Paige C. Owen

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Paige ha madurado temprano, por lo que siempre ha tenido un aspecto serio y reservado; sin embargo, cuando está con gente de su confianza es mucho más abierta, llegando en algunos momento a ser realmente infantil, aunque esto causa mucha ternura en los que la conocen. Por eso, Maddox y Shaelin saben perfectamente cómo es la auténtica Paige.
Puede parecer algo distante a simple vista y cuesta llegar a su corazón. Es una chica bastante introvertida y le cuesta expresarse con los desconocidos.
Siempre ha sido muy inteligente y curiosa: le encanta leer libros, podría pasarse tardes enteras encerrada en la biblioteca de su casa sin moverse salvo para comer algo. También es cabezota, pues siempre quiere conseguir sus objetivos, aquello que se le mete entre ceja y ceja, y nunca para hasta conseguirlo; obstinada es otra palabra que define su carácter, además de impulsiva, muchas veces hace las cosas sin pensar en las consecuencias, por muy terribles que puedan llegar a ser.
Es muy directa, pues siempre dice las cosas que le pasan por su cabeza y a veces algo rebelde, aunque no le gusta llevar la contraria a su padre en ocasiones su cabezonería puede con ella. También es terriblemente impaciente y odia tener que esperar para satisfacer sus propósitos.

HISTORIA

La pequeña Paige una noche de otoño, en concreto la conocida como Noche de Brujas o de los Difuntos. Su madre, una joven de 17 años llamada Cécile, llegó a un convento de Le Mans donde las monjas le alojaron y atendieron hasta el día del parto. ¿Cómo había acabado una chica tan joven en un lugar como aquel? La respuesta era sencilla, los padres de la muchacha le habían echado violentamente de su casa cuando ella les confesó el embarazo y el hecho de que el padre de la criatura había desaparecido sin dejar ni rastro. El hecho de ser abuelos de una madre soltera les avergonzaba así que optaron por la mejor opción para ellos: repudiarla y no tener que mantener al pequeño bastardo que crecía en su interior.
Volviendo a aquel 31 de octubre, Paige nació completamente sana, llorando a todo pulmón y dando una gran alegría a su madre: después de todo lo sucedido, tener a su pequeña en brazos lo compensaba.
Se alojaron con las hermanas durante unos meses, pero enseguida pusieron rumbo a un lugar diferente, a una nueva vida: Paris, la capital francesa. Allí tampoco les sonrió demasiado la fortuna a madre e hija. Encontraron una pensión barata donde alojarse, regentada por una entrañable anciana que se hacía cargo del bebé por las noches, mientras que Cécile trabajaba sacrificadamente durante turnos interminables en una taberna.

Los años pasaron en cierta manera deprisa y Paige se convirtió en una adorable niña de ojos vivaces azules y bucles dorados. Siempre tenía una sonrisa para todos, pero en especial para su madre. El hecho de ver a la niña crecer saludablemente le daba fuerzas y esperanzas para un futuro mejor. Pero ese futuro nunca llegó.
Estaba oscureciendo cuando ambas, madre e hija, regresaban de una pequeña fiesta de cumpleaños de una de las compañeras de Paige. Caminaban agarradas de la mano en una calle solitaria, no se escuchaba ni un ruido, pero Cécile pudo presentir que alguien o algo les perseguía. Aumentaron la velocidad, pero eso no sirvió de mucho, pues aquella criatura continuaba persiguiéndoles los talones, por lo que la madre decidió agacharse a la altura de la pequeña y pedirle que huyese, que corriese todo lo rápido que pudiese hasta encontrar un lugar seguro. Dicho y hecho, Paige con sus pequeñas piernecitas se marchó de allí y entonces escuchó un chillido de horror, escondiéndose en unas cajas de maderas apiladas frente a un establecimiento. Los gritos cesaron tras unos minutos de terrible agonía, entonces todo parecía en calma, salió de su escondrijo y se fue hacía el lugar donde se había separado de su madre.

En un callejón yacía muerta Cécile, con dos hendiduras en su yugular, que la niña examinó llorosa. Con 4 años no sabía que significaba todo aquello, solamente que era algo terrible. Lloró y lloró a lágrima viva hasta que alguien apareció en el callejón. Se enrolló en el pañuelo de su madre con el fin de protegerse, pero no era el atacante. Un hombre amable vio la terrible escena y tomó a Paige en sus brazos, aquel señor era Maddox Owen y desde ese momento no se volvió a separar de él. Se convirtió en su protector, en su padre. Le dio un hogar y cientos de cosas que ella nunca había tenido: juguetes, vestidos hermosos, peluches de todo tipo, golosinas… Aunque sin duda, lo más importante era el amor de un padre.
Echaba de menos a su madre, por supuesto, no había día que no pensase en ella, pero por suerte ahí estaba Maddox para guiarla y comprenderla.


Paige creció y se convirtió en una hermosa adolescente, un tanto rebelde, como todas a su edad. No tardó en enterarse del significado de esas marcas que su madre lucía en el cuello el día de su muerte: vampiros. Sabía a la perfección que no podría vengarse, pues no vio la cara de aquel no-muerto, sin embargo, conocía una opción para aplacar su ira: convertirse en licognia. Y por suerte, su padre podía facilitarle el camino. Maddox se enorgulleció de la decisión de su hija, aunque le puso una pequeña pega: tendría que esperar hasta los 18 años para tomar la decisión definitiva, pues una joven de quince años no es completamente responsable de sus actos.

Hace cinco años, alguien más apareció para completar la vida de Paige: una hermana. Una tarde, mientras caminaban por las calles de París escucharon un grito estremecedor. Fueron hacía la fuente del sonido y encontraron a una mujer en pleno parto, completamente sola. Maddox, con la ayuda de Paige, sacó adelante al bebé, pero por desgracia no pudieron hacer nada por la madre. Como hizo con la rubia años atrás, el hombre decidió tomar a la recién nacida como su propia hija, llamándola Shaelin.

DATOS EXTRA

Familia
- Cécile Tautou: Madre biologica, fallecida a los 21 años, humana sin poderes Paige y ella tenían una relación excelente. Solo se tenían la una a la otra, lo cual hacía todavía más fuerte su vínculo. Al morir, Paige tomó el nombre de su madre como su segundo nombre.
- Maddox Owen: Padre adoptivo, 30 años aparentes / 60 reales, Licántropo Desde que él la encontró llorando en un oscuro callejón de París no se han separado. Mantienen una estrecha relación, pues él es el hombre que le ha criado como si fuese su propia hija y le ha proporcionado todos sus deseos.
- Shealin Owen: Hermana adoptiva, 5 años, humana sin poderes La pequeña apareció hace 5 años en su vida, viendo incluso su nacimiento. Siente una terrible debilidad por ella, le cuida, le canta y juega con ella.

Gustos
- Los dulces, especialmente los pasteles.
- Cantar.
- Las fiestas.
- Estar con su familia.
- Los libros.
- La música.

Disgustos
- Los callejones oscuros.
- Los vampiros.
- Que alguien dañe a su padre y/o su hermana.
- La mentira.

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