Llegó el guardian(Clover Morrison)

por **Dagobert Rosenthal** Miér Abr 03, 2013 11:59 am

Un carruaje bastante elegante tirado por dos caballos alemanes percherones viajaba por el bosque francés en un paso no muy rapido pero constante pues debería de llegar no muy tarde a la mansion que rondaba por aquel bosque, Dos militares o ese aspecto daban guiaban el carromato por los caminos mientras otro vigilaba los alrededores con un una arma, por lo que daba a entender que una persona importante viajaba en el interior de aquel medio de transporte.

Pero aquella persona importante estaba allí sentada, con la espalda apoyada en el respaldo mientrs su mirada se fijaba en el paisaje de forma impasible. Vestía un uniforme tambien militar de colores negros y botones de plata, los zapatos del mismo color que su traje y en sus manos llevaba una gorra a juego que a él personalmente no le gustaba ponerse pero que se la había llevado para que su tio no le molestara con aquello de la presencia.

Al contrario con los otros dos que llevaban el carromato él no llevaba ninguna arma de fuego sino que su cuerpo había sido bien entrenado para que fuera una arma humana, pudiendo matar a quien quisiera con sus propias manos. Mientras el joven de pelo corto y oscuro cerraba los ojos para descansar, pudo notar como la velocidad del carromato iba descendiendo mientras el mismo gruñia sabiendo que estaba a punto de llegar.

Sin más abrió los ojos mientras que esperaba que parase por completo mientras miraba la casa, era bastante lujosa propio en Patrick. Espero a que le abrieran la puerta mientras suspiraba pues no le hacia mucha gracia aquel trabajo pero había aceptado ya. La puerta se abrió dejando la gorra en el asiento y se bajo de este mientras se acercaba a la puerta. Tenía llava para abrir asi que sin más mando a los otros guardias que se marcharan y él abrió el porton de la casa.

No parecía haber nadie en el hall por lo que tras cerrar la puerta y guardar la llave metio sus manos en los bolsillos de su pantalon y con gesto serio empezó a subir las escaleras de forma tranquila mirando el suelo inmerso en sus pensamientos. Una de las veces bostezo para luego respirar profundo y notar como el ambiente estaba impregnado por el olor de Patrick. Aquel perro había marcado bien su territorio.

por **Clover Morrison** Miér Abr 10, 2013 11:38 am

Llevaba un día tranquilo, gracias a dios. Lo necesitaba después de aquella locura que no había comprendido... De hecho, seguía sin comprenderla incluso en aquellos instantes. ¿Cómo podía haber pasado? O mejor, ¿cómo era posible que todo eso fuese real y no una pesadilla? Y sí, sabía que era real porque me despertaba noche tras noche, aun queriendo seguir acurrucada y que la oscuridad siguiera invadiendo mi vida para que el sueño eterno se adueñara por completo de mí. No. Parecía no tener suerte.

Suspiré y, mientras aquel hombre que ya no sabía como llamar estaba trabajado, yo me pegué el día buscando algún vestido decente que no enseñara nada de mi cuerpo... Mi padre tenía gustos raros un tanto extravagantes en ese aspecto, pero no comprendía como era posible que, en vez de querer ver esos escotes en cualquier otra mujer, quisiera verlos en mí, en su hija. Ese pensamiendo me hizo temblar. Tenía miedo, muchísimo miedo...

Al final me puse el vestido azul claro que me quedaba de cuando vivía en la otra ciudad, más propensa a pasar el día con mis abuelos. En el fondo de mi corazón notaba como les echaba de menos. Deseaba volver a verles aun sabiendo que jamás me dejaría. Uno de los grandes motivos del cambio de ciudad era alejarme de aquella gente que gobernaba mi vida incluso más que él. Lo único bueno, es que me había librado del horrible hombre con el que habían decidio prometerme. Tan serio, tan mala persona que no sabía cual me daba más repugnancia. Si él o el odioso de mi padre.

Pasó rápido el día y, cuando estaba más bien entrada la noche, me senté en el salón, donde había un enorme piano de cola en color blanco solo para mí. Quizá era de lo único bueno que tenía en ese lugar, y, sobretodo, las hermosas melodías que podían hacer que salieran mientras mis manos danzaban entre sus teclas. Era lo único que conseguía hacerme sentir relajada, bien en unos instantes que creía imposibles.

Cerré los ojos mientras seguía haciendo sonar aquel hermoso instrumento y cambié poco a poco a algo más lento, un tono más suave, más dulce, algo que mostraba una honda tristeza que salía desde lo más hondo de mi corazón. Y, sin poder evitarlo, dejé sonar la última nota en el aire mientras bajaba la cabeza soltando un suspiro y una lágrima, que caía por mis ojos sin haberme dado apenas cuenta

por **Dagobert Rosenthal** Miér Abr 24, 2013 9:58 am

Iba a llegar al final de aquelllas escaleras cuando de pronto a sus oidos llegó una melodia producida por un piano. Se quedó quieto algo confuso para luego volver a bajar las escaleras que le habían tocado subir hacia un momento. Sus pasos eran lentos y acompasados pues no quería molestar mucho a la persona que estaba tocando el piano. Se dirigió hasta el salón donde provenia aquella dulce y melancolica melodia para apoyarse por fin en el umbral de la puerta el salón buscando con la vista quien producia ese sonido.

Su ojos se posaron entonces en una joven de cabello tan rubio que parecía blanco y una piel tan palida como la leche, parecía una muñeca de porcelana, tan delicada que al minino toque podría romperse. Desde su posición no podía verla el rostro pero parecía que era una joven bella aunque no podía afirmar nada. Esperaría a que acabara de tocar aunque no pensaba ser tan paciente para esperar a que se acabara. Fue entonces cuando la música cesó por completo y la joven bajó la mirada.

Él se acerco intimidante como siempre con su presencia hasta donde se encontraba la Morrison, cada vez que se acercaba podía ver la hermosura de la joven, pero no sabía quien era aquella chica. Una lagrima parecia caer del rostro de la chica por lo que sacó un pañuelo de su pantalon y se lo puso delante de los ojos a Clover mientras la miraba frunciendo el ceño. No sabía por que lloraba la canción era bonita algo melancolica pero no muy triste, no pensaba que llorara por aquella sinfonía.

-Una joven tan bella como tú no debería llorar-comenta mirandola severo pero para luego mostrar una leve sonrisa en su rostro que se relaja levemente.

Aunque la verdad no sabía por que la estaba hablando y por que se había acercado hasta ella pero era como si estuviera medio hechizado y eso le molestaba bastante. Sería mejor buscar a Patrick para ver quien era a la que tenia que cuidar y las normas que tuvieran que decirle o que debía hacer con ella, así sin más haría su trabajo y punto, sin más complicaciones.

por **Clover Morrison** Vie Mayo 10, 2013 4:34 pm

No entendía lo que pasaba a mi alrededor. Parecía todo hecho para que mi vida fuera un auténtico infierno... ¿Pero que podía hacer? Absolutamente nada y eso lo peor. Saber que, todo aquello que me esparara en adelante, vendría sin que pudiera evitarlo, aunque, con todo el dolor del mundo, realmente deseara que se alejara de mi cuanto más mejor.

De repente, observé como algo se ponía ante mis ojos, un pañuelo que miré con los ojos bien abiertos, sorprendida ante aquello. No me había dado cuenta de que alguien estaba a mi lado, ¿cuándo había llegado? Mi padre no había llegado, basicamente porque su olor me habría prevenido mucho antes. Realmente creía que era de lo único que me percataba. Mi cuerpo reaccionada aterrada ante el hecho de que pudiera estar cerca, por eso, sabía que no podía ser él.

Alcé el rostro, con los ojos llorosos y fruncí el ceño para luego sonreír levemente, aceptando la prenda y limpiarme levemente el rostro. Me levanté para observarle un poco, mirándole levemente confusa por su presencia. Patrick no quería que se acercara nadie a mí y me sorprendía que hubiera entrado alguien aquí siendo tan amable. No le veía juntándose con buenas personas.

-Me temo que los motivos para sonreír a veces se me escapan.-Le sonreí con dulzura.- ¿Hace cuanto está aquí? No me percaté de su presencia... Espero le haya gustado la música.

por **Dagobert Rosenthal** Lun Mayo 13, 2013 3:13 pm

La bella joven tomó el pañuelo en sus manos pero no sonrió aunque por dentro él lo hacia. Se levantó mirandole confusa o eso parecía pero su gesto no cambio hasta un momento donde sus labios dibujaron una pequeña sonrisa pero sin mostrar los blancos dientes de cambiaformas. No entendía como una mujer tan hermosa que podía tener tal pesimismo, aunque eso no era de su incumbencia él venia a hacer su trabajo.

La sonrisa que le expreso hizo que se ablandara algo más y aquello no le gustaba nada. Tendría que darse un baño de agua fría para despejarse aunque sentía interes por saber quien era aquella mujer de piel blanca como la nieve. Metió sus manos en el bolsillo y carraspeó un poco antes de contestar la pregunta de Clover. Aunque aun se preguntaba que hacia aquella chica tan joven allí y si sería una invitada de Patrick o familia suya.

-No llevo mucho tiempo aquí, estaba buscando a Patrick Morrison hasta que escuche la melodia y quise saber quien la producia hasta verte a ti-dijo mirandola tranquilamente con su voz varonil y atractiva.

La verdad si no fuera por que Clover estaba bajo el techo de Patrick quizas la hubiera seducido y forzaco para tener relaciones sexuales, pero no pensaba que fuera el mejor momento de hacer aquello, además no quería mas problemas con la ley y menos con Patrick, pues sabía que no sería de buen grado tener problemas con aquel perro viejo, aunque él era mas joven y fuerte no subestimaba al perro del Morrison pues sabía de lo que era capaz. A pesar de que Dagobert había sido duramente entrenado como asesinó y mas quehaceres no quería utilizar sus habilidades delante de amigos o conocidos.

por **Clover Morrison** Jue Mayo 23, 2013 8:41 am

Le miraba con cierta curiosidad, preguntándome que estaba pasando en esos instantes. Si mi padre no quería que nadie se me acercara, ¿cómo era posible que allí hubiera un hombre tan tranquilo? Curiosiamente, no me parecía tan raro como cabría de esperar.

Terminé de limpiarme las lágrimas, dejando el pañuelo en la pequeña mesita y le hice una señal para que se sentara, haciendo yo lo propio en aquel sofá. Sino fuera porque aquella casa era de mi padre, probablemente me parecía realmente acojedora y cómoda. Pero todo tenía un pero, y el de aquel lugar era, que más que mi hogar, era mi cárcel. El lugar del que no podía salir a no ser que fuera con Patrick. Suspiré, apoyando la cabeza en la mano y mirando a mi alrededor hasta que escuché sus palabras.

-Pues lamento decirte que esta noche no está aquí.-Me encogí levemente de hombros, teniendo aun más curiosidad.-¿Puede decirme a que ha venido? -Entonces me di cuenta de algo y le sonreí pidiendo disculpas.- Siento mi descortesía. ¿Quiere algo de beber? No suelo tener muchos invitados, así que se me hace extraño hablar con alguien que no sea mi padre.

Fue en esos instantes cuando me di cuenta de que quizá no debería haber dicho eso. ¿Y si venía por algo malo y lo que quería era fastidiarle? Suspiré. En fin. ¿Que más daba ya? La verdad no creía que fuera a hacerme nada malo, sino, ya lo habría hecho. Me levanté con cuidado, acercándome al pequeño muebla bar que había en la misma habitación, mirándole mientras esperaba su respuesta.

por **Dagobert Rosenthal** Vie Mayo 31, 2013 5:32 pm

Aquella bella joven la mostro el asiento donde estaba sentada para que él alemán se sentara, pero este negó con la cabeza, la verdad es que aún no pensaba sentarse pues no estaba cansado y esperaba que no tuviera que esperar mucho para ver a Patrick. No sabía por qué lloraba la joven pues parecía que tenía de todo, aquella casa era enorme y sabía que su amigo tenían un montón de dinero por lo que a cualquiera que viviera bajo su techo no le faltaría nada y tendrían las mejores ropas pues a este le gustaba la buena presencia en su hogar y el prestigio claramente que daba su trabajo.

Metió sus manos en el bolsillo de su pantalón mientras suspiraba mirando a la mujer dejando el pañuelo que la había tendido en la mesa. Tenía más por lo que dejaría que ella se quedará con el pañuelo para que ahogara sus extrañas penas con él. Fue entonces cuando la voz de Clover volvió a resonar saliendo su dulce voz de aquellos labios claros. En ese momento supo que parecía que tendría que esperar bastante a Patrick para hablar del tema por lo que entonces acabaría sentarse en el sofá acompañando a la hermosa dama.

Entonces algo de lo que dijo la señorita la dejo algo extrañado, padre, entonces ella debería ser la hija de Patrick, a la cual debí a de vigilar día y noche. Ahora estaba empezando a entender todo y el porqué de su tristeza, frunció los labios mientras volvía a su gesto serio donde sus sentimientos ni se mostraban para carraspear lentamente antes de contestar alguna de las preguntas de la cambiaformas.

-Bueno son conocido de Patrick y estoy aquí por cuestiones de trabajo, y tengo que hablar con Patrick Morrison sobre ese asunto de trabajo. Así que me imagino que me verás mucho por aquí …-comento resolviendo las preguntas que le había lanzando la Morrison en aquel instante- Bueno, me gustaría una cerveza alemana si puede ser o una margarita-comento ante la invitación de tomar algo.