Ficha de Azoth

Insultos varios y desprecios mayores son los dos besos de antipatía que ha recibido en toda su vida. Azoth es desconfiado por naturaleza porque no hay nada en su mundo que le permita hacer un acto de fe por nadie. Lucha por sí mismo y por su familia y no duda de aprovecharse de los demás para poder llevarse algo de comer a la boca. Sin vergüenza sin escrúpulos y ladrón sin par. Chantajea, extorsiona, roba y engaña. Puede tener mil y una caras y que jamás se sepa cuándo se quita la máscara si lo necesita. Por fuera aparenta ser un muchacho lozano, alegre, despreocupado y con un sentido del humor variable. Por dentro está tan asustado como todos los pobres de la clase baja porque nunca sabe si despertará a la mañana siguiente y si encontrará algo con lo que alimentarse. Y muy en el fondo, aunque le cueste admitirlo, tiene la sensación o esperanza de algún día será algo más que una rata de cloaca. Hasta entonces debe sobrevivir como sea.

Con los amigos, los pocos que logra hacer, muestra la otra cara de la moneda. Fiel, leal y comprensivo. Capaz de ponerse delante del peligro para defenderlos. Porque aunque no tiene hermanos de sangre, sabe o piensa que todos los pobres deberían ser hermanos de coraje.

Rennes, Francia.

Isobel es la más joven del grupo de criadas que sirven a lord Bartholomew de Salisbury, un acaudalado conde inglés que se encuentra en la ciudad francesa por negocios. Isobel, de origen humilde, acaba impresionada por la elegancia del británico y termina sucumbiendo a sus redes. Es aquí donde daba comienzo realmente su vida y su destino.

Isobel no llegó a sospechar en ningún momento que tras aquella sonrisa elegante y distinguida hubiera un secreto que ocultar. Era joven, estúpida e imprudente. Llegó a creer que aquel hombre la amaba realmente y que algún día sería su mujer por completo para todo el mundo y no sólo para las sábanas que cubrían sus cuerpos sudorosos cada noche hasta el amanecer. Estaba enamorada, y como todas las jóvenes enamoradas hacía locuras. La mayor de ellas fue decirle a Bartholomew que había quedado en cinta y que quería que reconociese al niño como su hijo. Pero el conde tenía otros planes en mente entre los cuales se hallaba la que fuera realmente su esposa. Queriendo salvar su matrimonio sin que su nombre se viera perjudicado, Batholomew ofreció a Isobel una importante suma de dinero para que desapareciese de su vista con el crío y no lo delatase. La muchacha lo rechazó y ofendida se marchó de su servicio amenazando con destruirle contándole la verdad a la condesa cuando esta llegara a Rennes para reunirse con su marido. Para aquel entonces, Isobel ya había dado luz a un varón al que ni siquiera se atrevió a poner nombre por ser tan ilusa de creer aún que el conde lo aceptaría como hijo. Pero Bartholomew se sentía como un animal acorralado y respondió como tal atacando a la que fuera su amante de la forma que más le doliese. Mandó asaltar su habitación en la noche e Isobel se vio obligada a huir con su hijo en brazos. Viajó por mucho tiempo por varias ciudades. No tenía medios para mantener una casa, así que dormía a la intemperie y abrigaba a su hijo con el calor de su propio cuerpo. Trabaja por el día de cualquier cosa para poder costearse los viajes hasta que por fin llegaron a su destino: Paris.

En la capital francesa Isobel esperaba encontrar a sus familiares y poder criar a su hijo con ayuda de estos. Eran campesinos humildes, pero de creencias firmes y estrictas. Cuando fueron conocedores de la historia de Isobel, la repudiaron y negaron cualquier ayuda acusándola de ser una pecadora que sucumbió a los placeres de la carne y que ahora debía pagar el precio por sus errores. Pero el precio era demasiado alto e Isobel se vio obligada a ejercer la prostitución para poder alimentar a su hijo. La vergüenza y el riesgo al que estaba expuesta noche tras noche eran tales, que terminó por enfermar y comprender que aquella vida no era para un niño tan pequeño. Tomó la decisión más dura de su vida y dejó al pequeño a las puertas de un orfanato parisino.

Allí lo llamaron Azoth sólo por las vivencias que había vivido y de las que había salido airoso cuando tan solo contaba tres años de vida.

Conforme Azoth crecía, Isobel se volvía más y más distante con él. Salvo por los ojos azules, que eran iguales a los de ella, su hijo era la viva imagen de Bartholomew y eso le dolía. Por si aquello no fuera suficiente, se sentía impotente por tener que dejarle vivir en esa casa de acogida al no poder cuidar de él sin que lo señalaran y acusaran de ser hijo de una puta. La enfermedad de Isobel fue a peor hasta que terminó por quedar postrada en una cama. Azoth ya era adulto y se había criado en las calles. Sabía cómo, cuándo y dónde ganar dinero, y tomó la determinación de lograrlo a como diera lugar para poder costear las medicinas y los médicos que Isobel precisaba para su salud. Muchos son los que le han instado a recurrir a su padre biológico. Pero aunque Azoth sabe de él y de su familia paterna, su orgullo le impide presentarse en su casa de Rennes y pedirle limosna después de haber propiciado el rechazo de su madre.

Familia:
• Isobel Blancoeur. Madre, 40 años. Ex-cortesana.
• Batholomew Dranner de Salisbury. Padre ilegítimo, 55 años. Paradero desconocido.
• Ginnevre Dranner de Salisbury. Hermanastra, 18 años. Paradero desconocido.

Gustos:
• Los días lluviosos.
• La comida.
• Los animales.
• Las historias.

Disgustos:
• Los ricachones engreídos de la clase alta.
• Los días soleados y las altas temperaturas.
• Que lo menosprecien e insulten.
• Los prostíbulos.

Fobias:
• Pirofobia: miedo al fuego o los incendios.

Manías:
• Mirar fijamente a quien le llama la atención. No es consciente o no quiere serlo de que esto pueda incomodar a los demás.
• Arrugar la nariz o frotarla con la mano cuando está pensando en algo.
• En muchos sentidos se comporta como un animal callejero, y de hecho gusta de echar carreras de obstáculos con sus amigos cuando están aburridos y sin nada que hacer. Suelen decirle que en ese sentido parece un perro o un gato en cuerpo humano.

Datos Extra:
• Trabaja como mesonero en las tabernas donde le dejan entrar.
• Cuando no le alcanza el dinero se ve obligado a robar.
• A pesar de haberse pasado la mitad de su vida yendo a un prostíbulo para visitar a su madre, es virgen y detesta ese oficio.
• Suele ser solidario con los que, como él, son de clase baja. Desde hace tiempo incluso los reúne para formar pequeños grupos en los que ayudarse los unos a los otros. Sobretodo cuando la Inquisición y los de la clase alta se empeñan en darles problemas.
• Desconoce la existencia de criaturas sobrenaturales en este mundo.