La Persecución -Libre-

por **Vasyl Shevchenko** Jue Abr 20, 2017 1:13 pm

Los pantanos no eran una zona que Vasyl soliera frecuentar. De hecho quizás era el último lugar en el que un hombre como él decidiera pasar una tarde, detalle que lo volvía el punto de reunión perfecto para el ucraniano y un viejo amigo de sus años de soldado, alguien que al parecer le daría información que le resultaría muy interesante. Decidir llevar la reunión en un sitio como aquel radicaba en que ninguno de los dos hombres deseaban ser vistos juntos, ambos tenían mucho que perder si se descubría que seguían en contacto, ya que ambos guardaban oscuros secretos que se revelaban las noches de luna llena.

Como era usual para Shevchenko, llegó mucho antes de la hora pactada para el encuentro, solo para tener la oportunidad de revisar el lugar y asegurarse de que no existía nada, ni nadie que comprometiera sus reuniones o sus vidas. Aquel peculiar y extraño hábito lo desarrollo durante sus primeros años en la milicia, en aquellos donde le hicieron tragarse la historia de que su seguridad era lo primordial no solo en sus misiones, sino en su vida diaria también. Caminando entonces por el pantano con mucha precaución, observando de un lado a otro como si realmente estuviera en una misión de vida o muerte, el licántropo se adentro lentamente en las zonas más pantanosas y quizás peligrosas de aquel lugar, todo para darse por satisfecho algunos minutos después y volver sobre sus pasos, hasta llegar a un árbol marcado, sitio donde debía aguardar a su amigo. Con aparente desinterés, Vasyl recargó su espalda en el tronco del árbol, aguardando porque el tiempo pasara pronto y su amigo de armas llegará hasta el lugar.

por **Jianna Scogliere** Vie Abr 21, 2017 9:32 am

A pesar de que ese día había decidido no trabajar, los rumores de un posible sobrenatural vagando asesinando, y devastando la zona de los pantanos, hicieron que cambiara de opinión, dramáticamente. Como le había inculcado su padre,- El deber de un cazador es el de proteger a las personas - se repitió, mientras cambiaba su vestimenta, por las de trabajo, esas que le hacían parecer a un hombre. recogió sus cabellos para ocultarlos bajo el sombrero. Los pantalones ajustados, las botas altas, junto con una camisa blanca y una chaqueta amplia, en la que poder esconder armas arrojadizas, como sus pistolas, conformaban su uniforme de trabajo.

Era lógico que nadie en su hogar supiera de su profesión, para todos ella era una noble rusa, que había dejado su patria tras perder a toda su familia, por problemas políticos y no por arreglos de cuentas, entre cazadores y cazados. Ante toda la sociedad de Paris, ella era una adorable joven que amaba hacer obras de caridad, concurrir a los bailes y reuniones de alta sociedad. Pero para Alena, no existía mayor libertad que la de correr por los bosques, galopar las estepas y sentir como el corazón se aceleraba con la caza.

Logró abandonar su hogar un poco entrada la mañana y recorrer la distancia que la separaba del Pantano, debía conseguir las primeras pistas antes que el sol se pusiera, era lógico que si se trataba de licantropos, los podría cazar cuando la luna reinara en el firmamento, no creía que fueran vampiros, pero todo era posible, por lo que debía estar el doble de atenta y comprobar que sus armas eran las adecuadas para todas las posibilidades de presas.

Al llegar, se dedicó a revisar el lugar, escrutando posibles testigos o victimas, cuando creyó que todo estaba tranquilo, oyó pisadas, se escondió y pudo observar como un hombre asaba a su lado, sin que la notara, sonrió complacida por tal destreza, y luego de calcular que era lo mas apropiado, le siguió de lejos, debía saber que estaba haciendo un hombre, solo, en mitad del pantano, ¿acaso sería otro cazador?

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