AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
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Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
No estaba ahora en su mejor momento, pero habia recibido noticias buenas. Algo habia recordado de lo que supuestamente habia olvidado. Estaba al lado del anciano, lo acompañaba siempre porque el hombre ya no podia con las compras que hacia y asi el hombre no se enfadaba como siempre que se iba sola. Estaba con el y estaba tranquila hay, en Paris. Era muy grande la hermosa ciudad. El solo estaba en lo alto del cielo, ella sonriendo y vestia un bonito vestido.
-Vamos, debes de estar cansada...-se quedo mirando al anciano pero ella negó, no estaba cansada para nada, al contrario estaba feliz por estar por el centro de Paris practicamente pero el anciano volvia a arrastrarla hacia un lado para que no la viera ni tocara nadie, tenia que estar pura para cuando llegara el joven que sabia que la queria. El joven Slamdog, sabía que era buen hombre y a pesar de que no era su hija, ahora la cuidadaba como tal. El anciano sabia que amberie amaba a ese joven pero sus recuerdos estaban borrados. los ingredientes que habia comprado le serviria para poder hacer una pocion y hacerla que recuerde poco a poco, sino todo podria torcerse. Asi que conforme mas protegida estuviera, mejor - Amberié...vamos, aqui no estas segura...ya te he dejado estar a la vista de todos demasiado...
-Pero anciano...yo..quiero ver mas...
-no, amberié, tienes que cuidarte hasta que venga Nathaniel...-El anciano intentaba hacerla entrar en razon y Amberié solamente le hizo caso. Ella también lo echaba de menos....extrañamente le echaba de menos.
-Vamos, debes de estar cansada...-se quedo mirando al anciano pero ella negó, no estaba cansada para nada, al contrario estaba feliz por estar por el centro de Paris practicamente pero el anciano volvia a arrastrarla hacia un lado para que no la viera ni tocara nadie, tenia que estar pura para cuando llegara el joven que sabia que la queria. El joven Slamdog, sabía que era buen hombre y a pesar de que no era su hija, ahora la cuidadaba como tal. El anciano sabia que amberie amaba a ese joven pero sus recuerdos estaban borrados. los ingredientes que habia comprado le serviria para poder hacer una pocion y hacerla que recuerde poco a poco, sino todo podria torcerse. Asi que conforme mas protegida estuviera, mejor - Amberié...vamos, aqui no estas segura...ya te he dejado estar a la vista de todos demasiado...
-Pero anciano...yo..quiero ver mas...
-no, amberié, tienes que cuidarte hasta que venga Nathaniel...-El anciano intentaba hacerla entrar en razon y Amberié solamente le hizo caso. Ella también lo echaba de menos....extrañamente le echaba de menos.
Última edición por Amberié el Miér Nov 20, 2013 8:36 am, editado 1 vez
Amberié- Gitano
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
Personalidades,
Mas de dos caras,
Mas de dos mujeres,
dentro de un alma confundida.
Mas de dos caras,
Mas de dos mujeres,
dentro de un alma confundida.
Veía a la gente normal disfrutar de sus vidas, como hubiera deseado poder hacer eso, pero la frecuencia de sus ataques, le era imposible poder pensar en formar una familia, sería imposible encontrar a alguien que soportara su condición. Solamente quedaba estar en aquella casa en donde trabajaba para un vampiro, era la única forma de sentir que servía para algo.
Esperaba que no molestara aquel día, estaba muy lindo, deseaba disfrutarlo a cada minuto, pero los dolores de cabeza y las voces le decían lo contrario. Ya no valía la pena quejarse, gritar o llorar por aquella maldición que tendría, tal vez por toda su vida. Dejo salir un jadeo, mientras dejaba de caminar. ¿Dónde estaba? Todo comenzaba a darle vueltas, ya casi ni recordaba la razón por la que había caminado hasta allí, tal vez era por algún recado, por suerte metió su mano dentro de la falda y encontró una carta, la cual debía enviar por correo a algún lugar.
-No debo dejar que ella tome que cuerpo…- dijo jadeante, mientras trataba de caminar derecha, pero ya algunas personas notaban su debilidad como fieras, encontró a una jovencita que parecía ser arrastrada por un anciano, los mareos se presentaron, Anastasia estaba a punto de entrar –Señorita…- dijo tartamudeando, mientras se sujetaba del brazo, prácticamente arrebatándola del anciano –Necesito que lleve esta carta a la dirección que dice este papel…- le entrego la carta con el papel que tenia la dirección. No podría explicarle más, ya Katiuska se había ido, volvía Anastasia.
Miro indiferente a la mujer que tenía aferrada, la soltó repentinamente mientras miraba al anciano que parecía preocupado de que le hubiera hecho algo –No le haremos nada…- le dijo con cierta repugnancia mientras su mirada se iba hasta la carta, alzo la ceja levemente-Kat fue inteligente en dártelo…- dijo para reír suavemente. El tránsito de personas seguía normal, mientras la nueva personalidad de la mujer parecía disfrutar la cara aturdida de sus acompañantes inesperados
Katiuska Roslyakova- Humano Clase Baja
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
No estaba tan contenta como al principio del día, ahora tenía una carta sobre las manos, miraba al anciano y solamente tendría que decir algo, el anciano la miraba con desconfianza, el anciano quito la carta que Amberië obtuvo en sus manos, para después ir al puente y tirarla por la borda. Miraba a la muchacha de cabellos de fuego, mirándola con desconfianza, más que antes, miró a Amberië y comenzó a tirar de la mano de esta, de Amberië que la miraba con asombro por lo que hizo-
-A-Anciano! -murmuró-..¿Qué ha hecho? -miró a la muchacha de cabellos de color del fuego, de aquel que usaban para calentar leña, agua, y cosas así para poder sobrevivir. Amberië miraba hacia atrás, tenía miedo de lo que pudiera hacer la niña, de lo que pudiera hacerle al anciano, Nathaniel no estaba y ella no sabría defenderse. Tenía a Ania, otra que también andaban desaparecida. Recordaría a un amigo de su amado…pero no sabía si estaba vivo, de algún modo no lo había vuelto a ver. Extrañada estaba ahora, en mitad de la calle de Paris. Se iban de ahí, el anciano seguía tirándola con fuerza, más de la debida, era anciano y ella joven, se sentía con temor de que pudieran hacerle algo.
-¿Y Nathaniel anciano?-murmuro mirándolo con temor en los ojos, su voz era entrecortada, suspirando y comenzando a jadear por la falta de aire cuando corrieron lejos, cuando se pararon en una esquina de las calles parisinas.
-No me fio, no podemos hablar con nadie ¿Es que no lo entiendes? –murmuro a su lado cerca de ella, volviendo a hacerla comprender de nuevo, intentando a ver si así lo entendía. El anciano en verdad, queria mucho a Amberië, a Anja que en realidad se llamaba asi. La había criado desde que se la llevo consigo a Paris, sosteniendo la promesa de que esperaria hasta el sosticio de invierno para que recuperase la memoria y asi poder darla una nueva vida, una vida junto a la persona que ella en realidad amaba de verdad, pero que aun no se daba cuenta de eso.
-A-Anciano! -murmuró-..¿Qué ha hecho? -miró a la muchacha de cabellos de color del fuego, de aquel que usaban para calentar leña, agua, y cosas así para poder sobrevivir. Amberië miraba hacia atrás, tenía miedo de lo que pudiera hacer la niña, de lo que pudiera hacerle al anciano, Nathaniel no estaba y ella no sabría defenderse. Tenía a Ania, otra que también andaban desaparecida. Recordaría a un amigo de su amado…pero no sabía si estaba vivo, de algún modo no lo había vuelto a ver. Extrañada estaba ahora, en mitad de la calle de Paris. Se iban de ahí, el anciano seguía tirándola con fuerza, más de la debida, era anciano y ella joven, se sentía con temor de que pudieran hacerle algo.
-¿Y Nathaniel anciano?-murmuro mirándolo con temor en los ojos, su voz era entrecortada, suspirando y comenzando a jadear por la falta de aire cuando corrieron lejos, cuando se pararon en una esquina de las calles parisinas.
-No me fio, no podemos hablar con nadie ¿Es que no lo entiendes? –murmuro a su lado cerca de ella, volviendo a hacerla comprender de nuevo, intentando a ver si así lo entendía. El anciano en verdad, queria mucho a Amberië, a Anja que en realidad se llamaba asi. La había criado desde que se la llevo consigo a Paris, sosteniendo la promesa de que esperaria hasta el sosticio de invierno para que recuperase la memoria y asi poder darla una nueva vida, una vida junto a la persona que ella en realidad amaba de verdad, pero que aun no se daba cuenta de eso.
Amberié- Gitano
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
Veía toda la escena sin mucha importancia, Kat debía estar llorando de desesperación en su interior ¿para qué exactamente era aquella carta? Bueno no le importaba, ella hubiera hecho lo mismo. Pobre mujer, había elegido a las personas equivocadas para proteger aquel valioso recado que le había dejado su amado jefe. Bueno, ella ya tenía lo que quería, era libre, podría hacer lo que quisiera con aquel cuerpo, no le importaba mucho luego de que Katiuska llegara a salir, ella se divertiría como si no hubiera mañana, porque para ella nunca lo había.
Los amaneceres eran como joyas valiosas, perlas extrañas que pocas veces se encontraban, su propósito era encontrar una de esas esta noche, sería difícil, pero no se rendiría fácilmente. Sigue caminando, como una persona normal, gracias al trabajo de Katiuska, tenía una ropa decente, aunque claro, para ella nunca era suficiente y lo que traía solamente eran trapos, harapos que ocultaban su verdadera belleza. Se asqueaba de lo que tenía que utilizar, se sentía sucia, poca cosa, ella debía estar en un lugar mejor, no en esas mugrientas calles de parís, entre la gente menos favorecida.
Bueno al menos si caminaba un poco, podría disimular un poco, así que con el rostro muy alto y su orgullo esparciendo aquel poder falso, que tal vez nunca tendría, pero que haría pensar a la gente que lo tenía, así poco a poco se fue diferenciando de las personas corrientes y pareció ser una joya entre tanta mierda. Sonreía y saludaba a las personas que parecían tener la clase suficiente, como para desear estar con ellas, pero solamente se mantenía a raya, pues no deseaba que detallaran muy de cerca, tal vez podrían descubrir algo, lo primer y más importante para ella era buscar algo que le diera más status social.
Los amaneceres eran como joyas valiosas, perlas extrañas que pocas veces se encontraban, su propósito era encontrar una de esas esta noche, sería difícil, pero no se rendiría fácilmente. Sigue caminando, como una persona normal, gracias al trabajo de Katiuska, tenía una ropa decente, aunque claro, para ella nunca era suficiente y lo que traía solamente eran trapos, harapos que ocultaban su verdadera belleza. Se asqueaba de lo que tenía que utilizar, se sentía sucia, poca cosa, ella debía estar en un lugar mejor, no en esas mugrientas calles de parís, entre la gente menos favorecida.
Bueno al menos si caminaba un poco, podría disimular un poco, así que con el rostro muy alto y su orgullo esparciendo aquel poder falso, que tal vez nunca tendría, pero que haría pensar a la gente que lo tenía, así poco a poco se fue diferenciando de las personas corrientes y pareció ser una joya entre tanta mierda. Sonreía y saludaba a las personas que parecían tener la clase suficiente, como para desear estar con ellas, pero solamente se mantenía a raya, pues no deseaba que detallaran muy de cerca, tal vez podrían descubrir algo, lo primer y más importante para ella era buscar algo que le diera más status social.
Katiuska Roslyakova- Humano Clase Baja
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
Williams, Tennessee:
"Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición."
Se había extrañado en demasía con la actitud del anciano con ella y la joven. Esa joven tan solo estaba con una carta inofensiva ¿también la cuidaba por si se cortaba y la carta estaba envenenada? Suspiro siguiendo con los pies al anciano, pero miro hacia atrás entre la gente, miró fijamente a la mujer que parecía volver a andar o simplemente no le había importado en nada lo de la carta. Entonces, Amberié susurro como un “perdóname” se soltó de la mano que tiraba de ella y se fue a dar media vuelta, en dirección a la muchacha que seguía andando sin importar nada. En su conciencia no quedaría pura y limpia si no se disculpaba por lo que había hecho el anciano.
Cuando miro hacia atrás, vio que el anciano la seguía, No le importo en absoluto, no temió en adelantarse al anciano y seguir hacia delante-…Pe-perdona…-intento alcanzar a la muchacha de cabellos rojos, sonrió cuando estaba cerca de ella-…Lamento lo de la carta…El anciano...no era su intención, digo lo que ha hecho con la carta….-murmuro lentamente y vocalizando como ella sabía, sabiendo después que tenía que poner una sonrisa y la puso, sonrió aún más, teniendo en cuenta de que esperaba que las cosas se suavizaran. Entonces noto como el anciano tiro de ella hacia la acerca, lejos de la muchacha a la que se había disculpado.
-No parece mala chica anciano…
-Amberié ¿Es que quieres envenenarte? –Murmuró-…No sabes de que está hecha esa carta, si de papel pero puede contener veneno…los desconocidos siempre son muy precavidos, tanto que pueden matar hasta a un niño sin querer…-El anciano intentaba hacerla entrar en razón, sabía que era muy inocente, y sin Nathaniel aquí ella estaba en peligro-…Hazme caso…no te acerques a esa muchacha…
-Solo digo que ella llevaba la carta en la mano…y no se ha envenenado…-encogió los hombros-…Solo pienso que no le encuentro ninguna lógica…-Suspiró-…Estás siendo algo exagerado ¿No crees?
El anciano tan solo miro a Amberié con cara de pocos amigos, suponiendo que tenía que cuidarla, él se la llevo de aquel lugar, de las malas ya que Amberié estaba siendo algo desobediente y además de eso lo había llamado loco disimuladamente. Cuando ya estaban en mitad del trayecto de vuelta a la tienda de campaña del pequeño campamento el cual estaba escondido y se movía cada dos semanas, se quedó en su sitio. Ahora, el anciano paró en una tienda de brebajes, y muchas cosas por el estilo. Amberié solamente esperaba en un banco, sentada y miraba la gente pasar.
"Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición."
Se había extrañado en demasía con la actitud del anciano con ella y la joven. Esa joven tan solo estaba con una carta inofensiva ¿también la cuidaba por si se cortaba y la carta estaba envenenada? Suspiro siguiendo con los pies al anciano, pero miro hacia atrás entre la gente, miró fijamente a la mujer que parecía volver a andar o simplemente no le había importado en nada lo de la carta. Entonces, Amberié susurro como un “perdóname” se soltó de la mano que tiraba de ella y se fue a dar media vuelta, en dirección a la muchacha que seguía andando sin importar nada. En su conciencia no quedaría pura y limpia si no se disculpaba por lo que había hecho el anciano.
Cuando miro hacia atrás, vio que el anciano la seguía, No le importo en absoluto, no temió en adelantarse al anciano y seguir hacia delante-…Pe-perdona…-intento alcanzar a la muchacha de cabellos rojos, sonrió cuando estaba cerca de ella-…Lamento lo de la carta…El anciano...no era su intención, digo lo que ha hecho con la carta….-murmuro lentamente y vocalizando como ella sabía, sabiendo después que tenía que poner una sonrisa y la puso, sonrió aún más, teniendo en cuenta de que esperaba que las cosas se suavizaran. Entonces noto como el anciano tiro de ella hacia la acerca, lejos de la muchacha a la que se había disculpado.
-No parece mala chica anciano…
-Amberié ¿Es que quieres envenenarte? –Murmuró-…No sabes de que está hecha esa carta, si de papel pero puede contener veneno…los desconocidos siempre son muy precavidos, tanto que pueden matar hasta a un niño sin querer…-El anciano intentaba hacerla entrar en razón, sabía que era muy inocente, y sin Nathaniel aquí ella estaba en peligro-…Hazme caso…no te acerques a esa muchacha…
-Solo digo que ella llevaba la carta en la mano…y no se ha envenenado…-encogió los hombros-…Solo pienso que no le encuentro ninguna lógica…-Suspiró-…Estás siendo algo exagerado ¿No crees?
El anciano tan solo miro a Amberié con cara de pocos amigos, suponiendo que tenía que cuidarla, él se la llevo de aquel lugar, de las malas ya que Amberié estaba siendo algo desobediente y además de eso lo había llamado loco disimuladamente. Cuando ya estaban en mitad del trayecto de vuelta a la tienda de campaña del pequeño campamento el cual estaba escondido y se movía cada dos semanas, se quedó en su sitio. Ahora, el anciano paró en una tienda de brebajes, y muchas cosas por el estilo. Amberié solamente esperaba en un banco, sentada y miraba la gente pasar.
Amberié- Gitano
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
No quería meterse en problemas, lo único que pasaba en la mente de Anastasia era poder divertirse hasta que su cuerpo completo se agotara, pero al parecer se había envuelto en algo más complicado, bueno todo por culpa de Katisuka, si, siempre le echaba la culpa a ella, no importaba lo que fuera, ella siempre sería la única culpable de todo eso. La joven la había hecho detenerse, la miro de ciertamente de mala gana — a mi no me interesa esa carta — dijo tranquilamente — de seguro la despedirán por eso, te agradezco, nos libraste de un trabajo decadente — rio suavemente, si, de seguro a Katisuka la echarían de ese lugar, por tal imprudencia, todo gracias a la joven y el anciano que habían acabado con la carta, que al parecer era sumamente importante.
Se alzo los hombros, el anciano era demasiado paranoico, Anastasia comenzaba a irritarle que pensara que ella solamente estaba en ese lugar para ser malvada, hacer daño, algo que no era así, ella solamente quería ser libre, sentir la calidez del sol y la gracia de estar viva — Si, está siendo muy paranoico — comento ella, luego de que la muchacha entonara esas palabras, que eran muy acertadas — Katisuka es la mujer más buen y tonta que he conocido, nunca le haría daño ni a una mosca, es demasiado noble para eso — se quejo, sintiendo como su garganta quemaba, por estar defendiéndola, era un gran horror para ella.
Noto que podría estar sonando como loca, se sonrojo un poco y bajo la mirada, esta mejor dejando así — olvídenlo… el loco es usted… ¿me escucho? — dijo asustada de las miradas de todos los que podrían estar pasando, comenzaba a sentir un terrible miedo de que la volvieran a llevar hasta aquel lugar, que una vez estuvo, ella y katiuska lo temían, por eso prefirió callarse la boca y quedarse allí temblando, trato de abrazarse a sí mismo, como le gustaría poder sentirse querida, que alguien estuviera a su lado y le dijera que ella era la más importante de todas y que kat, solamente era basura.
Se alzo los hombros, el anciano era demasiado paranoico, Anastasia comenzaba a irritarle que pensara que ella solamente estaba en ese lugar para ser malvada, hacer daño, algo que no era así, ella solamente quería ser libre, sentir la calidez del sol y la gracia de estar viva — Si, está siendo muy paranoico — comento ella, luego de que la muchacha entonara esas palabras, que eran muy acertadas — Katisuka es la mujer más buen y tonta que he conocido, nunca le haría daño ni a una mosca, es demasiado noble para eso — se quejo, sintiendo como su garganta quemaba, por estar defendiéndola, era un gran horror para ella.
Noto que podría estar sonando como loca, se sonrojo un poco y bajo la mirada, esta mejor dejando así — olvídenlo… el loco es usted… ¿me escucho? — dijo asustada de las miradas de todos los que podrían estar pasando, comenzaba a sentir un terrible miedo de que la volvieran a llevar hasta aquel lugar, que una vez estuvo, ella y katiuska lo temían, por eso prefirió callarse la boca y quedarse allí temblando, trato de abrazarse a sí mismo, como le gustaría poder sentirse querida, que alguien estuviera a su lado y le dijera que ella era la más importante de todas y que kat, solamente era basura.
Katiuska Roslyakova- Humano Clase Baja
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
Sentada en aquel banco miraba al anciano que estaba haciendo últimos trapicheos con aquella persona que solía acostumbrar a comerciar. Las hebras doradas de Amberié bailaban con una suave melodía en la que era silenciosa, que se camuflaba con el aire invisible que soplaba en esos momentos. Una suave brisa le acariciaba su piel, sintió como si en el futuro los vientos trajeran más anuncios que desconocía. ¿Pero y la chica? Sabía que podrían haber hecho mal, sentía en su interior como si no tuviera escapatoria y que tendría que buscar a aquella muchacha a la que habían hecho seguramente, sentirse sola e incómoda. Ella no era así de mala, pero sabía que el anciano la protegía en la ausencia de Nathaniel, aquel quien la amaba profundamente….según los hombres. Miro al anciano que estaba de vuelta y vuelta en aquella tienda, en aquel puesto que estaba a vista de todo el mundo, solo bastaría una distracción y ella podría ir a buscar a la muchacha, pero no la conocía, ¿Y si el anciano tenía razón y debería de esperar?
-Vamos Amberie…-El anciano se había quedado a su lado por cinco minutos cuando ella había desviado la mirada hacia otro lado. Enseguida estaba ahí esa persona que la tenía tan vigilada.
-Anciano…quiero encontrar a la chica….pedir disculp…-miro al anciano tras levantar la vista-…debería de disculparse a esa muchacha…
-No…ya te lo dije ¿Por qué no quieres ceder a mi protección?
-Anciano…Por favor…-murmura lentamente, le tomo de las manos para poder convencerle-….Sé que no te fías…pero…-giro su mirada en busca de la joven, miraba y miraba lentamente para después encontrarla-…allí….-señalo a lo lejos una figura de una muchacha, la de antes-Allí…-miro al anciano-…ve a disculparte y todo se acabara….Nos iremos de nuevo al campamento…-Dijo Amberie con suplicas en sus silabas, quería que todo este malentendido se arreglara.
Termino por acercarse más a la chica, sonrió en cuanto estuvo cerca de ella y vio como el anciano le siguió hasta quedarse cerca. Le había convencido. Entonces una vez que estaba mirando a la muchacha se acercó, abrazándola-…Tranquila…-siguió abrazándola-…¿Por qué no…-chasqueo la lengua, no sabía que decir-….Lo siento…obramos mal…no puedo quitarme de la cabeza como se ha comportado el anciano…-Miro al anciano que estaba suspirando, rascándose el pelo y distraído.
-….-El anciano no dijo nada, solamente se quedó observando a la chica-…Lo siento..-mira a Amberié-….¿Contenta?
-La verdad es que a medias…
-No haré más tonterías…Vámonos, Amberie…
-Vamos Amberie…-El anciano se había quedado a su lado por cinco minutos cuando ella había desviado la mirada hacia otro lado. Enseguida estaba ahí esa persona que la tenía tan vigilada.
-Anciano…quiero encontrar a la chica….pedir disculp…-miro al anciano tras levantar la vista-…debería de disculparse a esa muchacha…
-No…ya te lo dije ¿Por qué no quieres ceder a mi protección?
-Anciano…Por favor…-murmura lentamente, le tomo de las manos para poder convencerle-….Sé que no te fías…pero…-giro su mirada en busca de la joven, miraba y miraba lentamente para después encontrarla-…allí….-señalo a lo lejos una figura de una muchacha, la de antes-Allí…-miro al anciano-…ve a disculparte y todo se acabara….Nos iremos de nuevo al campamento…-Dijo Amberie con suplicas en sus silabas, quería que todo este malentendido se arreglara.
Termino por acercarse más a la chica, sonrió en cuanto estuvo cerca de ella y vio como el anciano le siguió hasta quedarse cerca. Le había convencido. Entonces una vez que estaba mirando a la muchacha se acercó, abrazándola-…Tranquila…-siguió abrazándola-…¿Por qué no…-chasqueo la lengua, no sabía que decir-….Lo siento…obramos mal…no puedo quitarme de la cabeza como se ha comportado el anciano…-Miro al anciano que estaba suspirando, rascándose el pelo y distraído.
-….-El anciano no dijo nada, solamente se quedó observando a la chica-…Lo siento..-mira a Amberié-….¿Contenta?
-La verdad es que a medias…
-No haré más tonterías…Vámonos, Amberie…
Amberié- Gitano
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata”
— Vicente Huidobro
— Vicente Huidobro
Había encontrado un puesto de comida cerca de ese lugar, encantada con lo que parecía ser unas delicias, se había quedado hipnotizada en ese lugar — ¿y cómo se llama esto?— le preguntaba al vendedor, mientras lo sujetaba para llevárselo a la boca, mientras este le explicaba, con sencillas palabras que tenia y como se preparaba. Anastasia asentía mientras su boca se llenaba de simple pan, relleno de mermelada de fresa, pero era la mermelada mas deliciosa que había probado, pues Katiuska, nunca le dejaba probar esas delicias, solamente sabía que su hambre había sido saciado, porque su cuerpo no sentía la necesidad de ingerir alimentos, tal vez un poco de agua, cuando sus labios comenzaban a resecarse, pero más nada.
Ya casi no pensaba en el mal momento que le hicieron pasar aquellos estúpidos gitanos, la gente se le había quedado mirando como una loca, algo que la hizo sentir verdaderamente incomoda, hasta tuvo ganas de llorar, pero respiro profundamente y entendió que no valía la pena comenzar a sacar lagrimas, por algo que siempre vería, que no era diferente, en lo absoluto, aun así, debía admitir que la había tomado de sorpresa. Pago al vendedor, llevándose dos grandes vasos de mermelada de fresa, con un poco de pan, lo cual, pensaba ella, que le haría la vida más dulce y que haría olvidarle toda su mala suerte.
Se había sentado, en un rincón de aquella gran plaza, en donde parecían seguir ofreciendo cualquier cosa, que pudieran venderse, ella seguía con su pan y la mermelada, cuando alzo la mirada, con el pan en la boca, sus ojos parpadearon, se levanto, un poco a la defensiva, pero la joven le había abrazado. Un nudo en su garganta se había creado, trago un poco, dejando que el pan cayera al suelo. Ahora ella los miraba como si fueran seres extraños, escucho al anciano y sonrió — creo que nunca doy la mejor impresión de mi — se rasco un poco su mejilla, mientras miraba uno de los tarros con mermelada — mire... le doy esto como ofrenda de paz— quiso ser amable, se acerco lentamente al viejo, con el tarro en la mano, lo abrió y probo un poco de el — no está envenenado, he probado de él, no me ha pasado nada — cerró el tarro y volvió a estirar sus brazos para dárselo al anciano. — es una forma de decir “perdón” y también “gracias”, pues… nunca me habían abrazado— confeso con cierta melancolía en su voz, hasta eso, katiuska había evitado..
Katiuska Roslyakova- Humano Clase Baja
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Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
Amberie tomo en manos ese tarro y lo metió dentro de la bolsa que llevaba el anciano esa tarde –Puedes venir alguna vez al campamento, ahí hay mucha gente con la que estar y quizás bailar, cantar, divertirnos mucho –ríe-…Dentro de unos días, habrá una fiesta que se difunde por todo Paris…
-Si…-El anciano saca una invitación hecha a mano-…Discúlpenos, debemos irnos…-el anciano se la dio a la joven, tomo la mano de Amberié y lentamente tiraba de ella mientras Amberie de nuevo forcejeaba por que no se fueran de distancia de aquella joven tan simpática.
-Anciano…el día es naranja aun…aun la oscuridad no llego…-suspira soltándose de la mano del anciano, volvió hasta donde estaba la joven- Me llamo Amberié…-suspiro con una sonrisa de oreja a oreja, mira al anciano y ve que se había sentado en un banco cercano, con mala cara al fin y al cabo - ¿tu cómo te llamas? –Sonríe sentándose en el banco de la muchacha-….Seguro que es un nombre bonito…-sonríe aún más, cruzando las piernas sobre una sobre la otra y probo un poco de un tarro de mermelada – Esta muy dulce…-sonrió de lado, cogiendo por última vez un poco más de mermelada. Esperaba que esto supiera hacerlo el anciano, con toda la fruta que tenían en el carromato, podrían tener en cuenta que podrían producir mucha mermelada.
El tiempo parecía haber pasado rápido, aunque paso una media hora entre charlas entre la muchacha y Amberie. El anciano aprovecho para algunas compras y entonces con un suspiro, lo sentía, era la hora de irse, de regresar al campamento solamente con él y Amberie. Temía que no pudieran llegar a tiempo, pues el anciano estaba mayor y cuando antes llegaran, más cosas podrían hacer y Amberie seguiría estando a salvo.
-Si…-El anciano saca una invitación hecha a mano-…Discúlpenos, debemos irnos…-el anciano se la dio a la joven, tomo la mano de Amberié y lentamente tiraba de ella mientras Amberie de nuevo forcejeaba por que no se fueran de distancia de aquella joven tan simpática.
-Anciano…el día es naranja aun…aun la oscuridad no llego…-suspira soltándose de la mano del anciano, volvió hasta donde estaba la joven- Me llamo Amberié…-suspiro con una sonrisa de oreja a oreja, mira al anciano y ve que se había sentado en un banco cercano, con mala cara al fin y al cabo - ¿tu cómo te llamas? –Sonríe sentándose en el banco de la muchacha-….Seguro que es un nombre bonito…-sonríe aún más, cruzando las piernas sobre una sobre la otra y probo un poco de un tarro de mermelada – Esta muy dulce…-sonrió de lado, cogiendo por última vez un poco más de mermelada. Esperaba que esto supiera hacerlo el anciano, con toda la fruta que tenían en el carromato, podrían tener en cuenta que podrían producir mucha mermelada.
El tiempo parecía haber pasado rápido, aunque paso una media hora entre charlas entre la muchacha y Amberie. El anciano aprovecho para algunas compras y entonces con un suspiro, lo sentía, era la hora de irse, de regresar al campamento solamente con él y Amberie. Temía que no pudieran llegar a tiempo, pues el anciano estaba mayor y cuando antes llegaran, más cosas podrían hacer y Amberie seguiría estando a salvo.
Amberié- Gitano
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 16/06/2013
Re: Los mayores acaban ayudandonos [Priv ♥]
— Amberié…— susurro ella para que se estuviera fresco en su mente, le gustaba la idea de ir a esa fiestas, asintió enérgicamente estaba feliz porque le habían invitado a algo que sería divertido y si se encontraba con Ambrié seria aun mas — Mi nombre es Anastasia — respondió tranquila. Sonrió encantada de que le hubiera encantado el regalo, pero el día comenzaba a andar rápido y el viejo comenzaba a verse cada vez mas ansioso de que la oscuridad llegara y los atrapara, ella también debía preocuparse por eso.
Aun así, le había encantado poder conversar con alguien, sin sentirse presionada — Iré a la fiesta — dijo algo precavida — Espero verla otra vez — susurro bajando la mirada, prácticamente iba a eso a ver a la persona que la quiso ayudar, aunque ella siempre estuviera al defensiva. De cierta manera admiraba a aquella muchacha, quien no le importo los obstáculos que tenia, llego a obtener lo que quería, que en ese caso era estar tratar bien a la joven que apenas conocía.
—Debes ser más cuidadosa con las personas, claro yo no soy mala, pero… hay personas malas, pero la maldad se le puede ver en los ojos — le indico, tranquilamente, mientras seguía aun sentada con ella, hasta que su cuerpo se tuvo que levantar — No quiero que te metas en problemas, pero no te preocupes, debo agradecerte por haber querido hablar conmigo, te prometo que estaré en la fiesta — si no mal recordaba seria en donde los gitanos se concentraban, no quería que se le hiciera tarde, ella también debía procurar buscar refugio o ir a la casa del patrón de Katiuska, aunque ya comenzaba a tener un presentimiento, muy fuerte, que estaría esa noche en la calle.
Aun así, le había encantado poder conversar con alguien, sin sentirse presionada — Iré a la fiesta — dijo algo precavida — Espero verla otra vez — susurro bajando la mirada, prácticamente iba a eso a ver a la persona que la quiso ayudar, aunque ella siempre estuviera al defensiva. De cierta manera admiraba a aquella muchacha, quien no le importo los obstáculos que tenia, llego a obtener lo que quería, que en ese caso era estar tratar bien a la joven que apenas conocía.
—Debes ser más cuidadosa con las personas, claro yo no soy mala, pero… hay personas malas, pero la maldad se le puede ver en los ojos — le indico, tranquilamente, mientras seguía aun sentada con ella, hasta que su cuerpo se tuvo que levantar — No quiero que te metas en problemas, pero no te preocupes, debo agradecerte por haber querido hablar conmigo, te prometo que estaré en la fiesta — si no mal recordaba seria en donde los gitanos se concentraban, no quería que se le hiciera tarde, ella también debía procurar buscar refugio o ir a la casa del patrón de Katiuska, aunque ya comenzaba a tener un presentimiento, muy fuerte, que estaría esa noche en la calle.
Katiuska Roslyakova- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/06/2012
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