Aleksandr Scriabin

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

La primera palabra que se le viene a uno a la mente al conocer a Aleksandr es: cultura. Sí, Aleksandr es un hombre ruso con una cultura envidiable no sólo de música, sino también de literatura, filosofía y política Tuvo la dicha de nacer en el seno de una de las familias más adineradas de Moscú y poder contar con una amplia biblioteca en casa. En la actualidad, los libros que tiene en su posesión abarcan casi todos los temas que un caballero de su edad debería conocer. Literatura, pintura y música son sus preferidos; aunque también disfruta leyendo un poco de historia, política y ciertas leyendas y fábulas.

Aleksandr es una persona de apariencia imponente y semblante serio. No gusta mucho de las pláticas sosas y rehuye casi siempre de los eventos sociales a los que es invitado, más sin embargo su condición de pianista le obliga en ocasiones a acudir a todo tipo de fiestas en las que se limita a tocar sus piezas, para luego retirarse.

Busca la perfección en todo aspecto de su vida y está obsesionado con la idea de prevalecer en el tiempo y por esta razón ha invertido parte de sus fortuna en el mesenaje de investigaciones científicas dedicadas a la anatomía y la prevención de enfermedades (Edward Jenner y Luigi Galvani están entre sus principales auspiciados); así como también acude con frecuencia a los más estrafalarios brujos que prometen ofrecerle juventud y salud eterna a cambio de elevadas cantidades de francos.

No cree en un código de ética que rija a todos los seres humanos sino más bien defiende el hecho que cada quién es libre de escoger lo que considera bueno y lo que considera malo, haciéndose responsable, claro está, de las consecuencias de sus actos y recordando que la libertad de una persona termina cuando comienza la de la otra. Por esta razón está en contra de las políticas privatistas y critica la “moral esclavista” que impone la iglesia católica en el mundo. Sin embargo, estas ideas no las expone a cualquiera, Aleksandr tiene bien claro el concepto de prudencia y sabe identificar con quién puede tener una plática de tal dimensión y con quién no.

Es este mismo sentido de libertad y de autonomía moral el que hace que la música y composiciones de Aleksandr sean diferentes y exquisitas. No le gusta ajustarse a los dogmas musicales impuestos y esta amplitud de mente la lleva a todos los aspectos de su vida, incluso al aspecto sexual en donde se ha declarado abiertamente pansexual. Esto último no es algo que lo sepa todo el mundo porque Aleksandr es bastante receloso con su vida privada y sabe buscar bien a sus jóvenes musos a los cuales, según él, extrae la inspiración e ideas a través del sexo y el placer.

Siempre ha tenido preferencia por los menores a él puesto que está convencido de que su mente es ávida y llena de ideas frescas que podría aprovechar. En sus encuentros sexuales no se limita y sus acompañantes son conscientes de lo que se atienen puesto que Aleksandr no es ningún aprovechado y, con la sinceridad como su principal aliado, pone todas las cartas en la mesa.

Encontrar el amor lo ve como una utopía y cree que el ser humano es egoísta por naturaleza y siempre pone de antemano sus intereses personales. Sin embargo lo describe como una experiencia química interesante que gustaría experimentar.

HISTORIA

Alexander Scriabin nació en Moscú, el 6 de enero de 1772 en el seno de una de las familias más acomodadas de Rusia. Desde muy pequeño mostró inclinación por la música y disfrutaba más que ningún otro de los conciertos a los que sus padres lo llevaban. Estudió piano a una temprana edad, tomando lecciones con Nikolái Zvérev, uno de los pianistas más reconocidos y afamados del país. Con él construyó unas sólidas bases musicales y, pese a tener las manos ligeramente más pequeñas para su estatura (el canon ruso de aceptación era por demás estricto), consiguió ser aceptado en el Conservatorio de Moscú a la edad de nueve años para seguir una carrera profesional en la música.

Con su innato don para el piano y la influencia de sus padres, a la edad de nueve años ya formaba parte de la orquesta sinfónica de Moscú. Comenzó como pianista de remplazo pero, las continuas presentaciones que hacía en casa durante las elegantes fiestas que su madre brindaba, le formaron un excelente currículum y, sobretodo, una excelente reputación como pianista. Ya para mediados del año 1786 se había convertido en el pianista principal más joven de la historia de la orquesta sinfónica de Moscú y su nombre era reconocido por la crema innata de la ciudad.

Su estilo de vida era agitado, demasiado agitado a decir verdad: pasaba de las clases de piano en el conservatorio a ensayos con la orquesta sinfónica; y de los ensayos, a las clases particulares que recibía en casa de sus padres. Eso sin contar los compromisos sociales a los que se veía obligado a asistir por el hecho de ser el único hijo de los señores Scriabin. Tal estilo de vida repercutió en su salud y en noviembre de 1788, durante unas vacaciones en Suiza con sus padres, tuvo un episodio de gripe bastante fuerte. Preocupados sus padres por el estado de salud de su hijo, lo internaron para su recuperación la cual fue bastante rápida. Sin embargo, dos días después, Aleksandr volvió a presentar síntomas. Serguéi, inquietado, hizo que internen nuevamente a su hijo pero los exámenes revelaron que estaba completamente sano. Los médicos lo derivaron a un centro psicológico alegando que el joven Aleksandr sufría lo que llamaron: “hipocondría temporal por estrés”.

Alexandr comenzó a frecuentar el centro psicológico y, por recomendaciones de su psicólogo de cabecera, la familia Scriabin prolongó su estadía en Suiza para que su hijo tuviera tiempo de desintoxicarse un poco de toda la presión de Moscú. Durante este tiempo, el joven ruso tuvo dos crisis de hipocondría severas por las cuales tuvo que ser internado.

Al cabo de unos meses Alexandr, aparentemente recuperado, abandonó Suiza pero se había implantado en él una nueva forma de pensar y conceptos como la libertad y la búsqueda del placer ya no le eran extraños. Un día después de llegar a Moscú en el tren de la mañana, Alexandr abandonó la orquesta sinfónica para sorpresa de todos. Recibió varias críticas por parte de sus allegados y varios diarios pronosticaron su fin como músico. Más sin embargo, aún conservaba unos cuantos amigos que manifestaron su apoyo para esta nueva etapa que pensaba comenzar a vivir: su carrera como solista.

Un poco más de dos años le tomó formar su primer repertorio. “Diferente y atrevido”, era como había calificado Antón Arenski, uno de sus mejores amigos, a sus más de diez composiciones. Ninguna de las piezas seguían al piel de la letra el canon musical y estético de la época. Eran mucho más dinámicas, con tiempos rápidos y constantes cambios de agudos a graves. Aleksandr había aprendido que la música no tenía por qué inspirar melancolía, sino más bien debía incitar a la introspección, a encontrarte con ese yo que algún día habías querido ser pero, por diferentes circunstancias, no habías podido.

Sus padres, por supuesto, tuvieron la primicia de escuchar su repertorio final y para comienzos del año 1793 y ya con 21 años cumplidos, Alexandr se preparaba para dar su primer concierto como solista en su natal Moscú. Para su sorpresa, las entradas del teatro se vendieron rápidamente y las terrazas principales habían sido separadas por, nada más y nada menos que, la monarquía rusa: su padre había hablado en serio cuando le había dicho que llevaría a toda Rusia para escucharlo. Las semanas previas al concierto la pasó encerrado en su cuarto. No quería practicar, porque ya había practicado suficiente, simplemente quería encontrarse consigo mismo y convencerse de que él podía hacerlo. Eso era lo que había estado deseando tanto durante los dos últimos años y no iba a permitir que su mente le jugara sucio.

El recuerdo de aquel primer concierto permanece todavía fresco en su mente y jamás olvidará la cantidad de aplausos que recibió. Su vida fue otra después de aquel día: comenzó a viajar, a componer más, dar conciertos y, también, a darse pequeños placeres que antes no se permitía por respeto a sus padres y sus creencias. Actualmente reside en Francia, en una magnífica mansión que adquirió con su dinero, y se prepara para dar varios conciertos por todo París. También, recibió una propuesta para musicalizar una afamada obra de teatro, que todavía está pensando si aceptarla o no.

París se le ha antojado fascinante, con una forma de pensar diferente y repleta de seres humanos más libres y soñadores; y con los jóvenes más atractivos que hubiese visto jamás.

DATOS EXTRA

>> Según Aleksandr, sus manos son un tanto pequeñas para su estatura, “defecto” que por su profesión de pianista acarrea crisis de ansiedad (sobretodo antes de los conciertos). En más de una ocasión se ha lesionado por abrir los dedos más de lo que es capaz y, la cantidad de médicos por los que ha pasado para resolver este inconveniente es bastante elevada. Todos le han dicho que su proporción anatómica es perfecta pero los estrictos canones rusos con los que él se rige no dejan de frustrarlo.

>> Afirma poseer sinestesia (habilidad de percibir mediante un sentido, estímulos normalmente perceptibles mediante otro sentido). Él escucha el sonido de los colores y a más de uno ha sorprendido con sus partituras carentes de pentagramas pero llenas de coloridos y vivos colores. Los escépticos dicen que sabe las notas de memoria y no necesita partitura alguna.

>> Es el concertista preferido de la nobleza rusa, ha tocado para ellos en muchas de sus reuniones y gracias a esto ha conocido gente muy importante e influyente.

>> Teosofista.

>> Evitar besar en sus encuentros sexuales.

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