Mauren Morgan

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Tiene el temperamento de un gato arisco, es muy independiente lo que hace que deteste que intenten inmiscuirse en sus asuntos. Posee una viva curiosidad que logra meterlo en problemas con frecuencia, también su descaro y egocentrismo colaboran para ello.
Es un bribón consumado, dado a mentir con total naturalidad así como a crear malos entendidos y causar problemas a otros por pura diversión. Sin embargo también puede ser leal con quien se siente en deuda, en este aspecto una vez que entrega su fidelidad hará todo lo que este a su alcance por ser de utilidad aunque pueda parecer reacio a colaborar.
Puede ser bastante celoso y posesivo ya que teme ser relegado al olvido o el abandono como ocurre con tantas mascotas que terminan en la calle cuando sus amos se cansan de ella o encuentran otra más bonita.

HISTORIA

Su destino empezó a forjarse mucho antes de que siquiera fuese concebido, cuando su madre, una cambiaforma gato como él, huyo de la tranquilidad del campo y los bosques a la ciudad donde esperaba hacer realidad sus sueños románticos de conocer a un distinguido caballero que la desposase y le diera una vida digna de sus novelas románticas preferidas. Si bien conoció a un caballero que se fascino con sus rasgos delicados y el dorado de sus cabellos, su origen humilde no le permitió más que la posición de amante. Aun así este le concedió una casa con sirvientes que atendieran sus necesidades, vestidos de las mejores modistas de la ciudad, noches en la ópera y el teatro, paseos a caballo hasta que finalmente ella le dio un obsequio propio, un hijo que uniera sus sangres.
Sin embargo ella no contaba con que a pesar de la sangre humana de su padre el niño de brillantes pupilas verdes heredaría sus poderes de cambiaformas, así una mañana mientras ella dormía su amante, que había pasado la noche con ella, se aproximó a la cuna para encontrarse con que el niño había desaparecido y en su lugar había una diminuta cría de gato. Acorralada entre confesar su secreto y ser acusada de brujería o la vida del niño al que había alumbrado ella eligió protegerse a si misma fingiendo un ataque de histeria por la desaparición de su hijo.
Se encargó a una criada el deshacerse del cachorro que fue dejado en lugar del niño, instruyéndola para que lo arrojase al rio, sin embargo la misma, esperando usar el tiempo del que disponía para ir y volver en asuntos particulares, arrojo el saco con el gatito a un montón de basura en un callejón cualquiera. En ese instante todas sus esperanzas parecían perdidas, las frías calles londinenses torturaban su diminuto cuerpo mientras el hambre retorcía sus entrañas, pero una gata que acostumbraba a buscar comida en ese sitio se topó con el saco y tras oír sus débiles maullidos se lo llevo.
La gata pertenecía a una anciana o quizás la anciana pertenecía a la gata, lo cierto es que a pesar de que ver al gatito convertirse en un bebe casi la lleva a la tumba de la impresión, ella decidió ocuparse del pequeño al que dio un nombre que le recordaba sus lastimeros maullidos. La vieja Eugene era más práctica que afectuosa, se ocupo de Maurice como de cualquiera de sus otros gatos, le proveía alimento y ropa que lo abrigase, ocasionalmente alguna caricia a su enmarañado cabello o permitirle sentarse en su regazo mientras se mecía en su casi destartalada mecedora eran los momentos más cercanos que compartieron. No obstante el tiempo para los humanos es más breve que para los cambiaformas. Maurice aun era un niño cuando se percato que su abuela llevaba más de un día durmiendo en la mecedora, de algún modo cuando sintió su mano helada y rígida comprendió que estaba muerta sin necesidad de que nadie se lo explicase.
A partir de entonces debió aprender por sus propios medios a sobrevivir en una ciudad hostil con los débiles. Los gatos callejeros fueron sus mejores maestros, auténticos artistas de la supervivencia y el pillaje, se las arreglaban para escabullirse en carnicerías, tiendas y cualquier sitio por el cual pudieran deslizar sus peludos cuerpos. En poco tiempo Maurice se volvió tan hábil como ellos, corriendo por la ciudad con total libertad mientras tomaba de los humanos lo que necesitase para vivir, esto hasta que intento quedarse con el reloj de un caballero extranjero quien inesperadamente no sólo lo atrapo infraganti, sino que era mucho más veloz y ágil, por no mencionar la monstruosa fuerza que poseía.
En las calles había visto demasiadas cosas, pero jamás sintió tanto miedo como cuando estuvo acorralado por aquel hombre con colmillos. Su corazón latía desbocado con tanta fuerza que estaba seguro que se le saldría del pecho, ni siquiera lograba formar palabras para suplicar por su vida, paralizado ante la certeza de estar mirando a la muerte a los ojos.
Inexplicablemente, talvez por ser aun un niño, el extraño le perdono la vida a cambio de un precio. Para pagar por intentar robarle y por el perdón que le sería concedido debería servirle de ese día en adelante hasta su muerte.
Lo que en inicio parecía una condena a la esclavitud perpetua resulto siendo mucho mejor de lo que Maurice pudiese imaginar. Aunque tenía deberes que cumplir ayudando en el servicio, por las noches dormía sobre una cama suave, le daban de comer alimentos frescos tres veces al día y sus ropas a pesar de ser sencillas no tenían remiendos y olían a jabón. Descubrió que podía volverse totalmente adicto a los baños tibios o a observar por horas todos los objetos brillantes y oscilantes que tenía a la vista.
Se adapto con rapidez a su nueva vida al tiempo que le perdía el miedo a su amo. Löwe Von Meer, poseía una presencia imponente que era el eco de una larga vida como guerrero, capaz de hacer temblar a un hombre sólo con la severidad de su mirada y destruir a sus enemigos con fría precisión, pero los felinos difícilmente se impresionan con algo más que ellos mismos, cosa en la que Maurice no era distinto.
Una vez comprendió que Löwe no lo mataría se permitió probar sus limites, así como la paciencia del mismo durante años mientras crecía lentamente. El tiempo le permitió llegar a aprender muchas más cosas mientras servia a su amo, así como a desarrollar un extraño apego al mismo, por lo que no pudo menos que seguirlo hasta Paris, una ciudad fascinante, llena de luces y sombras que lo invitan a explorar y experimentar en busca de satisfacer su siempre despierta curiosidad.

DATOS EXTRA

Le gustan mucho los gatos y el parece también agradarles a ellos de inmediato. Tiene una colección secreta de figuras talladas de mininos que disfruta ver crecer aunque en ocasiones le cuesta hallar nuevos escondrijos.

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