La muerte nos sonríe a todos, devolvámosle la sonrisa (Ralph G. Anderson)

por **Ayleen Sheltön** Vie Sep 06, 2013 4:22 pm

Como todo vampiro, debía tener mi coartada cubierta y lista para que no sospecharan de mí. Podía cambiarme de país, pero siempre era mejor tener algo para poder quedarte mas tiempo en ese sitio. Al principio esta bien eso de ir cambiando, pero tras los años y siempre los mismos lugares, empieza a parecer aburrido y a una le apetece mas durar un poco mas en los sitios. Mi trabajo era algo diferente, pero no está nada mal. Cada cierto tiempo tenía algunos pedidos y con ello me sacaba mi beneficio y tener algunos contactos a mi favor no estaba mal. Siempre prefería cartearme y mandar los pedidos antes que presentarme personalmente, pero uno de ellos había exigido mi presencia y eso me mosqueó. ¿Exigirme? En fin, tenía toda una eternidad. Cargué en la mano la espada y la metí en su funda. Antes de salir comprobé que estaba en perfectas condiciones y que sería ir, entregarla y volver. Si quería mi presencia, la tendría, no iba a ocultarme porque eso llama demasiado la atención. Pero no pensaba quedarme aguantando una charla larga y aburrida que no llevaba a ningún sitio.

En dos segundos me puse allí con todo listo, el sol acababa de irse y la gente se retiraba a su casa, puede que después de la entrega me diera un viajecito por ahí a ver que me encontraba. Me paré justo enfrente de la casa donde me habían dicho que quedaríamos y miré en busca de alguien que me buscara, era la única con algo parecido a una espada en la mano, no podía ser difícil encontrarme.

por **Ralph G. Anderson** Sáb Sep 07, 2013 4:00 pm

Pasaban las horas, Ralph se enteró de que existía una vampiresa que vendía armas puede que se tratara de alguien de Cáliz, puede que si o puede que no pero habría que descubrirlo no se puede dejar a un vampiro traficar con armas de un lado para otro, por eso pidió su presencia con un arma, una espada, a el no le gustaban las armas, las armas son las que te dan la naturaleza, garras y fauces.

Ralph empezó a acechar, vio la a señorita la analizó; como se movía, su rostro y cuerpo, como cualquier vampiro, era a buen provecho poder devorarla, pero querría jugar un poco antes, al pasar un rato este bajó y se transformó en humano, no sin antes vestirse.

-Se acercó a la muchacha, repeinándose hacia atrás se puso delante de ella-

Buenas noches my lady, la estaba esperando, yo soy el que la ha solicitado venir, veo que al final ha venido y me enorgullece estar con usted aquí en estos momentos.

-La saludó cortesmente besandola la mano-

Por favor, ¿podríamos cerrar el trato en otro sitio? le agradecería la comprensión ya que aquí puede vernos alguien.

-Dijo con una leve sonrisa maliciosa en el rostro-

por **Ayleen Sheltön** Mar Sep 10, 2013 2:54 pm

No tuve que esperar mucho, pasaba bastante gente, pero nadie se fijaba especialmente en mí, por lo que no me daba por aludida. A lo lejos ví a un chico que me miraba y al acercarse me habló. No me sonaba haberlo visto antes, pero era algo lógico, yo no era de relacionarme mucho con la gente donde solía ir a vivir. Le escuché hablar y le miré cuando me besó la mano, estábamos en la calle a una temperaturas altas, eso podía explicar que mi mano esté tan helada. Pero mi ropa no me ayudaba mucho, ya que por suerte había conseguido ponerme zapatos que de normal solía ir descalza, era un poco descuidada en ese aspecto. No me negué a su saludo porque solían hacerlo así y aún no quería parecer un animal. Quería cerrar el trato en otro sitio. Cierto, había gente pero ya sabía por el tamaño del paquete lo que llevaba dentro. Aún así no me negué y comenzamos a caminar.

- Son tiempos duros querido, pero he logrado salir un momento de mi trabajo para poder venir aquí. Me alegra que valoréis mi esfuerzo. -hice una pausa- Aquí hasta las paredes oyen, ¿cierto? -reí.

Le seguí mientras me llevaba a "algún sitio tranquilo" y seguí fingiendo que era una simple chica que fabricaba armas. Me paré unos segundos y esperé a que volviera a hablar.

por **Ralph G. Anderson** Miér Sep 11, 2013 10:13 am

La chica, una deliciosa vampiresa, se notaba que estaba curtida, parecía bastante apetecible, pero algo en su mirada expresaba algo muy diferente en los otros vampiros que me he topado, parecía guerrera, eso agradaba al cambia formas, siempre se enfrentó a vampiros cobardes, huían de él , rogaban por sus vidas, patético. La mirada de Ralph se centraba en la de la vampiresa, y empezó a hablar mientras caminaban hacia un callejón.

Ciertamente señorita , a decir verdad puede que tengan oídos, nadie sabe cuando algún gitano o algún barrio-bajero puede acercarse a robar a alguien su mercancía o cuando puede estar espiando a otra persona ciertamente sería algo bastante incómodo.

Cuando llegaron al callejón, este la miró vacilante mientras que se desabrochaba el primer botón de la camisa dando lugar a la vista el cuello de Ralph, acariciando su yugular con la mano, intentando tentar a la vampiresa.

¿Y bien? ¿Me enseña el arma si es tan amable?

-La dijo mientras enseñaba una ligera sonrisa-

Empezaba a anochecer cada vez limpiándose de personas las calles y devolviéndolas a sus hogares.

por **Ayleen Sheltön** Vie Sep 13, 2013 9:03 pm

Caminamos hasta llegar a un callejón y reí cuando dijo que siempre había algún ladrón dispuesto a robar. Me había topado con varios ya, pero habían acabado con la yugular desgarrada y yo bien llena, así que no me importaba que me asaltaran si luego podía jugar y alimentarme de ellos.

- Bueno, la gente es morbosa, les encanta espiar y escuchar cosas prohibidas. Solo hay que andar con ojo. -opiné.

Ví como se desabrochaba la camisa y mostraba su cuello en un intento de tentarme. No era el primero que me hacía esa jugarreta. Sabía lo que era una vampiresa y yo sabía lo que era él, ahora es cuando dejábamos las sonrisas de lado y empezaban las amenazas. Yo no tenía pensado hacerle daño, cualquier cosa que le hiciera sería porque me estaba defendiendo. El callejón era bastante grande de modo que no estábamos muy apretados, podíamos movernos y alejarnos el uno del otro si hacía falta. Le tendí la espada y sostuve la funda de piel en la mano.

- Ahora es cuando te haces un corte, aparentemente sin querer para ver si me lanzaré a morderte? -le pregunté con una sonrisa juguetona.

Empecé a caminar a su alrededor, observándole bien. Me gustaba hacer eso, me permitía fijarme en el mas mínimo detalle de cada víctima. La mayoría de los cambiaformas odiaban a los vampiros y sabía que él esperaba un descuido por mi parte para herirme, así que fuí con cuidado, pero no podía evitar sentirme animada por la situación, me parecía muy divertido.

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