Un perdido busca a una perdida [Eugénie][+18]

París, Francia. La ciudad del amor, la ciudad de la luz, no podría tener mejores emblemas para la gente común, es decir, con tan llamativas caracterizas seguro que las masas enloquecen, pero, ¿para un ser como él? ¿Amor? Lo perdió hace siglos, ¿luz? Lo mismo, hace siglos también la perdió, nada muy llamativo para él, es cuándo se pregunta realmente porqué está aquí, sin embargo, ¿desde cuándo en su muerte hay porqués? Si simplemente avanza por hacerlo, ¿por qué estar aquí? ¿Por qué no estarlo? Es indiferente, en nada va a cambiar, nada va a perder un hombre que no posee absolutamente nada, ni dignidad. Tan solo atesora las monedas que le aseguran una noche más de perdición, en su bolsillo reposa la pequeña bolsa llena de monedas, las suficientes según cree para pagar a una prostituta de calidad, aunque después de cogerse esclavas cualquieras tal vez cualquier prostituta de París sea mejor, aun así si se ganó el dinero apostando a las cartas, ¿por qué no gastarlo en algo que valga la pena? Una puta claro, y alcohol, mucho vino, en el vicio el hombre es bastante generoso, sobre todo con sus acompañantes, quizás porque aún en el fondo queda algo de respeto en él, si bien es un hombre un tanto bruto para la gran mayoría de cosas que realiza no es su culpa ser así, luego de todo lo vivido y todo lo que lleva muerto es normal que su visión del mundo, de la gente misma le haga tornarse un tanto misántropo, pero en general es un amargado con todo, pues nada le puede llegar a hacer feliz realmente, es por eso mismo que ahoga sus penas constantes en este tipo de entretenimientos, mujeres, alcohol, los dados, las cartas, la música de las cantinas, las bailarinas, y muy rara vez el teatro, a pesar de todo su ojo crítico no se ha perdido, lástima que en lo que queda de Reso su faceta culta este eclipsada por la falta de inspiración para mostrarla, o quizás nada todavía le estimula como para dejarla a flote, ¿y cómo no? Si la mayor parte de sus noches las pasa rodeado de borrachos, drogadictos infames, ignorantes sin remedio, es quizás normal que una vieja gloria se confunda entre tanta miseria y se deje abrazar por ella, sintiéndose parte de esta, uno más, un igual, no importa que en algún tiempo pasado haya sido mejor que eso, una vez más ahora lo es, en ausencia del sol.

Así es como el olfato de la vieja gloria o tal vez su ya desarrollado sexto sentido para rastrear la perdición a pie le lleva a su destino favorito, uno de tantos burdeles en la ciudad a la que no llegó hace mucho tiempo, por suerte como toda gran ciudad esta posee todos sus placeres o bien llamados refugios a su miseria, mujeres, apuestas, alcohol y apuestas. Y en su mayoría el mejor lugar para esto suele ser un prostíbulo, de clase media a alta, las cortesanas finas suelen hacer visitas privadas que le costarían demasiado costear, además no hay lugar bonito a donde llevarlas, no es un ricachón de alta alcurnia, no posee grandes propiedades, menos su carroza personal para ir y venir, probablemente porque nunca jamás tuvo esa visión para el ahorro y el conseguir una posición de mejor calidad, ya estaría con una fortuna inmensa de haber ahorrado a través de tantos años las monedas, esto es tan solo una simple muestra de varias, de todo lo que su notable negación por progresar le ha causado. No hay porque dar más vueltas una vez dentro del establecimiento bien camuflado por fuera, todos tienen ese cierto secretismo para evitar líos con las autoridades, pero un viejo zorro ya entrenado en estas chanchas conoce al pie de la letra cualquier tipo de disimulo, su Sica está escondida entre sus ropajes anchos y desalineados, lo cierto es que no anda por la calle con el mejor aspecto, pero ya por si eso no fuera suficiente el dejar mostrar su arma de seguro termina de gatillar más aún el miedo y las malas miradas de los demás, aunque claro en lugares como estos buenas caras tampoco existen, incluso se podría decir que el menos amenazante a primera vista es el antiguo gladiador, pero en el fondo, pobre él o ella que se tope con este, posiblemente lo único que consiga es pegarse su negatividad, su desdicha y miseria, en fin, a las putas les paga así que salen compensadas en la balanza figurativa de alguna manera. En la barra siempre se encuentra la fuente de información, algo típico, entre susurros, muy diferente a los prostíbulos romanos, ahí veías en filas y filas cuerpos sudosos frotándose entre sí a cambio del dinero, tal vez porque eran esclavas acostumbradas a olvidar su dignidad, los tiempos cambiaron tanto, aún eso todavía le alegra, que la libertad ahora sea más constante, de igual manera no todos son libres, muchas prostitutas todavía viven esclavas por sus problemas, esto es tan solo una muestra que su lucha aquella vez fue en vano, una pérdida de aire, sudor y tiempo, patético.

Lanza una de esas miradas cómplices al hombre de aspecto desagradable * Una botella de vino, dos vasos, y alguien para compartirlos * ciertas simbologías tacitas en el aire se esparcen, observa al hombre pasar la voz, excelente, espera que le traigan a una buena, no conoce el sistema de pago parisino, así que esperara, tal vez deba darle el dinero al hombre o tal vez a la mujer y luego esta dará su cuota, le tiene sin cuidado como resuelvan ese problema ellos, tan solo quiere remojar el falo en un coño prieto, bueno, a menos que sea una puta con poco tiempo de labores seguro que no tan prieto, pero vale la pena soñar despierto, algo que desde hace tiempo hace, lástima que tan solo sean pesadillas las que le abarcan cada vez. Sin darse cuenta tiene la botella en frente, el hombre exige el pago, pregunta cuánto cuesta, luego mete la mano a su bolsillo y tras retirar los francos necesarios se los entrega. Sirve de su vino en ambos vasos, por instantes voltea la mirada hacia ese pasadizo con puertas, en definitiva ahí están las habitaciones, que han de tener un costo más elevado, da igual, las pagaría, aunque antes a follado a la vista de los guardias que cuidaban su escape, ahora mismo a pesar de todo, se siente mejor que eso y prefiere hacerlo con privacidad. Está a punto de llevarse el líquido a los labios cuando observa la figura femenina acercarse, lo primero que nota son sus voluptuosos senos, sonríe, eso le gusta, mucha carne que poder apretar. Deja el vaso sobre la barra una vez más, esperara que llegue y ofrecerle un poco de su cariño de cliente, algo típico, será una puta pero hasta a ellas les gusta ser mimadas, como antes se dijo, le queda algo de caballero pero no lo es demasiado, no ha de fiarse tampoco * Buenas noches, ¿serás tú la qué me acompañe en mi velada? * con ansias espera que sí y no que sea una mensajera o simple guía para el lugar, para qué negarlo, le ha gustado bastante el material que ofrece el establecimiento. La invitación a sentarse para ella era más que obvia.

Reso en un inicio se sobresalta pues no hace lo que le pide, respecto a sentarse, pero bien, lo pasa de largo no es muy importante en realidad, lo curioso son las ganas que tiene de dar inicio a la noche, como si estuviera ansiosa por comenzar, incluso más que él, que han pasado meses viajando para poder pisar tierra firme y encontrar un buen burdel que le ofrezca algo bueno para remojar su miembro, la mayoría de prostitutas suelen verse más renegadas, esta luce fresca, es hermosa, recorre aún con esas prendas las curvas que tiene la mujer, unos senos preciosos y voluptuosos como a él le gustan, cabellos negros intensos, pintorescos labios, se le queda viendo desde su posición, el rostro de la mujer se desdobla por uno conocido, ahí mismo se sacude un poco, algo que le suele suceder a menudo con las mujeres que se parecen a ella, ya le paso antes con unas prostitutas e incluso mujeres que no lo son, mujeres con las que no tendrá nada, es como un recuerdo latente que le atormenta, además de esas visiones locas que perpetúan su razón o la poca razón que le queda, se bebe su copa de vino de golpe, se sirve más, sigue viendo su cuerpo, no es que no esté convencido o no le guste, intenta convencerse de lo buena que esta, y que le toca a él, por una así normalmente cobran muy caro, no parece estar sucia y mugrienta como el resto de las putas comunes, incluso su aroma no apesta a semen y sudor, ¿está realmente es una puta? No puede creerlo, tal vez cobre demasiado, pero, ¿qué hacer? No va a decir no a semejante oportunidad, la mejor por no decir menos, bebe un poco más de su vino con su mirada fija en ese antifaz, esconde el rostro, ¿alguna otra cosa más particular en esta mujer? Le atrae, París empieza a gustarla, de verdad que si * La idea suena tentadora, tanto que yo no podré rechazarla, con tan buena presentación quién diría no * se carcajea, siempre con ese dejo de infelicidad, ninguna de sus risas o de sus sonrisas eran completamente sinceras, pues los retazos de tristeza siempre están presentes, si tuviera alma y la gente al verle sonreír vería el fondo de esta estos mismos llorarían consigo tanta pena, por suerte para todos no tiene alma y no la gente no ve el alma cuando el resto sonríe, menos mal.

La presentación buena claro, el material bueno, ¿pero la habilidad? Tanta cosa que no concuerda le hace un poco dudar * Pero la presentación es lo de menos, lo que cuentan son sus habilidades, espero sea tan buena en su labor como hablando * está de acuerdo con ella solo por eso la sigue, no sin antes llevarse su botella, menos mal abandonaron el gran salón, detesta tantas miradas, tantos cuerpos calientes chocando entre sí sin recato alguno, la exclusividad de la vista y el tacto al menos por unos momentos es lo que disfruta, los animales follan en grupo o lo hacen a la vista del resto, él todavía es mejor que esto o al menos eso cree, no está muy seguro del todo, pero al compartir un poco en ese ideal con la mujer mejor no plantar sus dudas por aquí, escaleras, pasillos, por unos instantes su inmortalidad se vio reflejada en el trayecto, ahí llegaron, escucha sus palabras, se carcajea bastante con ironía ciertamente, deja la botella acompañando las demás * No soy un cliente común, las prostitutas tienen sentimientos, sienten, cosas de las que no me olvide todavía, trato a las mías bien, son un cuerpo para penetrar si, para satisfacer mis deseos y que estos sean buenos con mis dolencias, pero no por eso debo ser un cerdo * directo y conciso. No tiene problema con decir su nombre, a fin de cuentas nadie le conoce * Mi nombre, la pregunta es si usted dará el suyo, esconde su identidad, si me dice su nombre le diré el mío, si decide decirlo y miente lo sabré * tan fácil como leer su mente en ese preciso instantes y el misterio sería revelado * Y no, ¿nuevo? Ya quisiera ser nuevo, tantas monedas tendría ya en los bolsillos, probablemente al andar se regarían por todo el piso. Soy más viejo que este burdel y probablemente más viejo que esta ciudad, sus ojos me miran diferente a como podrían mirar a otro, sabe lo que soy. Y yo también sé, que ninguna puta lleva un perfume caro, ni tampoco se encuentra tan limpia, lo que me hace confundirme, pero no importa, vine a follar, no a indagar * se acerca a la mujer y le acaricia el rostro, de piel fina y blanca, suave contrario a sus dedos rasposos.

Baja su palma hasta el pecho rozándolo con los dedos, no aparta la mirada de la mujer en ningún momento * Estoy bastante cómodo deleitándome con su figura, no creo que pueda estar más cómodo por el momento con otra cosa * por el momento ambos tenían demasiada ropa como para poder hacer algo realmente divertido, nunca está de más hablar un poco, ¿no? Digo, hacer al menos la fría materia de la prostitución un tanto menos fría con una charla y no tan solo una dolorosa cogida, aunque teniendo en cuenta que los humanos son menos resistentes para estas cosas, está seguro que le será inevitable no malgastarle un poco * No sé si mi dinero page toda la noche, pero pretendo tomarle hasta una hora antes del amanecer, ¿estará disponible o será posible para usted? Espero que sí, porque mi ideal es un servicio total. ¿Cuánto tiempo lleva en esto? Si se puede saber claro * se agacha para acariciar sus piernas, las analiza con cautela, suavemente las acaricia con las yemas, las palmas, con el reverso de los dedos y la muñeca también, estos meses en el barco parecieron siglos, el nuevamente tener a una mujer tan cerca resulta reconfortante para su quebrado ser * Desnúdese para mí, déjeme ser consiente a lo que me enfrentare esta noche madame, confieso que estoy esperando con muchas ansias empezar ya, pero todo lo bueno se hace esperar un poco al menos, viejo dicho * Reso una vez más a punto de beber su veneno favorito, diluido en placer carnal, caras bonitas, sábanas blancas, una cama, dos cuerpos y la luna de testigo. Un círculo vicioso mágico e impenetrable, probablemente jamás llegará la noche en que su ser condenado pueda librarse de todas sus cadenas que le aferran cada vez más fuerte a esto.

Reso siempre ha sido un hombre impertinente, en sus inicios sin control, controlado por el amor hacia una mujer que ya no está incluso lo fue, y después de ella mucho más impertinente aún, pero sabe guardarse las cosas para evitar dramas, por lo que le dice obviamente no es su nombre real, sin nombre y sin rostro, no le interés realmente cuan bien excuse o adorne con las palabras la carencia de la honestidad, de todas formas no era demasiado importante como para darle vueltas o armar una escaramuza por ello, él viene a saciar sus necesidades básicas, no por honestidad, tampoco por respuestas no dadas, Genie no solo ocultaba verdades, sino también un hermoso cuerpo acompañado de una legua que tan solo respondía lo que deseaba responder, probablemente porque el vampiro jamás fue tonto, ni de hombre, ni de vampiro, ni de ente vacío, pero sabe disimular al igual que tolerar, todos son pequeños detalles casi muertos que patalean por sobrevivir. Reso observa como la muchacha se desnuda, maldita espalda, era hermosa pero no carnosa como ese par de tetas, tampoco rosada como los pezones, esta muchacha sabía jugar con su sensualidad, con el deseo y además manejaba bien la provocación, cosas que no se aprenden necesariamente en un prostíbulo, diría que es lo que menos se aprende, tan solo a follar, pero le gustaba, le entretiene, ya lo ha dicho antes, una puta es más que un hueco donde meter el pene, y la cortesana que tiene en frente está dando pruebas de que lo que él piensa no es mentira. Astuta, atractiva, con personalidad, juguetona, mezclas que no se ven muy a menudo en este tipo de mujeres más que la segunda, probablemente por el sufrimiento que experimentan en esto, o por el desgano con el que lo hacen, tal vez porque están obligadas a hacerlo, todas estas cosas son reales y él esta consiente de todo esto, la esclavitud probablemente ya no sea tan marcada como antes pero todavía existe, no ha desparecido, las modalidades cambiaron, se enmascara con más viveza y astucia, ¿una muestra más que todo el sacrificio fue en vano? Si, lo ve así, todo una perdida de tiempo, de aliento, de vidas, para nada, nada cambió, un sueño estúpido elevado por mentes inocentes y cuerpos sucios, sudosos, ansiosos de venganza tanto como él, jamás logró entender la razón del fracaso pues jamás logró entender como pensó que podría lograrlo.

Reso en ese momento parecía inmóvil frente a la mujer que le abordaba, algo extraño pues jamás deseaba dar el control a la mujer, ¿machismo? Si probablemente, en sus tiempos la mujer no era más que una moneda de cambio que podría ser esclavizada en cualquier momento sin un hombre o un apellido y todavía esto no cambió solo que se ve en una escala menos dramática, Spartaco en su momento habría hecho huir a todas estas mujeres y les hubieran dado alimento y dinero después de matar a los encargados de este prostíbulo, pero ya no, ya no hay cadenas, solo deudas, y la experiencia le ha enseñado que las palabras de aquel viejo amigo eran verdad, “un coño prieto” como el que tenía justo ahora * Spartaco, o Spartacus, como te suene mejor, pero tenga cuidado al usarlo, le podrían crucificar * se burla irónicamente de sí mismo con todo ello. Las manos del vampiro aprietan los glúteos de la mujer fuertemente clavando las uñas pero sin luxar la final y suave piel. Acerca los labios a la prenda ajena, una poco común para él, pero fácil de rasgar como todas al final, debía devolver el favor por lo que ella hizo antes * Ya se nota que te gusta mucho el placer y la carne, las noches llenas de emoción y sensaciones favorables, pero a mí me gusta ser el que lleve la batuta, el que porte las trompetas y el estandarte a la vez, además de expresar el grito final antes del choque * con los colmillos y los dientes liberó los pesados y agraciados bultos de la mujer para luego de un giro demasiado veloz pegarle la espalda a la cama y postrarse encima de ella en un abrir y cerrar de ojos casi inimaginable * Me gusta jugar a muchas cosas, esto mismo es un juego que me ayuda a cerrarle los ojos a la realidad, engañarla, y fingir que nada de lo que ha ocurrido es verdad, me permite perderme en sensaciones placenteras que alejan de la mente cualquier distracción, la tomaré a usted para ello, sonará tal vez poco agradable para usted, pero lo digo con total sinceridad, espero que su físico sea bueno porque pretendo darme rienda suelta por bastante tiempo * las ganas no le faltaban.

Se le ocurren tantas cosas por hacer * Estoy indeciso, no sé qué hacer primero, es algo extraño, no sé si beber primero y después cogerte, o cogerte y beber después, o ambos al mismo tiempo, no sé * succiona el cuello de la mujer como un presagio de lo que se avecinaba, recorre las piernas de la mujer con las palmas frotando sus rasposas palmas, ella es deliciosa, le recuerda a las romanas de cuna alta que se folló por vicisitudes de la vida, una rubia de cuerpo infernal por treta de su ex Domina, y aquella mujer del edil al que él mismo mató, ¿curioso no? Como una romana puede entregar su cuerpo al hombre que mató a su esposo, en fin, años pasados donde las distorsión de las cosas era clara * ¿De dónde eres? Yo soy de Tracia, ¿qué ciudad, tierra o imperio generan mujeres tan viciosas? O tal vez solo sea un caso especial * las manos gélidas del vampiro sube por los costados hasta el abdomen firme de su puta, solo unos segundos finalmente llega a los senos, los masajea con morbo y poca clase, los estruja como el perro salvaje que siempre ha sido, antes y después, raspa la piel del hombro con los dientes hasta llegar a los grandes senos, retira la mano derecha para dejar que los labios tome su lugar, lame la aureola en círculos, luego el pezón, presiona con la punta de la lengua el ya duro pezón. Mientras esto sucedía arriba abajo las pelvis se frotaban y el miembro del vampiro poco a poco despertaba del letargo que estuvo sufriendo por la falta de acción, acción muy necesaria. Reso estaba usando el nombre del esclavo, del gladiador, del revolucionario, del portador de la lluvia, y tantos otros apelativos, el enemigo de Roma, estupideces, pero su orgullo no le había permitido dar su nombre real por lo que guarda de él, una valía que pocas veces rescata, solo en este tipo de eventos, estímulos momentáneos que elevan su orgullo aplastado por los miles de años pasados.