AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
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Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Después de aquella noche de la tragedia y aquellas horas en las que pase inmersa entre el laberinto a lo desconocido, mi confusión y mi propio martirio, seguía alojada en la guarida del enigmático cazador, del cual no había sabido nada desde el momento en que me llevo a mi habitación, quizás dentro de todo estaba molesto ante mi indecisión en el asunto o mi presencia le resultaba un tanto incomoda, cosa que no me extrañaría, después de todo sino le incomodaran las estirpes malditas no tendría esa profesión... Supongo. Habían pasado ya más de cinco días, podía saberlo por las victimas que V mandaba traerme con su único mozo del cual solo sabía que su nombre era Teobaldo, un hombre bajo de estatura, deforme y calvo que en ocasiones con su nobleza me recordaba mis tiempos en los que yo fui de la misma calaña que él, cada vez que lo veía arrastrar los cuerpos sin vida para llevárselos lejos o cuidar los rosales de aquel jardín por las noches mientras me platicaba miles de historias y anécdotas de su vida mientras sonreía me preguntaba ¿Porque el si podía mantener su felicidad y la mía se había volcado en lagrimas y una constante carga de la cual ya estaba cansada de llevarla a cuestas?, ni él, ni los suspiros que llegaba escapar cada vez que pensaba en ello me daban la respuesta.
Esta noche la casa estaba siendo gobernada por el silencio, Teobaldo fue a tirar lo que deje de mi cena como cada noche y no regresaría hasta mañana por la tarde tal vez, esta vez no jugaría ajedrez, no tenia con quien asi que para no tener que soportar el sonido del péndulo que marcaba el paso del tiempo en la sala principal, fui de regreso a mi oscura habitación, prendí la luz que emanaba de la cera de una vela y busque entre los libros algo que llamara mi atención. Me senté en la orilla del lecho, estaba tan distraída, hundida en mi pensamiento, tratando desenredar la maraña que tenía en la cabeza, que no me di cuenta de que libro tome y lo que se supone había leído hasta la sexta pagina -Si fuera humana la jaqueca ya estaría matándome- concluí en voz alta y en vista de la atención prestada al texto cerré el libro y lo deje a un lado sobre las él cobertor blanco satín que decoraba la cama, no podía negar que el acaparaba gran parte de mis recuerdos desde la noche de la tragedia, que sus últimas palabras vinieran a mi mente como un eco estridente que terminaba por ahogar mis palabras que intentaban inútilmente despertar en mi acostumbrada actitud depresiva que me había caracterizados los últimos tres años de mi vida.
Recuerdo y suspiro, mientras pregunto ¿Como estará V?, hasta donde su mozo me había informado, esa misma noche en que lo vi por última vez, el cazador había recibido una desagradable sorpresa por cortesía de The Phantom, una perdida personal -¿ Pero que podía perder alguien como él?- me cuestiono en voz alta -Es que me resulta imposible creer que V pueda tener gente que le importe y viceversa, alguien como él ten centrado en su misión y limitándose de vida social bajo este encierro que según Teobaldo ha llegado a durar meses pueda tener gente cercana- trato de dar una lógica justificación a mis dudas ante mí misma, decido ya no dar mas vueltas al asunto pues bastante tenía con mis problemas para ocuparme de los de alguien que solo trate fugazmente dos noches y que prácticamente me tiene presa entre un jardín, rosas, arte, armaduras y fríos muros.
Algo me distrae de todo ello, en el cuarto que estaba frente al mío se escucha como un vidrio se rompe con brusquedad y cae al suelo, mis nervios vuelven a aterrarse y mis ojos se posaban en el color caoba de la puerta, esperando atenta a un sonido más o que la perilla se abriera trayendo consigo la muerte, me es inevitable pensar que The Phantom nos ha encontrado, los minutos pasan y no sucede nada mas, el mismo silencio que me obligo a refugiarme en el cuarto permanece latente y ahora es la incertidumbre y la curiosidad las que me impulsaron a levantarme de la cama, abrir la perilla dorada de la puerta y dirigir mis pasos hasta la entrada que permanecía cerrada del cuarto donde sabia estaba el cazador.
El sonido de mis tacones se detiene justo al frente, para permitirme escuchar sino acontece algo de lo que deba preocuparme, no se escucha nada más y el puño que se alistaba para encontrarse con la madera de la puerta regresa arrepentido a sujetar la tela de mi vestido que el mismo V ordeno comprar a Teobaldo para mi, un vestido oscuro, ceñido al cuerpo del corsé y amplio de las faldas que arrastraban al piso como estila la época, me doy la media vuelta y antes de dar el primer paso observo mis alrededores, el color de mis manos y las telas de mi ropaje, recuerdo las "cenas" de todas la noches y el sabor a licor que había en la sangre de esos delincuentes y violadores que el mozo traía bajo las ordenes del enmascarado, reflexiono que de no ser por el de una u otra forma estaría muerta y sola, puesto que mi familia ya no estaba y aun no sabía si seguir con esta existencia o arrebatármela de alguna manera, en este tiempo le he estado tomando temor a la muerte -Lo mejor será disculparme por lo mal educada que me porte la noche en que me trajo hasta aquí y por lo mal agradecida que me comportado a tantos días de distancia de la última noche que nos vimos, por su esmero y paciencia para mantener con vida a un ser que pertenece a una estirpe que seguramente odia- doy media vuelta y regreso al frente de la puerta, en ese momento mi vista se distorsiona y la veo enorme, el puño se cierra y en medio del dilema de tocar o no ella tiembla y accidentalmente mantiene contacto con la madera -¿V?- no me queda más remedio que llamarle ante el error de mi mano torpe que no supo mantenerse firme gracias a su dueña -¿V, estas ahí?- vuelvo a cuestionar sin escuchar respuesta de aquella voz que recuerdo bien su sonido del otro lado de la puerta, no insisto mas y cuando pretendo irme, la duda me asalta ¿Y si le sucedió algo?, me niego a creer y sin pensarlo más giro la perilla, para mi sorpresa, la alcoba está completamente oscura y no hay señal suya -¿V te encuentras bien?- pregunto alarmada, esperando respuesta de alguna voz que se encuentre inmersa en las sombras, no se puede ver nada, aunque poco a poco mi vista se acostumbra a la oscuridad y entonces veo todo con claridad, frente de mi están los cristales rotos del espejo y la madera desnuda del tocador que lo sostenía, camino por la alfombra y distingo el lecho, igual que el mío esta forrado de frazadas blanco satín, contrastando con el rojo y negro de las paredes que a la vista estaban libres de libros, camino un poco mas y mis zapatos se tropiezan con algo al pie del tocador, lo tomo y la textura me sorprende, pero más aun cuando veo de lo que se trata, la máscara del cazador yace en mis manos y de pronto algo me aterra - V- insisto en llamar -¿Te encuentras bien?- pregunto al aire preocupada y con el ceño ligeramente reflejando angustia, de pronto a mis espaldas escucho el sonido de algo que ha cambiado de posición -¿Hay alguien aquí? - pregunto titubeantemente y con un miedo atroz, pensando que puede ser el... The Phantom << No voltees >> escucho decir a la voz, que si mis oídos no me engañan en desesperación por encontrarle pertenecen a V.
Esta noche la casa estaba siendo gobernada por el silencio, Teobaldo fue a tirar lo que deje de mi cena como cada noche y no regresaría hasta mañana por la tarde tal vez, esta vez no jugaría ajedrez, no tenia con quien asi que para no tener que soportar el sonido del péndulo que marcaba el paso del tiempo en la sala principal, fui de regreso a mi oscura habitación, prendí la luz que emanaba de la cera de una vela y busque entre los libros algo que llamara mi atención. Me senté en la orilla del lecho, estaba tan distraída, hundida en mi pensamiento, tratando desenredar la maraña que tenía en la cabeza, que no me di cuenta de que libro tome y lo que se supone había leído hasta la sexta pagina -Si fuera humana la jaqueca ya estaría matándome- concluí en voz alta y en vista de la atención prestada al texto cerré el libro y lo deje a un lado sobre las él cobertor blanco satín que decoraba la cama, no podía negar que el acaparaba gran parte de mis recuerdos desde la noche de la tragedia, que sus últimas palabras vinieran a mi mente como un eco estridente que terminaba por ahogar mis palabras que intentaban inútilmente despertar en mi acostumbrada actitud depresiva que me había caracterizados los últimos tres años de mi vida.
Recuerdo y suspiro, mientras pregunto ¿Como estará V?, hasta donde su mozo me había informado, esa misma noche en que lo vi por última vez, el cazador había recibido una desagradable sorpresa por cortesía de The Phantom, una perdida personal -¿ Pero que podía perder alguien como él?- me cuestiono en voz alta -Es que me resulta imposible creer que V pueda tener gente que le importe y viceversa, alguien como él ten centrado en su misión y limitándose de vida social bajo este encierro que según Teobaldo ha llegado a durar meses pueda tener gente cercana- trato de dar una lógica justificación a mis dudas ante mí misma, decido ya no dar mas vueltas al asunto pues bastante tenía con mis problemas para ocuparme de los de alguien que solo trate fugazmente dos noches y que prácticamente me tiene presa entre un jardín, rosas, arte, armaduras y fríos muros.
Algo me distrae de todo ello, en el cuarto que estaba frente al mío se escucha como un vidrio se rompe con brusquedad y cae al suelo, mis nervios vuelven a aterrarse y mis ojos se posaban en el color caoba de la puerta, esperando atenta a un sonido más o que la perilla se abriera trayendo consigo la muerte, me es inevitable pensar que The Phantom nos ha encontrado, los minutos pasan y no sucede nada mas, el mismo silencio que me obligo a refugiarme en el cuarto permanece latente y ahora es la incertidumbre y la curiosidad las que me impulsaron a levantarme de la cama, abrir la perilla dorada de la puerta y dirigir mis pasos hasta la entrada que permanecía cerrada del cuarto donde sabia estaba el cazador.
El sonido de mis tacones se detiene justo al frente, para permitirme escuchar sino acontece algo de lo que deba preocuparme, no se escucha nada más y el puño que se alistaba para encontrarse con la madera de la puerta regresa arrepentido a sujetar la tela de mi vestido que el mismo V ordeno comprar a Teobaldo para mi, un vestido oscuro, ceñido al cuerpo del corsé y amplio de las faldas que arrastraban al piso como estila la época, me doy la media vuelta y antes de dar el primer paso observo mis alrededores, el color de mis manos y las telas de mi ropaje, recuerdo las "cenas" de todas la noches y el sabor a licor que había en la sangre de esos delincuentes y violadores que el mozo traía bajo las ordenes del enmascarado, reflexiono que de no ser por el de una u otra forma estaría muerta y sola, puesto que mi familia ya no estaba y aun no sabía si seguir con esta existencia o arrebatármela de alguna manera, en este tiempo le he estado tomando temor a la muerte -Lo mejor será disculparme por lo mal educada que me porte la noche en que me trajo hasta aquí y por lo mal agradecida que me comportado a tantos días de distancia de la última noche que nos vimos, por su esmero y paciencia para mantener con vida a un ser que pertenece a una estirpe que seguramente odia- doy media vuelta y regreso al frente de la puerta, en ese momento mi vista se distorsiona y la veo enorme, el puño se cierra y en medio del dilema de tocar o no ella tiembla y accidentalmente mantiene contacto con la madera -¿V?- no me queda más remedio que llamarle ante el error de mi mano torpe que no supo mantenerse firme gracias a su dueña -¿V, estas ahí?- vuelvo a cuestionar sin escuchar respuesta de aquella voz que recuerdo bien su sonido del otro lado de la puerta, no insisto mas y cuando pretendo irme, la duda me asalta ¿Y si le sucedió algo?, me niego a creer y sin pensarlo más giro la perilla, para mi sorpresa, la alcoba está completamente oscura y no hay señal suya -¿V te encuentras bien?- pregunto alarmada, esperando respuesta de alguna voz que se encuentre inmersa en las sombras, no se puede ver nada, aunque poco a poco mi vista se acostumbra a la oscuridad y entonces veo todo con claridad, frente de mi están los cristales rotos del espejo y la madera desnuda del tocador que lo sostenía, camino por la alfombra y distingo el lecho, igual que el mío esta forrado de frazadas blanco satín, contrastando con el rojo y negro de las paredes que a la vista estaban libres de libros, camino un poco mas y mis zapatos se tropiezan con algo al pie del tocador, lo tomo y la textura me sorprende, pero más aun cuando veo de lo que se trata, la máscara del cazador yace en mis manos y de pronto algo me aterra - V- insisto en llamar -¿Te encuentras bien?- pregunto al aire preocupada y con el ceño ligeramente reflejando angustia, de pronto a mis espaldas escucho el sonido de algo que ha cambiado de posición -¿Hay alguien aquí? - pregunto titubeantemente y con un miedo atroz, pensando que puede ser el... The Phantom << No voltees >> escucho decir a la voz, que si mis oídos no me engañan en desesperación por encontrarle pertenecen a V.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/06/2011
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
-No voltees- advierto en voz alta hacia la dama que permanece de espaldas -Pensé que usted sería más educada- intentaba protegerme con palabras al no traer la máscara -¿No me digas que por mi estabas preocupada?- entonces una pequeña risa se escapa, era absurdo, los vampiros no podían tener sentimiento alguno, eran bestias que de matar sin remordimientos se dan el lujo -¿Que es lo que deseas, también de mi deseas tomar el néctar que me mantiene con vida minuto a minuto?- observo y callo, las sombras son perfectas para ese trabajo, la mujer se intenta mover, pero con mis palabras se intimida y continúa en el mismo lugar de pie -¿Tú crees que no he mantenido vigilada?- ella respinga asombrada -Se lo que haces en mi jardín cada madrugada, sé que mi césped y mis rosas terminan machadas de un rojo malva, pero no es por su naturaleza sino por la sangre humana que dejas regada, ¿Acaso eso termina repugnándote el alma?- la joven no dijo nada, solo contemplaba, algo que en las manos llevaba, tiernamente lo acariciaba -Lo olvidaba, ustedes no tienen una porque esta ya condenada- digo en voz cálida, como si lo que sintiera esa dama no me importará, era alumna del fantasma, quién me aseguraba que ella era de la misma calaña y en realidad no se había prestado para tenderme una trampa, era inevitable expulsar esa idea de manera inmediata, después de la muerte de mi segundo padre, ni de mi propia sombra podía confiarme -¿A qué has venido?- insisto en preguntarle -Déjame tranquilo, nadie te pidió y mucho menos te ordeno que vinieras a mi nido, vete por favor, de la manera más atenta pido- después solo se escucho un suspiro mío, entra la penumbra, en ese rincón vacio, las expresiones del demonio había seguido -El espejo- pensé tranquilo -Eso fue lo que la trajo a interrumpir este lugar tan intimo- decidí caminar sigilosamente para que ella no detectara el trazo de mi camino - Tengo la costumbre de romper espejos- pronuncio y miento sin miedo -Acostumbro hacerlo con lo primero que encuentro, una costumbre extraña lo sé... pero nadie es perfecto- susurro y el tono se torna más serio -Y hablando de perfecciones regrésame lo que reposa en tus manos, no quiero compasivas u horrorosas reacciones- la vampiresa tenía muchas cuestiones en su cabeza, podía imaginármelo por su miradas de confusión y sus gestos de ¿Tristeza? -Solo evítate problemas, deja la máscara en la cama y reposa en otra parte de esta casa, esta noche Teobaldo no regresará, puedes tomar un libro e ir al sofá y a mi dejarme en paz- debía marcharse, antes de que con ella me pudiera desquitar, sacar el arma y empuñar, eso era lo único en el momento que podía desear, y ella era de esa estirpe maldita, de ese miserable del que con más creces me quiero vengar -Montserrat, aléjate de este lugar- sin embargo ella solo se giro, se cruzo nuestro mirar y de la nada su actitud de hace varias noches atrás vino a disculpar, quede callado, no dije más, comencé a pensar en alguna respuesta que pudiera en mi defensa ocupar, para enviarla a otro lugar, pero eso solo ocurriría hasta que se pudiera calmar y callar.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Era más que evidente que Dios me haya concedido un destino incierto y oscuro, todo estaba de cabeza, el mundo giraba al revés y ahora con el cazador en el deplorable estado en que parecía encontrarse, me encontraba completamente indefensa.
¿Indefensa?.... ¿Pero porque?, mientras la pregunta nace mis manos juguetean y acarician con delicadeza la máscara que permanece en mis manos, escucho y callo, solo le dejo hablar mientras intentaba hallar respuestas pero en su lugar venían cada vez más preguntas, me sorprendía que aún después de todo lo que maquilaba estuviese completamente cuerda.
-No exactamente- pude responder, pero en tono de voz más alto pero sin llegar a los gritos, intentaba ahogar con palabras aquello que por dentro ensordecía el alma -En realidad... me extrañaba no verte en días y... y.... escuche ruidos... pensé que te había sucedido algo- a medida que mis palabras fluían, mi cuerpo y cada parte de él se tensaba, pronto me sentía como si estuviese atada al piso o encadenada a la voz de su propia furia -¡Yo no deseo nada de ti!... ¿Acaso te has vuelto loco?- proteste y sin más gire hacia donde la voz parecía ser emitida, no pude verle, todo estaba en penumbras... el ambiente se me hacia familiar, pero de solo ponerme a pensar a quién me hacía recordar, la piel se erizaba y bajo esta sensación decidí no mirar más allá de donde veía instantes antes... al entrar -Haz perdido el juicio V, con qué argumentos vienes a reprocharme en cara lo que hago en tu jardín cuando tú mismo lo has permitido....¡Tu lo has ordenado!- una extraña sensación empezó a despojar al miedo de mis adentros, las cadenas y las tensiones fueron desapareciendo a medida que el pecho iba doliendo cada vez más y más hasta llegar el momento en que la visión parecía nublarse, mis pupilas se ahogaban en el rio que se estancaba justo en mis ojos -¡Sí, me repugna!- exclame, ya no importaba lo que el pensará, lo que la gente pensaba, estaba harta de ser débil y que los demás supusieran de mí algo que ya no era... no más -¿Porque crees que quería suicidarme ah?, ¿Porque crees que aún quiero hacerlo, por gusto?- tras un suspiro seguí contemplando la máscara, mis dedos se complacían en tocar es material tan liso y a la vez tan frio -¿Donde está aquel cazador que hace unas noches conocí?- mi interrogante era válida, su voz, sus palabras, su actitud no me parecían propias de alguien como él, por más que intentaba dar una lógica a su comportamiento solo se me venía a la cabeza que quizás se sentía ofendido tras la noche en que me salvo en el teatro, de las cosas que le dije, de todo lo mal que actué -Lo siento- murmure bajando la cabeza mientras mis ojos iban cerrándose con dolor lentamente -Yo ya no tenía alma antes de ser este... este.... adefesio, este monstruo- guarde silencio y el sabor en mi boca se hacía cada vez más amargo -Sabes V, a veces considero lo que se dice de boca en boca, aquello donde aseguran que no ves lo que tenías hasta que está perdido- mi voz se hizo cada vez más frágil, entrecortada, como solo un alma torturada podía expresar -No todos los vampiros somos como The Phantom, alguna vez intente ser como él y me equivoque, con esta piel de asesina de lo único que me pude dar cuenta es que...- no pude continuar -solo olvídalo- concluí después de haber flaqueado de aquella manera -olvídalo... solo sé que me equivoque, que mi alma no estuvo condenada... pero ahora lo está y ni siquiera a la muerte eterna, sino a un desenlace donde ya no habrá principio ni fin, donde ya no hará otra oportunidad para corregir mi vivir- asentí resignadamente con la cabeza -y ese, ese, es el precio justo por mi error-.
Todo se quedo en silencio, hasta que con insistencia pedía los motivos reales de mi estancia en lo que él llamaba "su nido", más contestaba, mucho menos después de que me rogo que saliera de allí, que le dejará en paz de una buena vez -Se que no soy bien recibida aquí V, Teobaldo me lo dijo... odias a los míos y con justa razón- de pronto sentí su presencia detrás mío, las pupilas duplican su tamaño y la respiración comienza a ser más rápida -V, no sé lo que te haya hecho el fantasma, pero yo no tengo nada que ver con ello, yo se que lo hizo logro que rompieras el espejo, no soy tan tonta como parezco- su propia presencia que se desprendía de él justo a espaldas mías me estremecía, era tanta su semejanza, cada vez me recordaba más a The Phantom, ellos dos era las dos máscara opuestas de la noche -No me alejaré de ti V, no hasta decirte que lamento la manera en que me comporte la otra noche, se que todo lo que hiciste tiene una razón y aunque en ella no estuviese contemplado salvar mi vida, te lo agradezco- sorpresivamente me gire hacia donde se suponía el estaría, donde finalmente vería un rostro pero no vi más que unas manos cubriéndolo y unos cristalinos ojos verdes esmeralda observándome tímidamente -Tus... tus... manos- dije titubeante -¿Estas bien?- intente acercarme pero el retrocedió casi de inmediato -Cuanta tristeza hay detrás de esta máscara- pensé en medio de esa fija imagen que quedo en mi mente, tan nítida, tan viva...
¿Indefensa?.... ¿Pero porque?, mientras la pregunta nace mis manos juguetean y acarician con delicadeza la máscara que permanece en mis manos, escucho y callo, solo le dejo hablar mientras intentaba hallar respuestas pero en su lugar venían cada vez más preguntas, me sorprendía que aún después de todo lo que maquilaba estuviese completamente cuerda.
-No exactamente- pude responder, pero en tono de voz más alto pero sin llegar a los gritos, intentaba ahogar con palabras aquello que por dentro ensordecía el alma -En realidad... me extrañaba no verte en días y... y.... escuche ruidos... pensé que te había sucedido algo- a medida que mis palabras fluían, mi cuerpo y cada parte de él se tensaba, pronto me sentía como si estuviese atada al piso o encadenada a la voz de su propia furia -¡Yo no deseo nada de ti!... ¿Acaso te has vuelto loco?- proteste y sin más gire hacia donde la voz parecía ser emitida, no pude verle, todo estaba en penumbras... el ambiente se me hacia familiar, pero de solo ponerme a pensar a quién me hacía recordar, la piel se erizaba y bajo esta sensación decidí no mirar más allá de donde veía instantes antes... al entrar -Haz perdido el juicio V, con qué argumentos vienes a reprocharme en cara lo que hago en tu jardín cuando tú mismo lo has permitido....¡Tu lo has ordenado!- una extraña sensación empezó a despojar al miedo de mis adentros, las cadenas y las tensiones fueron desapareciendo a medida que el pecho iba doliendo cada vez más y más hasta llegar el momento en que la visión parecía nublarse, mis pupilas se ahogaban en el rio que se estancaba justo en mis ojos -¡Sí, me repugna!- exclame, ya no importaba lo que el pensará, lo que la gente pensaba, estaba harta de ser débil y que los demás supusieran de mí algo que ya no era... no más -¿Porque crees que quería suicidarme ah?, ¿Porque crees que aún quiero hacerlo, por gusto?- tras un suspiro seguí contemplando la máscara, mis dedos se complacían en tocar es material tan liso y a la vez tan frio -¿Donde está aquel cazador que hace unas noches conocí?- mi interrogante era válida, su voz, sus palabras, su actitud no me parecían propias de alguien como él, por más que intentaba dar una lógica a su comportamiento solo se me venía a la cabeza que quizás se sentía ofendido tras la noche en que me salvo en el teatro, de las cosas que le dije, de todo lo mal que actué -Lo siento- murmure bajando la cabeza mientras mis ojos iban cerrándose con dolor lentamente -Yo ya no tenía alma antes de ser este... este.... adefesio, este monstruo- guarde silencio y el sabor en mi boca se hacía cada vez más amargo -Sabes V, a veces considero lo que se dice de boca en boca, aquello donde aseguran que no ves lo que tenías hasta que está perdido- mi voz se hizo cada vez más frágil, entrecortada, como solo un alma torturada podía expresar -No todos los vampiros somos como The Phantom, alguna vez intente ser como él y me equivoque, con esta piel de asesina de lo único que me pude dar cuenta es que...- no pude continuar -solo olvídalo- concluí después de haber flaqueado de aquella manera -olvídalo... solo sé que me equivoque, que mi alma no estuvo condenada... pero ahora lo está y ni siquiera a la muerte eterna, sino a un desenlace donde ya no habrá principio ni fin, donde ya no hará otra oportunidad para corregir mi vivir- asentí resignadamente con la cabeza -y ese, ese, es el precio justo por mi error-.
Todo se quedo en silencio, hasta que con insistencia pedía los motivos reales de mi estancia en lo que él llamaba "su nido", más contestaba, mucho menos después de que me rogo que saliera de allí, que le dejará en paz de una buena vez -Se que no soy bien recibida aquí V, Teobaldo me lo dijo... odias a los míos y con justa razón- de pronto sentí su presencia detrás mío, las pupilas duplican su tamaño y la respiración comienza a ser más rápida -V, no sé lo que te haya hecho el fantasma, pero yo no tengo nada que ver con ello, yo se que lo hizo logro que rompieras el espejo, no soy tan tonta como parezco- su propia presencia que se desprendía de él justo a espaldas mías me estremecía, era tanta su semejanza, cada vez me recordaba más a The Phantom, ellos dos era las dos máscara opuestas de la noche -No me alejaré de ti V, no hasta decirte que lamento la manera en que me comporte la otra noche, se que todo lo que hiciste tiene una razón y aunque en ella no estuviese contemplado salvar mi vida, te lo agradezco- sorpresivamente me gire hacia donde se suponía el estaría, donde finalmente vería un rostro pero no vi más que unas manos cubriéndolo y unos cristalinos ojos verdes esmeralda observándome tímidamente -Tus... tus... manos- dije titubeante -¿Estas bien?- intente acercarme pero el retrocedió casi de inmediato -Cuanta tristeza hay detrás de esta máscara- pensé en medio de esa fija imagen que quedo en mi mente, tan nítida, tan viva...
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
¿Un vampiro con sentimientos?, era por demás absurdo lo que esa dama estaba diciendo, el momento dejaba de ser tenso a medida que la melancolía nos iba envolviendo, esa sensación que sigilosa sabía bien ultrajar todos los cuerpos, en forma de arma o espada que hundida en el pecho deja a su víctima casi sin aliento.
Esa espada que me atraviesa, esa forma en que me da la certeza de que todo es verdad en esa vampiresa, su forma en cómo se expresa, la manera resignada en la mueve su cabeza, ante mis ojos se asomaba un ser lleno de belleza, el primer condenado que un alma humana en sus adentros alberga, ese ser que desde las sombras mis ojos observan, esa mujer que sutilmente me invita a hablarle, sin que ella a eso me orille a obligarme -Quizás no es la forma en que debo comportarme, en realidad no es contigo con quién debo desquitarme- suspire por un leve instante -Lamento si mi actitud en un momento llego a lastimarte- al fin había dado cuenta de mi error, ambos éramos seres que llevábamos roto el corazón , debía reconocer que en cada reclama suyo se hallaba la razón -Ya lo ves, empiezo a saber-con voz tranquila la suya calle, mientras por aquel rincón mis lentos pasos se empezaban a mover, la puerta entreabierta pude ver, un descuido de ella debe ser, más no reclamo y la habitación comienzo a recorrer, las paredes sienten a su amo entre las sombras, el piso siente el golpeteo de las suaves botas de piel y al fin después de silencios hasta allí llegue y la puerta cerré -No pretendo dejarte aquí, cuando tu lo desees puedes salir- intente sonreír, pero el juicio premeditado, me hacía sentir ante ella avergonzado... ¿Pero porque?, ni yo mismo esa pregunta había contestado.
Hasta ese momento, de percatarme de mi alrededor me di el tiempo, podía escuchar el soplar del viento, los búhos y grillos cantar al compás del momento, una noche fría, una noche cálida... ambas se estaban sintiendo -Será- interrumpí mi observar -Una tontería si tú te quitas la vida, créeme es una bella mentira, una fantástica salida, pero en realidad es solo un acto de cobardía- mis manos entre ellas jugaban, recordando que de piel artificial no estaban forradas, mis sentidos sienten las marcas, esas cicatrices que marcaron el alma -Montserrat en esta casa eres bien recibida, olvida lo que por un momento yo creía... y de cualquier forma ya te he dicho que de aquí por un tiempo no verás la salida-finalice sin dirigirle una mirada fija -Teobaldo, mi fiel mozo, puede hablar, puede decir pero al fin soy yo el que siempre la verdad he de decir, no por eso quiero decir que ese hombre acostumbra mentir- en un momento más con mis palabras proseguí -Yo no me opongo, con tus rituales en mi jardín puedes seguir- finalmente vi a ese joven sonreír, aunque era la primera vez que lo hacía frente a mí, el instinto tomo el control y de repente sin más a sus espaldas se acerco, ella lo percibía y sin evitarlo ella se giro, recordé que la máscara no estaba en su sitio, las manos fueron más rápidas y taparon el rostro en un movimiento sencillo -No tienes absolutamente nada que agradecer, te diré un pequeño secreto... la muerte esta tan segura de su victoria que nos da una existencia para disfrutar, al menos es un consejo que puedo dar- sin embargo hizo caso omiso de mis palabras, se cruzaron amabas miradas, la suya quedo impactada, mis manos expuestas produjeron en ella una reacción que no esperaba -¿Que?- dije sin saber que era lo que debía responder -Mis manos... yo... yo lo siento, en verdad me disculpo por este espectáculo horrendo, ¿Me permitirías un momento?- casi corriendo me acerque al mueble donde reposaban los guantes de cuero -Y... si estoy bien, muy bien... gracias por preguntar- pronto las fundas de mis manos estaban en su lugar -Esto que viste paso hace mucho tiempo atrás Montserrat, en un incendio... pero es un tema muy poco adecuado para esta noche amenizar, es una historia sin final, una historia de la que no todos quieren hablar-dije tras un profundo suspirar mientras la mente comenzaba a divagar en esos recuerdos que no he podido olvidar -¿Mi máscara, me la podrías regresar?- un minuto de silencio se hizo notar -Y tu ¿Que tal estas?-.
Esa espada que me atraviesa, esa forma en que me da la certeza de que todo es verdad en esa vampiresa, su forma en cómo se expresa, la manera resignada en la mueve su cabeza, ante mis ojos se asomaba un ser lleno de belleza, el primer condenado que un alma humana en sus adentros alberga, ese ser que desde las sombras mis ojos observan, esa mujer que sutilmente me invita a hablarle, sin que ella a eso me orille a obligarme -Quizás no es la forma en que debo comportarme, en realidad no es contigo con quién debo desquitarme- suspire por un leve instante -Lamento si mi actitud en un momento llego a lastimarte- al fin había dado cuenta de mi error, ambos éramos seres que llevábamos roto el corazón , debía reconocer que en cada reclama suyo se hallaba la razón -Ya lo ves, empiezo a saber-con voz tranquila la suya calle, mientras por aquel rincón mis lentos pasos se empezaban a mover, la puerta entreabierta pude ver, un descuido de ella debe ser, más no reclamo y la habitación comienzo a recorrer, las paredes sienten a su amo entre las sombras, el piso siente el golpeteo de las suaves botas de piel y al fin después de silencios hasta allí llegue y la puerta cerré -No pretendo dejarte aquí, cuando tu lo desees puedes salir- intente sonreír, pero el juicio premeditado, me hacía sentir ante ella avergonzado... ¿Pero porque?, ni yo mismo esa pregunta había contestado.
Hasta ese momento, de percatarme de mi alrededor me di el tiempo, podía escuchar el soplar del viento, los búhos y grillos cantar al compás del momento, una noche fría, una noche cálida... ambas se estaban sintiendo -Será- interrumpí mi observar -Una tontería si tú te quitas la vida, créeme es una bella mentira, una fantástica salida, pero en realidad es solo un acto de cobardía- mis manos entre ellas jugaban, recordando que de piel artificial no estaban forradas, mis sentidos sienten las marcas, esas cicatrices que marcaron el alma -Montserrat en esta casa eres bien recibida, olvida lo que por un momento yo creía... y de cualquier forma ya te he dicho que de aquí por un tiempo no verás la salida-finalice sin dirigirle una mirada fija -Teobaldo, mi fiel mozo, puede hablar, puede decir pero al fin soy yo el que siempre la verdad he de decir, no por eso quiero decir que ese hombre acostumbra mentir- en un momento más con mis palabras proseguí -Yo no me opongo, con tus rituales en mi jardín puedes seguir- finalmente vi a ese joven sonreír, aunque era la primera vez que lo hacía frente a mí, el instinto tomo el control y de repente sin más a sus espaldas se acerco, ella lo percibía y sin evitarlo ella se giro, recordé que la máscara no estaba en su sitio, las manos fueron más rápidas y taparon el rostro en un movimiento sencillo -No tienes absolutamente nada que agradecer, te diré un pequeño secreto... la muerte esta tan segura de su victoria que nos da una existencia para disfrutar, al menos es un consejo que puedo dar- sin embargo hizo caso omiso de mis palabras, se cruzaron amabas miradas, la suya quedo impactada, mis manos expuestas produjeron en ella una reacción que no esperaba -¿Que?- dije sin saber que era lo que debía responder -Mis manos... yo... yo lo siento, en verdad me disculpo por este espectáculo horrendo, ¿Me permitirías un momento?- casi corriendo me acerque al mueble donde reposaban los guantes de cuero -Y... si estoy bien, muy bien... gracias por preguntar- pronto las fundas de mis manos estaban en su lugar -Esto que viste paso hace mucho tiempo atrás Montserrat, en un incendio... pero es un tema muy poco adecuado para esta noche amenizar, es una historia sin final, una historia de la que no todos quieren hablar-dije tras un profundo suspirar mientras la mente comenzaba a divagar en esos recuerdos que no he podido olvidar -¿Mi máscara, me la podrías regresar?- un minuto de silencio se hizo notar -Y tu ¿Que tal estas?-.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Nunca había encontrado a una persona tan contradictoria como lo era aquel hombre, era todo un enigma que por alguna extraña razón no alejaba de mi vida como lo hice tantas veces atrás, ni siquiera ahora que mi existencia depende de una sola decisión, era como si ese cazador irónicamente me obligara a mantenerme aún entre los vivos.
Su aire agresivo se había ido, era como si el que hubiese estado en aquella habitación hace poco tiempo era en realidad una persona más en la casa, este nuevo Leviathán o quizás debe decir viejo, era tal y como lo recordaba hace unas noches cuando le conocí o cuando ocurrió entre los dos esa riña de la cual no quiero recordar y mucho menos volver a mencionar.
Quedo en silencio, no me atrevo a emitir respuesta alguna, la contrariedad del tipo y de pensamiento hacía imposible articular una idea, observe la máscara que yacía en mis manos y de ella nació una pronta curiosidad por saber cómo era el hombre detrás de la máscara, el único capaz de declarar guerra firme contra un ser tan despreciable y peligroso como lo es The Phantom, trate de caminar solo un poco –No Montserrat, eso, eso que piensas hacer no está bien- me dije y entonces permanecí sujeta al piso de mosaicos en el que estaba de pie -¿Cómo me… encuentro yo?- pregunte titubeantemente -¿Por qué te interesaría saber algo como aquello?- dije un poco más segura de lo que estaba diciendo -¿Qué haces?, soy una tonta, pensará mal…- regañada por mi misma me atreví a corregir –Es decir, no te ofendas es que yo…- me detuve, pues lo nervios comenzaban a tomarme presa, era como volverme a sentir… humana –Es que tu sabes, es decir usted sabe, yo soy vampiresa y usted es cazador… la enemistad ¿Entiende?, un cazador preocupado por su presa- negué con la cabeza -¡Ya parece que va estar preocupado por mi!- exclame en mis adentros, suspire profundo y continué –Olvide todo lo que dije y lo que acaba de pasar… ¿Qué como estoy?- me detuve pensativa, estaba entre la encrucijada de decir la misma mentira que he dicho los últimos años de mi vida, esa de que todo marcha bien o decir lo que en realidad me está partiendo en dos el corazón entero –Supongo que… igual que muchos otros que fueron testigos aquella noche, no tan bien- hice una mueca torcida y respire profunda y calmadamente –Bueno es que… yo jamás he estado bien así que no sabría qué contestar- baje la mirada –Mi… mi… familia me dejo justo la noche en que lo conocí, supongo que mi madre empezó a sospechar en que me había transformado, le dio tanto miedo que debió convencer a mi padre para marcharse, solo dejaron una nota y entonces…- sentí como la melancolía se convertía en finas gotas que cual verdugo considere se quedarán presas en mis ojos que no despegaban la vista del suelo –Mis creadores están muertos… Stefano y Alessandro… mi Alessandro el hombre al que verdaderamente siempre ame y lo eche a perder ¿Sabe?, por ser la infeliz tímida, jamás dije cuanto lo amaba- los recuerdos vinieron a mí, como las hojas que son arrastradas por el bosque en otoño, por un momento sonreí, allí estaba Alessandro cuidándome, protegiéndome como su niña que solía ser ante sus ojos, volvía a tocarme con manos invisibles que jamás volvería a sentir recorrer mi cabello, mis mejillas, mis labios o mis cintura, mirada que jamás volvería a verme con esa ternura única mientras esperaba ansiosa mi despertar, mientras caminaba, pintaba o mientras esperaba que me quedará dormida entre sus brazos… brazos que jamás pudieron rodear mi cuerpo desnudo entre las sabanas porque mi maldito orgullo y mi desgraciada timidez impidieron decir las palabras mágicas que cambian toda una vida en un segundo suspendido en el tiempo… -Te amo- susurre y las lágrimas comenzaron a caer –Ellos murieron por mi culpa, mis padres huyeron por mi culpa, me quede completamente sola por mi culpa- dije cabizbaja – Usted adivinará como debo sentirme… solo quiero cerrar los ojos y sentir que todo esto, que el teatro, el fantasma, el error que cometí entregándome a alguien que jamás quise, usted, la partida de mi familia… todo haya sido un mal sueño… una pesadilla de la que mi Alessandro me despertará pronto, mientras me abriga con él en sus sabanas, su cuerpo y sus brazos- la voz comenzaba a quebrarse y cada vez era más notorio, volví a concentrarme en la máscara, tratando de ser discreta con todo el dolor que estaba destilando por cada poro de mi piel, acaricie aquel fino material del que estaba hecha y mis pasos como guiados mediante un encanto se dirigieron a las sombras, ya sin ser presa de la curiosidad que unos instantes atrás pareció invadirme –Tome su máscara- suspire profundamente y volví a bajar la mirada, entonces el silencio se hizo el tercero en discordia en aquella oscura habitación.
Su aire agresivo se había ido, era como si el que hubiese estado en aquella habitación hace poco tiempo era en realidad una persona más en la casa, este nuevo Leviathán o quizás debe decir viejo, era tal y como lo recordaba hace unas noches cuando le conocí o cuando ocurrió entre los dos esa riña de la cual no quiero recordar y mucho menos volver a mencionar.
Quedo en silencio, no me atrevo a emitir respuesta alguna, la contrariedad del tipo y de pensamiento hacía imposible articular una idea, observe la máscara que yacía en mis manos y de ella nació una pronta curiosidad por saber cómo era el hombre detrás de la máscara, el único capaz de declarar guerra firme contra un ser tan despreciable y peligroso como lo es The Phantom, trate de caminar solo un poco –No Montserrat, eso, eso que piensas hacer no está bien- me dije y entonces permanecí sujeta al piso de mosaicos en el que estaba de pie -¿Cómo me… encuentro yo?- pregunte titubeantemente -¿Por qué te interesaría saber algo como aquello?- dije un poco más segura de lo que estaba diciendo -¿Qué haces?, soy una tonta, pensará mal…- regañada por mi misma me atreví a corregir –Es decir, no te ofendas es que yo…- me detuve, pues lo nervios comenzaban a tomarme presa, era como volverme a sentir… humana –Es que tu sabes, es decir usted sabe, yo soy vampiresa y usted es cazador… la enemistad ¿Entiende?, un cazador preocupado por su presa- negué con la cabeza -¡Ya parece que va estar preocupado por mi!- exclame en mis adentros, suspire profundo y continué –Olvide todo lo que dije y lo que acaba de pasar… ¿Qué como estoy?- me detuve pensativa, estaba entre la encrucijada de decir la misma mentira que he dicho los últimos años de mi vida, esa de que todo marcha bien o decir lo que en realidad me está partiendo en dos el corazón entero –Supongo que… igual que muchos otros que fueron testigos aquella noche, no tan bien- hice una mueca torcida y respire profunda y calmadamente –Bueno es que… yo jamás he estado bien así que no sabría qué contestar- baje la mirada –Mi… mi… familia me dejo justo la noche en que lo conocí, supongo que mi madre empezó a sospechar en que me había transformado, le dio tanto miedo que debió convencer a mi padre para marcharse, solo dejaron una nota y entonces…- sentí como la melancolía se convertía en finas gotas que cual verdugo considere se quedarán presas en mis ojos que no despegaban la vista del suelo –Mis creadores están muertos… Stefano y Alessandro… mi Alessandro el hombre al que verdaderamente siempre ame y lo eche a perder ¿Sabe?, por ser la infeliz tímida, jamás dije cuanto lo amaba- los recuerdos vinieron a mí, como las hojas que son arrastradas por el bosque en otoño, por un momento sonreí, allí estaba Alessandro cuidándome, protegiéndome como su niña que solía ser ante sus ojos, volvía a tocarme con manos invisibles que jamás volvería a sentir recorrer mi cabello, mis mejillas, mis labios o mis cintura, mirada que jamás volvería a verme con esa ternura única mientras esperaba ansiosa mi despertar, mientras caminaba, pintaba o mientras esperaba que me quedará dormida entre sus brazos… brazos que jamás pudieron rodear mi cuerpo desnudo entre las sabanas porque mi maldito orgullo y mi desgraciada timidez impidieron decir las palabras mágicas que cambian toda una vida en un segundo suspendido en el tiempo… -Te amo- susurre y las lágrimas comenzaron a caer –Ellos murieron por mi culpa, mis padres huyeron por mi culpa, me quede completamente sola por mi culpa- dije cabizbaja – Usted adivinará como debo sentirme… solo quiero cerrar los ojos y sentir que todo esto, que el teatro, el fantasma, el error que cometí entregándome a alguien que jamás quise, usted, la partida de mi familia… todo haya sido un mal sueño… una pesadilla de la que mi Alessandro me despertará pronto, mientras me abriga con él en sus sabanas, su cuerpo y sus brazos- la voz comenzaba a quebrarse y cada vez era más notorio, volví a concentrarme en la máscara, tratando de ser discreta con todo el dolor que estaba destilando por cada poro de mi piel, acaricie aquel fino material del que estaba hecha y mis pasos como guiados mediante un encanto se dirigieron a las sombras, ya sin ser presa de la curiosidad que unos instantes atrás pareció invadirme –Tome su máscara- suspire profundamente y volví a bajar la mirada, entonces el silencio se hizo el tercero en discordia en aquella oscura habitación.
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Me mantuve tan firme, no atreví a sus palabras contradecirle –Prosigue- me atreví a decirle cada vez que sus palabras quedaban atrapadas, en lo más profundo de su alma, en medio de ese nudo en la garganta –Soy un egoísta- dije sin apartar de ella la vista –Debí pensar que ella por algún problema debía atravesar, quizás más allá de saber la faz que la máscara oculta detrás alguna especie de compañía venía a buscar- más cada palabra dicha lo dije en mi pensar, no era el momento más idóneo para tomar la palabra en el tema a tratar, en un lugar que con tan melancólica declaración se parecía prestar al momento en que la joven comenzaba a sus sentimientos confesar…
Más de una vez a mí la vampiresa se intento acercar, pero los recuerdos y el miedo hacía que se mantuviese en el mismo lugar, el efecto no tardo en llegar a mí, simplemente yo permanecía entre la oscuridad y solo en un ente me parecía convertir y en medio de aquello me preguntaba ¿Qué palabras de consuelo le podía decir?, ¿Qué podía hacer para que una vez en la vida sintiera lo que es ser feliz?, entonces ante estas ideas la cabeza sacudí -¿Cómo diablos piensas esas cosas si yo solo soy un cazador infeliz, que odia a los de su especie por el simple hecho de hacerme sufrir?- miles de excusas aparecieron en ese momento, ninguna me permitía estar atento, solo podía escuchar a mi pensamiento y espantoso eco, las culpas tambien empezaban a comenzarme preso y los recuerdos vinieron sin un aviso previo –Ahora creo saber la razón por la que le estoy protegiendo- me dije recordando exactamente como lucia hace tiempo, cuando el rostro destrozado por la máscara fue cubierto, cuando me quede solo en este cruel infierno, las mismas palabras, los mis lamentos, era en ella que mi reflejo estaba viendo –Y si todo esto no es más que una excusa para matarme tal y como ella dice desear- por un momento me puse a reflexionar –No- inmediatamente me di a la tarea de negar –Yo solo quiero justicia y mi desgracia vengar- entonces llegue al momento justo en que sus ojos se hicieron cristalinos, como si quisiera llorar, su voz se comenzaba a quebrar, tal y como su alma ahora que sabía que estaría sola una eternidad –Montserrat- finalmente me decidí a hablar –Las cosas no siempre se dan porque algo diferente puede pasar, el destino sorpresas suele dar… caprichos jamás concederá y si la contradices un precio muy alto has de pagar, quizás esa es la causa de tu desgracia… quizás lo sabes pero te atreves a negar porque al final a todos nos duele saber la verdad- finalmente unos pasaos atreví a marcar y pronto con ella sin separarme del todo de las sombras al fin pude llegar, el trayecto fue corto pues ella también comenzó a caminar de pronto –La máscara puede esperar- de sus pálidas manos la trate de tomar, pero entonces la escuche sollozar –Si, al final creo saber como estas, como sea Alessandro ya no está y tu por el debes de continuar, intenta con tus acciones enmendar tus errores, aún estas a tiempo ¿Lo comprendes?- pregunte y entonces con la mano en su barbilla la mirada levante –Dejemos de ser enemigos por un momento, olvidemos que somos cazador y vampiro tan solo un tiempo, si me preocupas es porque yo te metí en este enredo, los muertos que cayeron, por lo menos los del teatro, murieron por mi mano, pero si algo debes entender es que en la vida somos todos los roles por haber, somos héroes, amantes, locos, villanos, nadie ni siquiera un humano es completamente salvo, todos cometemos errores… afronta tus miedos más atroces y reconoce que si se te dio una segunda y eterna oportunidad es para que lo que no hiciste como humana como algo más te atrevas a volar, a dejar el dolor atrás y yo… yo te voy a ayudar- me adelante a la dama dejándola por un momento sola en aquel lugar, las pequeñas llamas de las velas me atreví a pagar, que descansará era mi única finalidad, de sus manos finalmente la máscara le pude quitar y en su mirada expresaba contrariedad –Acuéstate en el lecho- le tome con las manos llevándola sin titubeos hasta ese pequeño rincón que esta acolchonado con almohadones diversos, después de que sobre las sábanas acomodo su cuerpo me quede a su lado por un momento –Cierra los ojos e imagina que esta apunto de despertar de ese horrendo sueño, que aparecido yo en escena para poderte liberar, para que al abrir tus ojos puedas encontrar a tu amado acompañándote desde lo más alto del cielo…. Como tu eterno ángel guardián… mientras yo estaré aquí… asi que tranquila que a salvo estarás, el pasado ya no te perseguirá más, te convirtieron en una víctima, en parte por los deseos reprimidos de tu pubertad y en parte también de la prejuiciosa sociedad, pero la que ansia con la muerte por su propia mano no eres tú en realidad, confía en mí y todo desaparecerá, la aflicción y la crueldad, comenzaras tu vida en un nuevo despertar, donde todos los que te hemos de abandonar y los que muertos ya están no seremos más que un sueño del cuál aprenderás todo lo que necesitas para sobrevivir en un nuevo despertar- después de mis palabras Montserrat llora como una niña que de una pesadilla parece haber despertado, no me resisto y mis brazos la levantan y la rodean en un asfixiante abrazo –Todo ha pasado, la pesadilla pronto habrá acabado- le aseguro y entonces quedamos mirándonos, poco a poco nuestros rostros se fueron acercando, la respiración se hacía presente al tacto y entonces nuestros labios quedaron juntos en un beso apasionado.
Más de una vez a mí la vampiresa se intento acercar, pero los recuerdos y el miedo hacía que se mantuviese en el mismo lugar, el efecto no tardo en llegar a mí, simplemente yo permanecía entre la oscuridad y solo en un ente me parecía convertir y en medio de aquello me preguntaba ¿Qué palabras de consuelo le podía decir?, ¿Qué podía hacer para que una vez en la vida sintiera lo que es ser feliz?, entonces ante estas ideas la cabeza sacudí -¿Cómo diablos piensas esas cosas si yo solo soy un cazador infeliz, que odia a los de su especie por el simple hecho de hacerme sufrir?- miles de excusas aparecieron en ese momento, ninguna me permitía estar atento, solo podía escuchar a mi pensamiento y espantoso eco, las culpas tambien empezaban a comenzarme preso y los recuerdos vinieron sin un aviso previo –Ahora creo saber la razón por la que le estoy protegiendo- me dije recordando exactamente como lucia hace tiempo, cuando el rostro destrozado por la máscara fue cubierto, cuando me quede solo en este cruel infierno, las mismas palabras, los mis lamentos, era en ella que mi reflejo estaba viendo –Y si todo esto no es más que una excusa para matarme tal y como ella dice desear- por un momento me puse a reflexionar –No- inmediatamente me di a la tarea de negar –Yo solo quiero justicia y mi desgracia vengar- entonces llegue al momento justo en que sus ojos se hicieron cristalinos, como si quisiera llorar, su voz se comenzaba a quebrar, tal y como su alma ahora que sabía que estaría sola una eternidad –Montserrat- finalmente me decidí a hablar –Las cosas no siempre se dan porque algo diferente puede pasar, el destino sorpresas suele dar… caprichos jamás concederá y si la contradices un precio muy alto has de pagar, quizás esa es la causa de tu desgracia… quizás lo sabes pero te atreves a negar porque al final a todos nos duele saber la verdad- finalmente unos pasaos atreví a marcar y pronto con ella sin separarme del todo de las sombras al fin pude llegar, el trayecto fue corto pues ella también comenzó a caminar de pronto –La máscara puede esperar- de sus pálidas manos la trate de tomar, pero entonces la escuche sollozar –Si, al final creo saber como estas, como sea Alessandro ya no está y tu por el debes de continuar, intenta con tus acciones enmendar tus errores, aún estas a tiempo ¿Lo comprendes?- pregunte y entonces con la mano en su barbilla la mirada levante –Dejemos de ser enemigos por un momento, olvidemos que somos cazador y vampiro tan solo un tiempo, si me preocupas es porque yo te metí en este enredo, los muertos que cayeron, por lo menos los del teatro, murieron por mi mano, pero si algo debes entender es que en la vida somos todos los roles por haber, somos héroes, amantes, locos, villanos, nadie ni siquiera un humano es completamente salvo, todos cometemos errores… afronta tus miedos más atroces y reconoce que si se te dio una segunda y eterna oportunidad es para que lo que no hiciste como humana como algo más te atrevas a volar, a dejar el dolor atrás y yo… yo te voy a ayudar- me adelante a la dama dejándola por un momento sola en aquel lugar, las pequeñas llamas de las velas me atreví a pagar, que descansará era mi única finalidad, de sus manos finalmente la máscara le pude quitar y en su mirada expresaba contrariedad –Acuéstate en el lecho- le tome con las manos llevándola sin titubeos hasta ese pequeño rincón que esta acolchonado con almohadones diversos, después de que sobre las sábanas acomodo su cuerpo me quede a su lado por un momento –Cierra los ojos e imagina que esta apunto de despertar de ese horrendo sueño, que aparecido yo en escena para poderte liberar, para que al abrir tus ojos puedas encontrar a tu amado acompañándote desde lo más alto del cielo…. Como tu eterno ángel guardián… mientras yo estaré aquí… asi que tranquila que a salvo estarás, el pasado ya no te perseguirá más, te convirtieron en una víctima, en parte por los deseos reprimidos de tu pubertad y en parte también de la prejuiciosa sociedad, pero la que ansia con la muerte por su propia mano no eres tú en realidad, confía en mí y todo desaparecerá, la aflicción y la crueldad, comenzaras tu vida en un nuevo despertar, donde todos los que te hemos de abandonar y los que muertos ya están no seremos más que un sueño del cuál aprenderás todo lo que necesitas para sobrevivir en un nuevo despertar- después de mis palabras Montserrat llora como una niña que de una pesadilla parece haber despertado, no me resisto y mis brazos la levantan y la rodean en un asfixiante abrazo –Todo ha pasado, la pesadilla pronto habrá acabado- le aseguro y entonces quedamos mirándonos, poco a poco nuestros rostros se fueron acercando, la respiración se hacía presente al tacto y entonces nuestros labios quedaron juntos en un beso apasionado.
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Las lágrimas acariciaban mi rostro, una a una iban dibujando una cascada de sufrimiento reprimido durante tantos años, durante mucho tiempo, debía reconocer que a pesar de todo y por más esfuerzos que hacía los cambios que me hacían sentir como lo que fui no eran más que simples ideas e historias producto original de m imaginación.
Lo que sucedía ahora, sus labios rozando los míos, sus brazos rodeándome eran otra vez un producto de mis acostumbradas alucinaciones, mis manos querían comprobar que todo aquello era real, y que las razones por las que estábamos haciendo ese acto no eran más que el instinto de dejarnos guiar por la terrible agonía que la soledad te deja muy dentro del alma.
Por leves instantes me separe de él, mi consciencia dictaba que debía frenar lo que seguía o de lo contrario ya no podría ser responsable y con la suficiente fuerza de voluntad para parar en el momento en el que sencillamente ya no pudiera más, pero por otro lado mi cuerpo era el que pedía un poco de compañía, mientras en la mente una vorágine de ideas y recuerdos estaban a la orden del momento, Stefano y Alessandro no estaban allí… solo aquel hombre que ocultaba detrás de la máscara esos ojos verdes esmeralda que me observaban con ternura y que, como una niña tímida y asustada prefería esconderme hundiendo la cabeza en su pecho, allí pude escuchar los latidos de su corazón, que estaba a mil revoluciones por segundo, entendí que desde aquel momento en que nos encontrábamos en el callejón estábamos conectados y en medio de las sabanas de Satín blanco no era la excepción… ambos sentíamos lo mismo.
V, no permitía que tocara su rostro con las palmas de mis manos, quería distinguirle al menos con el tacto, pues a pesar de que yo podía ver en la oscuridad, por alguna extraña razón la sombra que yacía en el lecho favorecía más a su dueño que a mí, por el contrario, el cazador tomo mi mano, empezó a besarla con tal delicadeza que mis ojos se cerraron al instante con su contacto, a pesar de que su piel se sentía áspera, sus besos fueron una dulce tortura que poco después recorrieron mi antebrazo, mis hombros, mi cuello y finalmente volvieron a posarse en mis labios que no opusieron resistencia.
Sus brazos volvieron a cercarme y yo correspondí reposando los míos alrededor de su cuello, no hacían falta las palabras, las caricias, los besos y las respiraciones entrecortadas lo decían todo, la atracción de nuestros cuerpos era casi magnética, necesitaba sentirlo, sentirme en sus brazos y dejarme llevar.
Me recline hacia atrás, acostándome en el lecho, tome una de sus manos y la lleve a mis mejillas, entonces un beso sello el momento, nuestros labios jugaban y bailaban el mismo compas, era una sinfonía de ansiedad y dulzura, era como si fuese lo más importante que hubiéramos hecho en nuestras vidas.
Era tanta la profundidad de nuestros confusos sentimientos que ninguno de los dos nos percatamos que estábamos cuerpo a cuerpo, yo debajo de él y él encima de mí, pero era muy tarde para detenernos, estábamos unidos en un abrazo, en nuestros besos, sentí sus manos deslizarse por mi espalda quitando una a una las ataduras del corsé que tenía mi vestido, solté un suspiro, aferrándome más a su espalda, acariciándola con desesperación ya no quería que se detuviera en absoluto y pese a que quizás me pudiera arrepentir después.
Lo que sucedía ahora, sus labios rozando los míos, sus brazos rodeándome eran otra vez un producto de mis acostumbradas alucinaciones, mis manos querían comprobar que todo aquello era real, y que las razones por las que estábamos haciendo ese acto no eran más que el instinto de dejarnos guiar por la terrible agonía que la soledad te deja muy dentro del alma.
Por leves instantes me separe de él, mi consciencia dictaba que debía frenar lo que seguía o de lo contrario ya no podría ser responsable y con la suficiente fuerza de voluntad para parar en el momento en el que sencillamente ya no pudiera más, pero por otro lado mi cuerpo era el que pedía un poco de compañía, mientras en la mente una vorágine de ideas y recuerdos estaban a la orden del momento, Stefano y Alessandro no estaban allí… solo aquel hombre que ocultaba detrás de la máscara esos ojos verdes esmeralda que me observaban con ternura y que, como una niña tímida y asustada prefería esconderme hundiendo la cabeza en su pecho, allí pude escuchar los latidos de su corazón, que estaba a mil revoluciones por segundo, entendí que desde aquel momento en que nos encontrábamos en el callejón estábamos conectados y en medio de las sabanas de Satín blanco no era la excepción… ambos sentíamos lo mismo.
V, no permitía que tocara su rostro con las palmas de mis manos, quería distinguirle al menos con el tacto, pues a pesar de que yo podía ver en la oscuridad, por alguna extraña razón la sombra que yacía en el lecho favorecía más a su dueño que a mí, por el contrario, el cazador tomo mi mano, empezó a besarla con tal delicadeza que mis ojos se cerraron al instante con su contacto, a pesar de que su piel se sentía áspera, sus besos fueron una dulce tortura que poco después recorrieron mi antebrazo, mis hombros, mi cuello y finalmente volvieron a posarse en mis labios que no opusieron resistencia.
Sus brazos volvieron a cercarme y yo correspondí reposando los míos alrededor de su cuello, no hacían falta las palabras, las caricias, los besos y las respiraciones entrecortadas lo decían todo, la atracción de nuestros cuerpos era casi magnética, necesitaba sentirlo, sentirme en sus brazos y dejarme llevar.
Me recline hacia atrás, acostándome en el lecho, tome una de sus manos y la lleve a mis mejillas, entonces un beso sello el momento, nuestros labios jugaban y bailaban el mismo compas, era una sinfonía de ansiedad y dulzura, era como si fuese lo más importante que hubiéramos hecho en nuestras vidas.
Era tanta la profundidad de nuestros confusos sentimientos que ninguno de los dos nos percatamos que estábamos cuerpo a cuerpo, yo debajo de él y él encima de mí, pero era muy tarde para detenernos, estábamos unidos en un abrazo, en nuestros besos, sentí sus manos deslizarse por mi espalda quitando una a una las ataduras del corsé que tenía mi vestido, solté un suspiro, aferrándome más a su espalda, acariciándola con desesperación ya no quería que se detuviera en absoluto y pese a que quizás me pudiera arrepentir después.
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
El tiempo entre nosotros se desvanece y una pasión innata de pronto se enciende, mis brazos la rodean y en cada caricia mi corazón se estremece, sus ojos viendo los míos son el factor que la escena embellece y todo mi ser enternece.
Despacio la recuesto en lecho que de satín blanco está cubierto, con mi cuerpo encima suyo la protejo, quizás solo por ello actuaba, porque hasta mi alma llego el amargo sentimiento que le embargaba, al sentirse sola y para nada amada.
Allí sin máscara empiezo a entregarme en cuerpo y alma, aunque procuro que no sienta mi piel áspera y maltratada, de mi mirada esmeralda, una lagrimas son liberadas, se de sobra que pocas veces he estado al lado de una mujer y que probablemente sea la última vez que lo estaré.
-Montserrat- comienzo en su oido a su susurrar, entonces algo extraño ocurre cuando el pasado intento recordar... no puedo ubicar un momento de felicidad que no sea cuando le conocí en aquel callejón plagado de oscuridad, el momento en que la escuche cantar o el momento en que la traje a casa para que de ella muy de cerca pudiera procurar.
Mis brazos le estrechan con fuerza y mis manos se acercan hasta la atadura de su vestimenta con suma delicadeza, esa silueta que con tela estaba envuelta de pronto quise conocer más de cerca, impulsado por el deseo quite de uno en uno los cordones que amarraban su bello corsé negro, de pronto mis ojos y mis manos estaba llenas de su imagen y silueta perfectas, aquel sostén que cubría sus pechos fue quitado lentamente con mis tímidos y titubeantes dedos, dejándolos expuestos hacia mí, solo Dios sabe cuántas veces he soñado con un momento así, que no era ningún favor de alcoba, era algo tangible... algo real.
Mis caricias siguieron su curso, por su vientre se detuvieron solo un pequeño segundo y allí deposite más besos a la altura de su ombligo, pero allí mi deseo no se contuvo y acaricie la cara interna de sus muslos, un dulce gemido se escucho al unisonó, seguido de ello, deje caer el resto de su ropa al suelo, dejando ante mí su cuerpo al descubierto, acaricie la dulce piel terciopelo, la observe por unos instantes, era tan bella que me arrebataba el aliento...
Con la voz entrecortada producto del deseo, dije a su oido mientras acariciaba su cabello -Anhelo tanto hacerte mía, pero quiero tanto que lo desees tambien pequeña niña, si me dices que no, me detendré ya mismo, pero dilo ahora o no podré contenerme por mucho más, hermosa reina de hielo y sal-, en el fondo entendí que algo por ella sentí desde el primer instante en que la vi, lo que más deseaba era dijera sí y por lo menos una vez en su vida eterna hacerla feliz, sin importar que no sintiera nada por mi.
Despacio la recuesto en lecho que de satín blanco está cubierto, con mi cuerpo encima suyo la protejo, quizás solo por ello actuaba, porque hasta mi alma llego el amargo sentimiento que le embargaba, al sentirse sola y para nada amada.
Allí sin máscara empiezo a entregarme en cuerpo y alma, aunque procuro que no sienta mi piel áspera y maltratada, de mi mirada esmeralda, una lagrimas son liberadas, se de sobra que pocas veces he estado al lado de una mujer y que probablemente sea la última vez que lo estaré.
-Montserrat- comienzo en su oido a su susurrar, entonces algo extraño ocurre cuando el pasado intento recordar... no puedo ubicar un momento de felicidad que no sea cuando le conocí en aquel callejón plagado de oscuridad, el momento en que la escuche cantar o el momento en que la traje a casa para que de ella muy de cerca pudiera procurar.
Mis brazos le estrechan con fuerza y mis manos se acercan hasta la atadura de su vestimenta con suma delicadeza, esa silueta que con tela estaba envuelta de pronto quise conocer más de cerca, impulsado por el deseo quite de uno en uno los cordones que amarraban su bello corsé negro, de pronto mis ojos y mis manos estaba llenas de su imagen y silueta perfectas, aquel sostén que cubría sus pechos fue quitado lentamente con mis tímidos y titubeantes dedos, dejándolos expuestos hacia mí, solo Dios sabe cuántas veces he soñado con un momento así, que no era ningún favor de alcoba, era algo tangible... algo real.
Mis caricias siguieron su curso, por su vientre se detuvieron solo un pequeño segundo y allí deposite más besos a la altura de su ombligo, pero allí mi deseo no se contuvo y acaricie la cara interna de sus muslos, un dulce gemido se escucho al unisonó, seguido de ello, deje caer el resto de su ropa al suelo, dejando ante mí su cuerpo al descubierto, acaricie la dulce piel terciopelo, la observe por unos instantes, era tan bella que me arrebataba el aliento...
Con la voz entrecortada producto del deseo, dije a su oido mientras acariciaba su cabello -Anhelo tanto hacerte mía, pero quiero tanto que lo desees tambien pequeña niña, si me dices que no, me detendré ya mismo, pero dilo ahora o no podré contenerme por mucho más, hermosa reina de hielo y sal-, en el fondo entendí que algo por ella sentí desde el primer instante en que la vi, lo que más deseaba era dijera sí y por lo menos una vez en su vida eterna hacerla feliz, sin importar que no sintiera nada por mi.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
A pesar de aquella tristeza que embargaba todo mi ser y ahogaba el alma, si es que aún conservaba un milímetro de ella en mi interior, mis labios tenían una sonrisa sincera, llena de plenitud, llena de la felicidad que nunca pude alcanzar como una simple mortal.
Mientras disfrutaba de su contacto, de sus labios sobre mi piel, sus manos moldeando y reconociendo mi figura por primera vez, mi mente se va y divaga... deambula perdidamente por mis silencios, por aquellos secretos que guarda la memoria, allí los encuentro mi madre y padre, Johnny... y Alessandro, mi Alessandro... Stefano luce lejano, sin embargo la escena con él en la cama de un frio hotel, amándonos, haciéndome suya, volviendo aquel prohibido recinto un confesionario de media noche parece muy nítida, recuerdo cuando estaba dentro de mí y yo al único que tenía en la cabeza era a Alessandro, cierro los ojos y paso saliva tratando de dispersar todos los pensamientos, pero es que el miedo dictado por ellos no deja de atormentarme... estoy con V y ya no pienso en ninguno de ellos, por lo menos no con afecto -Creo que es el momento de dejarlos ir- pienso y es inevitable que unas pequeñas lágrimas broten de mis ojos, haciéndose participes de las caricias que me proporciona el cazador con aquellas manos que permanecen ocultas debajo de guante y cuero oscuro.
De pronto tome consciencia de lo que sucedía, mi silueta estaba completamente desnuda, el vestido había caído al piso, el corsé había sido despojado de mi torso -¿Cómo fue que?- intento terminar de formular la pregunta, interiorizarla y darme una buena excusa, no lo consigo en vez de eso me pierdo aún más en lo que hace con mi cuerpo, de pronto sus manos detienen mi tacto, no dejan que le toque, no puedo sentir su rostro, su cabello, solo su espalda que sigue cubierta por el saco que lleva desde la primera noche en que lo conocí, sorprendentemente es lo único que logro quitarle desesperadamente, la camisa y sus botones permanecen en su lugar -¿Por qué no me dejas hacerlo?- pregunto en medio de mi agitada respiración, el no me contesta, sigue limitado a pasar sus labios por mi piel y yo no puedo hacer nada más que seguir aferrada a su torso cubierto.
Sus palabras, su aliento tibio en mi oido logran que un leve suspiro escape de mis labios, en mi interior lo que menos quería era se detuviera, a pesar de aquel miedo irracional que me provoca el hecho de no tocarlo –Quizás cuando esto haya terminado pueda preguntar- interiorizo -¿Me parece justo que yo este expuesta a la desnudez y el no?- la idea me asalta, sin embargo pienso que probablemente será última vez de los dos de estar con alguien, de sentir amor y refugio en un cuerpo real y ajeno al nuestro… puede ser la última vez antes de que The Phantom nos encuentre.
Apenas en susurro yo también logro responderle –Hazlo V- asiento con la cabeza -No podría resistir la idea de separarme de ti… ni ahora ni nunca- suspiro con los ojos cerrados –Quiero que me hagas el amor, porque esta puede ser la última vez- suelto un gemido espontaneo, producto de su tacto –Hazlo- dije casi suplicando, si esta era la última vez y solo Dios sabe cuántas veces rogué por un momento como este, lo disfrutaría hasta el final, aún cuando mis sentimientos estaban tan confusos hacia mí, hacia los otros y hacía el misterioso hombre enmascarado que con la ropa puesta pretendía hacerme suya.
Mientras disfrutaba de su contacto, de sus labios sobre mi piel, sus manos moldeando y reconociendo mi figura por primera vez, mi mente se va y divaga... deambula perdidamente por mis silencios, por aquellos secretos que guarda la memoria, allí los encuentro mi madre y padre, Johnny... y Alessandro, mi Alessandro... Stefano luce lejano, sin embargo la escena con él en la cama de un frio hotel, amándonos, haciéndome suya, volviendo aquel prohibido recinto un confesionario de media noche parece muy nítida, recuerdo cuando estaba dentro de mí y yo al único que tenía en la cabeza era a Alessandro, cierro los ojos y paso saliva tratando de dispersar todos los pensamientos, pero es que el miedo dictado por ellos no deja de atormentarme... estoy con V y ya no pienso en ninguno de ellos, por lo menos no con afecto -Creo que es el momento de dejarlos ir- pienso y es inevitable que unas pequeñas lágrimas broten de mis ojos, haciéndose participes de las caricias que me proporciona el cazador con aquellas manos que permanecen ocultas debajo de guante y cuero oscuro.
De pronto tome consciencia de lo que sucedía, mi silueta estaba completamente desnuda, el vestido había caído al piso, el corsé había sido despojado de mi torso -¿Cómo fue que?- intento terminar de formular la pregunta, interiorizarla y darme una buena excusa, no lo consigo en vez de eso me pierdo aún más en lo que hace con mi cuerpo, de pronto sus manos detienen mi tacto, no dejan que le toque, no puedo sentir su rostro, su cabello, solo su espalda que sigue cubierta por el saco que lleva desde la primera noche en que lo conocí, sorprendentemente es lo único que logro quitarle desesperadamente, la camisa y sus botones permanecen en su lugar -¿Por qué no me dejas hacerlo?- pregunto en medio de mi agitada respiración, el no me contesta, sigue limitado a pasar sus labios por mi piel y yo no puedo hacer nada más que seguir aferrada a su torso cubierto.
Sus palabras, su aliento tibio en mi oido logran que un leve suspiro escape de mis labios, en mi interior lo que menos quería era se detuviera, a pesar de aquel miedo irracional que me provoca el hecho de no tocarlo –Quizás cuando esto haya terminado pueda preguntar- interiorizo -¿Me parece justo que yo este expuesta a la desnudez y el no?- la idea me asalta, sin embargo pienso que probablemente será última vez de los dos de estar con alguien, de sentir amor y refugio en un cuerpo real y ajeno al nuestro… puede ser la última vez antes de que The Phantom nos encuentre.
Apenas en susurro yo también logro responderle –Hazlo V- asiento con la cabeza -No podría resistir la idea de separarme de ti… ni ahora ni nunca- suspiro con los ojos cerrados –Quiero que me hagas el amor, porque esta puede ser la última vez- suelto un gemido espontaneo, producto de su tacto –Hazlo- dije casi suplicando, si esta era la última vez y solo Dios sabe cuántas veces rogué por un momento como este, lo disfrutaría hasta el final, aún cuando mis sentimientos estaban tan confusos hacia mí, hacia los otros y hacía el misterioso hombre enmascarado que con la ropa puesta pretendía hacerme suya.
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
<< La ultima vez >> palabras que blanquearon mi tez en aquella oscuridad en la que solo ella pida ver tal vez... mientras le besaba, mientras mis manos su cuerpo y sus pechos acariciaba, la idea y la imagen de la futura batalla llegaba hasta lo más profundo de mi alma, esa imagen invisible que se estremecía con el solo hecho de imaginar en Montserrat la peor desgracia.
¿Pero como es posible esto si yo a ella y toda su estirpe odiaba?, ¿es que en tampoco tiempo ya la amaba?, así parecía ser la situación, así era como lucia mi pasivo comportamiento en esta ocasión, solo ella y yo en esta cama fría que de calor se encendió y que a raudales empezaba a desbordar pasión, donde hacerle el amor era mi mayor satisfacción.
Las restricciones a su toque estaban marcadas, yo no podía permitir sus manos en mis rostro o en el cuerpo que aun estaba cubierto, solo la capa, máscara y pantalones estaban en el suelo, suspire profundamente y mi decisión fue entregarme a ella pasivamente.
Sus piernas fui abriendo lentamente, proporcionando de besos y caricias tiernamente, piel de color marfil que se combinaba entre las sábanas blanco satín, temperatura sutil y una inocencia infantil que por un momento me hizo dudar del paso que iba a dar, finalmente sus brazos me estrecharon en un fuerte abrazo y su feminidad me acercaron, besos sus labios -Solo recuerda esto- dije con agitado acento -Aqui no sucedió nada que tu no quisieras que pasara- asintió en silencio y dejo para mi su delgado cuello al descubierto, poco a poco mi miembro con ella se fue uniendo, mientras hundía mi rostro en su cabello -Oh, Montserrat- suspire mientras ella seguía gimiendo y dll arañaba mi espalda y acariciando mi pecho, poco a poco mis envestidas de intensidad fueron subiendo y sus besos la piel carcomida fueron cubriendo, no llamaba por mi nombre, solo la V que conocía y eso me llenaba de dicha...
Sin más llegamos al climax, sin mucha seducción, sin mucho juego, sin posiciones que pusieran nuestros cuerpos al descubierto, quizás al ser su ultima vez no era lo que ella merecía obtener, pero estaba claro que nadie debía tocarme, que nadie debía conocer lo que detrás del traje y la máscara intentaba esconder, un acto consumado de la forma más extraña, sin mucha artimaña, sin mucha lujuria y posiciones en la cama, solo dos almas solitarias que tímidas al ojo ajeno decidieron en sabanas de satín esconder sus cuerpos y en las oscuridad mantener sus ojos y rostros cubiertos.
Ella no decía nada solo contra mi pecho se acurrucaba, sintiéndose segura entre mis brazos que aún le abrigaban, mirando el techo solo pensaba que era una injusticia que solo ella durante todo el acto y aun ahora desnuda permaneciera acostada, pero ella no preguntaba, solo suspiraba y su tristeza aun en el ambiente flotaba -¿Que te pasa?- pregunte en señal de alarma, ella seguía callada, sus lagrimas caían a mi saco, ella estaba llorando ¿Pero porque o por quien sus lagrimas estaba derramando?
Esperaba alguna contestación suya pero quizás nunca llegaría, algo en su interior le molestaba y dolía, quizás porque al final de mi todo desconocía, pensaba ponerle remedio a la situación pero en aquel instante y menos cuando al asincerarme recordaba que tan grande era el estigma agonizante que en mi pecho parecía enterrarse cada vez que al pasado con palabras debía remontarme << Cuando estés dormida, te explicare todo con lujo de detalle >> acaricie su pelo mientras ella poco a poco caia en los brazos del Dios Morfeo.
¿Pero como es posible esto si yo a ella y toda su estirpe odiaba?, ¿es que en tampoco tiempo ya la amaba?, así parecía ser la situación, así era como lucia mi pasivo comportamiento en esta ocasión, solo ella y yo en esta cama fría que de calor se encendió y que a raudales empezaba a desbordar pasión, donde hacerle el amor era mi mayor satisfacción.
Las restricciones a su toque estaban marcadas, yo no podía permitir sus manos en mis rostro o en el cuerpo que aun estaba cubierto, solo la capa, máscara y pantalones estaban en el suelo, suspire profundamente y mi decisión fue entregarme a ella pasivamente.
Sus piernas fui abriendo lentamente, proporcionando de besos y caricias tiernamente, piel de color marfil que se combinaba entre las sábanas blanco satín, temperatura sutil y una inocencia infantil que por un momento me hizo dudar del paso que iba a dar, finalmente sus brazos me estrecharon en un fuerte abrazo y su feminidad me acercaron, besos sus labios -Solo recuerda esto- dije con agitado acento -Aqui no sucedió nada que tu no quisieras que pasara- asintió en silencio y dejo para mi su delgado cuello al descubierto, poco a poco mi miembro con ella se fue uniendo, mientras hundía mi rostro en su cabello -Oh, Montserrat- suspire mientras ella seguía gimiendo y dll arañaba mi espalda y acariciando mi pecho, poco a poco mis envestidas de intensidad fueron subiendo y sus besos la piel carcomida fueron cubriendo, no llamaba por mi nombre, solo la V que conocía y eso me llenaba de dicha...
Sin más llegamos al climax, sin mucha seducción, sin mucho juego, sin posiciones que pusieran nuestros cuerpos al descubierto, quizás al ser su ultima vez no era lo que ella merecía obtener, pero estaba claro que nadie debía tocarme, que nadie debía conocer lo que detrás del traje y la máscara intentaba esconder, un acto consumado de la forma más extraña, sin mucha artimaña, sin mucha lujuria y posiciones en la cama, solo dos almas solitarias que tímidas al ojo ajeno decidieron en sabanas de satín esconder sus cuerpos y en las oscuridad mantener sus ojos y rostros cubiertos.
Ella no decía nada solo contra mi pecho se acurrucaba, sintiéndose segura entre mis brazos que aún le abrigaban, mirando el techo solo pensaba que era una injusticia que solo ella durante todo el acto y aun ahora desnuda permaneciera acostada, pero ella no preguntaba, solo suspiraba y su tristeza aun en el ambiente flotaba -¿Que te pasa?- pregunte en señal de alarma, ella seguía callada, sus lagrimas caían a mi saco, ella estaba llorando ¿Pero porque o por quien sus lagrimas estaba derramando?
Esperaba alguna contestación suya pero quizás nunca llegaría, algo en su interior le molestaba y dolía, quizás porque al final de mi todo desconocía, pensaba ponerle remedio a la situación pero en aquel instante y menos cuando al asincerarme recordaba que tan grande era el estigma agonizante que en mi pecho parecía enterrarse cada vez que al pasado con palabras debía remontarme << Cuando estés dormida, te explicare todo con lujo de detalle >> acaricie su pelo mientras ella poco a poco caia en los brazos del Dios Morfeo.
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Y ahora aqui estaba en la cama con un completo desconocido del que solo sabía su seudónimo, del que como rostro le conocía una máscara, como cuerpo una vestimenta completamente oscura y en cuya presencia había estado solo dos veces -No podía caer más bajo- pensaba mientras el recorrido de sus manos seguía palpando cada parte de mi cuerpo desnudo, ya tenia unos minutos cuando había logrado despojarme del corsé y de las crinolinas, pero por alguna desconocida razón yo no podía tocarle de la misma manera, todo su cuerpo seguía cubierto por los ropajes finos que siempre portaba, telas sin ningún tipo de calor, sin algún tipo de contacto que despertara en mi algún tipo de sentimentalismo, fue cuando recorrí su espalda que los recuerdos galoparon hasta mi consciente, recordé como le acariciaba a Alessandro mientras hicimos el amor por primera vez, lo feliz que fui a su lado -Cuanto daría por decírtelo ahora- pensaba y las lagrimas quedaron prisioneras en orbes, reprimidas ante la ocasión... quizás era la última vez para los dos y no era lo más correcto arruinarlo con dramatismos.
Si bien esperaba que debajo de las sabanas blanco satín algo más pasional existiese entre nosotros, lo cierto es que aquello era mucho pedir, ambos teníamos miedo al entregarnos, al sentirnos, al conocernos, supongo que en realidad era la soledad lo que nos mantenía atados y en el fondo el Fantasma de la ópera también forma parte en ello.
En algún momento de aquel encuentro algo áspero hizo contacto con mi piel, parecían ser las huellas de cicatrices, la coraza dura con la que se cubre toda la piel cuando esta es quemada en su totalidad, se sentía tan seca y aún así tan tibia que era algo exquisitamente curioso.
Note que su pelo había caído, ahora sabia que era una peluca, podía verle, su piel era de un color marrón, debido a las múltiples quemaduras que tenia en el rostro, en las manos e inclusive en medio de las piernas cuando estas se abrieron para recibirle podía percibir su áspero tacto, más era un toque que no me generará repulsión alguna, muy por el contrario allí me sentía reconfortada.
Escuche sus palabras atentamente, no pude hacer más que asentir firmemente, mientras poco a poco iba penetrando, cabe decir que era muy sutil, parecía cuidarme, no tardo mucho en estar dentro de mi y sentir sus envestidas, el va y ven de mis caderas, acomodándose para un mejor disfrute de aquel acto espontáneo que aún dudaba que tuviese un gramo de sentimiento mutuo, los gemidos que se desprendían de mi boca cada vez eran fuertes y otros eran mas agudos, las manos en mis pechos sabían como encender lo poco que aun quedaba, los besos en el cuello calmaban aquel efecto hasta que no pude más y empece a correrme, el continuaba y esta vez nuestras miradas se cruzaron y se mantuvieron fijas hasta que el hermoso y plástico final llego por nosotros.
En medio de aquellas sabanas de satín nos hallábamos recostados, yo enteramente desnuda, el cubierto con sus ropajes oscuros, abrazando fuertemente contra su pecho, mientras en silencio seguía orando si es que Dios escuchaba a los condenados por mi Alessandro, allí en ese acto me di cuenta que todo lo perdí cuando el partió a donde los vampiros van al morir y aunque la experiencia con V fue sorpresivamente satisfactoria, podía declarar que para el solo fui suya en cuerpo, como lo fui con Stefano -Contigo se fue el último pedazo de mi corazón... contigo Alessandro-las lágrimas empezaron a ser liberadas y corrían por las mejillas frías y pálidas que contrastaban con el fondo negro al que caían.
Leviathán pregunto que me ocurría, no pude responder, no pude ser sincera y decirle que no fue con él con quién me había acostado hace unos instantes, que en mi mente solo estuvo Alessandro, que así se cambiara hasta el nombre le seguiría amando...
Solo una vez pareci establecer contacto con el hombre detrás de la máscara... recuerdo que al llegar al punto álgido de dos cuerpos se funden y donde las miradas se unen, aquella que permanecía pendiendo de la mía, parecía tener el matiz de la tristeza, de la rabia, del dolor, de la enfermedad... del halo del misterio, todo ello cubierto bajo el color de un verde esmeralda...
Si bien esperaba que debajo de las sabanas blanco satín algo más pasional existiese entre nosotros, lo cierto es que aquello era mucho pedir, ambos teníamos miedo al entregarnos, al sentirnos, al conocernos, supongo que en realidad era la soledad lo que nos mantenía atados y en el fondo el Fantasma de la ópera también forma parte en ello.
En algún momento de aquel encuentro algo áspero hizo contacto con mi piel, parecían ser las huellas de cicatrices, la coraza dura con la que se cubre toda la piel cuando esta es quemada en su totalidad, se sentía tan seca y aún así tan tibia que era algo exquisitamente curioso.
Note que su pelo había caído, ahora sabia que era una peluca, podía verle, su piel era de un color marrón, debido a las múltiples quemaduras que tenia en el rostro, en las manos e inclusive en medio de las piernas cuando estas se abrieron para recibirle podía percibir su áspero tacto, más era un toque que no me generará repulsión alguna, muy por el contrario allí me sentía reconfortada.
Escuche sus palabras atentamente, no pude hacer más que asentir firmemente, mientras poco a poco iba penetrando, cabe decir que era muy sutil, parecía cuidarme, no tardo mucho en estar dentro de mi y sentir sus envestidas, el va y ven de mis caderas, acomodándose para un mejor disfrute de aquel acto espontáneo que aún dudaba que tuviese un gramo de sentimiento mutuo, los gemidos que se desprendían de mi boca cada vez eran fuertes y otros eran mas agudos, las manos en mis pechos sabían como encender lo poco que aun quedaba, los besos en el cuello calmaban aquel efecto hasta que no pude más y empece a correrme, el continuaba y esta vez nuestras miradas se cruzaron y se mantuvieron fijas hasta que el hermoso y plástico final llego por nosotros.
En medio de aquellas sabanas de satín nos hallábamos recostados, yo enteramente desnuda, el cubierto con sus ropajes oscuros, abrazando fuertemente contra su pecho, mientras en silencio seguía orando si es que Dios escuchaba a los condenados por mi Alessandro, allí en ese acto me di cuenta que todo lo perdí cuando el partió a donde los vampiros van al morir y aunque la experiencia con V fue sorpresivamente satisfactoria, podía declarar que para el solo fui suya en cuerpo, como lo fui con Stefano -Contigo se fue el último pedazo de mi corazón... contigo Alessandro-las lágrimas empezaron a ser liberadas y corrían por las mejillas frías y pálidas que contrastaban con el fondo negro al que caían.
Leviathán pregunto que me ocurría, no pude responder, no pude ser sincera y decirle que no fue con él con quién me había acostado hace unos instantes, que en mi mente solo estuvo Alessandro, que así se cambiara hasta el nombre le seguiría amando...
Solo una vez pareci establecer contacto con el hombre detrás de la máscara... recuerdo que al llegar al punto álgido de dos cuerpos se funden y donde las miradas se unen, aquella que permanecía pendiendo de la mía, parecía tener el matiz de la tristeza, de la rabia, del dolor, de la enfermedad... del halo del misterio, todo ello cubierto bajo el color de un verde esmeralda...
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Todo fue superficial, debía entender que para ella nada de lo que había pasado fue especial, solo esto fue resultado de la soledad que ambos sentíamos con intensidad... solo eso tristezas y tragedias que nos llevaron a un momento de pasiones y de pocos corazones.
Pero para mi significaba todo, significaba la felicidad negada por la oscuridad y el miedo que transmitía mi propia máscara, significaba la ultima vez que estaría entre las piernas de una mujer... entre abrazos y besos que me hicieron estremecer, que me hicieron el control perder.
No sabía hasta que punto ella logro tocar aquella piel seca, creciente suavidad, no se cuanto fue lo que pudo mirar en cuanto la máscara todo por los recónditos lugares del lugar, no si su mano logro llegar aun más allá de las telas que cubrieron mi pecho y todo mi cuerpo... no se si logro ver mis ojos que pendían de los suyos, no se si pudo entender sus silencios murmullos.
Ahora recordaba recostado en la antigua cama, mientras la dama en mi pecho permanecía acurrucada, en secreto suspiraba y con resignación aceptaba que a mi no me amaba, no hacían falta las palabras, todo me lo decían sus lagrimas... solamente una vez le interrogue lo que pasaba pero ella con la verdad no me contestaba -Duerme Montserrat- a su oído susurraba mientras su abundante melena acariciaba -Olvida por ahora... solo duerme y sueña con lo que tanto anhelas- cogí las sabanas de satín, de a poco con ellas le cubrí y allí espere a que se quedará profundamente dormida, mientras trataba de memorizar la calidez de su piel fría, mientras observa los detalles de su rostro, mientras recordaba su cuerpo desnudo y al descubierto que aún permanecía así bajo el blanco satín del lecho.
El amanecer cada vez se veía más cerca y yo debía partir para planear los últimos detalles de la batalla final, tome la máscara del piso y la ate prontamente bajo la nuca cubriéndola con la peluca, de mis ropajes saque un viejo diario que siempre llevaba conmigo y observándome al espejo, lo deje allí decido... ella tenía que saber con quién se acostó en anterior anochecer, una rosa tome de aquel florero que permanecía inerte en un neceser y junto al diminuto cuaderno la coloque.
-Gracias- apenas murmure y lentamente a la puerta camine y después sabiendo lo que sucedería después , la puerta cerré -Jamás te volveré a tener- dentro de mi pensé y entonces Teobaldo, mi fiel mozo que permanecía en el pasillo esperando por mi fue enviado a buscar lo que para mi Montserrat estaba destinado .
Pero para mi significaba todo, significaba la felicidad negada por la oscuridad y el miedo que transmitía mi propia máscara, significaba la ultima vez que estaría entre las piernas de una mujer... entre abrazos y besos que me hicieron estremecer, que me hicieron el control perder.
No sabía hasta que punto ella logro tocar aquella piel seca, creciente suavidad, no se cuanto fue lo que pudo mirar en cuanto la máscara todo por los recónditos lugares del lugar, no si su mano logro llegar aun más allá de las telas que cubrieron mi pecho y todo mi cuerpo... no se si logro ver mis ojos que pendían de los suyos, no se si pudo entender sus silencios murmullos.
Ahora recordaba recostado en la antigua cama, mientras la dama en mi pecho permanecía acurrucada, en secreto suspiraba y con resignación aceptaba que a mi no me amaba, no hacían falta las palabras, todo me lo decían sus lagrimas... solamente una vez le interrogue lo que pasaba pero ella con la verdad no me contestaba -Duerme Montserrat- a su oído susurraba mientras su abundante melena acariciaba -Olvida por ahora... solo duerme y sueña con lo que tanto anhelas- cogí las sabanas de satín, de a poco con ellas le cubrí y allí espere a que se quedará profundamente dormida, mientras trataba de memorizar la calidez de su piel fría, mientras observa los detalles de su rostro, mientras recordaba su cuerpo desnudo y al descubierto que aún permanecía así bajo el blanco satín del lecho.
El amanecer cada vez se veía más cerca y yo debía partir para planear los últimos detalles de la batalla final, tome la máscara del piso y la ate prontamente bajo la nuca cubriéndola con la peluca, de mis ropajes saque un viejo diario que siempre llevaba conmigo y observándome al espejo, lo deje allí decido... ella tenía que saber con quién se acostó en anterior anochecer, una rosa tome de aquel florero que permanecía inerte en un neceser y junto al diminuto cuaderno la coloque.
-Gracias- apenas murmure y lentamente a la puerta camine y después sabiendo lo que sucedería después , la puerta cerré -Jamás te volveré a tener- dentro de mi pensé y entonces Teobaldo, mi fiel mozo que permanecía en el pasillo esperando por mi fue enviado a buscar lo que para mi Montserrat estaba destinado .
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
De apoco mi llanto me fue arrullando en una amarga canción de cuna y las sábanas del lecho me a cobijaban de tal manera que podía sentir la paz que durante mucho tiempo atrás había tenido el anhelo de sentir.
Los brazos de V, cubiertos por sus ropajes también hacían lo suyo, la aspereza de su tela rozaba mis mejillas y era aquel abrazo que rodeaba mi pecho y mi cintura lo que me hacia esbozar una pequeña sonrisa, si en parte fue por aquel asco fugaz y acreciente de todo afecto, de toda emoción, un relato corto en el cual hubo frío... mucho frío pero la compañía que probablemente necesitábamos los dos.
En medio de esa oscuridad, el aroma a rosas frescas y el sonido de los animales nocturnos reflexionaba las razones por la que el encuentro fue y se sentía de aquella manera y en eso y las dulces palabras de V susurrando al oído caí en un profundo sueño, preguntándome si alguna vez llegado a enterarse que me había acostado con el pensando en otro lograría perdonarme, con ese cargo de consciencia que aquel fundimiento de nuestros cuerpos no era el correcto, después de todo, yo era una vampiresa, criaturas a las que debe despreciar y cuya enemistad durará como en la mayoría de los cazadores hasta el final de su vida y el además de ser un asesino justo de demonios era tan mortal como yo lo fui alguna vez... ¿Que error tan grande habíamos cometido?
Atrapada ante el pánico sobre acogedor de aquel pensamiento desperté de golpe, quede allí, con los ojos abiertos y sin cientos de escalofríos que no dejaban de recorrer mi cuerpo aún más deseos que el propio cazador, hombre que ya no estaba a mi lado cuando me gire para encontrar el confort de sus brazos -¡V!- le llame sin obtener respuesta rápida de su parte, la habitación estaba oscura pero podía ver y percibir que allí solo estábamos el lecho y yo... aún era de noche, pero el amanecer se sentía próximo, rápidamente me incorpore buscando alguna vela o algo que pudiera dar un pequeño destello de luz a la habitación.
La madera rechinaba a cada paso que realizaban mis pies descalzos, ellos podían sentir lo liso y frío del suelo o la suavidad de la tela de satín con la que había cubierto mi cuerpo desnudo, esa tela hizo aun más torpe mi andar que la propia ansiedad, tea encontrarme frente al pequeño tocador de madera encendí una vela y quede allí plantada al espejo delante mío, observe a la mujer que se asomaba, contemple sus rasgos, sus ojos de profunda tristeza, de los tintes del miedo, ante mortífera figura solo pude exhalar un suspiro y voltear aun costado resignandome a seguir viendo la realidad de mi aspecto, al abrir los ojos de nuevo mis ojos dieron cuenta de una rosa, era de aquellas que permanecían frescas en un florero cerca de la ventana, inhale profundamente su fragancia, era tan intensa como el mismo rojo carmesí que iluminaba sus pétalos y luego encontré un pequeño cuaderno, viejo pero no debe de tener más allá de treinta años, lo hojeo y sus amarillentas y tiesas hojas me dan cuenta que solo la mitad de ellas fueron usadas por la letra de alguién que en un principio escribió con desesperación, luego con melancolía tras el arrastre de las letras y después terminaba con un relato de mucha decisión, por lo menos hasta donde la hojas fueron desprendidas.
De todas esas hojas solo leí el final... su nombre era Leviathán, quede perpleja al leer aquello -¿Será acaso el nombre verdadero de V?- pensé y volví a la cama con el pequeño diario forrado de cuero viejo color marrón en una mano y en otra la vela que puse en la pequeña mesita de noche junto al lecho.
Volvi a cobijarme y con delicadeza abri el misterioso manuscrito, allí se podía leer en voz alta:
"Soy solo un niño pequeño asustado y abandonado con una pluma en la mano, con un tintero en el costado y un diario por mi esperando, me oculto de ellos, los vampiros del infierno...."
Los brazos de V, cubiertos por sus ropajes también hacían lo suyo, la aspereza de su tela rozaba mis mejillas y era aquel abrazo que rodeaba mi pecho y mi cintura lo que me hacia esbozar una pequeña sonrisa, si en parte fue por aquel asco fugaz y acreciente de todo afecto, de toda emoción, un relato corto en el cual hubo frío... mucho frío pero la compañía que probablemente necesitábamos los dos.
En medio de esa oscuridad, el aroma a rosas frescas y el sonido de los animales nocturnos reflexionaba las razones por la que el encuentro fue y se sentía de aquella manera y en eso y las dulces palabras de V susurrando al oído caí en un profundo sueño, preguntándome si alguna vez llegado a enterarse que me había acostado con el pensando en otro lograría perdonarme, con ese cargo de consciencia que aquel fundimiento de nuestros cuerpos no era el correcto, después de todo, yo era una vampiresa, criaturas a las que debe despreciar y cuya enemistad durará como en la mayoría de los cazadores hasta el final de su vida y el además de ser un asesino justo de demonios era tan mortal como yo lo fui alguna vez... ¿Que error tan grande habíamos cometido?
Atrapada ante el pánico sobre acogedor de aquel pensamiento desperté de golpe, quede allí, con los ojos abiertos y sin cientos de escalofríos que no dejaban de recorrer mi cuerpo aún más deseos que el propio cazador, hombre que ya no estaba a mi lado cuando me gire para encontrar el confort de sus brazos -¡V!- le llame sin obtener respuesta rápida de su parte, la habitación estaba oscura pero podía ver y percibir que allí solo estábamos el lecho y yo... aún era de noche, pero el amanecer se sentía próximo, rápidamente me incorpore buscando alguna vela o algo que pudiera dar un pequeño destello de luz a la habitación.
La madera rechinaba a cada paso que realizaban mis pies descalzos, ellos podían sentir lo liso y frío del suelo o la suavidad de la tela de satín con la que había cubierto mi cuerpo desnudo, esa tela hizo aun más torpe mi andar que la propia ansiedad, tea encontrarme frente al pequeño tocador de madera encendí una vela y quede allí plantada al espejo delante mío, observe a la mujer que se asomaba, contemple sus rasgos, sus ojos de profunda tristeza, de los tintes del miedo, ante mortífera figura solo pude exhalar un suspiro y voltear aun costado resignandome a seguir viendo la realidad de mi aspecto, al abrir los ojos de nuevo mis ojos dieron cuenta de una rosa, era de aquellas que permanecían frescas en un florero cerca de la ventana, inhale profundamente su fragancia, era tan intensa como el mismo rojo carmesí que iluminaba sus pétalos y luego encontré un pequeño cuaderno, viejo pero no debe de tener más allá de treinta años, lo hojeo y sus amarillentas y tiesas hojas me dan cuenta que solo la mitad de ellas fueron usadas por la letra de alguién que en un principio escribió con desesperación, luego con melancolía tras el arrastre de las letras y después terminaba con un relato de mucha decisión, por lo menos hasta donde la hojas fueron desprendidas.
De todas esas hojas solo leí el final... su nombre era Leviathán, quede perpleja al leer aquello -¿Será acaso el nombre verdadero de V?- pensé y volví a la cama con el pequeño diario forrado de cuero viejo color marrón en una mano y en otra la vela que puse en la pequeña mesita de noche junto al lecho.
Volvi a cobijarme y con delicadeza abri el misterioso manuscrito, allí se podía leer en voz alta:
"Soy solo un niño pequeño asustado y abandonado con una pluma en la mano, con un tintero en el costado y un diario por mi esperando, me oculto de ellos, los vampiros del infierno...."
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Localización : En cualquier lugar donde viva el arte parisino
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
"Soy solo un niño pequeño asustado y abandonado con una pluma en la mano, con un tintero en el costado y un diario por mi esperando, me oculto de ellos, los vampiros del infierno…
No se quién seas pero espero que cuando muera alguien lo lea, tratar de convencer que nunca fui un vampiro sino una víctima más del enemigo, el que esconde entre escombros esperando a que sus padres revivan y le den abrigo, soy yo Leviathán Shadow, un niño… alguien que quizás no vuelva a escribir otra vez y por eso escribo la nota que aun ves tratando de contar mi historia, mi vida, mi corta existencia arruinada por la tristeza y la impotencia… la única autobiografía que escribiré y ¡Por Dios, la escribo en un diario viejo y arrugado de una casa en la que en robar he osado.
Se que nací en Italia, Milán hace unos ocho años atrás, vivía con mis papás y todo para mi era felicidad, para ese entonces no sabía de donde toda la riqueza provenía, no sabia más que jugar con otros niños mientras los adultos discutían, sabía que mis padres los liberaban, sabía que algo más siempre me ocultaban, hasta entonces no sospeche que de cazadores se trataban, pero me fascinaban aquellas historias que me contaban de vampiros y otros seres que en la tierra deambulaban y que en caballos, espadas y armas esos humanos los derrotaban… desde entonces a los cuatro años fui adoptado por un allegado, su nombre era Aoiras Volac y él solo venia cuando la luna salía, el me llevaba a caballo, me enseñaba a domarlo, cuando mis padres estaban ausentes, aquel hombre se hacia presente, se convirtió en algo más que un cuidador o un asistente, se convirtió en mi pariente, en mi confidente y también en mi segundo padre cada cumpleaños mi madre y él me mandaban rosas, muchas rosas rojas, eran las preferidas de mamá y después yo me adueñe del gusto tan genuino de tener rosas alrededor mío, era, recuerdo un dulce niño hasta aquella noche, después de esa noche jamás hubo rosas para nadie…
Ellos de los que ahora me escodo, llegaron por mi en primavera, la noche más fría y fea… la noche en que esos demonios me arrancaron la vida entera, solo llegaron a casa con antorchas, con los ojos rojos, con el odio encendido, tomaron a todos por sorpresa y niños y mujeres fueron sus primeras presas, mis compañeros de juego, los hijos de los cazadores gritaban con horror y tristeza, sus madres fueron tratadas con violencia hasta dejarlas sin vida, mis padres se apresuraron al ver que la batalla estaba casi perdida, recuerdo la sangre en piso, los cuerpos torcidos de los cazadores caídos ante una legión innumerable de demonios embravecidos, mi madre me oculto en el armario, entre sus vestidos y allí aguarde entre gemidos hasta que de mi madre y mi padre cesaran sus dolorosos gritos, ellos sabían que tenían un hijo, y los vampiros hicieron de todo para que mi nombre y ubicación les fueran dichos… a mi madre entre mordiscos la torturaron con quemaduras con la ayuda de palos encendidos, a mi padre lo mataron de un tiro, yo lo vi todo frente a mis ojos, mi madre murió porque ellos bebieron su sangre al final, jamás de ellos lograron mi nombre confesar, creyeron que probablemente había muerto entre los niños caídos, se fueron de inmediato, quedándome solo contemplando a mis padres en vano.
Aorias se había ido con un grupo de cazadores a las afueras de Milán, tardaron dos días en regresar y cuando lo hicieron solo con vida a mi me pudieron encontrar, asustado y si parar de llorar entre mis papás, sostenía sus manos tratando de entibiar su piel fría y de vez en cuando me levantaba a donde mamá se retocaba, tomaba su perfume francés y los rociaba para que oliesen bien, a rosas, como a mamá le gustaba, después regresaba y allí entre ellos sin comer sin hacer nada solo me recostaba y recuerdo que les llamaba preguntándoles cuando se despertarían para jugar, para que sus historias me pudieran contar, para que mi padre me siguiera enseñando a montar… para que cada cumpleaños y siempre se enviaran o se sembraran las rosas de Castilla en mi hogar, jamás me volvieron a hablar, nunca más volvieron a parpadear y como lloré cuando Aorias también entre lagrimas me dijo que todo estaría bien… que el cuidaría de mi porque papi y mami al cielo habían llegado y jamás iban a venir.
El vampiro se hizo cargo de mi y también siguió con la misión que mis padres no lograron concluir, por seguridad en una finca en mal estado me lograron recluir junto con ellos por si los asesinos de mis padres llegasen a venir por mi…
———————————————————————————————————————————
Hace muchos años que no escribía aquí, solo diré que de Aorias me he separado y aun de lejos continúan cazadores a mi servicio pero ellos jamás me han visto, años han pasado desde que intente atrapar a un maldito, un vampiro que se cree demonio, que se dueño y señor de París, en sus manos como otros no morí… pero quemo mi rostro, mi cuerpo y entre sombras, anonimato,máscaras y ropaje oscuro me condeno a vivir, desde ese día con más empeño busco lo que puedo sobre ese monstruo, a cometido muchos asesinatos… como los malditos que a mis padres me arrebataron…. ya no más… no, ya no más, venganza y justicia quiero contra el fantasma de la ópera de París… se que si el cae, toda la oscuridad que nubla y en terreno parisino abunda, pronto todos los demás morirán… como el domino que enfilas y al empujar la ficha principal lo demás se cae… he investigado, he trazado un plan, ya es hora de viejas cuentas cobrar… muy viejos, quemados y desfigurados saldos que cerrar.
He tomado la decisión de enfrentar al fantasma y exterminarlo de manera definitiva porque así me lo enseñaron mis padres y Aoria…la integridad es lo más importante, ellos me enseñaron que eso no era egoísta, que se vende por tampoco pero es lo único que tenemos para ser libres, así estés desfigurado por fuera y muerto años atrás por dentro…
Es extraño terminar solo en una gran mansión, comportándote como lo que más odias con justa razón, alguien que debería vagar en el día y no por as noches y aquí, desde donde me gusta escribir, el aroma de as flores logro percibir, recordándome lo que he venido a perseguir a París, motivándome mientras por medio de los recuerdos detrás de la máscara vuelvo a sonreír…
Durante ocho años tuve rosas y con nadie me disculpe, se que de cualquier forma aquí moriré, cada centímetro permanecerá excepto uno es pequeño, frágil y es la única cosa que tuve toda mi vida, nuca se debe perder, vender a un farsante de teatro por ejemplo, o deshacernos de él, jamás debemos permitir que nos sea arrebatado como el fantasma esta actuando para quitárselo al mudo entero….
———————————————————————————————————————————
No sé exactamente quién seas Montserrat, muy tarde a tu vida pude llegar, muy tarde a ti me pude entregar, muy tarde te comencé a amar aunque solo fuese un acto rápido en la cama, algo superficial para ti, algo especial para mí, porque otro ya es dueño de tu pensar y tu existir, contra mi odio combatí, contra lo que sentí por ti desde el momento que te vi… tal vez nunca más te vea después de concluya la pelea, estoy seguro que nunca volveré a abrazarte como esta noche, jamás lloraré contigo estando vivo pero… te amo.
Espero que seas feliz, con todo lo que he planeado para ti, esa persona que solo pensaba utilizar como carnada, se convirtió en mi amada, una criatura que odiaba, paso hacer mi mujer anhelada, frágil, vulnerable y humana, de la cual no puedo dejar abandonada después de que me vaya, desearía besarte sin aquella máscara y decirte que agradezco mi ultima velada que no tenía desde aquella infancia robada… la última.
Espero que el mundo cambie cuando yo me haya ido, que cambie incluso la vida de mis elegidos y de los que llegaron después en el camino, que las cosas mejoren una vez que al fantasma derrote y que algún día tu, mi ejercito, París y todo el mundo tenga rosas de nuevo y sea tan feliz como yo alguna lejana vez lo fui.
No se quién seas pero espero que cuando muera alguien lo lea, tratar de convencer que nunca fui un vampiro sino una víctima más del enemigo, el que esconde entre escombros esperando a que sus padres revivan y le den abrigo, soy yo Leviathán Shadow, un niño… alguien que quizás no vuelva a escribir otra vez y por eso escribo la nota que aun ves tratando de contar mi historia, mi vida, mi corta existencia arruinada por la tristeza y la impotencia… la única autobiografía que escribiré y ¡Por Dios, la escribo en un diario viejo y arrugado de una casa en la que en robar he osado.
Se que nací en Italia, Milán hace unos ocho años atrás, vivía con mis papás y todo para mi era felicidad, para ese entonces no sabía de donde toda la riqueza provenía, no sabia más que jugar con otros niños mientras los adultos discutían, sabía que mis padres los liberaban, sabía que algo más siempre me ocultaban, hasta entonces no sospeche que de cazadores se trataban, pero me fascinaban aquellas historias que me contaban de vampiros y otros seres que en la tierra deambulaban y que en caballos, espadas y armas esos humanos los derrotaban… desde entonces a los cuatro años fui adoptado por un allegado, su nombre era Aoiras Volac y él solo venia cuando la luna salía, el me llevaba a caballo, me enseñaba a domarlo, cuando mis padres estaban ausentes, aquel hombre se hacia presente, se convirtió en algo más que un cuidador o un asistente, se convirtió en mi pariente, en mi confidente y también en mi segundo padre cada cumpleaños mi madre y él me mandaban rosas, muchas rosas rojas, eran las preferidas de mamá y después yo me adueñe del gusto tan genuino de tener rosas alrededor mío, era, recuerdo un dulce niño hasta aquella noche, después de esa noche jamás hubo rosas para nadie…
Ellos de los que ahora me escodo, llegaron por mi en primavera, la noche más fría y fea… la noche en que esos demonios me arrancaron la vida entera, solo llegaron a casa con antorchas, con los ojos rojos, con el odio encendido, tomaron a todos por sorpresa y niños y mujeres fueron sus primeras presas, mis compañeros de juego, los hijos de los cazadores gritaban con horror y tristeza, sus madres fueron tratadas con violencia hasta dejarlas sin vida, mis padres se apresuraron al ver que la batalla estaba casi perdida, recuerdo la sangre en piso, los cuerpos torcidos de los cazadores caídos ante una legión innumerable de demonios embravecidos, mi madre me oculto en el armario, entre sus vestidos y allí aguarde entre gemidos hasta que de mi madre y mi padre cesaran sus dolorosos gritos, ellos sabían que tenían un hijo, y los vampiros hicieron de todo para que mi nombre y ubicación les fueran dichos… a mi madre entre mordiscos la torturaron con quemaduras con la ayuda de palos encendidos, a mi padre lo mataron de un tiro, yo lo vi todo frente a mis ojos, mi madre murió porque ellos bebieron su sangre al final, jamás de ellos lograron mi nombre confesar, creyeron que probablemente había muerto entre los niños caídos, se fueron de inmediato, quedándome solo contemplando a mis padres en vano.
Aorias se había ido con un grupo de cazadores a las afueras de Milán, tardaron dos días en regresar y cuando lo hicieron solo con vida a mi me pudieron encontrar, asustado y si parar de llorar entre mis papás, sostenía sus manos tratando de entibiar su piel fría y de vez en cuando me levantaba a donde mamá se retocaba, tomaba su perfume francés y los rociaba para que oliesen bien, a rosas, como a mamá le gustaba, después regresaba y allí entre ellos sin comer sin hacer nada solo me recostaba y recuerdo que les llamaba preguntándoles cuando se despertarían para jugar, para que sus historias me pudieran contar, para que mi padre me siguiera enseñando a montar… para que cada cumpleaños y siempre se enviaran o se sembraran las rosas de Castilla en mi hogar, jamás me volvieron a hablar, nunca más volvieron a parpadear y como lloré cuando Aorias también entre lagrimas me dijo que todo estaría bien… que el cuidaría de mi porque papi y mami al cielo habían llegado y jamás iban a venir.
El vampiro se hizo cargo de mi y también siguió con la misión que mis padres no lograron concluir, por seguridad en una finca en mal estado me lograron recluir junto con ellos por si los asesinos de mis padres llegasen a venir por mi…
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Hace muchos años que no escribía aquí, solo diré que de Aorias me he separado y aun de lejos continúan cazadores a mi servicio pero ellos jamás me han visto, años han pasado desde que intente atrapar a un maldito, un vampiro que se cree demonio, que se dueño y señor de París, en sus manos como otros no morí… pero quemo mi rostro, mi cuerpo y entre sombras, anonimato,máscaras y ropaje oscuro me condeno a vivir, desde ese día con más empeño busco lo que puedo sobre ese monstruo, a cometido muchos asesinatos… como los malditos que a mis padres me arrebataron…. ya no más… no, ya no más, venganza y justicia quiero contra el fantasma de la ópera de París… se que si el cae, toda la oscuridad que nubla y en terreno parisino abunda, pronto todos los demás morirán… como el domino que enfilas y al empujar la ficha principal lo demás se cae… he investigado, he trazado un plan, ya es hora de viejas cuentas cobrar… muy viejos, quemados y desfigurados saldos que cerrar.
He tomado la decisión de enfrentar al fantasma y exterminarlo de manera definitiva porque así me lo enseñaron mis padres y Aoria…la integridad es lo más importante, ellos me enseñaron que eso no era egoísta, que se vende por tampoco pero es lo único que tenemos para ser libres, así estés desfigurado por fuera y muerto años atrás por dentro…
Es extraño terminar solo en una gran mansión, comportándote como lo que más odias con justa razón, alguien que debería vagar en el día y no por as noches y aquí, desde donde me gusta escribir, el aroma de as flores logro percibir, recordándome lo que he venido a perseguir a París, motivándome mientras por medio de los recuerdos detrás de la máscara vuelvo a sonreír…
Durante ocho años tuve rosas y con nadie me disculpe, se que de cualquier forma aquí moriré, cada centímetro permanecerá excepto uno es pequeño, frágil y es la única cosa que tuve toda mi vida, nuca se debe perder, vender a un farsante de teatro por ejemplo, o deshacernos de él, jamás debemos permitir que nos sea arrebatado como el fantasma esta actuando para quitárselo al mudo entero….
———————————————————————————————————————————
No sé exactamente quién seas Montserrat, muy tarde a tu vida pude llegar, muy tarde a ti me pude entregar, muy tarde te comencé a amar aunque solo fuese un acto rápido en la cama, algo superficial para ti, algo especial para mí, porque otro ya es dueño de tu pensar y tu existir, contra mi odio combatí, contra lo que sentí por ti desde el momento que te vi… tal vez nunca más te vea después de concluya la pelea, estoy seguro que nunca volveré a abrazarte como esta noche, jamás lloraré contigo estando vivo pero… te amo.
Espero que seas feliz, con todo lo que he planeado para ti, esa persona que solo pensaba utilizar como carnada, se convirtió en mi amada, una criatura que odiaba, paso hacer mi mujer anhelada, frágil, vulnerable y humana, de la cual no puedo dejar abandonada después de que me vaya, desearía besarte sin aquella máscara y decirte que agradezco mi ultima velada que no tenía desde aquella infancia robada… la última.
Espero que el mundo cambie cuando yo me haya ido, que cambie incluso la vida de mis elegidos y de los que llegaron después en el camino, que las cosas mejoren una vez que al fantasma derrote y que algún día tu, mi ejercito, París y todo el mundo tenga rosas de nuevo y sea tan feliz como yo alguna lejana vez lo fui.
Leviathán Shadow."
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Noches de satín blanco +18 (Le due maschere della notte prt. III
Me sentía como una completa escoria con tan solo leer las letras escritas con tinta nueva y fresca y pensaba, sol pensaba que mientras yo me había acostado con el simplemente para cubrir una necesidad, para tratar de olvidar vanamente a alguien, para él… para ese hombre que prácticamente me estaba entregando su historia y su pasado en bandeja de plata había sido especial y para maldición mía había quedado enamorado de mí… pero es que.. ¿Es que… que tengo para que se fijen de esa manera?, quizás la respuesta la tenía entre todas esas lineas, el me decía que yo era vulnerable y humana aún, algo que siempre sospeche, esto solo era la confirmación, pero ¿Seria esa la causa?.
Aparte de mi vista aquel viejo diario, recargando solo un momento en las suaves almohadas rojas que poseía aquella vieja cama de cuatro postes y sabanas de satín blanco, mis lágrimas comenzaron a correr de ambos lados de mi rostro, como si estuviesen jugando a quién llegaba primero a mi cuerpo de porcelana que todavía estaba fría y desnuda, lágrimas que salían porque ya no podía permanecer presas en la parte inferior de mis ojos, lágrimas llenas de sangre, de coraje contra mi misma y también llenas de una empatía que había establecido con el que ahora sabía tenía un nombre, que a mis oídos, era hermoso.
Encogiéndome de hombros, tratando de darme una explicación me preguntaba -¿Como puede afectar a un niño contemplar con propios ojos la muerte de sus padres sin poder hacer absolutamente nada por ayudarlos? ¿Recostado en medio de ellos esperado un despertar que jamás llegará, mientras los cuerpos solo despiden el hedor de la descomposición de los cuerpos?, ¿Como te comportas después de que lo perdiste todo en una noche siendo tan pequeño? ¿Como puedes sobrellevar perder todo lo que te conformaba físicamente en una sola noche años más tarde en manos de lo que más odias?- eran muchas preguntas que quizás nunca le diría pero que allí permanecerían latentes en mi propia curiosidad, pero aún había otra pregunta… -¿Como comprender que te enamoraste y te acostaste con alguien que era un ejemplar de los monstruos que te arrancaron lo que más querías y que esa criatura ni siquiera te ame?- solo suspiraba.
Y lo entendía, sabía el porque nos había escogido, a mí y los que estábamos afuera, finalmente entendí que todo el ejercito que formo era como él… todos habíamos perdido algo, algo igual de valioso como él… yo perdí mi vida tomando una senda tentadoramente oscura y por la cual hice y deshice sin importar cuanto lastimaba al que me rodeaba, estaba enojada con el mundo entero, al que le echaba la culpa de todos mis problemas en un principio, hasta que después entendí que siempre la culpa es de dos… jamás entendí que yo también tenía culpa por haber enganchado a tantos problemas que según mi ideología resolverían los verdaderos problemas, costumbres perversas que se hicieron normales de a poco comenzaron a incomodarme, a hacerme sentir manchada, un sucio pasado que debía dejar atrás de algún modo y aún así me preguntaba -¿En que momento me lastime yo sola?- mis ojos subrayaban la palabra dignidad a cada instante y preferí no pensar más, cerré el diario con dolor y aflicción, apague la vela y volví a recostarme con le diario abrazado fuertemente a mi pecho, solo por un instante mi mano se separo para cobijarme entre telas más gruesas que el satín, acomode mi cara en un lado de la almohadas, casi a la orilla y allí quizás porque me había acostado de costado, las lágrimas volvieron a salir o porque recordaba lo que había perdido, lo que había entregado en mi necedad de venganza contra la humanidad, perdí a mis padres que esa noche antes de la tragedia me dejaron en medio de la nada, asegurando que ni siquiera eran mis verdaderos padres, John, mi mejor amigo que jamás quiso volver a verme después de que estaba en tratos con The Phantom, a Stefano y a Alessandro, el hombre que siempre he amado.
La recámara quedo en un silencio profundo y una oscuridad deprimente que me hizo desatar los sollozos que me dictaban hacer lo correcto por una vez en mi vida y lo correcto era comenzar de cero, olvidar con algún método extraño mi pasado y luchar al lado del hombre que lo perdió todo como nosotros -Entre vampiros y humanos, no hay diferencias entonces ¿Porque nos odiamos tanto?- susurre y me hice la promesa que algún día respondería a esa y otra interrogante ¿Que era lo que Leviathán había preparado para mí? y así de a poco y entre interrogantes quede sumergida en el profundo sueño de los no muertos cuando el sol ya casi se había asomado por el alba.
Aparte de mi vista aquel viejo diario, recargando solo un momento en las suaves almohadas rojas que poseía aquella vieja cama de cuatro postes y sabanas de satín blanco, mis lágrimas comenzaron a correr de ambos lados de mi rostro, como si estuviesen jugando a quién llegaba primero a mi cuerpo de porcelana que todavía estaba fría y desnuda, lágrimas que salían porque ya no podía permanecer presas en la parte inferior de mis ojos, lágrimas llenas de sangre, de coraje contra mi misma y también llenas de una empatía que había establecido con el que ahora sabía tenía un nombre, que a mis oídos, era hermoso.
Encogiéndome de hombros, tratando de darme una explicación me preguntaba -¿Como puede afectar a un niño contemplar con propios ojos la muerte de sus padres sin poder hacer absolutamente nada por ayudarlos? ¿Recostado en medio de ellos esperado un despertar que jamás llegará, mientras los cuerpos solo despiden el hedor de la descomposición de los cuerpos?, ¿Como te comportas después de que lo perdiste todo en una noche siendo tan pequeño? ¿Como puedes sobrellevar perder todo lo que te conformaba físicamente en una sola noche años más tarde en manos de lo que más odias?- eran muchas preguntas que quizás nunca le diría pero que allí permanecerían latentes en mi propia curiosidad, pero aún había otra pregunta… -¿Como comprender que te enamoraste y te acostaste con alguien que era un ejemplar de los monstruos que te arrancaron lo que más querías y que esa criatura ni siquiera te ame?- solo suspiraba.
Y lo entendía, sabía el porque nos había escogido, a mí y los que estábamos afuera, finalmente entendí que todo el ejercito que formo era como él… todos habíamos perdido algo, algo igual de valioso como él… yo perdí mi vida tomando una senda tentadoramente oscura y por la cual hice y deshice sin importar cuanto lastimaba al que me rodeaba, estaba enojada con el mundo entero, al que le echaba la culpa de todos mis problemas en un principio, hasta que después entendí que siempre la culpa es de dos… jamás entendí que yo también tenía culpa por haber enganchado a tantos problemas que según mi ideología resolverían los verdaderos problemas, costumbres perversas que se hicieron normales de a poco comenzaron a incomodarme, a hacerme sentir manchada, un sucio pasado que debía dejar atrás de algún modo y aún así me preguntaba -¿En que momento me lastime yo sola?- mis ojos subrayaban la palabra dignidad a cada instante y preferí no pensar más, cerré el diario con dolor y aflicción, apague la vela y volví a recostarme con le diario abrazado fuertemente a mi pecho, solo por un instante mi mano se separo para cobijarme entre telas más gruesas que el satín, acomode mi cara en un lado de la almohadas, casi a la orilla y allí quizás porque me había acostado de costado, las lágrimas volvieron a salir o porque recordaba lo que había perdido, lo que había entregado en mi necedad de venganza contra la humanidad, perdí a mis padres que esa noche antes de la tragedia me dejaron en medio de la nada, asegurando que ni siquiera eran mis verdaderos padres, John, mi mejor amigo que jamás quiso volver a verme después de que estaba en tratos con The Phantom, a Stefano y a Alessandro, el hombre que siempre he amado.
La recámara quedo en un silencio profundo y una oscuridad deprimente que me hizo desatar los sollozos que me dictaban hacer lo correcto por una vez en mi vida y lo correcto era comenzar de cero, olvidar con algún método extraño mi pasado y luchar al lado del hombre que lo perdió todo como nosotros -Entre vampiros y humanos, no hay diferencias entonces ¿Porque nos odiamos tanto?- susurre y me hice la promesa que algún día respondería a esa y otra interrogante ¿Que era lo que Leviathán había preparado para mí? y así de a poco y entre interrogantes quede sumergida en el profundo sueño de los no muertos cuando el sol ya casi se había asomado por el alba.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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