Deambulando, en busca (Libre)

por **Ulrik Bartholf** Miér Ene 30, 2013 8:56 pm

El chico miró a su al rededor, preguntándose si había hecho bien al salir así. Eran casi las siete de la noche y el lugar empezaba a vaciarse de a pocos, cada vez eran menos frecuentadas las calles parisinas y él no quería abandonar la misión hasta el final del día. No tenía nada, absolutamente nada que le ayudara a reconocer a quienes realmente buscaba, y aún así guiándose de solo simples corazonadas iba caminando con la esperanza de que ese fuera su día de suerte.

Pero la triste realidad fue diferente, no había nada que lo retuviera en aquel lugar ...la esperanza era cada día menor y las ganas de seguir caminando completamente perdidas. Y aún así seguía avanzando, hasta que no pudo más. Se cansó y terminó sentado en una acera, vio que dos mujeres bien vestidas y adornadas caminaban y pasaron por su lado, una dijo -¿Y éste que hace acá? ¿por qué no se va al callejón? -mientras lo miraba con mala cara, su compañera, quien parecía ser su hija solo le lanzó unas cuantas monedas mostrando cierta amabilidad y compasión, él no hizo más que mover un poco los hombros, como si poco le importara lo que le dijo la mujer y respondió con un simple -Gracias- a la señorita..

No se puso de pie, incluso pensó en darse una pequeña siesta pero en aquel lugar no sería buena idea, sabía que no era la persona más fuerte o inteligente en el lugar como para poder darse el lujo de hacer lo que quiera y donde sea, además si iba a dormir en la calle debía ser en el callejón, ¿cómo si realmente lo necesitase? Tenía una plácida cama esperándolo en alguna posada algo alejada, pero el simple hecho de saber que por ahí escondidos del mundo, siendo víctimas del hambre y miedo podían estar sus hermanos los hacía adentrar cada vez más por los lugares más desiertos de la ciudad, esperando no toparse con nada fuera de lo común si es que él no era suficiente ya.

por **Gabrielle A. Valois** Miér Ene 30, 2013 11:40 pm

Gabrielle iba caminando por las calles de París, ese día había amanecido con muchos mejores ánimos que las veces anteriores, cuando menos ya sonreía y parecía que en sus ojos había cierta "luz", le había escrito una carta a su hermano y esperaba que llegara con bien hasta sus manos, eso de alguna manera la había desahogado, ahora sólo tenía que esperar para poder demostrar que era lo suficientemente buena como para hacer que el negocio de la familia creciera, y si no... Ahí estaba Antoine para que salvara a la familia Valois de las desgracias. Estar pensando aquello la hizo que pinzara mal el arete en su lóbulo haciendo que se lastimara levemente -No me hace bien estar recordando las palabras de mi madre- se acomodó el cabello y el vestido para darse cuenta de que estaba bien, al fin estaba bien.

Tomó de la cocina una manzana con tal de no desayunar y se fue caminando hasta su lugar de encuentro con el amigo de su padre, alguien que se supone le daría dinero al negocio familiar, pero quería verla a ella. De cierta manera le daba un poco de desconfianza, no sabía si su padre había cedido a las demandas de la mujer que amaba, ella quería casar a Gabrielle a como diera lugar ¿Y si eso era una "primera cita"? No, no quería que eso pasara, no podía pasar, no debía pasar.

Sus dedos únicamente hacían rodar la manzana en su mano sin masticarla, la sola idea de pensar que fuera una trampa le revolvía el estómago, pero su padre no era así... Ella quería creer que no.

Miró a un niño en la acera por la cual caminaba y empezó a descender la velocidad de sus pasos, parecía cansado, se veía un poco sucio o ella no sabía, no es que tampoco fuera de lo más joven, pero su rostro no le decía mucho de su edad. Observó la manzana entre sus dedos y se acercó -¿La quieres?- preguntó estirando la mano que sostenía la fruta observando los ojos del joven o niño que tenía delante, ella tenía buen corazón a pesar de su orgullo y de todo lo que le decían -Está limpia, la iba a comer, pero... No tengo hambre y creo que a ti te puede servir- el tono de su voz era tranquilo, seguro, no quería espantarlo o que se ofendiera, en el peor de los casos.

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