AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Alejate del lobo [Rannia]
2 participantes
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Alejate del lobo [Rannia]
Es una previsión muy necesaria comprender que no es posible preverlo todo.
Jean Jacques Rousseau
El viaje ha Venecia había sido exclusivamente por lo que llamaron búsqueda y rescate, aunque Astor dudaba seriamente de que hubiera algo que rescatar. Hayden un inquisidor estaba desaparecido, nadie sabía nada de él solo que su esposa Giulia estaba en una organización que en unos momentos había intentado destruir a la inquisición, pero claro todos sus esfuerzos fueron meramente inútiles en contra de los inquisidores.
Según el reporte que había recibido, se sospechaba que esa mujer había asesinado a a Hayden o algo de esa naturaleza, por lo que le enviaron exclusivamente a asesinar a esa mujer y rescatar al inquisidor.
Estaba molesto por haber tenido que viajar, siempre le mandaban de un sitio a otro por el sencillo hecho de que era su "misión" pero el tener que dejar a Corinne tan cerca de su primer luna llena le alteraba de más y le volvía más voluble que en otras ocasiones y para muestra de eso, solo debía enumerar a todas las personas que estuvo golpeando hasta que se entero de la ubicación de la mujer aquella. Asesinarla sería después de todo un enorme placer, sin mencionar que se percato entre otras cosas, que en aquel lugar existían más sobrenaturales y más de la denominada "alianza".
Sin esperar si quiera a que la noche cayera fue a ver el lugar, las cercanías de aquella casa que emboscaría por la noche. Camino normal, analizando los lugares aquellos, previendo rutas de entrada y salida por las que pudieran intentar escapar, aunque dudaba seriamente que alguien fuera capaz de escapar una vez que él estaba inmiscuido en el asunto.
Lo que volvía desventajosa Venecia, era que poseía un sin numero de escaparetes y zonas que quedaban bloqueadas.
Sus pasos le llevaron a las afueras de aquel lugar que era el hogar de sus víctimas que para su fortuna estaba un tanto alejada de todos aquellos inconvenientes, pues se encontraba al sur y permaneció ahí parado, observando fijamente el lugar como si aguardara que alguno de ellos apareciera para asesinarles ahí mismo a plena luz del día después de todo.
Suspiro, cansado de tener que estar ahí más valía que la mujer se dignara a aparecer pronto para poder ir de regreso a su hogar y mientras aguardaba miro el mar, quedando contemplando con dirección a ese azul profundo pudiendo ser observado por cualquiera en aquella mansión.
Jean Jacques Rousseau
El viaje ha Venecia había sido exclusivamente por lo que llamaron búsqueda y rescate, aunque Astor dudaba seriamente de que hubiera algo que rescatar. Hayden un inquisidor estaba desaparecido, nadie sabía nada de él solo que su esposa Giulia estaba en una organización que en unos momentos había intentado destruir a la inquisición, pero claro todos sus esfuerzos fueron meramente inútiles en contra de los inquisidores.
Según el reporte que había recibido, se sospechaba que esa mujer había asesinado a a Hayden o algo de esa naturaleza, por lo que le enviaron exclusivamente a asesinar a esa mujer y rescatar al inquisidor.
Estaba molesto por haber tenido que viajar, siempre le mandaban de un sitio a otro por el sencillo hecho de que era su "misión" pero el tener que dejar a Corinne tan cerca de su primer luna llena le alteraba de más y le volvía más voluble que en otras ocasiones y para muestra de eso, solo debía enumerar a todas las personas que estuvo golpeando hasta que se entero de la ubicación de la mujer aquella. Asesinarla sería después de todo un enorme placer, sin mencionar que se percato entre otras cosas, que en aquel lugar existían más sobrenaturales y más de la denominada "alianza".
Sin esperar si quiera a que la noche cayera fue a ver el lugar, las cercanías de aquella casa que emboscaría por la noche. Camino normal, analizando los lugares aquellos, previendo rutas de entrada y salida por las que pudieran intentar escapar, aunque dudaba seriamente que alguien fuera capaz de escapar una vez que él estaba inmiscuido en el asunto.
Lo que volvía desventajosa Venecia, era que poseía un sin numero de escaparetes y zonas que quedaban bloqueadas.
Sus pasos le llevaron a las afueras de aquel lugar que era el hogar de sus víctimas que para su fortuna estaba un tanto alejada de todos aquellos inconvenientes, pues se encontraba al sur y permaneció ahí parado, observando fijamente el lugar como si aguardara que alguno de ellos apareciera para asesinarles ahí mismo a plena luz del día después de todo.
Suspiro, cansado de tener que estar ahí más valía que la mujer se dignara a aparecer pronto para poder ir de regreso a su hogar y mientras aguardaba miro el mar, quedando contemplando con dirección a ese azul profundo pudiendo ser observado por cualquiera en aquella mansión.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Rannia caminó por el borde del tejado, convertida en un minino de brillante pelaje blanco y gris. Le encantaba pasar las tardes en los balcones cubiertos de geranios rojos, purpuras, blancos y amarillos, hasta que la sirvienta de la casa en donde se encontraba salía de pocas pulgas a echarla. Pero aun así, ella se tomaba su tiempo, esquivando los manotazos o los objetos que le tiraban. Solía reír mientras lograba cansarlas antes de huir a otro balcón o jardín y comenzar nuevamente su rutina de retozar entre flores o en lo sillones que decoraban el lugar.
Ya pronto el sol se ocultaría bajo las aguas del Lido y ella tendría que presentarse en la mansión para servir a su señora. Se acercó a una de las construcciones que se encontraban a pocos pasos de la residencia Vaggö, cuando algo la alertó, un olor particular, que le puso el pelaje de punta y olisqueó el aire – lobo – pensó mientras buscaba con la mirada el sitio exacto de donde provenía aquella esencia tan característica de los licántropos.
Saltó desde el tejado a una saliente de la elegante construcción y así fue descendiendo hasta colocarse a unos cuantos metros del individuo, se quedó quieta contemplándolo. Era un hombre alto de contextura atlética, entrecerró los ojos y no pudo dejar de ronronear mientras, su cola se movía de forma nerviosa de un lado a otro, - ¿que hace un licántropo, indagando un lugar tan apartado y a la vez tan común de la ciudad? -, era evidente que su objetivo tenía que ser la mansión, - ¿pero para qué, acaso no sabe que está infectada de inquisidores? - pensó mientras se movía sobre su lomo y con las patas extendidas como si se tratase de un simple minino que intentaba jugar y tomar los últimos rayos de sol, indagaba cual sería la presa que aquel chucho quería casar.
Lo oyó suspirar y dejar que su mente volara lejos de allí, mas lejos de lo que el mar que contemplaba lo llevaría de seguro si en sus manos estuviera el emprender el regreso, - de donde has salido, porque estas aquí – dijo utilizando su poder de telepatía, no creía que él lo pudiera captar pero el ensimismamiento en que el extraño había caído, le dio la oportunidad de intentar entrar en su mente.
Ya pronto el sol se ocultaría bajo las aguas del Lido y ella tendría que presentarse en la mansión para servir a su señora. Se acercó a una de las construcciones que se encontraban a pocos pasos de la residencia Vaggö, cuando algo la alertó, un olor particular, que le puso el pelaje de punta y olisqueó el aire – lobo – pensó mientras buscaba con la mirada el sitio exacto de donde provenía aquella esencia tan característica de los licántropos.
Saltó desde el tejado a una saliente de la elegante construcción y así fue descendiendo hasta colocarse a unos cuantos metros del individuo, se quedó quieta contemplándolo. Era un hombre alto de contextura atlética, entrecerró los ojos y no pudo dejar de ronronear mientras, su cola se movía de forma nerviosa de un lado a otro, - ¿que hace un licántropo, indagando un lugar tan apartado y a la vez tan común de la ciudad? -, era evidente que su objetivo tenía que ser la mansión, - ¿pero para qué, acaso no sabe que está infectada de inquisidores? - pensó mientras se movía sobre su lomo y con las patas extendidas como si se tratase de un simple minino que intentaba jugar y tomar los últimos rayos de sol, indagaba cual sería la presa que aquel chucho quería casar.
Lo oyó suspirar y dejar que su mente volara lejos de allí, mas lejos de lo que el mar que contemplaba lo llevaría de seguro si en sus manos estuviera el emprender el regreso, - de donde has salido, porque estas aquí – dijo utilizando su poder de telepatía, no creía que él lo pudiera captar pero el ensimismamiento en que el extraño había caído, le dio la oportunidad de intentar entrar en su mente.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
El mejor método para matar gatos, que siempre se aferran tenazmente a la vida: apretarles el cuello en una puerta abierta y tirarles la cola.
Franz Kafka
El olor a gato le llegó incluso antes de que el animal estuviera bastante cerca de él, pero prefirió ignorarle, si bien había captado un olor bastante peculiar en el gato supuso que era de esos que la gente rica tenia todo el tiempo a su alrededor y los llenaban de perfumes caros que después les hacían oler de una manera extraña.
La luz del día estaba abandonando todo y los tonos rojizos del atardecer comenzaban a iluminar las aguas fue entonces cuando aquella pequeña voz se escucho en su cabeza y se giro rápidamente a mirar al gato, que con porte elegante se quedaba ahí mirando en su dirección. Supo entonces a que se debía el olor peculiar que poseía… no era un gato común si no una cambiaformas. Preguntaba como si él tuviese algún motivo para responder sus preguntas, que no eran más que dudas algo tontas dado que aquel lugar estaba lejos de todo ¿No se le ocurría qué estaba haciendo allá?; se soltó a reír sin dejar de mirar en dirección a la gata ni un solo momento.
– ¿Acasó no te parece obvio? He venido a observar el bello atardecer – respondió con tono burlón y después cruzó los brazos frente a sí – Vamos gata, vete a tu casa que te deben estar esperando y deja de interrumpirme, mis motivos para estar aquí no te incumben y si no quieres que terminemos mal lo mejor será que te alejes tan pronto como te sea posible – su voz era firme y fuerte, pues no podía permitir que la presencia de aquel animalejo interviniera con su misión.
Miro de nuevo a las aguas, mientras los rayos del atardecer comenzaban a desaparecer, pues esas tonalidades jamás duraban lo suficiente. Lastima que las cosas molestas duraran algo más de tiempo, justo como aquel gato que aunque le había advertido se alejara continuaba ahí, vigilando sus movimientos; pero daba igual, ¿Qué podía hacer esa cambiaformas en su contra? Según su punto de vista nada y cuando el momento de asesinar a Giulia llegara solo sería un testigo más que eliminar quizás, eso si seguía metiendo la cola gatuna donde no le llamaban.
Franz Kafka
El olor a gato le llegó incluso antes de que el animal estuviera bastante cerca de él, pero prefirió ignorarle, si bien había captado un olor bastante peculiar en el gato supuso que era de esos que la gente rica tenia todo el tiempo a su alrededor y los llenaban de perfumes caros que después les hacían oler de una manera extraña.
La luz del día estaba abandonando todo y los tonos rojizos del atardecer comenzaban a iluminar las aguas fue entonces cuando aquella pequeña voz se escucho en su cabeza y se giro rápidamente a mirar al gato, que con porte elegante se quedaba ahí mirando en su dirección. Supo entonces a que se debía el olor peculiar que poseía… no era un gato común si no una cambiaformas. Preguntaba como si él tuviese algún motivo para responder sus preguntas, que no eran más que dudas algo tontas dado que aquel lugar estaba lejos de todo ¿No se le ocurría qué estaba haciendo allá?; se soltó a reír sin dejar de mirar en dirección a la gata ni un solo momento.
– ¿Acasó no te parece obvio? He venido a observar el bello atardecer – respondió con tono burlón y después cruzó los brazos frente a sí – Vamos gata, vete a tu casa que te deben estar esperando y deja de interrumpirme, mis motivos para estar aquí no te incumben y si no quieres que terminemos mal lo mejor será que te alejes tan pronto como te sea posible – su voz era firme y fuerte, pues no podía permitir que la presencia de aquel animalejo interviniera con su misión.
Miro de nuevo a las aguas, mientras los rayos del atardecer comenzaban a desaparecer, pues esas tonalidades jamás duraban lo suficiente. Lastima que las cosas molestas duraran algo más de tiempo, justo como aquel gato que aunque le había advertido se alejara continuaba ahí, vigilando sus movimientos; pero daba igual, ¿Qué podía hacer esa cambiaformas en su contra? Según su punto de vista nada y cuando el momento de asesinar a Giulia llegara solo sería un testigo más que eliminar quizás, eso si seguía metiendo la cola gatuna donde no le llamaban.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Muchas veces había utilizado su poder telepático, con animales, algunos cambiaformas parecidos a ella, pero con licantropos no estaba segura de poderlo hacer. Por eso cuando el hombre se dio vuelta con tal velocidad y la enfrentó mirándola directamente a los ojos, escrutándola, quemándola con la mirada, Rannia tembló imperceptiblemente, - o no, ¿otro que me creerá la asesina de sus parientes? – pensó recordando su encuentro con aquel vampiro en el restaurant. Su mente volvió rápido al presente, con un lobo no era buena idea andar cavilando en ensoñaciones que no le servirían de nada si el sobrenatural decidía atacarla.
Todo su cuerpo reaccionaba poniéndose alerta, ella no dejaría que aquel ser se acercara demasiado y si debían pelear cuerpo a cuerpo, estaba lista para convertirse en tigresa, - si el chucho molesta le daré una lección – pensó auto suficiente.
Cuando él le respondió con ese tono burlón, Rannia estuvo a punto de maldecir, hubiera querido convertirse en humano y pegarle un bofetón, - pero no me conviene, no tengo ropa y parece demasiado bruto y poco civilizado – caviló, sin darse cuenta que aun estaba unida débilmente al pensamiento del lycan. Cuando la reprendió sugiriendo que por su bien retirara, ella simplemente estalló, - pero que te crees chucho cretino, esto es un lugar publico y tengo todo el derecho de estar aquí – le espetó mientras con un salto veloz y elegante caía al suelo y comenzaba a restregar su esponjoso pelaje en las piernas del hombre, - no me hagas enojar que muy cerca de aquí tengo amigos que te pueden dar una buena lección de educación – rió mentalmente y dándole un zarpazo en la pierna derecha se alejó saltando de saliente en saliente hasta un balcón cercano.
Pocos segundos antes de decidir abandonar el lugar en busca de una azotea donde podría vestirse como una mujer y volver a la mansión, antes que la unión con el licantropo se rompiera, Rannia creyó entender, entre los pensamientos enmarañados del lobo, el nombre de su amada señora, se quedó estática como una escultura de las que coronaban los castillos y mansiones de la antigua ciudad de Venecia, sus ojos relampaguearon de ira, - no se quien eres, pero te juro que tu rostro no se borrará de mi recuerdo – dijo, mientras se daba la vuelta y subía al tejado saltando velozmente hasta llegar a la terraza que colindaba con la mansión.
Todo su cuerpo reaccionaba poniéndose alerta, ella no dejaría que aquel ser se acercara demasiado y si debían pelear cuerpo a cuerpo, estaba lista para convertirse en tigresa, - si el chucho molesta le daré una lección – pensó auto suficiente.
Cuando él le respondió con ese tono burlón, Rannia estuvo a punto de maldecir, hubiera querido convertirse en humano y pegarle un bofetón, - pero no me conviene, no tengo ropa y parece demasiado bruto y poco civilizado – caviló, sin darse cuenta que aun estaba unida débilmente al pensamiento del lycan. Cuando la reprendió sugiriendo que por su bien retirara, ella simplemente estalló, - pero que te crees chucho cretino, esto es un lugar publico y tengo todo el derecho de estar aquí – le espetó mientras con un salto veloz y elegante caía al suelo y comenzaba a restregar su esponjoso pelaje en las piernas del hombre, - no me hagas enojar que muy cerca de aquí tengo amigos que te pueden dar una buena lección de educación – rió mentalmente y dándole un zarpazo en la pierna derecha se alejó saltando de saliente en saliente hasta un balcón cercano.
Pocos segundos antes de decidir abandonar el lugar en busca de una azotea donde podría vestirse como una mujer y volver a la mansión, antes que la unión con el licantropo se rompiera, Rannia creyó entender, entre los pensamientos enmarañados del lobo, el nombre de su amada señora, se quedó estática como una escultura de las que coronaban los castillos y mansiones de la antigua ciudad de Venecia, sus ojos relampaguearon de ira, - no se quien eres, pero te juro que tu rostro no se borrará de mi recuerdo – dijo, mientras se daba la vuelta y subía al tejado saltando velozmente hasta llegar a la terraza que colindaba con la mansión.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
¿Cretino? Precisamente eso era y bueno un punto tenía la gata por decirle aquello que él consideraba un absoluto halago, un cumplido para su maldita personalidad de asco que tenía siempre.
– Bueno pues entonces permanece aquí pero deja que este en paz maldita gata molesta y no hables más que no me interesa lo que pienses o te moleste porque este aquí.
Miro con molestia como se acercaba hasta sus piernas y restregaba su cuerpo contra él, el zarpazo no le sintió casi nada, le vio saltar y escucho aquello que era una especie de amenaza y se alegro de eso.
– Vamos gata, llama a tus amigos que estoy aburrido en estos momentos y me encantaría poder matar a unos cuantos inútiles antes de entrar al verdadero trabajo, si es que a esta tontería se le puede llamar trabajo – consideraba aquello una misión sencilla, entrar, obtener información, rescatar si es que podía y volver. Simple sencillo con todas las bajas que se interpusieran en su camino y si esa gata seguía ahí seria ella la primera baja.
¿Qué demonios era lo que esa gata planeaba? Tanto quería morir como para amenazarle, lastimarle y seguí ahí aunque él le dijera que se alejara. Ahora ya no estaba tan seguro de desear que se alejara, si permanecía ahí hasta que llegara su presa principal aprovecharía para de manera "accidental" asesinarle, como siempre.
– Deja des estar fastidiando cuantas veces más quieres que te lo diga… – se burlo cuando le dijo que no olvidaría su rostro y se giro a mirarle mientras la felina se alejaba del lugar – vamos no te vayas tan pronto que para que mi recuerdo se quede bien en ti puedo dejarte más regalos – menciono burlón justo antes de guiñarle el ojo – y para que no te sea tan complicado reconocerme mi nombre es Astor así que tampoco lo olvides gata.
Había pensado en recuperar su posee de antes pero termino por suspirar y mirar hacía la casa aquella dando unos pasos en dirección al lugar, ¿Por qué no terminar de una maldita vez por todas? Nadie podría detenerle y menos unas personas normales como aquellas así que lo mejor sería entrar en la casa y destruir todo cuanto encontrara a su paso. Una vez cerca de la casa, salto aquella entrada que mantenía a los extraños fuera, el juego había comenzado.
– Estúpido Hayden… – gruño, porque estaba en aquel lugar finalmente solo por aquel hombre demasiado descuidado consigo mismo como para encargarse de las cosas por su cuenta.
– Bueno pues entonces permanece aquí pero deja que este en paz maldita gata molesta y no hables más que no me interesa lo que pienses o te moleste porque este aquí.
Miro con molestia como se acercaba hasta sus piernas y restregaba su cuerpo contra él, el zarpazo no le sintió casi nada, le vio saltar y escucho aquello que era una especie de amenaza y se alegro de eso.
– Vamos gata, llama a tus amigos que estoy aburrido en estos momentos y me encantaría poder matar a unos cuantos inútiles antes de entrar al verdadero trabajo, si es que a esta tontería se le puede llamar trabajo – consideraba aquello una misión sencilla, entrar, obtener información, rescatar si es que podía y volver. Simple sencillo con todas las bajas que se interpusieran en su camino y si esa gata seguía ahí seria ella la primera baja.
¿Qué demonios era lo que esa gata planeaba? Tanto quería morir como para amenazarle, lastimarle y seguí ahí aunque él le dijera que se alejara. Ahora ya no estaba tan seguro de desear que se alejara, si permanecía ahí hasta que llegara su presa principal aprovecharía para de manera "accidental" asesinarle, como siempre.
– Deja des estar fastidiando cuantas veces más quieres que te lo diga… – se burlo cuando le dijo que no olvidaría su rostro y se giro a mirarle mientras la felina se alejaba del lugar – vamos no te vayas tan pronto que para que mi recuerdo se quede bien en ti puedo dejarte más regalos – menciono burlón justo antes de guiñarle el ojo – y para que no te sea tan complicado reconocerme mi nombre es Astor así que tampoco lo olvides gata.
Había pensado en recuperar su posee de antes pero termino por suspirar y mirar hacía la casa aquella dando unos pasos en dirección al lugar, ¿Por qué no terminar de una maldita vez por todas? Nadie podría detenerle y menos unas personas normales como aquellas así que lo mejor sería entrar en la casa y destruir todo cuanto encontrara a su paso. Una vez cerca de la casa, salto aquella entrada que mantenía a los extraños fuera, el juego había comenzado.
– Estúpido Hayden… – gruño, porque estaba en aquel lugar finalmente solo por aquel hombre demasiado descuidado consigo mismo como para encargarse de las cosas por su cuenta.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Se escurrió por uno de los áticos, el gato se fue transformando en una bella mujer de curvas sensuales pero delgada y flexible como las espigas del trigo. Se vistió rápidamente, estaba de mal humor, - como se atreve a tratar así a una mujer, aunque esté convertida en gato – refunfuño mientras se ajustaba su delantal con pechera de blanco inmaculado, - y tener el tupe de decirme su nombre para no olvidalo - , se contempló en un espejo que había colocado con anterioridad para llegar presentable a cumplir con sus tareas.
Sonrió satisfecha al ver su peinado y la prolijidad de su atuendo, - pues bien, no creo que personajes como ésos lleguen a lugares decentes como ésta mansión – apenas había expresado en voz alta aquel comentario cuando escuchó, gracias a su poderoso sentido de audición que la llamaban, - ¿has visto a Rannia? la señora la está buscando, desde hace mas de media hora – Rannia resopló, - hubiera llegado a tiempo si no fuera porque encontré perros callejeros husmeando los rincones inapropiados – se dijo mientras cerraba la puerta y bajaba la escalera para aparecer en la zona de la cocina.
- Por fin niña, te has dignado en llegar – la reprendió el mayordomo. Ella bajó su cabeza, - lo siento es que me sentía algo indispuesta – el hombre de mediana edad la contempló de arriba a bajo y tras rascarse el cuero cabelludo de su incipiente calvicie, suspiró – bueno, bueno, ve al despacho del señor Vaggö... - Rania abrió los ojos de forma desmesurada - ¿ya apareció el señor? - dijo apresuradamente y con una sonrisa que le iluminó el rostro, sin darse cuenta que había interrumpido a su superior y que éste se encontraba en verdad encolerizado – pero señorita Wittman, no sea impertinente – le gritó, - no, no ha vuelto, aun el señor... pero eso no tiene nada que ver... usted debe ir a realizar lo que la señora le ordene y en el momento que se le ordene – Rannia asintió compungida, mirando al suelo, - si señor Bacchi – estrujó con sus manos el delantal, estaba algo nerviosa, había descuidado a su señora por un engreído licantropo, - bueno, que esperas, ¡ve! - se exasperó el hombre. La doncella se asustó y en el momento que corría hacia la puerta que daba a la parte de la mansión donde se encontraba el escritorio, vio en una mesa la bandeja preparada para algún invitado, con algunas delicadeces, sus ojos golosos se enfocaron en la masa mas deliciosa. Con suma velocidad la tomó con su mano y la guardó en el bolsillo del delantal, - ya tendré un minuto para comerla – dijo con la boca hecha agua.
Al llegar al despacho encontró a su señora muy atareada, la mujer levantó la vista y al contemplarla parada en el marco de la puerta le sonrió, - bueno, que suerte que hayas aparecido – le dijo - mira, he terminado de ordenar algunos papeles del señor Vaggö – habló, mientras continuaba moviéndose de un lado a otro de la habitación - todo lo demás ya está seleccionado y acomodado en los lugares que he elegido -. Giulia había vaciado personalmente el despacho de su esposo de cualquier papel o carta que tuviera el sello de la inquisición. Todos los documentos que le parecieron que podían afectar a su amado los había colocado en un baúl con doble fondo, - los que parezcan mas importantes en el fondo y los menos importantes arriba – le indicó a Rannia, entregándole los últimos papeles.
Al concluir, Rannia subió por una estrecha escalera a un lugar de la mansión que no conocía, se sorprendió ya que pensó que había recorrido todo el lugar. El pasillos por donde iba estaba oscuro – se nota que es una zona de la casa deshabitada - caviló - nadie ha entrado en mucho tiempo, ni las sirvientas a limpiar, ni los guardias, ni inquisidores, nadie - arrugó el entrecejo al sentir el frio y la humedad que se enseñoreaban del lugar. Con ayuda de un sirviente, otro sobrenatural, fiel hasta la muerte a la familia Arezzo, cargaron el baúl, libros, y demás menesteres, los depositaron en una habitación en la que ya había un montón de trastos viejos y muebles en desuso.
Una sensación extraña, como si pudiera reconocer un perfume particular la alertó, asomó su rostro por el ventanuco y lo contempló, caminando con desparpajo por el jardín, - chucho sin vergüenza, ya veras – dijo mientras se dirigía decidida a tener una pequeña charla con el licantropo.
Sonrió satisfecha al ver su peinado y la prolijidad de su atuendo, - pues bien, no creo que personajes como ésos lleguen a lugares decentes como ésta mansión – apenas había expresado en voz alta aquel comentario cuando escuchó, gracias a su poderoso sentido de audición que la llamaban, - ¿has visto a Rannia? la señora la está buscando, desde hace mas de media hora – Rannia resopló, - hubiera llegado a tiempo si no fuera porque encontré perros callejeros husmeando los rincones inapropiados – se dijo mientras cerraba la puerta y bajaba la escalera para aparecer en la zona de la cocina.
- Por fin niña, te has dignado en llegar – la reprendió el mayordomo. Ella bajó su cabeza, - lo siento es que me sentía algo indispuesta – el hombre de mediana edad la contempló de arriba a bajo y tras rascarse el cuero cabelludo de su incipiente calvicie, suspiró – bueno, bueno, ve al despacho del señor Vaggö... - Rania abrió los ojos de forma desmesurada - ¿ya apareció el señor? - dijo apresuradamente y con una sonrisa que le iluminó el rostro, sin darse cuenta que había interrumpido a su superior y que éste se encontraba en verdad encolerizado – pero señorita Wittman, no sea impertinente – le gritó, - no, no ha vuelto, aun el señor... pero eso no tiene nada que ver... usted debe ir a realizar lo que la señora le ordene y en el momento que se le ordene – Rannia asintió compungida, mirando al suelo, - si señor Bacchi – estrujó con sus manos el delantal, estaba algo nerviosa, había descuidado a su señora por un engreído licantropo, - bueno, que esperas, ¡ve! - se exasperó el hombre. La doncella se asustó y en el momento que corría hacia la puerta que daba a la parte de la mansión donde se encontraba el escritorio, vio en una mesa la bandeja preparada para algún invitado, con algunas delicadeces, sus ojos golosos se enfocaron en la masa mas deliciosa. Con suma velocidad la tomó con su mano y la guardó en el bolsillo del delantal, - ya tendré un minuto para comerla – dijo con la boca hecha agua.
Al llegar al despacho encontró a su señora muy atareada, la mujer levantó la vista y al contemplarla parada en el marco de la puerta le sonrió, - bueno, que suerte que hayas aparecido – le dijo - mira, he terminado de ordenar algunos papeles del señor Vaggö – habló, mientras continuaba moviéndose de un lado a otro de la habitación - todo lo demás ya está seleccionado y acomodado en los lugares que he elegido -. Giulia había vaciado personalmente el despacho de su esposo de cualquier papel o carta que tuviera el sello de la inquisición. Todos los documentos que le parecieron que podían afectar a su amado los había colocado en un baúl con doble fondo, - los que parezcan mas importantes en el fondo y los menos importantes arriba – le indicó a Rannia, entregándole los últimos papeles.
Al concluir, Rannia subió por una estrecha escalera a un lugar de la mansión que no conocía, se sorprendió ya que pensó que había recorrido todo el lugar. El pasillos por donde iba estaba oscuro – se nota que es una zona de la casa deshabitada - caviló - nadie ha entrado en mucho tiempo, ni las sirvientas a limpiar, ni los guardias, ni inquisidores, nadie - arrugó el entrecejo al sentir el frio y la humedad que se enseñoreaban del lugar. Con ayuda de un sirviente, otro sobrenatural, fiel hasta la muerte a la familia Arezzo, cargaron el baúl, libros, y demás menesteres, los depositaron en una habitación en la que ya había un montón de trastos viejos y muebles en desuso.
Una sensación extraña, como si pudiera reconocer un perfume particular la alertó, asomó su rostro por el ventanuco y lo contempló, caminando con desparpajo por el jardín, - chucho sin vergüenza, ya veras – dijo mientras se dirigía decidida a tener una pequeña charla con el licantropo.
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Había olvidado ya el encuentro con el gato, era algo insignificante en su camino así que no valía la pena detenerse a pensar mucho en eso, por el contrario se encontraba relativamente relajado caminando por aquel jardín como si fuese su propia casa, estaba analizando todo buscando algunas trampas o cosas que típicamente alguien que servia a la inquisición tendría.
No se decepciono en aquel lugar, pues un poco más adelante noto una trampa que paso sin problema alguno, solo era cuestión de reconocerles para poder evadirles y bueno, entre inquisidores era mucho más sencillo hallar el hilo negro en la madeja.
– Hayden… Hayden – dijo con una sonrisa en el rostro y las manos en los bolsillos, como si aquel fuera un simple paseo. La casa estaba fuertemente asegurada al parecer y entonces le era difícil comprender como es que aquel había desaparecido de un momento a otro, escucho por medio de rumores que la esposa de ese inquisidor era bastante hábil también para defenderse por si misma, pero de ahí a que pudiera haber asesinado a Hayden creía que existía una enorme diferencia.
Si le preguntaban de dudar sobre que la mujer aquella era la asesina o secuestradora de Hayden, él sin dudarlo habría dicho que si lo dudaba, pero su misión no era dar sus opiniones solamente destruir lo que se le ordenaba. Aunque bien sabía que existían mujeres peligrosas, capaces de usar su fragilidad en contra de cualquiera, solo que de Giulia lo dudaba, todo gracias a eso que se contaba.
Continuo andando por el jardín, observando cada vez más cerca la casa. Le estaba analizando, buscando la mejor manera de entrar o bien simplemente podía ir a decir que deseaba ver al inquisidor que necesitaba darle un mensaje… una entrada directa y sin ocultarse. Rió ante esa idea, parecía que últimamente se le venían más ideas demasiado directas a la mente y eso estaba bien para él.
Conforme se acercaba fue que le llegó el mismo olor del gato de antes y soltó un gruñido.
– Demonios, de nuevo la molestia viene – se rasco la nuca y soltó un suspiro, pues al parecer existían seres que no entendían que resultaban un estorbo y eso solo le provocaban ganas de eliminar todo aquello que se metiera en su camino, así que sin darle muchas vueltas al asunto se detuvo en donde estaba esperando a que al gato o lo que fuera se acercara hasta él.
No se decepciono en aquel lugar, pues un poco más adelante noto una trampa que paso sin problema alguno, solo era cuestión de reconocerles para poder evadirles y bueno, entre inquisidores era mucho más sencillo hallar el hilo negro en la madeja.
– Hayden… Hayden – dijo con una sonrisa en el rostro y las manos en los bolsillos, como si aquel fuera un simple paseo. La casa estaba fuertemente asegurada al parecer y entonces le era difícil comprender como es que aquel había desaparecido de un momento a otro, escucho por medio de rumores que la esposa de ese inquisidor era bastante hábil también para defenderse por si misma, pero de ahí a que pudiera haber asesinado a Hayden creía que existía una enorme diferencia.
Si le preguntaban de dudar sobre que la mujer aquella era la asesina o secuestradora de Hayden, él sin dudarlo habría dicho que si lo dudaba, pero su misión no era dar sus opiniones solamente destruir lo que se le ordenaba. Aunque bien sabía que existían mujeres peligrosas, capaces de usar su fragilidad en contra de cualquiera, solo que de Giulia lo dudaba, todo gracias a eso que se contaba.
Continuo andando por el jardín, observando cada vez más cerca la casa. Le estaba analizando, buscando la mejor manera de entrar o bien simplemente podía ir a decir que deseaba ver al inquisidor que necesitaba darle un mensaje… una entrada directa y sin ocultarse. Rió ante esa idea, parecía que últimamente se le venían más ideas demasiado directas a la mente y eso estaba bien para él.
Conforme se acercaba fue que le llegó el mismo olor del gato de antes y soltó un gruñido.
– Demonios, de nuevo la molestia viene – se rasco la nuca y soltó un suspiro, pues al parecer existían seres que no entendían que resultaban un estorbo y eso solo le provocaban ganas de eliminar todo aquello que se metiera en su camino, así que sin darle muchas vueltas al asunto se detuvo en donde estaba esperando a que al gato o lo que fuera se acercara hasta él.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Bajó las escaleras saltando los escalones de dos en dos, se apresuró a buscar la salida mas corta al jardín, a esa zona tan particular que daba al Lido y por la que el intruso había axedido a la propiedad. Era un area, poco utilizada por la familia, pero bastante expuesta a personajes un tanto pelogrosos como el licantropo. Ese sector poseía una calzada por la que se podía penetrar facilmente hasta casi llegar, sin dificultad, hasta la puerta principal de la construcción.
Al llegar a la base de la amplia escalera, se crusó con uno de los soldados de la familia Moncalieri, - Renato, oye, desde la buardilla me pareció divisar, que por el lado oeste de la mansión, un extraño ha intentado entrar y que algunas trampas han fallado – dijo señalando hacia la dirección que se refería. El joven la miró seriamente, antes de asentír con un gesto severo, - sí, gracias, iré a fijarme – ella le sonrió al verlo partir, - que facil es manipular a cierto tipo de hombres, te haces la pobrecita gatita asustada y salen corriendo a defender y ser heroes – dijo reiendose picaramente como una niña pequeña. Al joven soldado lo había mandado al lado opuesto de donde en realidad se dirigía, no deseaba que nadie interrumpiera esa pequeña charla que deseaba tener con aquel chucho, llamado Astor.
Esperó que el hombre, saliera por las cristaleras del salón de baile y silenciosamente se escabulló por el salón azul. La sangre se le congeló al ver sentada en mitad de la habitación a la señora Vaggö en uno de los sillones. Giulia, levantó la vista de su lectura y la contempló con ojos inquisidores y cargados de incognitas, - ¿que pasa pequeña?-. Rania sonrió nerviosa mientras se acercaba a su ama, - nada mi señora, solo voy a buscar unas tijeras que he olvidado ésta mañana al cortar las rosas rojas - la sonrisa parecía conjelada en su rostro, sabía que la cazadora era muy intuitiva y que si le daba la oportunidad la descubriría, lo que menos Rannia deseaba, era poner en peligro a su ama o al retoño que crecia en su interior.
La viuda, asintió con un gesto y una leve sonrisa, en verdad no estaba con animos de tener compañía y el hecho de que la joven tuviera que estar afuera y dejarla sola le agradó, - pues ve, antes que el sol se oculte – le aconsejó, mientras se acomodaba mejor un cojín a la altura de su cintura, ya que el embarazo comenzaba a molestarle levemente.
Rannia, hizo una rápida reverencia y salió al embarcadero, desde allí caminando aprisa y con mucha agilidad saltó por algunas cornisas y salientes de la construcción, haciendo algunos juegos de equilibrio, llegando al jardín que embellecía la mansión, allí lo volvió a reconocer, sonrió mientras pensaba, - aaaa, que eres cabeza dura, que haces por aquí, no puedes entrar a donde no se te ha invitado– resopló suavemente mientras con paso ligero acortaba la distancia, esquivando las trampas y deteniéndose a unos metros de distancia.
Se arregló la falta de forma mecánica y carraspeó para llamar la atención del extraño. - Disculpe, ¿puedo ayudarlo? - dijo sonriéndole con dulzura aunque quisiera propinarle un zarpazo.
Al llegar a la base de la amplia escalera, se crusó con uno de los soldados de la familia Moncalieri, - Renato, oye, desde la buardilla me pareció divisar, que por el lado oeste de la mansión, un extraño ha intentado entrar y que algunas trampas han fallado – dijo señalando hacia la dirección que se refería. El joven la miró seriamente, antes de asentír con un gesto severo, - sí, gracias, iré a fijarme – ella le sonrió al verlo partir, - que facil es manipular a cierto tipo de hombres, te haces la pobrecita gatita asustada y salen corriendo a defender y ser heroes – dijo reiendose picaramente como una niña pequeña. Al joven soldado lo había mandado al lado opuesto de donde en realidad se dirigía, no deseaba que nadie interrumpiera esa pequeña charla que deseaba tener con aquel chucho, llamado Astor.
Esperó que el hombre, saliera por las cristaleras del salón de baile y silenciosamente se escabulló por el salón azul. La sangre se le congeló al ver sentada en mitad de la habitación a la señora Vaggö en uno de los sillones. Giulia, levantó la vista de su lectura y la contempló con ojos inquisidores y cargados de incognitas, - ¿que pasa pequeña?-. Rania sonrió nerviosa mientras se acercaba a su ama, - nada mi señora, solo voy a buscar unas tijeras que he olvidado ésta mañana al cortar las rosas rojas - la sonrisa parecía conjelada en su rostro, sabía que la cazadora era muy intuitiva y que si le daba la oportunidad la descubriría, lo que menos Rannia deseaba, era poner en peligro a su ama o al retoño que crecia en su interior.
La viuda, asintió con un gesto y una leve sonrisa, en verdad no estaba con animos de tener compañía y el hecho de que la joven tuviera que estar afuera y dejarla sola le agradó, - pues ve, antes que el sol se oculte – le aconsejó, mientras se acomodaba mejor un cojín a la altura de su cintura, ya que el embarazo comenzaba a molestarle levemente.
Rannia, hizo una rápida reverencia y salió al embarcadero, desde allí caminando aprisa y con mucha agilidad saltó por algunas cornisas y salientes de la construcción, haciendo algunos juegos de equilibrio, llegando al jardín que embellecía la mansión, allí lo volvió a reconocer, sonrió mientras pensaba, - aaaa, que eres cabeza dura, que haces por aquí, no puedes entrar a donde no se te ha invitado– resopló suavemente mientras con paso ligero acortaba la distancia, esquivando las trampas y deteniéndose a unos metros de distancia.
Se arregló la falta de forma mecánica y carraspeó para llamar la atención del extraño. - Disculpe, ¿puedo ayudarlo? - dijo sonriéndole con dulzura aunque quisiera propinarle un zarpazo.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Le pareció que lo que fuera que se acercara tardaba demasiado en llegar hasta él pero no se movió para nada, esperaba que llegara pronto o finalmente se fuera para poder entonces él mismo proceder con su misión. Ya había perdido bastante tiempo o al menos eso era lo que hasta ese punto creía.
Soltó un escupitajo al suelo cuando se giro y observo a una joven que no lucía tan mayor, de cabellos castaños y lindo cuerpo lo cual le provoco una sonrisa. Nada divertía en esa clase de viajes al lobo como toparse con mujeres lindas de las cuales burlarse y quizás algo más. El único detalle es que ella despedía el olor a gato de antes y en cuento la voz femenina salió de aquellos labios pudo reconocer cierto tono escuchado antes.
– No vendrás ahora con ese tono e intención de niña que no rompe ni un plato… ¿verdad, gata? – le sonrió de manera burlona – aunque he de decir que me ha agradado más esta forma que tienes – le recorrió el cuerpo lentamente con la mirada y se relamió los labios – es… mucho más interesante que la forma de apestoso gato que tenias, igual sigues siendo apestosa – dijo sincero.
Le encaro y dio unos pasos para estar más cerca de ella y mirarle fijamente.
– Estoy buscando a Giulia… necesito… confirmar con ella algunos detalles sobre la desaparición de Hayden, a menos claro que tu puedas responderme eso sino… –soltó un suspiro y empuño la mano – siempre podré entrar en la mansión a preguntarle directamente a la esposa del idiota – sonrió nuevamente burlón, pues sabía que con eso ella reaccionaria, solo le había bastado verle en la entrada para saber que era de las mujeres que daban pelea y como siempre, esas mujeres le encantaban.
Soltó un escupitajo al suelo cuando se giro y observo a una joven que no lucía tan mayor, de cabellos castaños y lindo cuerpo lo cual le provoco una sonrisa. Nada divertía en esa clase de viajes al lobo como toparse con mujeres lindas de las cuales burlarse y quizás algo más. El único detalle es que ella despedía el olor a gato de antes y en cuento la voz femenina salió de aquellos labios pudo reconocer cierto tono escuchado antes.
– No vendrás ahora con ese tono e intención de niña que no rompe ni un plato… ¿verdad, gata? – le sonrió de manera burlona – aunque he de decir que me ha agradado más esta forma que tienes – le recorrió el cuerpo lentamente con la mirada y se relamió los labios – es… mucho más interesante que la forma de apestoso gato que tenias, igual sigues siendo apestosa – dijo sincero.
Le encaro y dio unos pasos para estar más cerca de ella y mirarle fijamente.
– Estoy buscando a Giulia… necesito… confirmar con ella algunos detalles sobre la desaparición de Hayden, a menos claro que tu puedas responderme eso sino… –soltó un suspiro y empuño la mano – siempre podré entrar en la mansión a preguntarle directamente a la esposa del idiota – sonrió nuevamente burlón, pues sabía que con eso ella reaccionaria, solo le había bastado verle en la entrada para saber que era de las mujeres que daban pelea y como siempre, esas mujeres le encantaban.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Mantuvo la sonrisa congelada, aunque la mirada en sus ojos ardía de furia, - pero que insolente, descarado, chucho de pocas pulgas – pensó mientras trataba de relajar sus músculos y no transformarse espontáneamente por la ira que la estaba inundando. El tigre que en su inerior dormia, en un segundo a otro podía despertarse y tratar de destripar a ese fenomeno de circo que tenía en frente – escupe como una de esas bestias americanas... ¿como es que las llaman? A!!! ya se Guanacos - los labios se curvaron más y tuvo que hacer un esfuerzo para no reirse de lo que estaba pensando.
Caminó unos pasos mas hasta quedar a un poco mas de un metro de distancia, - gracias, es una gentileza proviniendo de los labios de un chucho callejero – dijo cuando él habló de la belleza de su forma humana – prefiero ser apestosa antes de siquiera dejar que un pulguiento como usted se acerque a mi – espetó entre dientes mientras lo miraba de arriba a bajo – y de seguro he conocido a chuchos mas interesantes – mintió blanqueando los ojos, para luego posar su mirada, de ojos verdes con tintes siena, en los hombros del licantropo – es fornido, pero puedo darle buen batalla – recapacitó tratando de darse valor por si tenía que defender la vida de su señora.
Levantó una ceja, al ver como se acercaba mas a ella, lo contempló con desprecio cuando el nombre de su ama salió de los labios del lobo, como si se tratase de una mujer cualquiera, ella la quería y respetaba, por eso no entendía como algunos se tomaban el atrevimiento de tratarla con tanta familiaridad - ¿como? - le reprendió – estará buscando a la señora Vaggö, no se atreva a llamarla por su nombre cuando nada lo une a ella – resopló cruzando los brazos y mirando al sobrenatural con la barbilla algo levantada en señal de disgusto.
Descruzo sus brazos y con sus manos hizo un movimiento como si espantara un perro vagabundo – si tiene que hablar con la señora, le ruego pida audiencia, que es una mujer muy ocupada – sonrió con algo de sarcasmo – si sus intenciones son preguntarme sobre el paradero de mi amo, no tengo problema en decirle cuando fue la última vez que el señor Vaggö estuvo por esta residencia, como también le puedo asegurar cuantas veces y con quien se ha movido mi señora, por toda Venecia – contempló los orbes del lobo – pero no dejaré que usted sea impertinente con mi ama – los brazos caían suavemente a cada lado de su cuerpo, apretó las manos en puño, para demostrarle que si debía dar pelea lo haría con gusto.
Caminó unos pasos mas hasta quedar a un poco mas de un metro de distancia, - gracias, es una gentileza proviniendo de los labios de un chucho callejero – dijo cuando él habló de la belleza de su forma humana – prefiero ser apestosa antes de siquiera dejar que un pulguiento como usted se acerque a mi – espetó entre dientes mientras lo miraba de arriba a bajo – y de seguro he conocido a chuchos mas interesantes – mintió blanqueando los ojos, para luego posar su mirada, de ojos verdes con tintes siena, en los hombros del licantropo – es fornido, pero puedo darle buen batalla – recapacitó tratando de darse valor por si tenía que defender la vida de su señora.
Levantó una ceja, al ver como se acercaba mas a ella, lo contempló con desprecio cuando el nombre de su ama salió de los labios del lobo, como si se tratase de una mujer cualquiera, ella la quería y respetaba, por eso no entendía como algunos se tomaban el atrevimiento de tratarla con tanta familiaridad - ¿como? - le reprendió – estará buscando a la señora Vaggö, no se atreva a llamarla por su nombre cuando nada lo une a ella – resopló cruzando los brazos y mirando al sobrenatural con la barbilla algo levantada en señal de disgusto.
Descruzo sus brazos y con sus manos hizo un movimiento como si espantara un perro vagabundo – si tiene que hablar con la señora, le ruego pida audiencia, que es una mujer muy ocupada – sonrió con algo de sarcasmo – si sus intenciones son preguntarme sobre el paradero de mi amo, no tengo problema en decirle cuando fue la última vez que el señor Vaggö estuvo por esta residencia, como también le puedo asegurar cuantas veces y con quien se ha movido mi señora, por toda Venecia – contempló los orbes del lobo – pero no dejaré que usted sea impertinente con mi ama – los brazos caían suavemente a cada lado de su cuerpo, apretó las manos en puño, para demostrarle que si debía dar pelea lo haría con gusto.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Termino por reír, aquella gata era divertida aunque no decía más que estupideces que únicamente le hacían perder el tiempo y lo que necesitaba en aquellos momentos era llegar a la mansión y sacarle la verdad a Giulia como fuera necesario. Le resultaba entretenido pensar en la manera de torturar mujeres y más si eran bellas, así que su mente voló un segundo imaginando que la gata frente a él era parte de sus presas y sonrío ante ese pensamiento.
– Seguro que estarías encantada de que un “chucho callejero” te ayudara a darte un baño – le guiño entonces a la gata y una sonrisa divertida se dibujo en su rostro – pero quizás después que ahora tengo cosas que hacer, así que se buena gata y vete a otro lado.
La expresión de molestia y la manera en la que defendía a su señora le llenaron de diversión, sin duda ese pequeño encuentro antes de llegar con Giulia sería bastante interesante así que se decidió a disfrutar esos momentos al lado de la pequeña gata.
– Yo la llamo como se me de mi gana, así que no te pongas roñosa que la cara que haces te quita bastante encanto – observo la mano que se agitaba frente a él y todo los ojos ante semejante acto de infantilismo, como si pensara realmente que con eso le convencería de irse de ahí, o como si con lo que le decía, Astor fuese a cambiar de opinión y terminar diciendo que volvería en otro momento. Tonterías.
–¿Una audiencia?… ahora que lo mencionas resulta que ya la tengo y me la he otorgado a mi mismo así que ya te dije… vete a algún sitio por ahí, quizás a seguir ratas o yo que sé porque no deseo hablar contigo sino con Giulia y si sigues intentando mandarme de esa manera entonces haré que tu queridísima ama se divierta un rato a mi lado – movió el cuello, provocando que algunos huesos sonaran y le sonrío ampliamente – a menos que quieras ponerte en su lugar… – con esa manera tan segura de ser de si mismo le acercó a él y le miro fijamente, dando a entender con su mirada que tanto ella como su ama eran sus presas si así lo querían y que estaba más que dispuesto a comerles si es que se ponían complicadas – mejor vete, deja que hable tranquilamente con ella y te aseguro que casi será imposible que huelas su sangre – su voz se había tornado severa y amenazante mientras que iba apretando cada vez más el cuerpo de la mujer contra el suyo.
– Seguro que estarías encantada de que un “chucho callejero” te ayudara a darte un baño – le guiño entonces a la gata y una sonrisa divertida se dibujo en su rostro – pero quizás después que ahora tengo cosas que hacer, así que se buena gata y vete a otro lado.
La expresión de molestia y la manera en la que defendía a su señora le llenaron de diversión, sin duda ese pequeño encuentro antes de llegar con Giulia sería bastante interesante así que se decidió a disfrutar esos momentos al lado de la pequeña gata.
– Yo la llamo como se me de mi gana, así que no te pongas roñosa que la cara que haces te quita bastante encanto – observo la mano que se agitaba frente a él y todo los ojos ante semejante acto de infantilismo, como si pensara realmente que con eso le convencería de irse de ahí, o como si con lo que le decía, Astor fuese a cambiar de opinión y terminar diciendo que volvería en otro momento. Tonterías.
–¿Una audiencia?… ahora que lo mencionas resulta que ya la tengo y me la he otorgado a mi mismo así que ya te dije… vete a algún sitio por ahí, quizás a seguir ratas o yo que sé porque no deseo hablar contigo sino con Giulia y si sigues intentando mandarme de esa manera entonces haré que tu queridísima ama se divierta un rato a mi lado – movió el cuello, provocando que algunos huesos sonaran y le sonrío ampliamente – a menos que quieras ponerte en su lugar… – con esa manera tan segura de ser de si mismo le acercó a él y le miro fijamente, dando a entender con su mirada que tanto ella como su ama eran sus presas si así lo querían y que estaba más que dispuesto a comerles si es que se ponían complicadas – mejor vete, deja que hable tranquilamente con ella y te aseguro que casi será imposible que huelas su sangre – su voz se había tornado severa y amenazante mientras que iba apretando cada vez más el cuerpo de la mujer contra el suyo.
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Todos los bellos del cuerpo de Rannia, aun los ocultos de sus otras pieles, comenzaron a erizarse en un evidente llamado de atención, debía ser lo suficiente astuta, éste no parecía ser un hombre que se pudiera dominar con facilidad - ¿pero que hacer? - caviló, tratando de encontrar una salida. Ella no era de esos sobrenaturales que sabía defenderse, en verdad mas se parecía a una simple jovencita que tuvo la mala suerte de nacer con esa maldición, como decía su padre. Nunca había practicado como dominar sus poderes y la mayoría de las veces, que los tuvo que usar, fue suerte lo que la ayudo a escapar de momentos difíciles.
No supo en que momento el lobo, acortó las distancias y la rodeó con sus fuertes brazos. Rannia abrió los ojos de forma sorprendida. Atinó a poner sus brazos entre su pecho y el licantropo. Éste al apretarla cada vez mas, también la estaba alzando y sus pies ya no tocaban el suelo, no tenía punto de apoyo alguno como para poder ejercer algún tipo de presión y soltarse de ese amarre. Se asustó mucho y comenzó a intentar golpearlo con los puños en el rostro, en los hombros y el cuello. Le dio varias patadas en las piernas, con las puntas de metal que poseían sus zapatos de trabajo, unas botas acordonadas, que permitían un ajuste fuerte a sus delicados pies, haciendo que sus tobillos se mantuvieran bien sujetos y no se doblaran con facilidad, como a veces le pasaba cuando estaba en su forma humana.
Un puñetazo le dio de lleno en la mejilla del hombre, pero rebotó y se terminó golpeando ella sola en su rostro. Se mordió la lengua para no quejarse, y tomó valor para hablarle - suélteme, no puede tratarme de esa forma, bruto, soy una mujer – Le lanzó un tarascón al lóbulo de la oreja izquierda, - ademas, como se va a comportar así con una dama en cinta – volvió a colocar sus brazos para alejar su pecho del masculino y elevar el mentón para observarlo, - ¿acaso no lo sabia? ¿Sus informantes no le avisaron que la señora Vaggö está esperando un niño del inquisidor?-.
Por más que intentaba, zafarse no lo lograba, entonces se quedó laxa en brazos del inquisidor, suspiró y apoyó su mejilla en el hombro del lobo, - no se porque le culpan de algo, si mi señora no se ha movido de aquí desde que viajó el amo – Se limpió una lagrima de dolor en el abrigo del hombre, - ¿puede bajarme? dígame que quiere saber y si tengo la respuesta se la daré – Levantó la barbilla hasta mirar los ojos profundos del Lican, - por favor, estoy segura que hay un error -.
Mientras pensaba como mantener a salvo a su señora de ése inquisidor, recordó que ya no existía en la casa nada que pudiera afectar a su ama, solo si aquel hombre llegaba a poner nerviosa a la dueña de casa, entonces si, podría hacer que el embarazo se complicara mas de lo que venía siendo. En verdad era lo único que la mantenía en ese lugar, se había tomado el trabajo de cuidar del niño hasta que naciera y luego se sentiría libre para buscar sus propios horizontes.
Rannia tenía otros sueños, quería dejar de ser una simple doncella, soñaba con llegar convertirse en una gran actriz y crear sus propios diseños para sus espectáculos. Siempre pensaba primero en los demás y luego en ella, pero por una vez en su vida, deseaba poder comenzar a lograr sus propios sueños. - si yo le ayudara a encontrar el paradero de el señor Vaggö o alguna pista de los culpables – le dijo con voz suave y débil porque los apretones que le había dado, lograron afectarla un poco y le haciendo que le faltara el aire - ¿que tal se usted me ayuda a volver a Paris? - observó el rostro seductor del lobo y supo que si no se cuidaba, ella terminaría siendo una suculenta cena para él.
No supo en que momento el lobo, acortó las distancias y la rodeó con sus fuertes brazos. Rannia abrió los ojos de forma sorprendida. Atinó a poner sus brazos entre su pecho y el licantropo. Éste al apretarla cada vez mas, también la estaba alzando y sus pies ya no tocaban el suelo, no tenía punto de apoyo alguno como para poder ejercer algún tipo de presión y soltarse de ese amarre. Se asustó mucho y comenzó a intentar golpearlo con los puños en el rostro, en los hombros y el cuello. Le dio varias patadas en las piernas, con las puntas de metal que poseían sus zapatos de trabajo, unas botas acordonadas, que permitían un ajuste fuerte a sus delicados pies, haciendo que sus tobillos se mantuvieran bien sujetos y no se doblaran con facilidad, como a veces le pasaba cuando estaba en su forma humana.
Un puñetazo le dio de lleno en la mejilla del hombre, pero rebotó y se terminó golpeando ella sola en su rostro. Se mordió la lengua para no quejarse, y tomó valor para hablarle - suélteme, no puede tratarme de esa forma, bruto, soy una mujer – Le lanzó un tarascón al lóbulo de la oreja izquierda, - ademas, como se va a comportar así con una dama en cinta – volvió a colocar sus brazos para alejar su pecho del masculino y elevar el mentón para observarlo, - ¿acaso no lo sabia? ¿Sus informantes no le avisaron que la señora Vaggö está esperando un niño del inquisidor?-.
Por más que intentaba, zafarse no lo lograba, entonces se quedó laxa en brazos del inquisidor, suspiró y apoyó su mejilla en el hombro del lobo, - no se porque le culpan de algo, si mi señora no se ha movido de aquí desde que viajó el amo – Se limpió una lagrima de dolor en el abrigo del hombre, - ¿puede bajarme? dígame que quiere saber y si tengo la respuesta se la daré – Levantó la barbilla hasta mirar los ojos profundos del Lican, - por favor, estoy segura que hay un error -.
Mientras pensaba como mantener a salvo a su señora de ése inquisidor, recordó que ya no existía en la casa nada que pudiera afectar a su ama, solo si aquel hombre llegaba a poner nerviosa a la dueña de casa, entonces si, podría hacer que el embarazo se complicara mas de lo que venía siendo. En verdad era lo único que la mantenía en ese lugar, se había tomado el trabajo de cuidar del niño hasta que naciera y luego se sentiría libre para buscar sus propios horizontes.
Rannia tenía otros sueños, quería dejar de ser una simple doncella, soñaba con llegar convertirse en una gran actriz y crear sus propios diseños para sus espectáculos. Siempre pensaba primero en los demás y luego en ella, pero por una vez en su vida, deseaba poder comenzar a lograr sus propios sueños. - si yo le ayudara a encontrar el paradero de el señor Vaggö o alguna pista de los culpables – le dijo con voz suave y débil porque los apretones que le había dado, lograron afectarla un poco y le haciendo que le faltara el aire - ¿que tal se usted me ayuda a volver a Paris? - observó el rostro seductor del lobo y supo que si no se cuidaba, ella terminaría siendo una suculenta cena para él.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Lentamente y ya que la mujer en sus brazos pesaba muy poco comenzó a elevarle, para desgracia de Astor ella había previsto su plan desde antes y coloco sus brazos a modo de protección entre ella y él. Le pareció ademas bastante tonta esa idea pues de esa manera le sería imposible a ella buscar la manera de escapar, lo cual provoco en el inquisidor una sonrisa.
Era realmente único toparse con un sobrenatural que cometiera semejantes actos de torpeza después de darse la importancia de sentirse la mejor de todas las cambiantes.
– Niña… todo muy mal hecho – dijo burlón ante los intentos de que le soltara - no se que es lo que planeas pero lamento decepcionarte porque ante esos débiles intentos tuyos no podrás escapar.
Una sonora carcajada salió de sus labios al ver como el golpe que había impactado contra su rostro había regresado a golpear el rostro femenino. Aquello le resultaba realmente divertido. Se preguntaba de hecho si los gatos eran realmente tan astutos como solía decirse de ellos, pero observando a aquella joven, tenía serias dudas al respecto.
– ¿Una mujer?… más bien una chiquilla que por meterse donde no le llaman acabara muy mal. Si no sabes defenderte a ti misma… ¿Cómo piensas defender a tu señora? – su cara se volvió de pesar al menos unos segundos al escuchar del embarazo de Giulia y su voz sonó menor dura – ¿Embarazada?… no lo sabía… ¿sabes por qué? – la misma sonrisa burlona de antes se dibujo e su rostro – Porque no me interesa si ella esta o no embarazada, igual pienso cumplir mi misión y si es o no descendiente de Vaggö poco me importa, a la inquisición le interesa él, no los demás – creyó haber dejado eso en claro desde un principio pero al parecer todos pensaban que ante la idea de una nueva vida se detendría. Que equivocados estaban todos.
Apretó más el cuerpo de ella entre sus brazos, por la manera en la que cada vez respiraba con mayor dificultad sospechaba que pronto le dejaría inconsciente o muerta así que al menos no tendría que preocuparse más por ella y lo que fuera a hacer o decir respecto.
– Si la culpan, es porque se lo merece y se metió en asuntos que no debía. Su culpabilidad o inocencia seran reveladas después de que tenga mi charla con ella… aunque bien podría llevarle conmigo a la inquisición, seguramente en aquel lugar encuentra más inspiración para hablar de lo que se espera – libero un poco el agarre al escuchar las palabras de la felina pero no aflojo lo suficiente como para que fuese capaz de escapar – Tus respuestas no me sirven de nada gatita, yo he venido a hablar con Giulia no con las doncellas de la casa aunque… – le miro el rostro – si todas son igual de bonitas quizás entonces si pueda hablar en privado con cada una.
Aunque todo aquello le era bastante divertido, creía que ya había desperdiciad demasiado tiempo jugueteando con aquella gata. Astor tenía otros asuntos que atender además de que había prometido regresar lo más pronto posible a París
– ¿Tu? – volvió a reír. La gata decía cada vez cosas más y más divertidas quizás por la falta de aire pero aún así solo lograba decir cosas que le causaban gracia – Si no puedes si quiera defenderte a ti misma niña, ¿Cómo encontraras la ubicación de Hayden? – negó – no han sido capaces de encontrarle inquisidores condenados ¿Qué tienes tu de especial? – suspiro entonces y miro en dirección a la mansión – Dependiendo de tus respuestas niña… tendremos un trato… o no… – continuo de la manera en la que estaba, sosteniéndole apartada del suelo. No podía fiarse de ella.
Era realmente único toparse con un sobrenatural que cometiera semejantes actos de torpeza después de darse la importancia de sentirse la mejor de todas las cambiantes.
– Niña… todo muy mal hecho – dijo burlón ante los intentos de que le soltara - no se que es lo que planeas pero lamento decepcionarte porque ante esos débiles intentos tuyos no podrás escapar.
Una sonora carcajada salió de sus labios al ver como el golpe que había impactado contra su rostro había regresado a golpear el rostro femenino. Aquello le resultaba realmente divertido. Se preguntaba de hecho si los gatos eran realmente tan astutos como solía decirse de ellos, pero observando a aquella joven, tenía serias dudas al respecto.
– ¿Una mujer?… más bien una chiquilla que por meterse donde no le llaman acabara muy mal. Si no sabes defenderte a ti misma… ¿Cómo piensas defender a tu señora? – su cara se volvió de pesar al menos unos segundos al escuchar del embarazo de Giulia y su voz sonó menor dura – ¿Embarazada?… no lo sabía… ¿sabes por qué? – la misma sonrisa burlona de antes se dibujo e su rostro – Porque no me interesa si ella esta o no embarazada, igual pienso cumplir mi misión y si es o no descendiente de Vaggö poco me importa, a la inquisición le interesa él, no los demás – creyó haber dejado eso en claro desde un principio pero al parecer todos pensaban que ante la idea de una nueva vida se detendría. Que equivocados estaban todos.
Apretó más el cuerpo de ella entre sus brazos, por la manera en la que cada vez respiraba con mayor dificultad sospechaba que pronto le dejaría inconsciente o muerta así que al menos no tendría que preocuparse más por ella y lo que fuera a hacer o decir respecto.
– Si la culpan, es porque se lo merece y se metió en asuntos que no debía. Su culpabilidad o inocencia seran reveladas después de que tenga mi charla con ella… aunque bien podría llevarle conmigo a la inquisición, seguramente en aquel lugar encuentra más inspiración para hablar de lo que se espera – libero un poco el agarre al escuchar las palabras de la felina pero no aflojo lo suficiente como para que fuese capaz de escapar – Tus respuestas no me sirven de nada gatita, yo he venido a hablar con Giulia no con las doncellas de la casa aunque… – le miro el rostro – si todas son igual de bonitas quizás entonces si pueda hablar en privado con cada una.
Aunque todo aquello le era bastante divertido, creía que ya había desperdiciad demasiado tiempo jugueteando con aquella gata. Astor tenía otros asuntos que atender además de que había prometido regresar lo más pronto posible a París
– ¿Tu? – volvió a reír. La gata decía cada vez cosas más y más divertidas quizás por la falta de aire pero aún así solo lograba decir cosas que le causaban gracia – Si no puedes si quiera defenderte a ti misma niña, ¿Cómo encontraras la ubicación de Hayden? – negó – no han sido capaces de encontrarle inquisidores condenados ¿Qué tienes tu de especial? – suspiro entonces y miro en dirección a la mansión – Dependiendo de tus respuestas niña… tendremos un trato… o no… – continuo de la manera en la que estaba, sosteniéndole apartada del suelo. No podía fiarse de ella.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Una a una las palabras del lobo causaban en ella diferentes reacciones. Era obvio que la subestimaba, y tal vez fuera un poco su culpa ya que ella intentaba venderle una imagen de niña tonta e ingenua, aunque en verdad sus apretones le dieran cosquillas y su total desfachatez la irritara, - pobre de la tonta que deba aguantarte – pensó mordiéndose para no echarse a reír. La situación estaba aburriéndola, la luz del atardecer se diluía extinguiéndose con rapidez y pronto quedarían en la penumbra. Ella no tendría problema alguno para ver en la oscuridad, como cualquier felino y suponía que aunque al licantropo le costara un poco mas se valdría de su sentido del olfato.
El jardín se veían hermoso, era uno de esos diseños paisajisticos ingleses donde se trataba de recrear un diminuto bosque. Ella bien sabía que no estaban solos, que no tenía ni una pizca de tonta como creía el inquisidor y que solo intentaba darle tiempo a los soldados de la guardia a llegar y apostarse donde ella ya les había indicado con anterioridad. Ademas de haber puesto en sobre aviso a su señora y ésta estar atenta a todos los informes que ella le fuera mandando. Un emisario había salido por un túnel secreto, con una carta escrita por Giulia, dirigida a un alto funcionario eclesiástico, quien no tendría ningún problema de frenar cualquier misión que hubiera sido destinada a ese hombre. En verdad esa mansión era una pequeña fortaleza y sus jardines diminutas trampas para incautos como el hombre que la estaba abrazando, - por Dios, tanta megalomanía junta – se exasperó pero sin dejar que una sola fibra de su cuerpo le indicara al lobo que ya estaba colmando su paciencia.
Llevó sus brazos por los hombros y cuello de hombro hasta que sus manos quedaron a la altura de los cortos cabellos del guerrero. Buscó sus orbes clavando los suyos en la mirada burlona del inquisidor, sus dedos acariciaron primero el cuero cabelludo mientras le hablaba, - menosprecias demasiado a tu oponente – le gruñó, arañándolo y tirando de sus cabellos - no eres mejor que la mayoría de los hombres que he conocido, estúpidos, pagados en si mismos – sentenció, haciendo mayor la presión en los cabellos y tirando levemente la cabeza de su oponente hacia atrás. Con un movimiento ágil, logró zafarse sin mucha dificultad, del amarre. Prosiguió hablándole mientras se alejaba y con sus uñas dejaba un pequeño obsequio, un souvenir, en la mejilla del Licantropo, - aprende a no ser impertinente -. Silbó, y en un segundo de la copa de algunos arboles se descolgaron dos soldados, al igual que de la espesura frondosa de unos matorrales, aparecieron rápidamente otros cuatro inquisidores que por supuesto, eran fieles hasta la muerte a la familia Vaggö. Pertenecían a la iglesia pero no comulgaban con los métodos de ésta y menos con tipos como el licantropo que Rannia tenía en frente.
La joven miró con algo de desprecio al lobo, mientras con sus manos adecentaba su vestido, para luego caminar con la gracia y la sensualidad de las gatas por entre medio de los musculosos y fuertes caballeros, algunos pertenecientes anteriormente a la orden de Malta y amigos cercanos al hermano de Giulia. Caminó dándole la espalda unos metros para luego girar y observar al arrogante inquisidor. Por fin se puso detrás de la barrera que formaban los soldados, - Este caballero parece que se ha perdido, y necesita que le muestren la salida... - dijo con voz seria y de autoridad, - a menos que nos presente la orden Inquisitorial que supuestamente tiene y que le permite importunar en la residencia de la sobrina del Cardenal de Roma – Sus ojos centellaron y se clavaron nuevamente en los ajenos - no se confunda, no soy una simple doncella, la apariencias engañan y un verdadero inquisidor lo debería saber, a demás solo será recibido por la Señora Vaggö si me entrega la carta destinada a ella por parte del alto mando eclesiástico, ya que como le dije no es tan fácil importunar a la familia del papado - . Los hombres que protegían a la cambiaforma se cerraron en su postura, listos a sacar las armas de ser necesario - si como usted dice tiene una orden de parte de la iglesia, pues con prontitud lo llevaré para que cumpla con ellas de manera civilizada - hizo un ademan para que los acompañara, inmediatamente la guardia se colocó en fila para dar paso al intruso observándolo con ojos que demostraban las ganas que tenían de caerle encima, pero que sin la orden de la mujer no harían.
Rannia caminó con paso seguro, hasta alcanzar el sendero que llevaba a la entrada principal de la mansión, al llegar a divisar la fachada, una silueta de mujer se distinguió el balcón de la biblioteca, no le costó trabajo saber de quien se trataba y hasta donde debía acompañar al intruso.
El jardín se veían hermoso, era uno de esos diseños paisajisticos ingleses donde se trataba de recrear un diminuto bosque. Ella bien sabía que no estaban solos, que no tenía ni una pizca de tonta como creía el inquisidor y que solo intentaba darle tiempo a los soldados de la guardia a llegar y apostarse donde ella ya les había indicado con anterioridad. Ademas de haber puesto en sobre aviso a su señora y ésta estar atenta a todos los informes que ella le fuera mandando. Un emisario había salido por un túnel secreto, con una carta escrita por Giulia, dirigida a un alto funcionario eclesiástico, quien no tendría ningún problema de frenar cualquier misión que hubiera sido destinada a ese hombre. En verdad esa mansión era una pequeña fortaleza y sus jardines diminutas trampas para incautos como el hombre que la estaba abrazando, - por Dios, tanta megalomanía junta – se exasperó pero sin dejar que una sola fibra de su cuerpo le indicara al lobo que ya estaba colmando su paciencia.
Llevó sus brazos por los hombros y cuello de hombro hasta que sus manos quedaron a la altura de los cortos cabellos del guerrero. Buscó sus orbes clavando los suyos en la mirada burlona del inquisidor, sus dedos acariciaron primero el cuero cabelludo mientras le hablaba, - menosprecias demasiado a tu oponente – le gruñó, arañándolo y tirando de sus cabellos - no eres mejor que la mayoría de los hombres que he conocido, estúpidos, pagados en si mismos – sentenció, haciendo mayor la presión en los cabellos y tirando levemente la cabeza de su oponente hacia atrás. Con un movimiento ágil, logró zafarse sin mucha dificultad, del amarre. Prosiguió hablándole mientras se alejaba y con sus uñas dejaba un pequeño obsequio, un souvenir, en la mejilla del Licantropo, - aprende a no ser impertinente -. Silbó, y en un segundo de la copa de algunos arboles se descolgaron dos soldados, al igual que de la espesura frondosa de unos matorrales, aparecieron rápidamente otros cuatro inquisidores que por supuesto, eran fieles hasta la muerte a la familia Vaggö. Pertenecían a la iglesia pero no comulgaban con los métodos de ésta y menos con tipos como el licantropo que Rannia tenía en frente.
La joven miró con algo de desprecio al lobo, mientras con sus manos adecentaba su vestido, para luego caminar con la gracia y la sensualidad de las gatas por entre medio de los musculosos y fuertes caballeros, algunos pertenecientes anteriormente a la orden de Malta y amigos cercanos al hermano de Giulia. Caminó dándole la espalda unos metros para luego girar y observar al arrogante inquisidor. Por fin se puso detrás de la barrera que formaban los soldados, - Este caballero parece que se ha perdido, y necesita que le muestren la salida... - dijo con voz seria y de autoridad, - a menos que nos presente la orden Inquisitorial que supuestamente tiene y que le permite importunar en la residencia de la sobrina del Cardenal de Roma – Sus ojos centellaron y se clavaron nuevamente en los ajenos - no se confunda, no soy una simple doncella, la apariencias engañan y un verdadero inquisidor lo debería saber, a demás solo será recibido por la Señora Vaggö si me entrega la carta destinada a ella por parte del alto mando eclesiástico, ya que como le dije no es tan fácil importunar a la familia del papado - . Los hombres que protegían a la cambiaforma se cerraron en su postura, listos a sacar las armas de ser necesario - si como usted dice tiene una orden de parte de la iglesia, pues con prontitud lo llevaré para que cumpla con ellas de manera civilizada - hizo un ademan para que los acompañara, inmediatamente la guardia se colocó en fila para dar paso al intruso observándolo con ojos que demostraban las ganas que tenían de caerle encima, pero que sin la orden de la mujer no harían.
Rannia caminó con paso seguro, hasta alcanzar el sendero que llevaba a la entrada principal de la mansión, al llegar a divisar la fachada, una silueta de mujer se distinguió el balcón de la biblioteca, no le costó trabajo saber de quien se trataba y hasta donde debía acompañar al intruso.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Alejate del lobo [Rannia]
Le trataba como lo que era, una gata tonta con aires de superioridad y la verdad es que no quería llevar algo tan inútil a cuestas si la asesinaba por eso es que ella debía agradecer que continuara existiendo, pero si seguía sintiéndose tan segura de si misma entonces tarde o temprano Astor debería hacerle saber que se estaba metiendo en terreno equivocado y que jugar con él era una pésima idea. Estaba tomando seriamente la idea de dejarle inconsciente por ahí y ver directamente a Giulia después de todo, aquella mujer seguramente no extrañaría un gato menos que alimentar en su casa.
Los arañones que le daba la gata eran meramente juegos, de verdad creía que podía lastimarle tanto. Ella creería que tenia el control sobre la situación pero para poder mantenerle tranquilo debería hacer mucho más que eso.
– No niña, no malinterpretes – se rió – Tu no eres ningún oponente, eres apenas un juguete, un ligero calentamiento que sinceramente es muy molesto y aburrido – la gata se escapo de su agarre y el arañon que dejo en su mejilla fue apenas un juego para él – anda escapa gata… – no se movió de su lugar, pues sabía de aquellos inquisidores que estaban aguardando no por nada eran soldados como él y aquellos olores estaban identificados – al menos he visto que tu cuerpo es tan flexible que sirve para algo niña – miro entonces a los inquisidores aquellos, si es que le recordaban sabían que no le gustaba los juegos y que no le importaba recibir una bala de plata con tal de terminar asesinandolos.
– Y tu no seas estúpida niñita – se rió ante la visible molestia de aquellos hombres y de la mocosa – crees que si al cardenal realmente le importara su sobrina nos hubieran enviado, existen intereses mayores y tu señora, en estos momentos es una mera molestia que si debe ser eliminada lo será. Una guardaespaldas si es lo que eres no es nada para nosotros y estos hombres deberían saberlo eres un mero juguete – después de eso y de escuchar nuevamente la sarta de tonterías que la gata tenia por decir le miro fijo, sin reír ni nada, con la seriedad que debió tener desde un principio con alguien que al parecer no captaba las palabras – Ya te dije no, a ellos no les importa tu señora, prueba de eso es que estoy aquí para ellos el bien mayor vale cualquier vida – sonrío destellando superioridad y sacando un papel termino por estirarlo para que lo tomara – ahí esta tu preciada orden así que ahora ya no puedes decir que no tengo permiso de asesinar a cualquiera de estos cuatro, a ti o a tu señora, así que llévame ya antes de que termines por cansarme.
Los seis avanzaron entonces, hasta que llegaron cerca de la mansión y apareció aquella mujer que estaba por interrogar. Una sonrisa burlona apareció en su rostro pues la gata parecía tomarse su papel muy en serio, ilusa que creía que todo le saldría bien.
– Que lo sepas de una vez, si intervienes en la platica o se te ocurre dártelas de valiente niña esta vez me asegurare de asesinarte no sin que antes veas como tristemente lo hace tu señora – ¿una amenaza? no, más bien era mero aburrimiento.
Los arañones que le daba la gata eran meramente juegos, de verdad creía que podía lastimarle tanto. Ella creería que tenia el control sobre la situación pero para poder mantenerle tranquilo debería hacer mucho más que eso.
– No niña, no malinterpretes – se rió – Tu no eres ningún oponente, eres apenas un juguete, un ligero calentamiento que sinceramente es muy molesto y aburrido – la gata se escapo de su agarre y el arañon que dejo en su mejilla fue apenas un juego para él – anda escapa gata… – no se movió de su lugar, pues sabía de aquellos inquisidores que estaban aguardando no por nada eran soldados como él y aquellos olores estaban identificados – al menos he visto que tu cuerpo es tan flexible que sirve para algo niña – miro entonces a los inquisidores aquellos, si es que le recordaban sabían que no le gustaba los juegos y que no le importaba recibir una bala de plata con tal de terminar asesinandolos.
– Y tu no seas estúpida niñita – se rió ante la visible molestia de aquellos hombres y de la mocosa – crees que si al cardenal realmente le importara su sobrina nos hubieran enviado, existen intereses mayores y tu señora, en estos momentos es una mera molestia que si debe ser eliminada lo será. Una guardaespaldas si es lo que eres no es nada para nosotros y estos hombres deberían saberlo eres un mero juguete – después de eso y de escuchar nuevamente la sarta de tonterías que la gata tenia por decir le miro fijo, sin reír ni nada, con la seriedad que debió tener desde un principio con alguien que al parecer no captaba las palabras – Ya te dije no, a ellos no les importa tu señora, prueba de eso es que estoy aquí para ellos el bien mayor vale cualquier vida – sonrío destellando superioridad y sacando un papel termino por estirarlo para que lo tomara – ahí esta tu preciada orden así que ahora ya no puedes decir que no tengo permiso de asesinar a cualquiera de estos cuatro, a ti o a tu señora, así que llévame ya antes de que termines por cansarme.
Los seis avanzaron entonces, hasta que llegaron cerca de la mansión y apareció aquella mujer que estaba por interrogar. Una sonrisa burlona apareció en su rostro pues la gata parecía tomarse su papel muy en serio, ilusa que creía que todo le saldría bien.
– Que lo sepas de una vez, si intervienes en la platica o se te ocurre dártelas de valiente niña esta vez me asegurare de asesinarte no sin que antes veas como tristemente lo hace tu señora – ¿una amenaza? no, más bien era mero aburrimiento.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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