AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Asier, el gran Sócrates
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Asier, el gran Sócrates
DATOS BÁSICOS
-Nombre del Personaje: Asier Stonem
-Edad: 4.780 años reales y, aparentes, 35
-Especie: Vampiro
-Tipo, Clase Social o Cargo: Clase alta
-Orientación Sexual: Bisexual, tirando a las mujeres
-Lugar de Origen: La isla de Creta
-Habilidad/Poder:Hemokinesis, ilusión e infringir dolor por medio de la mente.
-Edad: 4.780 años reales y, aparentes, 35
-Especie: Vampiro
-Tipo, Clase Social o Cargo: Clase alta
-Orientación Sexual: Bisexual, tirando a las mujeres
-Lugar de Origen: La isla de Creta
-Habilidad/Poder:Hemokinesis, ilusión e infringir dolor por medio de la mente.
DESCRIPCIÓN FÍSICA
Soy un hombre alto, rozando el metro noventa. Tengo unos hombros anchos y fuertes, los que desearía cualquier mujer para sentirse protegida, o eso me ha dicho más de una. Manos grandes y, en general, bastante fuerte.
En mi juventud solía tener el pelo más largo, de un castaño claro que llegaba por mi cuello. Mis ojos, siempre han sido de un azul brillante, atrayentos y sensuales, pero también fríbolos, distantes y crueles a veces. Labios razonablemente carnosos y perfelidos, atrayentes como todo yo.
En cuanto a la vestimenta, me gusta ir elegante pero modesto al mismo tiempo. No me gusta el hecho de que me miren por la calle y ya me juzguen por ser rico o pobre, pues pienso que las clases social son un tanto absurdas.
En mi juventud solía tener el pelo más largo, de un castaño claro que llegaba por mi cuello. Mis ojos, siempre han sido de un azul brillante, atrayentos y sensuales, pero también fríbolos, distantes y crueles a veces. Labios razonablemente carnosos y perfelidos, atrayentes como todo yo.
En cuanto a la vestimenta, me gusta ir elegante pero modesto al mismo tiempo. No me gusta el hecho de que me miren por la calle y ya me juzguen por ser rico o pobre, pues pienso que las clases social son un tanto absurdas.
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
” El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.”
Soy bastante precavido en cuanto a la gente se refiere. Las cosas que pienso de verdad, las tengo muy guardadas en mi mente, porque pienso que es lo mas valioso que tengo. La mentira no me gusta, pero ocultar información no lo considero como tal… Porque realmente no lo es aunque así lo considere mucha gente. Si tengo que decir algo, diré lo que pienso sin ningún problema, pero solo en los momentos necesarios y que a mi me sean preferibles.
“Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.”
Si alguien quiere conocerme, no le negaré nunca la dicha de hacerlo. Ahora bien, que sepan claramente que, por más que vengan y socialicen conmigo, eso no quiere decir que los consideré como amigos. Una amistad se planta, se riega, se le da luz y, al final, acabará floreciendo, pero si la dejas marchitarse por el camino… Solo podrás ver lo que pudo a ver sido.
“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.”
Algo que tengo realmente en cuanta, quizá las únicas personas que se pueden ganar todos y cada uno de mis respetos, son aquellos que me muestren que son superiores mentalmente hablando. Y no solo porque digan o crean ser genios, no, sino aquellos que realmente puedan demostrármelo a través de una cosa que poca gente conoce: La práctica. Si eres inteligente, no lo eres por unas palabras que, aunque las pienses, las cumplas. Si es cierto sabrás mostrármelo a mis ojos y, solo entonces, te concederé un aliado.
“La esperanza es el sueño del hombre despierto.”
Tantos siglos y milenios han pasado desde mi defunción y nueva vida de cadáver, que, incluso cuando pronunciaba esa frase, se me hacía complicada de explicar. No es tan simple como parece realmente, pues un significado oculto tenía para mí. La esperanza, la última vela que se apaga, lo último que muere, porque, realmente, jamás muere.
Al igual que en los sueños que, noche tras noche aparecen aunque no sean recordados, la esperanza que está en mi pecho muchas veces parece desaparecer, aunque yo siempre sepa que está ahí, en algún recóndido lugar de mi pecho. Una esperanza que no morirá jamás, que no me dejará caer por mucho que a veces lo deseé.
“Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.”
Aun cuando bien creía en esa frase franca, sigo haciéndolo cuando la dije y aun después de tantísimos años. Muchos que me conocieron antaño y, que por ende, me ven ahora, podrían pensar que he cambiado a simple vista, pues soy egoísta, manipulador (realmente lo he sido siempre), malvado y un abusador de cuidado. Ahora bien, como cuando dije antaño, sigo pensando que la verdad no está tan lejos de lo que soy.
La búsqueda de la verdad, de lo bueno en uno mismo es difícil de hayas y, nunca jamás, serás bueno del todo… Quizá yo ahora, no soy malo del todo, como todo el mundo a mi alrededor. Nunca puedes estar en un extremo completo, pero, siempre estarás cercano a aquello en lo que te comportas o te has convertido.
Yo soy un desgraciado, un desalmado que no tienen muchísima piedad que se diga, pero si me muestras unos valores, si eres alguien que llame mi atención, sabré comportarme como todo un magnífico caballero, porque es lo que soy también.
Soy bastante precavido en cuanto a la gente se refiere. Las cosas que pienso de verdad, las tengo muy guardadas en mi mente, porque pienso que es lo mas valioso que tengo. La mentira no me gusta, pero ocultar información no lo considero como tal… Porque realmente no lo es aunque así lo considere mucha gente. Si tengo que decir algo, diré lo que pienso sin ningún problema, pero solo en los momentos necesarios y que a mi me sean preferibles.
“Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.”
Si alguien quiere conocerme, no le negaré nunca la dicha de hacerlo. Ahora bien, que sepan claramente que, por más que vengan y socialicen conmigo, eso no quiere decir que los consideré como amigos. Una amistad se planta, se riega, se le da luz y, al final, acabará floreciendo, pero si la dejas marchitarse por el camino… Solo podrás ver lo que pudo a ver sido.
“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.”
Algo que tengo realmente en cuanta, quizá las únicas personas que se pueden ganar todos y cada uno de mis respetos, son aquellos que me muestren que son superiores mentalmente hablando. Y no solo porque digan o crean ser genios, no, sino aquellos que realmente puedan demostrármelo a través de una cosa que poca gente conoce: La práctica. Si eres inteligente, no lo eres por unas palabras que, aunque las pienses, las cumplas. Si es cierto sabrás mostrármelo a mis ojos y, solo entonces, te concederé un aliado.
“La esperanza es el sueño del hombre despierto.”
Tantos siglos y milenios han pasado desde mi defunción y nueva vida de cadáver, que, incluso cuando pronunciaba esa frase, se me hacía complicada de explicar. No es tan simple como parece realmente, pues un significado oculto tenía para mí. La esperanza, la última vela que se apaga, lo último que muere, porque, realmente, jamás muere.
Al igual que en los sueños que, noche tras noche aparecen aunque no sean recordados, la esperanza que está en mi pecho muchas veces parece desaparecer, aunque yo siempre sepa que está ahí, en algún recóndido lugar de mi pecho. Una esperanza que no morirá jamás, que no me dejará caer por mucho que a veces lo deseé.
“Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.”
Aun cuando bien creía en esa frase franca, sigo haciéndolo cuando la dije y aun después de tantísimos años. Muchos que me conocieron antaño y, que por ende, me ven ahora, podrían pensar que he cambiado a simple vista, pues soy egoísta, manipulador (realmente lo he sido siempre), malvado y un abusador de cuidado. Ahora bien, como cuando dije antaño, sigo pensando que la verdad no está tan lejos de lo que soy.
La búsqueda de la verdad, de lo bueno en uno mismo es difícil de hayas y, nunca jamás, serás bueno del todo… Quizá yo ahora, no soy malo del todo, como todo el mundo a mi alrededor. Nunca puedes estar en un extremo completo, pero, siempre estarás cercano a aquello en lo que te comportas o te has convertido.
Yo soy un desgraciado, un desalmado que no tienen muchísima piedad que se diga, pero si me muestras unos valores, si eres alguien que llame mi atención, sabré comportarme como todo un magnífico caballero, porque es lo que soy también.
HISTORIA
Mi nacimiento fue en el tres mil antes de cristo, justo cuando una gran ciudad creta en una de las islas lejanas. La grandiosa Creta, también conocida como el reino de Minos con la leyenda del minotauro. Decir que viví tantísimos años ahí, aprendiendo y conviviendo con mi gente, sería un poco una gran mentira, porque cuando más aprendí, fue después de mi historia de simple mortal.
Era el príncipe de aquel lugar que rebosa alegría y un gran avance. Poseíamos grandes intercambios y amistades con la civilización Egipcia, una de las más grandes en aquellas épocas antiguas. Me prometieron un compromiso para solidificar una alianza con ellos que ayudaría de maneras increíbles a los dos reinos, pero mis ojos se posaban más allá que eso, hacia una mujer de rubios cabellos y ojos hipnóticos que era imposible quitar de mi cabeza.
Con el dolor en mi pecho, no pude hacer otra cosa que casarme con la otra mujer, esperando que de verdad consiguiera sentir algo por ella, pero aun así, pasará el tiempo que pasará, no podía evitar ir a ver a la otra. Hablabamos casi todos los días, nos contábamos nuestras vidas y siempre intentaba ayudarla en todo lo que podía, pues no tenía precisamente mucho dinero.
Un día, mi mujer se quedó embaraza, motivo de alegría para ella y angustia para mí. Si era cierto que quería un hijo, quería una familia, pero no con ella… Tuve que morderme la lengua y cuidar de ella, dejando de lado a quien amaba para intentar olvidar y que poder tener una familia como siempre había querido. Aunque una noche, no pude aguantarlo más y fui tras aquella rubia mujer. No se que me pasó, que me dominó aquel día para yacer con ella en la cama y marcarla como mía, pero fue el deseo el que me llevó a cometer tal acción sin miramientos.
Ella fue deshonrada, sin decir mi nombre para no causarme ningún problema, lo que me derrumbó aun más por dentro. Le di cobijo en un sitio oscuro de mi castillo, un lugar donde nadie la vería y estaría a salvo. Le llevaba todos los días comida, siempre la cuidaba como mi mayor tesoro pero jamás volví a tocarla, aun cuando el deseo era tan grande que volví y siempre acababa en brazos de la que era mi mujer. Por respeto a mi matrimonio, y a ambas mujeres, creía que de verdad era lo correcto.
Una noche, la egipcia empezó a gritar, dando a luz a una pequeña niña que, en cuanto posé mis ojos en ella, sabía que sería lo que más querría en el mundo. Era pequeña y delicada, con unos ojos grises y un poco verdosos que le miraban siempre con cariño. Aunque, contra más crecía, más traviesa se volvía. Era mi dolor de cabeza más horrible, pero lo único que conseguía mantenerme en paz conmigo mismo después de los problemas que había causado.
Pasaron los años y, durante uno de los ratos que pasaba por la rubia, empezamos a oler una gran cantidad de humo. Miré por la ventana y contemplé horrorizado como mi reino empezaba a ser atacado. Ella me dijo que fuera y no dudé unos instantes en salir corriendo. Me puse en cuestión de segundos la armadura y con la espada defendí lo que por derecho era mío y no dejaría que me quitaran. Corrí al cuarto de mi esposa, encontrándome a unos hombres intentando llevárselas. Los maté con relativa facilidad, pero para ellas era tarde.
El dolor de ver a mi pequeña en mis brazos, sangrante y con los ojos abiertos sin vida, provocó un cambio drástico en mi. Me abracé a ella con fuerza, llorando como si tan solo fuera un crío pequeño mientras toda mi vida pasaba ante mis ojos, arrepintiéndome de todos y cada uno de mis actos. Había sido un ser egoísta, solo había pensado en mi propio bien estar y no había actuado de la forma debida. Eso iba a cambiar, o eso pensaba cuando alguien entró por la ventana.
Me dejó inconsciente en el suelo y estaba contento. Así moriría e iría con mi pequeña, con lo único que había dado luz a mi vida. Pero, aun cuando eso habría sido el mejor castigo y, a la vez, el mayor regalo que podrían haberme dado, un dolor horrible pasó por todo mi cuerpo hasta convertirme en lo que soy. Un ser de inmortal, que pagaría por sus errores el resto de su existencia.
Fuera quien fuera la que me hizo eso, desapareció en cuanto me convirtió. No fui capaz de mirar atrás, ni de quedarme en aquel lugar. Tan solo huí, cual hombre cobarde, buscando algo nuevo, algo que llenara y ocupara por completo mi mente y corazón, haciendo que, en mi viaje, me quedará en Grecia en busca del saber. La filosofía llegó a mi. Quise aprender y, al cabo de los siglos, desarrollé mis propios pensamientos y forma de pensar. Creé una escuela y, en esos momentos, era conocido como Sócrates.
No fue difícil llegar a la conclusión de que la gente era estúpida por naturaleza, hablando de cosas que no tenían ni idea y que, con tan solo unas míseras preguntas simples, podía hacerles cambiar de parecer a mi antojo. Me resultaba divertido, interesante y una forma de aprender. Tuve un discípulo, Platón, el cual se divertía en demasía con mi método extraño y certero. Pasábamos horas hablando y despotricando de la gente, aunque más que eso, yo intentaba mostrarle cuales eran los problemas y, cual era la facilidad en cambiar los pensamientos ajenos con unas simples palabras.
Tuve más discípulos y, para que mentir, disfruté con ellos tanto a nivel psicológico como físico, pues en Grecia me enseñaron el placer de los hombres. No podía amarlos, pues mi corazón seguía estando con aquella mujer rubia de mi pasado, pero si me daban el placer que tanto necesitaba. Y, cuando pasó lo más absurdo que podía imaginarme, simplemente me quedé quieto. ¿Para que defenderme? Me habían acusado de culpable y, aunque decían de ayudarme a salir, creí que sería mejor cambiar de vida. Había disfrutado de aquella estancia demasiado tiempo, así que tomé el veneno que no hacía nada a mi cuerpo, y me dejé caer inerte para que todos pensaran que había fallecido.
Los siguientes años los pasé deambulando de un lado a otro, conociendo a hombres y mujeres famosos que me enseñaban un poquito más en el mundo pues, aunque me había convertido en vampiro y me estancia en el mundo sería eterna y sin sentido, prefería aferrarme a aquello que conseguía darme un poco y hacerme un mucho más.
Probé millones de cosas: Poesía, literatura, me metí a monje, música, … Y, cuando aprendes casi todo, te quedas casi vació, con una grandísima excepción. La esperanza siempre está en el corazón, aun cuando se ha quedado mudo y parece que no existe. Ahora, soy un hombre entre cientos, un vampiro entre decenas y un personaje histórico que decidió cambiar su nombre para evitar preguntas.
En resumen: Soy un difunto rey de Creta, Aristóteles y varias personas más que no he querido nombrar, pues no merece la pena hacerlo
Era el príncipe de aquel lugar que rebosa alegría y un gran avance. Poseíamos grandes intercambios y amistades con la civilización Egipcia, una de las más grandes en aquellas épocas antiguas. Me prometieron un compromiso para solidificar una alianza con ellos que ayudaría de maneras increíbles a los dos reinos, pero mis ojos se posaban más allá que eso, hacia una mujer de rubios cabellos y ojos hipnóticos que era imposible quitar de mi cabeza.
Con el dolor en mi pecho, no pude hacer otra cosa que casarme con la otra mujer, esperando que de verdad consiguiera sentir algo por ella, pero aun así, pasará el tiempo que pasará, no podía evitar ir a ver a la otra. Hablabamos casi todos los días, nos contábamos nuestras vidas y siempre intentaba ayudarla en todo lo que podía, pues no tenía precisamente mucho dinero.
Un día, mi mujer se quedó embaraza, motivo de alegría para ella y angustia para mí. Si era cierto que quería un hijo, quería una familia, pero no con ella… Tuve que morderme la lengua y cuidar de ella, dejando de lado a quien amaba para intentar olvidar y que poder tener una familia como siempre había querido. Aunque una noche, no pude aguantarlo más y fui tras aquella rubia mujer. No se que me pasó, que me dominó aquel día para yacer con ella en la cama y marcarla como mía, pero fue el deseo el que me llevó a cometer tal acción sin miramientos.
Ella fue deshonrada, sin decir mi nombre para no causarme ningún problema, lo que me derrumbó aun más por dentro. Le di cobijo en un sitio oscuro de mi castillo, un lugar donde nadie la vería y estaría a salvo. Le llevaba todos los días comida, siempre la cuidaba como mi mayor tesoro pero jamás volví a tocarla, aun cuando el deseo era tan grande que volví y siempre acababa en brazos de la que era mi mujer. Por respeto a mi matrimonio, y a ambas mujeres, creía que de verdad era lo correcto.
Una noche, la egipcia empezó a gritar, dando a luz a una pequeña niña que, en cuanto posé mis ojos en ella, sabía que sería lo que más querría en el mundo. Era pequeña y delicada, con unos ojos grises y un poco verdosos que le miraban siempre con cariño. Aunque, contra más crecía, más traviesa se volvía. Era mi dolor de cabeza más horrible, pero lo único que conseguía mantenerme en paz conmigo mismo después de los problemas que había causado.
Pasaron los años y, durante uno de los ratos que pasaba por la rubia, empezamos a oler una gran cantidad de humo. Miré por la ventana y contemplé horrorizado como mi reino empezaba a ser atacado. Ella me dijo que fuera y no dudé unos instantes en salir corriendo. Me puse en cuestión de segundos la armadura y con la espada defendí lo que por derecho era mío y no dejaría que me quitaran. Corrí al cuarto de mi esposa, encontrándome a unos hombres intentando llevárselas. Los maté con relativa facilidad, pero para ellas era tarde.
El dolor de ver a mi pequeña en mis brazos, sangrante y con los ojos abiertos sin vida, provocó un cambio drástico en mi. Me abracé a ella con fuerza, llorando como si tan solo fuera un crío pequeño mientras toda mi vida pasaba ante mis ojos, arrepintiéndome de todos y cada uno de mis actos. Había sido un ser egoísta, solo había pensado en mi propio bien estar y no había actuado de la forma debida. Eso iba a cambiar, o eso pensaba cuando alguien entró por la ventana.
Me dejó inconsciente en el suelo y estaba contento. Así moriría e iría con mi pequeña, con lo único que había dado luz a mi vida. Pero, aun cuando eso habría sido el mejor castigo y, a la vez, el mayor regalo que podrían haberme dado, un dolor horrible pasó por todo mi cuerpo hasta convertirme en lo que soy. Un ser de inmortal, que pagaría por sus errores el resto de su existencia.
Fuera quien fuera la que me hizo eso, desapareció en cuanto me convirtió. No fui capaz de mirar atrás, ni de quedarme en aquel lugar. Tan solo huí, cual hombre cobarde, buscando algo nuevo, algo que llenara y ocupara por completo mi mente y corazón, haciendo que, en mi viaje, me quedará en Grecia en busca del saber. La filosofía llegó a mi. Quise aprender y, al cabo de los siglos, desarrollé mis propios pensamientos y forma de pensar. Creé una escuela y, en esos momentos, era conocido como Sócrates.
No fue difícil llegar a la conclusión de que la gente era estúpida por naturaleza, hablando de cosas que no tenían ni idea y que, con tan solo unas míseras preguntas simples, podía hacerles cambiar de parecer a mi antojo. Me resultaba divertido, interesante y una forma de aprender. Tuve un discípulo, Platón, el cual se divertía en demasía con mi método extraño y certero. Pasábamos horas hablando y despotricando de la gente, aunque más que eso, yo intentaba mostrarle cuales eran los problemas y, cual era la facilidad en cambiar los pensamientos ajenos con unas simples palabras.
Tuve más discípulos y, para que mentir, disfruté con ellos tanto a nivel psicológico como físico, pues en Grecia me enseñaron el placer de los hombres. No podía amarlos, pues mi corazón seguía estando con aquella mujer rubia de mi pasado, pero si me daban el placer que tanto necesitaba. Y, cuando pasó lo más absurdo que podía imaginarme, simplemente me quedé quieto. ¿Para que defenderme? Me habían acusado de culpable y, aunque decían de ayudarme a salir, creí que sería mejor cambiar de vida. Había disfrutado de aquella estancia demasiado tiempo, así que tomé el veneno que no hacía nada a mi cuerpo, y me dejé caer inerte para que todos pensaran que había fallecido.
Los siguientes años los pasé deambulando de un lado a otro, conociendo a hombres y mujeres famosos que me enseñaban un poquito más en el mundo pues, aunque me había convertido en vampiro y me estancia en el mundo sería eterna y sin sentido, prefería aferrarme a aquello que conseguía darme un poco y hacerme un mucho más.
Probé millones de cosas: Poesía, literatura, me metí a monje, música, … Y, cuando aprendes casi todo, te quedas casi vació, con una grandísima excepción. La esperanza siempre está en el corazón, aun cuando se ha quedado mudo y parece que no existe. Ahora, soy un hombre entre cientos, un vampiro entre decenas y un personaje histórico que decidió cambiar su nombre para evitar preguntas.
En resumen: Soy un difunto rey de Creta, Aristóteles y varias personas más que no he querido nombrar, pues no merece la pena hacerlo
DATOS EXTRA
*Me gusta abusar de las mujeres, en especial de aquellas a las que enseño, pues uno de mis oficios que cumplo a veces, es el de profesor.
*Tengo varios negocios, el que más me gusta es de antigüedades, pues siempre encuentro cosas que me fascinan y recuerdan momentos pasados.
*Tengo un lobo como mascota llamado Dante, en honor a alguien que conocí y admiro muchísimo.
*Detesto a las personas estúpidas, pues pienso que el saber es un todo y lo esencial para crecer uno mismo y no quedarte atascado. Las personas ignorantes que no quieren aprender, son para mi lo peor de los humanos.
*Llevaba mucho tiempo solo así qué, hace poco, decidí adoptar a una pequeña que, a mi sorpresa, era exactamente igual a mi dulce niña, la cual asesinaron y murió en mis brazos.
*Tengo varios negocios, el que más me gusta es de antigüedades, pues siempre encuentro cosas que me fascinan y recuerdan momentos pasados.
*Tengo un lobo como mascota llamado Dante, en honor a alguien que conocí y admiro muchísimo.
*Detesto a las personas estúpidas, pues pienso que el saber es un todo y lo esencial para crecer uno mismo y no quedarte atascado. Las personas ignorantes que no quieren aprender, son para mi lo peor de los humanos.
*Llevaba mucho tiempo solo así qué, hace poco, decidí adoptar a una pequeña que, a mi sorpresa, era exactamente igual a mi dulce niña, la cual asesinaron y murió en mis brazos.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Asier Stonem el Lun Mar 25, 2013 8:39 am, editado 3 veces
Asier Stonem- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 23/02/2013
Re: Asier, el gran Sócrates
FICHA APROBADA
Bienvenido a Victorian Vampires
Bienvenido a Victorian Vampires
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
- Mensajes : 10717
Fecha de inscripción : 11/01/2010
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