Amarant, el cazador de fuego || ID

por **Amarant Coral** Jue Oct 24, 2013 12:44 am

Amarant

Amarant Coral ▪ Salamander, el pelirrojo, el rojo ▪ 26 años ▪ Humano clase baja ▪ Cazador ▪ Heterosexual ▪ Parisino

DESCRIPCIÓN FÍSICA

Altura: 1'95 cm.
Peso: 81 kg
Color de pelo: Nació con el pelo rojo intenso, pero actualmente lo tiene castaño oscuro.
Color de piel: Algo morena, pero por el sol.
Color de ojos: Castaños claros, pasando a verde pardo.
Otros:
○ Tiene un tatuaje de una salamandra en horizontal negra en la parte delantera de su brazo que simboliza su apodo. Imagen del tatto
○ Varias marcas de peleas, así como muchas cicatrices por su cuerpo.
○ La frase de "La seule chose que vous pouvez faire confiance à l'avenir est incertitude" (En lo único que puedes confiar en el futuro es en la incertidumbre) desde la mitad de su pecho hasta acabar su hombro en letra muy pequeña y casi ilegible desde lejos.

Amarant C.:

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Amarant es una persona demasiado compleja, pues su personalidad cínica y solitaria. Es un hombre que, a primera vista, es demasiado silencioso, bastante solo pues ya ha estado acostumbrado desde muy pequeño a una soledad o a desconfiar de todo el mundo, ya que siempre le daban puñaladas en la espalda. Debido a su personalidad un tanto seca, a penas la gente se relaciona con él o, cuando lo intentan, digamos que tiene una manera de comunicarse un poco "Exquisita".

Al principio no se puede pedir milagros, pues con los desconocidos que les habla es capaz o de pasar de ellos, dejándoles ahí hablar o cosas así, o, quizá, si le conviene por su propia cuenta o si se lo merece, le hablará a esa persona o le ayudará. Digamos que es bastante silencioso y poco hablador. No confía en nadie y hay veces que hasta deconfía de sus decisiones; es demasiado perfeccionista para casi todo lo que él suele hacer.
No llega a coger confianza a las personas a no ser que vea que le pueden caer bien y para eso necesita tener una serie de requisitos mínimos como simpatizar de buena manera con este respetando su espacio vital, no ser demasiado rico y no fardar de ello y, sobretodo... ser una persona persistente y que sea capaz de sacrificar su vida si este esta en peligro, demostrando que es buen amigo. Si tienes esos factores, Salamander (o Amarant) puede llegar a comportarse de manera un tanto sociable. Puede ser una persona bastante tranquila y sosegada, con ese tono de ironía que siempre desprende. A veces no se nota la diferencia de personalidad... pero, por lo menos, ahora no es capaz de matarte incluso si te pasas de la linea y confía solamente un poco más.

Al ser siempre un alma solitaria nunca ha estado en un "grupo social" -tener amigos de verdad- ni nada por el estilo, por lo que le dificulta eso de entablar amistad. Realmente, quiere saber lo que es permenecer a un grupo y tener que confiar en ellos, a la fuerza, mientras simpatizan entre todos. Su pensamiento es demasiado egoísta para esos tipos de cumulo de personas, al igual que su reputación, pero... ¿quién sabe si puede llegar a cambiar esa forma de ver?

Su personalidad ermitaña desde muy infante le ha hecho carecer de sentimientos como el amor fraternal-filial o el amor a una pareja, por eso es demasiado inexperto en eso del tema relacionado con el cariño carnal o el cariño de pasión. Nunca sabe como expresar sus sentimientos, pues es una persona muy ópaca para expresar lo que realmente siente y piensa. No sabe tratar con mujeres, pues no discrimina por sexo a la hora de pegar a alguien cuando se ve amenazado, por eso a penas se le acerca una fémina.
No se sabe si él esta hecho para el amor, pues nunca se ha descubierto, pero puede llegar a ser una persona demasiado protectora y muy agarrada a esa persona que ame.
Quizá, si se llega a enamorar, debe sentirlo por el corazón y dejarse llevar... y eso él lo sabe de sobra.

En conclusión, Salamander es uno de los más temidos cazadores que tiene una reputación de ladrón y asesino bastante temido, cerrándose demasiado para que la gente no le llegue a conocer. Puede ser amigable, pero.. es demasiado difícil sacarle ese lado y esa personalidad, a no ser que tenga un buen día (poco probable).

GUSTOS

▪ Pasar tiempo en la taberna de su buen amigo.
▪ Que no le molesten.
▪ Sus ratas; al principio las odiaba, pero ahora le encanta su pelo.
▪ Su reputación como ladrón que lo aleja de las personas.
▪ Las personas que hablan mucho, pero respetando su manera de ser; no es muy hablador pues no sabe mucho, pero le gusta las personas que le hablan y son agradables... pero no tanto.
▪ Los bosques.
▪ Las misiones de caza de vampiros.
▪ Las guerras y peleas; le encanta ser el espectador de ellas o ser la persona que gana en estas.
▪ Las mujeres de buen ver.
▪ Fumar.
▪ Su idioma natal: el alemán.
▪ Los niños pequeños y los bebés, pero intenta mantener siempre eso en secreto.
▪ El silencio.
▪ El calor. Le encanta el verano.
▪ Parecer bueno con sus enemigos y después darle el estocazo por la espalda.
▪ El sexo. Solamente eso.
▪ Dormir; es capaz de descansar en cualquier lugar, aunque controla bastante sus horas de sueño.
▪ La música, aunque a penas escucha de eso.

DISGUSTOS

▪ Los privilegios de las personas ricas. Les tiene bastante envidia y siempre roba a los que tienen más que él y no lo utilizan bien.
▪ El estamento actual.
▪ El clero y la iglesia; cree en Dios, pero no ve justo los privilegios de que los curas tienen.
▪ Las personas que son capaces de derrotarle; tiene muy mal perder.. pero MUY malo.
▪ El cúmulo de gente "rica"; en cambio, si se ve con gente que esté pasando su situación, no le molesta tanto y se siente más calmado.
▪ Las personas con la misma personalidad que él.
▪ Los ruídos muy fuertes y extridentes.
▪ Los niños pequeños e insorpotables.
▪ No le gusta que le toquen cuando no conoce a la persona. Es capaz de pegarte si es necesario.
▪ Las estaciones frías, pues el vive en la calle... por ahora.
▪ Que las personas le agobien con preguntas sobre él.

HISTORIA

Una larga y solitaria vida es la que depara este cazador sin límites hacía su aventura, pero digamos que lo que le hace ser así de "especial" es su largo pasado lleno de penumbria del que fue superviviente, a pesar de ser un niño pequeño sin nada. A veces la gente no entiende como se puede comportar así este hombre -con esa personalidad tan arisca-, pero lo que a nadie le ha contado es su historia y, por eso, nadie puede comprender al desdichado de Amarant.
Para entender un poco mejor a este hombre vamos a empezar desde el princpio.

Amarant Carol nació en un pequeño pueblo alejado de París, el treinta y uno de octubre en 1773 en los barrios más pobres que podrían existir en esa época de pobreza. La madre no se vio atendida por nadie y, desgraciadamente, tuvo que morir en los brazos de su padre, el cual estuvo en todo momento al lado de la mujer. Por desgracia, Amarant tuvo que ser alimentado de la poca leche que tenía la madre hasta que falleció un día después. El padre atendió al niño durante un año largo hasta que, desgraciadamente, se sumió al alcohol y las drogas y tuvo que dar al niño, pues se le hacía demasiado grande el papel de padre y no tenía ya a su mujer como para cuidarlo. La gran depresión de su padre le hizo dar al niño a un convento de Jesuítas donde allí lo adoptaron como un hijo más, con la esperanza de que en el día de mañana fuese un buen fraile.

Aquel bebé pelirrojo fue bautizado cuando tuvo dos años y a lo largo de su infancia creció en ese lugar, en la gloria del señor. Al principio todo iba bien, le trataban como un rey gracias al padre que cuidaba la iglesa. San Frederic lo trataba como su propio hijo a aquel revoltoso niño pelirrojo que ya había aprendido a decir la mitad del padre nuestro con cinco años. Todo le iba bien, pero... aquí es cuando Amarant empezó a torcerse en mal camino.
San Frederic murió de un ataque al corazón cuando estaba en el pozo del bosque sacando agua. Antes de su muerte, el pequeño niño le acompañó por obligación, como castigo. A veces podía ser muy revoltoso pero, esta vez, el accidente no tuvo la culpa aquel pelirrojo, pues era un alma inocente que le falló el karma. El niño le fue a entregar la jarra del pozo al cura que descansaba sentado con todo el solanero y, de pronto, se lo encontró incosciente. El niño corrió hacía el padre y, de pronto, se le soltó el cubo de agua y la larga barilla de metal que sujetaba el cubo acabó soltándose de haberse tropezado de golpe y se la clavó entre cejo. Parece impresionante, pero así es como se lo contó a los demás frailes cuadno trajo arrastrando el cuerpo del padre hacía el convento. Nadie creyó al niño a pesar de estar llorando y en un estado de shock y, a partir de ahí, se convirtió en un esclavo de los frailes del convento. Les hacía de todo con solamente cinoc años, a penas le daban de comer y, encima, dormía entre la paja.

Pasó un largo tiempo en tranquilidad, sin volver a armarla, pero justamente un mes antes de su cumpleaños de los ocho años, volvió a ocurrir otra desgracia que le dieron relación todos los componentes de esa iglesia.
El niño se había cabreado con el fraile que le había traido la comida, pues ese día no le había dado nada de comer y, por la noche, solamente le dio las sobras. Estuvo limpiando y recogiendo las cosechas para llevarse esa comida, ¿eso se puede ser justo? No, el pequeño niño estaba hambriento y fue a la cocina, indignado, cuando nadie le veía, a preparse algo al fuego. Una carne le venía genial. Empezó a preparalo como sabía, pero, obviamente, le pilló el encargado de darle de comer y empezaron a enzarzarse en duelo. El hombre maltrató al niño hasta que este le propinó un empujón que le dio directo hacía donde estaba el horno, abriéndole la cabeza por el golpe que él se dio, por el susto. No se esperó aquello... pero el niño ya sabía que era su fin. Lo condenaron de brujo esa noche y, cuando estuvo a punto de ser ahorcado por aquellos frailes, pidió a Dios que le diese fuerzas para poder fugarse. Y, por la noche, antes del alba, donde tocaría su muerte quemado como un brujo, salió huyendo hasta la capital jurando que no volvería a pisar ese pueblo... NUNCA.

Unos días más tarde pensó que en la capital le pasaría cosas buenas, pero por mucho que se podía a mendigar, nadie era bueno con él. ¡Ni los propio vagabundos! El primer día que empezó en la calle, todo el mundo se apiadó de aquel niño de ocho años y se quisieron aprovechar de él aquellos vagabundos que veían al niño. Amarant, el cual ya iba siendo más desconfiado de las personas y había sufrido mucho, se negó y esos propios hombres volvieron a quitarselo todo. Se quedó con solamente una camisa blanca y unos pantalones finos manchados. Daba pena... y durmió en la calle.
Un mes entero pasando hambre y frío esa estación de noviembre, con un cumpleaños lleno de soledad y pidiendo en la calle.
Por fin hubo un alma caritativa que se apiadó de él, pero, como no, solamente lo dejaron en un orfanato lleno de niños revoltosos, sin a penas comida. Aquella mujer que le ayudo le dijo que vendría a por él cuando estuviese mejor económicamente... pero nunca vino.

De nuevo, en aquel orfanato, se pasó los años muertos hasta la adolescencia. En ese lugar, al menos, podía ser libre, pero sufriendo la discriminación de los niños, los cuales le llegaron a rapar la cabeza por su color de pelo rojo y por ser el menor de todos. Nadie ayudaba a ese niño, ni la propia organizadora de ese orfanato... nadie.
A pesar de todo el dolor, a Amarant le encantaba salir todas las noches por París a curiosear. Se empezó a aficionar a robar a las personas algunas monedas para comprarse, al día siguiente, más desayuno para comer. Y así se fue haciendo su vida: se despertaba temprano, compraba algo de desayunar y se lo comía mientras iba a su orfanato en el norte de París, desayunaba otra vez, se peleaba con todos los niños que le hacían bullying, comía, estaba solo en los alrededores, se dormía la siesta, se volvía a pelear, cenaba, fingía irse a dormir y se fugaba por ahí. Su día a día era así y a él le gustaba... hasta que, como no, aquellos niños, ya con unos quince años de edad, le tendieron una emboscada. Primero fingieron ser sus amigos, se lo pasaban bien y Amarant les enseñaba lo que hacía y como robaba. Pasaron casi un año siendo amigos, pero lo que él no sabía es que estaba siendo una simple marioneta de la venganza más fría de todas.
Cuando llegó ese día, resultó que esos niños había planificado robarle a un noble que venía a dar un donativo demasiado escaso. Sus queridos "amigos" descubrieron al niño y, con eso... este acabó, de nuevo, en la calle tras unas largas palizas de la maestra y tras haberle echo de su larga melena rastas como castigo.

Se volvió a criar por la calle, pero esta vez debía de ser más silencioso para poder robar hasta a los vaganbundos. Debía de mantenerse con vida y así era la mejor forma, hasta que a los dieciocho empezó a trabajar en una taberna. Quizá su vida a partir de aquí se fue haciendo más monótona y empezó a los veinte a ser cazador por el simple hecho de que un vampiros casi bebió de su sangre, dejando a todo el mundo que le rodeaba incosciente y muchos asuntos más. Quizá su vida sin placeres y sin destino a seguir viviendo le llevo a la aventura, haciendo que dejase su trabajo de tabernero y, con el poco dinero que le daban esas misiones, podía sustentarse para toda la semana.

Amarant sigue viviendo entre la pobreza, pero ahora no sufre tanto como antes. Prefiere estar solo, dormir en la calle o, cuando puede, en algún hostal que pueda permitirse. Suele ser un ser independiente que parece vivir en la mierda, pero nunca se atreve a pedir. Nunca lo verás pidiendo... no desde lo que le pasó con los vagabundos y de las penumbrias que le pasó de muy pequeño.
Actualmente vive algo estable, comiend lo que puede en una taberna donde le tienen en amistad, lo cual eso le facilita a él. Pero, a pesar de todo, él no tiene un techo donde sustentarse y puede ser que alguna vez os lo encontréis por las calles parisinas como solamente un conocido... o como tu peor enemigo: Salamander, uno de los más temidos cazadores y ladrones de París.

EXTRAS

▪ No sabe nada de su padre ni de su madre. Realmente nunca le importó quienes fueron, pero tiene una marca de nacimiento al de su padre y aun conserva su nombre de este: Coral.
▪ La tortura que le hicieron los monjes antes de matarle fue quemarle las manos a Amarant enteras, dejándole quemaduras de dos grados, y apalearle vivo.
▪ Hay veces que nunca ha llegado a dormir durante semanas y meses. Es un noctámbulo.
▪ Sus armas preferidas y las que siempre suele llevar encima son dos mintones o garras hechas de plata en sus manos para poder pelear cuerpo a cuerpo, las cuales suele envenenar. La arma que suele usar siempre es llamada como: Manopla Rúnica, la cual es un guante marrón con un gran filo envenenado con veneno de efecto casi inmediato de parálisis y con pinchos alrededor.
▪ A penas tiene miedo a nada. A lo único que teme es a la muerte en soledad.
▪ Su mayor manía es tocarse el pelo y crujirse los dedos cuando está aburrido o haciéndolo por hacer, casi sin darse cuenta.
▪ Esta demostrado que puede levantar el doble de su peso, aunque no tiene demasiada flexibilidad y resistencia. Lo que más tiene es fuerza y velocidad para esprintar.
▪ Tiene una personalidad oculta bastante buena con los niños, pues tiene algo de instinto paternal.
▪ Sabe escribir y leer gracias a los monjes que le enseñaron desde muy pequeño, por obligación.

diseñado por shiki @ sourcecode

por **Tarik Pattakie** Sáb Oct 26, 2013 1:31 am

OBSERVACIONES:

TU FICHA ESTÁ CORRECTA, PERO AÚN TE QUEDA RESOLVER LA CUESTIÓN DEL NOMBRE. AVISA CUANDO HAYAS HECHO EL REGISTRO PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF APRUEBE TU FICHA. GRACIAS.