AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Gwen Leclercq
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Gwen Leclercq
DATOS BÁSICOS
-Edad:17 Años
-Especie:Humana
-Tipo, Clase Social o Cargo:Clase Alta
-Orientación Sexual:Bisexual
-Lugar de Origen:París, Francia
-Habilidad/Poder:
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Gwen siempre se destacó por su buena predisposición. Desde muy pequeña gustaba de complacer a su padre y a los nobles que visitaban el castillo. Era la favorita de su tía Madeleine, hermana mayor de su madre y quien se encargó de brindarle a ella como a su hermana Simone la contención maternal de la que se vieron desprovistas a causa del fallecimiento de esta.
En general su humor no varía, suele estar alegre. Se destaca por su nobleza y sinceridad. Sus intenciones nunca buscan perjudicar al prójimo, más bien se muestra generosa y agradecida sin hacer alarde de su linaje. Adora leer, aunque prefiere la música y la danza a diferencia de su hermana, a quien considera una poetisa.
En general su humor no varía, suele estar alegre. Se destaca por su nobleza y sinceridad. Sus intenciones nunca buscan perjudicar al prójimo, más bien se muestra generosa y agradecida sin hacer alarde de su linaje. Adora leer, aunque prefiere la música y la danza a diferencia de su hermana, a quien considera una poetisa.
HISTORIA
El Rey Leclercq había sido un soberano muy temido entre la nobleza destacada de Francia, sin embargo su reino se vio obligado a aliarse con otros reinados para no verse convertido en polvo cuando tropas enemigas invadieron sus tierras y puso a estas en total peligro. El pueblo del reinado Leclercq había sufrido ya la invasión y tras ella, sus habitantes también sufrieron las consecuencias. Fue por ello que ante esto el rey no pudo rechazar la oferta de la Reina Eleanor, cuando esta sugirió poner al frente de batalla a los mejores hombres de sus tropas. El caso es que, como todo soberano sabía, la Reina Eleanor jamás brindaba su ayuda sin beneficiarse de ello y el Rey Leclercq se encontró en una disyuntiva, más no podía negarse, lo sabía y entonces tuvo que aceptar.
Acabados los enfrentamientos y luego de que las tropas enemigas se fueron retirando de sus tierras, los mismos soldados que habían brindado sus servicios para salvarlas, ingresaron al castillo y sin miramientos se llevaron de esta a las dos hijas menores de Leclercq.
Gwen y Simone, dos jovencitas de 17 años, las joyas valiosas de todo el castillo, la vida entera de su padre había sido dedicada a ellas luego de que su madre hubo muerto durante el parto. La Reina Eleanor conocía esto y fue por eso que en cuanto vio la necesidad del Rey Leclercq también vio en ella la oportunidad de apoderarse de ambas niñas y someterlas a sus rigurosas pruebas de las cuales poco se hablaba pero mucho se sabía.
El vasallaje era algo inusual para las princesas, pero a fuerza de rigor ambas supieron aceptar su destino y también agradecer a la Reina, ahora su ama, haber ayudado a su padre.
Lejos de toda expectativa de vida estaba el pasar a formar parte de la legión de esclavos sexuales de este reino, pero sus opiniones, deseos, sentimientos y necesidades no importaban. Debían servir.
Fue una de esas noches cálidas de primavera cuando 2 nobles ingresaron al salón de esclavos y despertaron a Gwen, quien descansaba en su lecho luego de haber pasado por una serie de castigos en favor del hijo de la reina. Se suponía que todos los esclavos debían dormir para recuperar fuerzas y fue por eso que Simone se puso en alerta cuando comprendió que algo andaba mal. A pesar de haber pasado varios meses satisfaciendo las voluntades de los nobles, este caso hacía sentir a Simone un verdadero pavor por lo que pudiera ocurrirle a su hermana.
Apenas salieron del salón con Gwen apresada, se aseguró que nadie la observara, ni siquiera otro esclavo y fue detrás de ellos. Habían salido al jardín y en medio de este había una enorme cruz de madera donde claramente pretendían atar a Gwen. Mayor miedo se apoderó de Simone, entonces optó por hacer algo estúpido pero que al menos sirviera para salvar a su hermana de estos 2 sujetos. Tomó una roca del jardín y la lanzó hacia uno de los ventanales. Con suerte la roca logró hacer el ruido suficiente para que los 2 nobles se fueran del lugar alarmados porque algún guardia los encontrara. Era un riesgo, pero mayor riesgo sería si las encontraban a ellas deambulando a esas horas y sin supervisión.
Gwen vio la silueta de Simone asomarse tras los arbustos y en un desborde de valentía, ambas, que se conocían a la perfección, sin emitir un solo sonido, se echaron a correr hacia los muros del reino. Fueron hacia el clásico sitio de escape, el lugar que parecía estar sin vigilancia con cierto propósito. Cruzaron el jardín, sus cuerpos agitados y desnudos fueros estrellas fugaces de la noche. Y así con todas sus fuerzas se treparon de las raíces de la hierba que cubría el muro y lograron la libertad… Libertad, un modo revolucionario, pero dramático para decir que se encontraban en la completa deriva. No había pasado siquiera un año de servicio en el reinado de la Reina Eleanor y por supuesto a su hogar no podían regresar, pues serían desgraciadas por su padre. Fue entonces que decidieron en primera instancia salir de la tierra antes de que los soldados de la reina las encontraran y luego de haber entrado a un pueblo de otro reino, por iniciativa de Simone, sustrajeron de algunas casas algo de ropa para pasar desapercibidas, pues no sería muy común encontrar gente desnuda en el mercado.
Al pasar de los días Gwen, quien había aprendido muy bien las lecciones de la Reina, apremió a un joven que había conocido por casualidad cuando ella y su hermana dormitaban sobre el pasto del bosque. Simone observó la escena previa, cuando el joven, de casi la misma edad que ambas, les llevó alimento y agua, pues se supo luego que él conocía a ambas jovencitas.
Al parecer, los consecutivos agradecimientos de Gwen dieron buenos frutos y fue así como alcanzaron ingresar al hogar de este joven, quien vivía solo con su hermano mayor, quien, de más está decir, se sintió muy alegre de recibir a ambas en su vivienda.
El tiempo transcurrió con calma. Las tropas de la reina no andarían tras ellas, sin embargo, para Simone la adrenalina no cedía lugar, a fin de cuenta, por mas vestidos, joyas, zapatos y adornos que tuvieran no eran más que princesas fugitivas.
Acabados los enfrentamientos y luego de que las tropas enemigas se fueron retirando de sus tierras, los mismos soldados que habían brindado sus servicios para salvarlas, ingresaron al castillo y sin miramientos se llevaron de esta a las dos hijas menores de Leclercq.
Gwen y Simone, dos jovencitas de 17 años, las joyas valiosas de todo el castillo, la vida entera de su padre había sido dedicada a ellas luego de que su madre hubo muerto durante el parto. La Reina Eleanor conocía esto y fue por eso que en cuanto vio la necesidad del Rey Leclercq también vio en ella la oportunidad de apoderarse de ambas niñas y someterlas a sus rigurosas pruebas de las cuales poco se hablaba pero mucho se sabía.
El vasallaje era algo inusual para las princesas, pero a fuerza de rigor ambas supieron aceptar su destino y también agradecer a la Reina, ahora su ama, haber ayudado a su padre.
Lejos de toda expectativa de vida estaba el pasar a formar parte de la legión de esclavos sexuales de este reino, pero sus opiniones, deseos, sentimientos y necesidades no importaban. Debían servir.
Fue una de esas noches cálidas de primavera cuando 2 nobles ingresaron al salón de esclavos y despertaron a Gwen, quien descansaba en su lecho luego de haber pasado por una serie de castigos en favor del hijo de la reina. Se suponía que todos los esclavos debían dormir para recuperar fuerzas y fue por eso que Simone se puso en alerta cuando comprendió que algo andaba mal. A pesar de haber pasado varios meses satisfaciendo las voluntades de los nobles, este caso hacía sentir a Simone un verdadero pavor por lo que pudiera ocurrirle a su hermana.
Apenas salieron del salón con Gwen apresada, se aseguró que nadie la observara, ni siquiera otro esclavo y fue detrás de ellos. Habían salido al jardín y en medio de este había una enorme cruz de madera donde claramente pretendían atar a Gwen. Mayor miedo se apoderó de Simone, entonces optó por hacer algo estúpido pero que al menos sirviera para salvar a su hermana de estos 2 sujetos. Tomó una roca del jardín y la lanzó hacia uno de los ventanales. Con suerte la roca logró hacer el ruido suficiente para que los 2 nobles se fueran del lugar alarmados porque algún guardia los encontrara. Era un riesgo, pero mayor riesgo sería si las encontraban a ellas deambulando a esas horas y sin supervisión.
Gwen vio la silueta de Simone asomarse tras los arbustos y en un desborde de valentía, ambas, que se conocían a la perfección, sin emitir un solo sonido, se echaron a correr hacia los muros del reino. Fueron hacia el clásico sitio de escape, el lugar que parecía estar sin vigilancia con cierto propósito. Cruzaron el jardín, sus cuerpos agitados y desnudos fueros estrellas fugaces de la noche. Y así con todas sus fuerzas se treparon de las raíces de la hierba que cubría el muro y lograron la libertad… Libertad, un modo revolucionario, pero dramático para decir que se encontraban en la completa deriva. No había pasado siquiera un año de servicio en el reinado de la Reina Eleanor y por supuesto a su hogar no podían regresar, pues serían desgraciadas por su padre. Fue entonces que decidieron en primera instancia salir de la tierra antes de que los soldados de la reina las encontraran y luego de haber entrado a un pueblo de otro reino, por iniciativa de Simone, sustrajeron de algunas casas algo de ropa para pasar desapercibidas, pues no sería muy común encontrar gente desnuda en el mercado.
Al pasar de los días Gwen, quien había aprendido muy bien las lecciones de la Reina, apremió a un joven que había conocido por casualidad cuando ella y su hermana dormitaban sobre el pasto del bosque. Simone observó la escena previa, cuando el joven, de casi la misma edad que ambas, les llevó alimento y agua, pues se supo luego que él conocía a ambas jovencitas.
Al parecer, los consecutivos agradecimientos de Gwen dieron buenos frutos y fue así como alcanzaron ingresar al hogar de este joven, quien vivía solo con su hermano mayor, quien, de más está decir, se sintió muy alegre de recibir a ambas en su vivienda.
El tiempo transcurrió con calma. Las tropas de la reina no andarían tras ellas, sin embargo, para Simone la adrenalina no cedía lugar, a fin de cuenta, por mas vestidos, joyas, zapatos y adornos que tuvieran no eran más que princesas fugitivas.
DESCRIPCIÓN FÍSICA
De contextura pequeña, su estatura apenas alcanzaba el 1.60. Sus rasgos faciales eran extremadamente definidos y con el encanto de la femineidad asomando tras la sombra de la niñez que abandonaba. Sus ojos grandes, de un color azul, se lucían en su rostro radiante y pálido, al igual que los labios rosados y de un delicado delineado. Su cuerpo aun no alcanzaba la cúspide de su desarrollo, sin embargo las curvas podían observarse y hasta admirarse. Su cuello delgado y estilizado comenzaba el camino hacia sus senos que tenían un tamaño mediano y de una redondez casi perfecta. La cintura era estrecha y las caderas, aunque pequeñas, se torneaban. Debido a las circunstancias que la envolvía, su cabello de color rubio, debía atravesar diversos cambios en pos de su seguridad.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Gwen Leclercq el Jue Jun 20, 2013 5:48 pm, editado 1 vez
Gwen Leclercq- Humano Clase Alta
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Re: Gwen Leclercq
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Tu ficha está correcta pero es necesario que corrijas la imagen de la cabecera de la ficha ya que no aparece. Cuando lo hagas, vuelve a postear aquí mismo avisando para darte la aprobación. Gracias.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: Gwen Leclercq
Listo, mis disculpas, no vi que la foto daba error! Gracias
Gwen Leclercq- Humano Clase Alta
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Re: Gwen Leclercq
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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