En busca de mi camino (Rolf )

La joven miraba a lo lejos, a todos los que por la plaza transitaban, familias, parejas en las bancas, mujeres con mascotas, niños jugando y corriendo de un lado a otro…y eso le entretenía, pues hacia mucho que no salía de su casa. Aunque si se llegaba a dar cuenta su padre de que no estaba en casa, ella igual que el no volvería a ver ni la luz del sol, y no precisamente porque la convertiría en vampira. No, si no que el castigo por desobedecer aquella estricta regla sería el más severo. Luciana adoraba a su padre y este a ella, pero era un hombre muy estricto y desconfiado. Pero ella tenía que hacerlo, si no, jamás sabría de “ELLA”, ni quien es, ni como es. Su corazón anhelaba encontrarle más que cualquier otra cosa, así ella la hubiese abandonado cuando todavía era muy pequeña, aun si esta no la reconociera. Solo quería saber quién era, tal vez escuchar su voz...solo eso.

Por lo menos después de tantos años, aun estaba vigente el recuerdo de sus ojos, pues eran como los de ella. Seguía pensando en el imaginario encuentro. Le reconocería? Ella de seguro que si, pero, ¿Ella reconocería su hija después de 13 años?,¿ le recordaría siquiera?.. Estaba tan sumida en sus pensamientos que ni noto a la persona que se acerco cautelosamente a ella si no le hubiese hablado, volvió la mirada hacia la voz y le observo. Era un hombre, algo apuesto; sin embargo su aspecto era algo desgarbado, no desconfió, pues no era costumbre de Luciana desconfiar de las personas o juzgarlas por su aspecto. ¿Error o virtud? Valla saber Dios pero por más que su padre le decía que debía desconfiar mucho de las personas o le marcara las pautas para saber de quién hacerlo, esta siempre recalcaba que las personas no es que fueran malas sino que a veces que cometen errores, y que todos tenemos algo bueno. Quizás pecaba por ignorante o inocente pero ella sentía que no hacia parte de su naturaleza mirar todo a través de la desconfianza y el miedo. El hombre le hizo una advertencia con respecto al lugar, ella solo sonrió a medias, pues aunque no era desconfiar, un extraño es un extraño.

-Ciertamente signore – dijo con el acento italiano que le caracterizaba-No deberia...Pero,-Suspiro- tengo razones para estar aquí a pesar del peligro, que me acecha. Mas la vida está llena de riesgos que vale la pena correr cuando de alcanzar la felicidad se trata.– sintió que había hablado demás, aunque en si no había divulgado información sobre aquel asunto.

Nuevamente su mirada se dirigió a aquella familia que había visto al principio. Fijándose particularmente en la mujer que abrazaba a los pequeños. Se perdió nuevamente en aquella escena y soltó un suspiro, para después volver su mirada hacia el caballero.

-¿Y usted? ¿También transitando solo por las peligrosas calles de parís a estas horas? – Quizás a él le sorprendería la pregunta, a lo que ella sonrió- Para cualquiera es peligroso transitar solo para aquí, hasta para un hombre…- ella noto al preocupación en su rostro. Como si le ocultara algo ¿Pero qué sería?.¿Por que le preocupaba?

-Todos tenemos algún motivo para estar a estas horas por fuera de la seguridad que nos brinda el hogar. Aunque no queramos admitirlo o no lo notemos – se encogió de hombros y sonrió cálidamente, no sabia por que...-Hasta usted…

Había contemplado la idea de abandonar la búsqueda e irse de allí, regresar a su casa y tratar de olvidarse de esa absurda idea. Pero,¿tendría otra oportunidad?.La vida está llena se señales que te indican el camino, solo debes notarlas, y ella atreves de aquella imagen maternal noto una, y eso fue suficiente para que decidiera continuar aquel camino que sin querer le daría muchas sorpresas. Esta vez no se detendría…