En busca de la sacerdotiza

Recuerdo del primer mensaje :

Desde siempre, cuando tuve miedo, imaginaba en mis sueños a alguien que venía a buscarme.
No sabia su nombre, ni porque siempre venia a por mi. Él me tomaba de la mano, caminaba conmigo, me indicaba el camino y pese a que nunca pudiera ver su rostro -debido a la capucha blanca que siempre llevaba- yo le escuchaba, le entendía y le seguía donde me llevase, porque él me cuidaba y me libraba de las cosas que en mis sueños me acechaban.

Pero un buen día, al anochecer, después de que Evan jugara conmigo y me hiciera dormir, comencé a tener pesadillas. A veces las había pero no como esta, pues en esta veía a mis seres queridos siendo devorados por el fuego que lo devoraba todo, quemandolo y sumiéndolo en la mas profunda oscuridad, una que también queria llevarme a mi... queriendo sumergirme entre las sombras.
Yo busque al guardián con el que desde siempre había soñado, pero fue entonces cuando en el abismo del dolor, del horror, de los cuerpos, y la sangre que me rodeaba, que en aquel paraje liderado por un hombre de cabellos rubios, sentí su voz. -La voz apagada del guardián- y vi en la lejanía de las arenas el lugar que me indicaba.

“Cuando el atardecer recaiga….
Cuando la luna se apague…
Cuando mi voz se pierda donde no la puedas encontrar…
Búscala a ella, busca a la madre de toda la luz.
Mi amada, mi esperanza, mi origen y mi fin.
Ella solo ella te podrá ayudar,
Pues ella y solo ella es quien puede librarnos de esta oscuridad…

No nos queda mucho tiempo....
jeg trenger deg...
¡rask!”

Abrí los ojos y me senté de golpe, mire a todos lados y destape las mantas veloz levantándome y cayéndome de bruces al querer moverme más rápido de lo que realmente podía.
Ay ay ay…indique haciendo un puchero cuando al caer me di en la cabeza.


Mi hermano abrió la puerta de una patada cual salvaje ante mi grito y entonces le vi con gesto ceñudo. Fue entonces cuando trague saliva y me arrepentí, pues quizás le había asustado. Esa cara suya era la de, “Aquí estoy, voy a matar a lo que te hizo gritar” Por lo que me adelante para que no empezara el caos.

¡Estoy bien! ¡Estoy bien!
¡Uffff!
¡Por favor tienes que llevarme con el tío Erlend! Es muy importante.
¡No…No se cómo explicártelo, pero tengo que hablar con él!
Algo me decía que tenia que hablar con el tito Len. Él era mas mayor y mas sabio. A mi me daba un poco de miedo, pero algo me decía que podría entender lo que ocurría. Sin poder explicarlo sabia que tenia que recurrir ante él.
...
¿Evan que haces aquí? Llegamos tarde a casa de Vika.
Biél se acababa de convertir en mi salvador al llegar y decir eso. Porque lo que corriendo hacia ellos, y poniéndoles los ojillos mas brillantes que tenia, les pedí una vez más que me llevaran con ellos. Alegando también que extrañaba mucho a Vika, cosa que era más que cierta, pues me encantaba jugar con ella aunque ahora no pudiera ir con ella por ese motivo...

Ellos se pusieron a discutir y media hora después -aun entre discusiones con mis hermanos- el carruaje nos condujo hacia donde debíamos ir; a la villa del tío Erlend…

Negué vigorosamente con la cabeza. Intentando despejar mis ideas, intentando que las cosas tomaran orden. Que aquella vida que parecía ser mía no me sobrepasara…pero ¿como no hacerlo, Cuando en el fondo podía apreciar aquellos recuerdos como si fueran míos?

Sentado en la cama, apoye mis codos sobre mis rodillas. Sujetando mi cabeza que parecía hervir en un extraño sopor.
Sentía como si los ojos me quemaran, como si un gran peso se hallara en ellos. Trague saliva, sintiéndome desorientado y confuso.
De pronto alguien acaricio mis cabellos haciéndome levantar el rostro poco a poco, pudiendo apreciar a Danielle allí frente a mí. La pequeña nani…¿Qué hacía allí? Le mire y me preocupe al ver a aquella pequeña, pues no lo esperaba. Entreabrí los labios queriendo preguntarle que qué hacía allí, que como había llegado. Pero ella se adelanto y se agarro a mi cuello abrazándome.

Nani…¿que…?
Todo irá bien tio Jer, ya verás…
Yo sabia que no estaba hablando con la pequeña Danielle, y algo me hacía saber que ella tampoco hablaba con su tío… Como si se mostrara en esa forma  para que yo confiara en ella.
Rodee el pequeño cuerpecito de aquella sobrina postiza y le alce, sentándole entre mis rodillas cuando le devolví el abrazo. Uno que pese a venir de una pequeña niña me reconforto como si ella fuera a guiarme de algún modo.

Quiero llevarte a un sitio…¿Me dejaras que te lleve? Mire los redondeados y brillantes ojos de aquella pequeña y asentí mientras acariciaba su mejilla.
Fue de ese modo como ella me condujo hasta bajar de aquella embarcación. Caminando ambos por la orilla de aquella playa en el atardecer ya oscuro.
Eir seguía allí en la playa, esperándonos. Mientras que Nani caminaba junto a mi, conduciéndome de la mano hacia el interior de la isla.
Pero, a cada paso que daba, algo parecía pesarme más. Al principio pensé que simplemente se debía al cansancio o la sed. Pero después se torno como una extraña sensación de opresión. Como si me faltara el aire y me oprimieran el pecho.
Parpadee repetidas veces, llevando mi mano a mi pecho. De haber sido humano habría temido estar sufriendo un infarto, pero eso era tan improbable como que me pudiera morir…

Fue entonces cuando algo me sacudió. Y lo comprendí…
Solté a Danielle y comencé a correr hacia el interior de la isla, dejando a las dos féminas atrás. Intuyendo como Danielle le hacia una seña a Eir, indicándole que esperase, que me dejara marchar...

¿Como es la vida de un muerto? ¿como es la vida de aquel que no vive?...
La vida de un muerto es igual que la de un vivo. Lenta y a su vez rapida. Absurda y extraña, llena de extraños contratiempos que no hacen mas que desesperar a quien como yo se dedicaba simplemente a esperar...Pues ahi permanecia, en aquella posición, en aquella forma, en aquella figura por tanto tanto tiempo…¿Como hacer saltar una chispa de vida en un cuerpo inerte y frio?

Rígido, tieso, siempre esperando, siempre pensando…¿Cuanto había pasado ya? ¿Dos años, dos siglos, dos milenios? Era mejor ni planteármelo. No cuando les sentía tan cerca. No cuando algo me hacia percibir cierta tensión en mi. Así que espere paciente, pues era paciente…Llevaba toda la vida allí, contemplando dormido la vida de mi alma, la vida que yo debía tener y que no había podido alcanzar al estar una parte de mi atrapado allí en aquella escultura, en aquella isla.

Y es que si…aquel joven que tenía que llegar era algo así como el resto de mi forma. Por lo que había contemplado su vida como si fuera la mía a través de sus propios ojos.  Apreciando una tras otras la infinidad de vidas que habia traspasado mi alma inmortal hasta llegar a la actual. Donde el eje del equilibrio en el tiempo se habia quebrado al convertirse él en un inmortal.
Lo cierto es que me hacía gracia poder conocer cada vida, cada rostro que tuvo, cada historia, cada persona que se cruzo en su camino, cada raza de seres sobrenaturales a la que perteneció, cada atisbo de tiempo en la que se enfado, se rio, o soñó como una meretriz, como un inquisidor, como un conquistador, como una simple sirvienta…y es que todas, todas y cada una de sus vidas estaba atrapada ahí, en mis retinas.

Me hallaba sumido en mis propios pensamientos cuando le sentí y cuando aprecie su cercanía. Mi corazón dio un vuelco y entonces me concentre en hacerle sentir que estaba cerca de mi. Sintiendo el propio respingo que dio su cuerpo al entenderlo. Sonriendo en mis adentros al ver como Jerarld corria hacia mi, como apartaba todo lo que se pusiera en su camino para adentrarse en la espesura y continuar, siendo guiado por el dictado que yo mismo le estaba dando. Hasta que de pronto su mirada se clavo en mi y sus ojos mostraron la inmensa pena que almacenaba su alma...

Mi escultura permanecía al aire libre, sin ningún tipo de protección, pues la propia isla me mantenía apartado de toda civilización y contacto. ubicándose sobre una enorme base de mármol, donde mi figura se mostraba cansada, con una rodilla en tierra. Mientras que mi mirada se alzaba al cielo, sujetando un libro en mi mano derecha y el gran baculo en mi mano izquierda cual baston que se enterraba en el suelo.
En aquel instante mientras Jerarld me miraba en estado de shock otras dos presencias se acercaron, mostrándome a aquellas dos, mi familia…aquellas dos a las que tanto había extrañado…y aquella a la que tanto había amado.

Eir, oh dios santo…la simple cercanía de su cuerpo ahí tan cerca de mi posición me hizo sentir conmocionado…Haciendo que el dolor por no verla y por no tenerla en todo este tiempo se clavara en mi pecho cual punzón envenenado una y otra vez.  
No existia nadie sobre la faz de la tierra que amara tanto como amaba a aquella mujer a la que ahora sentia tan cerca...
Sintiendo de pronto como aquella quien siempre permanecia mas atrás también estaba alli, observándome siempre con respeto y miedo, obsequiándome una calida sonrisa…Mi fiel sierva, la sangre de mi propia sangre. Alma…Me sentía tan orgulloso de ella, como si hubiera sido mi propia hija biológica.
Le debía tanto a ella y a mi esposa…Que no debía hacerles esperar.
Era la hora, y ya no habia vuelta atras, por lo que me centre en Jerarld. Llamándole desde mi aforo interno, siendo mi voz un susurro que movio los arbustos como un simple soplido del aire ante la naturaleza.

-Jerarld…
-Kom hier my getroue dienaar.
-kom om my te ontmoet. Sluit wat moet nooit breek en weer jou ware vorm ... dit is tyd om wakker

traducción:

Sus ojos se tornaron blancos totalmente, resplandecientes mientras su gesto de consternación y dolor cambiaba hasta convertirse en uno de total serenidad y seriedad. Aprecié como su indumentaria volvía a tornarse como la mía, mostrando su forma como llave. Siendo aquel abrigo blanco el que ahora le vestia mientras se acercaba con el baculo en la mano. Escalando por la base donde se erguía mi figura hasta que llegó hasta mi. Mirando hacia abajo la escultura que me atrapaba.

Hice que mi voz resonara como un eco lejano, manifestándose al fin.
-Soñé hace ya tiempo
-Cuando había esperanza y vivir valía la pena
-Soñé que el amor no moriría nunca
-Soñé que Dios me perdonaría

-Entonces era joven y valiente
-Y se hacían… y se usaban… y se desperdiciaban sueños
-No había rescates que pagar…
-Ni canciones sin cantar, ni vino sin probar

Jerarld me miró agitado, con los ojos fijos en los ojos de la escultura que poseía mi cuerpo. Yo le conocía como la palma de la mano y podía sentir la ira que le invadía al volver a sentirse así en aquella forma de guardián y llave. Se sentia…engañado. Pues siempre era manipulado y usado, siempre era una pieza, siempre era necesario. Como un ingrediente más. Y ahora, frente a mi volvia a sentirse asi. Usado por mi, llevado por mi mano. Pues yo era el destino, su destino al fin y al cabo. y por fin se enfrentaba a mi. Entreabriendo los labios para responderme.

Pero los tigres vienen de noche.
Con sus voces estruendosas
y te arrancan la ilusión…
Y Vuelven tu sueño en vergüenza…

Indicó continuando el rezo mientras caminaba a mi alrededor, como una bestia que acecha a su próxima víctima…Quise decirle que no habia vergüenza, que no habia traición en mi obra…Pero no habia tiempo de excursarse, no habia tiempo que perder en explicaciones, ni tiempo que perder en despertar.

Vergüenza…
Traición…
Venganza….

Un escalofrío me recorrió por entero cuando escuche su voz y el lamento de sus palabras, sintiendo que fuera la vergüenza y la desesperanza aquello que le llenaba en mi gran hora. Pero era así como debía ser…
La escultura de frío y blanco mármol donde yo descansaba, se irguió craqueándose por completo cuando se puso en pie. Rompiendose primero los fragmentos que descansaban sobre mis ojos cansados. Dejandome ver al fin en todos aquellos milenios el cielo lleno de estrellas. Mientras la brisa fresca y fría se llevaba consigo el resto de la piedra que se convertía en arena del mismo mármol liberándome al fin…
Mis ojos contemplaron maravillados el firmamento a la vez que entreabria los labios aspirando el aire que tanto tiempo habia anhelado.

Me giré hacia la figura de Jerarld quien a mi espalda me miraba atento hasta que su forma comenzó a perder estabilidad. Agarre sus brazos y me incline con el mientras su cuerpo temblaba entre mis brazos, y su mirada me miraba ahora con fijeza y rabia, agarrando su mano el cuello de mi indumentaria idéntica a la suya.

-No puedes odiarte a ti mismo…
-No puedes luchar contra lo que eres…
-Puedes odiar, pero nunca luchar contra tu verdadera forma. Indique ante su agarre que se soltaba ante el cansancio del rito que sin saber, habia realizado para despertarme. Su mano cayó finalmente sobre su pecho. Mientras yo le depositaba en el suelo cerrando sus ojos con mi propia mano, Apreciando su rostro que comenzaba a relajarse cuando entro en el sueño profundo al que le conduje.

Fue de ese modo, como sumí a mi reflejo en el profundo trance. Viendo como su cuerpo comenzaba a congelarse poco a poco hasta que la piedra rodeo su figura, convirtiéndole en una escultura dormida sobre la piedra, teniendo asi el mismo aspecto que yo mismo había tenido hacia pocos minutos. Como si ahora me hallara sobre su tumba de mármol.

Me alce victorioso mientras le daba la espalda, mirando a poca distancia como mi mujer me esperaba…
Alce los brazos victorioso, haciendo que una gran ventisca se agitara y se elevara por los arbustos moviendolo todo con su brisa.

Había llegado mi gran hora.
Era libre...

Malditos sean aquellos que nacen, que viven, que aman…
Malditos sean todos aquellos que sonríen y que sienten de forma plena.
Maldigo a aquellos que son felices en esta hora y disfrutan del amor, del calor y de la vida.
Que se pudran todos aquellos que sienten esperanzas y que ríen pensando en las ilusiones…
Que se vayan al infierno todos los que tienen esperanzas y sueñan con un mejor mañana…

Me dije a mi mismo mientras las gotas de lluvia caían al principio con suavidad sobre mi. siendo su sonido el que rompía el silencio. Siendo el agua la que resbalaba, la que caía, la que resbalaba por mi sin que eso importara. ¿Ya que importaba nada? me repetí a mi mismo.

Mi alma se hallaba quebrada por entero. Rota, destrozada…
Ya no había nada ahí, nada más que un profundo dolor enterrado y arraigado en lo mas profundo de mi alma.
Las gotas de agua siguieron cayendo sobre mi, haciendome sentir la piel fría aunque eso ya no fuera posible,  mientras yo con los ojos cerrados sentía el frio calar dentro de mi piel, dentro de mis huesos, enterrandose en lo mas profundo de mi ser para alojarse y congelarlo todo a su paso. Secandome y llenándome de hielo.

Ya no había risas, no habia sonidos, ni música, ni palabras…
Solo silencio y dolor. Dolor por estar ahí solo, por estar perdido, por no tener nada, ni tener ya a nadie…
El viento agitaba los arboles trayéndome el sonido de las plantas al agitarse mientras yo seguía allí, inmóvil, con los ojos cerrados a la vez que pensaba en aquellos…mi familia. Pense en ellos, en cada uno de ellos. Todos los que amaba, todos estaban ahí, en el recuerdo de mis retinas. Sus ojos, el sonido de sus risas y sus gestos de dolor ante las derrotas…Les adoraba, les adoraba y les amaba con todo mi corazón, les quería tanto, que me dolia. Y pese a todo sabia que nadie echaría en falta la ausencia. Se preocuparían, preguntarían donde estaba y quizas con el tiempo todo quedaría en una historia triste que contar a los demás. Mi memoria se olvidaría en el tiempo como todo lo que habia dicho y hecho. Ya nada importaría, nadie vendría a por mi. Podia amar y seguir amando, mas no ocurriría nada. Incluso yo mismo olvidaría quien era y porque sufría tanto.

Desee tantas veces la muerte, pensando que ella me liberaría del tormento. Sin ni siquiera pensar y entender que ya estaba muerto, que no lo sabia…que ni lo intuía. ¿Como no darme cuenta de que la propia vida era una mentira. Un lugar lleno de ilusiones pasajeras y destinos sin rumbo? No servia de nada anclarse a la vida cuando ella era tan falsa, ni servia tan poco….

“Soñé hace ya tiempo
Cuando había esperanza y vivir valía la pena
Soñé que el amor no moriría nunca
Soñé que Dios me perdonaría…”

No…Dios no me perdonaría, y la muerte, la muerte ya no me atraía al pensar que ya tan bien la conocía.  
Estaba perdido en el tiempo, muriéndome un poco más, muy muy lentamente. Queriendo saber donde estaba para darme cuenta de que estaba en medio de ninguna parte y sin embargo en algún lugar…si, en algún lugar…solo, atormentado y olvidándome a mi mismo. Ahí…ahí estaba yo. Ya no había mas risas a mi alrededor, ni llantos que rompieran la armonía, ni brisas que despejaran mi rostro, ni calor que me hiciera sentir vivo. Pero tampoco habían lagrimas, ni tormentos…Solo el dolor, que tarde o temprano se lo comería todo hasta dejar la poca cascara que yo era y que ya me quedaba.

El cielo gris continuaba gris, poniéndose cada vez mas oscuro, pero yo no lo veía. Mi mirada triste se había congelado en el tiempo…Pues aquella era la mirada de mi alma, mi reflejo, un reflejo estancado…. Un reflejo sin luna.
Pues mi vida era así ahora, tenia que entenderlo ya. Mi vida era una noche vacía, una mirada sin luna.
Y un mundo sin sol.