AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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+~ S.irenia V.on L.unirae ~+ ; Lagrimas de Sirena en cantos de luna
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+~ S.irenia V.on L.unirae ~+ ; Lagrimas de Sirena en cantos de luna
DATOS BÁSICOS
-Edad: 18 años
-Especie: Humana - Gitana
-Facción a la que pertenece:-
-Tipo, Clase Social o Cargo: Baja, supongo...
-Orientación Sexual: Heterosexual...
-Lugar de Origen:
-Habilidad/Poder:
-Adivinación de futuro: Habilidad para conocer hechos aun antes de que ocurran mediante la lectura de cartas, lectura de manos, etc.
- Control de aura: Habilidad que consiste en poder usar la propia Aura para potenciarse a sí mismo o utilizarla como arma o poder.
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Un trágico suceso convirtió a Sirenia en una persona desconfiada, triste, torpe, nerviosa. De vez en cuando comienza a llorar solamente por lo sola que se encuentra y a veces suele comportarse de una manera inmadura sobre sus actos. Alguna vez recuerda que en su rostro apareció una sonrisa, una risa fuerte, pero todo desapareció como por arte de magia, sustituyéndolo por dolor, lágrimas y más dolor. Teme hacer el ridículo en frente de todos y se pone nerviosa al cometer un incidente a causa de su torpeza. Algunas veces querría volver a ese sentimiento el cual la hizo sentir especial, pero debido a las circunstancias, no pudo llegar a más. Aquél sentimiento se escapo y la necesidad de sentirse necesitada llegó a un límite que necesitara el contacto de alguien, que alguien tuviera paciencia con ella y que algún día pueda encontrar a alguien el cual le devuelva de nuevo la sonrisa. Quiere volver a soñar o al menos a tener buenos recuerdos para que si llega a ser feliz en su vida, que sea por ella y por una salida de escape de la soledad, pero no lo puede hacer sola. Una cosa que envidia de la sociedad en la que vive actualmente, es que nunca ha conocido al amor al cien por cien, o al menos no se ha dejado querer...para llegar a conocerlo completamente. La sociedad en la que vive esta gobernada por la avaricia, el dinero y el amor. Sobre todo ese sentimiento el cual hace que la gente parezca otra persona.
Aprendió con los acontecimientos que paso por su corta vida, que en cualquier parte del mundo, cualquiera puede traicionarte y darte la sorpresa de tu vida. Vivió un enamoramiento fugaz que la hizo sentirse culpable de lo que en realidad pensaba antes de conocer lo que era, el primer beso de amor. Pues ese sentimiento se lo quitaron cuando ella estaba lejos de él. Algo en el fondo de ella, le dice con seguridad de que aquel joven no está muerto. Sus cinco sentidos se ponen en alerta cuando de algo está segura y se comporta con firmeza y orgullo. Algunas veces temperamental y con fuerza debido a la sangre pirata que corre por sus venas y por su delicado cuerpo de chica joven.
Pero...¿Querrá conocer alguna vez...¿el amor? Ella no lo sabe si nunca llega a probarlo con alguien o alguien le enseña a amar.
Aprendió con los acontecimientos que paso por su corta vida, que en cualquier parte del mundo, cualquiera puede traicionarte y darte la sorpresa de tu vida. Vivió un enamoramiento fugaz que la hizo sentirse culpable de lo que en realidad pensaba antes de conocer lo que era, el primer beso de amor. Pues ese sentimiento se lo quitaron cuando ella estaba lejos de él. Algo en el fondo de ella, le dice con seguridad de que aquel joven no está muerto. Sus cinco sentidos se ponen en alerta cuando de algo está segura y se comporta con firmeza y orgullo. Algunas veces temperamental y con fuerza debido a la sangre pirata que corre por sus venas y por su delicado cuerpo de chica joven.
Pero...¿Querrá conocer alguna vez...¿el amor? Ella no lo sabe si nunca llega a probarlo con alguien o alguien le enseña a amar.
HISTORIA
Sirenia, nombre otorgado por las sirenas a las bellas jóvenes que provienen del mar en luna llena. Cuentos, leyendas de la noche para contársela en campamentos a los pequeños jóvenes que esperan alguna historia de terror para que se les despierte la curiosidad o simplemente esconderse bajo las sabanas de la cama.
¿Pero quién dice que las sirenas no se esconden en las profundidades del mar bajo la luz de la luna, mientras sonríen vigilantes a su próxima víctima con ojos de niña inocente?
Todo es puro cuento que se convierten en pura fábula para niños.
Hay historias de caballeros, de princesas, de todo tipo por todo el mundo. Pero la historia que leeréis a continuación, está llena de sangre, dolor y lágrimas bajo la mirada atenta de un rostro inocente. A continuación les contare la historia que marcó mi destino desde que nací.
La historia de Sirenia Von Lunirae.
Nací el 4 de abril de 1784. Para esas fechas, mis padres biológicos fueron abandonados en una isla y con una pistola que contenía solo dos balas, uno para cada uno. Pero los piratas sanguinarios que los dejaron abandonados a su suerte, permitieron que mi madre diera a luz en el camarote del barco para luego separarme de ellos al cabo de nacer yo. Me separaron y los dejaron en un isla mientras el barco se alejaba, lentamente hasta que la isla estaba perdida en el horizonte, dos sonidos de balas retumbaron en el amplio eco de la noche. La risa diabólica de aquel pirata, retumbo en las profundidades de la noche. Apenas siendo un bebe, ya empecé a sentir odio en mi interior hacia aquel despiadado pirata que me separó sin remordimientos del seno de mi madre. Enseguida comencé a patalear sobre sus brazos y antes de que me cayera al suelo, una bella mujer de cabellos cual rayos de sol, ojos marrones, me acogió en sus brazos para no convertirme en papilla de bebe a manos de ese pirata. El llanto y las pataletas cesaron al instante cuando ella me dedico una bella sonrisa y se metió conmigo en el camarote.
Poco después de que aquella mujer fabricara una cuna improvisada para que yo pudiera descansar, el navío que navegaba por los anchos mares de las aguas caribeñas, desembarcó en la playa de los naufragios. Navíos de piratas y de otras clases, yacían descansando en paz alrededor de toda la isla. Dentro del camarote, la mujer que me acompañaba era al parecer el lado opuesto de aquel pirata, dulce, amable y con una sonrisa muy agradable. Me pregunto qué nombre quería que me pusiera, pero ¿Cómo lo iba a saber si era un pequeño bebe indefenso, arrancada de su verdadera familia? Dijo nombres como, Catela, Nansa o no me acuerdo de otro más, pero mi rostro iba a mostrar el llanto si continuaba diciendo nombres de tan mal gusto. Podría esperarme algo peor que tener un nombre el cual nunca podría decir a la gente y gracias a ello, seria tachada durante toda una vida.
Vi que de repente en su rostro aparecía el miedo y la prisa. Yo miraba a todos lados intentando saber qué es lo que pasaba. Gritos comenzaron a sonar de repente dentro de cubierta. De popa a proa gritos desgarradores de los marineros, la madera comenzaba a arder y agujeros en las paredes se desquebrajaban en simples listones de madera quemada sobre las tenues aguas del mar. El camarote aún seguía en pie, dado que a la mujer le dio tiempo de cogerme en brazos y meterme en una cesta de mimbre junto con una manta alrededor de mi cuerpo.
¿Qué ocurría? Lo último que vi fue la bella sonrisa de aquella mujer, antes de que pusiera la cubierta de la cesta y como poco a poco sentí como me deslizaba hacia el mar con la ayuda de una extensa cuerda, que hizo para salvarme de aquel navío que estaba en llamas. Sentí como el agua mojaba la manta de franela que estaba cubriendo mi cuerpo mientras las aguas caribeñas decidían mi destino, si dejarme vivir o dejarme morir. Lentamente, navegando a la deriva sin saber cuántos días había pasado dentro de la cesta, las aguas habían sido piadosas y me habían conducido a flote hasta una pequeña cala donde se celebraba una Feria. Cerca de donde me encontraron había una carpa de gitanos en la que vivían una pareja que trabaja en la feria como trapecistas.
La mujer mientras lavaba la ropa en la orilla, cogió la cesta de mimbre y me descubrió dentro de ella. Cuando me vio se sorprendió bastante y enseguida me cogió entre sus brazos envuelta entre una manta seca. Si conseguí reaccionar al instante al parecer no habría pasado demasiado tiempo dentro de la cesta. La mujer de cabellos de ángel, ahora era morena y de ojos verdes, brillantes y con una belleza particular. Sonreí y comencé a llorar de nuevo, no porque estuviera incomoda entre sus brazos, si no porque tenía hambre. No había comido nada desde que me separaron de mi madre biológica y estaba hambrienta. Al parecer la mujer captó la indirecta y fue corriendo en busca de leche para mí. Un agradable señor que fue corriendo a su lado, la besó en los labios y le trajo leche al verme entre los brazos de la mujer. Sentí un liquido caliente entre mis labios y poco a poco mi llanto fue cesando a cambio de un estomago lleno y pleno de satisfacción, para después quedarme plácidamente dormida entre los brazos de aquel ángel.
Os preguntareis como es que se tanto sobre esta historia de piratas que podría acabar con un final feliz...
En aquel cesto de mimbre, en el cual viaje al parecer por un corto tiempo, al cabo de unos días el hombre que se convirtió en mi padre, hallo un pergamino con letras escritas con tinta china de caligrafía exquisita y que provenían de mi verdadero y único padre. De aquel pirata. Sí. Al parecer soy la hija de aquel pirata que se ocultaba bajo la máscara del diablo que siempre estaba enfurecido. Mi madre biológica, se quedo embarazada de mi cuando conoció a mi verdadero padre y poco después sin saber que estaba en cinta, se largo con aquel hombre el cual fue abandonado con ella en aquella desértica isla. Solamente con estos datos, se podría montar perfectamente una novela romántica de mejores ventas, pero por ahora seguiré contando mi historia.
Cuando cumplí los 5 años, mis padres que ahora eran aquella pareja de trapecistas de la feria gitana, me llevaron a una playa privada y me dieron un nombre pues la mujer de aquel navío se había salido con la suya poniéndome de nombre Carleta. En cuanto me dijeron mi nuevo nombre, supe que una nueva vida había comenzado para mí, junto con una familia y un futuro el cual aún lo tenía que descubrir. Me llamaron Sirenia, Sirenia Von Lunirae.
Al cumplir los 15 años de edad, mis padres actuales me contaron la verdadera historia de donde provenía. Me enseñaron el pergamino junto con un colgante en forma de tridente. Fruncí el ceño preguntando que era aquello y me respondieron que era parte de mi pasado. Los mire un poco confusa a ambos hasta que cogí el colgante y de repente me vinieron imágenes de un naufragio, llamas, una risa malvada. Desperté de mi trance y cuando me quise dar cuenta, estaba tendida sobre un colchón dentro de la carreta en la cual viajábamos a todos lados. Nos dirigíamos al este de París, para volver y para mí sería la primera vez que estaría en un campamento gitano. Bueno, mis padres actuales lo eran, pero no por ello iba a confiar enseguida plenamente en cada uno de los que vivieran en aquel campamento. Según mis padres, tengo entendido que los gitanos roban para vivir, saquean y hacen eso entre dos personas y algunas veces las chicas siempre acababan llorando al principio pero luego gritaban en gemidos ahogados. Un gesto de asco se me puso en la cara al pensar que si me cogía alguien y me hiciera pasar por eso, después no se lo perdonaría. Jamás.
Comenzamos de nuevo el viaje rumbo al este de París, para que no se nos hiciera demasiado tarde. Llegamos sobre el atardecer a las entradas del campamento. Mi madre y yo estábamos exhaustas de un viaje tan largo, pero a pesar, había sonreído al haber visto el atardecer sobre la fila de montañas que se dibujaban al fondo del lienzo del paisaje. Bajé de la carreta y vi a toda la gente bailando, cantando, haciendo malabares. Todo me parecía muy bonito, pero había otra gente más quieta y observándonos con el ojo echado encima. Un mal presentimiento me dio en el corazón y instintivamente me agarre al brazo de la carreta para disimular que tiraba de ella hacia dentro del campamento. Las primeras semanas las ocupaba con tareas domesticas, pues evitaba el contacto pleno con la gente de aquel lugar ya que no me transmitían nada bueno. Pero uno de ellos, un joven de cabellera larga, de ojos marrones, no me quitaba el ojo de encima. Al parecer también pasaba de él, pues no me sentía cómoda bajo su mirada inquietante a todas horas. Por las noches intentaba amarrar todas las cosas, pero era inútil y si me rayaba más, iba a explotar. Lo único que quería es saber si de verdad iba a estar sola. Eche un vistazo a como dormían mis padres, plácidamente, cada uno abrazado al otro. Me abrace en mi cama fuertemente apartando mi vista de ellos y de repente comencé a llorar sin motivo alguno.
Vi que mi madre se movía para apartarse de mi padre y en ese momento de ruido entre ellos, cogí el colgante que mi madre adoptiva me regalo para mí y salí corriendo de la carpa. Corrí hasta que me pare para recuperar el aire mientras unas pisadas detrás de mí, me alcanzaron y me sujetaron del brazo dándome la vuelta para mirar a aquel joven que me miraba todos los días a todas horas. Me zafe con brusquedad de su agarre para salir huyendo de su vista, pero me volvió a atrapar en un abrazo por detrás e intente moverme para que me soltara, pero al final, me cogió por el hombro mientras pataleaba en su pecho. Suplique que me dejara irme de aquí, pero él hacia oídos sordos mientras al parecer se dirigía a la carpa del jefe del gremio. Comencé a temblar y a sollozar al pensar el castigo que podría recibir del jefe. Nunca lo había visto en persona, pero esta noche podría conocerlo, pero al final no fue así. Cuando pude tranquilizarme, vi que se dirigía fuera del campamento para adentrarse conmigo en el bosque. ¿Qué? ¿No iría a atreverse? Cuando me dejo en el suelo de tierra salí huyendo hacia delante lo máximo que mis pies me permitían, pero entonces el comenzó a seguirme. Me agarro del brazo y cuando me giro para verle, me apoyo contra la madera de un árbol mirándome con seriedad en el rostro. No le mostré ninguna expresión pues no se merecía ninguna después de haberme traído aquí, al bosque para hacerme llorar y después hacerme gemir gritos ahogados.
-¡VAMOS! ¡A QUE ESPERAS!-Dije fuerte en su mirada seria.- ¡SI LO QUE QUIERES ES HACERME UNA PUTA NO SE A QUE ESPERAS!-Dije con ferocidad. Pero él seguía mirándome con aquella cara y cuando se separo de mí, me dejo bastante perpleja-¿Qué haces?
-No te traje aquí para hacerte mía, pues es una de las cosas que primero me plantee en cuanto te vi al entrar en el campamento-Dijo con suma tranquilidad. Era un desvergonzado y un sinvergüenza, egoísta y muy apuesto. Pero eso no le quitaba que le odiara cada vez más.
-¿Entonces para qué?-Dije con dureza mientras le miraba detrás de la madera del árbol con el semblante serio.
-No estoy aquí para herirte, Sirenia-Dijo con tranquilidad para calmarme poco a poco.-No creo haber visto nunca a una-comenzaba a decir mientras se acercaba a mi lentamente-mujer tan bella-Instintivamente saque una daga de mi manga y lo puse delante mientras alargaba la distancia entre ambos-y ver tanto dolor en sus ojos....-dijo finalmente, a lo que automáticamente mis defensas, mi muro se derrumbaba bajo el influjo de la ternura y sinceridad de aquel joven. Derrumbada de rodillas en el suelo y con la daga en la mano, el joven se acerco para quitarme el arma y coger suavemente mi mentón para acercarse a mi...pero su cuerpo estaba separado del mío, lo que hizo fue acercar delicadamente sus labios hacia los míos, presionándolos con suavidad consiguiendo que al final mi corazón derritiera la fría barrera que lo cubría de tanta soledad. Se fue separando lentamente y con la navaja que me había quitado, se corto una trenza que le caracterizaba entre el campamento y me la ofreció como un regalo mientras se apegaba a mí como una lapa. Ate la trenza con unas finas cuerdas del bosque y me la puse a modo de pulsera. Al estar en el campamento, aparte de mis tareas domesticas, había conseguido hacer pulseras con hojas de los arboles, con cuerdas que me encontraba por las carpas. Me la puse en mi muñeca derecha y ahora estaba perdida. ¿Que era el dolor de estomago? De repente un cosquilleo en el estomago comenzó a hacerme cosquillas, como si un montón de mariposas revolotearan en mi estomago al ver a aquel joven. ¿Era eso a lo que llamaban sus padres amor? ¿Era esto cuando te contagiabas de esta enfermedad? Con miedo empecé a pensar y andar hacia atrás mientras estaba confundida por lo que acababa de ocurrir, por lo que sentía. Eché a correr de nuevo lejos del joven pero él me siguió de nuevo. Corrí hacia el campamento pero cuando estaba a punto de entrar, vi que estaban atacando al campamento. Una mano se coloco en mi boca y un brazo por alrededor de mi pecho arrastrándome entre las sombras del bosque. El joven me había cogido antes de que me descubrieran los atacantes que ahora disfrutaban destruyendo el campamento. Poco a poco su mano se fue deslizando lejos de mi boca para entonces mirar detrás de un árbol que estaba sucediendo. Seres sobrenaturales se alzaban feroces contra el campamento en busca de comida y algo de diversión. Me hice un ovillo al lado de aquel joven el cual me abrazo al verme hecho tan pequeña.
-Llora, Sirenia...derrama tus lagrimas de sirena-Dijo dulcemente mientras me acariciaba lentamente mis cabellos para luego dejar su mano apoyada sobre mi hombro. Alcé mi mirada hacia su pecho en el cual me acurruque mientras él me tapaba los oídos de aquellos gritos que amenazaban con desarmar mi moral por completo.-Has debido de sufrir mucho...ahora descansa en los sonidos de la mar...y relájate mientras piensas en sirenas, que fueron las que te salvaron de las aguas torrenciales del Caribe.-Dijo con suma dulzura en mis oídos. ¿Sirenas ha dicho? No tenía ganas de pensar en lo que significaba, así que solo lo interprete como una metáfora. Al cabo de un rato, cuando al parecer todo estaba tranquilo, él joven me despertó y me levanté despacio para limpiar mi falda y parte de mi pañuelo que llevaba a la cadera.
Observe el campamento y parecía que había pasado un ejército de mil soldados dejándolo todo devastado a su paso.
Con paso lento y cauteloso, fuimos poco a poco metiéndonos en el campamento y a inspeccionarlo por si quedaba algún sobreviviente. Fuimos andando por la explanada y cuando llegamos a lo que parecía el centro del lugar, vimos todos los cuerpos por el suelo, ensangrentados e inmóviles. Me cogió de la mano y me acerco hacia él, protegiéndome contra algo que comenzaba a olfatear. Le mire y cuando mire alrededor, reconocí la carpa de mi
familia y salí corriendo hacia ella para ver si mis padres, los únicos que me habían aceptado en sus brazos, seguían vivos, pero cuando llegué a la tienda, un grito desgarrador salió de mi garganta a la vez que me derrumbaba de nuevo en el suelo. El joven gitano se acerco a mí corriendo y observó el panorama que había delante de mis ojos. Sali corriendo, pero por tercera vez, el me atrapó entre sus brazos dejando muerto todas mis defensas.
Me desmaye en sus brazos y lo siguiente que recuerdo, es que estábamos en otro campamento, con más gente y al parecer la gente de mi campamento, había huido a este que al parecer estaba bien oculto. Esto era nuevo para mí, pero cuando no vi al muchacho que estuvo conmigo la noche anterior, mi alma se cayó al suelo después de saber que cuando llegamos a este campamento, el estaba atando la carreta a un árbol cuando fue atacado por sorpresa por un ser de la noche injustamente por la retaguardia. Ya no se supo más de él desde entonces, pero ningún rastro de aquel joven ni ningún cuerpo se había hallado para enterrarlo como era debido. Las mujeres del campamento sabían quién era, hija de los trapecistas más famosos de todo Paris. Sonreí para satisfacer al grupo de madronas que estaban apoyándome en aquel momento tan difícil. Sin familia, sin el joven misterioso que al parecer me robo un beso... fue el primero y el último que pude experimentar.
Ya ha pasado un año de lo ocurrido y lo único que hago es ayudar a buscar a gente, a desprotegidos que busquen un hogar y que al fin y al cabo se conviertan en nuestra familia para crecer todos juntos. Pero algo me dice por la sangre pirata que corre por mis venas, que nunca se debe de confiar plenamente en otro pirata, pues puede que un amigo te traicione tarde o temprano bajo el tierno abrazo junto con la sonrisa de la amistad. El amor es algo que no pensare de momento, tan solo sentiré amor por mi familia, que es la que el destino me marco desde que nací.
Esta soy yo.
Soy Sirenia Von Lunirae.
¿Pero quién dice que las sirenas no se esconden en las profundidades del mar bajo la luz de la luna, mientras sonríen vigilantes a su próxima víctima con ojos de niña inocente?
Todo es puro cuento que se convierten en pura fábula para niños.
Hay historias de caballeros, de princesas, de todo tipo por todo el mundo. Pero la historia que leeréis a continuación, está llena de sangre, dolor y lágrimas bajo la mirada atenta de un rostro inocente. A continuación les contare la historia que marcó mi destino desde que nací.
La historia de Sirenia Von Lunirae.
Nací el 4 de abril de 1784. Para esas fechas, mis padres biológicos fueron abandonados en una isla y con una pistola que contenía solo dos balas, uno para cada uno. Pero los piratas sanguinarios que los dejaron abandonados a su suerte, permitieron que mi madre diera a luz en el camarote del barco para luego separarme de ellos al cabo de nacer yo. Me separaron y los dejaron en un isla mientras el barco se alejaba, lentamente hasta que la isla estaba perdida en el horizonte, dos sonidos de balas retumbaron en el amplio eco de la noche. La risa diabólica de aquel pirata, retumbo en las profundidades de la noche. Apenas siendo un bebe, ya empecé a sentir odio en mi interior hacia aquel despiadado pirata que me separó sin remordimientos del seno de mi madre. Enseguida comencé a patalear sobre sus brazos y antes de que me cayera al suelo, una bella mujer de cabellos cual rayos de sol, ojos marrones, me acogió en sus brazos para no convertirme en papilla de bebe a manos de ese pirata. El llanto y las pataletas cesaron al instante cuando ella me dedico una bella sonrisa y se metió conmigo en el camarote.
Poco después de que aquella mujer fabricara una cuna improvisada para que yo pudiera descansar, el navío que navegaba por los anchos mares de las aguas caribeñas, desembarcó en la playa de los naufragios. Navíos de piratas y de otras clases, yacían descansando en paz alrededor de toda la isla. Dentro del camarote, la mujer que me acompañaba era al parecer el lado opuesto de aquel pirata, dulce, amable y con una sonrisa muy agradable. Me pregunto qué nombre quería que me pusiera, pero ¿Cómo lo iba a saber si era un pequeño bebe indefenso, arrancada de su verdadera familia? Dijo nombres como, Catela, Nansa o no me acuerdo de otro más, pero mi rostro iba a mostrar el llanto si continuaba diciendo nombres de tan mal gusto. Podría esperarme algo peor que tener un nombre el cual nunca podría decir a la gente y gracias a ello, seria tachada durante toda una vida.
Vi que de repente en su rostro aparecía el miedo y la prisa. Yo miraba a todos lados intentando saber qué es lo que pasaba. Gritos comenzaron a sonar de repente dentro de cubierta. De popa a proa gritos desgarradores de los marineros, la madera comenzaba a arder y agujeros en las paredes se desquebrajaban en simples listones de madera quemada sobre las tenues aguas del mar. El camarote aún seguía en pie, dado que a la mujer le dio tiempo de cogerme en brazos y meterme en una cesta de mimbre junto con una manta alrededor de mi cuerpo.
¿Qué ocurría? Lo último que vi fue la bella sonrisa de aquella mujer, antes de que pusiera la cubierta de la cesta y como poco a poco sentí como me deslizaba hacia el mar con la ayuda de una extensa cuerda, que hizo para salvarme de aquel navío que estaba en llamas. Sentí como el agua mojaba la manta de franela que estaba cubriendo mi cuerpo mientras las aguas caribeñas decidían mi destino, si dejarme vivir o dejarme morir. Lentamente, navegando a la deriva sin saber cuántos días había pasado dentro de la cesta, las aguas habían sido piadosas y me habían conducido a flote hasta una pequeña cala donde se celebraba una Feria. Cerca de donde me encontraron había una carpa de gitanos en la que vivían una pareja que trabaja en la feria como trapecistas.
La mujer mientras lavaba la ropa en la orilla, cogió la cesta de mimbre y me descubrió dentro de ella. Cuando me vio se sorprendió bastante y enseguida me cogió entre sus brazos envuelta entre una manta seca. Si conseguí reaccionar al instante al parecer no habría pasado demasiado tiempo dentro de la cesta. La mujer de cabellos de ángel, ahora era morena y de ojos verdes, brillantes y con una belleza particular. Sonreí y comencé a llorar de nuevo, no porque estuviera incomoda entre sus brazos, si no porque tenía hambre. No había comido nada desde que me separaron de mi madre biológica y estaba hambrienta. Al parecer la mujer captó la indirecta y fue corriendo en busca de leche para mí. Un agradable señor que fue corriendo a su lado, la besó en los labios y le trajo leche al verme entre los brazos de la mujer. Sentí un liquido caliente entre mis labios y poco a poco mi llanto fue cesando a cambio de un estomago lleno y pleno de satisfacción, para después quedarme plácidamente dormida entre los brazos de aquel ángel.
Os preguntareis como es que se tanto sobre esta historia de piratas que podría acabar con un final feliz...
En aquel cesto de mimbre, en el cual viaje al parecer por un corto tiempo, al cabo de unos días el hombre que se convirtió en mi padre, hallo un pergamino con letras escritas con tinta china de caligrafía exquisita y que provenían de mi verdadero y único padre. De aquel pirata. Sí. Al parecer soy la hija de aquel pirata que se ocultaba bajo la máscara del diablo que siempre estaba enfurecido. Mi madre biológica, se quedo embarazada de mi cuando conoció a mi verdadero padre y poco después sin saber que estaba en cinta, se largo con aquel hombre el cual fue abandonado con ella en aquella desértica isla. Solamente con estos datos, se podría montar perfectamente una novela romántica de mejores ventas, pero por ahora seguiré contando mi historia.
Cuando cumplí los 5 años, mis padres que ahora eran aquella pareja de trapecistas de la feria gitana, me llevaron a una playa privada y me dieron un nombre pues la mujer de aquel navío se había salido con la suya poniéndome de nombre Carleta. En cuanto me dijeron mi nuevo nombre, supe que una nueva vida había comenzado para mí, junto con una familia y un futuro el cual aún lo tenía que descubrir. Me llamaron Sirenia, Sirenia Von Lunirae.
Al cumplir los 15 años de edad, mis padres actuales me contaron la verdadera historia de donde provenía. Me enseñaron el pergamino junto con un colgante en forma de tridente. Fruncí el ceño preguntando que era aquello y me respondieron que era parte de mi pasado. Los mire un poco confusa a ambos hasta que cogí el colgante y de repente me vinieron imágenes de un naufragio, llamas, una risa malvada. Desperté de mi trance y cuando me quise dar cuenta, estaba tendida sobre un colchón dentro de la carreta en la cual viajábamos a todos lados. Nos dirigíamos al este de París, para volver y para mí sería la primera vez que estaría en un campamento gitano. Bueno, mis padres actuales lo eran, pero no por ello iba a confiar enseguida plenamente en cada uno de los que vivieran en aquel campamento. Según mis padres, tengo entendido que los gitanos roban para vivir, saquean y hacen eso entre dos personas y algunas veces las chicas siempre acababan llorando al principio pero luego gritaban en gemidos ahogados. Un gesto de asco se me puso en la cara al pensar que si me cogía alguien y me hiciera pasar por eso, después no se lo perdonaría. Jamás.
Comenzamos de nuevo el viaje rumbo al este de París, para que no se nos hiciera demasiado tarde. Llegamos sobre el atardecer a las entradas del campamento. Mi madre y yo estábamos exhaustas de un viaje tan largo, pero a pesar, había sonreído al haber visto el atardecer sobre la fila de montañas que se dibujaban al fondo del lienzo del paisaje. Bajé de la carreta y vi a toda la gente bailando, cantando, haciendo malabares. Todo me parecía muy bonito, pero había otra gente más quieta y observándonos con el ojo echado encima. Un mal presentimiento me dio en el corazón y instintivamente me agarre al brazo de la carreta para disimular que tiraba de ella hacia dentro del campamento. Las primeras semanas las ocupaba con tareas domesticas, pues evitaba el contacto pleno con la gente de aquel lugar ya que no me transmitían nada bueno. Pero uno de ellos, un joven de cabellera larga, de ojos marrones, no me quitaba el ojo de encima. Al parecer también pasaba de él, pues no me sentía cómoda bajo su mirada inquietante a todas horas. Por las noches intentaba amarrar todas las cosas, pero era inútil y si me rayaba más, iba a explotar. Lo único que quería es saber si de verdad iba a estar sola. Eche un vistazo a como dormían mis padres, plácidamente, cada uno abrazado al otro. Me abrace en mi cama fuertemente apartando mi vista de ellos y de repente comencé a llorar sin motivo alguno.
Vi que mi madre se movía para apartarse de mi padre y en ese momento de ruido entre ellos, cogí el colgante que mi madre adoptiva me regalo para mí y salí corriendo de la carpa. Corrí hasta que me pare para recuperar el aire mientras unas pisadas detrás de mí, me alcanzaron y me sujetaron del brazo dándome la vuelta para mirar a aquel joven que me miraba todos los días a todas horas. Me zafe con brusquedad de su agarre para salir huyendo de su vista, pero me volvió a atrapar en un abrazo por detrás e intente moverme para que me soltara, pero al final, me cogió por el hombro mientras pataleaba en su pecho. Suplique que me dejara irme de aquí, pero él hacia oídos sordos mientras al parecer se dirigía a la carpa del jefe del gremio. Comencé a temblar y a sollozar al pensar el castigo que podría recibir del jefe. Nunca lo había visto en persona, pero esta noche podría conocerlo, pero al final no fue así. Cuando pude tranquilizarme, vi que se dirigía fuera del campamento para adentrarse conmigo en el bosque. ¿Qué? ¿No iría a atreverse? Cuando me dejo en el suelo de tierra salí huyendo hacia delante lo máximo que mis pies me permitían, pero entonces el comenzó a seguirme. Me agarro del brazo y cuando me giro para verle, me apoyo contra la madera de un árbol mirándome con seriedad en el rostro. No le mostré ninguna expresión pues no se merecía ninguna después de haberme traído aquí, al bosque para hacerme llorar y después hacerme gemir gritos ahogados.
-¡VAMOS! ¡A QUE ESPERAS!-Dije fuerte en su mirada seria.- ¡SI LO QUE QUIERES ES HACERME UNA PUTA NO SE A QUE ESPERAS!-Dije con ferocidad. Pero él seguía mirándome con aquella cara y cuando se separo de mí, me dejo bastante perpleja-¿Qué haces?
-No te traje aquí para hacerte mía, pues es una de las cosas que primero me plantee en cuanto te vi al entrar en el campamento-Dijo con suma tranquilidad. Era un desvergonzado y un sinvergüenza, egoísta y muy apuesto. Pero eso no le quitaba que le odiara cada vez más.
-¿Entonces para qué?-Dije con dureza mientras le miraba detrás de la madera del árbol con el semblante serio.
-No estoy aquí para herirte, Sirenia-Dijo con tranquilidad para calmarme poco a poco.-No creo haber visto nunca a una-comenzaba a decir mientras se acercaba a mi lentamente-mujer tan bella-Instintivamente saque una daga de mi manga y lo puse delante mientras alargaba la distancia entre ambos-y ver tanto dolor en sus ojos....-dijo finalmente, a lo que automáticamente mis defensas, mi muro se derrumbaba bajo el influjo de la ternura y sinceridad de aquel joven. Derrumbada de rodillas en el suelo y con la daga en la mano, el joven se acerco para quitarme el arma y coger suavemente mi mentón para acercarse a mi...pero su cuerpo estaba separado del mío, lo que hizo fue acercar delicadamente sus labios hacia los míos, presionándolos con suavidad consiguiendo que al final mi corazón derritiera la fría barrera que lo cubría de tanta soledad. Se fue separando lentamente y con la navaja que me había quitado, se corto una trenza que le caracterizaba entre el campamento y me la ofreció como un regalo mientras se apegaba a mí como una lapa. Ate la trenza con unas finas cuerdas del bosque y me la puse a modo de pulsera. Al estar en el campamento, aparte de mis tareas domesticas, había conseguido hacer pulseras con hojas de los arboles, con cuerdas que me encontraba por las carpas. Me la puse en mi muñeca derecha y ahora estaba perdida. ¿Que era el dolor de estomago? De repente un cosquilleo en el estomago comenzó a hacerme cosquillas, como si un montón de mariposas revolotearan en mi estomago al ver a aquel joven. ¿Era eso a lo que llamaban sus padres amor? ¿Era esto cuando te contagiabas de esta enfermedad? Con miedo empecé a pensar y andar hacia atrás mientras estaba confundida por lo que acababa de ocurrir, por lo que sentía. Eché a correr de nuevo lejos del joven pero él me siguió de nuevo. Corrí hacia el campamento pero cuando estaba a punto de entrar, vi que estaban atacando al campamento. Una mano se coloco en mi boca y un brazo por alrededor de mi pecho arrastrándome entre las sombras del bosque. El joven me había cogido antes de que me descubrieran los atacantes que ahora disfrutaban destruyendo el campamento. Poco a poco su mano se fue deslizando lejos de mi boca para entonces mirar detrás de un árbol que estaba sucediendo. Seres sobrenaturales se alzaban feroces contra el campamento en busca de comida y algo de diversión. Me hice un ovillo al lado de aquel joven el cual me abrazo al verme hecho tan pequeña.
-Llora, Sirenia...derrama tus lagrimas de sirena-Dijo dulcemente mientras me acariciaba lentamente mis cabellos para luego dejar su mano apoyada sobre mi hombro. Alcé mi mirada hacia su pecho en el cual me acurruque mientras él me tapaba los oídos de aquellos gritos que amenazaban con desarmar mi moral por completo.-Has debido de sufrir mucho...ahora descansa en los sonidos de la mar...y relájate mientras piensas en sirenas, que fueron las que te salvaron de las aguas torrenciales del Caribe.-Dijo con suma dulzura en mis oídos. ¿Sirenas ha dicho? No tenía ganas de pensar en lo que significaba, así que solo lo interprete como una metáfora. Al cabo de un rato, cuando al parecer todo estaba tranquilo, él joven me despertó y me levanté despacio para limpiar mi falda y parte de mi pañuelo que llevaba a la cadera.
Observe el campamento y parecía que había pasado un ejército de mil soldados dejándolo todo devastado a su paso.
Con paso lento y cauteloso, fuimos poco a poco metiéndonos en el campamento y a inspeccionarlo por si quedaba algún sobreviviente. Fuimos andando por la explanada y cuando llegamos a lo que parecía el centro del lugar, vimos todos los cuerpos por el suelo, ensangrentados e inmóviles. Me cogió de la mano y me acerco hacia él, protegiéndome contra algo que comenzaba a olfatear. Le mire y cuando mire alrededor, reconocí la carpa de mi
familia y salí corriendo hacia ella para ver si mis padres, los únicos que me habían aceptado en sus brazos, seguían vivos, pero cuando llegué a la tienda, un grito desgarrador salió de mi garganta a la vez que me derrumbaba de nuevo en el suelo. El joven gitano se acerco a mí corriendo y observó el panorama que había delante de mis ojos. Sali corriendo, pero por tercera vez, el me atrapó entre sus brazos dejando muerto todas mis defensas.
Me desmaye en sus brazos y lo siguiente que recuerdo, es que estábamos en otro campamento, con más gente y al parecer la gente de mi campamento, había huido a este que al parecer estaba bien oculto. Esto era nuevo para mí, pero cuando no vi al muchacho que estuvo conmigo la noche anterior, mi alma se cayó al suelo después de saber que cuando llegamos a este campamento, el estaba atando la carreta a un árbol cuando fue atacado por sorpresa por un ser de la noche injustamente por la retaguardia. Ya no se supo más de él desde entonces, pero ningún rastro de aquel joven ni ningún cuerpo se había hallado para enterrarlo como era debido. Las mujeres del campamento sabían quién era, hija de los trapecistas más famosos de todo Paris. Sonreí para satisfacer al grupo de madronas que estaban apoyándome en aquel momento tan difícil. Sin familia, sin el joven misterioso que al parecer me robo un beso... fue el primero y el último que pude experimentar.
Ya ha pasado un año de lo ocurrido y lo único que hago es ayudar a buscar a gente, a desprotegidos que busquen un hogar y que al fin y al cabo se conviertan en nuestra familia para crecer todos juntos. Pero algo me dice por la sangre pirata que corre por mis venas, que nunca se debe de confiar plenamente en otro pirata, pues puede que un amigo te traicione tarde o temprano bajo el tierno abrazo junto con la sonrisa de la amistad. El amor es algo que no pensare de momento, tan solo sentiré amor por mi familia, que es la que el destino me marco desde que nací.
Esta soy yo.
Soy Sirenia Von Lunirae.
DATOS EXTRA
+ El violin
+ Leer
+ Coser
+ Hacer dulces
+ Le gusta ir a darse paseos bajo la luz de la luna y mirar embobada a las estrellas
+ Bailar bajo la luna
+El encontrarse con un animal indefenso, se le rompe el alma y no le gusta que jueguen con ese tema tan delicado.
+Es muy friolera....
+El mar intenta evitarlo en cuanto puede.
+ Siempre le ha gustado tener un gato, pero debido a que su madre era alérgica, no podían tener uno.
+ Le gusta escribir a escondidas
+ Colecciona caracolas que recoge cada vez que va a la playa.
+ Conserva el pergamino del pirata qué la salvó y el colgante de su madre.
+ Conserva la trenza que le regalo el gitano misterioso.
+ Leer
+ Coser
+ Hacer dulces
+ Le gusta ir a darse paseos bajo la luz de la luna y mirar embobada a las estrellas
+ Bailar bajo la luna
+El encontrarse con un animal indefenso, se le rompe el alma y no le gusta que jueguen con ese tema tan delicado.
+Es muy friolera....
+El mar intenta evitarlo en cuanto puede.
+ Siempre le ha gustado tener un gato, pero debido a que su madre era alérgica, no podían tener uno.
+ Le gusta escribir a escondidas
+ Colecciona caracolas que recoge cada vez que va a la playa.
+ Conserva el pergamino del pirata qué la salvó y el colgante de su madre.
+ Conserva la trenza que le regalo el gitano misterioso.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Sirenia Von Lunirae el Sáb Oct 19, 2013 2:18 pm, editado 1 vez
Sirenia Vídgîr- Cazador Clase Alta
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