Norah R. van Österreich | ID

FISICO

 
Sus cabellos castaños oscuros, concienzudamente cuidados, caen en cascada sobre sus hombros hasta más o menos la mitad de su espalda. Ni son lisos ni demasiado rizados, pero sí bastante sedosos y de aspecto brillante. Su mirada es azulada, con destellos verdosos a medida que nos separamos de la pupila, profunda y cautivadora. Sus ojos son expresivos y capaces de transmitir cualquier emoción aunque la mayoría del tiempo lleven intrínsecos en ellos, un dejo de timidez y dulzura... aunque ninguna de estas dos características formen parte de su personalidad. Siempre los mantiene bien abiertos, denotando igualmente la curiosidad que la caracteriza. Igualmente, transmiten su carácter fuerte a la perfección, y es que tanto cuando se enfada como cuando sonríe, la mueca más curiosa en ellos es que se empequeñecen, dándole un aspecto en cierto modo tierno.

Su piel es pálida, cremosa, y sus mejillas adquieren un tono rosáceo cuando se ruboriza, algo no demasiado frecuente. Su nariz es recta y pequeña. Sus labios, carnosos y siempre sonrojados.

Proporcionada, con curvas de infarto y busto generoso, motivo por el cual su feminidad se hace aún más evidente con la gracilidad que demuestra en sus andares y gestos. Puede decirse que, en cierta forma, esto es algo que ha aprendido, una costumbre que imita a la perfección el cánon que todos aceptarían de una "señorita" de bien.  

Otros detalles: Su apariencia es misteriosa, un tanto fría y lejana. Analítica más bien.

PSICOLOGÍA

Cabello tan negro como en azabache, y ojos tan azules como el cielo sin nubes por la mañana. Sonrisa confiada. Segura de sí misma y del suelo que pisa cada día al caminar, la vida es un reto a asumir. No ante el que rendirte. De actitud fiera e idealista, siempre ha tenido muy claro lo que piensa y lo que deja de pensar. Lo que le gusta y lo que no. Artista del engaño, considera que en un mundo hecho enteramente para hombres, la mentira es el arma más importante que tienen las mujeres. Nada complaciente y profundamente contraria a las normas establecidas, tanto las establecidas por la sociedad, como las de su propia familia.

Carácter difícil, Norah nunca ha sido una persona abierta a las personas, sociable, y la chica que te saluda cuando pasa a tu lado por la calle, no, esa no es ella. Norah es la chica que buscará el mínimo detalle para decirte lo imperfecto que eres, y se tiene tan creída su perfección que no se da cuenta de que ella es la que más imperfecciones tiene. Manipuladora nata. Lágrimas de cocodrilo, maestra del fingir y de la manipulación emocional. Sabe qué cara poner, cómo y cuando, para conseguir lo que quiere. Usa el llanto como arma, y se queja de aquellos que lloran de verdad. Alguna vez, ante sus continuas quejas acerca de la molestia que le supone que la gente llore a su alrededor, le han echado en cara que ella también llora, pero su contestación es bien clara "Yo por lo menos lloro para conseguir cosas, tu lloras por ser débil". La debilidad es un lastre, y ella lo sabe. Por eso siempre lucha por ser la más fuerte.

Astucia, eso le sobra a Norah. Como en esa pequeña cabeza puede haber espacio para tantas ideas, y todas ellas programadas segundo a segundo, sus planes siempre se cumplen a raja tabla, y siempre le han salido bien. Nunca deja margen al error. No se permite fallar. Sabe cómo hacer algo y que nunca la culpen a ella, sabe cómo poner esa cara inocente que a todo ser humano le partiría el alma, sabe cómo engañar a su familia con ese aspecto mártir que Dios le otorgó para sus pequeñas maldades... Y a veces, no tan pequeñas. Una arpía. Hace y deshace a su antojo. Egoísta, bastante insensible, y muy recelosa. No confía más que en un par de personas. El resto, a menos que los necesite para algo, no significan nada para ella. Si llegas a tocar su corazón (cosa que sólo ocurre si eres capaz de "domarla"), se comportará como una persona posesiva y controladora, debido sobre todo a la falta de amigos que ha tenido durante toda su vida. En el fondo, tiene sentimientos, pero tiene miedo a que la dañen. Si te quiere, lo hará para siempre. De eso no tengas duda. Y pondrá todo lo que tenga en su mano para ayudarte.

HISTORIA

Robert Sèrgei van Österreich fue un famoso y aclamado médico, cirujano y filósofo, descendiente de una famosa familia de la aristocracia austríaca, muy próspera, y cuya fortuna había ido incrementándose notablemente de generación en generación, a diferencia del resto de familias que habían visto reducidos sus bienes con el paso de los años. Era, sin duda, una familia digna de envidiar, mas todos reconocían que habían trabajado mucho para conseguir todo cuando tenían. Mientras que la nobleza de la época se había limitado a gastar la fortuna heredada de sus ancestros, la familia van Österreich había incrementado su capital trabajando tanto o más como una familia de media clase, aunque por supuesto, sus trabajos siempre fueron muy reconocidos, y siempre tuvieron algo que ver con la medicina o el campo de investigación científica, que poco a poco se había abierto camino en la mentalidad cerrada propia de la época.

La juventud de Robert fue divertida, o al menos, así es como siempre la había descrito. Se pasó parte de su infancia y adolescencia viajando por todo el mundo con su padre, quien esperaba que luego fuese él quien se encargara de manejar el modesto "imperio" que la familia durante tantos años había luchado por conseguir. Hay que decir, que los van Österreich formaban parte de la "nueva nobleza" forjada a mediados de la Edad Media, cuando una van Österreich, llamada Elisabeth, contrajo matrimonio con un príncipe que jamás llegó a gobernar nada y se gastó todo cuanto tenía en bebida y mujeres. Fue ella quien empezó a levantar los cimientos de la familia. Era una muchacha recatada e inteligente, y se guardó su propio dinero para invertirlo en la investigación médica. Y no pudo haber hecho mejor negocio. Con el paso de los años, la investigación en este campo fue dando sus frutos, llegando a ser lo que era hoy día. Todos los van Österreich eran y habían sido, médicos o investigadores en este campo, no tanto por tradición como por interés. Pareciese que los genes de la inteligencia y la curiosidad se siguieron transmitiendo durante tantas décadas.

Robert, una vez graduado en la universidad, se topó con una cantinera, Erika, de la que se enamoró profundamente, pidiéndole matrimonio. Al principio, la familia van Österreich se mostró contraria al enlace, pero al conocer a la muchacha, inteligente pero sin suerte en la vida, cambiaron de opinión. Se casaron apenas unos meses después. Un año después, Erika dio a luz a Norah, nombre que le puso minutos antes de morir. Una vida por otra vida. El potente llanto de la niña camufló la tristeza por la muerte de la madre, aunque sería un hecho que nadie olvidaría. El doce de enero de 1778 se celebraría desde entonces una ceremonia doble, el cumpleaños de la hija y el recuerdo de la muerte de la madre, aunque siempre sería con alegría, puesto que Erika expresó durante todo su embarazo lo alegre que estaba por traer una nueva vida al mundo, sin temer lo que pudiera pasar. Nadie supo por qué murió, y eso en cierta forma hizo tambalear los cimientos en que se sustentaba la familia: la medicina no había podido salvarla, ¿tenía sentido confiar en ella? No duró mucho aquel pensamiento, puesto que la niña trajo la alegría que la madre dejaba. Desde el momento en que la vio, Robert ya la amaba con todo su corazón: era idéntica a su madre. Los mismos ojos verdosos y el mismo cabello negro azabache.

Norah fue un terremoto desde el principio, tan ávida de saber como su padre, y siempre interesada en todo cuanto él hacía. Ambos eran inseparables. Robert la llevó consigo en casi todos sus viajes por Europa y América. Juntos visitaron desde Berlín hasta Pakistán, pasando por París, Londres, Moscú, Turquía, Noruega y muchos más lugares que cautivaron el alma de la niña, quien siempre supo que en su futuro haría eso mismo con sus hijos, o ella sola. De estos viajes también se trajo su pasión por aprender nuevos idiomas, en total, a lo largo de su vida, ha conseguido dominar cinco: el italiano, sueco, francés, inglés, y alemán, además de su idioma natal. Siempre recibió clases en su casa. Muchos grandes maestros en arte y ciencias querían ser profesores de la nueva mente de la familia van Österreich, y muchos de los que lo lograron se sorprendieron con la capacidad de la niña para entender y relacionar conceptos. Era casi un genio en todas las materias, aunque mostraba su desagrado por las matemáticas puras, tendiendo más a la filosofía y la biología. Tenía claro desde pronta edad que quería dedicarse a lo mismo que su padre. Quería ser médico, e investigar cómo curar a las personas, en el fondo, impedir que murieran como le ocurrió a su madre. Algo que nunca lograría por su condición de mujer, acentuando su desagrado por las normas sociales. Además de los viajes y los idiomas, lo que más le gustaba era el arte. Le apasionaba cómo ciertas personas tenían la capacidad de plasmar aquello que sentían en forma de canciones, cuadros, o movimientos. Su padre, atento siempre a todas las demandas de su hija, le puso una tutora de canto, que la acompañaría desde los cinco años hasta la actualidad, y un profesor de piano y violín, sus otras dos pasiones.

Como siempre estaba viajando, o estudiando dentro de casa, no tenía demasiado tiempo para hacer amigos de su edad, aunque siempre que iba a reuniones con su padre, los adultos se maravillaban con su carisma y su capacidad para hablar de casi cualquier tema que se propusiera. Todos reconocían en ella a la hija ejemplar, a la futura mujer ejemplar, y a una madre ejemplar, aunque esto último nunca le hizo gracia del todo. Y pensaba que a su padre tampoco... Hasta que apareció ella. Reginna, una italiana aprovechada que se notaba que iba a por el dinero de su padre. Se casaron cuando ella cumplía doce años, y aunque ella siempre mostró su desagrado por su nueva "madrastra". Fue en esa época cuando su carácter comenzó a cambiar, ante la necesidad de recuperar la atención de un padre que la ignoraba.

A la edad de dieciséis años, habiendo conseguido un puesto como cantante en un teatro de Berlín, supo que iba a tener un hermano. Lo odió desde el principio, y jamás fue a visitarlo hasta que su familia se mudó a París y ella tuvo que acompañarles. El niño era un terremoto, y el hecho de que su padre hiciera lo mismo que con ella, pero contento porque fuese un hombre y no una chica, siempre le fastidió. Una vez en París, su padre le compró una mansión en el centro, ante sus continuas quejas. Se ven de vez en cuando, aunque, dolido por la actitud de su hija, cada vez la visita menos. Actualmente ha obtenido un puesto como profesora de canto en el conservatorio "LES ENFANTS D'APOLLON", lo que la está ayudando a acumular su propia fortuna.

.creditⓇ nuno