La familia es lo mas importante (Astaroth)

Era medianoche, mi marido había salido en cuanto el sol se había escondido. Él tenía algunas amistades en Paris y algunas veces, se iba sin mí para pasar la noche con ellos. Me había acostumbrado a mi vida como vampiresa y me gustaba en realidad, al menos estaba con mi marido y con mi hermano, lo cual era lo que siempre había querido. Mi marido estaba fuera de casa, no sabía dónde estaba mi hermano, me aburría un poco estando sola en casa, así que hice algo que me gustaba desde que era humana. Siendo vampiresa lo había dejado como un habito, me fui a mi cuarto quitándome la ropa, para dejarla encima de la cama, para poder vestirme de nuevo cuando acabara de la ducha, desnuda fui hasta el cuarto de baño y espere a que la bañera se llenase de agua caliente. Cuando lo hizo, le eche unas sales de baño de jazmín, uno de mis olores favoritos. Me metí dentro y intente relajarme, cerré los ojos solo centrándome en los ruidos que gracias a mis sentidos agudizados podía sentir. No sabía exactamente cuánto tiempo había estado allí, pero si lo suficiente, por lo menos una media hora o más. Salí y me envolví en una toalla, era pequeña, me llegaba poco más debajo de medio muslo. La verdad es que no me importaba porque además de que estaba orgullosa de mi cuerpo, estaba sola en casa y además no sentía el frio o el calor que los humanos sentían. Me seque bien el cuerpo y de nuevo desnuda, me encamine hacia mi cuarto, allí encima de la cama, estaba la ropa que había dejado antes de irme al cuarto de baño, me vestí de nuevo, aquel vestido me lo había puesto nuevo aquella misma mañana, me gustaba la ropa que me podía permitir gracias a mi posición social. Con el vestido puesto, fui caminando hacia el salón, estaba realmente aburrida, además de que hacía mucho tiempo que no pasaba tiempo con mi hermano y lo echaba de menos.

Al fin, me acerque al gramófono y puse la música clásica perfecta para relajarme, en ese momento un trueno hizo retumbar el silencio de la mansión. La verdad es que de pequeña, en mi época de humana, no me gustaban, me daban miedo y aun hoy en día siendo vampira, teniendo 600 años. Aun les tenía miedo, no me gustaban para nada. Me mordí el labio, pero deje que la música envolviera la habitación. Me acerque a la ventana y pude ver como la lluvia empezaba a caer, era casi torrencial, pero a pesar de eso, podía ver perfectamente, algo dificultado por la lluvia, pero podía ver. Sabía que no podría hacer nada más, así que mientras que la música sonaba, me acerque a una de las estanterías y cogí uno de mis libros favoritos. Me fui de nuevo hacia la ventana, me senté en la repisa, subí los pies a la misma y empecé a leer. Cuando leía, me metía en mi propio mundo, no sabía que pasaba a mí alrededor. Era como si todo desapareciera, aquella historia en especial, me gustaba. Era una de mis favoritas, y aunque hablaba de una familia, yo sabía que vivía feliz… aunque los sentimientos que habían empezado a aflorar por mi hermano… sabía que no estaba bien, pero no estaba dispuesta a que desaparecieran. Mi mente me decía que algo había pasado años atrás, pero aunque sabía que era algo que no debía pasar entre hermanos, tampoco me importaba. Algo dentro de mí me decía, que mi hermano y yo teníamos algo muy fuerte entre nosotros.

Aunque mi mente se empapaba de cada frase del libro, una parte de ella no quería dejar de pensar en mi hermano, en donde estaba Seth. Si, habían pasado muchos años, pero seguía siendo la única persona que podía llamarlo Seth en vez de Astaroth, porque a pesar de todo seguía siendo su hermana. La verdad es que sabía que lo más probable es que mi hermano estuviera con alguna mujer, alguna vez había olido perfume femenino al abrazarle, pero yo no podía decirle nada… a pesar de los sentimientos que estaban naciendo y creciendo cada día más en mí, yo estaba casada, amaba a mi marido y Seth era mi hermano, no podía decir nada. Pero los celos me invadían cada vez más. Intentaba sumergirme en el libro, pero pensar que podía estar con una mujer, una punzada de celos nacía en mi pecho. Cerré los ojos intentándome calmar, intentando no destrozar el libro que tenia entre mis manos, lo conseguí, después de varios intentos, pero lo conseguí. Me centre en la historia que libro me explicaba, trasladándome a lo que leía, como si yo fuera la mujer protagonista del libro, una simple humana, como yo misma lo había sido años atrás. Por eso, muchas veces me sumergía en los libros y las historias que leía, sintiéndome una más. Hacer eso, había ido bien, porque mi mente no volvió a pensar en aquello que hacían que los celos creciesen. Pero después de unas horas, pude sentir como alguien abría la puerta, había estado tan inmersa en la lectura de aquel libro, que ni siquiera me había dado cuenta de que había entrado alguien. Un aroma me llego, el cual me hizo sonreír. No, no era mi marido, era mi hermano. Levante la vista, justo cuando él entro en la habitación y mis ojos se posaron en él, escuchando aquella voz ronca, sorprendiéndome porque jamás me había hablado con aquella voz, pero tenía que admitir que al oírle una pequeña corriente eléctrica había sacudido mi cuerpo, haciéndome sentir algo que nunca había sentido, pero la sonrisa se ensanchaba al verle acercarse. -Buenas noches, Seth.- Dije sonriendo, viéndole como se acercaba a mí, cerré el libro porque ya poco me importaba leer teniendo allí a mi amado hermano.

Mi cuerpo estaba bañado por la luz de la luna, me levante cuando lo escuche. El gramófono estaba cerca de mí, por lo que baje un poco el volumen, solo lo necesario para que fuese música de fondo. Deje el libro en la estantería de donde lo había sacado y me gire hacia él, con la sonrisa brillando en mis labios. La verdad es que el hecho de que no estuviera mi marido, hacia que mi hermano y yo pudiéramos disfrutar de nosotros dos con mas intimidad. -Se fue en cuanto se escondió el sol. Tenía que ir a ver a unas amistades, pero no sé si volverá antes de que el sol salga o no volverá hasta mañana.- Dije suspirando, acercándome a mi hermano. La verdad es que mi marido a veces hacia eso, se iba una noche y no volvía hasta la siguiente, sin avisarme. Pero mire a mi hermano al ponerme delante de él. -Pero eso también es bueno para mí, a decir verdad… te echo de menos, Seth. Hace mucho tiempo que pasas poco tiempo en casa y yo… te echo de menos.- Solo él podía verme de aquella forma, solo con él era capaz de destapar mi corazón y dejarle ver mi miedo, tenía miedo de perderle, de perderle para siempre y no volverlo a ver. Le cogí las manos con cariño y se las bese, como hacía años.