Beltaine McAdden

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Cordial, educada, quizás parezcan las palabras más adecuadas para definir la personalidad de Beltaine desde un principio, sin embargo, a veces no todo es lo que parece. A pesar de su apariencia tan apacible, la chica McAdden es una mujer que puede resultar fría, distante e indiferente, cuando lo desee y lo crea necesario, todo depende de la situación en la que esté. Desconfiada y reservada, las experiencias negativas de su vida le han restado razones para sonreír, por lo que muchas de sus palabras están cargadas de humor negro y no calla mentira alguna cuando tiene algo que sentir de otra persona. A pesar de parecer un ser sin sentimientos, es una muchacha muy noble y preocupada por aquellos que verdaderamente le importen y le causa temor tener que perder a un ser querido, esa experiencia le ha dejado un profundo trauma que oculta muy bien detrás de una glacial careta. Pero esta actitud se la tiene bastante reservada, quizás demasiado, pues con los años se ha vuelto menos intolerante a las compañías. Aunque teme de la soledad, piensa que ésta puede resultar ser la mejor compañera a pesar de que ésta le siembre más el odio que siente por ser lo que es, aumentando su rencor hacia aquel que le dio la inmortalidad sin ella pedirlo.

Luchadora, jamás dejará que sus ideales se vean estropeados por nada y se enfrentará a todo por lograr sus metas. Suele ofenderse con facilidad ante muestras de grosería de terceros, lo que ocasiona que su humor se convierta en uno muy ácido y sarcástico, a veces cayendo en discusiones innecesarias que al final terminará disfrutando. No le gusta llevar las de perder, adora que sus caprichos sean atendidos, aunque para ello se valga de simpáticas sonrisas y actitudes completamente coquetas. Es algo antipática y actúa como una niña mimada cuando le conviene, lo hace para molestar a otros. La Beltaine humana de buen corazón quedó atrás junto con su mortalidad, su mente se ha retorcido un poco con el pasar del tiempo y aunque ha tenido suficiente autocontrol de sus acciones, hay veces que no corre con tanta suerte. Puede darse el lujo de ser amable con quien quiera, tiende a ser una chica algo selectiva con quienes le rodean siendo su tío el único personaje en el que Beltaine confía.

Beltaine no es del todo mala, quizás tenga ciertos comportamientos extraños, pero sólo eso. A pesar de que han pasado dos siglos a ella aún le cuesta la idea de tener que asesinar a otros mortales para poder sobrevivir, aunque la sed termine ganándole la batalla. Sus actitudes repentinas suelen ser producto de su confusión, aún no se adapta a su eternidad y su creador terminó dejándola a su suerte cuando era una neófita, extrañamente eso aún le duele y por eso se ha vuelto tan evasiva y cerrada. No comprende si el resentimiento hacia aquel hombre se deba a algo más que simple rencor y le asusta descubrir lo que es en verdad. Ha recuperado un tanto la cordura gracias al apoyo incondicional de su único pariente vivo.

HISTORIA

Beltaine nace en Irlanda un mes de mayo, hija de un padres hechiceros y descendiente de antepasados celtas. Los McAdden eran una de las familias más prestigiosas de Irlanda y sus miembros eran abundantes, pero lo que más hacia notoria a esta familia era su constante lucha por su país, su sangre céltica siempre les hacía sentir orgullosos. La pequeña Beltaine creció en una familia de buenas costumbres, al igual que sus padres estaba destinada en convertirse en una practicante de la magia pero, la vida suele dar giros inesperados.

Su infancia transcurriría de manera provechosa y feliz, aquellos años jóvenes se volverían en los más valiosos para Beltaine, ella se sentía orgullosa de sus raíces e ignoraba la situación por la que empezaría a atravesar su nación con el pasar de los años. A la niña sólo le importaba su familia, mientras estuviera con ellos no debía temer.
Su adolescencia se vería involucrada en largos viajes a otros países, la situación entre Irlanda y los ingleses se hacía más notoria junto confrontación religiosa que existía entre los mismos cristianos. Los McAdden eran paganos y no querían involucrarse con nada referente a la Iglesia a causa el odio que ésta les profesaba a todo aquel que no creyera en su dios. Muchos de los suyos fueron asesinados y perseguidos por la inquisición, motivo extra para no confiar en la institución eclesiástica. Beltaine era consciente de todo esto y compartía los sentimientos de sus familiares, en especial los de sus padres. Anhelaba regresar a sus tierras irlandesas en donde había nacido pero por los momentos era mejor mantenerse alejados, ya no era una niña y comprendía perfectamente aquella terrible situación. El hecho de haber compartido con distintas personas de diferentes ciudades había nutrido de conocimiento a la joven McAdden  y entre tanto pesar aquellas experiencias le hacían sonreír.
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La idea de regresar a Irlanda parecía de ensueño, con tanto problema no era lo más apropiado regresar. Sin embargo, Beltaine que tanto anhelaba volver a su hogar consiguió cumplir con su objetivo sin que sus padres lo supieran. En aquel otoño, la muchacha ya de 22 años emprendería un viaje hacía Irlanda o más bien hacía un cambio que le daría un vuelco a su vida. Durante su viaje sufriría un accidente que la dejaría al borde de la muerte pero el destino no la dejaría ir de este mundo.

¿Quién era? Ella no lo sabía y nunca lo sabría. Era un hombre joven pero su personalidad parecía más bien de alguien antiguo. Curiosamente, ese ser le había cuidado durante los tres días que estuvo inconsciente, sin embargo, no le daba esperanza de vida a Beltaine, el golpe que había recibido en el accidente le ocasionaba fuertes dolores de cabeza y la fiebre no cesaba, en ese estado moriría pronto. Él nunca hablaba de su vida personal sólo cuidaba de la chica, deseaba la compañía de alguien y veía en la irlandesa a ese acompañante pero, la salud de ella empeoraba y en algún punto la desesperación se hizo presente. Aquel joven hombre mostraría su verdadero rostro, era un vampiro y simplemente no se perdonaría si dejaba morir a la muchacha, pero la muerte acechaba por los alrededores.

Medicinas por doquier,  hierbas y frustración. Eso era lo que rondaba en la pequeña habitación aquella noche.  Él debatía entre su moral y su necesidad, pero le desesperaba profundamente ver como la fiebre aumentaba más en el menudo cuerpo de Beltaine haciéndola delirar, no conseguiría salvarla mediante la medicina pero, sabía que había otro método, método al  cual no quería acudir.

Sólo un rastro de sangre escapando de la nariz de la agonizante dama, sería lo que llevaría a aquel vampiro a inclinarse por la única salida que le quedaba para salvar y condenar al mismo tiempo a Beltaine. Dejando atrás su ética se acercó a la chica, y entre susurros una disculpa surgiría acabando finalmente por darle el mortal beso de condena y salvación. En su interior se preguntaba si ella lo querría, no lo sabía, sin embargo ya era tarde para consultarle, él había creado a un nuevo vampiro.
Beltaine se miraba en el espejo y no creía que lo que veía era realmente ella, las noches siguientes el caballero sin nombre le enseñaría, muy a su pesar, lo necesario para sobrevivir, pero al final la culpa le terminó ganando y huyó dejando a la chica sola, sabiendo que ella no se rendiría por nada. Tendría que enfrentar sola lo que más temía, presentarse a sus padres y decirles en lo que se había convertido y entre tanta disputa interna, decidió hacerlo.

Los padres de Beltaine se mostraron solidarios con su querida y única hija. Les alegraba tenerla de vuelta y le apoyarían sin importar más nada, era su hija y no la iban a abandonar como lo hizo su creador. Después de tanto tiempo, la familia unida volvería a su amada Irlanda pero, eso quizás había sido la peor decisión que habían tomado. Los días transcurrirían con normalidad hasta que la desgracia tomara su forma más humana y tocara la puerta de la residencia McAdden.

Antorchas, fuego, gritos, miradas de desprecio. Quizás era eso lo que se esperaría en una escena en donde se culpara a alguien de herejía pero en este caso, la Inquisición y sus asesinos preferían ser más discretos y más aún por las relaciones de los McAdden con enemigos internos de la Iglesia. El inquisidor ofrece un trato pero este rechazado. Gana el honor y el respeto a los antepasados y eso trae como consecuencia la muerte, pero es preferible morir antes de traicionarse a sí mismos.  Es un juego que nunca acaba.

Beltaine al hallar a sus padres muertos perdería la cordura y terminaría acabando con la vida de los culpables. Ellos desconocían el secreto mejor guardado de la familia. De nuevo estaría sola y con un profundo resentimiento en su interior, tendría que salir adelante sin ayuda de nadie y eso es lo que haría, mataría todo rastro de esperanza en ella.

Luego de aquel incidente, Beltaine pensando que estaría a la deriva, la vida le sonreiría de nuevo. Los McAdden eran numerosos y no dejarían a un miembro de su familia al abandono, al contrario, siempre le tenderían la mano. La chica descubrió más cosas sobre sus parientes que nunca imaginó y entre tantos secretos, supo que no era la única en ser un vampiro. El tío George, al que no veía en muchos años y un personaje que siempre le causó curiosidad, compartía el mismo destino que ella y le ofrecería ser quien le ayudase a lidiar con su nueva condición. Beltaine agradecida con la nueva oportunidad que le brindaba el destino siguió a su aventurero tío George durante años explorando cada rincón del planeta, él había adoptado el papel de ser su padre, al fin y al cabo necesitaba una figura paterna que le sirviera de apoyo durante la eternidad. Aunque guardaba un profundo malestar a causa de la muerte de sus padres no permitiría que aquel sentimiento le consumiera aprovechando al máximo el apoyo que el tío George le brindó.

Pasaron aproximadamente dos siglos y Beltaine jamás envejeció, mirarse al espejo le recordaba con claridad su pasado y quién era ahora. Muchos sentimientos se debatían dentro de ella, pero no se dejaría caer tan fácilmente debía seguir adelante y disfrutar de toda su eternidad sin pesares ni malestares. Agradecía haber encontrado a ese tío carismático que le ayudó a sobrevivir en el mundo por casi 200 años.

París de 1800, había sufrido cambios al igual que toda Europa. Recordaba muchas cosas que ya no estaban y que había presenciado durante sus cortas visitas a dicha ciudad. Esta vez ya no sería una simple visita, se quedaría a vivir un tiempo en aquel lugar, ya era hora de asentarse en un único lugar y dejar un tanto la vida nómada que había llevado. Irlanda se convirtió en un lugar prohibido para Beltaine, le asustaba la idea de regresar de nuevo a su tierra natal pero sabía que en algún momento de su larga vida tendría que hacerlo, mientras tanto, París sería su nuevo hogar.

DATOS EXTRA

—Odia dormir en féretros.
—Su habitación parece una biblioteca con tantos libros que ha coleccionado a lo largo de los años.
—Usa la telepatía en casos estrictamente necesarios, no le gusta estar husmeando en los pensamientos de cualquiera.
—Siente un profundo desprecio hacia todo lo que se relacione con la Iglesia.
—Tiende a hacerse heridas en la piel con objetos filosos, ya es una manía suya.
—Tiene a un búho como mascota. Siente una atracción inevitable hacia las aves en especial por lechuzas, búhos y cuervos.

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