Carnívoras [Heráclito]

por Invitado Vie Nov 30, 2012 2:26 pm

Inmortales mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de aquellos, muriendo la vida de aquellos
Heráclito de Efeso

Que hermoso es el aroma de las flores. Y de repente me pregunté, como es que algo que se pudre y se ve horrible muerto, tenga tanto olor en vida? Igual que los humanos, que son tan bellos vivos, con sus fluidos y toda aquella sangre que recorre su cuerpo. Con aquellos cuerpos tan frágiles. Pero que de repente, cuando están muertos, son espantosos, los gusanos que empiezan a carcomerlos y el impetuoso olor del la carne en descomposición.
Las preguntas revoloteaban por mi mente, mientras caminaba por los senderos de aquel jardín botánico. El cielo estaba recién de color durazno, como la fruta, tan apetitosa, pero que realmente no tenía tanto sabor en mi paladar. El sol ya estaba escondido y pronto ya la luna era quien encabezaba todo el panorama. Las estrellas empezaban a ser las asaltantes de la noche. Robandole a los rayos solares todo el lugar. Ahora, podía ir libremente y ya empezaba a correr. Fui pasando por entre medio de las grandes y altas flores, corriendo con una sonrisa de lado a lado. El olor me inundaba, el verano, hermoso verano. Con las noches tan cálidas, hacía que todo mi cuerpo libere una emoción enriquecedora. Aunque obviamente no era mi estación favorita, pues las noches eran demasiado cortas y el calor no estaba demasiado en mi piel. El invierno, sería por siempre, la estación mas hermosa.

-Hoy aprenderemos muuuucho sobre las carnívoras! Que les parece?

Les hablaba a las flores con canto fuerte, mientras empezaba a tararear hermosamente una de mis canciones, caminando ahora con gracia, esperando a encontrar entre medio de todo aquel lugar un sitio para asentarme. Quería tirarme entre medio de las flores, pero de ese modo se romperían! Y no quería que se rompan, eran hermosas en vida, aunque odiaba que me regalen flores, luego se pudren y es como si se pudriera o se rompiera aquel sentimiento que antes estuvo vivo y floreciente. El solo hecho de pensarlo, hacía que me tiemble la espalda. Por ende empecé ya ha dejar de tener tantos pensamientos absurdos y solo abracé mi libro de plantas y flores carnívoras y seguí mi paso, sin mirar hacia ningún lugar, mas que hacia arriba; distrayéndome completamente del mundo entero. Quería que la noche me coma, ser uno con ella y no pensar en nada mas que en el hermoso silencio que me acompañaría mientras leía en voz alta como las plantas carnívoras devoraban insectos u otras plantas.

por **Heráclito Livingstone** Sáb Dic 01, 2012 9:16 am

La noche anterior había sido terrible, mucho ajetreo para conseguir algo de comida, tenía que moverme de aquí para allá y de allá para a saber donde. "¿Por qué todo el mundo tiene miedo de los seres de la noche?", desde mi punto de vista los humanos no merecían ni vivir a mi lado, lo único bueno que tenían es esa deliciosa sangre que corre por sus cuerpos. Delicioso. Había acabado en aquel Botánico de la ciudad, un lugar tranquilo por el día el cual tenía muchas grietas y una serie de túneles que venían de lujo para pasar los días en ellos, durmiendo tranquilamente sin que los rayos del sol pudieran alcanzarte y hacerte trizas.

Estaba deseando despertar de mi sueño para poder cazar a alguno despreciable humano cuando algo, una canción, un tarareo que se convirtió en una serie de lectura extraña sobre los tipos de plantas, me despertó. No era una persona de buen despertar, siempre me gusta dormir todo lo necesario hasta bien entrada la noche para poder disfrutar de esta. Apoye mi mano en la pared para impulsarme, sacudí mi ropa para quitarla el polvo que tenía encima y la mancha de tierra que tenía en la parte posterior del pantalón, como era de costumbre dormía sin camiseta, era verano y el calor era algo que irritaba un poco las noches.

Salí de aquel conducto en busca de la voz que paseaba por el Botánico, quería comprobar una cosa. Caminaba con las manos en los bolsillos sin hacer mucho ruido, siguiendo el hilo de su voz, hasta que pude adivinar que se trataba de un vampiro mas, su cuerpo no rociaba ese olor metálico característico de la sangre humana. - ¡HEY!, ¿Qué haces en mi territorio? - Dije como perro protegiendo lo que era suyo aunque claramente esto no era mio, simplemente quería algo de tranquilidad a estas horas de la noche.

La noche era bastante bella, en el cielo lucia una gran luna rodeada de estrellas que iluminaba con total perfección el botánico. Mire su rostro, era un jovencito, era el primer chiquillo que veía siendo un guardián de la noche.

por Invitado Sáb Dic 01, 2012 11:21 am

Estaba contando, como si diese una clase de algo en particular leía y luego explicaba y memorizaba cada cosa, jugueteando con una dulce alegría mis palabras. Me levantaba y volvía a caminar en círculos yendo de un lado a otro, corriendo aún mientras mis ojos se posaban en ese libro. Estaba tan concentrado, que no quería tener que irme nunca. No me gustaba mucho estar solo y el silencio era de mi agrado. Pero en ese momento todo se invirtió, deseaba estar solito y gritando como en ese momento, pero de repente algo me saco de fuera de mi mundo circundante y me hizo trastabillar, un susto de aquellos mientras iba un poco hacia un lado con las manos en el piso. Quien rayos era aquel hombre? Como había llegado? Cuando?! Miles de preguntas llegaron a mi mente y tal cual llegaron, salieron disparadas de mi boca, pues no había filtro en mi habla.

-A-ah! Ah! Por favor, cuando habéis llegado???? Y-yo estoy aquí de antes de vosotros... Aparte, no os comí nada... Y aparte!! Donde dice que es de vuestra propiedad!? Awwnnn No seáis egoísta dejadme un poquito, que no me veis que les contaba a las flores sobre las carnívoras? Que vosotros también queréis aprender?

Pregunté con una sonrisa de oreja a oreja lo último, levantándome con algo de torpeza, mientras limpiaba mis rodillas que se habían ensuciado con un poco de tierra. Tomé el libro y me lo apoyé sobre mi pecho, mientras miraba curiosamente a aquel hombre que estaba sin camisa y como recién salido de la tumba. Parecía el cuerpo de un hombre lobo mas que de un vampiro. Pues era enorme y con músculos por todos lados. Que envidia, en mi cuerpo apenas se marcaban los músculos pero era chiquito, alto pero demasiado escuálido. Mordí mis labios y me quedé mirándole fijamente a los ojos, moviendo mi cabeza a un costado con timidez empezando a reír cubriendo al mismo tiempo mis labios.

-Puedo preguntar por que estáis así? Todo descuerado? Mmm Es que habéis dormido por aquí? Pero os quemaríais con el sol! No veo ningún lugar para poderos cubrir!

Espeté dando unos saltitos en mi lugar, mirando a lado y lado, buscando algún apartado sobre la tierra, pero no veía nada, es que aquel hombre podía estar bajo el sol? Eso no me lo creía. Tenía mucha curiosidad y me acerqué un poco a el para olerlo y si, efectivamente era un vampiro, no estaba errado, al menos eso lo podía saber. Pero se notaba a leguas que aquel hombre era poderoso, seguramente multiplicaba mis años en cientos de veces. Que vergüenza me daba aquello.

por **Heráclito Livingstone** Mar Dic 18, 2012 4:19 pm

Levante una ceja mientras veía como se tropezaba del “susto” que le había dado con tan solo decirle unas palabras, ¿Cómo era posible que un vampiro no se hubiera percatado antes de mi existencia?, bueno estaba claro, este chico no poseía muchos años siendo esto. Mire de un lado a otro, no había nadie mas con él por lo tanto claramente estaba hablándole a las plantas y no era una burda mentira. “Realmente soy muy desconfiado…”.

Volví mi mirada hacía él, la cual mostraba tanto superioridad como desprecio hacia la persona que lo había despertado de su sueño. No paraba de hablar, sus preguntas iban cambiando sin parar hasta tal punto que llego a marearme de tanta pregunta, maldito renacuajo, demasiada explosión de energía.

Levante mi mano derecha con la palma de la mano extendida hacia arriba como símbolo de Stop, no tenía la cabeza para tanto parloteo. – Hay dos cosas que realmente me molestan, una es que me despierten y otra que me aturullen la cabeza con miles de preguntas. – Mi miraba seguía mostrando superioridad y aunque había interrumpido su parloteo el había soltado un par de preguntas mas. Pestañee, mi cuerpo se quedo en el sitio, bueno, no era mi cuerpo, era una burda ilusión que había creado para poder moverme y colocarme delante de él. Utilice mi mano para poder taparle la boca y intentar que todo el entorno estuviese en silencio por unos instantes. – Maldito renacuajo, deberías pensar mejor con quien hablas antes de parlotear sin parar, a mi me tienes que mostrar mas respeto, estoy seguro que te supero en edad… -

Baje la mano de su boca, mi mirada era siniestra y mostraba oscuridad en la profundidad de mis ojos. No tenia intención de decirle cual era el sitio en el que estaba alojado, no quería que se me llenara de chusma, me gustaba mas ser un vampiro muy independiente. Desde siempre me había gustado las cacerías solitarias en las que podía simplemente disfrutar del miedo que producía en los malditos humanos, disfrutar de como sus lagrimas empapaban el suelo y sobre todo me encantaba ver sus rostros con esa mueca de sufrimiento por lo que estaba apunto de experimentar, aunque tenia que admitir que hacer el amor mientras te recubres de la sangre fresca de algunos de esos humanos era una mezcla increíble.

por Invitado Mar Dic 18, 2012 5:56 pm

Y esa mirada y molestia se hacían presente, se acercaba y observaba para todos lados. Y yo me preguntaba, que era lo que estaba buscando? Quizá se pensaba que era alguien temible, que le estaba haciendo una emboscada? Pues no. No era ese el caso. Estaba muy lejos de poder hacer algo así. Y mucho menos a alguien de mi misma especie. Apenas y podía contra los humanos que comía y a duras penas ,si me encontraba contra alguien demasiado fuerte, podía vencerlo.

Miré esa mano sin entender para nada su significado, que seguí hablando, hasta que el me interrumpió con sus palabras. Fruncí mi entrecejo y negué de forma significativa. No había sido mi intención despertarlo. Y el hecho de que hablara mucho era por que necesitaba respuestas a mis preguntas. Si el me las diera todas, quizá no hablaría tanto. Yo seguía explicando a esa vil ilusión que me habían dado, al parecer el tenía ese tipo de poderes. Pues de repente una mano se apretó contra mis labios rosados como cerezas y cerré los ojos con algo de miedo, subiendo mis manos hacia las ajenas por puro instinto para tironearlas apenitas. Casi desesperado, empecé a vociferar palabras que no se escuchaban por aquellas manos que se negaban a dejarme libres hasta que prestara atención y otorgara silencio, el cual cedí luego de unos momentos.

-Mmmrg!! Mrhj...

Intentaba explicar que le tenía respeto, no es que fuese alguien malo o estúpido, como para no respetar a quienes tenían mas años o experiencias que yo. Pues hasta respetaba a los humanos ancianos, pues aún ellos eran mas viejos, de los años que yo tenía. Pero eso no quería decir que dejase de ser quien soy. Soy como soy, nunca me trasformaré en otro. Solo soy diferente con quienes me caen mal o bien y en este caso a el ni siquiera lo podía conocer demasiado. Solo entendía que no quería que hablase y tampoco sabía bien el por que.

-A-ahh... Y eso que tiene... que ver? Yo solo os preguntaba. Disculpadme, no era mi intención abolirlo. Pero me intriga, por que estáis de esa manera? Por que os molesta mi ruido? Es bajito. Creo que estáis sugestionado!

Le indique, aún con una mano sobre la ajena, separandola poco a poco para ir hacía atrás, sonriendo y negando, sujetando mi libro con ambos brazos, para luego girar mi rostro a un costado, mirándolo con tranquilidad. Tenía un poco de temor que me quisiera dañar, pero me preguntaba; por que lo haría? No le estaba haciendo nada malo y estaba en un lugar público. Realmente me echaría de allí? Esperaba que no, pues las flores en ese lugar eran hermosas, estaban vivas y florecientes y nunca se encontraba ninguna muerta. Podía sentir en plenitud el aroma de las cosas vivas.

-Comparta este lugar conmigo monsieur! compartalo!

Pedí dando unos pasos hacía el frente, mirándolo cual niño que busca algo. Era el aura de un crío caprichoso, pero bueno. Un alma que aunque no estaba, se podía percibir rayos de previa existencia, que poco a poco se perdería con los años, de no ser bien cuidado.

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