AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Y entonces apareció la sombra. (Privado)
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Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Una lista tras otra;
el siguiente podría traer algo más que la sorpresa
Corría y corría por las zonas alejadas de París en busca de un brujo. Sí, en busca de un brujo que tenía que encontrar cuanto antes. Había llegado a la iglesia una nota anónima de un hombre que denunciaba la presencia de un peligroso brujo en la ciudad, y a sus superiores les había parecido una idea fabulosa mandar a la chica a que buscara a aquel brujo en cuestión...ya que decían que podía predecir cosas. Y por eso ella había sido la más indicada para llevar a cabo aquella misión.
Tenían que indicarle dónde estaba. Pero debía hacerle daño si le encontraba, si podía, pues en esa nota se hallaban varias cosas que no le habían sido rebeladas a Selene...y esto la molestaba sobremanera. Claro que eso no importaba, ya la molestaban bastante, y más con el mero hecho de estar dónde estaba. No le quedaba más remedio que actuar y obedecer. Y por eso, vestida de negro como últimamente se vestía siempre, corría por la oscuridad de las calles buscándole.
Una maldita investigación que le había llevado semanas le indicaba que se hallaría por allí aquella noche. Y eso era algo que la molestaba. No podían llevarle tanto tiempo semejantes investigaciones. Prefería mancharse rápido las manos de sangre y darse la vuelta para olvidar lo que había hecho.
Pero estaba más claro que el agua que aquella noche las cosas iban a ser sumamemente distintas. Demasiado distintas...tenía el presentimiento de que iba a llevarse más de un disgusto. Dejó de correr para dejarse abrazar por las sombras, sacando su daga de la diga que llevaba en el tobillo, acechando.
Murmuró unas pocas palabras en latín que sirvieron para invocar a uno de sus fantasmas. Discutio con él un buen rato, hasta que éste accedió a indicarle dónde estaba el brujo en cuestión. Y finalmente lo encontró. En la salida de uno de los callejones, que conducía a la ciudad, dónde un carruaje pasaba. Era alto y rubio, aunque no se le veía demasiado bien desde las sombras. Caminó con discreción hacia él...alzando la daga, dispuesta a hacerle daño para que no se escapara...y entonces...
el siguiente podría traer algo más que la sorpresa
Corría y corría por las zonas alejadas de París en busca de un brujo. Sí, en busca de un brujo que tenía que encontrar cuanto antes. Había llegado a la iglesia una nota anónima de un hombre que denunciaba la presencia de un peligroso brujo en la ciudad, y a sus superiores les había parecido una idea fabulosa mandar a la chica a que buscara a aquel brujo en cuestión...ya que decían que podía predecir cosas. Y por eso ella había sido la más indicada para llevar a cabo aquella misión.
Tenían que indicarle dónde estaba. Pero debía hacerle daño si le encontraba, si podía, pues en esa nota se hallaban varias cosas que no le habían sido rebeladas a Selene...y esto la molestaba sobremanera. Claro que eso no importaba, ya la molestaban bastante, y más con el mero hecho de estar dónde estaba. No le quedaba más remedio que actuar y obedecer. Y por eso, vestida de negro como últimamente se vestía siempre, corría por la oscuridad de las calles buscándole.
Una maldita investigación que le había llevado semanas le indicaba que se hallaría por allí aquella noche. Y eso era algo que la molestaba. No podían llevarle tanto tiempo semejantes investigaciones. Prefería mancharse rápido las manos de sangre y darse la vuelta para olvidar lo que había hecho.
Pero estaba más claro que el agua que aquella noche las cosas iban a ser sumamemente distintas. Demasiado distintas...tenía el presentimiento de que iba a llevarse más de un disgusto. Dejó de correr para dejarse abrazar por las sombras, sacando su daga de la diga que llevaba en el tobillo, acechando.
Murmuró unas pocas palabras en latín que sirvieron para invocar a uno de sus fantasmas. Discutio con él un buen rato, hasta que éste accedió a indicarle dónde estaba el brujo en cuestión. Y finalmente lo encontró. En la salida de uno de los callejones, que conducía a la ciudad, dónde un carruaje pasaba. Era alto y rubio, aunque no se le veía demasiado bien desde las sombras. Caminó con discreción hacia él...alzando la daga, dispuesta a hacerle daño para que no se escapara...y entonces...
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Aquella noche recorría las calles de París con la intención de divertirme. Eso era lo único que buscaba aquella noche. No había nada más que hacer. Cada vez recaudaba más dinero con mi trabajo...probablemente dentro de poco podría comprarme algo más interesante. Era maravilloso poder trabajar sin depender de nadie y hacer lo que a uno le daba la gana. Algo tan...¿cómo describirlo? Liberador. Estaba siendo más feliz de lo que había sido en mucho tiempo en París. Muy pero que muy feliz.
Después de un pequeño recitar salí con varios amigos a divertirme un poco...a una fiesta que terminó de un modo bastante interesante. Vino, alegría, música, incluso algún gesto que prometía unas pocas horas de diversión. Y otra fiesta...de la que acababa de salir. Tenía que ir a buscar a un amigo que se había quedado esperando a otra persona que no llegaba, y a mí me había tocado el trabajo de ir a por él. Por eso había salido de la fiesta.
¡Así fue cómo llegué a parar a los callejones! En un momento dado tenía que atajar por uno de ellos. No quería tener que camina tanto hacia dónde me esperaba el muy maldito.
Y me detuve para echarle un vistazo a los carruajes que pasaban. Con cierta distracción. Pero entonces ocurrió algo que no me esperaba. Sí. No me lo esperaba. Pero lo oí. Un escalofrío me recorrió la espalda, algo en mi cabeza me prevenía de que algo estaba a punto de pasar...de que había peligro a mis espaldas y que dentro de un minuto intentarían hacerme daño. Suerte que podía predecir cosas...
¿Acaso se creía la persona que quería atacarme qué podía conmigo? ¿Sería un bandido? A saber...
Lo que estaba claro es que iba a divertirme un poco con el intruso. Iba a hacerle pagar lo que no había hecho. Una sonrisa maliciosa se dejo ver en mi rostro. Así que esperé a que se acercara más.
Cada vez más y más...hasta que estuvo a dos pasos de mí, incluso pude sentir el filo de algo que estaban a punto de clavarme.
Y entonces, en un movimiento rápido, me giré y apreté con mucha fuerza la muñeca que sostenía ese puñal en alto. Haciendo acopio de más fuerza, empujé hacia atrás a la persona en cuestión y la acorralé contra la pared.
-¿Qué te creías que podías matarme?-mi sonrisa era burlona. La persona a quién había atrapado parecía un cuervo, estaba completamente vestida de negro, aunque su rostro era pálido.Una dama...genial, podía asustarla un poco. Asustarla, nada más, que yo soy un caballero-¿Y si me divierto un poco contigo?
Luego observé bien su rostro. Lo contemplé mejor y entonces una expresión e incredulidad me invadió. Pero...no podía ser.
Después de un pequeño recitar salí con varios amigos a divertirme un poco...a una fiesta que terminó de un modo bastante interesante. Vino, alegría, música, incluso algún gesto que prometía unas pocas horas de diversión. Y otra fiesta...de la que acababa de salir. Tenía que ir a buscar a un amigo que se había quedado esperando a otra persona que no llegaba, y a mí me había tocado el trabajo de ir a por él. Por eso había salido de la fiesta.
¡Así fue cómo llegué a parar a los callejones! En un momento dado tenía que atajar por uno de ellos. No quería tener que camina tanto hacia dónde me esperaba el muy maldito.
Y me detuve para echarle un vistazo a los carruajes que pasaban. Con cierta distracción. Pero entonces ocurrió algo que no me esperaba. Sí. No me lo esperaba. Pero lo oí. Un escalofrío me recorrió la espalda, algo en mi cabeza me prevenía de que algo estaba a punto de pasar...de que había peligro a mis espaldas y que dentro de un minuto intentarían hacerme daño. Suerte que podía predecir cosas...
¿Acaso se creía la persona que quería atacarme qué podía conmigo? ¿Sería un bandido? A saber...
Lo que estaba claro es que iba a divertirme un poco con el intruso. Iba a hacerle pagar lo que no había hecho. Una sonrisa maliciosa se dejo ver en mi rostro. Así que esperé a que se acercara más.
Cada vez más y más...hasta que estuvo a dos pasos de mí, incluso pude sentir el filo de algo que estaban a punto de clavarme.
Y entonces, en un movimiento rápido, me giré y apreté con mucha fuerza la muñeca que sostenía ese puñal en alto. Haciendo acopio de más fuerza, empujé hacia atrás a la persona en cuestión y la acorralé contra la pared.
-¿Qué te creías que podías matarme?-mi sonrisa era burlona. La persona a quién había atrapado parecía un cuervo, estaba completamente vestida de negro, aunque su rostro era pálido.Una dama...genial, podía asustarla un poco. Asustarla, nada más, que yo soy un caballero-¿Y si me divierto un poco contigo?
Luego observé bien su rostro. Lo contemplé mejor y entonces una expresión e incredulidad me invadió. Pero...no podía ser.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Cuando un golpe no tiene los resultados esperados;
ten por seguro que te encontrarás cara a cara con la muerte
No salió cómo esperaba. Selene sabía que algo así...bueno, tendría que haberlo sabido, pero de hecho había olvidado aquel detalle que ya le habían aclarado en la carta. Eso por lo que tanto cuidado debía tener. En sus prisas por terminar rápido su trabajo, no había tomado precauciones para adelantarse a lo que podría suceder. A lo que su presa sabía hacer. Por eso le sucedió lo que le sucedió...y en un sólo instante todo lo que había planeado se derrumbó de golpe. No le dio tiempo a gritar cuando el brujo la agarró de la muñeca y la acorraló contra la pared, con tanta fuerza que la muchacha gritó por el dolor.
Trató de liberarse de él, pero la daga se le cayó al suelo. Y entonces él le dijo algo que no le gustó nada. Y Selene tenía una respuesta bien clara para quiénes le decían algo así. Adelantó una rodilla, dispuesta a darle un buen golpe dónde más le dolía.
Pero entonces el brujo la miró incrédulo, como si acabara de descubrir algo. Selene alzó una ceja. Intentó atisbar mejor el rostro del brujo a quién había intentado atrapar y a quién aún podía atrapar. En las sombras no se veía con claridad.
-¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Por qué me miráis así?.
Y entonces inclinó la cabeza un poco más para verle mejor. Sí...sin duda alguna ahora lo veía mejor. Un joven alto, más o menos de su edad, rubio...y con esa expresión que tan bien...conocía.
Mierda.
-¿Helios?-masculló la joven poniéndose muy pálida. ¿El brujo a quién le había tocado atrapar era Helios? Helios, Helios. Entonces quién había mandado la carta...y él había venido para...
Finalmente se decidió y le dio un rodillazo en sus partes nobles.
ten por seguro que te encontrarás cara a cara con la muerte
No salió cómo esperaba. Selene sabía que algo así...bueno, tendría que haberlo sabido, pero de hecho había olvidado aquel detalle que ya le habían aclarado en la carta. Eso por lo que tanto cuidado debía tener. En sus prisas por terminar rápido su trabajo, no había tomado precauciones para adelantarse a lo que podría suceder. A lo que su presa sabía hacer. Por eso le sucedió lo que le sucedió...y en un sólo instante todo lo que había planeado se derrumbó de golpe. No le dio tiempo a gritar cuando el brujo la agarró de la muñeca y la acorraló contra la pared, con tanta fuerza que la muchacha gritó por el dolor.
Trató de liberarse de él, pero la daga se le cayó al suelo. Y entonces él le dijo algo que no le gustó nada. Y Selene tenía una respuesta bien clara para quiénes le decían algo así. Adelantó una rodilla, dispuesta a darle un buen golpe dónde más le dolía.
Pero entonces el brujo la miró incrédulo, como si acabara de descubrir algo. Selene alzó una ceja. Intentó atisbar mejor el rostro del brujo a quién había intentado atrapar y a quién aún podía atrapar. En las sombras no se veía con claridad.
-¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Por qué me miráis así?.
Y entonces inclinó la cabeza un poco más para verle mejor. Sí...sin duda alguna ahora lo veía mejor. Un joven alto, más o menos de su edad, rubio...y con esa expresión que tan bien...conocía.
Mierda.
-¿Helios?-masculló la joven poniéndose muy pálida. ¿El brujo a quién le había tocado atrapar era Helios? Helios, Helios. Entonces quién había mandado la carta...y él había venido para...
Finalmente se decidió y le dio un rodillazo en sus partes nobles.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Aquello sí que no me lo había esperado. No había podido predecirlo, pero...¡qué más quisiera haberlo hecho! Habría podido prepararme mejor para encajar el golpe de darme cuenta de que Selene Ladomie era la mujer que acababa de intentar asesinarme. Y que encima acababa de darme un rodillazo en un sitio que dolía bastante...(lo cual no era raro en ella que digamos) Grité y retrocedí de inmediato aquejado por el dolor, incluso me encojí un poco, pero no llegué a caer al suelo. No me dejaría llevar por semejante dolor. Mejor esperar como un caballero a que terminase el dolor. Y cuando al fin pude levantarme miré con expresión furibunda a la pelirroja:
-¿Se puede saber qué demonios estabas haciendo? ¿Intentabas matarme?-recogí la daga del suelo y me la guardé-¿Qué pretendes?-Menos mal que me había guardado la daga...no me fiaba ni un pelo de ella en esos momentos.
Pero...¿qué la habría llevado hasta allí? Esa vieja amiga que se suponía que había desaparecido del mapa porque había muerto. Mi padre me lo había dicho poco antes de que yo mismo me escapara. Era evidente que me habían mentido. ¿Pero por qué? De todos modos tenía que decir que me alegraba volver a verla. Pensaba que jamás la vería de nuevo. A pesar de mi enfado y de que había intentado matarme vilmente.
-¿Qué haces aquí? ¿Qué ha ocurrido?-había muchas cosas de las que podíamos hablar. Pero ella no me iba a decir nada. Con el carácter que tenía, probablemente intentaría hechizarme o embrujarme. Demasiado predecible.
-¿Se puede saber qué demonios estabas haciendo? ¿Intentabas matarme?-recogí la daga del suelo y me la guardé-¿Qué pretendes?-Menos mal que me había guardado la daga...no me fiaba ni un pelo de ella en esos momentos.
Pero...¿qué la habría llevado hasta allí? Esa vieja amiga que se suponía que había desaparecido del mapa porque había muerto. Mi padre me lo había dicho poco antes de que yo mismo me escapara. Era evidente que me habían mentido. ¿Pero por qué? De todos modos tenía que decir que me alegraba volver a verla. Pensaba que jamás la vería de nuevo. A pesar de mi enfado y de que había intentado matarme vilmente.
-¿Qué haces aquí? ¿Qué ha ocurrido?-había muchas cosas de las que podíamos hablar. Pero ella no me iba a decir nada. Con el carácter que tenía, probablemente intentaría hechizarme o embrujarme. Demasiado predecible.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Nunca digas toda la verdad;
cuando esa verdad puede destrozar otros corazones
Helios soportó como un caballero el golpe de la muchacha. O al menos logró soportar lo suficiente como para no caerse al suelo a los pies de Selene, algo que a ella le hubiera gustado mucho. Entrecerró los ojos como una criatura a punto de atacar a su presa, o como un inquisidor a punto de rematar a una criatura extremadamente poderosa...o simplemente molesta. La muchacha meneó la cabeza de un lado para otro mientras le escuchaba.
-No pretendía matarte. Nunca pretendí hacerlo, ni aunque no hubieras sido tú. Lo único que tenía que hacer era hacerte un poco de daño...para que vieras las estrellas un poco-le explicó la chica en tono monocorde. Estaba muy pero que muy enfadada. Tanto como por el hecho de que la habían acorralado contra la pared como de que le había tocado perseguir a Helios. Él, otro de sus más viejos amigos en Suiza. Alguien que había sido considerado casi como pariente suyo, y que había sido visto a menudo junto a ella y a su primo el amigo inseparable de aquel otro patán. Porque admitámoslo...era un maldito patán. Él, que era un maldito patán sin remedio.
Él, que se había librado de un destino peor que la muerte. Y en aquel momento le odió por ello.
-Estoy aquí para acompañar a mi primo...él se vino conmigo. No está por aquí ahora-susurró la muchacha mirando de un lado para otro y acercándose a él lentamente. Muy lentamente...
Le echó los brazos al cuello como si fuera a darle un abrazo. Y entonces chilló y le quitó la daga.
-¡Dame eso!-luego se alejó de él y le volvió a apuntar con ella al cuello. Como si él fuera el peligro, como si ella no fuera la mismísima muerte disfrazada.
cuando esa verdad puede destrozar otros corazones
Helios soportó como un caballero el golpe de la muchacha. O al menos logró soportar lo suficiente como para no caerse al suelo a los pies de Selene, algo que a ella le hubiera gustado mucho. Entrecerró los ojos como una criatura a punto de atacar a su presa, o como un inquisidor a punto de rematar a una criatura extremadamente poderosa...o simplemente molesta. La muchacha meneó la cabeza de un lado para otro mientras le escuchaba.
-No pretendía matarte. Nunca pretendí hacerlo, ni aunque no hubieras sido tú. Lo único que tenía que hacer era hacerte un poco de daño...para que vieras las estrellas un poco-le explicó la chica en tono monocorde. Estaba muy pero que muy enfadada. Tanto como por el hecho de que la habían acorralado contra la pared como de que le había tocado perseguir a Helios. Él, otro de sus más viejos amigos en Suiza. Alguien que había sido considerado casi como pariente suyo, y que había sido visto a menudo junto a ella y a su primo el amigo inseparable de aquel otro patán. Porque admitámoslo...era un maldito patán. Él, que era un maldito patán sin remedio.
Él, que se había librado de un destino peor que la muerte. Y en aquel momento le odió por ello.
-Estoy aquí para acompañar a mi primo...él se vino conmigo. No está por aquí ahora-susurró la muchacha mirando de un lado para otro y acercándose a él lentamente. Muy lentamente...
Le echó los brazos al cuello como si fuera a darle un abrazo. Y entonces chilló y le quitó la daga.
-¡Dame eso!-luego se alejó de él y le volvió a apuntar con ella al cuello. Como si él fuera el peligro, como si ella no fuera la mismísima muerte disfrazada.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Que no pretendía matarme. Que sólo quería hacerme un poco de daño. ¿Es que acaso se pretendía que me lo creyera? Eran excusas tontas para ocultarme algo más y eso me exasperaba sobremanera. Miré enfadado a la pelirroja mientras terminaba de explicarme lo que supuestamente sucedió, y no pude evitar pensar que quizás debería dejarle las cosas claras. O hacer que lo soltara todo de una vez. Había un par de cosas que podía hacer para convencera.
-¿Por qué querías hacerme ver las estrellas? Sé que a veces piensas que me merezco una lección, pero ésto...-traté de encontrar las palabras adecuadas-¿Y dices que él está aquí contigo? Pero si me dijeron que estaba muerto. Al igual que tú. ¡Los dos! ¡Muertos, en el infierno tal como dijo mi padre! Por lo que más quieras dime lo que ha ocurrido. Dime por qué has intentado matarme o sino te juro que usaré mis poderes contigo y te lo sacaré a la fuerza.
Entonces me echó los brazos al cuello como si fuera a besarme, casi me lo creí, pero entonces fue y me quitó la daga. Su preciada daga. La cogí de la muñeca que sostenía la daga. No tenía intención de arrebatársela de nuevo, pero no pensaba soltarla hasta que no me lo contara todo. Y que de paso me contara algunas cosas más.
-Pues creo que te la volveré a quitar si no me lo cuentas todo...o puede que te haga algo peor. Lo que te podría haber hecho hace tiempo, y no hablo precisamente de hacerte daño, Selene...¿adivinas lo que es...?-mi sonrisa era ladina. Todo con la intención de hacerla enfadar. Con el carácter que tenía, si la conocías bien, no hacía falta más que un par de palabras para hacerla enfadar. Ahora sólo quedaba esperar que le contestara.
Y mientras esperaba algunos recuerdos se me vinieron a la cabeza. El último día que la vi, a ella y a mi viejo amigo. Esos dos que parecían como hermanos, que desaparecieron de repente cuando...llegaron esos soldados. Sí, esa gente tan rara que tanto interés tenía en hablar con ellos. Mi padre les conocía...pero no me dijo nada sobre ellos. Claro que mi padre sólo me contaba lo que le interesaba. Ni confiaba en mi ni yo confiaba en él.
Meneé la cabeza tratando de olvidar ese recuerdo y volví a clavar la mirada en ella. Más le valía que me contestara.
-¿Por qué querías hacerme ver las estrellas? Sé que a veces piensas que me merezco una lección, pero ésto...-traté de encontrar las palabras adecuadas-¿Y dices que él está aquí contigo? Pero si me dijeron que estaba muerto. Al igual que tú. ¡Los dos! ¡Muertos, en el infierno tal como dijo mi padre! Por lo que más quieras dime lo que ha ocurrido. Dime por qué has intentado matarme o sino te juro que usaré mis poderes contigo y te lo sacaré a la fuerza.
Entonces me echó los brazos al cuello como si fuera a besarme, casi me lo creí, pero entonces fue y me quitó la daga. Su preciada daga. La cogí de la muñeca que sostenía la daga. No tenía intención de arrebatársela de nuevo, pero no pensaba soltarla hasta que no me lo contara todo. Y que de paso me contara algunas cosas más.
-Pues creo que te la volveré a quitar si no me lo cuentas todo...o puede que te haga algo peor. Lo que te podría haber hecho hace tiempo, y no hablo precisamente de hacerte daño, Selene...¿adivinas lo que es...?-mi sonrisa era ladina. Todo con la intención de hacerla enfadar. Con el carácter que tenía, si la conocías bien, no hacía falta más que un par de palabras para hacerla enfadar. Ahora sólo quedaba esperar que le contestara.
Y mientras esperaba algunos recuerdos se me vinieron a la cabeza. El último día que la vi, a ella y a mi viejo amigo. Esos dos que parecían como hermanos, que desaparecieron de repente cuando...llegaron esos soldados. Sí, esa gente tan rara que tanto interés tenía en hablar con ellos. Mi padre les conocía...pero no me dijo nada sobre ellos. Claro que mi padre sólo me contaba lo que le interesaba. Ni confiaba en mi ni yo confiaba en él.
Meneé la cabeza tratando de olvidar ese recuerdo y volví a clavar la mirada en ella. Más le valía que me contestara.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Cuando los viejos recuerdos te atacan
no puedes hacer otra cosa más que defenderte
Helios le cogió de la muñeca y la amenazó. Lisa y llanamente la amenazó, cosa que solía hacer cuando estaba asustado. Porque lo estaba. Selene sabía que estaba asustado, de ahí todas esas preguntas. Era demasiado blando para cumplir con ninguna de sus amenazas, por eso, aunque sus palabras le calaron hondo y le cabrearon bastante, no le hicieron el efecto que probablemente él esperaría. La pelirroja se limitó a clavarle una mirada furiosa, como si pretendiera hacer con una sola mirada lo que hacían los basiliscos desde hacía siglos con todo mortal con el que se cruzaran: asesinarlo. Durante unos segundos no dijo nada, se limitó a forcejear durante un rato para que le soltara la muñeca. Y cuando se cansó de hacerlo le espetó:
-Pues culpa mía no es si os dijeron lo que os dijeron. No queríamos marcharnos. Pero no tuvimos más remedio que hacerlo. Y no tengo por qué explicarte más, así que ya me estás soltando, pequeño...-volvió a intentar forcejar. Logró separarse varios pasos, mientras iba diciendo-No creo que me hagas nada peor. Jamás le harías daño a una mujer, incluso aunque esa mujer sea alguien como yo...-sonrió con malicia, e incluso sintió deseos de echarse a reír burlona ante una de las cosas que le había dicho-¿Crees acaso que me sacarías algo con tus poderes? ¿Que por predecir cosas podrías ganarme como brujo?-Aquello le hizo tanta gracia ala muchacha que las risas resultaban casi incontrolables-Pero si todo el mundo sabe que soy mucho mejor bruja que tú...que esto se me da mucho mejor a ti que a mi...¡desde siempre!-se inclinó un poco más hacia él con la intención de restregárselo por la cara.
no puedes hacer otra cosa más que defenderte
Helios le cogió de la muñeca y la amenazó. Lisa y llanamente la amenazó, cosa que solía hacer cuando estaba asustado. Porque lo estaba. Selene sabía que estaba asustado, de ahí todas esas preguntas. Era demasiado blando para cumplir con ninguna de sus amenazas, por eso, aunque sus palabras le calaron hondo y le cabrearon bastante, no le hicieron el efecto que probablemente él esperaría. La pelirroja se limitó a clavarle una mirada furiosa, como si pretendiera hacer con una sola mirada lo que hacían los basiliscos desde hacía siglos con todo mortal con el que se cruzaran: asesinarlo. Durante unos segundos no dijo nada, se limitó a forcejear durante un rato para que le soltara la muñeca. Y cuando se cansó de hacerlo le espetó:
-Pues culpa mía no es si os dijeron lo que os dijeron. No queríamos marcharnos. Pero no tuvimos más remedio que hacerlo. Y no tengo por qué explicarte más, así que ya me estás soltando, pequeño...-volvió a intentar forcejar. Logró separarse varios pasos, mientras iba diciendo-No creo que me hagas nada peor. Jamás le harías daño a una mujer, incluso aunque esa mujer sea alguien como yo...-sonrió con malicia, e incluso sintió deseos de echarse a reír burlona ante una de las cosas que le había dicho-¿Crees acaso que me sacarías algo con tus poderes? ¿Que por predecir cosas podrías ganarme como brujo?-Aquello le hizo tanta gracia ala muchacha que las risas resultaban casi incontrolables-Pero si todo el mundo sabe que soy mucho mejor bruja que tú...que esto se me da mucho mejor a ti que a mi...¡desde siempre!-se inclinó un poco más hacia él con la intención de restregárselo por la cara.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Ya está otra vez con el mismo sambenito. Otra vez. Había estado oyendo esos alardes casi desde que nos conocimos, prácticamente desde que éramos pequeños. Era muy propio de ella intentar sacar de sus casillas al prójimo, con cualquier cosa, incluso si esa cosa en cuestión era una tontería de tres al cuarto, cosa que por lo general no me molestaba, ya se sabe, por eso de la pura fuerza de la costumbre. Pero lo que no aguantaba era que alardeara ser mejor que yo, cuando todo el mundo sabía que no era así, y ella no era ninguna excepción, no, ni por asomo.
-¡Que no es tu culpa! ¿Y de quién pues? No, ahora no te voy a soltar. No quiero, no tengo ganas y no lo haré. Simplemente eso: no lo haré- sonreí con la misma malicia con la que me había sonreído ella mientras le agarraba de la muñeca y la volvía a acercar a mí-No importa de todos modos si eres bruja o que seas mejor en esto o lo otro, mejor o peor. Sigues siendo una mujer, y por lo tanto eres más débil que yo...-que me encantaba decir cosas así como provocaciones.-¿A que no puedes soltarte?-la agarré con más fuerza de la muñeca y cogí un mechón de pelo de su cabello rojo, jugueteando con él entre mis dedos. Por supuesto que aún no le había dicho lo mejor. Iba a hacerla enfadar aún más; se lo merecía. Selene necesitaba urgentemente una buena dosis de miedo, tanto por castigo divino por intentar matarme como por el hecho de que le hacía mucha falta una buena dosis de humildad.
Así que me llevé un mechón de pelo a los labios, luego lo olisqueé, y después lo solté para seguir jugueteando con él mientras iba diciendo:
-Es más...incluso podría hacerte cosas aún más malvadas ahora mismo sin que pudieras hacer nada. ¿Quieres que lo haga? ¡Vamos, Selene, sé que te mueres de ganas de que lo haga?-dije poniendo un tono entre malicioso y burlón. Por supuesto que no iba a cumplir mi amenaza, no era de ésos que tenían que obligar a la gente a hacer esas cosas (ni falta que me hacía), pero sabía que ella...más o menos se lo creería, y más después de lo que acababa de ocurrir. Me moría de ganas de ver su reacción...
-¡Que no es tu culpa! ¿Y de quién pues? No, ahora no te voy a soltar. No quiero, no tengo ganas y no lo haré. Simplemente eso: no lo haré- sonreí con la misma malicia con la que me había sonreído ella mientras le agarraba de la muñeca y la volvía a acercar a mí-No importa de todos modos si eres bruja o que seas mejor en esto o lo otro, mejor o peor. Sigues siendo una mujer, y por lo tanto eres más débil que yo...-que me encantaba decir cosas así como provocaciones.-¿A que no puedes soltarte?-la agarré con más fuerza de la muñeca y cogí un mechón de pelo de su cabello rojo, jugueteando con él entre mis dedos. Por supuesto que aún no le había dicho lo mejor. Iba a hacerla enfadar aún más; se lo merecía. Selene necesitaba urgentemente una buena dosis de miedo, tanto por castigo divino por intentar matarme como por el hecho de que le hacía mucha falta una buena dosis de humildad.
Así que me llevé un mechón de pelo a los labios, luego lo olisqueé, y después lo solté para seguir jugueteando con él mientras iba diciendo:
-Es más...incluso podría hacerte cosas aún más malvadas ahora mismo sin que pudieras hacer nada. ¿Quieres que lo haga? ¡Vamos, Selene, sé que te mueres de ganas de que lo haga?-dije poniendo un tono entre malicioso y burlón. Por supuesto que no iba a cumplir mi amenaza, no era de ésos que tenían que obligar a la gente a hacer esas cosas (ni falta que me hacía), pero sabía que ella...más o menos se lo creería, y más después de lo que acababa de ocurrir. Me moría de ganas de ver su reacción...
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
¡Corre, huye!
Él es rápido, huye de sus sombras, pero sobre todo de su luz...
Helios. Maldito Helios. ¿Por qué había tenido que aparecer justo ahora? Justamente él, el que menos debería ver esto. El único que no debería darse cuenta de lo que pasaba. ¡Porque el muy patán corría el mismo riesgo! Era lo que la pelirroja se temía. Aunque en el fondo...Helios preferiría que lo mataran. O al menos, eso es lo que había dicho él mismo muchas veces. Pero nunca se sabe lo que puede pasar cuando tienes la soga justo en el cuello. Nunca.
Selene rechinó los dientes cuando el chico le dijo lo que le dijo. ¡Que no le daba la gana soltarla! Qué le haría cosas malas...¿pero qué se había creído Helios? ¿Que podía hacer lo que le diera la gana en París? ¡Suerte tenía el muy maldito que se había librado de sufrir el mismo destino que ella y que el de su primo. A quién por cierto probablemente le encantaría volver a entrar en contacto con Helios.
El muchacho metió más la pata cuando se llevó un mechón de pelo de la joven a los labios. Selene soltó una exclamación furiosa y recurrió a lo que solía hacer cuando se sentía algo acorralada o simplemente no podía soltarse de alguna cosa (en este caso, la mano de Helios, que le sujetaba el lugar dónde agarraba su hermosa daga) así que murmuró en latín unas viejas palabras que sabía muy bien.
Una lucecita blanca y fría apareció en la cabeza de Helios y se adhirió a su cabello cómo si fuese nieve, y luego se enrolló en la muñeca de Selene y en la mano del muchacho. Esa cosa que la bruja acababa de invocar era uno de esos fantasmas que están en una fase extraña del cosmos, que ni terminan de cruzar al otro lado y ni siquiera terminan de darse cuenta en dónde están. Por lo tanto no pueden adoptar una buena forma...es algo extraño, y Selene a veces usaba esos fantasmas atrapados para hacer pequeñas cosas. Puede que no estuviera muy bien, pero no sabía cómo ayudarlos...así que los usaba para su propio beneficio, sobre todo en situaciones cómo aquella.
-¡Suéltame o te juro que vas a pasarlo muy mal! ¿Recuerdas lo que puedo hacer yo con los fantasmas y tú no?-Entrecerró los ojos cómo una criatura acechando a su presa, intentando soltarse de nuevo.
Decidió no darle tiempo a responder. Gritó otra orden en latín y el fantasma se las arregló para congelarle la mano a Helios, lo que permitió que Selene se soltara con la daga en la mano. Se frotó la muñeca y se dispuso a salir de allí, de aquel rincón, dispuesta a perder de vista a Helios. No quería encontrarle, tenía que despistarle...y conociéndole, mejor que lo hiciera ya, cuanto antes.
Él es rápido, huye de sus sombras, pero sobre todo de su luz...
Helios. Maldito Helios. ¿Por qué había tenido que aparecer justo ahora? Justamente él, el que menos debería ver esto. El único que no debería darse cuenta de lo que pasaba. ¡Porque el muy patán corría el mismo riesgo! Era lo que la pelirroja se temía. Aunque en el fondo...Helios preferiría que lo mataran. O al menos, eso es lo que había dicho él mismo muchas veces. Pero nunca se sabe lo que puede pasar cuando tienes la soga justo en el cuello. Nunca.
Selene rechinó los dientes cuando el chico le dijo lo que le dijo. ¡Que no le daba la gana soltarla! Qué le haría cosas malas...¿pero qué se había creído Helios? ¿Que podía hacer lo que le diera la gana en París? ¡Suerte tenía el muy maldito que se había librado de sufrir el mismo destino que ella y que el de su primo. A quién por cierto probablemente le encantaría volver a entrar en contacto con Helios.
El muchacho metió más la pata cuando se llevó un mechón de pelo de la joven a los labios. Selene soltó una exclamación furiosa y recurrió a lo que solía hacer cuando se sentía algo acorralada o simplemente no podía soltarse de alguna cosa (en este caso, la mano de Helios, que le sujetaba el lugar dónde agarraba su hermosa daga) así que murmuró en latín unas viejas palabras que sabía muy bien.
Una lucecita blanca y fría apareció en la cabeza de Helios y se adhirió a su cabello cómo si fuese nieve, y luego se enrolló en la muñeca de Selene y en la mano del muchacho. Esa cosa que la bruja acababa de invocar era uno de esos fantasmas que están en una fase extraña del cosmos, que ni terminan de cruzar al otro lado y ni siquiera terminan de darse cuenta en dónde están. Por lo tanto no pueden adoptar una buena forma...es algo extraño, y Selene a veces usaba esos fantasmas atrapados para hacer pequeñas cosas. Puede que no estuviera muy bien, pero no sabía cómo ayudarlos...así que los usaba para su propio beneficio, sobre todo en situaciones cómo aquella.
-¡Suéltame o te juro que vas a pasarlo muy mal! ¿Recuerdas lo que puedo hacer yo con los fantasmas y tú no?-Entrecerró los ojos cómo una criatura acechando a su presa, intentando soltarse de nuevo.
Decidió no darle tiempo a responder. Gritó otra orden en latín y el fantasma se las arregló para congelarle la mano a Helios, lo que permitió que Selene se soltara con la daga en la mano. Se frotó la muñeca y se dispuso a salir de allí, de aquel rincón, dispuesta a perder de vista a Helios. No quería encontrarle, tenía que despistarle...y conociéndole, mejor que lo hiciera ya, cuanto antes.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/11/2012
Edad : 238
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Re: Y entonces apareció la sombra. (Privado)
Selene me volvía a amenazar, lo cual era a éstas alturas moneda corriente. Lo había sido antes y lo seguía siendo ahora, quizás con más razón porque estábamos en una situación bastante curiosa, situación que me encantaría desentrañar, porque la verdad, había varias preguntas que quería que me respondiera, preguntas a las cuales una premonición cómo la mía no llegaba. Y por lo general, cuándo eso pasa, suelo querer encontrar la respuesta cómo sea. Ésta no va a ser una excepción.
Pero entonces la muchacha cumplió con su amenaza. Una luz apareció y me congeló la mano, permitiendo que la chica saliera corriendo de allí. Grité cuando me solté, el dolor que sentía en aquellos momentos era lacerante, por lo que no tenía más remedio que recular varios pasos hacia atrás para poder recuperarme cuándo antes. Entonces huyó. Lo que había querido hacer antes, al final lo había cumplido.
¿Acaso se creía que iba a dejarme sin respuestas? Ni siquiera me había dicho por qué demonios había intentado matarme. No me había dejado nada claro, y eso era algo que no me gustaba nada de nada. Tenía que detenerla.
-¡Selene!¡Vuelve aquí!-salí corriendo tras ella, pero no tenía la intención de ponerme a perseguirla por la calle, ni por asomo. Ni siquiera me hacía falta hacerlo. Varios metros, y luego, si seguía huyendo, pues gritaba lo que tenía que gritar. Tenía un truco en mente, y lo vería ahora mismo cómo no se parara. Así que la perseguí varios metros y luego la llamé:
-¡Vuelve aquí o te dejaré en ridículo delante de todo el mundo! Sabes que lo haré.-entonces sonreí con malicia. Me volví a frotar la muñeca, aún sentía aquel maldito dolor lacerante en la mano. No le daba tiempo de llegar muy lejos, eso lo sabía de sobra. Y también sabía que me habría oído, así que miré a mi alrededor, y entonces...
Pero entonces la muchacha cumplió con su amenaza. Una luz apareció y me congeló la mano, permitiendo que la chica saliera corriendo de allí. Grité cuando me solté, el dolor que sentía en aquellos momentos era lacerante, por lo que no tenía más remedio que recular varios pasos hacia atrás para poder recuperarme cuándo antes. Entonces huyó. Lo que había querido hacer antes, al final lo había cumplido.
¿Acaso se creía que iba a dejarme sin respuestas? Ni siquiera me había dicho por qué demonios había intentado matarme. No me había dejado nada claro, y eso era algo que no me gustaba nada de nada. Tenía que detenerla.
-¡Selene!¡Vuelve aquí!-salí corriendo tras ella, pero no tenía la intención de ponerme a perseguirla por la calle, ni por asomo. Ni siquiera me hacía falta hacerlo. Varios metros, y luego, si seguía huyendo, pues gritaba lo que tenía que gritar. Tenía un truco en mente, y lo vería ahora mismo cómo no se parara. Así que la perseguí varios metros y luego la llamé:
-¡Vuelve aquí o te dejaré en ridículo delante de todo el mundo! Sabes que lo haré.-entonces sonreí con malicia. Me volví a frotar la muñeca, aún sentía aquel maldito dolor lacerante en la mano. No le daba tiempo de llegar muy lejos, eso lo sabía de sobra. Y también sabía que me habría oído, así que miré a mi alrededor, y entonces...
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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