Aguste Kleiber

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Agustín es un ser creado en base al trauma de su pasado, su  personalidad retraída y apartado del mundo hicieron de su personalidad  un tanto introvertida y comunica más con sus expresiones que con sus palabras. Siempre conversando lo estrictamente necesario, fue muy prudente para con el trato con los el resto, que por lo demás le ha costado bastante desarrollar.
Su amor en particular es muy teórico, carece de sentimiento y es lo que pretende de descubrir al momento de lo que él ha leído como “enamorarse”.
Pasa  más tiempo como lobo que como humano y pocas ocasiones va a la ciudad para tratar asuntos puntuales con referente al negocio familiar.

HISTORIA

Es la primera instancia que tengo  de recordar mi pasado y no sé con exactitud por dónde comenzar. Tal vez diciendo que mi fascinación por ser más animal que hombre, de hecho preferiría ser cualquier cosa que ser un humano.

Nací hace ya 36 años en París, a pesar de mi evidente ascendencia germánica, por motivos económicos mis padres se mudaron a París antes de que naciera y por tanto nunca tuve inconvenientes con el idioma. Y es que, desde que tengo memoria, estuve siempre en cuatro paredes espiando lo que mis padres me mencionaban desde pequeño como “negocios familiares”. Recibí una educación excelente a manos de un tutor particular al quién admiro por ser la persona más culta que he tenido la fortuna de conocer. Pude adentrarme en materias tan maravillosas que, incluso hoy en día tiendo a coger un libro y leerlo descubriendo que mi primer amor sin duda es el conocimiento quizás mi único amor para ser honesto.

Mis padres siempre en lo suyo, con el afán de pleonexia por las nubes que me hacía creer que disfrutaban más de las riquezas materiales, que de su propio hijo y llevaban a preguntarme por qué me engendraron.

Mi padre por un lado, hablando con las familias más adineradas de París y mi madre siempre junto a él sonriendo como su única labor. Maldita mujer la verdad, en lugar de criarme con su amor maternal, me dejó al cuidado de un tercero donde podía tener un poco más de afecto, así también como de  mis perros con las cuales jugaba, en ocasiones como humano y otras siendo miembro de la jauría misma.

Un tutor para todo, se encargaba de enseñarme las cosas académicas, los valores morales que debía preservar durante mi existencia, también cómo dar honor a la familia e incluso tenía el tiempo de escuchar mis arrebatos hacia mis padres, aconsejando cómo llevarlos de mejor forma e incluso en ocasiones, defendiéndolos con el argumento de que “todo era por mi bien”.

A las reuniones más importantes me llevaban con la mejor vestimenta, y en honor a las enseñanzas de mi tutor, sonreía y cumplía mi deber con los modales que ameritaban a la situación. En algunas instancias, no sabía a qué iba si lo único que hacía era acompañarlos un momento y me presentaban a una niña de mi edad que en ocasiones jugábamos y luego nunca más la volvía a ver.

Así crecí, solo y siempre buscando resguardo en mis mascotas o en el conocimiento donde siempre aprendía algo nuevo que me servía como motivo para seguir existiendo.
Mi tutor, también un cambia formas como yo, me enseñó a controlar los poderes de transformación  que tenía y me decía que siempre debía hacerlo con sumo cuidado de no hacerlo en público porque “era mal visto”. Le hice caso siempre, dado que confiaba más él que en mis padres.

Sin embargo, dominada la transformación, mi preferida siempre fue la de un lobo estepario durante las noches y recorrer en dirección a un lago hacia afueras de la ciudad, aprendiendo a disfrutar de la soledad misma.

Ya adulto y muerto mi padre y madre el negocio familiar que consistía en hacerme cargo de  las minas de carbón de los países bajos y las hacienda cercanas. Todo recayó en mis manos  debido a esta  industrialización repentina que llegó a Francia y a otros Estados vecinos.  También, sumado a ello, y debido a las costumbres del período, tendré el deber de escoger a una doncella que me dé un heredero, un niño que merezca un mejor futuro que el mío, dado que si bien me no me faltó nada superficial ni material, carecí de lo más importante: de amor. No dejaré que mi futura mujer y mi hijo sufran lo mismo que yo.

DATOS EXTRA

-Sus padres fueron: Adler Kleiber y Arabelle Bachmann. Muy conocidos en las esferas más elevadas de la sociedad.

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