AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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||Mi sirena||
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||Mi sirena||
El barco se tambaleaba con el balanceo de las Jean se sintió justo como el bargo, a merced de la marea. Sus padres deseaban verlo casado pronto y aunque no lo obligaban los comentarios ocasionales y su insistencia por presentarle mujeres creía día a día.
En unos días seria su cumpleaños y tenía que le diesen una esposa envuelta en papel de regalo y con un moño en la cabeza, no era un Casanova pero le gustaba su situación actual, es cierto deseaba algún día casarse y formar una familia, pero seria a su tiempo, cuando era ese tiempo? Sencillo. Cuando conociese a la chica adecuada. Se recargo de la baranda y suspiro. Lo malo es que parecía que la chica no pensaba aparecer pronto… de cualquier forma el aun era joven tenía mucho por vivir y conocer… lo malo. Sonrió para si mismo. Es que sus padres no lo eran, querían tener nietos antes de ser más viejos. Al pensarlo casi estalla en carcajadas con aquel pensamientos, el no podía conseguir siquiera una prometida y sus padre soñaban ya con bebes… quien sabe posiblemente su hermana les cumpliese el deseo antes que el.
Volvió al vista al cielo, estaba nublándose y el viento estaba cargado de humedad, no era solo la briza causada por el mar… aquel clima indicaba sin duda una tormenta- bueno al menos opacara el caos de mi vida- murmuro intentando ser positivo. Pero nunca le había gustado navegar con mal clima. Viviendo en la costa había aprendido a respetar el mar y a saber, que no existe bestia más feroz que las olas embravecidas.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
Un consejo, señor, no se acerque nunca al lago...
Y sobre todo, tápese los oídos si oye cantar la voz bajo el agua...
la voz de la sirena.
Gastón Leroux
Y sobre todo, tápese los oídos si oye cantar la voz bajo el agua...
la voz de la sirena.
Gastón Leroux
Tarareaba una melodía para si misma en la barandilla de aquel barco, el clima era bastante agradable y el va y ven de las olas la tranquilizaba, para ella era como un arrullo. El viento recorría su rostro y el olor del agua salada que le llegaba era simplemente celestial.
-Si las sirenas fuesen reales tal vez serias una. Con eso de que te encanta el mar -
Como se lo repetía aquello su madre, pero cuanta razón tenía. De haber podido elegir, hubiese elegido vivir en el mar o en sus cercanías, de ser incluso posible de verdad que hubiese pedido ser una sirena pero aquello no eran más que simples cuentos falsos e infantiles. Había amado el mar desde la primera vez que sus infantiles pies tocaron una playa, cosa que sucedió tiempo atrás y que al parecer no cambiaría sin importan cuanto tiempo pasara.
Observo el cielo donde a las lejanías podían divisarse nubes. Les azotaría el mal clima; era probable pero por el momento disfrutaría de la vista y del lugar donde se encontraba. Dirigió su mirada entonces por la baranda hasta un hombre que al igual que como ella lo hacía momentos antes miraba al cielo.
- Definitivamente el cielo tiene todas las respuestas -
Hablo sin pensarlo por lo que se tapo la boca y sonrió, él parecía estar lo suficientemente lejos como para no oirla o así lo pensaba ella motivo por el cual no debía temer a interrumpirle pero no quería lucir como una loca que habla sola.
Fue entonces cuando le sintió, una gota golpeaba su mejilla. El viento travieso había llevado la tormenta más pronto de lo que esperaba hacía ellos.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: ||Mi sirena||
El sonido del viento era un arrullo constante, las olas y el mar le habían siempre fascinado, el sonido le pareció de repente parecido a un canto y se extrañó buscando a su alrededor, noto que había una joven cerca de el, tarareaba y le pareció el sonido más exquisito. Sonrió un poco viéndola y escuchar sus palabras apenas audibles donde el estaba le hicieron sonreír, parecía que tenían opiniones similares.
Se enderezo con la intención se acercarse y hacerle conversación pero la amenaza de la lluvia le detuvo, noto que la joven también se percataba de ellos y aprovecho para acercarse y sonreírle.
-deberíamos ir a cubierta, el mar es de cuidado cuando está enfadado.
Tenía la costumbre de siempre hablar del mar como si se refiriese a una persona en particular, para el de alguna forma era algo asi, como una entidad única con vida propia, una de cuidado.
-disculpe mi descortesía, me llamo Jean, Jean Baptiste Fontaine.
Le saludo extendiéndole la mano y encogiéndose un poco al sentir las gotas de agua sobre el, al parecer las presentaciones tendrían que esperar a que estuviesen en cubierta, le hizo una señla con la cabeza como diciendo que entraran, solo una mirada mas al cielo le dio a entender que aquella no sería una pequeña tormenta. Volvio la mirada a la costa, estaban cerca de puerto, no tenia por que suceder nada malo.
Se enderezo con la intención se acercarse y hacerle conversación pero la amenaza de la lluvia le detuvo, noto que la joven también se percataba de ellos y aprovecho para acercarse y sonreírle.
-deberíamos ir a cubierta, el mar es de cuidado cuando está enfadado.
Tenía la costumbre de siempre hablar del mar como si se refiriese a una persona en particular, para el de alguna forma era algo asi, como una entidad única con vida propia, una de cuidado.
-disculpe mi descortesía, me llamo Jean, Jean Baptiste Fontaine.
Le saludo extendiéndole la mano y encogiéndose un poco al sentir las gotas de agua sobre el, al parecer las presentaciones tendrían que esperar a que estuviesen en cubierta, le hizo una señla con la cabeza como diciendo que entraran, solo una mirada mas al cielo le dio a entender que aquella no sería una pequeña tormenta. Volvio la mirada a la costa, estaban cerca de puerto, no tenia por que suceder nada malo.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
El refugio no evita la tormenta.
Rafa Dedi
Sonrío al ver que aquel hombre que momentos antes había observado se acercaba a ella. Asintió a sus palabras sin decir nada aún, otras gotas le golpearon el brazo, era definitivo que debían ir a cubrirse de la lluvia en lo que pasaba. Ya tendría algo de tiempo si la tormenta se alejaba de ellos pronto de ir a observar un poco más la calma del mar y el azul del cielo hasta que en la lejanía se fundieran en un azul único.
Escucho el nombre y justo cuando estaba por responder más gotas le golpearon. Al parecer no solo a ella ya que él hizo una seña para que le siguiera y ella le siguió pues no pensaba quedarse ahí fuera con la tormenta y aunque no creía que pasaría algo malo al final uno nunca lo sabe las tormentas en él mar siempre resultan en cosas inesperadas.
Camino para entrar a un sitio relativamente más seguro que el exterior y volvió a sonreír dirigiendo su mirada y sus palabras al hombre, a Jean.
- Mi nombre es Layla Zusak, es un placer conocerle Jean.
Un tambaleo más notorio que el va y ven que llenaba de tranquilidad de antes hizo que momentáneamente perdiera el equilibrio. Su expresión se torno un poco más sería pero rápido volvió a sus labios la sonrisa, era solo el golpe de una corriente no había nada de malo ni extraño en eso.
- Parece que la tormenta intenta sacudirnos un poco. Espero que la tormenta pase pronto. ¿Cree que se detenga antes de que lleguemos al puerto?
Rafa Dedi
Sonrío al ver que aquel hombre que momentos antes había observado se acercaba a ella. Asintió a sus palabras sin decir nada aún, otras gotas le golpearon el brazo, era definitivo que debían ir a cubrirse de la lluvia en lo que pasaba. Ya tendría algo de tiempo si la tormenta se alejaba de ellos pronto de ir a observar un poco más la calma del mar y el azul del cielo hasta que en la lejanía se fundieran en un azul único.
Escucho el nombre y justo cuando estaba por responder más gotas le golpearon. Al parecer no solo a ella ya que él hizo una seña para que le siguiera y ella le siguió pues no pensaba quedarse ahí fuera con la tormenta y aunque no creía que pasaría algo malo al final uno nunca lo sabe las tormentas en él mar siempre resultan en cosas inesperadas.
Camino para entrar a un sitio relativamente más seguro que el exterior y volvió a sonreír dirigiendo su mirada y sus palabras al hombre, a Jean.
- Mi nombre es Layla Zusak, es un placer conocerle Jean.
Un tambaleo más notorio que el va y ven que llenaba de tranquilidad de antes hizo que momentáneamente perdiera el equilibrio. Su expresión se torno un poco más sería pero rápido volvió a sus labios la sonrisa, era solo el golpe de una corriente no había nada de malo ni extraño en eso.
- Parece que la tormenta intenta sacudirnos un poco. Espero que la tormenta pase pronto. ¿Cree que se detenga antes de que lleguemos al puerto?
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: ||Mi sirena||
El cuerpo de jean se movió como por inercia cuando el barco se tambaleo, el viento comenzaba a correr fuerte y el barco se movía, ahí frente a la joven se sentía nervioso, como deseando sujetarla para evitar que cualquier cosa pudiese pasarle. Sonrió nerviosamente a la muchacha, pero su rostro se puso serio ante la pregunta y levanto la vista el cielo no auguraba una tormenta pequeña, miro en la distancia. El puerto se veía aún lejano pero era visible, sin embargo la perspectiva le decía que estaban aún bastante lejos, no podrían llegar ni antes de que la tormenta iniciara ni seguramente tampoco después.
-no lo cre. Creo que arribaremos en plena tormenta a un área segura pero descuide, todo estará bien, estamos bastante cerca aunque sea una tormenta fea.
Le aseguro con una sonrisa y una ola golpeo el navío haciendo zangolotear todo, el cuerpo de jean se movió por inercia tomándola por la cintura, sujetándola contra su cuerpo y su corazón se desboco en su pecho y sabía perfectamente que poco tenía que ver con todo aquello la inminente tormenta.
-está bien?
Pregunto aunque no hizo el mas mínimo movimiento que indicara que pensaba soltarla, su mano se mantuvo firme en torno a su cintura, como si aquel fuese su lugar, las gotas de lluvia fueron intensificándose poco a poco y aun embelesado con la visión de la muchacha le sonrió esperando que el nerviosismo no fuese demasiado evidente.
-creo…que en verdad deberíamos entrar.
-no lo cre. Creo que arribaremos en plena tormenta a un área segura pero descuide, todo estará bien, estamos bastante cerca aunque sea una tormenta fea.
Le aseguro con una sonrisa y una ola golpeo el navío haciendo zangolotear todo, el cuerpo de jean se movió por inercia tomándola por la cintura, sujetándola contra su cuerpo y su corazón se desboco en su pecho y sabía perfectamente que poco tenía que ver con todo aquello la inminente tormenta.
-está bien?
Pregunto aunque no hizo el mas mínimo movimiento que indicara que pensaba soltarla, su mano se mantuvo firme en torno a su cintura, como si aquel fuese su lugar, las gotas de lluvia fueron intensificándose poco a poco y aun embelesado con la visión de la muchacha le sonrió esperando que el nerviosismo no fuese demasiado evidente.
-creo…que en verdad deberíamos entrar.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
Más vale quedarse aquí y esperar, a lo mejor se calma la tormenta y se despeja el cielo, y entonces podremos encontrar el camino por las estrellas.
Aleksandr Pushkin
Miro a Jean, esperando una respuesta; una que podía leer en su expresión al ver el cielo y no era lo que ella quería oír, pero no siempre pasan las cosas como nosotros queremos si no que la mayoría de las veces debemos aceptar las cosas como vienen e intentar sacarlas lo mejor posible.
Que descuidara, que todo estaría bien… aquellas palabras más que aliviarla le preocuparon un poco y más seguidas de la frase una tormenta fea, cuantas veces había escuchado historias de desgracias marítimas… muchas y no es que eso influyera de mala manera en su amor al mar, si no que eso también le hacía respetarlo.
Siempre creyó que cuando el mar se tragaba embarcaciones y gente era por algo; ¿Por qué? pues eso si no podía saberlo pero alguna razón existía mas a pesar de pensar de esa manera no quería ser devorada por las aguas, por lo menos no ese día.
- Si arribamos con la lluvia no importaría, lo único que espero es que arribemos.
Una nueva ola les golpeo y todo a su alrededor se movió; había sido tan inesperada que de momento pensó que incluso se caería pero para su fortuna Jean la tomo por la cintura y sin pensarlo mucho se sujeto a él.
- Estoy bien, gracias.
El movimiento brusco en el que se habían visto envueltos se detuvo fue entonces cuando capto como se encontraban y poco a poco sintió su corazón latir más rápido de lo normal además de que podía estar segura que sus mejillas estaban rojas a más no poder por lo que intento no mirarle, cosa que le fue inútil pues de todas formas dirigió su mirada a él y sonrío un poco.
- Si, eso deberíamos hacer.
Entrar era lo más sensato, pero así como estaba se sentía segura como si la tormenta pudiese durar mil años pero con él nada malo pasaría. Pero no podía quedarse así para siempre por lo que se alejo un poco y comenzó a caminar hacía un sitio más seguro, esperando que Jean caminara a su lado.
Aleksandr Pushkin
Miro a Jean, esperando una respuesta; una que podía leer en su expresión al ver el cielo y no era lo que ella quería oír, pero no siempre pasan las cosas como nosotros queremos si no que la mayoría de las veces debemos aceptar las cosas como vienen e intentar sacarlas lo mejor posible.
Que descuidara, que todo estaría bien… aquellas palabras más que aliviarla le preocuparon un poco y más seguidas de la frase una tormenta fea, cuantas veces había escuchado historias de desgracias marítimas… muchas y no es que eso influyera de mala manera en su amor al mar, si no que eso también le hacía respetarlo.
Siempre creyó que cuando el mar se tragaba embarcaciones y gente era por algo; ¿Por qué? pues eso si no podía saberlo pero alguna razón existía mas a pesar de pensar de esa manera no quería ser devorada por las aguas, por lo menos no ese día.
- Si arribamos con la lluvia no importaría, lo único que espero es que arribemos.
Una nueva ola les golpeo y todo a su alrededor se movió; había sido tan inesperada que de momento pensó que incluso se caería pero para su fortuna Jean la tomo por la cintura y sin pensarlo mucho se sujeto a él.
- Estoy bien, gracias.
El movimiento brusco en el que se habían visto envueltos se detuvo fue entonces cuando capto como se encontraban y poco a poco sintió su corazón latir más rápido de lo normal además de que podía estar segura que sus mejillas estaban rojas a más no poder por lo que intento no mirarle, cosa que le fue inútil pues de todas formas dirigió su mirada a él y sonrío un poco.
- Si, eso deberíamos hacer.
Entrar era lo más sensato, pero así como estaba se sentía segura como si la tormenta pudiese durar mil años pero con él nada malo pasaría. Pero no podía quedarse así para siempre por lo que se alejo un poco y comenzó a caminar hacía un sitio más seguro, esperando que Jean caminara a su lado.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: ||Mi sirena||
Jean camino tras la muchacha y mientras avanzaba esperaba que se calmara su alocado con razón, pero a pesar de la tormenta las sensaciones le hacían tener una tonta sonrisa en los labios mientras caminaba tras la joven. Entraban a la parte cubierta del barco cuando un estruendo les golpeo los oídos dejándolos sordos por unos segundos y el barco comenzó a moverse más drásticamente, había gritos a los lejos pero el sonido sordo de antes no le dejaba escuchar bien, era como si sus oídos se hubiesen tapado y sin saber que pasaba comenzó a notar como en segundos la gente se arremolinaba por salir. Su cuerpo se movió por si solo atrayendo a la muchacha hacia su cuerpo para evitar que fuese arrollada.
-que sucede…
Creyó susurrar y miro hacia donde la gente iba, a la parte superior del barco y con la chica cerca de su cuerpo lucho por ver que sucedía y las llamas vivas bajo la lluvia le hicieron abrir grande los ojos, un rayo había caído sobre el barco. Movió por seguramente el mismo miedo que los demás miro a la chica y la movió con el caminando, casi jalándola fuera nuevamente, debían salir del barco antes de que fuese tarde, estaban cerca del puerto no debería costar demasiado que llegasen a ayudarlos. Estaban ya fuera cuando el barco se movió bruscamente, mucho más que con el golpe de las holas y se aferró al una de las cuerdas del barco evitando caer sujetando a la chica con el, no saber que sucedía lo hizo correr hacia la baranda cuando el barco se quedó casi quieto.
En el borde no era mucho lo que podía ver pero podía ver las olas golpeando con el barco y este negándose a moverse, lo que pasaba le llego a la mente casi de golpe, habían golpeado con un arrecife cercano a puerto, la tormenta debía haberlo jalado hacia donde se encontraba. Una ola especialmente grande golpeo nuevamente el barco y Jean salió volando por la baranda cayendo al océano.
-que sucede…
Creyó susurrar y miro hacia donde la gente iba, a la parte superior del barco y con la chica cerca de su cuerpo lucho por ver que sucedía y las llamas vivas bajo la lluvia le hicieron abrir grande los ojos, un rayo había caído sobre el barco. Movió por seguramente el mismo miedo que los demás miro a la chica y la movió con el caminando, casi jalándola fuera nuevamente, debían salir del barco antes de que fuese tarde, estaban cerca del puerto no debería costar demasiado que llegasen a ayudarlos. Estaban ya fuera cuando el barco se movió bruscamente, mucho más que con el golpe de las holas y se aferró al una de las cuerdas del barco evitando caer sujetando a la chica con el, no saber que sucedía lo hizo correr hacia la baranda cuando el barco se quedó casi quieto.
En el borde no era mucho lo que podía ver pero podía ver las olas golpeando con el barco y este negándose a moverse, lo que pasaba le llego a la mente casi de golpe, habían golpeado con un arrecife cercano a puerto, la tormenta debía haberlo jalado hacia donde se encontraba. Una ola especialmente grande golpeo nuevamente el barco y Jean salió volando por la baranda cayendo al océano.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
Mi decisión fue ir a buscarlo, más allá de toda la gente en el mundo.
Ernest Hemingway
Sonreía pues Jean caminaba justo detrás de ella cosa que le agradaba mucho, prefería saber que iba a su lado pero que estuviera cerca ya parecía ser suficiente para mantenerla calmada. Aquello era una de esas situaciones extrañas en las que se conoce a alguien y sin motivo aparente quieres que este ahí, cerca, para siempre.
Tomo aire, iba a hablarle sobre aquello, lo raro que le parecía todo. Quizás él, la tomara por tonta e ilusa por pensar de aquella manera pero ¿Qué más daba? igual una vez que llegara el barco a puerto lo más normal y esperado era que nunca más se vieran de nuevo. No había que preocuparse solo diría lo que pensaba y todo estaría listo, solo eso.
Un sonido fuerte provoco que los oídos le dolieran y el movimiento la hizo tambalear de nuevo, se sentía confundida, mareada y escuchaba las cosas muy extraño. Cerro los ojos quería moviendo la cabeza de un lado a otro, así las confusiones y el mareo pasaría pero cuando abrió los ojos un grupo de gente venía en su dirección; buscaban la salida y él volvió a tomarla entre sus brazos mientras la gente pasaba.
Todo eso no era bueno, definitivamente algo malo estaba pasando. Nadie respondió a Jean pero una respuesta no era necesaria; Layla se sujeto firme a él, tan firme como se lo permitía su fuerza pues sus ojos habían observado las llamas. Permanecio sin saber que hacer o que decir, estaba completamente congelada por el temor a lo que vendría después pero fue prácticamente obligada por él a moverse en dirección a donde todos iban, quería creer que todo estaría bien, que ella y Jean lo estarían junto con las familias o amigos de ambos.
Las cosas fuera no eran mejor, la tormenta gano fuerza y golpeaba furiosa el barco. Temía pues de no ser por Jean que la sujetaba hubiera caído al mar apenas salir.
Le siguió con la mirada cuando corrió a la baranda y en un susurro le hablo, las primeras palabras que decía desde que todo aquello había comenzado, iban cargadas de preocupación y miedo.
- Ten cuidado
Un nuevo golpe se sintió y ella se aferro a las cuerdas no quería caer al océano, no como… Jean. Si bien el movimiento paro un poco, corrió a la baranda buscando desesperada por las aguas hasta que creyó verlo, debía ser él y un grito se ahogo en su garganta cuando alguien le tomo del brazo.
- Vamos Layla, nos han dicho que lo mejor será dejar el barco por lo que debemos subir a un bote salvavidas. Estamos cerca del puerto y en cuanto pase la tormenta vendrán a buscarnos a todos.
Su padre emprendió la marcha tembloroso por los golpes de las olas sujeto a la baranda con una mano y llevando a Layla junto a él pero ella no podía irse no dejando a Jean allá en las aguas donde era probable que nadie lo encontrara. Jalo su brazo, liberando el agarre de su padre.
- Yo lo siento papá, de verdad que si.
Y lo sentía, pues no sería fácil para ningún padre ver lo que ella estaba a punto de hacer, pero tenía sus razones no muy lógicas pero las tenía. Más bien debía estar loca esa era la razón, pero loca o cuerda no podía estar ahí más. Respiro profundo , tomo el impulso que le fue posible entre el movimiento del barco y se lanzo a las aguas, las cuales la recibieron como la boca de un feroz animal ansiando por devorarla a ella y todo cuando osara entrar en sus terrenos.
Ernest Hemingway
Sonreía pues Jean caminaba justo detrás de ella cosa que le agradaba mucho, prefería saber que iba a su lado pero que estuviera cerca ya parecía ser suficiente para mantenerla calmada. Aquello era una de esas situaciones extrañas en las que se conoce a alguien y sin motivo aparente quieres que este ahí, cerca, para siempre.
Tomo aire, iba a hablarle sobre aquello, lo raro que le parecía todo. Quizás él, la tomara por tonta e ilusa por pensar de aquella manera pero ¿Qué más daba? igual una vez que llegara el barco a puerto lo más normal y esperado era que nunca más se vieran de nuevo. No había que preocuparse solo diría lo que pensaba y todo estaría listo, solo eso.
Un sonido fuerte provoco que los oídos le dolieran y el movimiento la hizo tambalear de nuevo, se sentía confundida, mareada y escuchaba las cosas muy extraño. Cerro los ojos quería moviendo la cabeza de un lado a otro, así las confusiones y el mareo pasaría pero cuando abrió los ojos un grupo de gente venía en su dirección; buscaban la salida y él volvió a tomarla entre sus brazos mientras la gente pasaba.
Todo eso no era bueno, definitivamente algo malo estaba pasando. Nadie respondió a Jean pero una respuesta no era necesaria; Layla se sujeto firme a él, tan firme como se lo permitía su fuerza pues sus ojos habían observado las llamas. Permanecio sin saber que hacer o que decir, estaba completamente congelada por el temor a lo que vendría después pero fue prácticamente obligada por él a moverse en dirección a donde todos iban, quería creer que todo estaría bien, que ella y Jean lo estarían junto con las familias o amigos de ambos.
Las cosas fuera no eran mejor, la tormenta gano fuerza y golpeaba furiosa el barco. Temía pues de no ser por Jean que la sujetaba hubiera caído al mar apenas salir.
Le siguió con la mirada cuando corrió a la baranda y en un susurro le hablo, las primeras palabras que decía desde que todo aquello había comenzado, iban cargadas de preocupación y miedo.
- Ten cuidado
Un nuevo golpe se sintió y ella se aferro a las cuerdas no quería caer al océano, no como… Jean. Si bien el movimiento paro un poco, corrió a la baranda buscando desesperada por las aguas hasta que creyó verlo, debía ser él y un grito se ahogo en su garganta cuando alguien le tomo del brazo.
- Vamos Layla, nos han dicho que lo mejor será dejar el barco por lo que debemos subir a un bote salvavidas. Estamos cerca del puerto y en cuanto pase la tormenta vendrán a buscarnos a todos.
Su padre emprendió la marcha tembloroso por los golpes de las olas sujeto a la baranda con una mano y llevando a Layla junto a él pero ella no podía irse no dejando a Jean allá en las aguas donde era probable que nadie lo encontrara. Jalo su brazo, liberando el agarre de su padre.
- Yo lo siento papá, de verdad que si.
Y lo sentía, pues no sería fácil para ningún padre ver lo que ella estaba a punto de hacer, pero tenía sus razones no muy lógicas pero las tenía. Más bien debía estar loca esa era la razón, pero loca o cuerda no podía estar ahí más. Respiro profundo , tomo el impulso que le fue posible entre el movimiento del barco y se lanzo a las aguas, las cuales la recibieron como la boca de un feroz animal ansiando por devorarla a ella y todo cuando osara entrar en sus terrenos.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: ||Mi sirena||
El agua le recibió helada pero poco reparo en la temperatura del agua cuando las holas le empujaban a la superficie en un segundo hundiéndolo al siguiente, se sentía como una pajilla en una licuadora, salía a flote y no podía tomar rumbo, a pesar de ser una persona atlética y con facilidad para las actividades físicas nadar nunca había sido una de sus mejores cualidades. Amaba el mar pero en el apenas y podía flotar y avanzar un poco. Si no se hundía por completo no era por sus grandes habilidades, era porque el mar caprichoso jugaba con el a placer envolviéndolo en un hundir y sacar cíclicos que comenzaba a desesperarle, como si nunca fuese a terminar, con el cuerpo golpeado por el agua brava.
En el remolino de desesperación en el que se encontraba la imagen del barco era borrosa, al hundirse a veces lo veía cercano y al volver a salir estaba nuevamente fuera de su alcance, los problemas que había considerado relevantes antes de aquel incidente ni siquiera podían pasar por su mente en esos momentos. El agua volvió a hundirlo y lucho por salir a flote lográndolo en uno de los caprichos de las olas, al hacerlo logro ver el rostro de la joven que había conocido a bordo, sonrió en medio del mal rato pensando que debía estar muy impresionado por la chica si aun en esa situación podía pensar en ella…quien sabe tal vez ya le había llegado su hora y dios le daba aquella visión para llevarse una última hermosa imagen de la vida.
Pensando en que sería su fin Jean temió por un segundo por el dolor de la muerte pero lo acepto y dejo que su cuerpo se relajara lo más posible, dejando de luchar contra las olas y antes de que el agua le sumergiera en un azul oscuro y desolado un golpe en su nuca le envió a la completa oscuridad de la inconciencia.
En el remolino de desesperación en el que se encontraba la imagen del barco era borrosa, al hundirse a veces lo veía cercano y al volver a salir estaba nuevamente fuera de su alcance, los problemas que había considerado relevantes antes de aquel incidente ni siquiera podían pasar por su mente en esos momentos. El agua volvió a hundirlo y lucho por salir a flote lográndolo en uno de los caprichos de las olas, al hacerlo logro ver el rostro de la joven que había conocido a bordo, sonrió en medio del mal rato pensando que debía estar muy impresionado por la chica si aun en esa situación podía pensar en ella…quien sabe tal vez ya le había llegado su hora y dios le daba aquella visión para llevarse una última hermosa imagen de la vida.
Pensando en que sería su fin Jean temió por un segundo por el dolor de la muerte pero lo acepto y dejo que su cuerpo se relajara lo más posible, dejando de luchar contra las olas y antes de que el agua le sumergiera en un azul oscuro y desolado un golpe en su nuca le envió a la completa oscuridad de la inconciencia.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
Después de la tormenta, viene la calma.
Su cuerpo se sumergió en aquel mar embravecido, el frío que sintió la dejo inmóvil por unos segundos pero entonces se obligo a si misma a moverse pues temía que de no hacerlo, fuese incapaz de moverse de nuevo alguna vez. Se impulso para salir a la superficie y tomo aire antes de ser golpeada de nuevo por una ola que la dejo de nuevo bajo el agua, no podía nadar sin rumbo fijo así que volvió a la superficie y miro de un lado a otro; pudo observar el barco y los botes salvavidas que comenzaban a dejarlo, pero aquello era lo de menos debía encontrar a Jean y pronto. Su mirada seguía viajando de un lugar a otro cuando estaba fuera de las aguas, pues en otros momentos las olas la obligaban a sumergirse o simplemente le impedían demasiado la visión, pero al final de todo pudo observar a Jean entre las aguas.
Sabía que si se mantenía en la superficie sentiría más los golpes de las olas, debajo del agua el movimiento de las olas sería menos violento pero no disminuiría por completo; además esa disminución le ayudaría a llegar más pronto a donde se encontraba aquel por quien había saltado al mar.
Con dificultad comenzó a intentar nadar hacía donde había sido capaz de reconocer la figura humana que ansiaba encontrar, algunas veces cuando salía a tomar aire le veía claramente y otras se sentía perdida en medio de la inmensidad del océano, pero sus esfuerzos dieron la pena cuando lo vio cerca como si en cualquier momento fuera a darle alcance. Estaba agotada y alegre pues había logrado su objetivo; fue en esos momentos cuando otra ola la golpeo justo en el rostro, cosa que la dejo tanto confundida como desorientada.
Movió de manera desesperada su cuerpo para salir a flote una vez más y en esa lucha desesperada sintió como su mano golpeaba algo y de manera instintiva lo sujeto, aquello resulto ser nada más y nada menos que la mano de Jean.
Sujeto aquella mano como si fuera lo único que la mantendría con vida, si se aferraba a esa ella ya no lo perdería. Dio un tirón para que él reaccionara y se moviera pero sus esfuerzos fueron en vano, así que no tuvo más opción que moverse debajo del agua para quedar de frente a él; como logro situarse justo como quería no tenía ni la menor idea pero de esa manera le resulto más fácil patalear para salir a la superficie, donde tomo todo el aire que pudo.
Cada vez se sentía más cansada pero no podía dejar inconsciente a aquel que el destino le había llevado a conocer en el barco.
- Jean, reacciona por favor - no estaba segura de si aquella suplica salió de sus labios o simplemente lo pensó.
Layla se mantuvo aferrada al cuerpo inconsciente, necesitaba mantenerlo a flote y lo haría sin importar cuanto tiempo durara toda aquella tormenta que a las lejanías ya comenzaba a pintar de nuevo un maravilloso cielo azul.
Su cuerpo se sumergió en aquel mar embravecido, el frío que sintió la dejo inmóvil por unos segundos pero entonces se obligo a si misma a moverse pues temía que de no hacerlo, fuese incapaz de moverse de nuevo alguna vez. Se impulso para salir a la superficie y tomo aire antes de ser golpeada de nuevo por una ola que la dejo de nuevo bajo el agua, no podía nadar sin rumbo fijo así que volvió a la superficie y miro de un lado a otro; pudo observar el barco y los botes salvavidas que comenzaban a dejarlo, pero aquello era lo de menos debía encontrar a Jean y pronto. Su mirada seguía viajando de un lugar a otro cuando estaba fuera de las aguas, pues en otros momentos las olas la obligaban a sumergirse o simplemente le impedían demasiado la visión, pero al final de todo pudo observar a Jean entre las aguas.
Sabía que si se mantenía en la superficie sentiría más los golpes de las olas, debajo del agua el movimiento de las olas sería menos violento pero no disminuiría por completo; además esa disminución le ayudaría a llegar más pronto a donde se encontraba aquel por quien había saltado al mar.
Con dificultad comenzó a intentar nadar hacía donde había sido capaz de reconocer la figura humana que ansiaba encontrar, algunas veces cuando salía a tomar aire le veía claramente y otras se sentía perdida en medio de la inmensidad del océano, pero sus esfuerzos dieron la pena cuando lo vio cerca como si en cualquier momento fuera a darle alcance. Estaba agotada y alegre pues había logrado su objetivo; fue en esos momentos cuando otra ola la golpeo justo en el rostro, cosa que la dejo tanto confundida como desorientada.
Movió de manera desesperada su cuerpo para salir a flote una vez más y en esa lucha desesperada sintió como su mano golpeaba algo y de manera instintiva lo sujeto, aquello resulto ser nada más y nada menos que la mano de Jean.
Sujeto aquella mano como si fuera lo único que la mantendría con vida, si se aferraba a esa ella ya no lo perdería. Dio un tirón para que él reaccionara y se moviera pero sus esfuerzos fueron en vano, así que no tuvo más opción que moverse debajo del agua para quedar de frente a él; como logro situarse justo como quería no tenía ni la menor idea pero de esa manera le resulto más fácil patalear para salir a la superficie, donde tomo todo el aire que pudo.
Cada vez se sentía más cansada pero no podía dejar inconsciente a aquel que el destino le había llevado a conocer en el barco.
- Jean, reacciona por favor - no estaba segura de si aquella suplica salió de sus labios o simplemente lo pensó.
Layla se mantuvo aferrada al cuerpo inconsciente, necesitaba mantenerlo a flote y lo haría sin importar cuanto tiempo durara toda aquella tormenta que a las lejanías ya comenzaba a pintar de nuevo un maravilloso cielo azul.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: ||Mi sirena||
La tormenta fue como un golpe, estremecedor, destructivo y desapareció con la misma rapidez con la que había llegado dejando solo los daños de tras, el mar se fue calmando y sus olas enviaron los restos del naufragio a playa segura, llenando la arena de madera y restos, layla y jean no fueron diferentes, sus cuerpos fueron lanzados por las aguas fuera del mar como si este les reclamara su intromisión.
Cerca de la orilla jean comenzó a recuperar la conciencia, sin poder ubicarse o recordar donde estaba o que había pasado sus ojos se fueron abriendo pesadamente, el cuerpo que layla sostenía con tanta fuerza comenzó a recuperar la conciencia y al hacerlo casi se hunde. Jean despertó intentando mirar donde estaba, su cuerpo busco levantarse sin siquiera notar que no estaba recostado y el movimiento casi lo envía al fondo del agua. Los reflejos son rápidos y manoteo manteniéndose a flote, haciendo flotar el cuerpo completamente confundido y extrañamente con cierta facilidad que normalmente no tenia, perdido como estaba vio su alrededor, había agua y más agua, el hecho le confundió y no logro concentrarse el dolor en la parte de atrás de la cabeza ni siquiera le dejaba pensar. O noto que había un par de brazos sujetándolo y un lindo y joven rostro muy cerca del suyo, la miro, la miro en silencio confundido y perdido, algo le decía que la conocía que sabía quién era pero sus recuerdos estaban confusos en esos momentos. Se mantuvo flotando y no reconoció nada, si ella le hablo se perdió con el murmullo de las olas. Se mantuvo flotando y lentamente los hechos fueron regresando a el. Su viaje en barco, conocer a layla en cubierta y finalmente la tormenta.
-creí que moriría…
Susurro viendo cómo aunque el solo flotaba estaban avanzando a la orilla, la tormenta ya había pasado y su mirada perdida y confundida se centró en la chica que lo seguía sujetando.
-tu…tu me salvaste…
Afirmo, entre sus vagos recuerdos aparecía su resignación en los últimos momentos, su aceptación a la muerte y el rostro de layla que había pensado una alucinación. No fue muy consciente del tiempo, la cabeza le martillaba y todo le daba vueltas, sintió que la arena de la orilla tocaba sus pies, uno descalzo y otro con un zapato, de haber estado completamente consiente tal vez se abría reído pero no fue asi. Estando ya tan cerca de la orilla una ola les golpeo y literalmente los lanzo sobre la arena dejándolos tirados sobre ella, el agua le ahogo y apenas y lucho para girarse quedando buca arriba, las siguiente olas apenas y golpeaban sus pies.
-layla…layla…- Le llamo semi inconsciente- eres…la más…. –comenzó a desvariar- maravillosa mujer…que allá conocido…
Cerca de la orilla jean comenzó a recuperar la conciencia, sin poder ubicarse o recordar donde estaba o que había pasado sus ojos se fueron abriendo pesadamente, el cuerpo que layla sostenía con tanta fuerza comenzó a recuperar la conciencia y al hacerlo casi se hunde. Jean despertó intentando mirar donde estaba, su cuerpo busco levantarse sin siquiera notar que no estaba recostado y el movimiento casi lo envía al fondo del agua. Los reflejos son rápidos y manoteo manteniéndose a flote, haciendo flotar el cuerpo completamente confundido y extrañamente con cierta facilidad que normalmente no tenia, perdido como estaba vio su alrededor, había agua y más agua, el hecho le confundió y no logro concentrarse el dolor en la parte de atrás de la cabeza ni siquiera le dejaba pensar. O noto que había un par de brazos sujetándolo y un lindo y joven rostro muy cerca del suyo, la miro, la miro en silencio confundido y perdido, algo le decía que la conocía que sabía quién era pero sus recuerdos estaban confusos en esos momentos. Se mantuvo flotando y no reconoció nada, si ella le hablo se perdió con el murmullo de las olas. Se mantuvo flotando y lentamente los hechos fueron regresando a el. Su viaje en barco, conocer a layla en cubierta y finalmente la tormenta.
-creí que moriría…
Susurro viendo cómo aunque el solo flotaba estaban avanzando a la orilla, la tormenta ya había pasado y su mirada perdida y confundida se centró en la chica que lo seguía sujetando.
-tu…tu me salvaste…
Afirmo, entre sus vagos recuerdos aparecía su resignación en los últimos momentos, su aceptación a la muerte y el rostro de layla que había pensado una alucinación. No fue muy consciente del tiempo, la cabeza le martillaba y todo le daba vueltas, sintió que la arena de la orilla tocaba sus pies, uno descalzo y otro con un zapato, de haber estado completamente consiente tal vez se abría reído pero no fue asi. Estando ya tan cerca de la orilla una ola les golpeo y literalmente los lanzo sobre la arena dejándolos tirados sobre ella, el agua le ahogo y apenas y lucho para girarse quedando buca arriba, las siguiente olas apenas y golpeaban sus pies.
-layla…layla…- Le llamo semi inconsciente- eres…la más…. –comenzó a desvariar- maravillosa mujer…que allá conocido…
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: ||Mi sirena||
Hay que seguir adelante, vencer el cansancio, el miedo y el deseo.
Ermilo Abreu Gómez
¿Cuanto tiempo estuvo manteniendo a flote no solo su cuerpo si no aquel al que estaba aferrada? No tenía la menor pista de cuanto tiempo había transcurrido, solo sabía que la tormenta se había detenido y que se sentía sumamente agotada.
Sentía que en cualquier momento podía quedarse dormida a pesar de que luchaba porque eso no sucediera; de un momento a otro ambos cuerpos se movieron de manera inesperada pues Jean había recuperado por fin la consciencia a pesar de lucir aún desorientado y confundido, así que ella simplemente se mantuvo aferrada a él por temor de que si lo soltara se perdiera o se alejara.
- Jean, ¿estas bien?
Su pregunta no obtuvo respuesta, el hombre parecía perdido en sus propios pensamientos. Su mirada escrutaba su alrededor, parecía buscar las respuestas a lo sucedido o simplemente el acontecimiento que le había llevado a estar en brazos de una mujer que prácticamente no conocía. Layla se río de si misma en su mente, porque se sintió realmente patética de haber saltado tras alguien a quien quizás ella no le importaba en lo más mínimo.
Se mantuvo en silencio, escuchando simplemente las olas hasta que la voz de Jean les hizo compañía. Le sonrío, sintiendo como si en cualquier momento pudiera ponerse a llorar pero sin comprender los motivos de porque podría suceder algo así.
- Pero no moriste, y yo solo… salte detrás tuyo. No podía dejarte solo.
Duraron más tiempo flotando a la deriva; no se podía estar seguro de cuanto tiempo duraron así, Layla cerraba los ojos de vez en cuando ya que el cansancio no la dejaba; más en un parpadeo que duro quizás más tiempo del que ella pensó en un principio, su cuerpo junto con el de Jean tocaron finalmente tierra firme no del modo más pertinente pero por lo menos estaban fuera de aquel gran mar azul.
Se mantuvo boca abajo en la arena caliente de la playa, puso su cabeza de lado para de esa manera poder mirar a Jean pero sentía como ya no podía moverse más. Su cuerpo se sentía pesado y los brazos le hormigueaban, cada vez que parpadeaba le costaba más abrir de nueva cuenta los ojos. Hasta que finalmente no pudo abrirlos más y la voz de Jean le llego como en un sueño.
- No soy maravillosa, es solo que yo no podía dejar a un hombre como tú solo. Jean yo creo que…
Las palabras cesaron, la joven había finalmente caído rendida después de toda aquella travesía. Descansaría en esos momentos contenta porque no solo ella estaba a salvo si no porque aquel maravilloso hombre también lo estaba.
Ermilo Abreu Gómez
¿Cuanto tiempo estuvo manteniendo a flote no solo su cuerpo si no aquel al que estaba aferrada? No tenía la menor pista de cuanto tiempo había transcurrido, solo sabía que la tormenta se había detenido y que se sentía sumamente agotada.
Sentía que en cualquier momento podía quedarse dormida a pesar de que luchaba porque eso no sucediera; de un momento a otro ambos cuerpos se movieron de manera inesperada pues Jean había recuperado por fin la consciencia a pesar de lucir aún desorientado y confundido, así que ella simplemente se mantuvo aferrada a él por temor de que si lo soltara se perdiera o se alejara.
- Jean, ¿estas bien?
Su pregunta no obtuvo respuesta, el hombre parecía perdido en sus propios pensamientos. Su mirada escrutaba su alrededor, parecía buscar las respuestas a lo sucedido o simplemente el acontecimiento que le había llevado a estar en brazos de una mujer que prácticamente no conocía. Layla se río de si misma en su mente, porque se sintió realmente patética de haber saltado tras alguien a quien quizás ella no le importaba en lo más mínimo.
Se mantuvo en silencio, escuchando simplemente las olas hasta que la voz de Jean les hizo compañía. Le sonrío, sintiendo como si en cualquier momento pudiera ponerse a llorar pero sin comprender los motivos de porque podría suceder algo así.
- Pero no moriste, y yo solo… salte detrás tuyo. No podía dejarte solo.
Duraron más tiempo flotando a la deriva; no se podía estar seguro de cuanto tiempo duraron así, Layla cerraba los ojos de vez en cuando ya que el cansancio no la dejaba; más en un parpadeo que duro quizás más tiempo del que ella pensó en un principio, su cuerpo junto con el de Jean tocaron finalmente tierra firme no del modo más pertinente pero por lo menos estaban fuera de aquel gran mar azul.
Se mantuvo boca abajo en la arena caliente de la playa, puso su cabeza de lado para de esa manera poder mirar a Jean pero sentía como ya no podía moverse más. Su cuerpo se sentía pesado y los brazos le hormigueaban, cada vez que parpadeaba le costaba más abrir de nueva cuenta los ojos. Hasta que finalmente no pudo abrirlos más y la voz de Jean le llego como en un sueño.
- No soy maravillosa, es solo que yo no podía dejar a un hombre como tú solo. Jean yo creo que…
Las palabras cesaron, la joven había finalmente caído rendida después de toda aquella travesía. Descansaría en esos momentos contenta porque no solo ella estaba a salvo si no porque aquel maravilloso hombre también lo estaba.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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