Recuerdos borrados.

Ni siquiera sabía exactamente el motivo de aquella caminata. ¿O la sabía? ¿Implícitamente, quizá? Aunque no se lo decía a sí misma, aquel paseo era motivado por el deseo de buscar un encuentro casual con uno de sus perros, como tendía a referirse entre despectiva y a modo de broma. “¿Por qué les digo perros? Simple, porque ellos se encargan de cuidarme” Respondía con una sonrisa ladina; y es que no necesitaba protección ninguna que un montón de hombres le pudiera brindar, sin embargo sus fortunas si le daban algo primordial para vivir. Nadie sobrevivía sin dinero; Bernardine no planeaba subsistir como una vagabunda aún si en ocasiones se llegaba a vestir como tal, cuando se disponía a conseguir un poco más de opio o, quizá, si se llegaba a aventurar al burdel. Ese sitio era despreciable, pero no negaría que encontró a dos o tres parejas sexuales que la dejaron completamente extasiada. En esas situaciones se disfrazaba de otra para evitar que identificaran su rostro pero hoy era ella misma, porque su intención era que aquel hombre la identificara si la veía. El hombre ya lo sabía, si ella lo buscaba era porque necesitaba que desapareciera unos cuantos cientos de francos, a veces hasta miles si la rubia se ponía exigente. La hechicería definitivamente le daba una gran facilidad a su vida.

Llevaba un vestido formal de colores claros, a juego con sus ojos celestes. Suficientemente llamativo y a simple vista bastante elegante, para no desentonar en el área en que andaba. Sus pasos eran calmados, se desplazaba con parsimonia observando ocasionalmente a un lado o al otro. Siempre conservando la apariencia de una mujer joven y de acomodada posición social; si se le acercaban fingiría ser alguna familiar extranjera de los que vivían ahí, o al menos proveniente de alguna otra ciudad francesa ya que solo haría el ridículo si se ponía a imitar algún acento ajeno al propio. Solo había estado dos meses en España y aún así, eso había ocurrido hacía tanto tiempo, acababa de casarse.

Pero su paseo no la llevaría a ningún encuentro similar, o quizá si lo hubiera encontrado si seguía su búsqueda. Antes de dar con aquel sujeto, una persona diferente se cruzó en su camino. Una a la que no esperaba volver a ver nunca y que ahora ahí, delante de ella, le traía varios recuerdos. Permaneció de pie, observándola por un par de minutos; ya que estaba un poco lejos su vista no le permitía apreciar a la perfección su rostro, su cuerpo, sin embargo sabía que era la misma mujer a la que tiempo atrás había borrado la memoria. Cuando se despidió de la mujer no creía que se volverían a cruzar sus caminos. Cuando la menor volteó la vista y sus ojos se encontraron, la rubia esbozó una pequeña sonrisa y caminó hacia ella aunque una vez que estuvo cerca negó ligeramente con la cabeza. Ya que la contraria no apartó su mirada de ella, supuso que había capturado su atención.

Permaneció de pie delante de ella y le tendió la mano cordialmente -Disculpe si mi mirada le incomodó, pero usted es la viva imagen de una persona que conocí tiempo atrás. Ahora que la veo mejor, aunque es muy parecida algunos de sus rasgos son distintos-
Sonrió con encanto antes de solicitar el permiso de tomar asiento a su lado; se acomodó ahí, con la vista perdida en el parque. Volteó a verla nuevamente, con la curiosidad chorreando por sus ojos -Me atrevería a decir que es nueva en esta área; ¿está visitando a alguna de las familias que aquí viven? Su servidora solamente se encuentra aquí de paso, cuestión de unos meses- Explicó tratando de ganarse su confianza para que comenzara a hablar. Giró ligeramente su cuerpo para tener un contacto más directo con ella, quedando más o menos de frente. Mantuvo ambas manos sobre sus propias piernas aunque de vez en cuando la diestra subía para acomodarse un poco el cabello. De pronto su expresión se tornó de ligera sorpresa -Disculpe mi falta de educación, hasta ahora caigo en la cuenta de no haberme presentado. Debe ser por lo que ya le explicaba sobre usted y mi conocida que olvidé hacerlo- Volvió a un semblante más tranquilo, cordial. Agachó suavemente la cabeza -Soy Bernardine, Bernardine Bonheur. Es un placer- Se preguntaba qué tan reprimidos estaban los recuerdos, si de algún modo podría recordar la pizca más pequeña de su pasado juntas. Aunque para ser honesta, no estaba segura si deseaba o no que lo recordara.