cometido de Edouard no incluía acercarse al mercado a por víveres, aunque no era porque su señora quisiera ahorrarle incomodidades. Simplemente lo consideraba su animal de compañía y no creía que fuera necesario tener que pasar sin él varias horas cada día cuando podía tenerlo a su lado y disponer de él como mejor le pareciera. La mayoría de ocasiones lo que el joven tenía que hacer era acompañarla a comprar vestidos absurdamente caros que no necesitaba en absoluto, y lo que era peor, probarse chaquetas de terciopelo a juego que le hacían parecer un títere de opereta. Cuando era un niño ya encontraba aquello humillante, pero ahora que tenía veinte años era simplemente intolerable. Intolerable pero lo toleraba, irónicamente, porque si se despedía de Madame no tendría dónde caerse muerto y también porque sabía que añoraría a Betrice. Esa anciana a la que llamaba Madre era lo más parecido a una familia que había conocido, y por eso exactamente no podía permitir que la mujer se hiciera por las tardes aquel camino tan largo a pie con lo que le dolían los huesos. Edouard se encargaba de comprar siempre que podía escabullirse del caserón sin que Madame lo notara.
Sería mentira decir que únicamente lo hacía por Betrice. Lo cierto es que disfrutaba enormemente de los pocos ratos de soledad de los que disponía para caminar al ritmo que quisiera con la ropa que le viniera en gana. Solo eso. Era sorprendente lo que cada ser humano consideraba libertad según los límites de la prisión donde vivía. El caso era que en ese preciso momento todo el buen humor de Edouard se limitaba a poder comprar lenguado, pagarlo y retomar el sendero de vuelta al hogar donde le esperaba la bruja malvada del cuento. Sonrió de medio lado con ese gesto irónico del que se sabe resignado, y entonces se detuvo y frunció el ceño. ¿Qué eran esos gritos? No tenía por costumbre meter las narices en los problemas de los demás porque tenía suficiente con los propios, pero es que las voces que provenían de aquel sótano cercano le llamaban mucho la atención. El joven criado se acercó al portón de madera mal cerrado y pegó la oreja al mismo, escuchando retazos de una conversación entre hombres en la que al parecer unos querían retener allí a una muchacha y otro les pedía que la soltaran. Debió ganar el segundo, porque en un momento se oyó ruido de cadenas y al instante siguiente una muchacha rubia con cara de desorientación emergía del sótano.
- ¡April! - Resultó que por cosas del destino Edouard la conocía. - ¿Por qué siempre que nos encontramos estás en problemas?
Le tendió una mano para ayudarla a atravesar el portón y también para apartarla de aquel lugar y llevarla a una calle más transitada. Por las tardes, cuando se ponía el sol, el mercado del puerto se llenaba de gente que quería adquirir mercancías a precio más barato que a primera hora de la mañana. Eran las existencias que no se habían vendido durante la jornada, como los lenguados que llevaba el muchacho en un paquete de papel.
Sería mentira decir que únicamente lo hacía por Betrice. Lo cierto es que disfrutaba enormemente de los pocos ratos de soledad de los que disponía para caminar al ritmo que quisiera con la ropa que le viniera en gana. Solo eso. Era sorprendente lo que cada ser humano consideraba libertad según los límites de la prisión donde vivía. El caso era que en ese preciso momento todo el buen humor de Edouard se limitaba a poder comprar lenguado, pagarlo y retomar el sendero de vuelta al hogar donde le esperaba la bruja malvada del cuento. Sonrió de medio lado con ese gesto irónico del que se sabe resignado, y entonces se detuvo y frunció el ceño. ¿Qué eran esos gritos? No tenía por costumbre meter las narices en los problemas de los demás porque tenía suficiente con los propios, pero es que las voces que provenían de aquel sótano cercano le llamaban mucho la atención. El joven criado se acercó al portón de madera mal cerrado y pegó la oreja al mismo, escuchando retazos de una conversación entre hombres en la que al parecer unos querían retener allí a una muchacha y otro les pedía que la soltaran. Debió ganar el segundo, porque en un momento se oyó ruido de cadenas y al instante siguiente una muchacha rubia con cara de desorientación emergía del sótano.
- ¡April! - Resultó que por cosas del destino Edouard la conocía. - ¿Por qué siempre que nos encontramos estás en problemas?
Le tendió una mano para ayudarla a atravesar el portón y también para apartarla de aquel lugar y llevarla a una calle más transitada. Por las tardes, cuando se ponía el sol, el mercado del puerto se llenaba de gente que quería adquirir mercancías a precio más barato que a primera hora de la mañana. Eran las existencias que no se habían vendido durante la jornada, como los lenguados que llevaba el muchacho en un paquete de papel.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Le dio las gracias como pudo al chico y salió por patas del sitio, los borrachos ya habían cesado y le dio pena el pobre chiquillo que se hizo algunas heridas. Entonces, cuando iba a salir del portón se tropezó con un joven apuesto, era Edouard. -No sé, quizás es que siempre apareces en el momento justo porque no me suelo meter en muchos problemas - dijo mientras mostraba una dulce sonrisa. Definitivamente, ahora estaba a salvo; sabía que con él no le iba a pasar nunca nada malo. Éste la llevó a un lugar donde había mucha gente, se sentía segura pero débil: necesitaba alimentarse.
- Muchas gracias, Edouard.- realmente se sentía algo avergonzada pues siempre que coincidían era por cosas como estas. Entonces, se sentaron y charlaron mientras veían a la gente comprar. Observó que éste llevaba algo en un paquete de papel y que olía fuertemente a pescado. - ¿Estabas de compras? Si es así siento haberte interrumpido. Supongo que si no llevas eso pronto se estropeará a causa del calor. - le comentaba mientras se limpiaba un poco, porque verdaderamente estaba sucia.
Lo miró fijamente por un rato, podía notar algo en él. - ¿Estás bien? Muchas veces se lo preguntaba pues verdaderamente le importaba, le había cogido mucho cariño. Mostraba ojos serenos pero algo distantes... Tenía ganas de darle un abrazo; quizás la razón fuera también porque le echaba de menos.
- Muchas gracias, Edouard.- realmente se sentía algo avergonzada pues siempre que coincidían era por cosas como estas. Entonces, se sentaron y charlaron mientras veían a la gente comprar. Observó que éste llevaba algo en un paquete de papel y que olía fuertemente a pescado. - ¿Estabas de compras? Si es así siento haberte interrumpido. Supongo que si no llevas eso pronto se estropeará a causa del calor. - le comentaba mientras se limpiaba un poco, porque verdaderamente estaba sucia.
Lo miró fijamente por un rato, podía notar algo en él. - ¿Estás bien? Muchas veces se lo preguntaba pues verdaderamente le importaba, le había cogido mucho cariño. Mostraba ojos serenos pero algo distantes... Tenía ganas de darle un abrazo; quizás la razón fuera también porque le echaba de menos.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
La situación y la respuesta de la niña le hicieron soltar una carcajada queda entre los dientes, era extraño, pocas cosas le hacían reír de verdad. Y es que solo April era capaz de salir a pasear y acabar atada con cadenas en un sótano rodeada de tipos ebrios.
- ¿Te han hecho daño?
No lo parecía, de lo contrario probablemente Edouard se habría planteado entrar y darles un par de golpes a aquellos descerebrados. Llevaba todas las de perder porque ellos eran más y él no se ejercitaba demasiado, pero aquella jovencita rubia le hacía sentir como un hermano mayor. Era raro, tampoco sabía mucho de sus circunstancias, pero sabía que si le preguntaba por su familia recibiría a cambio más preguntas y no le apetecía tener que contestarlas. Se sentó con ella a esperar que se le pasara un poco el susto.
- Solo es pescado, y sinceramente me da igual si se estropea. No me lo voy a comer yo.
Le guiñó un ojo. Los lenguados eran para Madame y sus distinguidos invitados, la servidumbre comía cosas más baratas y fáciles de encontrar. Tampoco creía que la comida se fuese a hacer mala en media hora después de estar toda la tarde en aquel mercado.
- Estoy bien, pequeña. - Le rodeó los hombros con un brazo y le dio unas palmaditas de apoyo. - No soy yo al que han secuestrado esos sujetos.
- ¿Te han hecho daño?
No lo parecía, de lo contrario probablemente Edouard se habría planteado entrar y darles un par de golpes a aquellos descerebrados. Llevaba todas las de perder porque ellos eran más y él no se ejercitaba demasiado, pero aquella jovencita rubia le hacía sentir como un hermano mayor. Era raro, tampoco sabía mucho de sus circunstancias, pero sabía que si le preguntaba por su familia recibiría a cambio más preguntas y no le apetecía tener que contestarlas. Se sentó con ella a esperar que se le pasara un poco el susto.
- Solo es pescado, y sinceramente me da igual si se estropea. No me lo voy a comer yo.
Le guiñó un ojo. Los lenguados eran para Madame y sus distinguidos invitados, la servidumbre comía cosas más baratas y fáciles de encontrar. Tampoco creía que la comida se fuese a hacer mala en media hora después de estar toda la tarde en aquel mercado.
- Estoy bien, pequeña. - Le rodeó los hombros con un brazo y le dio unas palmaditas de apoyo. - No soy yo al que han secuestrado esos sujetos.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Negó con la cabeza cuando le preguntó si le habían hecho daño y mostró una sonrisa que daba a entender seguridad. - En realidad me gusta verte reír como ahora - le dijo con voz suave.
- Algún día te tendrás que dar un capricho o sino me enfadaré <.< -
En verdad notaba que algo le pasaba por la cabeza pero decidió no insistir o acabaría enfadándose con ella por pesada...
- Estoy segura de que hubiera podido con ellos si hubiese sido otro día jé - dijo en tonos de superioridad y con un toque gracioso-
Entonces, es echó en las piernas de él para sentirse más segura; estaba cansada y somnolienta, entre todo esto bostezó. Pocas veces confiaba en la gente pues había sido decepcionada en numerosas ocasiones pero consideraba a Edouard el hermano mayor que nunca tuvo y le está muy agradecida por todo lo que hace siempre; valora su trabajo duro y en ocasiones, cuando está sirviendo, se pasa y lo saluda.
- Algún día te tendrás que dar un capricho o sino me enfadaré <.< -
En verdad notaba que algo le pasaba por la cabeza pero decidió no insistir o acabaría enfadándose con ella por pesada...
- Estoy segura de que hubiera podido con ellos si hubiese sido otro día jé - dijo en tonos de superioridad y con un toque gracioso-
Entonces, es echó en las piernas de él para sentirse más segura; estaba cansada y somnolienta, entre todo esto bostezó. Pocas veces confiaba en la gente pues había sido decepcionada en numerosas ocasiones pero consideraba a Edouard el hermano mayor que nunca tuvo y le está muy agradecida por todo lo que hace siempre; valora su trabajo duro y en ocasiones, cuando está sirviendo, se pasa y lo saluda.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
Miró al frente, hacia la gente que paseaba de vuelta a sus casas con la compra de la tarde hecha, y pensó que lo tendría difícil para complacer a April si quería que se diera un capricho. Seguramente la niña no tenía ni idea de lo dura que podía llegar a ser su vida en determinados momentos, de lo fuerte que tenía que ser siempre para no derrumbarse cada noche que Madame le hacía en la cena aquel gesto con la mano que había llegado a temer más que sus azotes de fusta. El gesto que le ordenaba que fuera a verla por la noche, como si todavía pudiera guardar un secreto que se sabía a voces. No era la primera mujer acaudalada que disfrutaba en privado de la compañía de sus criados, si bien era cierto que solía ocurrir al contrario, los señores con sus sirvientas. Edouard había tenido la mala suerte de caer en un hogar donde la guerra de sexos se desempeñaba al contrario. ¿Y cómo podría alguien tan puro como April llegar a entender lo que significaba aquello? Tener que inventar unas caricias que no sentía y oír suspiros de una voz que no le comunicaba nada en absoluto. Nunca se podría dar un capricho mientras viviera bajo el mismo techo que esa mujer que lo consideraba un objeto más, como una silla o un cubierto. Sonrió y le acarició el cabello dorado a la jovencita cuando se recostó sobre él.
- Estoy convencido de que les habrías puesto en su lugar.
Su tono era burlón pero con dulzura, siguiéndole el juego. Él no tenía modo de saber que la chiquilla no era humana y que por tanto era muy capaz de cumplir sus amenazas. La consideraba lo que parecía: una adolescente indefensa.
- ¿No tienes que volver a casa? Puedo acompañarte, se está haciendo tarde.
- Estoy convencido de que les habrías puesto en su lugar.
Su tono era burlón pero con dulzura, siguiéndole el juego. Él no tenía modo de saber que la chiquilla no era humana y que por tanto era muy capaz de cumplir sus amenazas. La consideraba lo que parecía: una adolescente indefensa.
- ¿No tienes que volver a casa? Puedo acompañarte, se está haciendo tarde.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Aún seguía recostada en sus piernas y cerró los ojos mientras hablaba con éste. Pronunciaba frases que le costaba acabar del sueño. Realmente, aunque el joven no tuviera ni idea, April sabía más de lo que aparentaba. Aún así, seguía siendo igual de inocente pero era muy lista; ya se había enfrentado a la vida en ocasiones.
Edouard desconocía de que la chiquilla vivía sola desde hacía 30 años; no tenía una casa concreta, iba de aquí a allá. Levantó el brazo para acariciarle la mejilla; aunque no pudiese leer la mente, en realidad se hacía una idea de por lo que pasaba.
- ¿Qué te gustaría tener? - le preguntó de forma interesada. La chica se lo podía conseguir si usaba sus habilidades, además era una experta ladrona (aunque solo robase cuando fuera estrictamente necesario). Sabía que tenía que sacarlo de allí pero era incapaz de averiguar una manera...
Sentía un nudo en la garganta cuando se imaginaba lo que tenía que soportar aunque las situaciones de ella tampoco fueran las mejores.
- No tengo que volver a casa, no te preocupes. Además, no te gustaría verla... - le dijo sinceramente.
Se tocó el pelo y se dio cuenta de que aún llevaba esa azucena. Entonces, se la quitó y cogió la mano del joven para dársela. Era lo único que llevaba encima y era como si hubiese puesto toda su buena fe en ella, como si su fuerza estuviera allí.
Edouard desconocía de que la chiquilla vivía sola desde hacía 30 años; no tenía una casa concreta, iba de aquí a allá. Levantó el brazo para acariciarle la mejilla; aunque no pudiese leer la mente, en realidad se hacía una idea de por lo que pasaba.
- ¿Qué te gustaría tener? - le preguntó de forma interesada. La chica se lo podía conseguir si usaba sus habilidades, además era una experta ladrona (aunque solo robase cuando fuera estrictamente necesario). Sabía que tenía que sacarlo de allí pero era incapaz de averiguar una manera...
Sentía un nudo en la garganta cuando se imaginaba lo que tenía que soportar aunque las situaciones de ella tampoco fueran las mejores.
- No tengo que volver a casa, no te preocupes. Además, no te gustaría verla... - le dijo sinceramente.
Se tocó el pelo y se dio cuenta de que aún llevaba esa azucena. Entonces, se la quitó y cogió la mano del joven para dársela. Era lo único que llevaba encima y era como si hubiese puesto toda su buena fe en ella, como si su fuerza estuviera allí.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
Edouard no era cariñoso pero aquella tarde estaba de buen humor y April era una niña muy dulce.
- Un beso. - Le dijo poniéndole la mejilla.
Eso era lo que le apetecía en ese momento. ¿Para qué necesitaría otra cosa? Todo lo material lo tenía cubierto. Vale, sí, preferiría tener su propia casa y un trabajo de verdad con el que mantenerse sin humillarse, pero al menos vivía con Betrice y con otros criados que no le caían mal.
- ¿No tienes que volver? - Repitió. - Pero vas a dormir a alguna parte, ¿verdad?
Siempre había creído que los padres de April eran personas muy ocupadas que desatendían un poco a su hija, pero esa frase le hacía pensar que igual no tenía familia. Aunque vaya tontería, si no la tuviera sería una indigente y desde luego no se parecía lo más mínimo a los críos sin hogar que deambulaban por París. Aquellos enanos estaban llenos de piojos, llevaban ropa remendadísima y de puro sucios parecían morenos de piel. April parecía una señorita, aunque sin duda no lo era o sus parientes importantes no la dejarían acercarse tanto a gente como Edouard.
- ¿Es para mí?
Cogió la flor y la olió antes de prendérsela en el ojal del chaleco que llevaba sobre la camisa. No la necesitaba para acordarse de la niña rubia, pero tal vez la pondría a secar para que no se marchitara nunca. La guardaría en la misma caja de madera donde tenía las cuatro o cinco cosas importantes que había querido conservar alguna vez.
- Un beso. - Le dijo poniéndole la mejilla.
Eso era lo que le apetecía en ese momento. ¿Para qué necesitaría otra cosa? Todo lo material lo tenía cubierto. Vale, sí, preferiría tener su propia casa y un trabajo de verdad con el que mantenerse sin humillarse, pero al menos vivía con Betrice y con otros criados que no le caían mal.
- ¿No tienes que volver? - Repitió. - Pero vas a dormir a alguna parte, ¿verdad?
Siempre había creído que los padres de April eran personas muy ocupadas que desatendían un poco a su hija, pero esa frase le hacía pensar que igual no tenía familia. Aunque vaya tontería, si no la tuviera sería una indigente y desde luego no se parecía lo más mínimo a los críos sin hogar que deambulaban por París. Aquellos enanos estaban llenos de piojos, llevaban ropa remendadísima y de puro sucios parecían morenos de piel. April parecía una señorita, aunque sin duda no lo era o sus parientes importantes no la dejarían acercarse tanto a gente como Edouard.
- ¿Es para mí?
Cogió la flor y la olió antes de prendérsela en el ojal del chaleco que llevaba sobre la camisa. No la necesitaba para acordarse de la niña rubia, pero tal vez la pondría a secar para que no se marchitara nunca. La guardaría en la misma caja de madera donde tenía las cuatro o cinco cosas importantes que había querido conservar alguna vez.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
April se alegraba de estar con Edouard en ese momento, hacía tiempo que no disfrutaba de la compañía de alguien y estando con él es como si se le encendiera el rostro.
- Está bien ^^ - río y se acerco a la mejilla de éste para darle un beso. - Aunque si necesitas otra cosa no dudes en pedírmela - A pesar de que él era el que siempre la sacaba de situaciones peligrosas o extrañas, ella quería demostrarle que también le gustaba ayudarle a su manera, que podía desahogarse con ella si hacía falta.
- No sé dónde dormiré esta noche - dijo mientras se rascaba la cabeza, mirando hacia alrededor. April no tenía padres, murieron hace ya muchos años los dos, no le quedaba familia y ella tampoco podría tener descendencia. Realmente cuando decía que iba de aquí para allá se refería de casa en casa o de posada en posada; realmente solo pocas veces había dormido en la calle. Cuando no podía conseguir un lugar donde dormir, utilizaba sus poderes y acababa durmiendo en la casa de una buena anciana. A veces se alimentaba de las personas que vivían en ella pero solo en situaciones extremas pues después de que hubieran sido tan amables con ella no quedaba muy bien eso de saltarle al cuello a la gente. Sin embargo, April tenía más de humana que de vampiro.
Asintió cuando éste le preguntó. - Te queda muy bien. ¿Sabes qué? La flor pega con mi vestido blanco, aunque ahora esté gris- le dijo alegremente y seguidamente soltó una carcajada.
Se levantó de donde estaban sentados y se puso a bailar como si estuviese en un baile de la clase alta. Realmente hacía mucho tiempo que no iba a uno.
- Está bien ^^ - río y se acerco a la mejilla de éste para darle un beso. - Aunque si necesitas otra cosa no dudes en pedírmela - A pesar de que él era el que siempre la sacaba de situaciones peligrosas o extrañas, ella quería demostrarle que también le gustaba ayudarle a su manera, que podía desahogarse con ella si hacía falta.
- No sé dónde dormiré esta noche - dijo mientras se rascaba la cabeza, mirando hacia alrededor. April no tenía padres, murieron hace ya muchos años los dos, no le quedaba familia y ella tampoco podría tener descendencia. Realmente cuando decía que iba de aquí para allá se refería de casa en casa o de posada en posada; realmente solo pocas veces había dormido en la calle. Cuando no podía conseguir un lugar donde dormir, utilizaba sus poderes y acababa durmiendo en la casa de una buena anciana. A veces se alimentaba de las personas que vivían en ella pero solo en situaciones extremas pues después de que hubieran sido tan amables con ella no quedaba muy bien eso de saltarle al cuello a la gente. Sin embargo, April tenía más de humana que de vampiro.
Asintió cuando éste le preguntó. - Te queda muy bien. ¿Sabes qué? La flor pega con mi vestido blanco, aunque ahora esté gris- le dijo alegremente y seguidamente soltó una carcajada.
Se levantó de donde estaban sentados y se puso a bailar como si estuviese en un baile de la clase alta. Realmente hacía mucho tiempo que no iba a uno.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
Asintió aunque ambos sabían que no lo haría. En el caso poco probable que se le antojara de pronto algo sin lo cual no pudiera vivir dudaba mucho que una acolescente pudiera proporcionárselo. De todos modos agradecía el gesto y así se lo demostró dándole unas cuantas palmaditas amistosas más en el hombro. Puede que Edouard no fuese muy expresivo en sus atenciones pero estaba seguro de que April empezaba a comprenderle, después de todo ya se conocían un tiempo.
- ¿Cómo que no sabes?
No esperaba esa respuesta. ¿No tenía una casa y una familia con la que volver? El chico frunció el ceño molesto de nuevo con la vida. Aceptaba que su existencia no fuese todo lo cómoda que le gustaría, pero no entendía por qué la fortuna la tomaba también con la única criatura del mundo de cuya seguridad se sentía un poquito responsable.
Como si ella pudiera oír sus pensamientos se levantó del banco y comenzó a bailar. Al principio Edouard siguió enfadado con el destino en general, pero luego se dio cuenta de que la actitud de la niña era mucho más sensata que la suya. Estaban jodidos igual, así que mejor tomarse las cosas por el lado bueno y sonreír, total al día siguiente podían estar muertos. Por supuesto el muchacho no sabía que la jovencita ya lo estaba, técnicamente hablando, aunque danzara ante sus ojos con la jovialidad de cualquier doncella normal. El criado buscó en los bolsillos de su chaleco y sacó las monedas que le habían sobrado del dinero que Madame daba a sus empleados para que fueran al mercado. Las contó y se dio cuenta de que bastarían para pagar unas noches de alojamiento en alguna casa de huéspedes humilde pero limpia, sin demasiados parásitos en el colchón y con una comida caliente diaria incluida. Extendió los brazos para que April dejara por un momento de bailar y le diera las manos, acercándose a él.
- Quiero que cojas esto. - Le dijo ofreciéndole el dinero. - Y vayas a dormir a algún sitio cerca de aquí. Te acompañaré y te encontraremos una habitación decente. Lamento no poderte llevar a casa pero como sabes donde vivo no me pertenece.
- ¿Cómo que no sabes?
No esperaba esa respuesta. ¿No tenía una casa y una familia con la que volver? El chico frunció el ceño molesto de nuevo con la vida. Aceptaba que su existencia no fuese todo lo cómoda que le gustaría, pero no entendía por qué la fortuna la tomaba también con la única criatura del mundo de cuya seguridad se sentía un poquito responsable.
Como si ella pudiera oír sus pensamientos se levantó del banco y comenzó a bailar. Al principio Edouard siguió enfadado con el destino en general, pero luego se dio cuenta de que la actitud de la niña era mucho más sensata que la suya. Estaban jodidos igual, así que mejor tomarse las cosas por el lado bueno y sonreír, total al día siguiente podían estar muertos. Por supuesto el muchacho no sabía que la jovencita ya lo estaba, técnicamente hablando, aunque danzara ante sus ojos con la jovialidad de cualquier doncella normal. El criado buscó en los bolsillos de su chaleco y sacó las monedas que le habían sobrado del dinero que Madame daba a sus empleados para que fueran al mercado. Las contó y se dio cuenta de que bastarían para pagar unas noches de alojamiento en alguna casa de huéspedes humilde pero limpia, sin demasiados parásitos en el colchón y con una comida caliente diaria incluida. Extendió los brazos para que April dejara por un momento de bailar y le diera las manos, acercándose a él.
- Quiero que cojas esto. - Le dijo ofreciéndole el dinero. - Y vayas a dormir a algún sitio cerca de aquí. Te acompañaré y te encontraremos una habitación decente. Lamento no poderte llevar a casa pero como sabes donde vivo no me pertenece.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Sabía que en la mayoría de las veces Edouard hacía un esfuerzo extra en demostrar cariño a su manera. Mientras éste se quedó pensativo por unos instantes, pareció que April le había leído la mente. - Sé que echas de menos a una mujer de verdad; no te preocupes pues con tus encantos estoy segura de que todas se mueren por tus huesos- le dijo mientras esta vez era ella quién le daba palmaditas en juguetona respuesta a las suyas. Pero la verdad es que no lo decía en broma, no bromeaba con los sentimientos de aquel chico que era como su hermano mayor. (~por cierto te añado en hermano mayor en mis relaciones~)
- Pues...que no lo sé - cortó la frase en dos partes como si hubiese dicho lo primero que se le pasó por la mente. Bailaba porque le gustaba, porque bailando olvidaba todos sus problemas y era feliz así. Tenía la energía y vitalidad de cualquier chica humana de su edad pero su piel era extrañamente más blanca de lo normal, como si fuese de porcelana. Aunque el destino quisiera que su muerte fuera hace 30 años, alguien sin embargo no lo quiso y gracias a ese/a desconocido ella estaba allí, ''viva''.
Empezó a dar vueltas, no se podía llamar a eso baile pero la joven chica se estaba divirtiendo.
De repente, éste le cogió las manos e introdujo dinero en ellas. La chica se quedó extrañada.
Negó con la cabeza y se lo devolvió. - Te lo agradezco pero verdaderamente no lo necesito- su cara había cambiado completamente, se había puesto seria- Te prometo que voy a dormir en un buen lugar hoy, no te preocupes - sonrió en señal de que todo iba a estar bien. - Reserva ese dinero para ti o si tienes que devolvérselo a Madame, dáselo pues acabarás metiéndote en problemas por mi culpa y yo no quiero eso... -
- Pues...que no lo sé - cortó la frase en dos partes como si hubiese dicho lo primero que se le pasó por la mente. Bailaba porque le gustaba, porque bailando olvidaba todos sus problemas y era feliz así. Tenía la energía y vitalidad de cualquier chica humana de su edad pero su piel era extrañamente más blanca de lo normal, como si fuese de porcelana. Aunque el destino quisiera que su muerte fuera hace 30 años, alguien sin embargo no lo quiso y gracias a ese/a desconocido ella estaba allí, ''viva''.
Empezó a dar vueltas, no se podía llamar a eso baile pero la joven chica se estaba divirtiendo.
De repente, éste le cogió las manos e introdujo dinero en ellas. La chica se quedó extrañada.
Negó con la cabeza y se lo devolvió. - Te lo agradezco pero verdaderamente no lo necesito- su cara había cambiado completamente, se había puesto seria- Te prometo que voy a dormir en un buen lugar hoy, no te preocupes - sonrió en señal de que todo iba a estar bien. - Reserva ese dinero para ti o si tienes que devolvérselo a Madame, dáselo pues acabarás metiéndote en problemas por mi culpa y yo no quiero eso... -
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
La verdad era que Edouard no necesitaba para nada una mujer, en eso April se equivocaba de medio a medio. Era cierto que no disfrutaba para nada haciendo de compañero de Madame, ni en el sentido de acompañante ni en el más íntimo, pero eso no quería decir que tuviera el anhelo de sustituirla por una compañera de verdad, escogida por su corazón. Quizá la gente no le creería si dijera que prefería estar solo a encontrar el amor, pero él sabía que era cierto y con su criterio se bastaba. Tal vez fuera porque el destino no había querido poner nunca en su camino una muchacha que le hiciera prendarse al instante como ocurría en los cuentos que le contaba de pequeño Betrice; y al no haber probado las mieles del encaprichamiento no podía añorar un tiempo en el que fue feliz sintiéndolo. Estaba claro que Edouard no era un chico de veinte años muy ortodoxo, porque para él las jóvenes tenían el mismo encanto que un perrito gracioso y el sexo era algo que rozaba la repugnancia. Cómo se podía esperar otra cosa si nunca había tenido entre sus brazos a alguien que le importara lo más mínimo.
- Las tengo haciendo cola en la calle. - Le contestó socarrón. - ¿Y tú qué? ¿Algún bravo mozo que te haga suspirar?
Le hacía gracia imaginar a April con un pretendiente abnegado, pero la muchacha tenía ya unos quince años y no era fea en absoluto, todo lo contrario. Seguramente habría un montón de adolescentes, e incluso algún señor entrado en la madurez, que estarían encantados de pedir su mano a sus padres si los tuviera. Ahora Edouard no tenía clara su situación familiar porque había dicho que no tenía dónde dormir, y para colmo se negaba a aceptar su dinero.
- Le diré que el lenguado me ha costado justo. - Replicó insistiendo. - Por favor, quédatelo. No lo hago solo por altruismo, no lo entiendes... prefiero mil veces que lo tengas tú, aunque sea para comprarte otro vestido, que dárselo a ella que ya tiene tanto. Acéptamelo pequeña.
Estiró otra vez la mano con las monedas, estaba siendo sincero.
- Las tengo haciendo cola en la calle. - Le contestó socarrón. - ¿Y tú qué? ¿Algún bravo mozo que te haga suspirar?
Le hacía gracia imaginar a April con un pretendiente abnegado, pero la muchacha tenía ya unos quince años y no era fea en absoluto, todo lo contrario. Seguramente habría un montón de adolescentes, e incluso algún señor entrado en la madurez, que estarían encantados de pedir su mano a sus padres si los tuviera. Ahora Edouard no tenía clara su situación familiar porque había dicho que no tenía dónde dormir, y para colmo se negaba a aceptar su dinero.
- Le diré que el lenguado me ha costado justo. - Replicó insistiendo. - Por favor, quédatelo. No lo hago solo por altruismo, no lo entiendes... prefiero mil veces que lo tengas tú, aunque sea para comprarte otro vestido, que dárselo a ella que ya tiene tanto. Acéptamelo pequeña.
Estiró otra vez la mano con las monedas, estaba siendo sincero.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Sinceramente, April no entendía mucho de esas cosas, a pesar de llevar viviendo 45 años en este planeta. Sin embargo se lo imaginaba, y había visto una que otra vez a alguna joven cortesana por las calles con un viejales en plena acción. Aunque si se imaginaba el estar con alguien en una cama, lo veía por amor no por puro placer.
- Estoy segura de ello, pero ninguna es como yo 8D - le respondió obviamente jugando pues ella no era para nada egocéntrica.
- Que va! Si casi me huyen! - mostraba una dulce sonrisa al decir aquello. Realmente, había tenido muchas proposiciones pero simplemente se hacía la loca o pasaba de ellos; ahora mismo podría estar casada con alguien de valiosa fortuna si quisiese pero no, no quería, quería casarse por amor.
Edouard parecía muy preocupado por ella y de verdad quería que cogiese el dinero. Entonces, cuando éste le estiró la mano decidió coger el dinero para no disgustarle, lo ahorraría. Seguidamente le dio un fuerte abrazo.
- Gracias Edouard, eres el mejor! - le dijo con entusiasmo mientras aún seguía abrazándole. Aunque, no esperaba que su abrazo calmara el dolor interno de éste.
- Estoy segura de ello, pero ninguna es como yo 8D - le respondió obviamente jugando pues ella no era para nada egocéntrica.
- Que va! Si casi me huyen! - mostraba una dulce sonrisa al decir aquello. Realmente, había tenido muchas proposiciones pero simplemente se hacía la loca o pasaba de ellos; ahora mismo podría estar casada con alguien de valiosa fortuna si quisiese pero no, no quería, quería casarse por amor.
Edouard parecía muy preocupado por ella y de verdad quería que cogiese el dinero. Entonces, cuando éste le estiró la mano decidió coger el dinero para no disgustarle, lo ahorraría. Seguidamente le dio un fuerte abrazo.
- Gracias Edouard, eres el mejor! - le dijo con entusiasmo mientras aún seguía abrazándole. Aunque, no esperaba que su abrazo calmara el dolor interno de éste.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
Pues lo calmó. No es cierto que el abrazo de April solucionara todas las cosas que estaban patas arriba en su vida de locos, pero sí le sirvió como una tirita que uno se pone encima de una herida que escuece. Al menos evita que entre polvo, se infecte y se haga más grave. La niña rubia era a veces su bote salvavidas, y otras veces sin embargo se le hacía tan pesada su insistencia por cuidar de él que llegaba a decirle cosas de las que luego se arrepentía. No lo decía en serio cuando la llamaba cansina, esperaba que la jovencita supiera perdonarlo. Se sintió mucho mejor cuando aceptó su dinero.
- En eso tienes razón, ninguna como tú.
Sonrió mientras la estrechaba con sus brazos. Se preguntó por qué estaría siempre tan fría, tal vez era cosa de mujeres, también Betrice solía andar con las manos congeladas hasta en verano. April parecía una muñeca de porcelana con esa piel tan tersa y tan blanca, casi irreal para tratarse de una humana. Edouard nunca la había visto a la luz del sol porque casualmente simempre se encontraban cuando el astro rey se había puesto, pero apostaba lo que fuera a que los rayos ultravioletas conseguirían hacerla refulgir como un carámbano de hielo. Era preciosa y un poco inquietante a la vez, como misteriosa. ¿Y por qué no tendría familia?
- Te huyen porque son tontos, pequeña. - La aleccionó. - Cuanto antes aprendas que los hombres hacemos cosas raras más fácil te será todo.
Obviamente bromeaba, también había féminas rarísimas que hacían cosas que a ojos del criado eran incomprensibles.
Se levantó también, cogió el paquete con el pescado y le dio la mano a la adolescente para que caminara con él. Ya no había tanta gente pero no quería perderla, y además así atesoraba mejor los momentos que pasaban juntos antes de que él tuviera que volver al trabajo. A saber cuándo se verían de nuevo.
- Hay una pensión cerca de aquí. - Le propuso. - Una donde se hospedan las familias que vienen de camino a la Iglesia de Peregrinos.
- En eso tienes razón, ninguna como tú.
Sonrió mientras la estrechaba con sus brazos. Se preguntó por qué estaría siempre tan fría, tal vez era cosa de mujeres, también Betrice solía andar con las manos congeladas hasta en verano. April parecía una muñeca de porcelana con esa piel tan tersa y tan blanca, casi irreal para tratarse de una humana. Edouard nunca la había visto a la luz del sol porque casualmente simempre se encontraban cuando el astro rey se había puesto, pero apostaba lo que fuera a que los rayos ultravioletas conseguirían hacerla refulgir como un carámbano de hielo. Era preciosa y un poco inquietante a la vez, como misteriosa. ¿Y por qué no tendría familia?
- Te huyen porque son tontos, pequeña. - La aleccionó. - Cuanto antes aprendas que los hombres hacemos cosas raras más fácil te será todo.
Obviamente bromeaba, también había féminas rarísimas que hacían cosas que a ojos del criado eran incomprensibles.
Se levantó también, cogió el paquete con el pescado y le dio la mano a la adolescente para que caminara con él. Ya no había tanta gente pero no quería perderla, y además así atesoraba mejor los momentos que pasaban juntos antes de que él tuviera que volver al trabajo. A saber cuándo se verían de nuevo.
- Hay una pensión cerca de aquí. - Le propuso. - Una donde se hospedan las familias que vienen de camino a la Iglesia de Peregrinos.
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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Re: Continua persecución. [Privado]
Le observó durante unos instantes; a ella le parecía hermoso tanto por dentro como por fuera aunque él a veces no se valorase lo suficiente. Quería hacerle ver que no tiene que preocuparse que algún día esos problemas desaparecerán. April quería poder tener estas charlas con él siempre, pero sabría que algún día se daría cuenta de su secreto y huiría de ella...De todos modos, April dudaba si él sabía de la existencia de los vampiros o si pensaba que eran solo leyendas; pero la idea de perderle y más por eso, le asustaba.
Sonrió ante aquella aclaración tan bonita.
- Tu no haces cosas raras y eres hombre pero supongo que hay tanto mujeres como hombres raros - dijo algo pensativa mientras observaba un poco el cielo, ya oscurecido.
Cuando Edouard le dio la mano, notó su calidez en ella...Echaba de menos el calor, hacia muchos años que no experimentaba otra cosa que frío, sombras y oscuridad. La cuestión es que mientras era humana le gustaba quedarse en la costa viendo como amanecía el Sol o viendo el atardecer...pero se tuvo que olvidar de eso para siempre o acabaría chamuscada y en cenizas. Estaba feliz de estar al lado de Edouard.
- Está bien, supongo que podría hospedarme allí durante algunos días- le comentaba mientras se dirigían para el lugar.
Sonrió ante aquella aclaración tan bonita.
- Tu no haces cosas raras y eres hombre pero supongo que hay tanto mujeres como hombres raros - dijo algo pensativa mientras observaba un poco el cielo, ya oscurecido.
Cuando Edouard le dio la mano, notó su calidez en ella...Echaba de menos el calor, hacia muchos años que no experimentaba otra cosa que frío, sombras y oscuridad. La cuestión es que mientras era humana le gustaba quedarse en la costa viendo como amanecía el Sol o viendo el atardecer...pero se tuvo que olvidar de eso para siempre o acabaría chamuscada y en cenizas. Estaba feliz de estar al lado de Edouard.
- Está bien, supongo que podría hospedarme allí durante algunos días- le comentaba mientras se dirigían para el lugar.
April Campbell- Vampiro Clase Media
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Re: Continua persecución. [Privado]
En realidad Edouard no sabía nada de vampiros ni licántropos, para él eran iguales que los duendes de las patatas: cuentos de viejas. No creía que se tuviera que despreciar el folklore de cada lugar porque las leyendas constituían la base de las culturas, pero sinceramente si le hubieran dicho que los no-muertos caminaban entre los humanos corrientes se habría echado a reír. Jamás se le habría ocurrido pensar que esa jovencita encantadora de cabello dorado y manos gélidas llevaba existiendo treinta años con esa misma forma, ya que su corazón había dejado de latir hacía mucho tiempo. Edouard era supersticioso con ciertas tradiciones, manías podríamos decir, como evitar pasar bajo una escalera de mano o no querer dejar las tijeras abiertas. ¿Pero vampiros y hombres lobo? No, a eso no le tenía ningún temor.
- Amén.
Eso de que había gente rara de todos los sexos era una gran verdad, April era muy madura para tratarse de una muchachita de quince años de edad. Se alegró de que aceptara hospedarse en la posada que le había mencionado porque sabía que era un buen lugar. No tenía lujos pero tampoco los necesitaba: incluía comida caliente, una cama limpia y la compañía más que recomendable de las familias de peregrinos piadosos que emprendían la caminata hacia su Iglesia situada en el sur de París. En esta época del año venían muchos.
- Verás como te gusta, y así puedo ir a visitarte en alguna ocasión.
No sabía cómo iba a estar de ocupado con los caprichos de Madame en los próximos días pero sacaría un hueco de seguro, aunque tuviera que ser después de cenar cuando la señora se retirase a sus aposentos. Finalmente April, Edouard y los lenguados doblaron una esquina y se perdieron en las calles de la gran ciudad.
- Amén.
Eso de que había gente rara de todos los sexos era una gran verdad, April era muy madura para tratarse de una muchachita de quince años de edad. Se alegró de que aceptara hospedarse en la posada que le había mencionado porque sabía que era un buen lugar. No tenía lujos pero tampoco los necesitaba: incluía comida caliente, una cama limpia y la compañía más que recomendable de las familias de peregrinos piadosos que emprendían la caminata hacia su Iglesia situada en el sur de París. En esta época del año venían muchos.
- Verás como te gusta, y así puedo ir a visitarte en alguna ocasión.
No sabía cómo iba a estar de ocupado con los caprichos de Madame en los próximos días pero sacaría un hueco de seguro, aunque tuviera que ser después de cenar cuando la señora se retirase a sus aposentos. Finalmente April, Edouard y los lenguados doblaron una esquina y se perdieron en las calles de la gran ciudad.
OffRol: pondré yo el link en el post de temas cerrados :]
Edouard F. Carrouges- Humano Clase Baja
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