The Darkness Is Now My Light [Privado Arlett, Posible + 18]

por **Reika Roux** Jue Ene 17, 2013 3:19 pm

La elegante seda negra parecía haber nacido para ser vestida por mí. El largo, el ancho, el grosor, los detalles, el escote...todo le era perfecto a mi reflejo en el espejo en el que pensaba que ya no iba a volver a verme por lo que rezaban las leyendas sobre los seres de los que yo formaba parte ahora, pero la realidad era otra; una que agradecía al igual que ese encuentro con aquella dama de cabellos rojizos en el lago. La luna iluminaba tenuemente la habitación por medio de una de las ventanas enormes que había allí, lo que daba un extraño aire de “redención” – algo totalmente irónico, casi blasfémico- a la situación. Los zapatos de tacón que iban a juego me quedaban perfectos, y eso ya era motivo para preguntarse el cómo de tanta precisión y calidad en tan poco tiempo. Era como si hubieran hecho las prendas hasta antes de mi llegada, anticipándose a ello.

Desde que mis ojos –ahora negros- se abrieron, me sentí diferente en gran cantidad de sentidos. De inmediato me llevé una mano a mi pecho desnudo, y me sobrecogí al notar que no existía pálpito alguno en mi interior. Mi cuerpo en efecto estaba muerto, pero en cierta forma podía sentirlo también “lleno de vida”. Respiré fuertemente como queriendo confirmar esa reflexión que parecía más bien metafórica y me senté en la cama con los pies tocando el piso, dándome cuenta a los segundos después de la presencia de los ropajes que ahora modelaba como una segunda piel frente al enorme vidrio con marco de finísimo roble que estaba a un par de metros de la cama. Tenía el presentimiento de que algo iba a suceder, y fue cuando recordé sus palabras antes de perder mis características como ser viviente lo que hizo que ese presentimiento se acrecentase. Me mordí el labio inferior sólo por imaginarla tomar mi cuerpo una y otra vez y cerré los ojos dejando escapar un suspiro de excitación pura, abrazándome a mí misma tratando de controlarme, pero el control no era parte de mis habilidades de momento. Un nuevo suspiro de perversión pura y el sonido de la puerta me sobresaltó un tanto a pesar de “presentir” que algo se acercaba a mí, volteándome dejando las manos atrás como si fuera culpable por lo que estaba sintiendo. Tragué saliva, y allí la vi de nuevo: a la perfección hecha mujer.