¿Y si no quiero esta vida? [Arleken Lundberg y Keyla Van Zuiverheid]

por **Xiamara Kattalakis** Vie Mar 08, 2013 5:52 pm

Habían pasado casi un mes desde la última noche que había pasado con Keyla, en la que ella me propuso ser su compañera y en la que acepte solo pidiendo tiempo para perfeccionar mis poderes, claro que en ese momento lo único que quería era asegurarme de que cada uno de los dones que tenia se potenciase, ese era mi único interés en no convertirme en ese momento… Aunque claro, ahora a pesar de que yo no quería esta situación todo era muy distinto.

Volví a removerme en la cama, no me sentía nada bien tenia nauseas nuevamente y asco, al menos hoy logre comer algo sin devolver el estómago, claro que a la hora de la cena no me había ido tan bien y hacia unos minutos que mi cuerpo se opuso a seguir digiriendo el poco alimento que me decidí a probar hacía ya unas horas. Claro que una vez que vomíteme sentía mejor, me lave la cara, regrese lentamente a la cama, me tire en ella con la intensión de dormirme pero era inútil estaba completamente cansada y deprimida, no dejaba de pensar que mi futuro estaba jodido, que Keyla me odiaría, que me echaría encima a la sociedad, en fin mis pensamientos eran una cuna de miedos, remordimientos así como también recuerdos que ya no quería tener.

Cuando me desperté a la mañana siguiente de estar con Keyla me había sentido increíblemente mal, mi cuerpo entero me dolía, todo me daba vueltas así como asco y nauseas, claro que se lo atribuí a la noche de excesos que pase con la inmortal pues aunque nunca antes me hubieran dado sangre tenía la suficiente experiencia con vampiros como para saber que de seguro era algo adictivo al igual que el sexo, las mordidas todo en ellos y no me equivoque pues a mi malestar general se le sumo mi necesidad de ir a buscarme a Keyla por un poco más de sangre aunque claro la cosa cambio un par de días después.

Al despertar aquella mañana después de mi noche con la inmortal pedí un baño caliente pues me sentía molida, pensé que me vendría bastante bien el estar en contacto con el agua, normalmente eso me ponía las pilas por mas cansada que estuviese, además quería ver si la rubia me había dejado marcas en el cuerpo pues realmente lo sentía adolorido. Claro que una vez que estuvo lista el agua y yo dispuesta a tomar un tranquilo baño me di cuenta al desnudarme que no traía ni una sola marca, bueno unos cuantos chupetones pero casi amarillos nada que indicara mi malestar, entonces volví a dar por hecho que era el efecto de la sangre de la inmortal en mí. Los días pasaron y para mi desgracia los malestares siguieron pero ahora no era solo eso tenía pesadillas sin sentido que aunque no recordaba me hacían despertar gritando y con lágrimas en los ojos cosa que no entendía pues nunca antes me había pasado y eso que las pesadillas con la muerte de mis padres eran frecuentes, mas por estas fechas, mas mi instinto me decía que en esta ocasión esa noche no tenía nada que ver con lo que veía dormida pues la sensación con la que despertaba era completamente distinta.

Tarde días en procesar la pesadilla y darme cuenta de lo que en realidad había pasado. Hacia unos dos meses atrás estaba yo en la sala del burdel y un joven muy atractivo se me había acercado pidiéndome que pasara la noche con él, mas ese día no me apetecía pasar la noche con un humano, además de que se veía que él no podía pagar mis servicios, encima algo en él no me agradaba, conocía la maldad, la había sentido antes, y en definitiva este joven no era muy bueno que digamos, aún así y por no ser descortés le acepte una copa de vino cuando se me acerco unas horas después de que rechace su oferta, algo en sus emociones no me gusto pero igual percibí que era capaz de montarme una escena si me negaba a tomar la copa que me estaba ofreciendo.

Después de eso todo se volvía borroso, recordaba que a la mañana siguiente me levante en un cuarto de las cortesanas cosa que me extraño pues no solía dormirme con un cliente por muy cansada que terminase, siempre, me devolvía a mi habitación a la que nadie tenía acceso pues era de clientes, aunque tampoco le di gran importancia, recordé que antes de la noche anterior estuve bebiendo y si de casualidad lo hubiese combinado con un poco de opio… No era tan loco amanecer en una habitación que no era mía, lo único que nada mas no me había agradado fue que con quien me hubiese metido la noche anterior era bastante sucio pues al vestirme me di cuenta de que en mi piel había restos se semen igual que en mi ropa, en fin, tire ese vestido en cuanto llegue a mi habitación y pedí un baño caliente, también me prometí a mí misma no combinar alcohol con opio o con ninguna otra droga, no recordaba nada de lo que sucedió la noche anterior.

Claro que eso cambio cuando pasados ya varios días de estar con Keyla no se me quitase el malestar que tenía, era mucho para que solo fuese la adicción a la sangre de la inmortal eso sin contar que la necesidad de sangre la sentía aparte del malestar. No fue hasta que Ryley entro a mi habitación y tuvimos esa platica extraña en donde en cierto momento no tuve más opción que pararme, correr al baño devolviendo lo poco que había comido que él me pregunto que si no estaba embarazada, cosa que negué más que en ese momento mi cerebro hizo clic.

Más tarde cuando Ryley dejo mi habitación le di vueltas a lo sucedido, mis síntomas que los había atribuido a mi depresión y malpasadas no eran otra cosa que síntomas de embarazo. Estaba asustada, yo no podía estar embarazada, bueno desde luego siempre había posibilidades pero casi nunca me acostaba con humanos, en definitiva hacia más de cuatro o cinco meses que no tenía sexo con seres que no fuesen vampiros o mujeres. Aún así algo me decía que estaba embarazada, hecho que me llenaba de miedo, yo no estaba ni cerca de estar lista para tener un bebe, eso no, yo por eso me cuidaba, evitaba acostarme con humanos… No quería un bebe, no tenía esposo, ni novio, ni prometido ni nada, sería el hazme reír de toda la sociedad, no es que me importara pero no quería manchar el apellido de mis padres.

Esa misma noche me regrese a la mansión, no podía pasar mi un minuto más en el burdel, no quería que nadie se pudiera sospechar lo que me sucedía, estaba aterrada, no quería ni ver ni hablar con nadie así que les pedí a los sirvientes que se marcharan a sus casas y que se pusieran de acuerdo quien me haría la comida y prendería la chimenea para que viniesen a la mansión a la horas de la comida y por la tarde por si necesitaba algo.

De eso ya habían pasado casi un mes en donde a excepción de un par de veces que me apeteció salir a caminar por parís, en la que ayude a una compañera del burdel después de un ataque vampírico y otra en la que fui a hablar con Santana y aproveche para ir a avisarle a mi amigo el dueño del burdel que estaría un tiempo sin ir tan seguido no había salido de la cama más de lo estrictamente necesario, en todo este tiempo no hice otra cosa que forzar a mi mente a que me dijese lo que me paso esa noche, poco a poco las imágenes se hacían un poco más nítidas, recordaba que al beber la copa todo se volvió borroso y el joven me ofreció acompañarme a recostarme, me negué pero él no me hizo caso, de ahí no recordaba hasta que me estaba desvistiendo donde yo le decía que no, que no quería que me sentía mal, luego todo se volvía a poner borroso y solo tenía el recuerdo de su cuerpo entrando y saliendo del mío, me daba asco pues a pesar de lo drogada que estuviese podía recordarme diciéndole que parara que no quería, que se detuviera y hasta ahí llegaban mis recuerdos pues cada vez que venían a mi mente acababa vomitando del asco que me provocaba la situación.

Al recordar lo que había sucedido no me cabía la menor duda de que estaba embarazada, tenía los mismos síntomas que mi madre me contaba tenía cuando me estaba esperando y yo estaba jodidamente sola. Sin lugar a dudas quería morirme, pues un bebe ahora no era algo que yo quisiera ni muchísimo menos, jodia mis planes, Keyla me rechazaría, la sociedad me repudiaría, aunque si bien no podían quitarme mis bienes no dejaría de ser la burla absoluta de todo el mundo, deshonraría a mis padres… Quería morirme, lo había ya pensado muchas veces pero lo cierto era que no tenía el valor y no conocía un vampiro que aceptara matarme, no porque no quisiera sino porque mis dones se activarían solos acabaría encandilándole lo que fuese, le estuve dando vueltas y quizás si me sentía tranquila con ese ser no actuarían mis poderes por si solos, el caso es que solo se me venía a la mente Santana y estaba segura que ella no accedería a alimentarse de mi hasta matarme.

Ahora estaba en cama eran pasada la media noche, ya no sentía las emociones de nadie en la casa cosa que agradecía, podía aun percibir un poco de lujuria de las casas de los sirvientes pero ya no me molestaba demasiado, aun así tenía los ojos llenos de lágrimas, en las últimas horas me había atormentado el recuerdo de esa noche y me sentía nauseabunda, ya no tenía nada que vomitar, me encontraba sumamente débil, al menos si seguía por este camino estaba segura que acabaría muerta en poco tiempo cosa que no era tan mala. Hacía ya poco más de una semana que mi necesidad de la sangre de Keyla desapareció de mi sistema, al parecer mi cuerpo se desintoxico por sí mismo, quizás era también el embarazo, no lo sabía, lo único que realmente deseaba era desaparecer de la faz de la tierra y que nadie volviese a saber nada mas de mí, quería morirme… y con este último pensamiento en la mente empezó a vencerme el sueño.

por **Arleken Lundberg** Dom Mar 10, 2013 3:06 pm

Desde la noche de aquella redada en París no había visto a mi bella Alexês, no era que la extrañara mucho pero me sentía responsable. Yo la había convertido y la había dejado a su suerte, una neófita sin control por París. ¿Qué clase de monstruo era?, ¿dónde habían quedado las palabras de mi mentora Keyla?

Desperté antes de que cayera la noche, en la lejanía de la ventana contemplé el crepúsculo, era un vampiro viejo y a pesar de ello la luz solar que moría en el horizonte seguía lastimándome. Y sin embargo, me aferraba a contemplarlo, -¿Keyla lo haría? - a veces me preguntaba, ella era una hija de los milenios, la odiaba y esa razón era la que me había alejado de Alexês. Y es que, alguna vez amé a Keyla con todo mi ser, era mi Diosa, todo giraba entorno a ella, los besos de sangre que me prodigaba era una adicción, ningún placer del hombre podía compararse con la sangre de ella en mi boca o cuando simplemente bebía de mí cuando era mortal.

Pero todo ese teatro, esa vida con ella se esfumó cuando me volvió inmortal, cuando me convirtió en su amante para toda la eternidad, o al menos ese era su interés original. El tormento llegó, no era tan fácil beber de la sangre de otro, pero cuando traspasabas esa barrera, cuando el hambre te doblegaba y bebías, aquel elixir nublaba tu existencia y no dejabas de beber, consumías hasta la última gota matando al pobre mortal, esa es la vida de los neófitos, una vida que superé y que con el sufrimiento de mi bella Alexês, sé que ella no lo hará, simplemente no quiero verla cuando se entregue al fuego o a la luz del sol.

La luna se apoderó de los cielos, era el momento de salir, de cazar, estaba sediento. ¿Buscaría algún malhechor para ajusticiarlo bebiendo de él hasta morir? No, no era de los que bebieran la sangre de los hombres, no era uno de los buenos, de hecho me gustaba más divertirme con la víctima, quizás me divertiría en un burdel o... Di un vistazo y la zona residencial me llamó la atención, en alguna parte de esas casas de alta sociedad debe de estar una mujer indefensa que espera a su marido, sí, ahí iré.

Me apresuré usando mi velocidad y salté hasta el techo de una preciosa mansión, a diferencia de mi mentora yo no poseía la telepatía para ver si encontraría lo que buscaba, era como entrar a una habitación a ciegas lo que se me antojaba como algo divertido, más excitante. Pude ver pequeños cuartos en las afueras de lo que podrían ser sirvientes, me arrojé sin soltarme del tejado y a una mano vi cada uno de los ventanales y o lo que encontré me provocó una gran excitación... Era una mujer, una bella mujer que cabeceaba y que pronto se quedó dormida, me columpie hacía el balcón de su alfeizar y al estar ahí entré sin hacer ruido, caminé hasta ella con sigilo.

-Despierta- susurré de forma imperativa, haciendo uso de mi persuasión, ella abrió los ojos pero antes de siquiera emitir un sonido la invadí con mi control de emociones acunando sus sentimientos, -Ven a mí querida, déjame arroparte- volví hacer uso de mi persuasión sin dejar de controlar sus emociones, le extendí la mano y la ayudé a reincorporarse, -ven a mis brazos- y ella me obedeció, pero fue entonces que note algo, ella no era una mortal cualquiera mis ojos detectaron un aura en ella y una extraña sensación me invadió de una forma agresiva.

por **Xiamara Kattalakis** Jue Mar 14, 2013 2:15 am

No tarde más de unos cuantos minutos en quedarme completamente dormida podía sentir como mi cuerpo poco a poco perdia la conciencia y se entregaba a los brazos de Morfeo, era normal me sentía sumamente cansada, mi mente no dejaba los pensamientos turbantes además de que yo no hacia nada por controlarlos, no porque no quisiera sino porque me sentía completamente incapaz, entre mas pasaban los días después de que me enterase de mi estado y de lo que había vivido mas débil estaba también mas abrumada, deprimida, tenia un sin numero de sinónimos que describían de una manera clara realmente como me sentía.

No tenia claro cuanto tiempo había pasado desde que me quede por completo dormida pero de pronto sentí como alguien una voz de hombre de ordenaba que despertara, de alguna manera lo hice pero no solo por la orden sino porque el que estuviera hablándome fuese presisamente un varón, mas cuando abri los ojos e iba a gritar por instinto percibi como mis sentidos se veian invadidos y todo el miedo desaparecia, todas mis emociones estaban tranquilas por primera vez en mucho tiempo aun asi me sentía un poco confundida pues todavía no despertaba por completo “Ven a mí querida, déjame arroparte” escuche como dijo la voz del caballero y ya completamente despierta vi como extendia su mano hacia mi logrando que mi cuerpo reacionara a su peticion acercándome a él. Sabia lo que sucedia, tenia clientes vampiros que pagaban gran cantidad de dinero para que me dejara hacer lo que quisieran, al parecer algunos de ellos disfrutaban que algunas veces sus encuentros fueran consensuados, como fuese la situación ahora no tenia relevancia, lo que si importaba es que entendia por completo que estaba pasando “ven a mis brazos” hablo nuevamente, ahora si me lo esperaba y mi cuerpo obedecio no solo por la orden que la sentía fluir en mi sistema, sino porque dos podíamos jugar en este juego.

Me encontraba plenamente conicente de lo que estaba pasando, tenia un vampiro que estaba para alimentarse de mi en mi habitación, me controlaba, lo sentía en mi sistema, era algo que ya tenia algo de experiencia pues se repetia con con algo de frecuencia en mi pasado, mas ahora era lo mejor que me había pasado desde que me estere de mi estado. Cuando le obedeci acercándome a él sus emociones se turbaron un poco y de alguna manera el se sintió agresivo,asi que aprovechando que estaba tranquila deja fluir mi encandilameinto envolviéndolo lentamente mientras me acercaba a él, pues aun tenia la orden de ir a sus brazos, cosa que estaba haciendo con gusto mas si me iba a matar al menos la pasaría bien un rato y trataría que mis dones no se impusieran asi que entre mas se acostumbrara a ellos quiezas podría acabar conmigo con mayor facilidad.

Cuando llegue a el tome su mano dejando que el encandilamiento lo rodeara por completo, ahora era mi turno de actuar me sentía bien, mis emociones el las controlaba y me envolvía el deseo asi como la espectacion por la anticipación – Mande usted – le dije, pues a pesar de que estaba jugando también este juego no sabia safarme de su persuacion – que desea – agregue acercándome a el y abrazandolo aprovechando que por primera vez en semanas me sentía atractiva, deseable, me sentía nuevamente yo. Lo envolví con mis brazos sintiendo como sus emociones ahora me embriagaban dejándome algo de su agresividad que había sentido hacia un momento provocando que me acercara a sus labios con ímpetu y lo besara dejándome guiar por lo que el sentía, cosa que me llevaba al mas puro desenfreno, el tenia sed cosa que provocaba en los inmortales una gran necesidad sexual que se veía potenciada en este ser por mi encandilamiento, volviéndose asi un circulo al que yo estaba encargada de pertenecer.En cuanto mis labios se posaron en los suyos no paso gran cantidad de tiempo sin que entre el encandilamiento y la empatía las cosas se pusieran tensas, sentía sus sabor en mi cosa que era obviamente hipnotizante asi como sus manos en mi espalda, y antes de que me diera cuenta estábamos acomodados en mi cama, el estaba sentado y yo a horcajadas en su regazo, posición que me sentaba increíblemente bien.

Cuando por fin necesite oxigeno me separe un momento de sus labios de manera repentina mas sentía sus emociones como propias, el hecho de que me quitara solo provocaría un incremento en la lujuria, tal como lo había pensado momentos antes cuando empece a tomar aire el inmortal bajo sus manos hacia mi cintura dirigiendo rápidamente sus besos a mi cuello, el tenia sed – puedes hacerlo – susurre – tengo una gran resistencia a que se alimenten de mi… solo si vas a matarme complascamonos mutuamente – acabe de decir cerrando los ojos sintiendo como me acercaba mas a él dejandose embragar y llevar cada vez mas por mi encandilamiento.

OFF:

por **Arleken Lundberg** Mar Mar 19, 2013 12:51 pm

Se trataba de un hechizo, ya lo había sentido en una inmortal... Encandilamiento. Pero esta mujer que reaccionaba a mis ordenes persuasivas no era una inmortal, podía escuchar los latidos de un vivo corazón y el calor corporal al tocar sus manos; ella era una bruja, una bella e intrigante bruja. Le sonreí, esta noche no era mi propósito tomar un cuerpo y tener sexo, pero sin lugar a dudas este hechizo que me embriagaba me seducía a cambiar de parecer.

Dejé que me besara, ella lo ansiaba, me deseaba como si no lo hubiera hecho en bastante tiempo, la tomé de la cintura y la cargué para quedar sentados en la cama, con ella en horcajadas sobre mí. Por lo mientras, el beso se prolongaba, los latidos de ella se incrementaron, ansiaba que la tocara, que le desvistiera que comenzara la danza sexual, ella no me temía y no era por mi control emocional, sino porque conocía mi verdad.

Después llegó la confirmación con sus palabras, besé su cuello y los rasgué con mis colmillos, bebí las gotas que emanaron hasta que cicatrizó la herida. Volví a su boca en un beso de pasión, antes de abandonar sus labios mordí el labio inferior haciéndolo sangrar, me aferré a éste hasta que sanó. Entonces postré mis manos en su frente, los poderes de la bruja no disminuyeron, pero tampoco aumentaron, se encontraba en su límite lo que comenzaba a incomodarme. Violando su mente use mi manipulación de la memoria, estrujé su mente, desorientandola, robandole por unos minutos su identidad, vaciando sus recuerdos. Entré como un intruso y descubrí su doble vida, el gusto que tenía por ir a burdeles y hacerse pasar por cortesana, lo que era interesante. Continué la exploración, quería saber que había hecho ella por la mañana, la tarde y la noche antes de mi llegada, todo parecía común, al parecer ella no había ido al burdel varios días y deseaba que alguien se presentara lo que fue conveniente mi presencia para ella, de ahí el gustó. Vi a una inmortal... Santa Lopez, Xiamara, el nombre de la bruja que estaba sentada sobre mí deseaba perder la vida... ¿Pero por qué?, potencié mi poder y lo descubrí, una noche de copas, un cliente obstinado y una violación. Presté más atención en ella y sentí la vida que crecía en su vientre.

Retiré mis dedos de su frente y contemplé su vientre. No estaba dispuesto a beber de ella, no mataría a nadie esta noche, no lo tenía pensado y mucho menos a una criatura que aún no ve el mundo, por muy podrido que éste sea.

Ella reaccionó pronto, ya que sólo era cuestión de que su memoria re ordenara lo que hice en ella.

-No beberé de ti, ni te mataré como bien deseas- le dije casi gritando, me levanté cargandola y luego la arrojé sobre la cama. -Es una desgracia lo que te paso, pero si juegas donde hay una fogata, tarde o temprano, un carbón saldrá y te quemara... Además, ¿a quién temes que deseas la muerte, si eres soltera?- reprendí con el ceño fruncido, obviamente con mi poder pude contestarme por mi propia voluntad, pero realmente quería escucharlo, quería que lo dijese de sus propios labios.

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