Juguemos a la búsqueda de la mansión perdida -Privado-

* Los amantes, se veían en rincones escondidos sobre todo precarios de romanticismo buscando la pasión del momento, arañar la piel era algo que solo los amantes disfrutaban, morder los labios o el silencio de los actos intentando controlarse, solo metiendo y sacando la virilidad, las mujeres no deseaban mediar en este asunto ya que pese a tener que aceptarlo casi todas las mujeres tenían amantes pero nadie sabia quien competía más en ese asunto, si los hombres o las mujeres, los hombres cansados de su familia buscaban una mujer de senos sugerentes y traviesas caderas que le diesen algo de vida a sus huesos, las mujeres buscaban a ese principe o a ese adonis que podia levantar pesos pesados para que las elevasen al cielo, y él alli estaba esperando a una mujer que le habia conocido, la habia llevado a su cama y por decirlo asi, eran actuales amantes.

Estaba en el centro de Paris, habia una especie de feria para que los comerciantes pudiesen vender mejor sus porquerías, las llamaba asi porque las unicas que valian, en ocasiones, eran las tiendas del principio perdiendose la secuencia de la sorpresa en las otras tiendas que eran lo mismo que las anteriores, agasijos, joyas truncadas e incluso vestidos, algunas armas, relojes, muñecos de trapo, lo unico que se diferenciaba eran quizás los precios pero no eran demasiado elevados. Colocó la mano en su nuca y despues se meció, estaba vestido con una camisa blanca, de seda arábiga que se movia al viento, unos pantalones de color oscuro y como engalane un cinturón que se apretaba en sus caderas, llevaba un reloj en la muñeca que tenía aspecto antiguo, lo miraba, llegó justo a tiempo la hora para empezar a moverse.

Ella vendría cuando tuviese que venir por eso se quedo mirando las tiendas de las proximidades a la "salida" o a la "entrada", fingía interés mientras los comerciantes se frotaban las manos, ese sonidoera practicamente el día a día para sus oidos, hasta los cortesanos de los principes lo hacían al ver que podían sacar un buen provecho. Depositó un dedo en aquella sucia madera, su vista se centro en un broche de aspecto cobrizo, tenia la imagen de un ángel, la voz del comerciante fue ignorada ipsofacta mientras él mecía aquella pieza, era autentica...lo que le hizo sospechar, ¿sería robada? una sonrisa ladina fue a separar su rostro, mientras pagó generosamente por aquesto, guardándola en el bolsillo, tal vez, sería interesante esta fiesta después de todo*

* No se sorprendió cuando alguien tocó su hombro, los dedos asi como el perfume que ya habia conocido hará unas noches, era de su "Querida" ( aun cuando no empleado con animo de lucro ) muchacha, supuso que habia sido problema por el trabajo pero no le había tenido problemas de reconocer que era cierto, lo intuía, él ¿que hacía? su trabajo era meramente corregir su conducta egoista siendo una persona que esencialmente complacia con mentiras los deseos de la gente y despues se llevaba una buena cantidad de dinero asi que como en ocasiones buena reputación y otras veces una mala comparación de lo que hacía, si, solo asquerosamente rico.  Alzó el rostro y despues cerro los ojos con una sonrisa en los labios , ladino se volteó y la contemplo, sin duda era hermosa, fascinante la forma en la que la tela vaporosa se pegaba a su cuerpo pero sin ser demasiado venerada ni excesivamente provocativa más si lo fuese bien sabia que no era problema porque ella sabia defenderse mucho mejor de lo que él podría, aun cuando fuese un caballero, debia de reconocer la realidad de sus palabras.*

Es absurdo disculparse, yo espero encantado... además descubri cosas interesante podría decirse que no es que estuviese muy ocupado, en realidad, todo lo contrario *No se delató en la mentira, era cierto que los primeros minutos solo habia mirado fijament a la gente que entraba consiguiendo alguna mueca nerviosa pro parte de algunas personas, pero despues cuando decidio entrar podría decirse que los minutos habian volado hasta que se encontró con ella, le sonrió siempre sin que esta fuese una sonrisa completa, él siempre tenia ese aire de incrédulo misterio que parecia atraer pero al mismo tiempo alejar, era directo y no necesitaba tener a la gente lamiendole el trasero bastaba con hacer unos recorridos para que todos lo hiciesen. Le tomo la mano besó con caballerosidad su palma, y después saco aquello que habia comprado entregándoselo*

¿Que te parece? *Miró el broche* Diría que esta joya es auténtica, he podido ver que hay varios sitios que parecen tener tambien joyas de este calibre, papeles incluso o fotos extrañas, ¿lo habia visto antes? *Si, un autentico caballero, hasta un principe bufaría en su presencia, tenia una mujer en sus manos, o mejor dicho, a su lado y lo primero que ocurria mirar era el broche, ya habia de tener cuenta en perderse en esos senos turgentes o en volver a comprobar que tan rapido se movian esas caderas , ahora lo que le gustaba era mas bien resolver el acertijo que tenia o que había tenido, mejor dicho en sus manos.  la tela de su camisa se movió, el viento se había levantado pero no era demasiado, solo un aviso de brisa fresca que aliviaba del calor que asolaba esa maldita ciudad. Una mujer entrada en carnes reía ruidosamente cuando un hombre intentaba tocarle un pecho y resoplo.

En Paris, todos los hombres querian tocar a las mujeres, no era romanticismo sino instinto sexual lo que veía en todo momento cierto que algunos casos aislados de romanticismo habia encontrado pero no era para lanzar cohetes, él al menos, no escondia sus intenciones...aun cuando nadie lo hacía* Había decidido que tuviesemos una cita mas interesante que de costumbre, asi pues, Mademoiselle, ¿que decis? *Comenzó a andar, a paso lento para que ella tuviese la oportunidad de examinar aquello que le había dado y sin decir más palabra tambien se lo habia regalado, el color de su vestido era principal para resaltar el broche sin resultar escandaloso, el tono bronce, aquellos dibujos que tenia, los adornos...debia de reconocer que era un trabajo brillante*