Intentando comer algo [Dimitri]

por **Shoshana Levallois** Dom Ago 01, 2010 7:03 am

Y si, ese era un día normal y cualquiera, sin embargo el hambre era bastante insoportable, algo que me hizo replantearme ir al marcado ambulante para conseguir algo de alimento.
Llevaba unos dos días sin comer nada prácticamente y estaba hambrienta, tan solo había conseguido un trozo de pan de una mujer que pasaba por una de las calles de París. Tenía varias monedas guardadas de lo que había ido guardando durante varios días pidiendo limosna por la calle y de por suerte alguna moneda que había por el suelo. Aquello me había proporcionado el suficiente dinero como para poder ir al mercado y comprar un par de bollos y una manzana sin tener que robar nada.
Llegué al mercado, sus calles estaban llenas de gente caminando a distintas velocidades y comprando las cosas que necesitaban. Divisé un carro con comida y fui hacia el esperando a que terminara el señor que acababa de comprar un bizcocho. El comerciante me miró con cara de pocos amigos antes de preguntarme que era lo que quería.
-Quería un par de magdalenas y una manzana, por favor -Pedí con educación y el hombre de mala gana cogió el pedido pidiéndome antes de darme las cosas el dinero. Yo se lo di y el lo contó con bastante interés, después de haber contado el dinero perfectamente me dio mi pedido.

por **Dimitri Lumière** Dom Ago 01, 2010 7:57 am

La ciudad de París me aburría cada vez más. Y sin embargo, amaba a sus gentes. Los vampiros parisinos eran perfectos; no tenía quejas acerca de ese punto. Sus licántropos también eran buenos enemigos: siempre en manada, fieles a los suyos, y capaces de alimentarse de toda una familia en una sola noche. Los amaba como enemigos. Las cortesanas tampoco se quedaban atrás; siempre dulces, afables, y con ganas de recibir un mordisco en sus muslos o en la parte interna de los brazos. Sin embargo, los humanos corrientes eran otra cosa. Odiaba a las clases bajas y medias parisinas, no eran más que los deshechos de una sociedad que cada vez más mostraba su proceso de deterioro. Y las clases altas formaban la parte hipócrita pero más sutil de la ciudad. Me gustaba la realeza, y las nobles dammes de Paris.

Aquella noche, sin embargo, iba en busca de una nueva clase que hasta ahora no había tenido el placer de conocer. La noche era aún joven, no hacía ni una hora que había anochecido, pero yo estaba desesperado deseando que llegase la noche. Aún no había probado ni gota de sangre, y era por eso que iba caminando con más rigidez de la que solía, aunque seguía manteniendo el porte y la elegancia que me caracterizaban. Buscaba un brujo.
Sólo nombrar la palabra en mi mente me daba escalofríos. Las clases más bajas de la ville française que no conseguían un oficio digno, acababan sacando poderes sobrenaturales de donde no los había para buscarse la vida. Y a pesar del profundo odio que les guardaba -por eso jamás me había relacionado con uno de ellos- aquella noche iba en busca de uno de ellos. Los necesitaba, y eso me mataba.

Como ya he dicho, la noche era aún reciente, así que había comercios que no habían terminado de cerrar. Uno de ellos era el mercado ambulante, en los barrios bajos de París, que apuraba las últimas horas de la noche para terminar de vender su mercancía.
Los pueblerinos me miraban con extrañeza; sabía que destacaba: un joven elegantemente vestido con las mejores y más caras ropas se paseaba entre un montón de gente corriente.
¿Por dónde empezar?

Recorrí las calles que ocupaba el mercado ambulante una y otra vez, hasta que encontré a una dama pidiendo comida en un puesto de fruta y dulces. La reconocí al instante, en cuanto se giró y le vi los ojos. Eran extraños. Desde luego, era humana, pero no una humana corriente.

-Buenas noches, mademoiselle -dije a la mujer de aspecto juvenil y desenfadado.- ¿Sabéis dónde puedo encontrar un lugar para tomar un respiro por aquí? -utilicé mis modales y mis más significativos gestos para mostrarme amable. Seguramente en un lugar como este nadie le había llamado mademoiselle jamás.

por **Shoshana Levallois** Dom Ago 01, 2010 8:20 am

Siempre era lo mismo, la gente me miraba con desconfianza, podrían ser mis ropas o mis formas, seguramente fuera todo a la vez, mas la posibilidad que fuera una bruja, algo muy acertado por su parte porque así era la realidad, tampoco era una bruja muy experimentada, es mas, no era nada, pero lo que se dice nada experimentada, mi único podre era la predicción del futuro, que, por descontado aunque fuera el único poder que tenía muchas veces me servía para ver donde me podría encontrar con un vampiro y cambiar de lugar o dirección a la que me dirigía o con ladrones, gitanos, incluso con licántropos de los cuales tampoco me hacía mucha gracia encontrarme con ellos por la calle aunque no estén transformados.
Los vampiros en verdad me daban bastante pavor, no sé si será por la posibilidad de acabar muerta o por simplemente verlos, ya que, no sabía como pero podía reconocerlos aunque fuera por una suposición, al igual que a otras criaturas que habitaban entre nosotros para la ignorancia de mucha gente que vivía allí.
Sin embargo la falta de algo de comer me había hecho ir al mercado en plena noche, ya que ni siquiera podía dormir, los sonidos de mi estómago me desvelaban cada dos por tres cuando creía que conseguía conciliar el sueño que tenía que se podría decir que no era poco precisamente.
Comí un mordisco de la manzana que acababa de comprar, la saboreé todo lo que pude masticándola bastantes veces mientras pensaba en lo único bueno que tenía, mi don, sin embargo, era de esas veces en las que en lo poco que confías, te juega una mala pasada y te hace perder la mínima confianza que tenías en ello haciéndote enfadar y maldecir ese momento.
Una imagen de un hombre moreno de cabello no muy largo y un poco rizado aproximándose poco a poco, bien vestido y con sus andares y sus formas despertaba la curiosidad de la gente a su paso, sin embargo ese hombre no era uno cualquiera, era un vampiro y se acercaba a mi posición, yo estaba dándole un mordisco a la manzana cuando......
Alguien que me habló hizo que mi visión se fuera al traste, al darme la vuelta, le reconocí de inmediato, era el vampiro de mi visión de hace tan solo unos momentos.
Los nervios me querían jugar una mala pasaba, pero la rabia de que mi don me la hubiera jugado pero bien impidió que eso ocurriera. Intentando mantener la calma le contesté como si nada.
-Buenas noches -Le saludé cortésmente un tanto sorprendida de la forma en la que me habló llamándome mademoiselle.
-Pasando dos calles y girando a la derecha puede usted encontrar un café donde descansar un rato -Dije con los modales que tenía indicándoles con la mano la segunda calle.

por **Dimitri Lumière** Dom Ago 01, 2010 10:34 am

Cuando me vio, la chica pareció sorprenderse. En sus ojos claroscuros podía leer temor. Me tensé más de lo que ya estaba. Si bien su olor me provocaba ansias de saciar mi hambre, y eso hacía que estuviese rígido, su reacción al verme me hizo ponerme más alerta. ¿Sabría qué clase de criatura era yo? Lo veía difícil. Poca gente conocía en París la existencia de seres sobrenaturales como vampiros y licántropos. Tan sólo ellos y sus víctimas solían saber la verdad acerca de la naturaleza de estos seres.

No puede ser.
Pero se había asustado, eso sin duda.
Recobrando la compostura, la joven me escuchó. Efectivamente, el hecho de haberla llamado "mademoiselle" pareció gustarle. Con modales se puede llegar a cualquier lugar, me dije. Ella me correspondió con unas buenas noches igualmente cortés. Dudé que volviera a tratar a alguien de vos, pues en ese lugar -miré a mi alrededor- raramente podrían tratarla bien.

La chica era guapa. Aunque no era una belleza sobrehumana o poseía un don especial que no permitiese dejar de mirarla, tenía unas facciones bonitas. Sin embargo, no era atractiva. Estaba seguro de que para cualquier humano lo sería, y sería una mujer bonita con la que pasar el resto de su vida, pero no para mí, que tan sólo buscaba compañía para un rato de pasión y sangre.
En realidad, me alegraba que así fuera, puesto que así no tendría que hacer ningún esfuerzo especial por mantener mis dientes en su sitio, ni por contener mi rabia. Sería más fácil hablar del trabajo. Al fin y al cabo, había venido a eso, no a coquetear.

La joven me indicó un lugar donde podía tomar algo. No quería ensuciar mi paladar con café, y menos en un barrio como este, pero necesitaba hablar con ella en un lugar apartado. Me parecía poco cortés abordar a aquella chiquilla que parecía no tener mucho más de 16 o 17 años. La joven probablemente tendría poca experiencia en las artes ocuras, pero tenía que intentarlo.
El hábito no hace al monje. Recordé las palabras de Maître Zouis. Desde luego que no. Me pregunté qué carácter escondería aquella joven bruja bajo el aspecto de inexperiencia.

-Muy amable. Pero lo cierto es que no soy de este barrio. Me siento extranjero andando por estas calles que jamás he visitado -le dije a la chica, que me escuchaba atentamente-. ¿Os importaría acompañarme?

Empleé mi mejor sonrisa para que la joven accediera.

por **Shoshana Levallois** Dom Ago 01, 2010 11:06 am

Ahora me iba a ver atrapada seguro, no entendía aquel sufrimiento que me proporcionaba el fallo imprevisto de mi don. Aquel vampiro seguro que tan solo había venido a por alimento. Los nervios y la rabia no me dejaban concentrarme demasiado en la conversación que mantenía con aquel hombre, me preguntaba porque me tenían que pasar a mi esas cosas, yo no había hecho nada a nadie, lo único que hice fue nacer, e incluso ese podría haber sido el fallo, algo que me molestaba mucho, desde luego jamás había sido creyente, pero ahora mucho menos, alguien que se supone que es todo poderoso y que cuida a los que no han hecho nada malo en la vida no le jugaría unas malas pasadas como aquella a alguien que era como yo, vale no era perfecta, puede que me faltaran modales o no tuviera el estilo de mucha gente ni siquiera cuando vivía con mis padres y tenía dentro de lo que cabía dinero, nunca había sido una chica avariciosa ni mucho menos, tampoco rencorosa ni mentirosa a lo que a mi respectaba al igual que a la que fue mi mejor amiga.... pero claro aún así siempre te dan la puñalada trapera a lo bestia y cuando menos te lo esperas.
Pasé el peso de mi cuerpo de un pie a otro parpadeando varias veces por la falta de luz en aquel lugar, donde la gente comenzaba a recoger sus puestos y los parisinos compraban los últimos productos que quedaban en aquel lugar. Las pequeñas farolas que había por allí alumbraban mínimamente las calles y hacían tener una visión un tanto dificultosa, claro, para los que eramos humanos....
Lo observé poniéndose mas rígido de lo que había estado hasta ahora, si eso era posible, al parecer para colmo se había dado cuenta de mi inquietud hacía el y seguramente no era solo eso..... me daba la impresión que también estaba hambriento. Una persona que va a un lugar a encontrar comida y otra persona que va al mismo lugar y encuentra como comida a la hambrienta...... perfecto.
-Disculpe, es que tendría que hacer cosas..... -Dije desviando la vista incómoda, notando mis nervios a flor de piel cuando una ráfaga de viento movió mis cabellos ligeramente. Si me quedaba a solas con el, me podía dar por muerta.

por **Dimitri Lumière** Dom Ago 01, 2010 11:48 am

Cuando creía que la joven no podía alterarse más, sus nervios se pusieron a flor de piel. Notaba como temblaba levemente bajo las ropas llamativas y coloridas que llevaba. Empezó a sudar, cambiando el peso continuamente de una pierna a otra.
Chapeau, monsieur. Ahora no querrá hablar contigo.
Lo que más me molestaba de todo era que su reacción sólo desvelaba una cosa: o bien aquella chica era demasiado excitable y se alteraba viendo a un simple individuo que le pedía compañía, o por el contrario estaba segura de mi naturaleza. Más bien lo segundo. Descarté la primera opción puesto que supe que era una bruja desde el primer momento en que la ví. Si mis viejos y duchos instintos no me fallaban, aquella joven jugaba con magia. Si así era, en consecuencia, estaría alerta en busca de clientes, ya que al fin y al cabo así era como se ganaba la vida. Si, siguiendo con el hilo, buscaba clientes, debería saber que la gente se acercaría a ella preguntando para pedirle favores. Sin embargo, ella estaba asustada. Desde luego, ví miedo en sus ojos.

Oh, dulce terror.
Ella estaba asustada porque sabía que era un vampiro. Bien, pero ¿cómo? Por un momento quise hacer realidad sus miedos y llevármela lejos de allí. Tan sólo tendría que entretenerla durante unos diez minutos más, y para entonces el mercado ambulante se habría cerrado por completo. Nadie quedaría ya en la calle, y yo podría taparle la boca y llevármela a algún callejón, donde podría morderla, herir su cuello fino y niño, y beberme la sangre que corría por sus venas.
Sin embargo, ese no era mi estilo.

Pas cette nuit. Mientras yo había estado pensando eso, la había recorrido de arriba a abajo con la mirada, y seguramente, eso la había asustado aún más. Me contestó con una evasiva, y me dije que tendría que ser más cuidadoso y no volver a cometer una estupidez así. Esta noche quería pedirle un favor, y no venía a devorarla. Una vez que me hubiera sido útil, podría volver a por ella, pero hasta entonces, tenía que ser cortés y tratarla bien, no provocarle pavor.

-Mademoiselle, s'il vous plaît. No se asuste. -le tomé la mano con delicadeza y la aparté un poco de la gente, para luego agregar en silencio:- Tan sólo necesito sus servicios. No voy a haceros daño.
Ante su rostro lleno de duda e incertidumbre, añadí mirándola a los ojos:
-Confiad en mí.

por **Shoshana Levallois** Dom Ago 01, 2010 12:52 pm

Sus instintos no le iban a fallar, el sabía perfectamente de mi naturaleza como bruja y eso al parecer le gustaba sin embargo no parecía hacerle ninguna gracia que estubiera nerviosa por su compañía. Lo de que no le hiciera mucha gracia me agradaba, pero que le gustara qeu fuera una bruja.... me inquietaba bastante y hacía que una fina capa de sudor se comenzara a formar en mi cuerpo debido a los nervios y volví a cambiar el peso de mi cuerpo a la otra pierna y me aparté un mechón de pelo que tenía sobre los ojos y notaba mi pulso mas acelerado, algo que no me hacía mucha gracias al estar entablando conversación con un vampiro.
Mi preocupación se podría decir que también fue en aumento ya que, cada vez quedaba menos gente por la calle y los mercaderes ya estaban recogiendo sus puestos, le miré a los ojos observándole atentamente, seguro que estaba pensando en lo que hacer conmigo y sobre todo como. Intenté desviar mis pensamientos para poder concentrarme en algo coherente que hacer en esos momentos.
Su comportamiento me impresionaba bastante ya que, estaba siendo respetuoso conmigo, sin embargo sabía que tan solo era para que confiara en el, pero no le veía el sentido en que me quisiera tratar bien, intentaba no ponerme nerviosa y que estubiera agusto con el, porque podría llevarme con el a la fuerza si quería perfectamente, tan solo un movimiento para taparme la boca y cogerme para llevarme a un callejón cercano y ya está, se acabó, sin embargo este no quería, era extraño.
Le observé mirarme de arriba abajo un tanto descaradamente, pero parecía haberlo hecho instintamente.
Al tomarme de la mano intenté apartarme de el y salir corriendo lejos de allí y, sobre todo de el. Me alejó un poco de la gente y cuando me habló intentó calmarme.
-Y..... ¿tan solo quiere que le lleve al lugar? -Dije sin mirarle, no apartaba la mirada de la gente que pasaba por allí. Para cuando me volvió a hablar le miré a los ojos encontrándome con los suyos.
-De.... de acuerdo, sígame porfavor -Dije resignándome, en cualquier momento encontraría una forma de salir corriendo. Comencé a andar para ir al café y miré atrás para ver si me seguía, si lo estaba haciendo.
Giré una calle y para mi autántica desgracia, el destino me jugó otra mala pasada. El café estaba cerrado y no había nadie allí.
-Oh.... disculpe, no sabía que estaría cerrado, pero en esta otra calle hay otro -Dije ahora, bastante nerviosa y comencé a caminar bastante rápido hacía el lugar.

por **Dimitri Lumière** Dom Ago 01, 2010 4:09 pm

Su comportamiento no era el que esperaba, una vez más. Continuó sudando a pesar de que le di mi palabra de que podía confiar en mí. Emecé a preguntarme si me estaba fallando el instinto y aquella muchachita no era más que una humana corriente. Pero me negaba a creerlo. El color de sus ojos me decía lo contrario, y mi "sexto sentido" también me decía que aquella mujer que podía ser mi cena se había iniciado en las artes oscuras.
Cuando la aparté de aquel lugar, leí en sus ojos el miedo. Aunque no lo dijese con palabras, sabía que en ese momento me estaba pidiendo a gritos que la dejase salir de allí, pues ella quería huir de mí y no volver a acordarse de mi cara. Mais c'est pas posible, me dije. La necesitaba, y no precisamente para alimentar mi sed de sangre. Si aquella mujercita contestaba rápido a mis preguntas, me marcharía a otro lugar a buscar sangre fresca. Se notaba que aquella mujer no me conocía. Mis víctimas siempre eran doncellas de mujeres de alta clase, y alguna noche me había permitido el lujo de devorar a las propias damas. Las vampiresas de la nobleza y alguna conocida de la realeza también me ofrecían a sus sirvientes y sirvientas para pasar un buen rato.

Pero, claro, ¿cómo iba esa bruja a saberlo?
Finalmente, y para mi sorpresa, accedió a acompañarme al lugar que me había indicado. Elle ne comprend pas, temí. Cuando llegamos al sitio, que por cierto permanecía cerrado, su nerviosismo fue en aumento.
-Era obvio, mademoiselle. No son horas de tener un café de día abierto. El dueño querrá descansar.
Ella evitó mirarme, pero se disculpó y me ofreció la posibilidad de visitar otro local. Efectivamente, no me había comprendido.
-Señorita, creo que no me he explicado bien, o puede ser que no me hayáis entendido. -le dije con un tono de voz suave, intentando hacerla entrar en razón-. No he venido a este agujero de barrio para tomar una copa en un café de poca monta. Mi cometido en este zarrapastroso lugar es bien distinto.
Comencé a alterarme. Reconocía que aquella muchachita me estaba sacando de mis casillas. A pesar de que intenté controlarme, y hablar cortésmente, ella no estaba poniendo de su parte.
-Si he venido hasta aquí, y me he puesto a hablar con vos, no ha sido porque fueráis la única persona en la calle, o porque quisiese llevaros a un callejón y devoraros hasta la médula. He venido porque estoy buscando un brujo. Necesito que alguien me ayude y creo que vos podéis hacerlo.
Dejé de hablar durante un rato. Me estaba poniendo de los nervios. Esperé un instante, mientras me calmaba, y a la vez aproveché para cerciorarme de que no había nadie escuchando nuestra conversación.
-Creo que vos sabéis perfectamente de mi naturaleza, y yo de la vuestra, así que si estamos aquí completamente solos y aún no os he dejado sin sangre, ha sido porque no estoy aquí buscando una presa. Necesito hablar con vos, en un sitio tranquilo. Si podéis ayudarme, entonces os pagaré de buena gana. Si no podéis ayudarme, entonces me marcharé en busca de otra bruja y le pediré el mismo favor que voy a pedirle a vos. ¿Habéis comprendido? -le dije. Ya estaba más tranquilo, y hablaba lenta y claramente para que ella comprendiera que había venido buscando ayuda, no para hacerle daño.
-Ahora que creo que he sido suficiente claro, ¿podemos ir a algún lugar tranquilo para que pueda decirle en qué puede ayudarme?

por **Shoshana Levallois** Dom Ago 01, 2010 4:52 pm

Vale, definitivamente me estaba equivocando con aquel vampiro, no me había atacado, tan solo intentaba razonar conmigo, debería de haber estado mas tranquila para poder escucharle, incluso lo mas probable era que le estuviera sacando de sus casillas.
El era un vampiro suficientemente apuesto como para poder alimentarse de otra clase de víctimas con una clase mas alta, mas modales, mas guapas y, sobretodo, mas sanas que lo que era yo, que era una simple huérfana bruja y encima pobre.
Cuando me habló me giré hacía el mas tranquila ahora con las cosas mas claras y por decirlo así, estaba mas confiada, y sobre todo dispuesta a escucharle. Al parecer con mi poca comprensión le estaba sacando de sus casillas, algo que para mi no era bueno precisamente, aunque mi don me hubiera jugado una mala pasada, a lo mejor tan solo era una forma de que aprendiera a escuchar y no a fiarme tan solo de la cualidad que me había sido concedida desde mi nacimiento hace quince años. Eso me alivió un poco, por lo menos no todo era mala suerte para mí, algo bueno me tenía que pasar algún día.
-Si, desde luego se de vuestra naturaleza, y...... de acuerdo, pero he de avisarle que yo tan solo vivo en la calle, no tengo muchos poderes qeu se diga, tan solo puedo conocer a varios magos con los que e tenido el tremendo placer de hablar desde que estoy aquí -Dije explicándole cual era mi situación, jamás habría pensado que estaría hablando con un vampiro tranquila, bueno tranquila dentro de lo que cabe, porque tampoco bajaba mucho la guardia. Pero estaba claro que aquel vampiro necesitaba ayuda para encontrar a la persona que buscaba, y había tenido mucha suerte de que me necesitara para ello.
-No hay ningún lugar abierto a estas horas que sea tranquilo, sin embargo si pasamos dos calles mas llegaremos a la zona del embarcadero, a estas horas no hay nadie por allí, si le parece bien, claro -Dije ofreciéndole ir al embarcadero, a esas horas era el único lugar mas o menos tranquilo que se podría encontrar por aquel lugar.

por **Dimitri Lumière** Lun Ago 02, 2010 5:12 am

Desde luego la chica se había calmado un poco, pero no había abandonado su postura rígida del todo. Al menos, mi discurso le había hecho tranquilizarse. Finalmente, y después de pensárselo mucho, aceptó mi ayuda. Aunque me advirtió de su condición social y de que no poseía muchos conocimientos.
-No os preocupéis por eso. Ya sé que vuestra condición social es más que baja, no hace falta más que mirar este antro de barrio. Pero eso no me importa. En cuanto a que no poseáis mucha sabiduría... bueno, ahora sabré si podéis ayudarme o no.
Ella asintió, pero siguió sin suavizar sus facciones. No estaba asustada, pero sí nerviosa. Aunque parecía mucho más tranquila y su semblante había dejado de perlarse con el sudor, seguía manteniéndose alerta por si le sucedía algo conmigo. Me dijo que podíamos ir al embarcadero, puesto que ya no había ningún sitio abierto y aquél era un lugar tranquilo. Cuando hablaba, parecía decir las cosas con cuidado temiendo molestarme, por si acaso yo la atacaba. Pero yo no estaba precisamente furioso.
-Os lo agradezco, pero no es necesario. No me gusta nada el agua, mademoiselle. Este lugar no está mal. Ya no queda nadie y podremos hablar lo que necesitemos. Al fin y al cabo, sólo será un rato.
Ella asintió, aunque en mi opinión, parecía no estar agusto con tan pocas personas a nuestro alrededor.
-Bien, veamos si podéis o no ayudarme. Voy a contaros mi situación, pero antes, me parece que lo oportuno es presentarnos. Mi nombre es Dimitri Lumière.Hice una pausa, estiré los brazos y me crují las muñecas.
-Como bien sabéis, soy un vampiro.-por primera vez me di cuenta de que eso iba a facilitar las cosas- Sabéis que morí hace mucho tiempo. Exactamente hace 146 años. -Volví a hacer una pausa, esperando para que ella pudiera asumir lo que le iba diciendo-. Poseo un valiosísimo negocio familiar. Se trata de un teatro privado en el casco antiguo de París. No sé si habréis oído hablar de él, al fin y al cabo aún sois joven.
Miré sus ojos. En aquel momento no parecía una bruja, tan sólo una joven, casi niña, escuchando a un vampiro relatar sus hazañas. Me sentí viejo por un instante, pero enseguida recuperé la normalidad.
-El Teatre Lumière ha perdurado durante muchas generaciones. Su origen se remonta a 1565, cuando un noble regaló a su mejor caballero un teatro en el entonces centro de la ciudad. Ese caballero era un antepasado mío. El caso es, remontando el tema, que cuando el teatro llegó a mis manos mis padres ya habían muerto. Tan sólo tengo un hermano y una hermana.-su mención me hizo estremecerme. Hacía años que no sabía de ellos, aunque ya sabía con certeza que estaban muertos y enterrados.-Ninguno de los dos quiso dedicarse al negocio, pero yo sí. Después de haber cerrado el teatro unos años, lo retomé con mucha ilusión. Ahora estoy tratando de encontrar todo lo que mi padre dejó enterrado en las falsas del teatro. Recuperé un montón de objetos antiquísimos y muy valiosos. Pero... -suspiré- hay uno que aún no he encontrado, y me está volviendo loco.
Ella me miraba con ojos relucientes, escuchando mi historia.
-Se trata de un piano. Ese piano significa muchísimo para mí. Y necesito encontrarlo. -me alejé un poco de ella, dándome cuenta de que estaba exteriorizando mis sentimientos ante un desconocido-. La cuestión es... Me preguntaba si posees artes de nigromancia. Es decir, si puedes comunicarte con los muertos.
La joven pareció asombrarse ante mi pregunta.

por **Shoshana Levallois** Mar Ago 10, 2010 4:48 am

Bueno, ya no estaba tan nerviosa, pero si me seguía manteniéndome alerta por si acaso, no me fiaba nada de los vampiros, el no parecía buscar pelea ni nada por el estilo, pero aún así, la prudencia y la prevención nunca están de mas y mas en esos casos.
Me dijo que no quería ir al embarcadero, que no le agradaba el agua, eso me extrañó por un momento, sabía cosas de los vampiros, pero no precisamente que temieran el agua, aunque alomejor tan solo era el quien la temía, pero bueno, dejé de darle importancia a aquel detalle y continué escuchando con atención sin dejar pasar pasar el hecho de que en aquella calle no había nadie y tampoco creía que fuera a pasar nadie a esas horas de la noche, algo con lo que precisamente no estaba muy cómoda. Miré disimuladamente a los lados, nadie, sin embargo no me alteré y continué mirándole poniendo atención a la historia que me estaba contando en esos momentos.
Cuando se presentó asentí y me presenté yo también mientras observaba como estiraba los brazos.
-Encantada, mi nombre es Cathy Moore -Contesté a la presentación, cuando pronunció su apellido, me sonó de algo, pero en esos momentos no sabía de que me podía sonar aquel apellido, pero en cuanto continuó supe de que, era un teatro que había en la ciudad, si había oído hablar de el en algún momento, pero nunca había estaba por allí.
Me sorprendió a la vez que me extrañó que me contara todo aquello pudiendo ver en su rostro y por sus palabras algo parecido a añoranza por sus hermanos que ya debería de estar muertos y al parecer que me mostrara el gran interés y necesidad de encontrar aquel piano que era muy importante para el.
Observé como se alejaba de mi, al parecer no le había hecho mucha gracia haberse dado cuenta de que exteriorizaba sus sentimientos aunque hubiera sido un momento.
Ante su pregunta me quedé sorprendida y a la vez disgustada, no, yo no tenía aquel poder, nunca me había agradado hablar con los muertos, pero en esos momento me hubiera gustado bastante tenerlo para haber podido ayudarle.
-No... tan solo tengo el don de la predicción, la nigromancia no se me concedió en mi nacimiento, lo siento -Dije con la cabeza gacha y suspiré.

por **Dimitri Lumière** Miér Ago 11, 2010 3:50 am

La chica negó, diciéndome que no le fue concedido. ¿Los poderes eran innatos? Siempre pensé que los hechiceros y brujos adquirían sus conocimientos conforme estudiaban, y conocían distintas artes mágicas, como por ejemplo, la predicción, la adivinación, la nigromancia, la telequinesis. Sin embargo, aquello me dejó sorprendido. Al parecer, eso funcionaba así: cuando nacías, lo hacías con un poder determinado, y ese era el único que tenías.

-Oh, vaya. -suspiré. Me había arrastrado hasta los barrios bajo de París, había aguantado el detestable olor a pescado recién salado, a carne cruda y a verduras cogidas debajo de la tierra. Había colmado mi paciencia para hablar con aquella chica, y ahora no había obtenido resultado. - Bien... supongo que entonces no me queda nada que hacer aquí.-casi iba a darme la vuelta, cuando tuve otra idea- Bueno... depende de algo... ¿en qué consiste exactamente la predicción? Sé que sois capaz de ver el futuro, aunque no sé muy bien como funciona. Pero... mademoiselle Moore, ¿eso implica también artes adivinatorias?

En realidad pensaba que no. Una cosa era predecir y otra adivinar. Tendría que buscar a otra bruja, seguramente. Pero por probar, no pasaba nada. Aún quedaba tiempo.
El hecho de imaginarme a Carolina, mi preciosa Carolina tocando aquel grande y hermoso piano negro, cuyas teclas habían pasado por tantas y tantas generaciones, y guardaban tantos secretos escondidos bajo su polvo, hizo que siguiera la búsqueda de aquel piano. Un mero y simple instrumento que me estaba quitando la poca cordura que me quedaba, si es que alguna vez la tuve.

Esperé a que la bruja, que se había presentado como Cathy Moore, contestara a mi pregunta. Si no conocía esas artes, al menos sí conocería a otros brujos que las poseyeran.

por **Shoshana Levallois** Lun Ago 16, 2010 8:56 am

Suspiré un tanto decepcionada, al parecer aquel piano era muy importante para el. Seguramente cuando tenía unos recuerdos muy importantes de cuando era humano y se sentía muy unido a aquel instrumento de música. Era curioso como un vampiro de clase alta como era aquel hombre llamado Dimitri que seguro que tenía todo lo que el quería sin tener que hacer el menor esfuerzo buscara con tanto empeño y desesperación un objeto.

Mi contestación pareció sorprenderle, seguramente pensaría que con estudios en un aquelarre o alguna cosas de esas se adquirían conocimientos de la brujería y se aprenderían, pero eso era muy complejo, los dones importantes como era la adivinación o la nigromancia se adquirían como un don de la naturaleza por parte del nacimiento de un ser con antepasados mágicos.

No parecía estar nada contento, y eso era algo evidente y muy normal, se había tenido que trasladar a este lugar que seguro que sin una buena razón jamás habría venido aquí entre tanta gente mirándole y raro y tener que soportar aquel olor y la gente corriendo de acá para ya, seguro que el no estaba acostumbrado a aquel tipo de cosas ni a escuchar a la gente dar gritos cuando habla.

De pronto cuando parecía que iba a irse se dio la vuelta como si se le hubiera ocurrido alguna otra cosa mas. Escuché con atención sus palabras para ver si le podía ayudar aunque fuera un poco.
-Predecir, adivinar..... ambas cosas llegan a ser lo mismo -Dije explicándome
-Puedo ver pequeñas fracciones de tiempo de un próximo futuro, por ejemplo podría ver si usted consigue encontrar su piano, pero tan solo me suelen aparecer visiones repentinas, no puedo saber cuando sucederá, y si lo veo, será en un futuro próximo, no lejano -Le expliqué todo lo bien que pude para que me entendiera, desde luego si veía algo de su piano, iría a informarle si me era posible.

por **Dimitri Lumière** Lun Ago 16, 2010 2:05 pm

Cuando ella contestó, no pude sino dudar un instante. ¿Conocería ella algo sobre lo que iba a pasar? Desconfiaba totalmente en los brujos, y sin embargo, había acudido a uno de ellos en busca de una respuesta convincente. A pesar de todo, esa respuesta no había llegado. Maldije en silencio haber sido tan iluso y creer que sí encontraría lo que estaba buscando en un lugar como ese. Bien, estaba llegando el momento de despedirse.

-De acuerdo, supongo que si en algún momento encuentras respuesta a mi problema acudiréis a mí -le dije, utilizando de nuevo mi poder persuasorio. -No creo que vuelva por aquí, así que espero que vos podáis volver a verme, en caso de que, como os digo, encontréis algo que me interese. Podéis visitarme a cualquier hora de la noche en el Teatre Lumière, en el casco antiguo de la ciudad.

Suspiré. No había funcionado, tan sólo me quedaba una esperanza.
-Antes de marcharme, me gustaría hacer un último intento. ¿Conocéis a algún otro brujo que sea capaz de comunicarse con aquellos que ya no están? -le pregunté alzando una ceja.

En aquel momento me percaté de que le había relatado una parte importante de mi vida. Había mostrado una de mis debilidades a aquella mujercilla que seguramente no llegaba a dieciocho años. Me hubiera gustado permanecer callado, pero al fin y al cabo necesitaba hablarle de mí para que entendiera mi problema, y poder buscar una solución. Sin embargo, eso había fallado y ahora me encontraba igual que al principio, a la espera de que alguna de mis noches aquel piano furtivo apareciera guiñándome un ojo en la oscuridad.

Esperé su respuesta, mi última oportunidad con ella.

por **Shoshana Levallois** Lun Ago 30, 2010 7:18 am

Era algo extraño, bueno aquel vampiro había confiado en mi, no, tampoco eso, directamente había venido porque necesitaba una cosa importante para el y ya está, aparte, ¿qué malo le podría yo hacer a el? ninguno, tonterías. Bueno daba igual, en esos momentos todo estaba oscuro por la noche y ni un solo alma vagaba por esas calles de Parías en aquellos momentos aunque durante el día aquello rebosaba de vitalidad a todas horas desde las siete de la mañana aproximadamente.

Cambié el peso de mi cuerpo de una pierna a otra escuchando atentamente lo que me pedía y pensando en alguna solución, por mala suerte para mi no se me ocurría ninguna, bueno, mala suerte para mi y para el.
-De acuerdo, si me entero de algo iré a buscaros para informaros de lo que sepa -Dije con una sonrisa y pensé, si conocía a varios, la pena era que no sabía donde localizarlos.
-Si, conozco a varios pero no se donde localizarlos, sin embargo si me encuentro con alguno dispuesto a ayudaros le diré que os encuentre en el teatro si os parece bien -Dije espesando haber sido algo de ayuda aunque fuera un poco.

por **Dimitri Lumière** Mar Ago 31, 2010 3:02 pm

La respuesta de la chica no fue lo que me esperaba, pero al menos podía servirme de ayuda en un futuro.
-De acuerdo, mademoiselle Moore. Gracias de nuevo.
Pese a haberme decepcionado por completo, no perdería ni un sólo ápice de mi elegancia.
-Que tengáis un buen día -dije a modo de despedida.
Me alejé de ella, dejando atrás la calle y suponiendo que ella estaba completamente aliviada ahora, que me estaba apartando de su vida y había comprobado que no le había hecho daño. Realmente debía estarme agradecida, puesto que ella no me había servido para nada y podía haber sido mi cena perfectamente. Sin embargo, había tenido suerte y yo ya estaba saciado por aquella noche. Y además, no me gustaba aquel barrio. Casi me incordiaba; estaba deseando salir de allí.

Me ajusté la corbata y procedí a caminar por los últimos callejones de lo que había sido el mercado ambulante de gitanos y miembros cochambrosos de baja clase, para internarme de nuevo en el París antiguo, caro y suculento que yo conocía. El que yo admiraba.

Sin embargo, seguía con mi problema. Y ese era un pensamiento difícil de arrancar de mi cabeza.

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