¿Eres parte de mi camino [Privado]

por **Lizandro X. Denschath** Dom Dic 30, 2012 4:15 pm

Otro más en mi trabajo como gitano, entraba al circo un par de veces, me presentaba ante la gente de vez en cuando, siempre estaba nervioso de estar enfrente en publico hacia muchas cosas aparte de leer la mano, me gustaba participar como payaos en el circo, hacer reír a los niños a veces pienso en una familia, pienso en buscarme una buena mujer, tener hijos, pero cuando veo que los años pasan ante mis ojos lo veo muy lejos eso, nadie se fijara en un pobre como yo, que no tiene ni para comer…bueno tengo mi carreta donde vivo, donde tengo un pan y agua para comer, pero la pobreza es infernal no soy avaro, no me gusta el dinero pero tan siquiera para tener algo para invitar a una mujer a salir pero ni para eso tengo soy un fracaso con las mujeres y por eso dejo de insistir con eso soy tímido soy tímido para el romance así que mejor no.

Me encuentro en mi carreta, donde estoy acostado en el suelo, mirando el techo le había pegado estrellas para mirarlas y recordarme que las estrellas que son lejanas como mis sueños trabajo en varias cosas pero no me da lo suficiente y el circo menos, suspiro un poco y me voltea mirando la pared con una mano me rasque la nuca sin comprender muchas cosas. Era de noche, no tenia ganas de salir a ningún lado así que permanecí en mi carreta, cerré los ojos dejándome llevar por Morfeo.

por **Kristina Luxemburg** Mar Feb 05, 2013 8:54 pm

La noche era una de las más claras de ese mes, no se había percatado de la frescura del ambiente, simplemente disfrutaba pasear de forma tranquila por aquellas desoladas calles de parís, veía a la gente de aquella noche un poco animada, las parejas reían y discretamente se daban amor entre ellas, las familias jugaban y se mostraban el cariño que mutuamente se tenían entre ellos, solamente podo sonreír cuando a lo lejos miro como la mujer se acercaba a su hijo para rozar mutuamente sus mejillas. De forma casi inconsciente llevo su mano a sus frías mejillas y sintió tristeza por no sentir la calidez de esta, era como estar rozando un pedazo de marfil, frio, sin vida.

Ya era hora de buscar comida, como un cuervo en busca de carroña para alimentar sus entrañas que ya rugían pidiendo algo decente para calmar sus ansias de sangre. Por los tejados saltaba de forma tranquila y ágil, su vestido rojo volaba con el viento, no era buena idea tener ese tipo de vestimenta, pero por suerte la falta era corta, le dejaba mover las piernas y dar buenos saltos sin enredarse con la tela excedente, su corsé le daba como siempre una perfecta figura y su rostro pálido mostraba que no estaba viva, por suerte estaba lejos de los ojos curiosos de las personas.

Había llegado a una zona alejada de la pomposa ciudad en donde se encuentran las carretas de aquellas personas los cuales tenían mala fama de ser ladrones y estafadores. Había oído que tenían una especie de poder, eran como los brujos pero sus poderes no eran tan poderosos y era aquellos que utilizaban para su beneficio. A ella nunca le había interesado saber si era verdad o mentira, nunca se había topado con uno y si lo había hecho no se había dado cuenta, pues lo había matado antes de que este pudiera decir su origen.

Se había encontrado al frente de una carreta, en realidad la eligió al azar, simplemente se puso al frente y la eligió, por unos segundos se detuvo a detallar la fachada, era un poco colorida, pero nada lujosa, su mano empujo y abrió sin dificultad la puerta encontrándose con un joven dormitando en el piso, ladeo su rostro al verlo, miro hacia los lados para ver si nadie estaba cerca, parecía que no, con pasos ligeros entro sin despertar al hombre. Era buen mozo, parecía una persona buena y trabajadora, por unos momentos sonrió, estaba segura que su hijo hubiera tenido el mismo atractivo que el.

Ya debía aprender, por las buenas o por las malas que debía dejar de pensar en su apreciado hijo que murió hace años atrás, exactamente los mismos que tiene ella. De "muerta". Sin poder evitarlo un nudo en la garganta apareció y sus ojos se llenaros de lagrimas carmesí, una de ellas cayo exactamente en la mejilla del joven que esa noche seria su comida, pero estaba ya deprimida y su gimoteo no la dejaba pensar, llevo sus manos hacia sus ojos y como una niña pequeña realizo un pequeño puchero. Debía controlarse, era muy patético estar en una situación así, respiro profundo limpiándose las lagrimas con el dorso de su mano para así abrir los ojos mas aliviada, pero se encontró con una sorpresa, el joven había despertado y le miraba detenidamente. ¿Por qué no corría? Se pregunto Kristina sin poder decir una palabra, tal vez estaba muerto de miedo y su cuerpo le había fallado.

por **Lizandro X. Denschath** Mar Mar 26, 2013 11:23 am

La carreta estaba en penumbras, no se escuchaba ningún ruido, las velas se encontraban apagadas, de repente la puerta se abrió dejando pasar a un joven, con piedras en sus manos, cinco en cada mano formando en total diez, una sonrisa se encontraba en el rostro del pequeño, aunque se sorprendió de ver vacía la carreta donde sus padres estaban, no eran horas de ir a trabajar, ya era de noche, dejo las piedras sobre el suelo y empezó a caminar –¿Papá? ¿Mamá? ¿Dónde están?-Pregunto, el niño asustado, estaba con un miedo al no hallar a sus padres, la sonrisa que tenia hace segundos desaprecio por completo, lo único que quiera era hallar a sus queridos padres.-No jueguen conmigo, por favor-Seguía buscando por cada lugar de la carreta, al ser tan pequeña no había lugares, de repente se paro en medio de esta, comenzando a llorar, sus padres no estaban, se puso de cuclillas abrazando sus piernas, y llorando, tenia miedo, miedo de que sus padres no regresaran jamás, era verdad, sus padres estaban muertos, hace dos días lo fueron a enterrar, no puede ser. Sus viejos se fueron para siempre.

-Mami, papi, ¿Por qué se fueron? ¿Por qué me dejaron? Dijeron que nunca me dejarían solo ahora, estoy en esta carreta, solo, sin poder escuchar la risa musical de mi madre, ni la voz fuerte de usted, mi padre, tengo miedo de algo me pase, de que alguien quiera hacerme daño, pero prometí ser fuerte no llore en su funeral, he sido el hombrecito fuerte que usted quieren que sea, pero ahora, al encontrar esas piedras, traerlas para enseñárselas lo único que pude hacer es llorar como nunca lo he hecho-Decía, tras palabra, el joven por fin se estaba desahogando pero consigo mismo, tenia amigos, pero no querían verlo vulnerable, hasta que, miro que la puerta se abrió de par en par, se quito las lagrimas el joven mirando a dos figuras venir hacia el, de repente se miraron eran sus padres-Vinieron-Susurro para el mismo, levantándose y yendo con ellos.

-Hijo mío, no llores más por nosotros, ambos, tu padre y yo estamos en un lugar mejor, no llores mas hijo mío, hijo de nosotros, debes de ser fuerte, tienes un futuro por delante, un futuro que tu mismo debes de forjar, nosotros ya no estamos para indicarte que camino debes de tomar pero, tu al ser ya adulto, tienes que afrontar las cosas-La voz de su madre era como escuchar música, de repente el joven se miro más adulto como es en la realidad-Lizandro, debes de ser fuerte-El nombrado estiro sus brazos y abrazo a su madre, después miro de reojo, mirar que su padre sonreía, esta típica sonrisa pequeña pero sincera-Padre…-Susurro su nombre, despegándose de su madre y yendo con él.

-Lo que tu madre dice, lo tienes que cumplir, eres mi hijo, mi único hijo tienes que seguir adelante aunque nosotros no estemos, siempre te vamos a cuidar Xandrei-Al escuchar lo que decía su padre y como pronuncio su segundo nombre la sonrisa del gitano fue mas grande le agradaba su segundo nombre pero todo lo conoces como Lizandro, asintió antes las palabras de su padre-Te lo prometo padre, seré el mejor hombre, fui educado, no les fallare-Abrazo a su señor padre, después los tres nuevamente-Despierta hijo tienes alguien en tu carreta-No comprendió miro como se alejaba, Lizandro no hizo nada para detenerlos de repente miro el techo de su casa.

Abrí mis ojos, no sabia que había pasado, en realidad, simplemente desperté de mi sueño, estaba soñando con mis padres, de repente un par de ojos me estaba mirando, era el rostro de una mujer, hermosa para decir verdad, todavía no estaba en mis cinco sentidos, cerré los ojos nuevamente, pensando que todavía estaba soñando, porque a decir verdad quien en la noche aparecía en mi carreta y sobre todo una mujer tan hermosa como la que mire hace segundos, volví abrirlos y ahí seguía la mujer, me incorpore un poco, ladeando mi rostro. -Buonanote Mademoiselle-Hable, me levante le hice una reverencia-Tengo una pregunta para usted, ante de que comencemos nuestra platica-Sí, tenia curiosidad del porque ella estaba en mi carreta y ha esta altas de las horas-¿Se perdió? Porque ha entando a mi carreta, a mi no ofende, al contrario me gusta recibir personas en mi casa, pero usted es una mujer hermosa le puede pasar algo en la noche, aunque aquí estará segura-Sonreí, una sonrisa sincera, le volví hacer una reverencia-Un placer tenerla en mi humilde carreta Mademoiselle, mi nombre Lizandro Denschath a sus ordenes-Me presente como todo un caballero que soy, un caballero que mi padre me hizo ser, orgulloso alce mi mirada, clavando mis ojos en ella.

por **Kristina Luxemburg** Mar Abr 16, 2013 5:30 pm

No lo entendía, su cerebro no podía procesar lo que estaba sucediendo. El joven se había despertado antes de que ella pudiera mostrar sus dientes y proporcionarle una muerte digna de una bella durmiente. Krstina sin saber muy bien lo que debía hacer, se alejo mirando hacia un lado, que extraño que no escuchaba gritos, ni percibía el miedo en su ser, oculto su rostro, con una de sus manos y su cabello, chasqueando levemente su lengua. Escuchaba al joven y no entendía bien porque se comportaba de aquella manera, comenzaba a molestarse a repugnarle completamente la simpatía que aquel muchacho trasmitía con su mirada y todo su cuerpo, no podía sentir ni una pizca de maldad en su alma.

-He entrado a tu carreta, porque ha sido la que he elegido para alimentarme- dijo ella levantándose para darle la espalda completamente –Pero no se que tienes tu, eres extraño, no puedo sentir las ganas de tu sangre- susurro levemente, sintiendo como su garganta vibraba con aquellas palabras llenas de sinceridad, tal vez porque le recordó a su amado pequeño, que muerto joven fue o porque simplemente no podía sentir maldad en su alma y beber una sangre tan pura, sería como estar bebiendo un té caliente para ella, no lo soportaría. Al final se harto completamente, chasqueo su lengua girando su cuerpo con brusquedad hasta encontrarse con el rostro de aquel joven, fruncía el ceño y se veía completamente enojada, rápidamente le dio un empujón que lo llevo al suelo, ella se tiro encima de el, sonriendo levemente, le quitaría aquella amabilidad como fuera necesario, le haría odiarla, para así su sangre fuera contaminada por la ira y el odio, además del miedo a morir.

-Deja de ser tan caballeroso, No soy una Dama, te equivocas, soy un demonio, el demonio que te llevara al infierno- indico ella en un susurro con una amplia sonrisa en sus labios. Kristina era hermosa, pero su alma estaba llena de heridas, era la persona más frágil que alguien pudiera conocer, fácilmente se podía derrumbar, pero al igual que caía, esta se levantaría, no importaría lo que le costara. Saco sus dientes, aquellos pequeños dientecillos que utilizaba para tomar la sangre de sus víctimas, y su sonrisa se volvió socarrona al sacarlos a la luz, mostrándoselos a aquel gitano mal aventurado.

por **Lizandro X. Denschath** Lun Jun 24, 2013 1:28 pm

No comprendía las palabras que ella me dijo, claro que no puedo dejar de ser un caballero, ella era una dama, una dama que encontré adentro de mi carreta, no me he sorprendido por el hecho de encontrar a una mujer en este lugar, si no por su belleza, aunque no se notara en mi rostro, me sentí hipnotizado por el bello rostro de la mujer que esta enfrente mío. -¿No ser caballeroso? ¿Por qué razón? Mis padres siempre me habían dicho que tengo que serlo aunque pase lo peor, pero usted no me puede llevar al infierno…-No me aleje, tampoco borre mi sonrisa de niño tonto, al ser un hombre adulto pero tengo mente y espíritu de niño, aunque cuando me conviene siempre soy un hombre hecho y derecho como mis padre me han educado muy bien.

-Usted no es un demonio como dice, usted es una mujer que ha sufrido, una mujer que quiere ocultar su verdadero ser. Sé que no soy nadie para decirlo pero es lo veo con una simple mirada que usted me ha dado al decir todo esas palabras sin sentido. Usted no se atreverá a matarme ¿sabe la razón? Porque no se lo permitiré-Me levante extendiendo mi mano hacia ella-Porque con su mirada me ha matado a decir verdad, reflejándome todo sus sentimientos y eso ni usted misma lo puede evitar, como algunas personas dicen, una mirada lo dice todo si uno está triste, si uno está feliz, enamorado, enojado, etc, etc-Al mirar que no me dio la mano la baje y me puse en cuclillas enfrente suya. Alce mi mano sin temor, sin miedo, porque no siento, porque no sé qué es el miedo en mi cuerpo, me gusta las aventuras, me gusta experimentar cosas y nunca me voy a repetir de algo que he hecho es el ciclo de la vida, mis errores fueron más mejorar como personas y así será.

Acaricie su rostro, solo las yemas de mis dedos rozaron su nariz, riéndome por el frio contacto, su aura, es oscura, es…como aquellos seres llamados vampiros, no me dio miedo sonreí más-Aunque usted sea un vampiro me gusta que haya entrado a mi carreta, nadie se había metido de ese modo ni mucho menos una mujer tan hermosa como usted, que me ha cautivado desde que abrí mis ojos, pensé que había muerto y visto un ángel caído que ha venido a recogerme, no importa si me lleva al infierno pero me ha mostrado su belleza sin que usted sepa-Me acerque más no sabía que me impulsaba a eso, no era así, pero ahora me estaba comportando como un hombre que le gusta las mujeres, a mi ninguna mujer me había llamado la atención y eso que se me insinuaban las gitanas de estos lugares, una quiso entrar a mi carreta y cuando le dije que no me interesaba me dio una tremenda bofetada y se fue ofendida por algo que ni sé que paso. Pero ahora abro mis ojos me encuentro con ella y cercas y lo único que deseo es hacer una cosa.

Seguía acercándome más hasta que puse mis labios sobre los de ella, sin hacer ningún movimiento, mirándola a los ojos, diciéndole con todo con eso, si me quiere matar que lo haga pero me lleve el sabor de sus labios al mismo infierno si me manda.

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