Como los girasoles

por **Ellere Piaf** Mar Jun 04, 2013 11:53 pm

Sus ojos claros le seguían cuando aparecía en su campo de visión. Disimulaba, pretendía leer o tomar el té. Esas actividades se volvieron su pretexto, para salir de las habitaciones a los jardines, tan solo para verlo. Un joven del que sabía poco, pero había preguntado a su nana, que bien había notado su interés por él tras aquellos pequeños interrogatorios.

Pero tímida como era, en un inicio no se atrevió a hablarle. Y poco a poco, notó que aquella mirada también le seguía. Apenada, desviaba la suya, pero poco a poco todo aquello cobró más fuerza, hasta que finalmente las palabras cruzaron el espacio que los separaba.

No podía hablar mucho sin que su padre, celoso como era lo notara. Intentaba que no sospechara. Él se preocupaba mucho sobre su futuro y por con quien debía casarse y por eso mismo aún no había algo para que eso sucediera. No quería entregarla a otro hombre que pudiese tenerla en sus brazos, de una forma muy diferente a lo que él siendo padre hacía. Era celoso porque era su única hija y hermosa como pocas. Quería encontrar a alguien que le mereciera.

Pero en su corazón, Ellere empezaba a soñar con algo, a desear algo como se le enseñó no debía hacerlo. Porque siempre recalcaban que no podía estar enamorada ni casarse con un hombre que no fuera de buena cuna o noble. A ella poco o nada le importaba. Vivía como un ave encerrada en su jaula de oro. Y quería ahora, sali de ella de la mano de esa persona.

Porque todo había iniciado de forma tan simple, con una mirada que se movía entre los jardines, justo como los girasoles buscaban el sol, sus pupilas buscaban al hombre que desde la lejanía la enamoró.

por **Ellere Piaf** Sáb Mar 22, 2014 11:02 pm

Quiero que este amor perdure a través de los tiempos. que nada ni nadie pueda apartarme de ti. Como eres para mi tu la luz que me guia incluso si todo lo demás es solo oscuridad, quiero llegar a ser para ti algo con la misma intensidad si aún no lo soy. Quiero que me ames y amarte hasta el fin de nuestros días.

Extraño a mi familia, a veces la nostalgia me invade pero cuando me sonríes y escucho tu voz me siento en paz, quiero estar contigo y de haberme quedado en esa vida que tenía, jamás habría sido posible. Sigue sonriendo para mi, para que mi corazón sienta esa dicha.

Ya no soy el ave enjaulada en casa, pero he decidido permanecer junto a ti. Te pertenezco y nada podrá convencerme de abandonarte. Te necesito, porque eres quien me da el aliento, la fuerza para enfrentarme a todo y la seguridad que nunca creí tener estando con alguien más.

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