AURE KAFKIS ID

Aure Kafkis

AURE KAFKIS
21 AÑOS
GRIEGA
BRUJA CONDENADA FACCIÓN 1
CLASE MEDIA
HETEROSEXUAL

HABILIDADES:

PODERES:

Descripción Psicologica

Es un poco confuso, más aún cuando ni siquiera está segura de su propia cordura. Vive encerrada en una burbuja oscura, donde sus pensamientos invaden su cabeza, chocando unos con otros y emitiendo el siniestro eco que la acosa en cada segundo. Su odio, por más que parezca estallar desde su interior, es una mueca imposibilitada por el semblante insensible, inescrutable y al mismo tiempo atemorizante de la frustración e impotencia al no poder hacer nada para romper con el sello en su espalda y todo vínculo con los cerdos a los que sirve.
Por su condición, es un poco retraida, es decir, a primera vista, da la impresión de tener retrazo mental, e incluso después, con su forma de hablar al entornar las palabras tartamudas –producto del adormecimiento bocal- y sorpresivas reconociendo el sonido de su voz fuera de su cabeza, es como si fuese una niña pequeña y no una mujer hecha y derecha.

Ha sido corrompida, en el mejor de los casos, un demonio poseyó su cuerpo y le mostró el rostro oculto de la luna, pero no fue así. Desde su encuentro con Thea, algo se movió en su interior, retorciéndolo como un viejo molino lo hace con la paja que introducen en él. A pesar de sus intentos por olvidar esa posesión, hubo un lapso de tiempo en el que sus ojos encararon la colérica mirada de un ente atrapado en la oscuridad, una en exceso similar a la propia. Le tiene miedo, pero por extraño que pueda sonar, se siente terriblemente atraída por la maldad que emerge de esas cuencas hundidas y de joyas rojizas, tan rojas como el color de la sangre o el fuego del infierno. Reconoce en esa visión, lo mismo que espera alcanzar algún día, venganza.
Creyó ser insurrecta, pero al enfrentarse cara a cara con ese recuerdo y sus reverberaciones, supo que la voluntad es franqueable dependiendo de las circunstancias.

Existen dos facetas distintas en ella, una es el instante del combate, donde juega a esgrimir su espada sin piedad alguna y doblegar a su oponente a voluntad, imitando la postura de sus amos, inequívoca, inflexible, inquebrantable. En ese instante, sus ojos se llenan de vigor, de éxtasis, porque lo disfruta, porque de cierta forma, fue educada para eso y le ha sido difícil desprenderse de esas plácidas y efímeras sensaciones donde es ella quien tiene el poder. Por otro lado, la calma. Ese estado impertérrito cuando no es utilizada, goza al observar el mundo en silencio, escuchando la voz que desesperada, le suplica en su cabeza.

Con algunas de las tareas que le obligan a cometer, aún más frecuente, cuando insuflan la culpa en ella, recurre a la escapatoria más simple y perjudicial, el opio. Quizá, la voz que la enloquece, sea un producto secundario de los efectos de esta droga.
Existe, en ocasiones, un cambio brusco en su carácter, llevándola a los extremos, no es trastorno bipolar, tampoco se trata de un fallo de personalidad múltiple, es simplemente el paroxismo de sus sentimientos subyugado por el opio y por la dictadura de sus amos. Así, pasa de ser una mujer inocente, callada y perdida en su propio mundo, al segundo siguiente, volcar todos su ira contra el primer objetivo que mire.

Recuerda, antes de todo esto, que solía leer los grimorios de la iglesia y sentirse asombrada por el poder y conocimientos que estos ofrecían. Era ambiciosa, siempre buscando complacer y escalar los puestos más arriba de su posición. No pisoteaba al pasar pues creía en la justicia y si alguien se merecía el puesto, lo justo era dejarlo donde estaba, pero esto no impedía que ella dejase de lado la competencia, al contrario, se esforzaba más por obtener lo que quería.
Por otra parte, estaba su lealtad injustificada a la única forma de familia que conocía, protegerlos era su deber, asegurarlos antes que ella, su obligación. Quizá la visión borrascosa y corrupta de todo eso, fue la culpable de que generara ese odio que crece dentro de ella, limitado por ese maldito sello que busca romper con desesperación y cólera frustrada.

Hasta ese entonces, y justo ahora, nunca había tenido la oportunidad de sentir, vivir y/o experimentar la atracción sexual hacia los hombres, o las mujeres, nadie le era llamativo y su enfoque estaba completamente en el exterminio y liberación de almas.
Su primera relación sexual no fue traumatizante, tampoco memorable, quizá por eso y el hecho de no sentir nada en el momento, ayudó a serle indiferente al acto de violación con los hombres que la esclavizaron.
No comprende la dependencia que existe entre dos seres que se aman, porque realmente, a ella nunca la han amado y ella no ha sentido nada parecido, excepto la devoción, ahora infectada hacia su iglesia.

Su sabiduría es limitada, sujeta a lo que ellos querían que supiera, pero todo eso terminara una vez que logre deshacerse de esa maldición. Aun no sabe cómo, cuándo, ni por qué… pero ella encontrará la forma de romper el vinculo y obtener su libertad, una vez con el libre albedrio, podría empezar a experimentar las emociones, sentimientos y sensaciones que desconoce…

Historia

¿Alguna vez has sentido que todos tus pensamientos se disputan entre lo que quieres hacer y una cálida pero hiriente voz te impone a hacer? A eso se resume gran parte de mi vida, mi historia.
Desconozco cómo llegué a este lugar o por qué lo hago, simplemente obedezco las órdenes que se me dan. No puedo resistirme, ni siquiera mis pensamientos están a salvo de ellos. He estado observando el trabajo de los demás durante más de una década, nada es como lo se cuenta entre las calles y los pregoneros no siempre son bondadosos como lo exponen ante las multitudes.
Nos han hecho de todo, nos han encerrado durante varios días si no cumplimos; sin alimento, sin agua, sin compañía, comenzamos a desesperarnos y, algunos, hemos llegado a perder la cabeza. Es por eso que tengo esta cosa en mi espalda, una marca imborrable, una figura que apenas puedo reconocer entre los libros sagrados que se me comparten y mismos que al poco tiempo me hacen olvidar.
No puedo ocultarme entre las celdas y aprender a pensar por mi misma, esta voz, esta maldita voz que resuena en mi mente me habla, más allá de los muros de mi encierro, más allá del infinito horizonte.
«¡Libérame!» Repetitivo, monótono, cansado. No sé si es mi subconsciente queriendo forzar las cadenas o, quizá, alguien que en verdad me está llamando. Intento ignorarla, pero se hace más fuerte con los años. Me asfixia y ellos saben quién es, lo sé.

Atenas, Grecia 1781
Nace en una capilla, una niña que sería, sin saberlo, reclutada en el ejército más grande de todos los tiempos. Su madre fallece meses después al ser portadora de una enfermedad que, básicamente consistía ser desangrada por los vampiros influyentes de la secta. Aparentemente, la sangre de las embarazadas, es más exquisita por su gran cantidad de hormonas transitando por el torrente sanguíneo, después de dar a luz y ser presa de la desnutrición, ya no les servía de nada mantenerla con vida. Esto supuso una ventaja para ellos, una madre muerta, una hija cuya mente es vulnerable y perfectamente maleable a su antojo, fue sencillamente una señal divina.
Aure Kafkis, demostró tener habilidades mágicas a una temprana edad, su historial familiar se remonta a casi setecientos años atrás, solamente considerando los registros que en el círculo selecto poseía sobre ella.
La educaron como un soldado; ellos no estaban dispuestos a sacrificarse por sus ideales, siempre es mejor arrojar la carnada y que la bestia caiga por su cuenta. Aure no fue la primera, ciertamente no sería la última de su especie en servir a los hombres más ruines que han poblado la tierra.
Pertenecer a su séquito tiene sus ventajas, no se es cazado por ellos, no existen torturas y, casi pueden sentirse perdonados por un algo que no cometieron.
Los primeros años, fue sencillo el entrenar a una asesina que, en el nombre del señor, podría tener la capacidad, habilidad y fortuna de liberar a todas esas almas corrompidas por la maldad.
Su teoría sobre esta oscuridad era obtusa, sólo visto a través de una reja pequeña que apuntaba en la dirección de las especies a las que el hombre le teme, las que desconoce y las mismas que desea destruir.
Lograron moldearla a su imagen y semejanza, con los mimos pensamientos enfermizos y coléricos que ellos adoptaron con el paso del tiempo. Quería asesinar a todos los criminales, pecadores y herejes del mundo entero. Ella deseaba poder liberar sus almas y que se elevaran a la divinidad a la cual siempre han pertenecido. El exorcismo es práctico, pero no tan eficiente como la muerte.
A sus trece años Aure blandía la espalda con más salvajismo que cualquiera pudo haber imaginado y cada vez que su espada de plata cortaba el aire, musitaba las palabras en su idioma natal pertenecientes a ‘Te libero’, sintiéndose orgullosa y portando la insignia de su casa.
Manipulada, acribilló a más de diez mujeres acusadas de brujería a las cuales se les podía dar una oportunidad si se rendían y declaraban sus servicios a la Iglesia. Todas y cada una de ellas, le escupió a la cara, no se someterían ante nadie. Todas, excepto una.
La mujer tenía el poder de poseer su cuerpo y así lo hizo.
Se enfrentó cara a cara con el espíritu de la hembra quien logró enloquecer momentáneamente a una puberta Kafkis. Al instante, la anciana reconoció el poder oculto en el cuerpo de la joven, así mismo su historia gracias a las voces de su pasado.
Terminó confundida, preguntándose si todo lo que escuchó en el lapso de su posesión fue real o sencillamente un mal sueño. Fue como haber estado dormida durante mucho tiempo, oculta entre una espesa capa de neblina, con un fuerte zumbido en su cabeza que le impedía escuchar con atención el salvaje mundo exterior, estaba encerrada y lo desconocía. Esa bruja llamada Thea, la había liberado con una siniestra sonrisa oculta en su rostro, pues justo después de esa posesión, Aure no volvió a ser el soldado perfecto para la Inquisición.

Repentinamente, las cosas cambiaron para mal, su comportamiento le atrajo problemas cuya única solución tendría que ser el exilio, una palabra que tenía el mismo significado que el de la liberación, muerte.
Se resistió, varios hombres fueron por ella pero los exterminó de inmediato, después enviaron a los vampiros cuyas cabezas cayeron a sus pies como las de los mortales, el tercer asalto fueron ellas.
Sus amigas, brujas de las cuales aprendió lo poco que sabía, mujeres que vio como sus madres, hermanas, compañeras…, ahora iban tras ella apuntando su corazón y deseando su exterminio pues su corazón había sido corrupto de alguna u otra manera por la bruja Thea.
Pese a la orden de exterminio y observando el poder de la joven, alguien decidió practicar en ella una magia tan antigua como olvidada, el sello.
Este ritual consiste en marcar al hombre-demonio y sellarlo para siempre en el interior de su cuerpo físico, sus poderes, sus conocimientos y cada habilidad desarrollada por el ente, es perfectamente manipulada por quien ha invocado a las sombras. El propósito de este rito es bastante oscuro, ergo, está prohibido en la Iglesia, sin embargo, ninguno de los involucrados se opuso cuando Xanthe selló a Aure bajo su poder. Fue aquí cuando verdaderamente cambió su vida.
Los privilegios de los cuales una vez presumió, carecían de sentido ahora que ella era encerrada en una mazmorra maloliente, sucia, estrecha. No había comida, no había nada de lo cual sentirse orgullosa más que de su propia ceguera y estupidez.
No fue Xanthe quien orilló a Aure a su denigrante estado, tampoco fue ella quien la obligó a cometer los siguientes crímenes en contra de la raza humana, mucho menos fue esa bruja, la que estuvo manipulándola todo este tiempo; siempre fueron ellos.
De alguna manera, sin saber cómo, por qué o cuándo, los eruditos inquisitivos, mortales y pertenecientes del clérigo, supieron descifrar las inscripciones del sello en la espalda de Aure, consiguiendo así, el poder suficiente para esclavizarla. Había algo más.
Aunque lo intentaron deliberadamente, sus esfuerzos fueron en vano pues ella no respondía a sus designios, el rompecabezas estaba incompleto, hasta que obligaron a Xanthe a hablar.
Existen dos condiciones que deben cumplirse para que ese sello funcione correctamente: Quien lo porta debe ser hijo de un demonio y un humano; sólo aquel que invocó la maldición puede doblegar a su esclavo. Sin embargo, existe una brecha en la segunda ley, la cual consiste en que el sacrificio del amo, le dará poder a quien se manche las manos con su sangre.
Tras la muerte de Xanthe, Aure perdió automáticamente su dignidad. Le es imposible generar un pensamiento propio sin que las voces de los vampiros se entrometan en sus pensamientos para castigarla, éstos seres están en asociación con los hombres del clero pues se han prometido entre ellos, riquezas, inmortalidad y el perdón. No son más que sucias alimañas y cerdos repugnantes, pero no puede hacer nada para liberarse.
Todo su poder es retenido dentro de los muros subterráneos de la iglesia. Le enseñan a controlar su magia, lo básico, lo esencial para cualquier aprendiz, pues todo aquello que represente una amenaza, le es arrancado de sus recuerdos por medio de la manipulación de la mente, una habilidad que reconoce en los vampiros.
Después de cinco años sujeta a los designios de sus amos, encerrada, amordazada, golpeada e incluso violada, su mente aprendió a bloquear las voces de los vampiros, no por medio de la brujería, sino más bien, una defensa física, subconsciente y apartada del alcance de los seres sobrenaturales, nadie más está ahí dentro…, sólo ella y el grito repetitivo «¡Libérame!» ¿Es suyo o será que alguien más la espera?

Otros Datos

» Su marca o sello, se encuentra en la espalda justo a la altura de los hombros y, aunque pudiese ser visto como un tatuaje más, es claramente, una escarificación que mantiene la imagen al rojo vivo mientras es sometida y cumple con el mandato que se le acaba de hacer. La marca vuelve a tener tres tonos más arriba que el color de su piel, cuando ha terminado su tarea.
» Tiene lagunas mentales donde varios trozos de hechizos poderosos, se pierden en su subconsciente sin poder alcanzarlos o concretarlos y ocasionarle un mal verdadero a la Iglesia que la sujeta como esclava. Es en sus sueños donde toda esta información se ha almacenado, para recuperarla, sólo hay que obligarla a hacerlo.
» Es obligada a cometer actos impuros de toda índole y, aunque podrían ordenarle a no sentir culpa por ello, la crueldad de sus amos, es infinita, pues procuran hacerle saber lo humillantes, terribles y atroces que son sus actos.
» Casi no habla, una de las razones es que quizá se lo han impedido, la otra es que probablemente no vea motivo por el cual hacerlo, si ellos sólo dictan y ella obedece.
» Desconoce por completo el funcionamiento de la marca que tiene en la espalda y, aunque ha querido saber más sobre ella, le es imposible develarse a sus amos.

Explicación del sello: