Sueño o Realidad [Hades]

Mi cuerpo estaba pesado y quise abrir los ojos inútilmente. Me ganaba el cansancio y me sentía débil como nunca lo había estado. Poco a poco mientras intentaba recuperar la conciencia los recuerdos fueron volviendo a mi mente. Esa noche, Axel estaba conmigo y entonces...

¿Qué había sucedido? Me dolía la cabeza y poco a poco me di cuenta de que a lo largo de mi cuerpo también sentía esa molestia, pero aquel recordatorio me obligó a incorporarme y abrir los ojos. Solté un quejido de dolor doblando mi cuerpo sobre sí mismo al notar una punzada de dolor atravesarme. Miré a mi alrededor y noté que estaba en casa. Italia. La mansión que compartía con Hades y no pude mas que preguntarme qué había sucedido y cuanto tiempo había estado en cama para no estar más en París.

Axel y Hades, eran las únicas personas en las que confiaba. De hecho, nosotros tres eramos los mas unidos en la familia. Solo confiabamos en el otro, porque sabíamos que no nos traicionaríamos. Intenté levantarme buscando salir y averiguar más. ¿En dónde estaba el Quinto? Ahora recordaba, aquel ruido, aquel sonido que anunció la explosión. Como su subordinada debía protegerlo, aunque creía que había sucedido lo contrario ese día. Soloq uería saber si él estaba bien.

El dolor que sentía hizo dificultoso llegar hasta la puerta y tuve que recargarme en ella. Estaba mareada y apenas podía mantenerme en pie. Era la primera vez que me sentía de esa forma y era más que nada un martirio verme en esas condiciones. Mi ego no me permitía verlo de otro modo. Era hermosa, pero de nada me valía si no podía moverme con libertad también.

Escuché el ruido de los pasos al otro lado de la puerta. ¿Sería Hades o alguno de los sirvientes? Por el andar, supuse que sería él. Nadie mejor para poder preguntarle. Abrí la puerta y salí de la habitación, solo alejándome un par de pasos después de soltar el picaporte. Me tambalee pero me mantuve en pie.
-Hades...
Había cerrado los ojos y él aun no estaba cerca de mí.
-¿Axel?
Creí que iba a desmayarme y en lugar de una pregunta elaborada solo pude decir su nombre, aunque creía que él entendería que quería saber sobre cómo estaba el Quinto.

Sintió que se le iba el aire cuando le dijo que había estado fuera de todo durante más tiempo del que esperaba. Se mantuvo en silencio escuchándole hablar. Le miró incrédula cuando besó sus manos con suavidad ¿Hades era capaz de tales gestos con ella?

Había pasado un mes. Y mientras pensaba se dio cuenta de que las cosas podían estar algo complicadas.

-Hades, ¿te has hecho cargo tu de todos los asuntos de la familia?

Por mucho que el Quinto hubiese muerto, era el deber de ambos ver quien subiría a la cabeza.

-Un mes, pero no sabes si existe tal traidor o si realmente fue una emboscada

Susurró dándose cuenta de más de una cosa en ese momento en el que dejo que las manos frías de Hades sostuvieran las suyas. Necesitaba eso, tal vez algún tipo de consuelo era ese para ella. Apretó con gentileza aquellas fuertes manos, ella había comprobado en eso en más de un trabajo.

-Axel no solía ir a ese sitio. Plantar una bomba cuando rara vez estaba ahí es un poco extraño. Nadie sabía de mi visita, salvo tu y él

Hades le había avisado a Axel que ella llegaría, pero eso no significaba que no fuese posible. Podrían haber tenido todo listo para cuando se diera la oportunidad. Frunció el ceño pensando que tal vez alguien los había estado observando. Pero le parecía tan ilógico. Era Axel y ella, alguno de los dos debía notar algo, no eran unos principiantes o novatos. Hizo un gesto negativo moviendo su cabeza con suavidad para no marearse.

-No noté nada ese día

Y también podía pensar que ella estaba demasiado concentrada en lo que su primo hacía. Pero no lo veía posible. Cuando bajo la guardia, probablemente fue ya estando bajo aquel techo. Estaba también el hecho de que si Hades decía eso es que no tenían información sustancial sobre el caso.

-Hades... ¿Me llevarás a la cripta?

Iba a ser un golpe duro. Lo sabía desde antes de que sucediera. Una cosa era que te lo dijeran y otra que todo te indicase que era cierto. La palabra de Hades era suficiente ara ella. Habría ido sola, pero no sabía si se aprovecharían de ese hecho. Estando en un ambiente como ese, probablemente ella sería vista como un blanco fácil. Los rumores se corrían. Incluso si era fuerte. No creía poder usar armas de la misma forma que antes. Había pasado un mes, eso explicaba porque su cuerpo se sentía tan extraño, ligero pero sin respondr como ella quisiera que lo hiciera. Y por mucho que no reflejara en su apariencia lo que sentía, no podía negar que sería una presa fácil si era sola y alguien decidía librarse de ella, la mano derecha del Quinto y quien hubiese dado su vida por él. Con ironía, ella estaba ahí con vida y el Jefe no.

Artemis, la rosa de hielo, la que nadie tenía permitido tocar debido a la fuerza que ella representaba. Suspiró casi con resignación, sin soltar a su primo.

-Llévame con él, Hades

Esta vez, incluso si intentó que sonara a una orden, tal cual lo había hecho siempre, solo había tenido el tono de una petición. Para Artemis, Axel había sido su ideal. De mirada y carácter frío, práctico y sin miedo a nada. No había nadie que mereciera a su parecer más que él. Y para ella nadie se le había comparado en ningún aspecto. Nadie era tan atractivo ni tan poderoso como él. Ese había sido su pensamiento mientras había servido al Quinto durante esos años. Y si había que comparar, la única persona que tenía el derecho a pararse a su lado sin que pareciese solo un acompañante o un adorno a la condesa, era sin duda Hades. Si bien discutían a menudo por la forma de llevar a cabo su trabajo, se controlaban el uno al otro. Artemis había tenido siempre la confianza de saber que podía parar las acciones de Hades, así como ella solo se detendría por palabras suyas o en un caso que no volvería a suceder, del mismo Axel.

Escuchando lo que decía, Artemis pensó que él parecía en ese momento más confiable de lo que le había parecido todo ese tiempo. Debía ser ese cambio que le veía en la mirada.

[color:be10=lightblue-Estoy bien, Hades

Solo saber que estaba con él ya le había calmado. Aún así, sus manos se crispaban en las ropas de Hades por la fuerza con la que se estaba sosteniendo de él.

-Que preparen el carruaje o llévame tu mismo, como prefieras. Cuanto antes mejor.

Necesitaba hablar con él, pero no sabía por donde empezar. aún no salía de su propio asombro de verse en ese lugar, de esa forma y no alcanzaba a aceptar que había perdido a alguien importante, no del todo.

Por una vez no iba a oponer resistencia, se dejo guiar por él, le djo hacer sin poner condiciones, solo quería ir a la dichosa cripta familiar, ver que no era un mal sueño. Y si iba a llorar, lo haría en silencio. Eso era lo que estaba decidiendo, aunque había un trecho entre pensarlo y lograrlo. Que Hades le dijese que se sostuviese de él. Era en ese instante como decirle que podía dejar de lado la mentira que cubría su rostro.

¿Me dejarás llorar en tu hombro si no puedo soportarlo? Eso fue lo que pensó preguntarle, pero sus labios permanecieron sellados mientras se encaminaban al lugar en el que todos ellos terminarían cuando la muerte, probablemente una no natural, les alcanzara.

Ella era una joven que había sido criada para ser las dos caras de una moneda, heredando un título de nobleza y un cargo en los altos mandos d la mafia, que rara vez se le otorgaba a una mujer. Por eso era orgullosa, a sabiendas que pocas mujeres eran comparables con su belleza. Hades y Axel solían tener aventuras y ella normalmente solo soltaba comentarios acerca de su mal gusto. Hasta ahora, no había sentido celos, porque se sabía mejor que ellas, porque sabía que eran un juego y que su lugar no sería robado nunca por una mujer cualquiera. Eso era lo que creía y lo que le mantenía con ese carácter vanidoso tan propio.