AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
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A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
La noche no estaba siendo como había esperado, ni había empezado tampoco de la forma que tenía en mente y mucho menos se me había pasado por la cabeza que acabáramos por ir de visita a ver al hermano de Assur quien seguramente estaría con su nueva prometida, humana sí, pero también era cazadora según lo que me había contado el vampiro. La última vez que había visto a Joe fue en restaurante del hotel cuando le dijo que había ido a ver al consejo, y luego se armó la que se armó en la habitación del hotel cuando nos quedamos a solas, y desde entonces no le había vuelto a ver más aunque sabía que se veía con Assur y quizás incluso al vampiro eso le viniera hasta bien.
No tenía ni idea de cómo iba a resultar la noche e iba a acabar esta con la visita a su hermano y su futura esposa, me chocaba que Joe hubiera escogido a una cazadora para casarse con ella y lo vi de lo más ilógico a la par que tremendamente estúpido, casarte con alguien a quien no querías y que encima podía matarte perfectamente. Quizás Joe buscaba poner algo de emociones fuertes de nuevo a su vida tras lo que había pasada, esa chispa que le hiciera de nuevo sentirse vivo… y nada mejor estar casado con alguien a quien sabes que puede matarte en cualquier momento.
No me había quedado tranquila del todo con respecto a Assur tras lo que había pasado y, la verdad, es que tampoco me apetecía preguntar en esos momentos al respecto. Aunque no hubiera quedado todo lo bien que yo quería al menos sabía que estábamos bien, no al punto que personalmente quería, pero habíamos superado esa noche donde un acontecimiento tras otro nos habían puesto obstáculos por el camino, poniéndonos a prueba, forzándonos. Lancé un leve suspiro cuando dejó un beso en mi mejilla y dejé que se acercara al armario para que se cambiara de ropa, y yo me dirigí hacia mi habitación para hacer lo propio puesto que toda mi ropa la tenía en la otra habitación.
La herida que me había hecho ya estaba curada por completo y no había ni rastro de la rojez ni de las ampollas que habían salido en mi piel, curada por completo y con las energías renovadas al beber de la sangre de la esclava. Abrí el armario y sin fijarme demasiado cogí uno de los vestidos que tenía más a mano quitándome lo que llevaba puesto y que era como un camisón. Era una falda negra que caía con algo de vuelo, con algo de pliegues a cada lado del vestido que bajaban desde la cadera y llegaban hasta el final de la falda. Encima un corsé en azul y negro, un azul que no era ni claro del todo pero tampoco oscuro y que contrastaba con mi blanca tez. Una vez lista tras abrochar los lazos del mismo y me dirigí a la habitación principal para ver al vampiro con un traje puesto, siempre vestido de forma elegante, en tonos azules también con la chaqueta color marino y la camisa azul clara y sonreí acercándome hacia donde estaba.
-¿Ahora me copias en el color de la ropa? –Pregunté riéndome entre dientes acortando la distancia con él, lo miré de arriba abajo y sonreí siempre tan elegante, tan bien que le quedaban los trajes al vampiro- ¿Te he dicho alguna vez, lo mucho que me gusta verte con traje? –Elevé mis manos para arreglar la corbata poniendo el nudo en el centro mordiéndome el labio para luego bajar el cuello de su camisa dejándolo arreglado perfectamente- Estás muy guapo -alcé mis ojos para mirarlo de forma fija hasta que finalmente acorté la distancia con su rostro y busqué sus labios para besarlo de forma lenta, apoyando una mano en su pecho y la otra llevándola a su nuca acariciando el lugar con mis dedos. Terminé por morder de forma suave su labio inferior y ladeé el rostro cuando me preguntó por el regalo ya que el jarrón… bueno, quedaba descartado- ¿El regalo? –Lo pensé un segundo y lo miré sonriendo- si ella es una cazadora seguro que aprecia unas buenas dagas, ¿tu hermano en cambio? Unos grilletes lo vería bien para lo que le espera –porque solo a él se le ocurría casarse con una cazadora sin haber amor de por medio y negué con la cabeza- Deja el regalo para más tarde, hasta el día de la boda hay tiempo para pensar qué podemos regalarle -mis dedos acariciaron la piel de su nuca y de su cuello- ¿Vamos? Tengo realmente curiosidad por saber quién es la prometida de tu hermano y como se llevan esos dos –conociendo la condición de cada uno, no muy bien seguramente. Dejé un beso en sus labios y me giré para comenzar a bajar por las escaleras hasta llegar a la entrada donde esperé a que mi demonio bajara, cogiéramos un carruaje para ir hacia donde estaba su hermano que no sabía exactamente dónde se alojaba el vampiro, y conocer a su prometida para ver cómo era y qué tipo de relación tenían. Si yo fuera la humana y me habrían prometido a un vampiro… ya habría intentado matarlo.
No tenía ni idea de cómo iba a resultar la noche e iba a acabar esta con la visita a su hermano y su futura esposa, me chocaba que Joe hubiera escogido a una cazadora para casarse con ella y lo vi de lo más ilógico a la par que tremendamente estúpido, casarte con alguien a quien no querías y que encima podía matarte perfectamente. Quizás Joe buscaba poner algo de emociones fuertes de nuevo a su vida tras lo que había pasada, esa chispa que le hiciera de nuevo sentirse vivo… y nada mejor estar casado con alguien a quien sabes que puede matarte en cualquier momento.
No me había quedado tranquila del todo con respecto a Assur tras lo que había pasado y, la verdad, es que tampoco me apetecía preguntar en esos momentos al respecto. Aunque no hubiera quedado todo lo bien que yo quería al menos sabía que estábamos bien, no al punto que personalmente quería, pero habíamos superado esa noche donde un acontecimiento tras otro nos habían puesto obstáculos por el camino, poniéndonos a prueba, forzándonos. Lancé un leve suspiro cuando dejó un beso en mi mejilla y dejé que se acercara al armario para que se cambiara de ropa, y yo me dirigí hacia mi habitación para hacer lo propio puesto que toda mi ropa la tenía en la otra habitación.
La herida que me había hecho ya estaba curada por completo y no había ni rastro de la rojez ni de las ampollas que habían salido en mi piel, curada por completo y con las energías renovadas al beber de la sangre de la esclava. Abrí el armario y sin fijarme demasiado cogí uno de los vestidos que tenía más a mano quitándome lo que llevaba puesto y que era como un camisón. Era una falda negra que caía con algo de vuelo, con algo de pliegues a cada lado del vestido que bajaban desde la cadera y llegaban hasta el final de la falda. Encima un corsé en azul y negro, un azul que no era ni claro del todo pero tampoco oscuro y que contrastaba con mi blanca tez. Una vez lista tras abrochar los lazos del mismo y me dirigí a la habitación principal para ver al vampiro con un traje puesto, siempre vestido de forma elegante, en tonos azules también con la chaqueta color marino y la camisa azul clara y sonreí acercándome hacia donde estaba.
-¿Ahora me copias en el color de la ropa? –Pregunté riéndome entre dientes acortando la distancia con él, lo miré de arriba abajo y sonreí siempre tan elegante, tan bien que le quedaban los trajes al vampiro- ¿Te he dicho alguna vez, lo mucho que me gusta verte con traje? –Elevé mis manos para arreglar la corbata poniendo el nudo en el centro mordiéndome el labio para luego bajar el cuello de su camisa dejándolo arreglado perfectamente- Estás muy guapo -alcé mis ojos para mirarlo de forma fija hasta que finalmente acorté la distancia con su rostro y busqué sus labios para besarlo de forma lenta, apoyando una mano en su pecho y la otra llevándola a su nuca acariciando el lugar con mis dedos. Terminé por morder de forma suave su labio inferior y ladeé el rostro cuando me preguntó por el regalo ya que el jarrón… bueno, quedaba descartado- ¿El regalo? –Lo pensé un segundo y lo miré sonriendo- si ella es una cazadora seguro que aprecia unas buenas dagas, ¿tu hermano en cambio? Unos grilletes lo vería bien para lo que le espera –porque solo a él se le ocurría casarse con una cazadora sin haber amor de por medio y negué con la cabeza- Deja el regalo para más tarde, hasta el día de la boda hay tiempo para pensar qué podemos regalarle -mis dedos acariciaron la piel de su nuca y de su cuello- ¿Vamos? Tengo realmente curiosidad por saber quién es la prometida de tu hermano y como se llevan esos dos –conociendo la condición de cada uno, no muy bien seguramente. Dejé un beso en sus labios y me giré para comenzar a bajar por las escaleras hasta llegar a la entrada donde esperé a que mi demonio bajara, cogiéramos un carruaje para ir hacia donde estaba su hermano que no sabía exactamente dónde se alojaba el vampiro, y conocer a su prometida para ver cómo era y qué tipo de relación tenían. Si yo fuera la humana y me habrían prometido a un vampiro… ya habría intentado matarlo.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 374
Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Mi perdición regresó a mi habitación tras como yo prepararse para la ocasión, no todos los días uno conocía a la prometida de un hermano y menos siendo una cazadora, enemiga aferrema de nuestra raza.
Sabia bien lo que Joe buscaba en esa unión, lo conocía, y puede que el resto pensara que era por poner emoción a su vida, sentir algo que tras haber estado siglos preso no sentía.
Todos se equivocaban, para que su cuerpo se llenara de adrenalina necesitaba bastante menos, algo tan sencillo como buscar una manada de lobos en luna llena o a la misma inquisición para reírte frente a sus ojos colgando a uno de sus obispos por los huevos en la catedral de Notre Dame seria mas que suficiente para sentirse vivo.
El buscaba otra cosa, tras haber amado a esa humana y haberla perdido, tras haber sentido en su propia piel lo que el amor puede hacer, devastare, destrozarte..iba a caballo ganador, nunca una cazadora podría amarlo y por ende, él nunca cometería el error de sentirse desgarrado al perderla.
Era un cobarde, uno idéntico a mi, abanderó frente a mis ojos con palabras falsas la sensación de estar vivo, de amar y ser amado, todo falacias pues ahora se ponía frente a si un muro, uno que bien sabia jamas seria derribado.
Se casaba con ella y eso tenia dos puntos positivos, el primero el apellido que le devolvía a la alta sociedad, el segundo, que ninguna mujer en su sano juicio osaría acercarse a un hombre casado, no, si no quería ser vista como la furcia de la ciudad.
Solo las putas y las mujerzuelas le abrirían las piernas, lo que se convertiría en diversiones pasajeras.
Había cerrado la puerta al amor con elegancia y lo había hecho como el mayor estratega de los dos.
Ladeé la sonrisa al escuchar como acariciando mi rostro me decía que estaba guapo, alaba mi traje y sonreía con dulzura.. Sus dedos recolocaban la corbata y sus ojos centelleaban contra los míos como los de una mujer ilusionada.
Acaricié su cintura para atraerla hacia mi, un beso lento que se fraguo con tiempo, sin desear separarnos ni por un momento.
Quizás debería decirle lo que callaba, que los celos me mataban, que saber que bailo con otro, que lo acompañó ...me molestaba.
Mas aun lo haría si me enteraba que hubo complicidad entre ellos y me enteraría, porque yo tenia ojos por toda la ciudad y seria cuestión de tiempo que alguien me viniera a contar.
Ladeé la sonrisa cuando nuestros labios se separaron, ella decía que teníamos tiempo para elegir un buen regalo, rei cuando dijo que a Joe podíamos regalarle unas cadenas.
-Y a mi otras -bromeé volviendo a rodearla con mi brazo para besarla despacio -Hoy aun no me has satisfecho en el lecho –susurré contra su boca.
Me relamí al alejarme, la verdad es que necesitaba...algo que no sabia explicar y mucho menos pedir.
Creo que ella notaba mi desazón, como si esa noche no hubiera sido buena para ninguno de los dos.
Así abandonamos nuestra mansión para ir directos a la de Joe, antes había sido avisado por uno de mis criados de que acudiríamos a dar la enhorabuena a la feliz pareja y así pasar una velada con mi hermano y su prometida.
Mi hermano era un gran anfitrión, así que seguro nos prepararía un buen whisky añejo para entrar en calor.
Subimos al carruaje que ya estaba preparado y en el interior conversamos sobre como seria la mujer que había “cautivado” a mi hermano, así como la extraña relación que posiblemente tuvieran que soportar esos dos.
Ambos reíamos, nos mirábamos fijamente, pero no la busqué en ningún momento quizás porque deseaba que fuera ella la que lo hiciera.
-Estas preciosa -sentencié antes de desmontar del carro extendiéndole el brazo para perdernos por el inmenso jardín de flores blancas y olor a jazmín.
A los pies de la escalera estaba Joe con una radiante sonrisa, con traje pero sin corbata, un aspecto menos pulcro, mas desaliñado y de su brazo pendía su radiante prometida.
Creo que si la hubieran llevado a la horca hubiera lucido una sonrisa mas sincera que la que sus labios no se esforzaban en fingir frente a nuestra presencia.
Tomé su mano llevándola a mis labios mientras Joe y Sun se saludaban.
-Encantado madam
Sabia bien lo que Joe buscaba en esa unión, lo conocía, y puede que el resto pensara que era por poner emoción a su vida, sentir algo que tras haber estado siglos preso no sentía.
Todos se equivocaban, para que su cuerpo se llenara de adrenalina necesitaba bastante menos, algo tan sencillo como buscar una manada de lobos en luna llena o a la misma inquisición para reírte frente a sus ojos colgando a uno de sus obispos por los huevos en la catedral de Notre Dame seria mas que suficiente para sentirse vivo.
El buscaba otra cosa, tras haber amado a esa humana y haberla perdido, tras haber sentido en su propia piel lo que el amor puede hacer, devastare, destrozarte..iba a caballo ganador, nunca una cazadora podría amarlo y por ende, él nunca cometería el error de sentirse desgarrado al perderla.
Era un cobarde, uno idéntico a mi, abanderó frente a mis ojos con palabras falsas la sensación de estar vivo, de amar y ser amado, todo falacias pues ahora se ponía frente a si un muro, uno que bien sabia jamas seria derribado.
Se casaba con ella y eso tenia dos puntos positivos, el primero el apellido que le devolvía a la alta sociedad, el segundo, que ninguna mujer en su sano juicio osaría acercarse a un hombre casado, no, si no quería ser vista como la furcia de la ciudad.
Solo las putas y las mujerzuelas le abrirían las piernas, lo que se convertiría en diversiones pasajeras.
Había cerrado la puerta al amor con elegancia y lo había hecho como el mayor estratega de los dos.
Ladeé la sonrisa al escuchar como acariciando mi rostro me decía que estaba guapo, alaba mi traje y sonreía con dulzura.. Sus dedos recolocaban la corbata y sus ojos centelleaban contra los míos como los de una mujer ilusionada.
Acaricié su cintura para atraerla hacia mi, un beso lento que se fraguo con tiempo, sin desear separarnos ni por un momento.
Quizás debería decirle lo que callaba, que los celos me mataban, que saber que bailo con otro, que lo acompañó ...me molestaba.
Mas aun lo haría si me enteraba que hubo complicidad entre ellos y me enteraría, porque yo tenia ojos por toda la ciudad y seria cuestión de tiempo que alguien me viniera a contar.
Ladeé la sonrisa cuando nuestros labios se separaron, ella decía que teníamos tiempo para elegir un buen regalo, rei cuando dijo que a Joe podíamos regalarle unas cadenas.
-Y a mi otras -bromeé volviendo a rodearla con mi brazo para besarla despacio -Hoy aun no me has satisfecho en el lecho –susurré contra su boca.
Me relamí al alejarme, la verdad es que necesitaba...algo que no sabia explicar y mucho menos pedir.
Creo que ella notaba mi desazón, como si esa noche no hubiera sido buena para ninguno de los dos.
Así abandonamos nuestra mansión para ir directos a la de Joe, antes había sido avisado por uno de mis criados de que acudiríamos a dar la enhorabuena a la feliz pareja y así pasar una velada con mi hermano y su prometida.
Mi hermano era un gran anfitrión, así que seguro nos prepararía un buen whisky añejo para entrar en calor.
Subimos al carruaje que ya estaba preparado y en el interior conversamos sobre como seria la mujer que había “cautivado” a mi hermano, así como la extraña relación que posiblemente tuvieran que soportar esos dos.
Ambos reíamos, nos mirábamos fijamente, pero no la busqué en ningún momento quizás porque deseaba que fuera ella la que lo hiciera.
-Estas preciosa -sentencié antes de desmontar del carro extendiéndole el brazo para perdernos por el inmenso jardín de flores blancas y olor a jazmín.
A los pies de la escalera estaba Joe con una radiante sonrisa, con traje pero sin corbata, un aspecto menos pulcro, mas desaliñado y de su brazo pendía su radiante prometida.
Creo que si la hubieran llevado a la horca hubiera lucido una sonrisa mas sincera que la que sus labios no se esforzaban en fingir frente a nuestra presencia.
Tomé su mano llevándola a mis labios mientras Joe y Sun se saludaban.
-Encantado madam
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Los días parecían pasar lentamente desde el día en que había hecho caso a mi padre y le había acompañado a aquel fatídico baile, donde aquel vampiro me había elegido como su futura esposa de entre toda aquella multitud de jóvenes que estaban más que dispuestas y ofrecidas a casarse con él. De todas las que hubo en la fiesta tuvo que elegir, precisamente, a la única que no había querido casarse con él y la que menos interés puso en la fiesta. No solo en la fiesta, sino con aquel vampiro que al parecer le había gustado desde el principio el desafío que le presentaba entre las demás mujeres fáciles, que se habían entregado a él sin presentar batalla como lo había hecho yo… y si algo tenía claro, es que al vampiro le gustaban los retos. Y yo estaba siendo el mayor desafío y reto de los que jamás se había enfrentado, como le había dicho tenía la intención de convertirme en la Lilith de su Infierno, para llevarlo de vuelta al mismo y que se sintiera como en casa y… no podía negar que lo estaba consiguiendo.
Porque desde la misma noche en que me había elegido y me había tocado irme a su mansión todo habían sido retos, desafíos y miradas de odio y de rencor en la intimidad, frente a la pareja de enamorados que debíamos de representar y fingir frente a los demás para que no supieran lo que en realidad pasaba. Pero no podía evitarlo, enemigos acérrimos desde tiempos inmemoriales. Yo lo único que quería era matarlo, clavar la estaca en su corazón y ver como su existencia se extinguía poniéndole fin… pero debía de buscar el momento adecuado para hacerlo y que no sospecharan de la que era su prometida. Sin embargo nos encontrábamos conque nos odiábamos igual que nos deseábamos, y quizás era ese juego tan peligroso el que hacía que todavía no le matara hasta que tuviera la ocasión perfecta.
Como siempre mi amado prometido venía a buscarme por la noche ya que por el día el sol lo obligaba a encerrarse si no quería acabar convertido en cenizas, lo que a mí me dejaba un tiempo precioso para hacer lo que me diera la gana así como buscar la forma de parar aquel enlace, pues mis padres no podían estar más contentos e ilusionados con la sola idea. Aprovechaba para ver cómo iba Matthew desde que el vampiro había ido la primera noche que me escapé de su mansión, todavía seguía teniendo algunas heridas pero nada que revistiera gravedad. Me había podido escapar alguna que otra noche en la que el vampiro no había ido a buscarme y me había ido a cazar, a realizar mi papel de cazadora que estando con él no podía hacer… donde me desquitaba de las noches que pasaba a su lado.
Pero esa noche cuando pensaba que mi suerte iba a mi favor al hacerme ver que Joe esa noche tampoco iba a venir a por mí, y en las que no me importaba en absoluto que no viniera porque disfrutaba mucho más cuando lo hacía, fue que lo vi entrar desde el ventanal de mi habitación cuando me preparaba para salir de caza, montado sobre su corcel negro como la misma noche. Gruñí sabiendo que venía a buscarme sin saber qué me depararía aquella noche con el vampiro, cada cual más dispar, pero recordando sobre todo la segunda noche donde me llevó a ese hotel y por segunda vez consecutiva me proclamé digna ganadora, y donde más le demostré lo Lilith que podía ser con él. La idea de que su hermano iba a hacernos una visita junto con la vampira con la que estaba no me produjo felicidad ni alegría alguna, ahora no solo tenía que tratar con un vampiro, sino con tres que sin duda alguna querría matar a toda costa.
El vampiro había pedido que me pusiera un vestido elegante para la ocasión y Mira eligió uno por mí que tuve que ponerme, de color coral que combinaba con mi tez, fue ella quien hizo un pequeño recogido en el pelo y ya lista bajé al encuentro de Joe, quien iba con traje y me esperaba conversando con mis padres para llevarme a su mansión, a lomos de aquel corcel negro. Al llegar fue cuando me dio la noticia de quién nos iba a visitar y no me molesté en fingir que no me hacía nada de ilusión, me miró de forma fija como si me diera a entender que debíamos de fingir frente a su hermano también y rodé los ojos bufando por sus palabras.
-A una Lilith no se le puede exigir algo que no quiere ni desea, Joe –comenté justo antes de tomar su brazo esperando a su hermano y a la vampira que iba con ella fingiendo una sonrisa para nada de felicidad mientras la pareja se acercaba. Me di cuenta de que a pesar de que había dicho que eran hermanos no se parecían mucho el uno al otro, aunque sí tenían el mismo color de ojos, al parecer ir siempre con trajes era algo típico de ellos pues su hermano también lo hacía. Mi vista fue entonces hacia la vampira que iba de su brazo, piel pálida, pelo oscuro como la noche, labios rojos cual carmín y mirada oscura que contrastaba con su tez. En ambos se notaba esa belleza extrema propia de los inmortales, y fingí una sonrisa que para nada era lo que sentía por dentro. Los dos formaban una pareja un tan explosiva, bellos, etéreos y extremadamente peligrosos y letales. La vampira se acercó a saludar a Joe, que al parecer ya se conocían, y su hermano entonces se quedó frente a mí, ambos nos examinamos como si supiéramos lo que éramos cada uno, tomó mi mano y depositó un beso de forma educada cual caballero- Diría que yo también estoy encantada, pero sería mentir grosera y descaradamente –sonreí de lado de forma fría, tan fría como sentía su mano coger la mía- y mis padres me enseñaron a ser educada y a no mentir –sonreí de forma falsa, poniendo esa máscara que siempre ponía sintiendo la mirada de Joe sobre la mía, pasando ahora a saludar a su hermano y la vampira se acercó para saludarme- Y tú supongo que serías algo así como… ¿mi cuñada? –Ladeé un poco la cabeza presentándonos formalmente, sonreí sin poder evitarlo cuando me dijo su nombre- ¿De verdad te llamas Sunshine? –Reí levemente, observando a la vampira que tenía frente a mí con esa belleza extrema- Irónico para ser vampira –reí levemente por ello, aunque a ella no parecía molestarle sino que más bien debía de estar acostumbrada.
Porque desde la misma noche en que me había elegido y me había tocado irme a su mansión todo habían sido retos, desafíos y miradas de odio y de rencor en la intimidad, frente a la pareja de enamorados que debíamos de representar y fingir frente a los demás para que no supieran lo que en realidad pasaba. Pero no podía evitarlo, enemigos acérrimos desde tiempos inmemoriales. Yo lo único que quería era matarlo, clavar la estaca en su corazón y ver como su existencia se extinguía poniéndole fin… pero debía de buscar el momento adecuado para hacerlo y que no sospecharan de la que era su prometida. Sin embargo nos encontrábamos conque nos odiábamos igual que nos deseábamos, y quizás era ese juego tan peligroso el que hacía que todavía no le matara hasta que tuviera la ocasión perfecta.
Como siempre mi amado prometido venía a buscarme por la noche ya que por el día el sol lo obligaba a encerrarse si no quería acabar convertido en cenizas, lo que a mí me dejaba un tiempo precioso para hacer lo que me diera la gana así como buscar la forma de parar aquel enlace, pues mis padres no podían estar más contentos e ilusionados con la sola idea. Aprovechaba para ver cómo iba Matthew desde que el vampiro había ido la primera noche que me escapé de su mansión, todavía seguía teniendo algunas heridas pero nada que revistiera gravedad. Me había podido escapar alguna que otra noche en la que el vampiro no había ido a buscarme y me había ido a cazar, a realizar mi papel de cazadora que estando con él no podía hacer… donde me desquitaba de las noches que pasaba a su lado.
Pero esa noche cuando pensaba que mi suerte iba a mi favor al hacerme ver que Joe esa noche tampoco iba a venir a por mí, y en las que no me importaba en absoluto que no viniera porque disfrutaba mucho más cuando lo hacía, fue que lo vi entrar desde el ventanal de mi habitación cuando me preparaba para salir de caza, montado sobre su corcel negro como la misma noche. Gruñí sabiendo que venía a buscarme sin saber qué me depararía aquella noche con el vampiro, cada cual más dispar, pero recordando sobre todo la segunda noche donde me llevó a ese hotel y por segunda vez consecutiva me proclamé digna ganadora, y donde más le demostré lo Lilith que podía ser con él. La idea de que su hermano iba a hacernos una visita junto con la vampira con la que estaba no me produjo felicidad ni alegría alguna, ahora no solo tenía que tratar con un vampiro, sino con tres que sin duda alguna querría matar a toda costa.
El vampiro había pedido que me pusiera un vestido elegante para la ocasión y Mira eligió uno por mí que tuve que ponerme, de color coral que combinaba con mi tez, fue ella quien hizo un pequeño recogido en el pelo y ya lista bajé al encuentro de Joe, quien iba con traje y me esperaba conversando con mis padres para llevarme a su mansión, a lomos de aquel corcel negro. Al llegar fue cuando me dio la noticia de quién nos iba a visitar y no me molesté en fingir que no me hacía nada de ilusión, me miró de forma fija como si me diera a entender que debíamos de fingir frente a su hermano también y rodé los ojos bufando por sus palabras.
-A una Lilith no se le puede exigir algo que no quiere ni desea, Joe –comenté justo antes de tomar su brazo esperando a su hermano y a la vampira que iba con ella fingiendo una sonrisa para nada de felicidad mientras la pareja se acercaba. Me di cuenta de que a pesar de que había dicho que eran hermanos no se parecían mucho el uno al otro, aunque sí tenían el mismo color de ojos, al parecer ir siempre con trajes era algo típico de ellos pues su hermano también lo hacía. Mi vista fue entonces hacia la vampira que iba de su brazo, piel pálida, pelo oscuro como la noche, labios rojos cual carmín y mirada oscura que contrastaba con su tez. En ambos se notaba esa belleza extrema propia de los inmortales, y fingí una sonrisa que para nada era lo que sentía por dentro. Los dos formaban una pareja un tan explosiva, bellos, etéreos y extremadamente peligrosos y letales. La vampira se acercó a saludar a Joe, que al parecer ya se conocían, y su hermano entonces se quedó frente a mí, ambos nos examinamos como si supiéramos lo que éramos cada uno, tomó mi mano y depositó un beso de forma educada cual caballero- Diría que yo también estoy encantada, pero sería mentir grosera y descaradamente –sonreí de lado de forma fría, tan fría como sentía su mano coger la mía- y mis padres me enseñaron a ser educada y a no mentir –sonreí de forma falsa, poniendo esa máscara que siempre ponía sintiendo la mirada de Joe sobre la mía, pasando ahora a saludar a su hermano y la vampira se acercó para saludarme- Y tú supongo que serías algo así como… ¿mi cuñada? –Ladeé un poco la cabeza presentándonos formalmente, sonreí sin poder evitarlo cuando me dijo su nombre- ¿De verdad te llamas Sunshine? –Reí levemente, observando a la vampira que tenía frente a mí con esa belleza extrema- Irónico para ser vampira –reí levemente por ello, aunque a ella no parecía molestarle sino que más bien debía de estar acostumbrada.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Desde el día que decidí elegir a Lilith como esposa y no a Eva habían sucedido muchas cosas, admito que me gustaba ese juego del gato y el ratón, uno en el que ella mostraba su mejor versión de si misma, me odiaba y a decir verdad, no me importaba.
No buscaba amor en este matrimonio, solo dolor, que me dejara claro cada noche que en el infierno nos consumíamos.
Quizás yo tenia también fantasmas que acallar, quizás elegir a alguien que nunca se preocuparía por mi ,es mas, de poder hacerlo seria la primera en clavar una estaca en mi corazón inerte me ayudaba a no crear falsas expectativas sobre el amor y otras tonterías.
Una vez amé y fue mi perdición, no era un humano, no tropezaría dos veces con la misma piedra ni cometería de nuevo le mismo error.
Solía acudir cada noche a por Dan, la llamaba así porque sabia que era algo que odiaba y en ello ponía todo mi esfuerzo, en que sus sentimientos por mi se recrudecieran con el tiempo, pero había noches que como todo hombre necesitaba migajas de algo distinto, de una mujer que me dejara claro que gozaba al sentirme entre sus piernas y aunque no quería afecto, si necesitaba esa mirada que la viuda de seda me regalaba, esa en la que me hacia sentir un dios, importante para ella de algún modo.
Sabia de sobra que Dan por el día acudía a ver a ese del que estaba enamorada, admito que no me molestaba en demasía, no porque yo tampoco albergaba sentimientos por ella, al menos no los típicamente puros de una feliz pareja enamorada, así que podía soportar las empalagosas escenas que mi mente imaginaba de ambos dos deleitándose de caricias, palabras dulces y besos placidos, eso que yo nunca tendría de Dan, conmigo era algo distinto, algo irracional, pasional, tempestuoso y tormentoso. A mi solo me dedicaba palabras vacías, de odio e infelicidad.
Quizás en ese pensamiento encerraba algo de dolor, peor no iba a reconocerlo, ni siquiera a mi mismo.
Cuando atravesé el portón de su cesaron y llegué al jardín sobre mi espectro note desde la ventana la cara de fastidio de mi preciosa prometida, la disfruté y esperé paciente que bajara a recibir a su apuesto marido.
Como siempre y ante la gente eramos la pareja perfecta, no podíamos destilar mas amor, pero la verdad la conocíamos los dos, eramos dos actores que sin duda hubiéramos podido pertenecer al teatro en vivo mas afamado del mundo.
Sobre mi montura, camino a mi mansión le comenté que mi hermano y su “amiga intima” no sabia bien como calificar esa relación, solo que mi hermano iba a sufrir por primera vez lo que en toda su existencia no había hecho.
Mi hermano era un obseso del control, no podía soportal todo aquello que se le escapara de las manos y algo me decía a mi, que el sol no se puede atrapar sin quemarte las manos.
Yo por ende, no era un obseso del control, pero si un hombre celoso, cuando amaba lo hacia con intensidad y había cosas que no podía soportar.
Así los dos, tras prepararnos bajamos a recibir a los invitados.
Mi hermano desplegó sus encantos frente a una cazadora que como a mi le hubiera insertado una estaca por le culo y de echo no se controló haciéndoselo saber de inmediato.
Ladeé la sonrisa depositando un beso en la mejilla de Sun.
-¿problemas en el paraíso? -le pregunté nada mas ver el rostro de mi hermano
Pronto intercambiamos las parejas, ahora mi hermano me felicitaba por la preciosa presa que había capturado para mi zoo de los horrores, el siempre tan sarcástico y como de costumbre, mas fríos de lo que se espera entre dos hermanos nos tendimos la mano estrechándola con firmeza.
Les pedí que nos siguieran al interior, frente a la chimenea, los sofás y una mesa baja donde una de mis doncellas sirvió el mejor de los coñac.
-Pedir todo cuanto deseéis... -les dije esperando que se sintieran como en casa -como veis mi preciosa prometida ya os trata como si fuerais de la familia -dije en un tono mordaz -no sabéis las cosas que a mi me dice en la intimidad.
Ladeé la sonrisa con picardia, sabiendo de sobra que mis palabras encerraban un doble sentido que Dan pronto aclararía.
No buscaba amor en este matrimonio, solo dolor, que me dejara claro cada noche que en el infierno nos consumíamos.
Quizás yo tenia también fantasmas que acallar, quizás elegir a alguien que nunca se preocuparía por mi ,es mas, de poder hacerlo seria la primera en clavar una estaca en mi corazón inerte me ayudaba a no crear falsas expectativas sobre el amor y otras tonterías.
Una vez amé y fue mi perdición, no era un humano, no tropezaría dos veces con la misma piedra ni cometería de nuevo le mismo error.
Solía acudir cada noche a por Dan, la llamaba así porque sabia que era algo que odiaba y en ello ponía todo mi esfuerzo, en que sus sentimientos por mi se recrudecieran con el tiempo, pero había noches que como todo hombre necesitaba migajas de algo distinto, de una mujer que me dejara claro que gozaba al sentirme entre sus piernas y aunque no quería afecto, si necesitaba esa mirada que la viuda de seda me regalaba, esa en la que me hacia sentir un dios, importante para ella de algún modo.
Sabia de sobra que Dan por el día acudía a ver a ese del que estaba enamorada, admito que no me molestaba en demasía, no porque yo tampoco albergaba sentimientos por ella, al menos no los típicamente puros de una feliz pareja enamorada, así que podía soportar las empalagosas escenas que mi mente imaginaba de ambos dos deleitándose de caricias, palabras dulces y besos placidos, eso que yo nunca tendría de Dan, conmigo era algo distinto, algo irracional, pasional, tempestuoso y tormentoso. A mi solo me dedicaba palabras vacías, de odio e infelicidad.
Quizás en ese pensamiento encerraba algo de dolor, peor no iba a reconocerlo, ni siquiera a mi mismo.
Cuando atravesé el portón de su cesaron y llegué al jardín sobre mi espectro note desde la ventana la cara de fastidio de mi preciosa prometida, la disfruté y esperé paciente que bajara a recibir a su apuesto marido.
Como siempre y ante la gente eramos la pareja perfecta, no podíamos destilar mas amor, pero la verdad la conocíamos los dos, eramos dos actores que sin duda hubiéramos podido pertenecer al teatro en vivo mas afamado del mundo.
Sobre mi montura, camino a mi mansión le comenté que mi hermano y su “amiga intima” no sabia bien como calificar esa relación, solo que mi hermano iba a sufrir por primera vez lo que en toda su existencia no había hecho.
Mi hermano era un obseso del control, no podía soportal todo aquello que se le escapara de las manos y algo me decía a mi, que el sol no se puede atrapar sin quemarte las manos.
Yo por ende, no era un obseso del control, pero si un hombre celoso, cuando amaba lo hacia con intensidad y había cosas que no podía soportar.
Así los dos, tras prepararnos bajamos a recibir a los invitados.
Mi hermano desplegó sus encantos frente a una cazadora que como a mi le hubiera insertado una estaca por le culo y de echo no se controló haciéndoselo saber de inmediato.
Ladeé la sonrisa depositando un beso en la mejilla de Sun.
-¿problemas en el paraíso? -le pregunté nada mas ver el rostro de mi hermano
Pronto intercambiamos las parejas, ahora mi hermano me felicitaba por la preciosa presa que había capturado para mi zoo de los horrores, el siempre tan sarcástico y como de costumbre, mas fríos de lo que se espera entre dos hermanos nos tendimos la mano estrechándola con firmeza.
Les pedí que nos siguieran al interior, frente a la chimenea, los sofás y una mesa baja donde una de mis doncellas sirvió el mejor de los coñac.
-Pedir todo cuanto deseéis... -les dije esperando que se sintieran como en casa -como veis mi preciosa prometida ya os trata como si fuerais de la familia -dije en un tono mordaz -no sabéis las cosas que a mi me dice en la intimidad.
Ladeé la sonrisa con picardia, sabiendo de sobra que mis palabras encerraban un doble sentido que Dan pronto aclararía.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Observé con una sonrisa a mi demonio mientras terminaba de arreglarle la corbata que llevaba puesta, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo para ir conjuntados, y dejé mis manos sobre su pecho ahora ya arreglados para ir a ver a Joe y a su futura esposa la cual tenía curiosidad por saber cómo era, y sobre todo cómo se llevaban esos dos que eran enemigos naturales… quizás nos encontrábamos con alguna sorpresa e incluso la velada podía ser hasta divertida llegado el caso. Reí levemente cuando dijo que también podía regalarle a él otras cadenas y esposas, negando levemente con la cabeza por sus palabras acortando la distancia para buscar sus labios y fundirnos en un beso. Sabía lo que esas palabras significaban, de hecho, sabía que aún me tenía que “castigar” por lo que había hecho y aunque él no me lo dijera abierta y directamente… tenía la certeza de que era algo que el vampiro necesitaba hacer.
Lo miré de forma fija tras separarme y llevé una mano a su rostro acariciando con el pulgar su mejilla, con su brazo rodeando mi cintura todavía, dejé un beso corto en sus labios y me adelanté para bajar hacia la puerta esperando a que bajara para ir a ver a su hermano y su esposa. Cuando bajó ya había un carruaje esperándonos y según me dijo había mandado a alguien a avisar a Joe de que íbamos. Por el camino hablamos sobre cómo sería la relación de los dos, seguramente se llevarían a matar aunque tuvieran que fingir frente a los demás. Si yo fuera la cazadora estaría con ganas de matar al vampiro que había elegido convertirme en su esposa, buscaría el momento perfecto para hacerlo y llevarlo a cabo.
-Seguro que ella quiere y desea matar a tú hermano por elegirla, de ser ella, admito que yo también lo haría –lo miré con una sonrisa- no me mires así, es una cazadora está entrenada para eso… resulta que tiene a un vampiro delante y no puede matarlo, es más, tiene que demostrar seguro frente al resto que no pasa nada. Qué irónico para ellos… estoy segura de que puede ser divertida la noche –terminé riendo entre dientes dejando mi rostro contra su cuello, acariciándolo con mi nariz en lo que seguíamos en dirección a la mansión de Joe. Pese a que habíamos estado hablando bien en todo ese tiempo como si no pasara nada, me daba la sensación de que no era así por las formas del vampiro. No me había tocado, no se había acercado a mí como en otras ocasiones habría hecho. Mis labios recorrieron su yugular dejando una leve caricia en su piel y elevé mi rostro- Assur –lo llamé para que nuestras miradas coincidieran y dejé mi mano en su pecho- No me he olvidado de que aún te… debo algo –acerqué mis labios a los suyos- te prometo que después de ver a tu hermano y su prometida iremos a las mazmorras –lamí su labio inferior sin dejar de mirarlo- tengo una sorpresa para ti y creo que ya he demorado mucho en dártela –porque sabía que él lo necesitaba, yo nunca lo había probado pero una parte de mí sentía curiosidad y quería probarlo con el vampiro. Llegamos por fin a la mansión y él bajó primero ofreciéndome su mano, sonreí de lado por sus palabras e hice un pequeño mohín- ¿Ahora te das cuenta, querido demonio? Ya pensaba que no te habías fijado –comenté con una sonrisa y tomé su brazo para adentrarnos en el jardín hasta llegar a las escaleras donde estaban los dos, él con un traje sin corbata, y ella con un vestido precioso de color coral. Me fijé en su rostro, tez algo morena pero sin serlo de todo, pelo castaño que llevaba en un semi recogido, y sus ojos castaños fijos en nosotros dos. Tenía un rostro bello aunque sin duda alguna por la sonrisa que lucía no se alegraba de vernos.
Me acerqué hasta Joe mientras Assur saludaba a la cazadora y este dejó un beso en mi mejilla en lo que no pude evitar escuchar las palabras de la cazadora en respuesta a Assur, que me hizo sonreír de lado por el carácter que esta presentaba, dejé un beso en su mejilla como saludo y miré al vampiro con una sonrisa de lado, al parecer la joven tenía carácter y si a eso se le sumaba que era cazadora y estaba rodeada de tres vampiros… oh, seguro que era una noche de lo más interesante. Miré a Joe a los ojos tras su pregunta, de soslayo miré a Assur, si él supiera… pero no le iba a contar, supongo que él le pondría al corriente a Joe de la parte del consejo y de la loba que lo quería muerto y nos había tendido una trampa.
-Nada que no se pueda solucionar, pero algo me dice que tus problemas pueden ser más graves –comenté en tono bajo, observándole con una sonrisa para luego pasar a conocer a la joven cazadora. Sonreí de lado por sus palabras sin contestarle del todo- Podría ser. Me llamo Sunshine –ella me respondió por su nombre y , como siempre pasaba cuando decía mi nombre esta sonrió de lado y me preguntó si de verdad era ese mí nombre- Mis padres tuvieron un acierto al ponérmelo –comenté mirándola de forma fija, ya me había acostumbrado a que me preguntaran aquello- Creo que de aquí no es lo único que hay irónico –sonreí de lado como hacía ella, como si de alguna forma nos desafiáramos hasta que Joe nos pidió que pasáramos dentro hasta ir al salón, donde tenían la lumbre encendida y pronto nos acomodamos en un sofá donde una de sus sirvientas sirvió los vasos. Los contemplé a uno y a otro y no pude evitar reírme entre dientes por sus palabras, podía imaginar sin duda alguna lo que la cazadora le diría en privado- seguro que son cosas que te encantan –cogí la copa ahora llena y di un pequeño trago, la mente de Joe no podría leerla, pero la de ella sí y estaba deseando ver qué escondía en realidad esa cabecita- Por favor Joe, sacia mi curiosidad y dime cómo te decantaste por tu preciosa prometida, soy consciente de la belleza que tiene –que no era mentira, tenía un rostro bello que contrastaba con lo fría y mordaz que era- dime, ¿te atrapó en su red? –Sonreí de lado, centrada en su respuesta pero también en lo que podía obtener de la pequeña mente humana.
Lo miré de forma fija tras separarme y llevé una mano a su rostro acariciando con el pulgar su mejilla, con su brazo rodeando mi cintura todavía, dejé un beso corto en sus labios y me adelanté para bajar hacia la puerta esperando a que bajara para ir a ver a su hermano y su esposa. Cuando bajó ya había un carruaje esperándonos y según me dijo había mandado a alguien a avisar a Joe de que íbamos. Por el camino hablamos sobre cómo sería la relación de los dos, seguramente se llevarían a matar aunque tuvieran que fingir frente a los demás. Si yo fuera la cazadora estaría con ganas de matar al vampiro que había elegido convertirme en su esposa, buscaría el momento perfecto para hacerlo y llevarlo a cabo.
-Seguro que ella quiere y desea matar a tú hermano por elegirla, de ser ella, admito que yo también lo haría –lo miré con una sonrisa- no me mires así, es una cazadora está entrenada para eso… resulta que tiene a un vampiro delante y no puede matarlo, es más, tiene que demostrar seguro frente al resto que no pasa nada. Qué irónico para ellos… estoy segura de que puede ser divertida la noche –terminé riendo entre dientes dejando mi rostro contra su cuello, acariciándolo con mi nariz en lo que seguíamos en dirección a la mansión de Joe. Pese a que habíamos estado hablando bien en todo ese tiempo como si no pasara nada, me daba la sensación de que no era así por las formas del vampiro. No me había tocado, no se había acercado a mí como en otras ocasiones habría hecho. Mis labios recorrieron su yugular dejando una leve caricia en su piel y elevé mi rostro- Assur –lo llamé para que nuestras miradas coincidieran y dejé mi mano en su pecho- No me he olvidado de que aún te… debo algo –acerqué mis labios a los suyos- te prometo que después de ver a tu hermano y su prometida iremos a las mazmorras –lamí su labio inferior sin dejar de mirarlo- tengo una sorpresa para ti y creo que ya he demorado mucho en dártela –porque sabía que él lo necesitaba, yo nunca lo había probado pero una parte de mí sentía curiosidad y quería probarlo con el vampiro. Llegamos por fin a la mansión y él bajó primero ofreciéndome su mano, sonreí de lado por sus palabras e hice un pequeño mohín- ¿Ahora te das cuenta, querido demonio? Ya pensaba que no te habías fijado –comenté con una sonrisa y tomé su brazo para adentrarnos en el jardín hasta llegar a las escaleras donde estaban los dos, él con un traje sin corbata, y ella con un vestido precioso de color coral. Me fijé en su rostro, tez algo morena pero sin serlo de todo, pelo castaño que llevaba en un semi recogido, y sus ojos castaños fijos en nosotros dos. Tenía un rostro bello aunque sin duda alguna por la sonrisa que lucía no se alegraba de vernos.
Me acerqué hasta Joe mientras Assur saludaba a la cazadora y este dejó un beso en mi mejilla en lo que no pude evitar escuchar las palabras de la cazadora en respuesta a Assur, que me hizo sonreír de lado por el carácter que esta presentaba, dejé un beso en su mejilla como saludo y miré al vampiro con una sonrisa de lado, al parecer la joven tenía carácter y si a eso se le sumaba que era cazadora y estaba rodeada de tres vampiros… oh, seguro que era una noche de lo más interesante. Miré a Joe a los ojos tras su pregunta, de soslayo miré a Assur, si él supiera… pero no le iba a contar, supongo que él le pondría al corriente a Joe de la parte del consejo y de la loba que lo quería muerto y nos había tendido una trampa.
-Nada que no se pueda solucionar, pero algo me dice que tus problemas pueden ser más graves –comenté en tono bajo, observándole con una sonrisa para luego pasar a conocer a la joven cazadora. Sonreí de lado por sus palabras sin contestarle del todo- Podría ser. Me llamo Sunshine –ella me respondió por su nombre y , como siempre pasaba cuando decía mi nombre esta sonrió de lado y me preguntó si de verdad era ese mí nombre- Mis padres tuvieron un acierto al ponérmelo –comenté mirándola de forma fija, ya me había acostumbrado a que me preguntaran aquello- Creo que de aquí no es lo único que hay irónico –sonreí de lado como hacía ella, como si de alguna forma nos desafiáramos hasta que Joe nos pidió que pasáramos dentro hasta ir al salón, donde tenían la lumbre encendida y pronto nos acomodamos en un sofá donde una de sus sirvientas sirvió los vasos. Los contemplé a uno y a otro y no pude evitar reírme entre dientes por sus palabras, podía imaginar sin duda alguna lo que la cazadora le diría en privado- seguro que son cosas que te encantan –cogí la copa ahora llena y di un pequeño trago, la mente de Joe no podría leerla, pero la de ella sí y estaba deseando ver qué escondía en realidad esa cabecita- Por favor Joe, sacia mi curiosidad y dime cómo te decantaste por tu preciosa prometida, soy consciente de la belleza que tiene –que no era mentira, tenía un rostro bello que contrastaba con lo fría y mordaz que era- dime, ¿te atrapó en su red? –Sonreí de lado, centrada en su respuesta pero también en lo que podía obtener de la pequeña mente humana.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Su lengua recorrió mi yugular, ávida de complacerme, aquellas noches no habían sido fáciles para ninguno de los dos, yo preso de los celos, ella...
Dejé escapar el aire, no la entendía, ese era parte del problema.
Ladeé la sonrisa cuando me habló de que iríamos a la mazmorra a nuestro regreso, que tenia algo para mi, y que quería dármelo, complacerme de algún modo, que olvidáramos lo pasado y nos centráramos en el presente..pero ¿como hacerlo cuando no entendía que es lo que me molestaba realmente.
Me había asegurado que nada pasó entre ella y ese tal Hector en la fiesta, mas para mi esa compañía que se dedicaron, y posiblemente algo mas que descubriría pues Joe era muy capaz de ya conocer la información de la que yo carecía, me molestaba ¿no le molestaría a ella si yo hiciera lo mismo?
Quizás debería de hacer eso, darle de su propia medicina, habíamos pasado tiempo así, jugando al gato y al ratón y bueno..supongo que la transición cuesta, hasta hoy solo yo me había comprometido de verdad a tomar esto como una autentica relación, me equivoqué, si jugábamos con la baraja, ambos tendríamos el mismo numero de cartas.
Mis pensamientos eran porque estaba enfadado y aunque trataba de sacármelo de la cabeza me era imposible, mis celos me devoraban por dentro, me carcomían y eso no era bueno paran ninguno de los dos.
Nos destruiría y no estaba dispuesto a destruirla, mejor con otro que muerta en vida con el monstruo que ahora tenia frente a sus ojos.
Disimulé mis propios pensamientos al llegar frente a mi hermano, su futura esposa era bella, no podía igualarse a Sun que rozaba la perfección, pero para ser una humana, tenia un aspecto apetecible.
La saludé con cortesía a lo que ella me dedicó un ataque con el caballo que esquive con facilidad anteponiendo la torre en medio y poniendo así en peligro su equino.
-Podría decir que apruebo este burdo matrimonio pero seria mentir grosera y descaradamente -besé sus nudillos para dejarla con la palabra en la boca antes de ir directo a abrazar a mi hermano.
En su oído le insinué si sabia algo de la fiesta a la que Sun asistió sin informarme y la mirada de mi hermano así como la forma en la que apretó la mano como saludo fue la respuesta que necesitaba.
Pasamos al salón, alcohol, fuego y buena compañía ¿podía pedir mas un inmortal de seis mil años?
Ladeé la sonrisa escuchando como Joe y Sun se lanzaban afiladas dagas. Joe contaba que su prometida le dedicaba bellas palabras en la intimidad y todos imaginamos cuan mortales debían de resultar.
-Seguro que te ha atrapado su verborrea, es una dama capaz de echarte el lazo al cuello con mucha facilidad -ironicé.
Como lazo me refería a una soga y sin duda tiraría de ella hasta ahorcar a mi hermano robandole su ultimo aliento.
No necesitaba ver mas allá para descifrar el odio que le procesaba a Joe.
-No te sientas mal, creo que soy el único hermano que no quiere ver muerto a tu futuro esposo, así que ponte a la cola, tenemos demasiados enemigos en lista de espera pequeña -bromeé llevando la copa a mis labios.
Quizás llegaba el momento de contarle a Joe que la loba primigenia habia llegado a la ciudad con la intención de darme caza y muerte, por no contar que el consejo nos la quería jugar, que los inquisidores iban tras nuestra sangre y ¡ah si! ¡se me olvidaba! un grupo de brujos y cazadores también jugaban a ser dios experimentando con esta.
-La noche esta animada -ironicé llevando la copa a mis labios dando un trago -¿quien da mas?
Hay tanta gente que nos quiere muertos que solo necesitamos la traición de nuestras mujeres -dije alzando la copa en dirección a la cazadora -Joe, no se si eres un estúpido o un suicida.
Dejé escapar el aire, no la entendía, ese era parte del problema.
Ladeé la sonrisa cuando me habló de que iríamos a la mazmorra a nuestro regreso, que tenia algo para mi, y que quería dármelo, complacerme de algún modo, que olvidáramos lo pasado y nos centráramos en el presente..pero ¿como hacerlo cuando no entendía que es lo que me molestaba realmente.
Me había asegurado que nada pasó entre ella y ese tal Hector en la fiesta, mas para mi esa compañía que se dedicaron, y posiblemente algo mas que descubriría pues Joe era muy capaz de ya conocer la información de la que yo carecía, me molestaba ¿no le molestaría a ella si yo hiciera lo mismo?
Quizás debería de hacer eso, darle de su propia medicina, habíamos pasado tiempo así, jugando al gato y al ratón y bueno..supongo que la transición cuesta, hasta hoy solo yo me había comprometido de verdad a tomar esto como una autentica relación, me equivoqué, si jugábamos con la baraja, ambos tendríamos el mismo numero de cartas.
Mis pensamientos eran porque estaba enfadado y aunque trataba de sacármelo de la cabeza me era imposible, mis celos me devoraban por dentro, me carcomían y eso no era bueno paran ninguno de los dos.
Nos destruiría y no estaba dispuesto a destruirla, mejor con otro que muerta en vida con el monstruo que ahora tenia frente a sus ojos.
Disimulé mis propios pensamientos al llegar frente a mi hermano, su futura esposa era bella, no podía igualarse a Sun que rozaba la perfección, pero para ser una humana, tenia un aspecto apetecible.
La saludé con cortesía a lo que ella me dedicó un ataque con el caballo que esquive con facilidad anteponiendo la torre en medio y poniendo así en peligro su equino.
-Podría decir que apruebo este burdo matrimonio pero seria mentir grosera y descaradamente -besé sus nudillos para dejarla con la palabra en la boca antes de ir directo a abrazar a mi hermano.
En su oído le insinué si sabia algo de la fiesta a la que Sun asistió sin informarme y la mirada de mi hermano así como la forma en la que apretó la mano como saludo fue la respuesta que necesitaba.
Pasamos al salón, alcohol, fuego y buena compañía ¿podía pedir mas un inmortal de seis mil años?
Ladeé la sonrisa escuchando como Joe y Sun se lanzaban afiladas dagas. Joe contaba que su prometida le dedicaba bellas palabras en la intimidad y todos imaginamos cuan mortales debían de resultar.
-Seguro que te ha atrapado su verborrea, es una dama capaz de echarte el lazo al cuello con mucha facilidad -ironicé.
Como lazo me refería a una soga y sin duda tiraría de ella hasta ahorcar a mi hermano robandole su ultimo aliento.
No necesitaba ver mas allá para descifrar el odio que le procesaba a Joe.
-No te sientas mal, creo que soy el único hermano que no quiere ver muerto a tu futuro esposo, así que ponte a la cola, tenemos demasiados enemigos en lista de espera pequeña -bromeé llevando la copa a mis labios.
Quizás llegaba el momento de contarle a Joe que la loba primigenia habia llegado a la ciudad con la intención de darme caza y muerte, por no contar que el consejo nos la quería jugar, que los inquisidores iban tras nuestra sangre y ¡ah si! ¡se me olvidaba! un grupo de brujos y cazadores también jugaban a ser dios experimentando con esta.
-La noche esta animada -ironicé llevando la copa a mis labios dando un trago -¿quien da mas?
Hay tanta gente que nos quiere muertos que solo necesitamos la traición de nuestras mujeres -dije alzando la copa en dirección a la cazadora -Joe, no se si eres un estúpido o un suicida.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Si debía de disimular esa noche y poner las máscaras que siempre ponía frente a los demás esa noche, sin duda, no lo estaba haciendo. Porque el anuncio de nuestro compromiso había sido algo totalmente salido de la nada cuando ninguno nos conocíamos, y una cosa era aparentar frente a mis padres que los pobres no sabían absolutamente nada y otra muy diferente hacerlo frente a su hermano y su pareja. ¿Por qué debía de fingir algo que ellos pensaban que también era mentira y no se creían? Ilógico, pero más aún que eso lo hacía puramente por joder un rato al vampiro ya que sabía que era su hermano, él podría saber perfectamente –si es que no sabía ya- que era una cazadora y que precisamente amor no es que le tuviera a su hermano.
Tras mi comentario él me miró durante unos breves segundos sin soltar la mano que tenía entre las suyas, su tacto gélido me recordó al de su hermano, y fue entonces cuando respondió a mis palabras con el mismo tono, con las mismas palabras que yo había utilizado para darle a entender que no estaba contentan ni con el enlace, ni con que ellos estuvieran aquí. Y sabía que Joe estaba escuchando, pero sinceramente, es que me daba absolutamente igual. Reí, si reí, tras escuchar las palabras del vampiro que me hicieron totalmente gracia mientras besaba mis nudillos y se intercambiaba con la vampira para ir a ver su hermano, una risa fría que denotaba que no me importaban sus palabras en absoluto.
-Si quieres cuentas pídeselas a tú hermano, vampiro –le espeté sabiendo que aunque estaba cerca de mí y no me miraba me había oído perfectamente, los tres me habían oído y fue entonces de conocer a la vampira de turno. Su nombre me produjo la segunda risa de la noche, irónico que una vampira se llamara de esa forma cuando era algo que bien podía matarla. Ni afirmó ni negó la relación que tenía con el vampiro y Joe no me había dicho mucho al respecto, pero si venían juntos es que debían de ser pareja. Sonreí de lado cuando dijo que sus padres habían tenido acierto al llamarla de esa forma y dado que se había presentado, cosa que el vampiro no había hecho, decidí ser educada como me habían enseñado mis padres- Soy Danerys, tú cuñada –apunté con una nota fría y cómica a la vez para luego mirar a la vampira a los ojos, respondió a mis palabras sobre la ironía y no comenté nada al respecto porque sí, la mayor ironía de todas es que una cazadora estuviera comprometida con un maldito vampiro del demonio. Ah, pero claro… ellos no sabían que yo era Lilith y que tenía al vampiro sometido bajo un completo infierno.
Pasamos dentro cuando Joe se comportó como el anfitrión que era y nos dirigimos hacia el salón donde ellos tomaron asiento en uno de los sofás, enfrente una pequeña mesita y justo enfrente el sofá donde nos sentamos nosotros. Una de las sirvientas no tardó en aparecer y llenar las copas con alcohol mientras la lumbre estaba encendida, observé a los dos vampiros sentados en el sofá de forma detenida sin prestar demasiada atención a lo que estaban hablando, di un trago a la copa y fijé mi vista en Joe cuando comentó esas palabras, sonreí de lado cuando dijo que los trataba como si fuera de la familia ante su tono mordaz.
-Oh sí, estoy encantada de conoceros –mentí descaradamente volviendo a dar otro trago, para esa vez sí, fijar mi mirada en la del vampiro fulminándolo cuando comentó lo que le decía en la intimidad, notando el doble sentido que había en ellas y recordando por un momento la noche que habíamos pasado en aquel hotel, claramente sabiendo que iban por ahí sus palabras, ¿quería jugar a ese juego? Bien, pues yo también sabía cómo se jugaba- Joe, ¿de verdad quieres que lo sepan amor? –Pregunté con una sonrisa ladina, con la copa en mis manos y mirándole de forma fija, él se lo había buscado- no seré yo quien les deje con la curiosidad –miré a ambos vampiros- resulta que le encanta que le hable como si fuera un esclavo, que lo domine, que lo tenga a mí voluntad… -hice una leve pausa y un movimiento de mí mano como si hiciera un “etc” para que entendieran a lo que me refería- le gusta que le hable como si fuera Lilith y yo es algo que hago encantada –miré al vampiro de vuelta como si quisiera decirle un “Já” con la mirada volviendo a dar un trago ahora escuchando las palabras de la vampiro que animaban a Joe a que le contara que otra cosa, aparte de mi belleza, fue lo que lo decantó por mí y lo que lo atrapó en mí red. Solté una risa corta para luego mirar a su hermano, dando su contestación y enarqué una ceja- Oh, te sorprendería saber lo mucho que a tú hermano le gusta mí verborrea –le devolví igual que él me había hecho antes- le gusta que le recite ciertos pasajes apocalípticos –sonreí de lado y luego miré a la vampira para responder por qué yo- que yo podría desatar el Infierno –dije sin más consciente de que quizás no le gustaran mis palabras a Joe, pero me importaba más bien nada, si ellos querían jugar a ese juego… por mí adelante, tres e incluso cuatro también podríamos jugar.
Me mordí el labio cuando dijo que él era el único hermano que no quería verlo muerto, en realidad no sabía quién quería verlo muerto aparte de quererlo yo, apenas sabíamos nada el uno del otro y tampoco es que nos hubiéramos puesto a preguntar o a indagar, pero suponía que por ser un vampiro tendría que tener bastantes enemigos de por sí. No respondí por esa vez y lo dejé pasar, pero sin duda alguna quien lograría darle muerte sería yo cuando menos se lo esperara. El vampiro seguía diciendo que había mucha gente que quería verlos muertos, que solo faltaba la traición de su mujer y mis ojos se fueron hacia los de la vampira por un momento, para luego volver a mirarle viendo que alzaba la copa en mí honor y yo levanté la mía en la suya.
-Un estúpido suicida, por si no te ha quedado claro –contesté antes de dar un trago y quedar mirando a ambos, apoyando la copa contra una de mis piernas- ¿Y qué hay de vosotros dos? –Lancé la pregunta y no supe si alguno de los tres esperaba que la lanzara- Joe apenas ha tenido tiempo de ponerme al día y siento curiosidad, ahora que vamos a ser familia es lo mínimo ya que estáis hablando sobre nosotros. Qué me dices, rayo de sol, ¿cómo atrapaste tú a… -volteé mi vista al vampiro- perdona, no recuerdo tú nombre… ¡ah, no! Que no me lo has dicho –comenté mordaz- en fin, ¿cómo te atrapó a ti un rayo de sol? –Pregunté con una sonrisa ladeada, ahora les tocaba a ellos.
Tras mi comentario él me miró durante unos breves segundos sin soltar la mano que tenía entre las suyas, su tacto gélido me recordó al de su hermano, y fue entonces cuando respondió a mis palabras con el mismo tono, con las mismas palabras que yo había utilizado para darle a entender que no estaba contentan ni con el enlace, ni con que ellos estuvieran aquí. Y sabía que Joe estaba escuchando, pero sinceramente, es que me daba absolutamente igual. Reí, si reí, tras escuchar las palabras del vampiro que me hicieron totalmente gracia mientras besaba mis nudillos y se intercambiaba con la vampira para ir a ver su hermano, una risa fría que denotaba que no me importaban sus palabras en absoluto.
-Si quieres cuentas pídeselas a tú hermano, vampiro –le espeté sabiendo que aunque estaba cerca de mí y no me miraba me había oído perfectamente, los tres me habían oído y fue entonces de conocer a la vampira de turno. Su nombre me produjo la segunda risa de la noche, irónico que una vampira se llamara de esa forma cuando era algo que bien podía matarla. Ni afirmó ni negó la relación que tenía con el vampiro y Joe no me había dicho mucho al respecto, pero si venían juntos es que debían de ser pareja. Sonreí de lado cuando dijo que sus padres habían tenido acierto al llamarla de esa forma y dado que se había presentado, cosa que el vampiro no había hecho, decidí ser educada como me habían enseñado mis padres- Soy Danerys, tú cuñada –apunté con una nota fría y cómica a la vez para luego mirar a la vampira a los ojos, respondió a mis palabras sobre la ironía y no comenté nada al respecto porque sí, la mayor ironía de todas es que una cazadora estuviera comprometida con un maldito vampiro del demonio. Ah, pero claro… ellos no sabían que yo era Lilith y que tenía al vampiro sometido bajo un completo infierno.
Pasamos dentro cuando Joe se comportó como el anfitrión que era y nos dirigimos hacia el salón donde ellos tomaron asiento en uno de los sofás, enfrente una pequeña mesita y justo enfrente el sofá donde nos sentamos nosotros. Una de las sirvientas no tardó en aparecer y llenar las copas con alcohol mientras la lumbre estaba encendida, observé a los dos vampiros sentados en el sofá de forma detenida sin prestar demasiada atención a lo que estaban hablando, di un trago a la copa y fijé mi vista en Joe cuando comentó esas palabras, sonreí de lado cuando dijo que los trataba como si fuera de la familia ante su tono mordaz.
-Oh sí, estoy encantada de conoceros –mentí descaradamente volviendo a dar otro trago, para esa vez sí, fijar mi mirada en la del vampiro fulminándolo cuando comentó lo que le decía en la intimidad, notando el doble sentido que había en ellas y recordando por un momento la noche que habíamos pasado en aquel hotel, claramente sabiendo que iban por ahí sus palabras, ¿quería jugar a ese juego? Bien, pues yo también sabía cómo se jugaba- Joe, ¿de verdad quieres que lo sepan amor? –Pregunté con una sonrisa ladina, con la copa en mis manos y mirándole de forma fija, él se lo había buscado- no seré yo quien les deje con la curiosidad –miré a ambos vampiros- resulta que le encanta que le hable como si fuera un esclavo, que lo domine, que lo tenga a mí voluntad… -hice una leve pausa y un movimiento de mí mano como si hiciera un “etc” para que entendieran a lo que me refería- le gusta que le hable como si fuera Lilith y yo es algo que hago encantada –miré al vampiro de vuelta como si quisiera decirle un “Já” con la mirada volviendo a dar un trago ahora escuchando las palabras de la vampiro que animaban a Joe a que le contara que otra cosa, aparte de mi belleza, fue lo que lo decantó por mí y lo que lo atrapó en mí red. Solté una risa corta para luego mirar a su hermano, dando su contestación y enarqué una ceja- Oh, te sorprendería saber lo mucho que a tú hermano le gusta mí verborrea –le devolví igual que él me había hecho antes- le gusta que le recite ciertos pasajes apocalípticos –sonreí de lado y luego miré a la vampira para responder por qué yo- que yo podría desatar el Infierno –dije sin más consciente de que quizás no le gustaran mis palabras a Joe, pero me importaba más bien nada, si ellos querían jugar a ese juego… por mí adelante, tres e incluso cuatro también podríamos jugar.
Me mordí el labio cuando dijo que él era el único hermano que no quería verlo muerto, en realidad no sabía quién quería verlo muerto aparte de quererlo yo, apenas sabíamos nada el uno del otro y tampoco es que nos hubiéramos puesto a preguntar o a indagar, pero suponía que por ser un vampiro tendría que tener bastantes enemigos de por sí. No respondí por esa vez y lo dejé pasar, pero sin duda alguna quien lograría darle muerte sería yo cuando menos se lo esperara. El vampiro seguía diciendo que había mucha gente que quería verlos muertos, que solo faltaba la traición de su mujer y mis ojos se fueron hacia los de la vampira por un momento, para luego volver a mirarle viendo que alzaba la copa en mí honor y yo levanté la mía en la suya.
-Un estúpido suicida, por si no te ha quedado claro –contesté antes de dar un trago y quedar mirando a ambos, apoyando la copa contra una de mis piernas- ¿Y qué hay de vosotros dos? –Lancé la pregunta y no supe si alguno de los tres esperaba que la lanzara- Joe apenas ha tenido tiempo de ponerme al día y siento curiosidad, ahora que vamos a ser familia es lo mínimo ya que estáis hablando sobre nosotros. Qué me dices, rayo de sol, ¿cómo atrapaste tú a… -volteé mi vista al vampiro- perdona, no recuerdo tú nombre… ¡ah, no! Que no me lo has dicho –comenté mordaz- en fin, ¿cómo te atrapó a ti un rayo de sol? –Pregunté con una sonrisa ladeada, ahora les tocaba a ellos.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Mi preciosa prometida estaba en su salsa, de haber tenido tres estacas las hubiera repartido gustosa entre aquellos fríos corazones inertes de vida y se hubiera ido de allí con una sonrisa caminando entre las cenizas.
No perdió tiempo, ni siquiera le faltó razón al responder a mis mordaces palabras cargadas de doble sentido, claro que ella las desdibujo, dándole una realidad aunque no del todo errónea tampoco certera.
Contó su vieron, esa que me ridiculizaba y me dejaba frente a los ojos de los ostros dos vástagos como un sumiso que se dejaba dar latigazos por la dama de botas negras y corsee de cuero.
Le lanceé dos mordiscos al aire como corroborando sus palabras y de paso imaginándola de esa guisa vestida, no había desperdicio en mi imaginación aquella noche en la que raudo corría el alcohol.
-Ella ha olvidado mencionar que le gusta gemir mi nombre -apunté dando a entender que ademas de fustigarnos algo mas había pasado entre nosotros.
Mi hermano apunto mordaz que ya no habían mujeres que llegaran vírgenes al matrimonio, que menuda decepción de sociedad y no pude evitar echarme a reír brindando con él, sin duda hoy todos estábamos sembrados de cosas que reprocharnos.
-Me gusta su verborrea -dije guiñando un ojo a mi hermano -y a ella la mía tambien, le recito pasajes apocalípticos, vamos ya me entendéis -apunté con descaro sacando la lengua y moviendola rápidamente para dar a entender lo que todos imaginábamos.
Esquivé el liquido que Dan me lanzó ofuscada, mientras mi hermano se reía y yo le lanzaba unos besos a mi amaba.
-No te enfades amor, no puedo negar que te deseo y ya que has insistido en que se hiciera la luz para nuestros invitados, he decidido encender todos los candelabros.
Mi flamante prometida llena de curiosidad por la pareja invitada a una velada que no acababa mas que empezar y que algo me decía que acabaría convirtiéndose en el pasaje del terror donde la caja de Pandora se abriría y saldría a relucir nuestros peores “yos”, se atrevió a preguntar por su tormentosa relación.
-Eso Sun, cuentanos que te atrapó de mi hermano ¿su carácter posesivo y controlador? ¿su gran verborrea quizás? -bromeé llevando de nuevo el vaso a mis labios hasta apurarlo.
Tiré de la cintura de mi esposa, la noche se iba calentando y yo con ella, la senté sobre mis rodillas mientras le dedicaba un mohin para que no se marchara.
-Vamos amor, complace a tu prometido aunque sea un poco -susurré en su oído antes de morder el lóbulo y dejar contra el escapar mi errática respiración.
-¿y tu hermano? ¿fue el sol lo que te deslumbro y te cegó? -pregunté con saña
No perdió tiempo, ni siquiera le faltó razón al responder a mis mordaces palabras cargadas de doble sentido, claro que ella las desdibujo, dándole una realidad aunque no del todo errónea tampoco certera.
Contó su vieron, esa que me ridiculizaba y me dejaba frente a los ojos de los ostros dos vástagos como un sumiso que se dejaba dar latigazos por la dama de botas negras y corsee de cuero.
Le lanceé dos mordiscos al aire como corroborando sus palabras y de paso imaginándola de esa guisa vestida, no había desperdicio en mi imaginación aquella noche en la que raudo corría el alcohol.
-Ella ha olvidado mencionar que le gusta gemir mi nombre -apunté dando a entender que ademas de fustigarnos algo mas había pasado entre nosotros.
Mi hermano apunto mordaz que ya no habían mujeres que llegaran vírgenes al matrimonio, que menuda decepción de sociedad y no pude evitar echarme a reír brindando con él, sin duda hoy todos estábamos sembrados de cosas que reprocharnos.
-Me gusta su verborrea -dije guiñando un ojo a mi hermano -y a ella la mía tambien, le recito pasajes apocalípticos, vamos ya me entendéis -apunté con descaro sacando la lengua y moviendola rápidamente para dar a entender lo que todos imaginábamos.
Esquivé el liquido que Dan me lanzó ofuscada, mientras mi hermano se reía y yo le lanzaba unos besos a mi amaba.
-No te enfades amor, no puedo negar que te deseo y ya que has insistido en que se hiciera la luz para nuestros invitados, he decidido encender todos los candelabros.
Mi flamante prometida llena de curiosidad por la pareja invitada a una velada que no acababa mas que empezar y que algo me decía que acabaría convirtiéndose en el pasaje del terror donde la caja de Pandora se abriría y saldría a relucir nuestros peores “yos”, se atrevió a preguntar por su tormentosa relación.
-Eso Sun, cuentanos que te atrapó de mi hermano ¿su carácter posesivo y controlador? ¿su gran verborrea quizás? -bromeé llevando de nuevo el vaso a mis labios hasta apurarlo.
Tiré de la cintura de mi esposa, la noche se iba calentando y yo con ella, la senté sobre mis rodillas mientras le dedicaba un mohin para que no se marchara.
-Vamos amor, complace a tu prometido aunque sea un poco -susurré en su oído antes de morder el lóbulo y dejar contra el escapar mi errática respiración.
-¿y tu hermano? ¿fue el sol lo que te deslumbro y te cegó? -pregunté con saña
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Desde luego esa velada iba a resultar de lo más interesante, no sabía qué razones había tenido Joe para escoger de entre todas las jóvenes que tuvo a una cazadora que podría acabar con su vida, pero sin duda alguna por lo poco que estaba había hablado era una joven mordaz, de palabras afiladas y frías que sin duda alguna sería la diversión igual que la propia condenación del vampiro. Esta no tuvo reparo alguno en mostrarnos qué era lo que le decía al vampiro en la intimidad y no pude evitar reírme entre dientes al escuchar sus palabras dando un trago a la copa que llevaba en la mano, para ver cómo este luego añadía lo que ella le había faltado y añadía que a ella le gustaba gemir su nombre en la intimidad.
La mirada que le dedicó al vampiro me hizo sonreír de lado y en un momento dado de aquel momento, en el que se prodigaban miradas de odio cual enamorados fue que capté un pensamiento en la joven humana. Era bastante fácil leer su mente ya que no ofrecía resistencia alguna y dudaba que supiera que yo podía leer las mentes, un pensamiento cuando él dijo la frase sobre “gemir mi nombre” a lo que ella contestó en su mente que “no había gemido su nombre en ningún momento cuando llegó”, algo que me hizo reír a mí sola por saber aquella información, algo que hizo que me miraran por la risa que no venía a cuento en ese momento y que fue de lo más divertido que había escuchado en ese día.
Vaya, vaya… así que no solo se habían estado odiando sino que además había habido algo más entre ambos… oh, eso lo ponía mucho más interesantes y ahora me daban muchas más ganas de saber sobre esos dos y cómo serían cuando estuvieran a solas y no tuvieran que fingir ante nadie. Podía notar la mirada de Assur puesta en mí por un momento cuando me reí yo sola, a lo que le miré y sonreí de forma ladina queriendo decirle lo que había escuchado pero no hizo falta, porque Joe nos lo dejó bastante claro a lo que volví a reírme de nuevo con aquel tira y afloja que había entre ambos. Sin duda Joe tendría diversión para rato con la humana y con sus comentarios mordaces.
Volví a dar otro trago cuando Assur dijo que tenían demasiados enemigos que querían matarlos, era totalmente cierto. No solamente aquel grupo de cazadores y hechiceros miembros de la Inquisición que querían su sangre y que ya me habían raptado a mí una vez, sino que el Consejo, la Loba y más enemigos que desconocía y que el vampiro se habría ganado en sus miles de años por el mundo. Lancé un suspiro cuando sentí la mirada de la humana sobre mí para luego mirarla enarcando una ceja siendo ahora nosotros los que éramos preguntados.
Como un búmeran que volvía cuando era lanzado, ahora eran ellos los que parecían divertirse haciéndonos preguntas, viendo que Joe ponía sobre su regazo a la humana que no parecía demasiado dispuesta a complacerle, pero que por alguna razón se quedó quita bebiendo de su copa, para mirarnos y lanzarnos una pregunta a cada uno, para luego ser Joe quien metiera más el dedo en la llaga y por alguna razón más bien me hacía pensar que el vampiro sabía demasiado ya que sus preguntas iban en una única dirección, como si nos la devolviera de alguna manera. Aún no me olvidaba de las palabras que le dijo una vez a Assur y que acabaron en una pelea. Di un trago a la copa vaciándola para llenarla de nuevo y sonreí de lado mirando hacia la humana, me había hecho gracia que me llamara “rayo de sol”.
Precisamente nos tenían que preguntar aquella noche en la que nada había salido bien, en la que no habíamos acabado del todo bien pero que como siempre lográbamos solucionarlo. Responder a la pregunta de la cazadora era un tanto complicada, a Assur no se le cazaba, ni se le atrapaba… era difícil explicar cómo es que estábamos en aquella relación, habíamos jugado demasiado al gato y al ratón y tras los siglos todo se había intensificado con el tiempo. Mire un momento a Assur antes de responder nada para luego volver mi vista a la cazadora y responderle como ella había respondido nuestras preguntas.
-Me temo que ni con pasajes apocalípticos, ni mucho menos haciéndolo un sumiso y controlándolo a mí voluntad –dije mirando a Joe con una sonrisa ladeada para volver a mirar a la cazadora- la Luna y el Sol siempre se han estado persiguiendo, acercándose y alejándose durante siglos incapaces de poder ser alcanzados, hasta que al final se han alcanzado para formar un eclipse –dije sin entrar demasiado en detalles que nos podrían llevar por caminos oscuros- ¿Qué lo ha atrapado? Que puede arder conmigo y que soy capaz de ponerme en sintonía con el demonio en su interior –comenté con una sonrisa y volví mi vista a Joe tras su pregunta mirándolo de forma fija- ¿Quizás porque alguien le anima a que su carácter sea ese, con palabras infundadas y que son totalmente una completa falacia? –Le espeté sabiendo que él reconocería por dónde iban los tiros- No tengo por qué ser mordaz para decir qué fue lo que me atrapó, fue todo. El demonio que puede hacer que mi infierno arda, el único que puede darme un jaque mate y el que elabora esos planes tan maquiavélicos propios de un demonio que me encantan y que seguirían hasta el fin del mundo, ¿podrías decir lo mismo tú de tú querida prometida? –Sonreí de lado recostándome contra el sofá, no tenía nada de lo que esconderme, así que podían atacarme que estaba preparada para todo. Sin embargo quise esperar por la respuesta del vampiro, yo había hablado por mí, no podía hablar por él.
La mirada que le dedicó al vampiro me hizo sonreír de lado y en un momento dado de aquel momento, en el que se prodigaban miradas de odio cual enamorados fue que capté un pensamiento en la joven humana. Era bastante fácil leer su mente ya que no ofrecía resistencia alguna y dudaba que supiera que yo podía leer las mentes, un pensamiento cuando él dijo la frase sobre “gemir mi nombre” a lo que ella contestó en su mente que “no había gemido su nombre en ningún momento cuando llegó”, algo que me hizo reír a mí sola por saber aquella información, algo que hizo que me miraran por la risa que no venía a cuento en ese momento y que fue de lo más divertido que había escuchado en ese día.
Vaya, vaya… así que no solo se habían estado odiando sino que además había habido algo más entre ambos… oh, eso lo ponía mucho más interesantes y ahora me daban muchas más ganas de saber sobre esos dos y cómo serían cuando estuvieran a solas y no tuvieran que fingir ante nadie. Podía notar la mirada de Assur puesta en mí por un momento cuando me reí yo sola, a lo que le miré y sonreí de forma ladina queriendo decirle lo que había escuchado pero no hizo falta, porque Joe nos lo dejó bastante claro a lo que volví a reírme de nuevo con aquel tira y afloja que había entre ambos. Sin duda Joe tendría diversión para rato con la humana y con sus comentarios mordaces.
Volví a dar otro trago cuando Assur dijo que tenían demasiados enemigos que querían matarlos, era totalmente cierto. No solamente aquel grupo de cazadores y hechiceros miembros de la Inquisición que querían su sangre y que ya me habían raptado a mí una vez, sino que el Consejo, la Loba y más enemigos que desconocía y que el vampiro se habría ganado en sus miles de años por el mundo. Lancé un suspiro cuando sentí la mirada de la humana sobre mí para luego mirarla enarcando una ceja siendo ahora nosotros los que éramos preguntados.
Como un búmeran que volvía cuando era lanzado, ahora eran ellos los que parecían divertirse haciéndonos preguntas, viendo que Joe ponía sobre su regazo a la humana que no parecía demasiado dispuesta a complacerle, pero que por alguna razón se quedó quita bebiendo de su copa, para mirarnos y lanzarnos una pregunta a cada uno, para luego ser Joe quien metiera más el dedo en la llaga y por alguna razón más bien me hacía pensar que el vampiro sabía demasiado ya que sus preguntas iban en una única dirección, como si nos la devolviera de alguna manera. Aún no me olvidaba de las palabras que le dijo una vez a Assur y que acabaron en una pelea. Di un trago a la copa vaciándola para llenarla de nuevo y sonreí de lado mirando hacia la humana, me había hecho gracia que me llamara “rayo de sol”.
Precisamente nos tenían que preguntar aquella noche en la que nada había salido bien, en la que no habíamos acabado del todo bien pero que como siempre lográbamos solucionarlo. Responder a la pregunta de la cazadora era un tanto complicada, a Assur no se le cazaba, ni se le atrapaba… era difícil explicar cómo es que estábamos en aquella relación, habíamos jugado demasiado al gato y al ratón y tras los siglos todo se había intensificado con el tiempo. Mire un momento a Assur antes de responder nada para luego volver mi vista a la cazadora y responderle como ella había respondido nuestras preguntas.
-Me temo que ni con pasajes apocalípticos, ni mucho menos haciéndolo un sumiso y controlándolo a mí voluntad –dije mirando a Joe con una sonrisa ladeada para volver a mirar a la cazadora- la Luna y el Sol siempre se han estado persiguiendo, acercándose y alejándose durante siglos incapaces de poder ser alcanzados, hasta que al final se han alcanzado para formar un eclipse –dije sin entrar demasiado en detalles que nos podrían llevar por caminos oscuros- ¿Qué lo ha atrapado? Que puede arder conmigo y que soy capaz de ponerme en sintonía con el demonio en su interior –comenté con una sonrisa y volví mi vista a Joe tras su pregunta mirándolo de forma fija- ¿Quizás porque alguien le anima a que su carácter sea ese, con palabras infundadas y que son totalmente una completa falacia? –Le espeté sabiendo que él reconocería por dónde iban los tiros- No tengo por qué ser mordaz para decir qué fue lo que me atrapó, fue todo. El demonio que puede hacer que mi infierno arda, el único que puede darme un jaque mate y el que elabora esos planes tan maquiavélicos propios de un demonio que me encantan y que seguirían hasta el fin del mundo, ¿podrías decir lo mismo tú de tú querida prometida? –Sonreí de lado recostándome contra el sofá, no tenía nada de lo que esconderme, así que podían atacarme que estaba preparada para todo. Sin embargo quise esperar por la respuesta del vampiro, yo había hablado por mí, no podía hablar por él.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 374
Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Aquello era el circo romano, frente a Joe, la cazadora sacaba a sus mejores gladiadores, claro que el otro mordaz, no parecía rendirse y en ese duelo de ambos hasta los leones volvían a sus jaulas atemorizados de salir escaldados.
Lo mejor es como se miraban, era una mezcla extraña de odio, pero a su vez de necesidad, como si no fueran capaces de separarse, de dejar de retarse incluso de tocarse afilando las palabras para dañarse.
Mi hermano la orilló contra su cuerpo, ella puso cara de desprecio pero no se movió un ápice de su regazo y supe en ese momento que Joe estaba condenado.
Ladeé la sonrisa dando un sorbo del vaso, Sun reía capaz de leer todo aquello que la humana sin filtros gritaba a los cuatro vientos.
Claro que para saber que se habían acostado solo hacia falta escuchar a mi hermano que se jactaba de ello, de haber gozado de ese encuentro que estaba seguro no había decepcionado a ninguno de ellos.
Lo malo de atacar es que pronto el filo de la espada acaba siéndote devuelto, eso es lo que la cazadora y mi hermano hicieron, como si en cierto modo supieran que no atravesábamos precisamente el mejor de nuestros momentos.
Quizás la actitud era el reflejo de lo nuestro, mientras Joe y la cazadora se tocaban aun desatando tempestades por los labios, nosotros manteníamos una distancia complicada, que dejaba mas claro todavía la frialdad que la menos yo destilaba.
No había podido olvidar la afrenta que para mi suponía que ella hubiera estado con un hombre en una fiesta y usando sus propias palabras “haberse echo compañía”
No confiaba en ella, no después de lo que la noche anterior vi en el cabaret ¿por que creer que nada había pasado entre ella y ese tal Hector?
Sun siempre fue una mujer muy libre, como yo, la diferencia es que yo si había dejado por completo de jugar a ser un depredador hambriento, mas ella parecía anhelar esa libertad que yo me empeñaba en coartar.
Escuché como Sun explicaba como la había atrapado, alcé la copa hacia ella brindando con cierto deje sarcástico por esas palabras tan ciertas en el fondo.
Siempre estuvimos jugando como lo hace el depredador y la presa, esquivandonos, uniéndonos y separándonos, traicionándonos para volver a retornas.
Ahora, tras decidir acabar con ese juego, tras jurarnos una eternidad el uno al otro empezaba a sentirme bastante estúpido.
-Sin duda lo que me atrapó de ella es esa sonrisa, podría pasarme mirándola toda la vida y teniendo en cuenta que es eterna..-reí hundiendo mis ojos en los de Sun -supongo que dejando a un lado la parte superficial, lo que mas me atrapó de ella es su valor, como me dijo aquella noche en la que de nuevo pretendía salir huyendo que dejara de hacerlo, que sus sentimientos eran ciertos, puros y que a partir de hoy y para siempre arderíamos juntos en el infierno.
El “contrato” quedó sellado a fuego para mi, como todos, inquebrantable. Nos enseñaron de niños a que la palabra es lo único que diferencia a un hombre de otro, por eso nosotros no quebramos aquello que prometemos.
Yo le prometí fidelidad, le prometí una bestia cada noche en su lecho y un vampiro que la protegería hasta su ultimo aliento.
Doy gracias a los dioses de que esas promesas sean reciprocas -dije con una ironía oculta en mi voz – Quizás Joe, deberíais poner música para amenizar, a mi preciosa vampiresa le gusta Bailar -atajé con rabia.
Joe sabia perfectamente por donde iban los tiros, la cazadora era la única que miraba la escena como si se hubiera perdido algo en mis palabras que no alcanzaba a entender y la verdad no tenia ganas tampoco de explicar.
Lo mejor es como se miraban, era una mezcla extraña de odio, pero a su vez de necesidad, como si no fueran capaces de separarse, de dejar de retarse incluso de tocarse afilando las palabras para dañarse.
Mi hermano la orilló contra su cuerpo, ella puso cara de desprecio pero no se movió un ápice de su regazo y supe en ese momento que Joe estaba condenado.
Ladeé la sonrisa dando un sorbo del vaso, Sun reía capaz de leer todo aquello que la humana sin filtros gritaba a los cuatro vientos.
Claro que para saber que se habían acostado solo hacia falta escuchar a mi hermano que se jactaba de ello, de haber gozado de ese encuentro que estaba seguro no había decepcionado a ninguno de ellos.
Lo malo de atacar es que pronto el filo de la espada acaba siéndote devuelto, eso es lo que la cazadora y mi hermano hicieron, como si en cierto modo supieran que no atravesábamos precisamente el mejor de nuestros momentos.
Quizás la actitud era el reflejo de lo nuestro, mientras Joe y la cazadora se tocaban aun desatando tempestades por los labios, nosotros manteníamos una distancia complicada, que dejaba mas claro todavía la frialdad que la menos yo destilaba.
No había podido olvidar la afrenta que para mi suponía que ella hubiera estado con un hombre en una fiesta y usando sus propias palabras “haberse echo compañía”
No confiaba en ella, no después de lo que la noche anterior vi en el cabaret ¿por que creer que nada había pasado entre ella y ese tal Hector?
Sun siempre fue una mujer muy libre, como yo, la diferencia es que yo si había dejado por completo de jugar a ser un depredador hambriento, mas ella parecía anhelar esa libertad que yo me empeñaba en coartar.
Escuché como Sun explicaba como la había atrapado, alcé la copa hacia ella brindando con cierto deje sarcástico por esas palabras tan ciertas en el fondo.
Siempre estuvimos jugando como lo hace el depredador y la presa, esquivandonos, uniéndonos y separándonos, traicionándonos para volver a retornas.
Ahora, tras decidir acabar con ese juego, tras jurarnos una eternidad el uno al otro empezaba a sentirme bastante estúpido.
-Sin duda lo que me atrapó de ella es esa sonrisa, podría pasarme mirándola toda la vida y teniendo en cuenta que es eterna..-reí hundiendo mis ojos en los de Sun -supongo que dejando a un lado la parte superficial, lo que mas me atrapó de ella es su valor, como me dijo aquella noche en la que de nuevo pretendía salir huyendo que dejara de hacerlo, que sus sentimientos eran ciertos, puros y que a partir de hoy y para siempre arderíamos juntos en el infierno.
El “contrato” quedó sellado a fuego para mi, como todos, inquebrantable. Nos enseñaron de niños a que la palabra es lo único que diferencia a un hombre de otro, por eso nosotros no quebramos aquello que prometemos.
Yo le prometí fidelidad, le prometí una bestia cada noche en su lecho y un vampiro que la protegería hasta su ultimo aliento.
Doy gracias a los dioses de que esas promesas sean reciprocas -dije con una ironía oculta en mi voz – Quizás Joe, deberíais poner música para amenizar, a mi preciosa vampiresa le gusta Bailar -atajé con rabia.
Joe sabia perfectamente por donde iban los tiros, la cazadora era la única que miraba la escena como si se hubiera perdido algo en mis palabras que no alcanzaba a entender y la verdad no tenia ganas tampoco de explicar.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Podía esperar que esa noche nos tiraran al cuello como sin duda alguna estaban haciendo, no podía culparles cuando yo de estar en la situación contraria estaría haciendo lo mismo. Claro que ya habíamos empezado en las presentaciones y ahora que estábamos dentro la cosa no se calmaba, sino que seguía en aumento. Para ellos debería de suponer una situación de lo más irónica vernos a los dos, vampiro y cazadora, que íbamos a contraer matrimonio. Uno en el que no había amor, que era más una falsa que otra cosa, y que además era más que patente el odio que nos procesábamos cuando nos dedicábamos esas palabras tan cariñosas que nos decíamos… sin duda alguna para ellos no debía de pasarles desapercibido. Yo quise devolverle a Joe la jugada que él había empezado y acabó diciendo que gemía su nombre, mirando con el ceño fruncido al vampiro porque para nada había gemido su nombre ni una sola vez. Al poco la vampira se rió sola y enarqué una ceja, viendo como nos miraba con diversión mientras el vampiro a su lado hacía lo mismo.
Mantenían una distancia prudencial, cerca pero sin tocarse, sin dedicarse ninguna caricia… y aunque nosotros tampoco lo hacíamos era claro que ellos eran pareja y nosotros no, le intenté tirar el contenido de mi copa al vampiro pero este con mayores reflejos se apartó a tiempo y no le pude dar para llenar mi copa fulminándolo con la mirada para recostarme de nuevo en el sofá. Ya que ellos habían preguntado, ¿por qué no preguntar nosotros y devolverles un poco la jugada? Joe apenas me había contado nada así que igual que habían hecho ellos ahora fui yo la que lanzó la pregunta, que nadie esperó al parecer, para esperar a que ambos respondieran a las preguntas que les había hecho.
Joe no tardó en seguirme el juego y, debía de decir, que parecía incluso hasta divertido por el deje con el que habló tras hacer yo las preguntas, animando al rayo de sol a que le respondiera. Claro que él tenía más información que yo y más ventaja porque sus preguntas claramente, con esa sonrisa ladeada con las que las hizo, daba a entender que sabía lo que se estaba preguntando, tanto a una como a otro y ladeé la sonrisa… les tocaba a ellos responder, y en verdad, tenía un poco de curiosidad porque si el vampiro me había seguido de esa forma es que quizás podría haber algo que desconocía.
Su mano aferró mi cintura y de un movimiento me sentó sobre su regazo a lo que yo lo miré frunciendo el ceño con el gesto, para nada contenta con el mismo y que él respondió con un mohín como si eso fuera a salvarlo. Me dijo que lo contentara y me mordí el labio para evitar reírme, si quería que lo contentara solo tenía que sacar unos grilletes y un látigo y ya con eso bastaría. Mordió el lóbulo de mi oreja notando su errática respiración en el lugar y mi cara lo decía todo: no me apetecía estar así pero por el simple hecho de no montar una escena allí mismo lo dejé estar y bebí del vaso que tenía. Joe no se cortó con las preguntas y fue primero ella quien respondió.
Parecía que se estuvieran lanzando dagas entre ellos y yo disfruté al margen de todo con una sonrisa ladeada, la respuesta de la vampira no fue exacta al cien por cien y me di cuenta de que lo había resumido bastante, la pregunta claramente iba hacia Joe por como lo miraba y fue entonces que me reí ante la última pregunta cuando dijo que el vampiro era su demonio, y que por lo que entendí era el único que podría llegar a… ¿matarla? Eso es por lo que entendía con aquel “jaque mate”, pero levanté el vaso en su dirección cuando me nombró a mí y si podría hacer lo mismo que ella hacía con el vampiro.
-A esa última pregunta te respondo yo: la respuesta es no. Más que seguirlo con sus planes, yo misma haría mis planes para llevarlo al fin del mundo –sonreí de lado riendo entre dientes, para luego ser el turno del vampiro al que todavía no sabía su nombre, que miraba a la vampira como si hubiera pasado algo. No había que ser ciego para darse cuenta por la actitud que tenían y por el hecho de que ni siquiera se habían tocado. Habló algo sobre una sonrisa haciendo que la vampira lo mirara de forma fija de algo que era imposible de entender y que serían cosas suyas, y luego explicó qué le había atrapado. Parecía más bien un reproche que otra cosa y sus últimas palabras en las que pedía a Joe que pusiera música no las entendí, pero si vi la rabia que desprendía en ellas y en el tono de voz… miré a Joe que los contemplaba y me bajó para hacer precisamente lo que le había pedido su hermano, no sabiendo si con la intención de ayudar o hacer más grande la herida… pero conociéndolo, haciendo la herida más grande- Oh sí, a Joe también le encanta bailar… recuerdo cómo me pidió obnubilado un baile cuando me vio en aquella fiesta –comenté con malicia dando un trago a la copa- luego tuvo que pedirme el baile final incapaz de contener las ganas de querer pasar más tiempo conmigo –mi vista se giró al vampiro y sonreí de forma ladina- ¿Por qué no les cuentas las cosas tan bonitas y maravillosas que me dijiste en aquellos bailes? Hasta una joven se desmayó y todo –reí al recordarlo y como mi padre tuvo que abanicarle. Al parecer habíamos hecho más daño nosotros con las preguntas a ellos que viceversa, y sonreí de lado- Joe, ¿por qué no invitas a bailar a Sun ya que a ella le gustan los bailes? Ya sabes que yo aborrezco esas cosas –comenté con un deje de malicia, disfrutando ahora de aquel encuentro.
Mantenían una distancia prudencial, cerca pero sin tocarse, sin dedicarse ninguna caricia… y aunque nosotros tampoco lo hacíamos era claro que ellos eran pareja y nosotros no, le intenté tirar el contenido de mi copa al vampiro pero este con mayores reflejos se apartó a tiempo y no le pude dar para llenar mi copa fulminándolo con la mirada para recostarme de nuevo en el sofá. Ya que ellos habían preguntado, ¿por qué no preguntar nosotros y devolverles un poco la jugada? Joe apenas me había contado nada así que igual que habían hecho ellos ahora fui yo la que lanzó la pregunta, que nadie esperó al parecer, para esperar a que ambos respondieran a las preguntas que les había hecho.
Joe no tardó en seguirme el juego y, debía de decir, que parecía incluso hasta divertido por el deje con el que habló tras hacer yo las preguntas, animando al rayo de sol a que le respondiera. Claro que él tenía más información que yo y más ventaja porque sus preguntas claramente, con esa sonrisa ladeada con las que las hizo, daba a entender que sabía lo que se estaba preguntando, tanto a una como a otro y ladeé la sonrisa… les tocaba a ellos responder, y en verdad, tenía un poco de curiosidad porque si el vampiro me había seguido de esa forma es que quizás podría haber algo que desconocía.
Su mano aferró mi cintura y de un movimiento me sentó sobre su regazo a lo que yo lo miré frunciendo el ceño con el gesto, para nada contenta con el mismo y que él respondió con un mohín como si eso fuera a salvarlo. Me dijo que lo contentara y me mordí el labio para evitar reírme, si quería que lo contentara solo tenía que sacar unos grilletes y un látigo y ya con eso bastaría. Mordió el lóbulo de mi oreja notando su errática respiración en el lugar y mi cara lo decía todo: no me apetecía estar así pero por el simple hecho de no montar una escena allí mismo lo dejé estar y bebí del vaso que tenía. Joe no se cortó con las preguntas y fue primero ella quien respondió.
Parecía que se estuvieran lanzando dagas entre ellos y yo disfruté al margen de todo con una sonrisa ladeada, la respuesta de la vampira no fue exacta al cien por cien y me di cuenta de que lo había resumido bastante, la pregunta claramente iba hacia Joe por como lo miraba y fue entonces que me reí ante la última pregunta cuando dijo que el vampiro era su demonio, y que por lo que entendí era el único que podría llegar a… ¿matarla? Eso es por lo que entendía con aquel “jaque mate”, pero levanté el vaso en su dirección cuando me nombró a mí y si podría hacer lo mismo que ella hacía con el vampiro.
-A esa última pregunta te respondo yo: la respuesta es no. Más que seguirlo con sus planes, yo misma haría mis planes para llevarlo al fin del mundo –sonreí de lado riendo entre dientes, para luego ser el turno del vampiro al que todavía no sabía su nombre, que miraba a la vampira como si hubiera pasado algo. No había que ser ciego para darse cuenta por la actitud que tenían y por el hecho de que ni siquiera se habían tocado. Habló algo sobre una sonrisa haciendo que la vampira lo mirara de forma fija de algo que era imposible de entender y que serían cosas suyas, y luego explicó qué le había atrapado. Parecía más bien un reproche que otra cosa y sus últimas palabras en las que pedía a Joe que pusiera música no las entendí, pero si vi la rabia que desprendía en ellas y en el tono de voz… miré a Joe que los contemplaba y me bajó para hacer precisamente lo que le había pedido su hermano, no sabiendo si con la intención de ayudar o hacer más grande la herida… pero conociéndolo, haciendo la herida más grande- Oh sí, a Joe también le encanta bailar… recuerdo cómo me pidió obnubilado un baile cuando me vio en aquella fiesta –comenté con malicia dando un trago a la copa- luego tuvo que pedirme el baile final incapaz de contener las ganas de querer pasar más tiempo conmigo –mi vista se giró al vampiro y sonreí de forma ladina- ¿Por qué no les cuentas las cosas tan bonitas y maravillosas que me dijiste en aquellos bailes? Hasta una joven se desmayó y todo –reí al recordarlo y como mi padre tuvo que abanicarle. Al parecer habíamos hecho más daño nosotros con las preguntas a ellos que viceversa, y sonreí de lado- Joe, ¿por qué no invitas a bailar a Sun ya que a ella le gustan los bailes? Ya sabes que yo aborrezco esas cosas –comenté con un deje de malicia, disfrutando ahora de aquel encuentro.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Aquella velada estaba resultando prometedora, no solo por como las afiladas dagas sobrevolaban las cabezas de unos y de otros si no porque al parecer, había problemas en el paraíso.
Admito que cuando vi a mi hermano y a Sun juntos, me dieron cierta envidia, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, nunca recordé a mi hermano tan feliz, tan aplacado y ahora por el contrario parecía una bestia salvaje presa en una jaula, como si escondiera en su interior algo que lo carcomía y le empujaba a afilar mas la estaca que sobre su corazón pendía.
Mi querida prometida contaba ahora como nos habíamos conocido, ladeé la sonrisa por su historia, como no, la contaba de un modo que trataba de dejarme como un idiota.
-Es cierto, las damas se desmallaban a mi paso, es el efecto que causo -apunté con una sonrisa ladina -deberías amor contarles también lo feliz que te pusiste cuando di la noticia de que tu serias mi prometida, fíjate si le gusto la idea que esa misma noche me acompañó a casa para tomar un vino frente a esta chimenea.
Deposité un beso en su mejilla, su mirada me atravesó y no pude evitar reír de pura diversión.
Me puse en pie para poner música, al fin y al cabo sabia porque mi hermano decía que amenizara la velada con una melodía.
Le tendí la mano a Sun para que me acompañara en esa pieza.
-No te importa hermano que te la robe por unos instantes ¿verdad?
Mi mano en su espalda, la otra se enredó en sus dedos y nuestra mirada quedó anclada en ese momento.
-Me han dicho que sois una excelente bailarina, que se os da bien amenizar las aburridas fiestas de la nobleza. Ya tenemos algo en común -bromeé con cierta diversión.
Mi hermano era excesivamente posesivo, a mi no me importaba que Dan bailara con un hombre o con dos, me pertenecía y la verdad es que la seguridad en mi mismo era mucho mayor que la desfachatez de pensar que otro pudiera hacerme sombra.
Claro que...
-¿sabéis con quien bailasteis la otra noche? -susurré en su oído -forma parte del consejo ¿sabe eso mi hermano?
Ahí estaba mi as guardado, el jaque mate de una partida improvisada, quizás a diferencia de él yo no maquinaba cada uno de mis movimientos, mas eso no hacia que dejaran de ser letales como el acero.
Me giré Assur bailaba con mi prometida, menuda le había caído al pobre aquella noche.
-Ahora podéis culpar a mi hermano de lo mismo que él a vos Sun, de bailar con otra -bromeé entre risas- no me mal interpretéis, mi hermano es demente, estoy con vos, todos tenemos derecho a divertirnos, somos inmortales, bestias de la noche, la fidelidad esta sobrevalorada, solo es sexo, lo importante es la lealtad.
Creo que si Sun hubiera podido me hubiera arrancado la cabeza.
Seguimos girando al compás de aquel vals, hasta que al girar, Sun quedó de frente a mi hermano y con suavidad le robé a mi preciosa Lilith.
-¿te aburrías amor? -le pregunté con cierta diversión mientras mis labios rozaban los suyos en una velada caricia.
Admito que cuando vi a mi hermano y a Sun juntos, me dieron cierta envidia, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, nunca recordé a mi hermano tan feliz, tan aplacado y ahora por el contrario parecía una bestia salvaje presa en una jaula, como si escondiera en su interior algo que lo carcomía y le empujaba a afilar mas la estaca que sobre su corazón pendía.
Mi querida prometida contaba ahora como nos habíamos conocido, ladeé la sonrisa por su historia, como no, la contaba de un modo que trataba de dejarme como un idiota.
-Es cierto, las damas se desmallaban a mi paso, es el efecto que causo -apunté con una sonrisa ladina -deberías amor contarles también lo feliz que te pusiste cuando di la noticia de que tu serias mi prometida, fíjate si le gusto la idea que esa misma noche me acompañó a casa para tomar un vino frente a esta chimenea.
Deposité un beso en su mejilla, su mirada me atravesó y no pude evitar reír de pura diversión.
Me puse en pie para poner música, al fin y al cabo sabia porque mi hermano decía que amenizara la velada con una melodía.
Le tendí la mano a Sun para que me acompañara en esa pieza.
-No te importa hermano que te la robe por unos instantes ¿verdad?
Mi mano en su espalda, la otra se enredó en sus dedos y nuestra mirada quedó anclada en ese momento.
-Me han dicho que sois una excelente bailarina, que se os da bien amenizar las aburridas fiestas de la nobleza. Ya tenemos algo en común -bromeé con cierta diversión.
Mi hermano era excesivamente posesivo, a mi no me importaba que Dan bailara con un hombre o con dos, me pertenecía y la verdad es que la seguridad en mi mismo era mucho mayor que la desfachatez de pensar que otro pudiera hacerme sombra.
Claro que...
-¿sabéis con quien bailasteis la otra noche? -susurré en su oído -forma parte del consejo ¿sabe eso mi hermano?
Ahí estaba mi as guardado, el jaque mate de una partida improvisada, quizás a diferencia de él yo no maquinaba cada uno de mis movimientos, mas eso no hacia que dejaran de ser letales como el acero.
Me giré Assur bailaba con mi prometida, menuda le había caído al pobre aquella noche.
-Ahora podéis culpar a mi hermano de lo mismo que él a vos Sun, de bailar con otra -bromeé entre risas- no me mal interpretéis, mi hermano es demente, estoy con vos, todos tenemos derecho a divertirnos, somos inmortales, bestias de la noche, la fidelidad esta sobrevalorada, solo es sexo, lo importante es la lealtad.
Creo que si Sun hubiera podido me hubiera arrancado la cabeza.
Seguimos girando al compás de aquel vals, hasta que al girar, Sun quedó de frente a mi hermano y con suavidad le robé a mi preciosa Lilith.
-¿te aburrías amor? -le pregunté con cierta diversión mientras mis labios rozaban los suyos en una velada caricia.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Estaba más que clara la relación que había entre Joe y la cazadora porque a la legua se notaba, no solo me hacía falta leer con facilidad lo que pasaba por su mente, sino que sus gestos estaban claros. Se odiaban pero ahora viéndola a ella encima sobre su regazo, sin moverse aunque le dedicó una mirada llena de odio era más que esclarecedor. Era hasta irónico que ellos dos que se odiaban estuvieran bastante juntos, y nosotros dos siguiéramos con aquella fría distancia que relevaba bastantes cosas, cosas por las que ahora nos atacaban igual que habíamos hecho con ellos antes. Claro que la diferencia es que nosotros llevábamos dos noches fatídicas por diferentes motivos en las que parecía que no salíamos del todo de algo y ya nos metíamos de lleno en otra. Porque sabía que Assur estaba así por una razón en concreto, una que yo por más que intentaba no olvidarlo sino que pudiéramos pasar página… no lo conseguía.
Y sus palabras eran la viva imagen de cómo estaba el vampiro conmigo, porque yo sí sabía a qué habían venido sus palabras y la forma en las que las dijo, sin apartar la mirada de mí en ningún momento. Atacaba donde más me dolía y es que sabía la forma de hacerlo perfectamente y él solito se bastaba… recordando la noche en la que si no llega a ser porque el vampiro me hubiera encontrado a saber qué hubiera sido de mí, quizás a esas alturas habría acabado muerta. La misma en la que decidí apartar los temores a un lado y lanzarme a un vacío sin saber si habría red o si alguien me recogería dando por finalizado aquel juego del gato y el ratón que siempre habíamos llevado.
Y me recordó que él había sido fiel y que no había roto el “contrato” que habíamos tenido en ningún momento, que él era un hombre de palabra y encima estaba dejando a entender claramente que yo no había cumplido con mi parte del trato al decir que aquello era recíproco, con esa ironía que dejaba bien en claro que él no lo pensaba. Además, por si aquello fuera poco, terminó alegando que Joe pusiera música porque me gustaba bailar volviendo de nuevo al último problema que habíamos tenido. Ya le había pedido perdón por lo que hice en el cabaret, ya le había dicho que en aquella fiesta no había pasado absolutamente nada… ¿iba a estar toda la eternidad echándomelo en cara? ¿Debía yo, también, echarle en la cara la vez que me había tomado a la fuerza cuando él creyó que lo había traicionado ante el consejo equivocándose enormemente? Quizás debería de hacerlo puesto que él no paraba de recordarme ciertas cosas, él se había equivocado y yo también, la diferencia es que yo había pasado página y él seguía aferrándose a ese rencor.
Ni siquiera escuché lo que decían Joe y su prometida con mi vista fijada en el vampiro, me dolía que siguiera de esa forma cuando parecía olvidar que él también la había cagado de forma monumental aquella vez, y parecía olvidarse la forma que tuvo de pagarme por ello aunque luego… y aun así lo perdoné y lo olvidé, porque mis sentimientos eran más fuertes que lo que él me hizo. Me mordí el labio con fuerza sin dejar de mirarlo en lo que él desprendía esa… frialdad que era conocida para mí, pero ahí no podía arreglar las cosas y no era ni el lugar ni el momento. Di un trago cuando Joe se acercó extendiendo su mano para invitarme a bailar, y sin apartar la mirada de Assur, tomé su mano dejando que me guiara con su mano en mi espalda hacia un lugar más espacioso para bailar. Mi mirada quedó en la del vampiro dándome cuenta de los pequeños matices que los hacía iguales, dejando que me llevara en la pieza y escuchando sus palabras.
-Veo que estás bien informado, Joe –no lo traté con formalidad- y creo que tenemos algo más en común. Aunque al parecer, te dicen bastantes cosas ¿no es así? –Pregunté viendo ahora la oportunidad que tenía- Aunque quizás la información que tienes también sea errónea… como la que te pasaron cuando le dijiste a tú hermano que me había estado viendo con el consejo –puntualicé con voz fría, era algo que había querido decirle y vi la ocasión- gracias, por cierto, fue una velada muy amena la que pasé cuando te fuiste –comenté con ironía y con bastante más frialdad que con la que había hablado antes, y no le iba a dar explicaciones sobre ninguno de los dos temas. Claro que lo que no me esperaba, en absoluto, fueron las palabras que susurró en mí oído y que me dejaron completamente perpleja… algo que se notó en mí rostro y en que me quedé parada, de tal forma, que tuvo que ser él quien tirara de mí para seguir bailando. ¿Qué Hector era qué?- Ni siquiera yo lo sabía… –comenté en tono bajo dejando que siguiera guiándome cerrando los ojos por unos momento ante la gravedad de ese dato, ¿cómo no podría haberlo sabido? Fácil, porque cuando me presenté ante el consejo había un trono que estaba vacío…- me acabo de enterar ahora... –me tensé unos momentos, había estado hablando con alguien que pertenecía al consejo que nos quería al parecer muertos… ¿sabría él quién era yo cuando me conoció? Mis ojos fueron hacia el vampiro que bailaba con su prometida escuchando sus palabras, tremendamente divertido con la situación. Lo miré frunciendo el ceño cuando, claramente, me daba a entender que había traicionado a su hermano de alguna forma lo que comenzó a cabrearme y enfadarme en sobremanera- Yo no he traicionado a tú hermano en ningún momento ni le he sido infiel, y no tengo pensado hacerlo –era lo único que iba a decir al respecto. El vampiro en uno de los giros en los que nos acercamos a la otra pareja, de un movimiento grácil me soltó para coger a la cazadora y seguir bailando, dejándome frente a su hermano bajo la misma tesitura que teníamos. Acorté la distancia con el vampiro y mis brazos rodearon su cuello sin importarme nada en absoluto, teníamos que hablar sobre lo que Joe me había informado y tenía que decírselo al vampiro antes de que pensara que lo sabía y se lo había ocultado- Deja de tratarme con esa frialdad y frivolidad Assur… me estás matando –comenté contra su cuello sin apartarme sabiendo por qué estaba así- ¿tienes dudas, quieres saber realmente lo que pasó? Está bien –me aparté, aparté el pelo a un lado y le mostré el cuello para que me mordiera- Hazlo… vamos, hazlo –era la única forma de que supiera que no había pasado nada- no tengo nada que esconder igual que no tuve nada que esconder cuando me acusaste de haberte traicionado con el consejo –porque sí, igual que él me echaba en cara yo también lo iba a hacer- Bebe, y ve la maldita verdad por ti mismo –le espeté para que lo hiciera, yo quería estar bien con él pero no aguantaba su indiferencia que me dolía horrores.
Y sus palabras eran la viva imagen de cómo estaba el vampiro conmigo, porque yo sí sabía a qué habían venido sus palabras y la forma en las que las dijo, sin apartar la mirada de mí en ningún momento. Atacaba donde más me dolía y es que sabía la forma de hacerlo perfectamente y él solito se bastaba… recordando la noche en la que si no llega a ser porque el vampiro me hubiera encontrado a saber qué hubiera sido de mí, quizás a esas alturas habría acabado muerta. La misma en la que decidí apartar los temores a un lado y lanzarme a un vacío sin saber si habría red o si alguien me recogería dando por finalizado aquel juego del gato y el ratón que siempre habíamos llevado.
Y me recordó que él había sido fiel y que no había roto el “contrato” que habíamos tenido en ningún momento, que él era un hombre de palabra y encima estaba dejando a entender claramente que yo no había cumplido con mi parte del trato al decir que aquello era recíproco, con esa ironía que dejaba bien en claro que él no lo pensaba. Además, por si aquello fuera poco, terminó alegando que Joe pusiera música porque me gustaba bailar volviendo de nuevo al último problema que habíamos tenido. Ya le había pedido perdón por lo que hice en el cabaret, ya le había dicho que en aquella fiesta no había pasado absolutamente nada… ¿iba a estar toda la eternidad echándomelo en cara? ¿Debía yo, también, echarle en la cara la vez que me había tomado a la fuerza cuando él creyó que lo había traicionado ante el consejo equivocándose enormemente? Quizás debería de hacerlo puesto que él no paraba de recordarme ciertas cosas, él se había equivocado y yo también, la diferencia es que yo había pasado página y él seguía aferrándose a ese rencor.
Ni siquiera escuché lo que decían Joe y su prometida con mi vista fijada en el vampiro, me dolía que siguiera de esa forma cuando parecía olvidar que él también la había cagado de forma monumental aquella vez, y parecía olvidarse la forma que tuvo de pagarme por ello aunque luego… y aun así lo perdoné y lo olvidé, porque mis sentimientos eran más fuertes que lo que él me hizo. Me mordí el labio con fuerza sin dejar de mirarlo en lo que él desprendía esa… frialdad que era conocida para mí, pero ahí no podía arreglar las cosas y no era ni el lugar ni el momento. Di un trago cuando Joe se acercó extendiendo su mano para invitarme a bailar, y sin apartar la mirada de Assur, tomé su mano dejando que me guiara con su mano en mi espalda hacia un lugar más espacioso para bailar. Mi mirada quedó en la del vampiro dándome cuenta de los pequeños matices que los hacía iguales, dejando que me llevara en la pieza y escuchando sus palabras.
-Veo que estás bien informado, Joe –no lo traté con formalidad- y creo que tenemos algo más en común. Aunque al parecer, te dicen bastantes cosas ¿no es así? –Pregunté viendo ahora la oportunidad que tenía- Aunque quizás la información que tienes también sea errónea… como la que te pasaron cuando le dijiste a tú hermano que me había estado viendo con el consejo –puntualicé con voz fría, era algo que había querido decirle y vi la ocasión- gracias, por cierto, fue una velada muy amena la que pasé cuando te fuiste –comenté con ironía y con bastante más frialdad que con la que había hablado antes, y no le iba a dar explicaciones sobre ninguno de los dos temas. Claro que lo que no me esperaba, en absoluto, fueron las palabras que susurró en mí oído y que me dejaron completamente perpleja… algo que se notó en mí rostro y en que me quedé parada, de tal forma, que tuvo que ser él quien tirara de mí para seguir bailando. ¿Qué Hector era qué?- Ni siquiera yo lo sabía… –comenté en tono bajo dejando que siguiera guiándome cerrando los ojos por unos momento ante la gravedad de ese dato, ¿cómo no podría haberlo sabido? Fácil, porque cuando me presenté ante el consejo había un trono que estaba vacío…- me acabo de enterar ahora... –me tensé unos momentos, había estado hablando con alguien que pertenecía al consejo que nos quería al parecer muertos… ¿sabría él quién era yo cuando me conoció? Mis ojos fueron hacia el vampiro que bailaba con su prometida escuchando sus palabras, tremendamente divertido con la situación. Lo miré frunciendo el ceño cuando, claramente, me daba a entender que había traicionado a su hermano de alguna forma lo que comenzó a cabrearme y enfadarme en sobremanera- Yo no he traicionado a tú hermano en ningún momento ni le he sido infiel, y no tengo pensado hacerlo –era lo único que iba a decir al respecto. El vampiro en uno de los giros en los que nos acercamos a la otra pareja, de un movimiento grácil me soltó para coger a la cazadora y seguir bailando, dejándome frente a su hermano bajo la misma tesitura que teníamos. Acorté la distancia con el vampiro y mis brazos rodearon su cuello sin importarme nada en absoluto, teníamos que hablar sobre lo que Joe me había informado y tenía que decírselo al vampiro antes de que pensara que lo sabía y se lo había ocultado- Deja de tratarme con esa frialdad y frivolidad Assur… me estás matando –comenté contra su cuello sin apartarme sabiendo por qué estaba así- ¿tienes dudas, quieres saber realmente lo que pasó? Está bien –me aparté, aparté el pelo a un lado y le mostré el cuello para que me mordiera- Hazlo… vamos, hazlo –era la única forma de que supiera que no había pasado nada- no tengo nada que esconder igual que no tuve nada que esconder cuando me acusaste de haberte traicionado con el consejo –porque sí, igual que él me echaba en cara yo también lo iba a hacer- Bebe, y ve la maldita verdad por ti mismo –le espeté para que lo hiciera, yo quería estar bien con él pero no aguantaba su indiferencia que me dolía horrores.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 374
Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
Joe me arrebató a su prometida para devolverme a Sun que con gracilidad se cogió de mi cuello mientras yo posaba las manos en su cintura con la misma frialdad de la que había hecho gala el resto de la noche.
Sus palabras sonaron cálidas contra mi cuello, decía que mi actitud la mataba ¿no se daba cuenta que lo mismo hacían conmigo los celos?
Enarqué una ceja escuchándola cuando se apartó el pelo instigandome a beber de ella y ver por mis propios ojos lo que sucedió en ese encuentro.
Quizás esperaba que no lo hiciera, que fuera un caballero y creyera en su firme palabra, pero la verdad, no confiaba en ella, así que sin mediar palabra, mis colmillos se unieron de forma salvaje en su tez, rasgando su carne mientras me adentraba y comenzaba a tirar de su sangre de forma salvaje.
Cerré los ojos, en ese momento ella me recordaba lo que pasó con el consejo y si bien era cierto que no me traiciono, no era menos cierto que si estuvo frente a ellos.
Me dejé embriagar por la vitae transportarme como un ente a ese lugar, el Palacio Royal. Una gran fiesta se celebraba, Sun estaba invitada, y esta no dudo de acudir aun a sabiendas de que eso me cabrearía ya de por si.
Pudo habérmelo comentado, mas no lo hizo, como siempre, eran los rumores los que llegan a mi.
Pude verlo todo, desde que Sun entro radiante hasta el tonteo que se trajo con ese que alagó su sonrisa, como acepto el baile y la parte que me resultó incapaz de soportar.
“Como si fuéramos uno nos movíamos por la pista de baile sin importarnos las demás parejas, centrados en la música y en sus ojos que me miraban de forma fija, sin apartar la mirada. Me parecía descortés apartarla yo así que no lo hice mientras la pieza continuaba en el momento álgido, por un momento me olvidé de donde estaba como si estuviéramos rodeados por una burbuja que nos aislaba hasta que la pieza terminó finalmente, dejándonos parados en mitad de la pista. La gente comenzó a aplaudir pero nosotros simplemente nos quedamos parados en la misma posición, hasta que su mano abandonó mi espalda y llevó la otra a sus labios dejando un beso en mis nudillos”
Sunshine.
Habían muchos tipos de traición, quizás cierto era que hasta ese punto no hubo sexo entre los dos, mas ¿como tenia que tomarme esto?
Aparté mis colmillos de su yugular, mi mirada pétrea dijo mas que mis palabras y fue la manga de mi camisa la que limpió la sangre que de mis labios pendía.
La desfachatez no terminaba ahí, ademas de esto lo invitó a tomar una copa en la balconada.
¿Que hubiera pasado si eso mismo lo hubiera hecho yo?
Mis manos bajaron de su cintura, ni siquiera tenia ganas de hablar en ese momento en el que Sunshine me había ganado la partida, un Jaque perfecto.
Durante siglos habíamos jugado al gato y al ratón, partidas eternas en las que le dejé creerse vencedora, mas nunca dio el golpe de gracia como lo había hecho hoy.
Ahora, se había proclamado la reina indiscutible de la partida, hubiera lanzado el rey a sus pies de poseerlo en ese instante, mas por el contrario, mis ojos se tornaron fuego, no cualquier fuego, uno burdeos.
Reculé unos pasos, le hubiera arrancado la cabeza de no hacerlo.
Joe se detuvo y tiro a la cazadora tras de si, pude ver el mismo tono emerger de los ojos de mi hermano dispuesto a proteger aquello que le importaba, ahora lo vi.
Tomé el cuello de la botella al pasar por la mesa baja y de una patada en dos la partí, impetuoso abandoné la estancia, la mansión y puse rumbo a ninguna parte a la velocidad suficiente para no ser seguido por nadie.
Sus palabras sonaron cálidas contra mi cuello, decía que mi actitud la mataba ¿no se daba cuenta que lo mismo hacían conmigo los celos?
Enarqué una ceja escuchándola cuando se apartó el pelo instigandome a beber de ella y ver por mis propios ojos lo que sucedió en ese encuentro.
Quizás esperaba que no lo hiciera, que fuera un caballero y creyera en su firme palabra, pero la verdad, no confiaba en ella, así que sin mediar palabra, mis colmillos se unieron de forma salvaje en su tez, rasgando su carne mientras me adentraba y comenzaba a tirar de su sangre de forma salvaje.
Cerré los ojos, en ese momento ella me recordaba lo que pasó con el consejo y si bien era cierto que no me traiciono, no era menos cierto que si estuvo frente a ellos.
Me dejé embriagar por la vitae transportarme como un ente a ese lugar, el Palacio Royal. Una gran fiesta se celebraba, Sun estaba invitada, y esta no dudo de acudir aun a sabiendas de que eso me cabrearía ya de por si.
Pudo habérmelo comentado, mas no lo hizo, como siempre, eran los rumores los que llegan a mi.
Pude verlo todo, desde que Sun entro radiante hasta el tonteo que se trajo con ese que alagó su sonrisa, como acepto el baile y la parte que me resultó incapaz de soportar.
“Como si fuéramos uno nos movíamos por la pista de baile sin importarnos las demás parejas, centrados en la música y en sus ojos que me miraban de forma fija, sin apartar la mirada. Me parecía descortés apartarla yo así que no lo hice mientras la pieza continuaba en el momento álgido, por un momento me olvidé de donde estaba como si estuviéramos rodeados por una burbuja que nos aislaba hasta que la pieza terminó finalmente, dejándonos parados en mitad de la pista. La gente comenzó a aplaudir pero nosotros simplemente nos quedamos parados en la misma posición, hasta que su mano abandonó mi espalda y llevó la otra a sus labios dejando un beso en mis nudillos”
Sunshine.
Habían muchos tipos de traición, quizás cierto era que hasta ese punto no hubo sexo entre los dos, mas ¿como tenia que tomarme esto?
Aparté mis colmillos de su yugular, mi mirada pétrea dijo mas que mis palabras y fue la manga de mi camisa la que limpió la sangre que de mis labios pendía.
La desfachatez no terminaba ahí, ademas de esto lo invitó a tomar una copa en la balconada.
¿Que hubiera pasado si eso mismo lo hubiera hecho yo?
Mis manos bajaron de su cintura, ni siquiera tenia ganas de hablar en ese momento en el que Sunshine me había ganado la partida, un Jaque perfecto.
Durante siglos habíamos jugado al gato y al ratón, partidas eternas en las que le dejé creerse vencedora, mas nunca dio el golpe de gracia como lo había hecho hoy.
Ahora, se había proclamado la reina indiscutible de la partida, hubiera lanzado el rey a sus pies de poseerlo en ese instante, mas por el contrario, mis ojos se tornaron fuego, no cualquier fuego, uno burdeos.
Reculé unos pasos, le hubiera arrancado la cabeza de no hacerlo.
Joe se detuvo y tiro a la cazadora tras de si, pude ver el mismo tono emerger de los ojos de mi hermano dispuesto a proteger aquello que le importaba, ahora lo vi.
Tomé el cuello de la botella al pasar por la mesa baja y de una patada en dos la partí, impetuoso abandoné la estancia, la mansión y puse rumbo a ninguna parte a la velocidad suficiente para no ser seguido por nadie.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: A Light In The Middle Of The Darkness ~ Privado
No me estaba enterando de nada de lo que pasaba en esos momentos, como si estuvieran hablando de algo a lo que yo era totalmente ajena y no conocía, algo que aquellos tres vampiros si sabían porque podía notarse las palabras afiladas que se dedicaban entre ambos y que me dejaba en un segundo plano, me apartó de su lado dejándome en el sofá para ir a poner música y dirigirse hacia el rayo de sol tomando su mano para comenzar a bailar apartados de los sofás donde estábamos sentados, los miré moverse de forma grácil bailando aquella música y mi mirada fue entonces hacia el vampiro que quedaba. No habíamos empezado con buen pie y la verdad es que había sido divertido devolver los cuchillos que nos habían lanzado y que, al parecer, a ellos les había afectado mucho más que a nosotros.
Parecía bastante cabreado y enfadado y podía notar cómo miraba en dirección a su hermano y a la vampira quienes parecían hablar de algo, terminé por levantarme y acercarme a él porque no me iba a quedar mirando como aquellos bailaban, extendí mi mano mirándolo y enarqué una ceja viendo que dejaba la copa sobre la mesita que había enfrente de los sofás para, de forma regañadientes y pareciendo más forzado que otra cosa, tomar finalmente mi mano para comenzar a bailar al ritmo de la música.
-Sé que no te hace especial ilusión bailar conmigo, pero creo que no hay nadie más para pedir un baile –lo miré de forma fija- sé que no apruebas esto, la verdad, es que a quien tienes que decirle no es a mí sino a tú hermano quien fue quien tuvo la idea –y era lo único que iba a decirle por aquel momento, bailamos en total silencio por aquella pista improvisada hasta que sentí unas manos que me atrapaban por la cintura y me cambiaban de pareja para ahora estar entre los brazos del vampiro, sus labios acariciaron los míos ante su pregunta y sonreí de lado- Mucho, vuestro hermano no es tan buen conversador como lo eres tú –lo miré divertida dejándome llevar por sus manos al ritmo que él marcaba- ¿crees que hemos ganado este asalto? –Pregunté antes de morder su labio inferior un par de segundos sin percatarme de lo que estaba pasando con los otros dos vampiros que teníamos de invitados. Solo supe que, pasado unos minutos, Joe me puso tras su espalda y que cuando me asomé vi al vampiro con los ojos que ya conocía en Joe de ese tono burdeos, ¿también él tenía esa bestia que el vampiro tenía en su interior? Cogió la botella que estaba sobre la mesa, dio una patada rompiendo esta en dos y se alejó sin decir palabra dejándonos allí a los tres, especialmente sin yo saber qué narices había pasado.
Mi vista se fijó en la vampira, parada en mitad del lugar, con el pelo apartado a un lado y un pequeño hilo de sangre manando de dos orificios que eran claramente de unos colmillos de vampiro y enarqué una ceja. Me quité de la espalda del vampiro sin saber qué narices había pasado en esos momentos en los que no me había enterado de nada, y fue entonces cuando la vampira nos miró pudiendo ver el dolor que había en sus ojos, disculpándose por lo que había pasado notando el tono de voz que utilizaba. Había sido divertido devolverles los cuchillos que nos habían lanzado, pero parecía realmente dolida y sobre ello no iba a hacer mención alguna ni a jugar con su dolor. Nos felicitó por el enlace y se alejó saliendo por donde el vampiro había salido minutos antes perdiéndose en la noche. Alcé la mirada a Joe sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando.
-¿Qué narices…? ¿Tú entiendes algo? –Pregunté viendo ahora la mirada del vampiro y sí, estaba convencida de que sabía algo pero que no me lo iba a decir, serían cosas de ellos dos y no nos íbamos a meter por el medio. Rodeé el cuello del vampiro y sonreí de lado- creo que a tu hermano no le caigo muy bien… -comenté de pasada- Bueno Joe, creo que la noche ya ha terminado por hoy… ¿puedo volver a casa, o quieres retenerme para algo más? –Enarqué una ceja sabiendo que no me devolvería hasta cerca del amanecer, como siempre solía hacer y que, precisamente, fue eso lo que hizo.
Parecía bastante cabreado y enfadado y podía notar cómo miraba en dirección a su hermano y a la vampira quienes parecían hablar de algo, terminé por levantarme y acercarme a él porque no me iba a quedar mirando como aquellos bailaban, extendí mi mano mirándolo y enarqué una ceja viendo que dejaba la copa sobre la mesita que había enfrente de los sofás para, de forma regañadientes y pareciendo más forzado que otra cosa, tomar finalmente mi mano para comenzar a bailar al ritmo de la música.
-Sé que no te hace especial ilusión bailar conmigo, pero creo que no hay nadie más para pedir un baile –lo miré de forma fija- sé que no apruebas esto, la verdad, es que a quien tienes que decirle no es a mí sino a tú hermano quien fue quien tuvo la idea –y era lo único que iba a decirle por aquel momento, bailamos en total silencio por aquella pista improvisada hasta que sentí unas manos que me atrapaban por la cintura y me cambiaban de pareja para ahora estar entre los brazos del vampiro, sus labios acariciaron los míos ante su pregunta y sonreí de lado- Mucho, vuestro hermano no es tan buen conversador como lo eres tú –lo miré divertida dejándome llevar por sus manos al ritmo que él marcaba- ¿crees que hemos ganado este asalto? –Pregunté antes de morder su labio inferior un par de segundos sin percatarme de lo que estaba pasando con los otros dos vampiros que teníamos de invitados. Solo supe que, pasado unos minutos, Joe me puso tras su espalda y que cuando me asomé vi al vampiro con los ojos que ya conocía en Joe de ese tono burdeos, ¿también él tenía esa bestia que el vampiro tenía en su interior? Cogió la botella que estaba sobre la mesa, dio una patada rompiendo esta en dos y se alejó sin decir palabra dejándonos allí a los tres, especialmente sin yo saber qué narices había pasado.
Mi vista se fijó en la vampira, parada en mitad del lugar, con el pelo apartado a un lado y un pequeño hilo de sangre manando de dos orificios que eran claramente de unos colmillos de vampiro y enarqué una ceja. Me quité de la espalda del vampiro sin saber qué narices había pasado en esos momentos en los que no me había enterado de nada, y fue entonces cuando la vampira nos miró pudiendo ver el dolor que había en sus ojos, disculpándose por lo que había pasado notando el tono de voz que utilizaba. Había sido divertido devolverles los cuchillos que nos habían lanzado, pero parecía realmente dolida y sobre ello no iba a hacer mención alguna ni a jugar con su dolor. Nos felicitó por el enlace y se alejó saliendo por donde el vampiro había salido minutos antes perdiéndose en la noche. Alcé la mirada a Joe sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando.
-¿Qué narices…? ¿Tú entiendes algo? –Pregunté viendo ahora la mirada del vampiro y sí, estaba convencida de que sabía algo pero que no me lo iba a decir, serían cosas de ellos dos y no nos íbamos a meter por el medio. Rodeé el cuello del vampiro y sonreí de lado- creo que a tu hermano no le caigo muy bien… -comenté de pasada- Bueno Joe, creo que la noche ya ha terminado por hoy… ¿puedo volver a casa, o quieres retenerme para algo más? –Enarqué una ceja sabiendo que no me devolvería hasta cerca del amanecer, como siempre solía hacer y que, precisamente, fue eso lo que hizo.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
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