Noche de Catarsis

por **Evangeline Collingwood** Vie Ago 13, 2010 12:18 pm

13 de Agosto de 1800
París Francia
1:00 de la mañana

Casi amanece y no he podido pegar un sólo ojo en toda la noche. He permanecido despierta desde el momento en el que se suponía debería dormirme -inclusive le dije a Tessa que apagara todas las luces y mandase a todos en la finca a dormir-. No sé qué me pasa o por qué es este insomnio tan repentino, puesto que no suele sucederme que me quede desde las diez de la noche hasta la una de la mañana del día que sigue completamente despierta y en mis sentidos. No siento cansancio y tampoco está en mi la necesidad de descanzar mi cuerpo en la cama y cobijar mi cuerpo con las sábanas. No. Lo que tengo son deseos casi enfermos de escribir (algo increíble puesto que no me habían llegado las ganas desde hacía muchísimos años... casi cuatro.), de tomar un pedazo de papel, tintero y pluma, y sacar todos y cada uno de los sentimientos encontrados que tengo acorralados en mi pecho. Y todo por culpa de una mujer (sí, una mujer, no un hombre ¿extraño? bastante).
Desde esa vez en la biblioteca no he dejado de pensar en ella y me es completamente ajeno ese sentimiento. Es algo nuevo, algo que no había experimentado con los hombres, algo que había estado buscando fallidamente hasta hace unos días que la vi sentada en esa mesa de biblioteca. Su voz, su perfume, inclusive la manera en que gesticulaba eran tonos en un canto celestial que solamente a mi me era permitido escuchar. ¿Cómo podía ser posible que una mujer, una... una mujer despertara esto? ¿Cómo lo hizo? ¿A caso me habrá hechizado?¿Será una bruja? No tengo respuestas por ahora, pero certeramente estoy sumergida en el mar de su existencia. La siento cerca aunque no esté aquí...

(Horas más tarde)

4 de la mañana

¡Lo he logrado! Saqué todo lo que esa mujer me había transmitido, lo plasmé sobre papel y me tardé cuatro horas (tal vez menos) en construír un poema donde encerré toda su esencia. Ahora si me siento en paz, tal vez eso era todo, escribirle y ya. No le enseñaré esto, claro que no, posiblemente huya de mi y lo que menos quiero es que se aleje, que se pierda y me deje con esto encajado en el pecho. No es una pieza de arte, pero por lo menos son palabras que ella inspiró y bien son dignas de escribirse.

Belleza inerte, causante de olvido,
que inundas mentes con un simple mirar;
imagen del amor indefinido.

Tienes mi terrible cuerpo perdido
y de mi alma te quieres apoderar,
belleza inerte causante de olvido.

En las notas de un cello conocido
oigo mis latidos acelerar:
una imagen de amor indefinido.

Pasión fúrica en mi has encendido
que las obscuridades podría alumbrar,
belleza inerte causante de olvido.

La sangre de mi cuello no has bebido
y yo me pregunto ¿qué has de esperar
imagen de amor indefinido?

No quiero esperar que te hayas ido
pues después no te podré recuperar.
Mi Belleza Inerte causante de olvido
eres imagen de amor indefinido.

(todos los derechos reservados a G. C. Valdivieso)