AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
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Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
El movimiento era febril en la perfumería, las damas más acaudaladas y de la alta sociedad se hacían presente para comprar los perfumes que salían de la ingeniosa mente de Saskia, no podía negar que el negocio iba viento en popa y que mucho de ello se lo debía a su socio Dam, que aunque hacía un tiempo que estaba ausente y no pasaba seguido por la perfumería, era uno de los ejes fundamentales de este fenómeno de ventas. Sonrió al pensar que también debía ser el hecho de que usaba sus poderes que hacía muy poco había descubierto, como por ejemplo el encandilamiento, haciendo que las mujeres que entraban o los hombres, se llevaran sus perfumes, lógicamente que luego volverían, ya no por el poder ejercido sobre ellos, sino por sus creaciones que eran en realidad magnificas, y no porque lo asegurara ella sinó porque así era.
Por otra parte desde que había dejado Italia y por diferentes cuestiones que tenían que ver con el plano afectivo, ella se sentía mucho más estable lo que la ayudaba a poder estar tranquila al momento de crear y saber que ninguna de esas creaciones se convertiría en una amenaza ni para los humanos, ni para ninguna de las razas sobrenaturales.
Se había dedicado casi toda la tarde a revisar él envió de frascos para sus perfumes, eran hermosas y delicadas botellas de forma de lagrima realizadas en cristal de bohemia. Algunas poseían un elegante atomizador, un implemento novedoso, que permitía esparcir el contenido de tal forma que se depositara en la piel de una forma de llovizna, pareja. Tomó uno de los frasquitos y lo miró a contraluz, era una pequeña pieza de arte.
Había sido ella quien diseñara cada una de esas piezas, con leves diferencias, según para que tipo de raza hubiera sido creada, pero existían frascos únicos destinados a ciertas personalidades indistintas de raza o poder, que solo los destinatarios de dicha creación, eran capaces de usar, creada solo para esa piel en particular. Por supuesto ella tenía una formula especial para su propio deleite, que le permitía poder seducir a los hombres que ella deseaba, sin necesidad de usar su poder y pudiendo quedar en evidencia, sonrió de forma ladina al pensar en el último amante que hacía pocas horas había dejado en el lecho y que tras uno o dos días quedaría en la lista de los olvidados, borraría cualquier rastro de las horas pasadas con él o de la magia utilizada para su diversión, una carcajada cristalina surgió de su pecho, algunos de los empleados la miraron atónitos, - que pasa, seguid con vuestros trabajos – les reprendió mientras se dirigía a su despacho con un surtido de las botellas que usaría para unas creaciones espaciales que tenía casi terminada.
Estaba ansiosa, hacía días había contactado con dos brujas y un fantasma, y habían decidido crear un tipo de sociedad, una bruja irlandesa, una española, ella Italiana y un fantasma de una bruja también italiana. En pocas horas se reunirían en el salón que existía sobre la perfumería y allí harían su primera reunión, afirmarían objetivos y alianzas para cumplir con ellos. Dejó los frascos en el escritorio, cada uno tenía un símbolo diferente y pertenecería a los integrantes de la sociedad, tomó el que le pertenecía y lo observó a contraluz, - Societatis Lilium – pensó al apreciar el grabado y la imagen que representaba, pudo apreciar con detalles, utilizando la luz que se filtraba por el elegante ventanal y que daba a la calle desde donde se divisaban los carruajes que llevaban a los atareados parisinos – pronto, muy pronto ya no estarás sola – se dijo mientras sonreía. Su mirada dejó el frasco para divisar en la acera del frente el rostro de un hombre que la observaba, algo que a Saskia le puso la piel de gallina – lo único que nos faltaba que algún espía de la Inquisición esté tomando datos de donde nos reuniremos – caviló frunciendo el ceño.
Por otra parte desde que había dejado Italia y por diferentes cuestiones que tenían que ver con el plano afectivo, ella se sentía mucho más estable lo que la ayudaba a poder estar tranquila al momento de crear y saber que ninguna de esas creaciones se convertiría en una amenaza ni para los humanos, ni para ninguna de las razas sobrenaturales.
Se había dedicado casi toda la tarde a revisar él envió de frascos para sus perfumes, eran hermosas y delicadas botellas de forma de lagrima realizadas en cristal de bohemia. Algunas poseían un elegante atomizador, un implemento novedoso, que permitía esparcir el contenido de tal forma que se depositara en la piel de una forma de llovizna, pareja. Tomó uno de los frasquitos y lo miró a contraluz, era una pequeña pieza de arte.
Había sido ella quien diseñara cada una de esas piezas, con leves diferencias, según para que tipo de raza hubiera sido creada, pero existían frascos únicos destinados a ciertas personalidades indistintas de raza o poder, que solo los destinatarios de dicha creación, eran capaces de usar, creada solo para esa piel en particular. Por supuesto ella tenía una formula especial para su propio deleite, que le permitía poder seducir a los hombres que ella deseaba, sin necesidad de usar su poder y pudiendo quedar en evidencia, sonrió de forma ladina al pensar en el último amante que hacía pocas horas había dejado en el lecho y que tras uno o dos días quedaría en la lista de los olvidados, borraría cualquier rastro de las horas pasadas con él o de la magia utilizada para su diversión, una carcajada cristalina surgió de su pecho, algunos de los empleados la miraron atónitos, - que pasa, seguid con vuestros trabajos – les reprendió mientras se dirigía a su despacho con un surtido de las botellas que usaría para unas creaciones espaciales que tenía casi terminada.
Estaba ansiosa, hacía días había contactado con dos brujas y un fantasma, y habían decidido crear un tipo de sociedad, una bruja irlandesa, una española, ella Italiana y un fantasma de una bruja también italiana. En pocas horas se reunirían en el salón que existía sobre la perfumería y allí harían su primera reunión, afirmarían objetivos y alianzas para cumplir con ellos. Dejó los frascos en el escritorio, cada uno tenía un símbolo diferente y pertenecería a los integrantes de la sociedad, tomó el que le pertenecía y lo observó a contraluz, - Societatis Lilium – pensó al apreciar el grabado y la imagen que representaba, pudo apreciar con detalles, utilizando la luz que se filtraba por el elegante ventanal y que daba a la calle desde donde se divisaban los carruajes que llevaban a los atareados parisinos – pronto, muy pronto ya no estarás sola – se dijo mientras sonreía. Su mirada dejó el frasco para divisar en la acera del frente el rostro de un hombre que la observaba, algo que a Saskia le puso la piel de gallina – lo único que nos faltaba que algún espía de la Inquisición esté tomando datos de donde nos reuniremos – caviló frunciendo el ceño.
Saskia Borgano- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/01/2013
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Había saboreado los primeros francos ganados por las investigaciones que llevaba de varios de los importantes empresarios franceses, si todo surgía como su empleador lo quería, las riendas del negocio iban a prosperar y mas dinero terminaría en los bolsillos de David, a este ritmo solo lograría comprarse una bella mansión en París cuando no se diera cuenta. Por el momento para la mansión faltaban varios francos mas, fue recomendado por este empleador a su futuro jefe.
Este estaba empecinado en saber mas sobre los negocios y chanchullos que se entretejían en la maraña francesa, se regocijaba de buscar.
En este caso había terminado de ver unas casa de importantes empresarios. Sacó una lista del bolsillo y tomo nota mental de la dirección que allí figuraba. Era una perfumería al parecer. Extraño... pero que mas da! la suerte siempre estaba echada para él, nada podía modificarse de su curso.
Dio vueltas por esa calle unas 5 veces hasta que se sentó en un banco apostado frente a la perfumería, uno de los tantos objetivos del día de hoy, tenia que buscar un extraño movimiento para poder actuar de acuerdo a lo que se le había pedido. Cabía la posibilidad de morir, lo sabia pero nada podía frenarlo en esto.
Se le había dicho que la dueña del local tenia grandes poderes así que tenia que ser cauteloso en el acercamiento al menos, lo mas probable era que ella presintiera esta intromisión y justamente así fue como por la ventana, la mujer que antes había estado perdida en pensamientos fijo sus ojos cual tridentes en los del cambiaformas y de pronto ...este sintió miedo, o al menos un poco de temor.
Ya estas aquí, David, cálmate... mantén la compostura...
Este estaba empecinado en saber mas sobre los negocios y chanchullos que se entretejían en la maraña francesa, se regocijaba de buscar.
En este caso había terminado de ver unas casa de importantes empresarios. Sacó una lista del bolsillo y tomo nota mental de la dirección que allí figuraba. Era una perfumería al parecer. Extraño... pero que mas da! la suerte siempre estaba echada para él, nada podía modificarse de su curso.
Dio vueltas por esa calle unas 5 veces hasta que se sentó en un banco apostado frente a la perfumería, uno de los tantos objetivos del día de hoy, tenia que buscar un extraño movimiento para poder actuar de acuerdo a lo que se le había pedido. Cabía la posibilidad de morir, lo sabia pero nada podía frenarlo en esto.
Se le había dicho que la dueña del local tenia grandes poderes así que tenia que ser cauteloso en el acercamiento al menos, lo mas probable era que ella presintiera esta intromisión y justamente así fue como por la ventana, la mujer que antes había estado perdida en pensamientos fijo sus ojos cual tridentes en los del cambiaformas y de pronto ...este sintió miedo, o al menos un poco de temor.
Ya estas aquí, David, cálmate... mantén la compostura...
David Crow- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Localización : Paris - Francia
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Giuliette, sonrió al ver a unos niños jugar en la acera, ellos eran pequeños, no más de cuatro o cinco años, podía apreciar que todavía sus ojos no estaban cerrados a las verdades del espíritu y la distinguían, no le tuvieron miedo al contrario le miraban intrigados. Ella se les acercó, se hizo visible solo para ellos y les hablo, deseaba sentirse conectada con alguien, ya que desde que había quedado sola en esa enorme mansión en mitad del bosque, habían sido muy pocas las personas con las que se comunicaba, entre ellas ahora tenía a ese grupo de brujas que la aceptaban y que tanto le llamaban su atención.
Debían reunirse luego que el sol se pusiera, pero para ella eso era mucho tiempo libre y había decidido ir a la cita más temprano, ya que después de todo, ni se darían cuenta de que ella ya estaba allí – Solo Saskia sería capaz de percibir mi presencia, ya que sus poderes se lo permiten y además, no me gustaría interrumpirla en algo importante, ¿pero que podría hacer en casa? – se dijo, mientras sentada en el piso con las piernas cruzadas jugaba con los pequeños que le extendían juguetes para que usara, pero que ella no tomaba por miedo de quedar en evidencia.
Se despidió de los pequeños quienes con sus manitas le saludaban y despedían, caminó por la acera poblada de peatones que apurados pretendían llegar a toda prisa a algún lugar – ¿adónde creen que van tan presurosos? ¿Acaso no saben que todos terminaran en una fosa? – se lamentó – ¿porque no pueden disfrutar de los rayos del sol en el rostro, o la risa de un niño, o los besos de los amantes? – caviló mientras observaba a una pareja, que dentro de uno de los carruajes que pasaban veloces por la calle, se dejaban tentar con el paraíso de un beso. Giuliette suspiró al contemplarlo – que hermoso era sentir los labios tibios de mi adorado – se dijo mientras se acercaba a la perfumería de Saskia.
De pronto todos esos recuerdos le oprimieron el corazón y no tuvo fuerzas para seguir su camino, decidió sentarse en un banco que estaba frente al local, desde allí podía apreciar a la gente que entraba al local, y los grandes ventanales que se apreciaban en la primera planta. El edificio era un hermoso exponente del estilo clasicista, de cuatro platas, con columnas corintias de cuerpo estriado y sus capiteles de hojas de acanto, éste estilo se estaba imponiendo en la ciudad y se notaba que los dueños habían decidido mostrar su poder económico mediante el lujo y la elegancia.
En la primera planta se encontraba la Perfumería, con sus escaparates, decorados con coquetos tolditos de color borgoña, el nombre estaba escrito en letras doradas. En la segunda planta se encontraban las oficinas, - tal vez el lugar donde se reunirían al llegar la noche – caviló Giuliette, la tercer planta con sus ventanales más pequeños, seguramente eran la planta familiar y la última planta la de la servidumbre, como era la costumbre de la época. – debe ser hermoso no vivir sola en una mansión enorme, tener gente que te hace compañía, y a quien le intereses – pensó con tristeza recordando que en su mansión no la esperaría nadie – allí la única que espera soy yo – se dijo algo amargada.
Hacía un rato que se encontraba allí, sentada en completa soledad, ahogada en sus recuerdos y cavilaciones, cuando sintió que todo se volvía negro, una sensación como cuando la piel se eriza se apoderó de ella, asustada se levantó y miró el lugar donde había estado sentada, entones comprendió, al no haber estado visible para los mortales, un hombre se había sentado literalmente sobre ella y por un segundo ese cuerpo la había traspasado. Volvió a temblar, recordando esa sensación horrible.
Una rabia se apoderó de ella – mal educado, porque no se fija donde se sienta – le gritó, poniendo su rostro a milímetros del hombre, pero éste no la podía ver. Rodó los ojos y levantó las manos en una clara expresión de fastidio. Cruzó los brazos sobre su pecho y refunfuño – deberían darle una lección de buenos modales – apenas dijo la frase una sonrisa se iluminó en el rostro de la joven. Rodeó el asiento y se inclinó para hacerle una broma, pero entonces pudo ver que su mirada se centraba en el ventanal donde se asomaba Saskia, - que es lo que te atrae tanto – pensó mientras una duda se apoderaba de ella, - ¿serás un enemigo de ella? – lo vigilaría, pero antes le daría una buena lección, se inclinó hasta quedar a la altura de la nuca del hombre y le sopló los cabellos, lo vio estremecerse y rio complacida.
Debían reunirse luego que el sol se pusiera, pero para ella eso era mucho tiempo libre y había decidido ir a la cita más temprano, ya que después de todo, ni se darían cuenta de que ella ya estaba allí – Solo Saskia sería capaz de percibir mi presencia, ya que sus poderes se lo permiten y además, no me gustaría interrumpirla en algo importante, ¿pero que podría hacer en casa? – se dijo, mientras sentada en el piso con las piernas cruzadas jugaba con los pequeños que le extendían juguetes para que usara, pero que ella no tomaba por miedo de quedar en evidencia.
Se despidió de los pequeños quienes con sus manitas le saludaban y despedían, caminó por la acera poblada de peatones que apurados pretendían llegar a toda prisa a algún lugar – ¿adónde creen que van tan presurosos? ¿Acaso no saben que todos terminaran en una fosa? – se lamentó – ¿porque no pueden disfrutar de los rayos del sol en el rostro, o la risa de un niño, o los besos de los amantes? – caviló mientras observaba a una pareja, que dentro de uno de los carruajes que pasaban veloces por la calle, se dejaban tentar con el paraíso de un beso. Giuliette suspiró al contemplarlo – que hermoso era sentir los labios tibios de mi adorado – se dijo mientras se acercaba a la perfumería de Saskia.
De pronto todos esos recuerdos le oprimieron el corazón y no tuvo fuerzas para seguir su camino, decidió sentarse en un banco que estaba frente al local, desde allí podía apreciar a la gente que entraba al local, y los grandes ventanales que se apreciaban en la primera planta. El edificio era un hermoso exponente del estilo clasicista, de cuatro platas, con columnas corintias de cuerpo estriado y sus capiteles de hojas de acanto, éste estilo se estaba imponiendo en la ciudad y se notaba que los dueños habían decidido mostrar su poder económico mediante el lujo y la elegancia.
En la primera planta se encontraba la Perfumería, con sus escaparates, decorados con coquetos tolditos de color borgoña, el nombre estaba escrito en letras doradas. En la segunda planta se encontraban las oficinas, - tal vez el lugar donde se reunirían al llegar la noche – caviló Giuliette, la tercer planta con sus ventanales más pequeños, seguramente eran la planta familiar y la última planta la de la servidumbre, como era la costumbre de la época. – debe ser hermoso no vivir sola en una mansión enorme, tener gente que te hace compañía, y a quien le intereses – pensó con tristeza recordando que en su mansión no la esperaría nadie – allí la única que espera soy yo – se dijo algo amargada.
Hacía un rato que se encontraba allí, sentada en completa soledad, ahogada en sus recuerdos y cavilaciones, cuando sintió que todo se volvía negro, una sensación como cuando la piel se eriza se apoderó de ella, asustada se levantó y miró el lugar donde había estado sentada, entones comprendió, al no haber estado visible para los mortales, un hombre se había sentado literalmente sobre ella y por un segundo ese cuerpo la había traspasado. Volvió a temblar, recordando esa sensación horrible.
Una rabia se apoderó de ella – mal educado, porque no se fija donde se sienta – le gritó, poniendo su rostro a milímetros del hombre, pero éste no la podía ver. Rodó los ojos y levantó las manos en una clara expresión de fastidio. Cruzó los brazos sobre su pecho y refunfuño – deberían darle una lección de buenos modales – apenas dijo la frase una sonrisa se iluminó en el rostro de la joven. Rodeó el asiento y se inclinó para hacerle una broma, pero entonces pudo ver que su mirada se centraba en el ventanal donde se asomaba Saskia, - que es lo que te atrae tanto – pensó mientras una duda se apoderaba de ella, - ¿serás un enemigo de ella? – lo vigilaría, pero antes le daría una buena lección, se inclinó hasta quedar a la altura de la nuca del hombre y le sopló los cabellos, lo vio estremecerse y rio complacida.
Lanya Bleier- Humano Clase Alta
- Mensajes : 94
Fecha de inscripción : 28/02/2013
Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Emilia, salió de su trabajo algo apurada, eran casi las tres de la tarde y en pocas horas se reuniría con las demás integrantes de la Societatis Lilium, no podía negar que estaba algo nerviosa ya que era la primera vez desde su llegada a Paris que participaría en un grupo, siempre había estado bajo la dirección de Ichabod y luego sola, viviendo y practicando la magia en total soledad. Ahora podría hablar libremente de ella, dar opiniones y además ayudar a nuevas brujas que como ella se encontraban sola en la ciudad.
Sonrió complacida mientras se dirigía en carruaje a su hogar para cambiarse, no quería ir con uno de los trajes comunes con los que concurría al trabajo de la biblioteca y por eso se había empeñado en comprarse un elegante vestido de color verde musgo, con su bolsito y su sombrero que hiciera juego, sabía que había sido una locura, gastar en eso tan superfluo cuando había tanta gente que estaba pasando momentos de penurias, pero sabía que por lo menos una o dos de las integrantes eran de clase alta y le daba un poco de vergüenza presentarse con uno de sus trajecitos diarios, - pero bueno, si al final estoy sola, y no trabajo más que para mí – se dijo, mirando su reflejo en la portezuela del vehículo, - si estuvieras aquí – pensó, recordando al ser ausente que siempre ocupaba su mente, suspiró y se dejó acunar.
Media hora después se encontraba en la puerta de su hogar, entró y Esmeralda, saltó a su regazo – gracias por el recibimiento, también te extrañe – el felino ronroneó y pareció que le daba una respuesta, luego saltó nuevamente y se perdió por el jardín rumbo a sus salidas nocturnas, - pero que poco te quedas conmigo – le reprendió mientras reía y cerraba la puerta. En pocos minutos calentó el agua para darse un baño y se relajó en la bañera, casi estuvo a punto de dormirse pero un ruido la despabiló, era Esmeralda que volvía a pedir su tazón de leche y su pescado.
Cuando hubo terminado con todas las obligaciones, se arregló con esmero y en poco tiempo estuvo lista para la importante reunión, eran casi las cinco de la tarde, así que no le fue tan difícil conseguir un coche y llegarse hasta la perfumería. Pagó al cochero y se encaminó a la puerta del local. Entró y los diferentes aromas de las fragancias le llegaron hasta sus sentidos conectándola con recuerdos que creía olvidados, su infancia, su ciudad y las bellas vistas del mar desde lo alto del acantilado. Se dejó arrastrar por los recuerdos que la invadieron y por un momento se volvió a encontrar en su tierra natal.
Sonrió complacida mientras se dirigía en carruaje a su hogar para cambiarse, no quería ir con uno de los trajes comunes con los que concurría al trabajo de la biblioteca y por eso se había empeñado en comprarse un elegante vestido de color verde musgo, con su bolsito y su sombrero que hiciera juego, sabía que había sido una locura, gastar en eso tan superfluo cuando había tanta gente que estaba pasando momentos de penurias, pero sabía que por lo menos una o dos de las integrantes eran de clase alta y le daba un poco de vergüenza presentarse con uno de sus trajecitos diarios, - pero bueno, si al final estoy sola, y no trabajo más que para mí – se dijo, mirando su reflejo en la portezuela del vehículo, - si estuvieras aquí – pensó, recordando al ser ausente que siempre ocupaba su mente, suspiró y se dejó acunar.
Media hora después se encontraba en la puerta de su hogar, entró y Esmeralda, saltó a su regazo – gracias por el recibimiento, también te extrañe – el felino ronroneó y pareció que le daba una respuesta, luego saltó nuevamente y se perdió por el jardín rumbo a sus salidas nocturnas, - pero que poco te quedas conmigo – le reprendió mientras reía y cerraba la puerta. En pocos minutos calentó el agua para darse un baño y se relajó en la bañera, casi estuvo a punto de dormirse pero un ruido la despabiló, era Esmeralda que volvía a pedir su tazón de leche y su pescado.
Cuando hubo terminado con todas las obligaciones, se arregló con esmero y en poco tiempo estuvo lista para la importante reunión, eran casi las cinco de la tarde, así que no le fue tan difícil conseguir un coche y llegarse hasta la perfumería. Pagó al cochero y se encaminó a la puerta del local. Entró y los diferentes aromas de las fragancias le llegaron hasta sus sentidos conectándola con recuerdos que creía olvidados, su infancia, su ciudad y las bellas vistas del mar desde lo alto del acantilado. Se dejó arrastrar por los recuerdos que la invadieron y por un momento se volvió a encontrar en su tierra natal.
Amalia De Leon- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 27/01/2013
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Desde el ventanal, siguió observando al hombre, su aurea, le decía que se trataba de un cambia forma – que estará haciendo uno de esos seres vigilándome – pensó mientras clavaba sus ojos claros en el cuerpo de aquel individuo, estuvo a punto de esconderse, algo asustada, y eso era muy raro en ella, pero más valía cuidarse. Hacía relativamente poco que había descubierto sus poderes y no sabía si éstos eran muy obvios para los demás, por eso siempre estaba temiendo quedar en evidencia.
Bajó lentamente el frasco que tenía en alto y lo dejó en el escritorio, se acercó aún más al ventanal, observó hacia cada lado de la calle buscando otros seres como él, que pudieran estar tramando una redada, pero no le pareció, la angustia se le estaba marcando en el rostro y eso la ponía de muy mal humor, no le gustaba mostrar sus flaquezas, - una empresaria no debe nunca quedar en evidencia – se dijo mientras atenuaba la expresión. Su rostro se fue distendiendo y luego, una sonrisa se dibujó en su rostro, por que pudo distinguir una suave y casi imperceptible aurea que se posaba casi tocando al desconocido, y luego se alejaba volviéndose material en un segundo, era Giuliette, que desde atrás del desconocido la saludaba como una niña que acaba de ver a su tía querida, no pudo más que levantar la mano y saludarla levemente, aunque pareciera que a quien estaba saludando era al desconocido.
El corazón volvía a latirle de forma normal, ya que cuando la joven llegara le podría preguntar cuál había sido su parecer con el extraño y si era conveniente suspender la reunión. Estaba pensando en eso cuando le informaron que ya había llegado una de sus invitadas. Acomodo sus cabellos y su falda de forma instintiva, y le dijo a su ama de llaves que llevara a la señorita Borromeo a la Sala de estar, allí pasarían un rato hasta que llegaran todas y luego irían a comer a uno de los restaurantes más importantes de Paris. Se quedó pensando en que haría con Giuliette, pues que ella supieran podían materializarse, pero no creía que pudiera comer, - pues entonces tendrá que ir de incognito – pensó, aunque después caviló que podría preguntarle a Galia quien tenía mucha más experiencia con ese tipo de entes ya que era una bruja nigromante.
Cuando quedó nuevamente a solas, se dirigió al ventanal, la noche estaba llegando, los faroles de la calle ya estaban encendidos y al extraño no lo pudo divisar, la banca estaba vacía y un escalofrío le recorrió la espalda, ¿se habría ido? ¿O estaría vigilando desde otro lugar? Nuevos golpes en la puerta la sacaron de su cavilaciones – señorita Borgano, las Señoritas Marescotti y Meis ya están en la sala de estar, la esperan – dijo la ama de llaves mientras esperaba silenciosa las ordenes de su exigente ama. Saskia no se hizo esperar – sírveles un aperitivo, lo que ellas gusten y déjalas solas – se acercó a la mujer – luego ve a decirle al cochero que prepare el carruaje iremos a comer algo y despues volveremos – la mujer la miró algo extrañada y a la perfumera no había cosa que le molestara más que no acataran sus órdenes al pie de la letra y al instante – que pasa Clara, que no entendiste – le dijo con un tono agrio – apresúrate y luego puedes tomarte la noche y la mañana también, no te necesitaré – le dijo con el mismo tono de voz y pasando a su lado – llama a Rina y dile que la espero en mi cuarto para que me ayude a vestirme – subía las escaleras hacia la zona residencial personal, cuando se dio vuelta y la fulminó con la mirada – apresúrate – le espetó.
Siguió su camino por el pasillo que daba a su recamara, abrió la puerta, las luces ya estaban encendidas, pues las doncellas lo hacían por su precisa instrucción, se comenzó a desnudar, se puso un desabillé de gaza que apenas ocultaba su cuerpo desnudo y salió al balcón desde donde contempló nuevamente la calle, de pronto lo descubrió nuevamente era el extraño cambia forma, allí estaba nuevamente, bajo una de las farolas, esta vez ella no se escondió, lo miró sensual y provocativa, apoyando sus dos manos en la balaustrada del balcón, inclinándose deliberadamente dejando que el escote de la prenda liberara sus pechos – ¿acaso te animaría a venir a mí? – le dijo en voz baja antes de darse vuelta y entrar nuevamente al cuarto.
Bajó lentamente el frasco que tenía en alto y lo dejó en el escritorio, se acercó aún más al ventanal, observó hacia cada lado de la calle buscando otros seres como él, que pudieran estar tramando una redada, pero no le pareció, la angustia se le estaba marcando en el rostro y eso la ponía de muy mal humor, no le gustaba mostrar sus flaquezas, - una empresaria no debe nunca quedar en evidencia – se dijo mientras atenuaba la expresión. Su rostro se fue distendiendo y luego, una sonrisa se dibujó en su rostro, por que pudo distinguir una suave y casi imperceptible aurea que se posaba casi tocando al desconocido, y luego se alejaba volviéndose material en un segundo, era Giuliette, que desde atrás del desconocido la saludaba como una niña que acaba de ver a su tía querida, no pudo más que levantar la mano y saludarla levemente, aunque pareciera que a quien estaba saludando era al desconocido.
El corazón volvía a latirle de forma normal, ya que cuando la joven llegara le podría preguntar cuál había sido su parecer con el extraño y si era conveniente suspender la reunión. Estaba pensando en eso cuando le informaron que ya había llegado una de sus invitadas. Acomodo sus cabellos y su falda de forma instintiva, y le dijo a su ama de llaves que llevara a la señorita Borromeo a la Sala de estar, allí pasarían un rato hasta que llegaran todas y luego irían a comer a uno de los restaurantes más importantes de Paris. Se quedó pensando en que haría con Giuliette, pues que ella supieran podían materializarse, pero no creía que pudiera comer, - pues entonces tendrá que ir de incognito – pensó, aunque después caviló que podría preguntarle a Galia quien tenía mucha más experiencia con ese tipo de entes ya que era una bruja nigromante.
Cuando quedó nuevamente a solas, se dirigió al ventanal, la noche estaba llegando, los faroles de la calle ya estaban encendidos y al extraño no lo pudo divisar, la banca estaba vacía y un escalofrío le recorrió la espalda, ¿se habría ido? ¿O estaría vigilando desde otro lugar? Nuevos golpes en la puerta la sacaron de su cavilaciones – señorita Borgano, las Señoritas Marescotti y Meis ya están en la sala de estar, la esperan – dijo la ama de llaves mientras esperaba silenciosa las ordenes de su exigente ama. Saskia no se hizo esperar – sírveles un aperitivo, lo que ellas gusten y déjalas solas – se acercó a la mujer – luego ve a decirle al cochero que prepare el carruaje iremos a comer algo y despues volveremos – la mujer la miró algo extrañada y a la perfumera no había cosa que le molestara más que no acataran sus órdenes al pie de la letra y al instante – que pasa Clara, que no entendiste – le dijo con un tono agrio – apresúrate y luego puedes tomarte la noche y la mañana también, no te necesitaré – le dijo con el mismo tono de voz y pasando a su lado – llama a Rina y dile que la espero en mi cuarto para que me ayude a vestirme – subía las escaleras hacia la zona residencial personal, cuando se dio vuelta y la fulminó con la mirada – apresúrate – le espetó.
Siguió su camino por el pasillo que daba a su recamara, abrió la puerta, las luces ya estaban encendidas, pues las doncellas lo hacían por su precisa instrucción, se comenzó a desnudar, se puso un desabillé de gaza que apenas ocultaba su cuerpo desnudo y salió al balcón desde donde contempló nuevamente la calle, de pronto lo descubrió nuevamente era el extraño cambia forma, allí estaba nuevamente, bajo una de las farolas, esta vez ella no se escondió, lo miró sensual y provocativa, apoyando sus dos manos en la balaustrada del balcón, inclinándose deliberadamente dejando que el escote de la prenda liberara sus pechos – ¿acaso te animaría a venir a mí? – le dijo en voz baja antes de darse vuelta y entrar nuevamente al cuarto.
Saskia Borgano- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/01/2013
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Era extraño, había sentido de pronto la sensación extraña que no era por la mirada de la perfumera que le había dado detrás del ventanal, mas bien un frío recorrió por su columna, una sensación extraña pero horrible que lo aconteció por pocos segundos pero que no iba a desviarlo de su cometido.
-Ya sabes, haz tu trabajo y tendrás la recompensa de 500 francos a cambio de la información que me brindes sobre esa bruja de la perfumería. Tengo buena información que refiere a ella y quiero agarrarla con las manos en la masa... no se si me comprendes?
Necesito saber de sus movimientos, porque algo esta planeando, lo se Crow, y me han dicho que eres bueno en esto, así que no me defraudes, porque la paga será mejor cuanta mas información reúnas, ok?-
Como no iba a entenderlo, era mas simple a medida que se lo repetía. Estas hacían sido las palabras de su nuevo jefe. Tenia que saber todo sobre ella, quien era? que hacia? de donde venia? que comía? y sus horarios y movimientos. Contaba con su memoria visual y sus ganas de ganar dinero. De pronto vio como una dama mas era recibida en la entrada de la perfumería, pero esta fue recibida por una asistenta y no por la propia dueña del local que no se encontraba ya en el ventanal. Focalizó y notó que también era una bruja, vio el poco movimiento de la calle y se dispuso a levantarse de su posición para no levantar sospecha y ver a donde se había dirigido esta bruja de esencias.
Se acomodó la ropa mientras cavilaba con pasos hacia el ventanal donde podría ver un poco mas adentro como era el local. Miró en su interior y vio a la asistenta invitando a la bruja recién llegada a pasar dentro, detrás de una puerta mas allá de las vitrinas exhibidora de la perfumería.
Suspiró y se fue hasta la farola a poca distancia frente al lugar en cuestión, desde allí se mantendría a alerta de los movimientos. De pronto, las cortinas del balcón se mueven y aparece Mademoiselle Bornago, portando una bata solamente, y efectuando una silenciosa invitación que pocos podrían rechazar, sabia que ella lo había estado observando largo rato. Sabría realmente que quería? Valía la pena arriesgarse?
-Que mas da? De que va esto si no se arriesga la vida!-
Caminó hasta un callejón angosto de costado a dos locales de distancia, allí se transformó en cuervo, cambiando sus manos por alas y sus pies por patas contraídas y se paró sobre el barandal del balcón de Mademoiselle Bornago pidiendo permiso para ingresar al lugar y no ser inoportuno, ella sabia quien era y no había duda que él la había contemplado largo tiempo desde afuera.
David Crow- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/12/2012
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Galia estaba viviendo en el edificio de Saskia desde hacía una semana, juntas conformaron la Societatis Lilium y en el tiempo que llevaba ahí había conocido a fondo a su anfitriona, sus gustos, excentricidades, y en especial sus debilidades, definitivamente una de las peores eran los hombres. La perfumera tenía siempre las hormonas a flor de piel y ella temía que sus planes se fuera al diablo, por culpa de sus deseos. Por eso había utilizado como informantes a dos almas errantes, las había nombrado luz y sombra, estas seguían a Saskia como ángeles de la guardia y que luego se acercaban a ella para comentarle los por menores del día. Tenían orden que si en algún momento la joven estaba en peligro o un extraño la asechaba, debía uno de ellos hacerse presente e informarle para que decidiera como proseguir.
La bruja celta recibió el abrazo afectuoso e infantil de Giuliette quien apenas entró en la habitación se abalanzó hacia ella dando pequeños grititos y besándola como si fuera su madre, - Bueno, Giuly por favor, a ver si te comportas – la reprendió sonriéndole y alejándola un poco de ella, - yo también me alegro de verte, pero no está bien que demuestres tu cariño de esa forma – La pequeña fantasma se avergonzó y bajó su cabecita mientras se volvía un poco traslucida – bueno, bueno, no armemos escándalos que, te quiero mucho – dijo mientras la abrazaba y acariciaba sus cabellos. Emilia desde un sillón reía cubriéndose los labios con una de sus manos enguantadas – Buenas tardes Emy, ¿cómo fue tu día? – dijo dándose vuelta y arrastrando a la pequeña que seguía abrazada y sonreía emocionada por sentir nuevamente un gesto de cariño.
Emilia, le contaba como estar en la biblioteca le había ayudado a descubrir nuevos textos que le ayudaban a mejorar sus habilidades, que gracias a ello podía tocar objetos y descubrir información de donde, como y quien los había usado – por ahora en los que he tocado tienen que ver con hechos cotidianos de la vida y el trabajo, imágenes de gente pescando, agricultores, nodrizas – en su voz se notaba un poco la desilusión de no haber encontrado información más importante – ¿qué pretendías? Toparte con un arma homicida, ¿para descubrir un crimen? – dijo con un poco de sarcasmo en la voz. Definitivamente no era su día y se la estaba agarrando con las dos más buenas y sencillas del grupo. Emilia al principio se sorprendió, pero ya la estaba comenzando a conocer, sabía que mucho de ese carácter se debía a lo vivido en Asturias y que no era por maldad, sino que simplemente su humor se agriaba fácilmente. La gallega se retrepó en su asiento y tras sonreírle tristemente le respondió – ojalá algún día pueda encontrar la pista del desgraciado que te hizo tanto daño, pero por el momento es todo lo que puedo hacer - .
Galia se dejó caer en el sillón suspirando – disculpa, no sé qué me pasa, hay momentos que esta Galia sale a luz y manda al fondo de mi ser a la otra que era alegre y creía en las personas y en el mañana – dijo mientras se cubría los ojos con un brazo y dejaba apoyar todo el peso de su espalda y cabeza en el sillón, - Sabes Galy que te querremos aunque nos ladres - dijo divertida Giuliette mientras se acomodaba encima de un armario. Gal la miró con cara de pocos amigos, - baja ya de allí, ¿no te das cuenta que alguien puede entrar? – Apenas terminó la frase la fantasma se desvaneció para materializarse nuevamente en el brazo del sillón en donde estaba Emilia, - ufa déjame que me divierta un rato – dijo cruzando sus brazos y frunciendo sus labios en un gesto aniñado de frustración.
Momentos después, una de las sirvientas de Saskia les ofreció bebidas, vino para Gal y Emy, pero a Giuliette le trajo un vaso de leche, los dejó sobre la mesita de arrimo y se retiró en silencio, las brujas tomaron cada una su copa y dieron un sorbo degustando el buen vino, - ¿porque a mí me trajo leche? - dijo Giuliette, más enojada que antes – tengo 21 años puedo tomar eso también–, exigió Gal abrió un ojos mientras seguía disfrutando de su copa, - lo único que nos falta un fantasma ebrio, además ustedes no comen, ni beben – Aquello fue demasiado para la pobre adolescente y sin decir ni una palabra más, desapareció.
Luego de tomar otro sorbo de vino, Emilia dejó suavemente la copa en la mesa, - sabes que has sido demasiado dura, ¿verdad? ¿acaso no sabes que ella todavía sigue siendo una niña? Y siempre lo será – Gal se sintió en falta nuevamente – está bien me disculparé con ella cuando vuelva – dijo mientras la contemplaba con detenimiento – eres la más centrada de todas, la más madura, no entiendo por qué ese hombre tuyo te dejo - . Emilia se ruborizó – no es mi hombre, era mi maestro y algo habré hecho mal para que él me dejara – le contestó mientras se movía incomoda en su asiento. La irlandesa la miró a los ojos, - sabes que eso no es cierto, fue un cobarde, eso es todo, no se permitió ser feliz, deja de culparte – dijo. Estaba a punto de proseguir con su discurso sobre lo sinvergüenza que eran todos los hombres cuando Cysgod, uno de los guardianes de Saskia se presentó ante la celta, - ¿Qué?... ¿esta con un cambia formas en su cuarto?- dijo casi gritando, Emilia se sobresaltó quedando muda. Galia se incorporó y se dirigió a la puerta, con dificultad, le pidió al fantasma que la condujera a la habitación.
Subió por la escalera y recorrió el pasillo hasta estar ante la puerta cerrada, mentalmente se comunicó con Golau, el otro fantasma que estaba al lado de Saskia – cierra las puertas del balcón, no dejes que el sobrenatural se escape – en esos momentos dentro de la habitación un viento hizo que la puerta se cerrara en el momento en que el cambia forma se adentró en el cuarto en busca de Saskia.
La bruja celta recibió el abrazo afectuoso e infantil de Giuliette quien apenas entró en la habitación se abalanzó hacia ella dando pequeños grititos y besándola como si fuera su madre, - Bueno, Giuly por favor, a ver si te comportas – la reprendió sonriéndole y alejándola un poco de ella, - yo también me alegro de verte, pero no está bien que demuestres tu cariño de esa forma – La pequeña fantasma se avergonzó y bajó su cabecita mientras se volvía un poco traslucida – bueno, bueno, no armemos escándalos que, te quiero mucho – dijo mientras la abrazaba y acariciaba sus cabellos. Emilia desde un sillón reía cubriéndose los labios con una de sus manos enguantadas – Buenas tardes Emy, ¿cómo fue tu día? – dijo dándose vuelta y arrastrando a la pequeña que seguía abrazada y sonreía emocionada por sentir nuevamente un gesto de cariño.
Emilia, le contaba como estar en la biblioteca le había ayudado a descubrir nuevos textos que le ayudaban a mejorar sus habilidades, que gracias a ello podía tocar objetos y descubrir información de donde, como y quien los había usado – por ahora en los que he tocado tienen que ver con hechos cotidianos de la vida y el trabajo, imágenes de gente pescando, agricultores, nodrizas – en su voz se notaba un poco la desilusión de no haber encontrado información más importante – ¿qué pretendías? Toparte con un arma homicida, ¿para descubrir un crimen? – dijo con un poco de sarcasmo en la voz. Definitivamente no era su día y se la estaba agarrando con las dos más buenas y sencillas del grupo. Emilia al principio se sorprendió, pero ya la estaba comenzando a conocer, sabía que mucho de ese carácter se debía a lo vivido en Asturias y que no era por maldad, sino que simplemente su humor se agriaba fácilmente. La gallega se retrepó en su asiento y tras sonreírle tristemente le respondió – ojalá algún día pueda encontrar la pista del desgraciado que te hizo tanto daño, pero por el momento es todo lo que puedo hacer - .
Galia se dejó caer en el sillón suspirando – disculpa, no sé qué me pasa, hay momentos que esta Galia sale a luz y manda al fondo de mi ser a la otra que era alegre y creía en las personas y en el mañana – dijo mientras se cubría los ojos con un brazo y dejaba apoyar todo el peso de su espalda y cabeza en el sillón, - Sabes Galy que te querremos aunque nos ladres - dijo divertida Giuliette mientras se acomodaba encima de un armario. Gal la miró con cara de pocos amigos, - baja ya de allí, ¿no te das cuenta que alguien puede entrar? – Apenas terminó la frase la fantasma se desvaneció para materializarse nuevamente en el brazo del sillón en donde estaba Emilia, - ufa déjame que me divierta un rato – dijo cruzando sus brazos y frunciendo sus labios en un gesto aniñado de frustración.
Momentos después, una de las sirvientas de Saskia les ofreció bebidas, vino para Gal y Emy, pero a Giuliette le trajo un vaso de leche, los dejó sobre la mesita de arrimo y se retiró en silencio, las brujas tomaron cada una su copa y dieron un sorbo degustando el buen vino, - ¿porque a mí me trajo leche? - dijo Giuliette, más enojada que antes – tengo 21 años puedo tomar eso también–, exigió Gal abrió un ojos mientras seguía disfrutando de su copa, - lo único que nos falta un fantasma ebrio, además ustedes no comen, ni beben – Aquello fue demasiado para la pobre adolescente y sin decir ni una palabra más, desapareció.
Luego de tomar otro sorbo de vino, Emilia dejó suavemente la copa en la mesa, - sabes que has sido demasiado dura, ¿verdad? ¿acaso no sabes que ella todavía sigue siendo una niña? Y siempre lo será – Gal se sintió en falta nuevamente – está bien me disculparé con ella cuando vuelva – dijo mientras la contemplaba con detenimiento – eres la más centrada de todas, la más madura, no entiendo por qué ese hombre tuyo te dejo - . Emilia se ruborizó – no es mi hombre, era mi maestro y algo habré hecho mal para que él me dejara – le contestó mientras se movía incomoda en su asiento. La irlandesa la miró a los ojos, - sabes que eso no es cierto, fue un cobarde, eso es todo, no se permitió ser feliz, deja de culparte – dijo. Estaba a punto de proseguir con su discurso sobre lo sinvergüenza que eran todos los hombres cuando Cysgod, uno de los guardianes de Saskia se presentó ante la celta, - ¿Qué?... ¿esta con un cambia formas en su cuarto?- dijo casi gritando, Emilia se sobresaltó quedando muda. Galia se incorporó y se dirigió a la puerta, con dificultad, le pidió al fantasma que la condujera a la habitación.
Subió por la escalera y recorrió el pasillo hasta estar ante la puerta cerrada, mentalmente se comunicó con Golau, el otro fantasma que estaba al lado de Saskia – cierra las puertas del balcón, no dejes que el sobrenatural se escape – en esos momentos dentro de la habitación un viento hizo que la puerta se cerrara en el momento en que el cambia forma se adentró en el cuarto en busca de Saskia.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 20/02/2013
Localización : Paris - Francia
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Re: Desde las sombras vigilas (libre y Societatis Lilum)
Nuevamente volvió a pisar el suelo con sus pies humanos, mientras veía a la sexy mujer con poca ropa al otro lado de la habitación, al parecer estaba sola, al menos en el lugar. No podía entender que tipo de información se requería de ella, no parecía ser una de esas mujeres que encubre algo, que oculta información que pueda conducirla a la prisión o algo así. Ni tampoco parecía tener un marido que estuviera haciendo los trabajos sucios.
Mas bien parecía ser una mujer soltera.
De pronto la puerta se cerró a causa del viento, los sentidos de David se alteraron ante ese fuerte golpe y luego volvieron a centrarse en la puerta mirándola con algo de recelo.
-Que ocurre aquí?- dijo apenas en un susurro -Mademoiselle, se que no esta sola, pero... porque la invitación de alguien mas como yo?- pregunto sin mirarla mientras contemplaba algún medio de escape, que era a lo que se sometía a menudo teniendo en cuenta que siendo un informante y un cambia-formas era lo mas sencillo a apelar en caso de problemas.
Dejó de lado la puerta y se apresuró a buscar su mirada nuevamente.
Mas bien parecía ser una mujer soltera.
De pronto la puerta se cerró a causa del viento, los sentidos de David se alteraron ante ese fuerte golpe y luego volvieron a centrarse en la puerta mirándola con algo de recelo.
-Que ocurre aquí?- dijo apenas en un susurro -Mademoiselle, se que no esta sola, pero... porque la invitación de alguien mas como yo?- pregunto sin mirarla mientras contemplaba algún medio de escape, que era a lo que se sometía a menudo teniendo en cuenta que siendo un informante y un cambia-formas era lo mas sencillo a apelar en caso de problemas.
Dejó de lado la puerta y se apresuró a buscar su mirada nuevamente.
David Crow- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Localización : Paris - Francia
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